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2012 - España

Sueño de Navidad

20 Minutos y 12 Personajes + Coro ángeles. Es la historia de un hombre alcohólico a punto de divorciarse que rechaza a Dios cuando un pastor le habla de Él. Está a punto de suicidarse en un hotel una noche antes de Navidad pero Dios le habla a través de un sueño.

SUEÑO DE NAVIDAD

PERSONAJES

PASTOR
JUAN
CARLITA
SUSANA
DIOS
JEREMÍAS
JACOBO
ÁNGEL
NARRADOR
JOSÉ
MARÍA
CORO ÁNGELES


ACTO I

(Se desarrolla en una plaza o parque en donde se encuentra u coro cantando villancicos de Navidad y un pastor repartiendo folletería. Juan va pasando por ahí, un poco desaliñado de su ropa y con fuerte aliento alcohólico. El pastor se le acerca para entregarle un folleto y se presenta el siguiente diálogo. En el fondo el coro canta villancicos navideños.)

PASTOR. Buenas noches, ¿me permite entregarle un folleto?

JUAN. No, esas cosas a mí no me interesan ahora.

PASTOR. Léalo, contiene un mensaje importante para usted. Hablar del lugar al cual iremos después de esta vida.

JUAN. No pierda su tiempo, yo ya sé a donde iré: me voy a ir al infierno por borracho así que no insista, no me interesa hablar de Dios… Ya estoy harto de oír de Dios…

PASTOR. Está bien, vamos a estar viniendo varios días a este lugar por si después le interesa. De cualquier manera, buenas noches y Dios le bendiga.

JUAN. (Refunfuñando se aleja del lugar.) ¡Dios le bendiga, Dios le bendiga! Estoy cansado de escuchar lo mismo. Dios no existe y si existiera no me interesaría saber nada de él.


ACTO II

(Hay dos escenarios: el cuarto de un hotel y a lo lejos la estancia de una casa con un arbolito de Navidad. Primero se ilumina la estancia y aparecen una mujer y una niña.)

CARLITA. Mamá, ¿regresará mañana papá para la cena de Navidad?

SUSANA. No sé, hija, tu padre se fue de viaje y no sé cuándo regresará.

CARLITA. Se fue porque están enojados, ¿verdad? Hace días oí que estaban peleando. ¿Fue por mi culpa, mamá?

SUSANA. No, hija, no fue por tu culpa. A veces los papás peleamos simplemente por tonterías pequeñas que después se hacen grandes, diferencias de opinión pero tú no tienes la culpa. ¿Por qué dices eso?

CARLITA. Es que antes de que se fuera se molestó porque le estaba enseñando un dibujo que hice y me dijo que no le quitara el tiempo.

SUSANA. No le hagas caso… Andaba un poco tomado y cuando anda así no está consciente de lo que dice.

CARLITA. ¿Y por qué le gusta tomar esas cosas, mamá?

SUSANA. Mira, después te explico… Mejor sígueme ayudando para terminar de arreglar el arbolito.

(Se oscurece el cuadro anterior y se ilumina la escena del cuarto del hotel. Ahí se encuentra Juan al lado de una botella de vino y un bote de pastillas. Poco a poco va apareciendo una persona disfrazada de serpiente que observa atento la escena. Juan toma el bote de pastillas, lo mira fijamente y pone una gran cantidad en su mano. Las lleva a la boca y la serpiente sonríe.)

JUAN. (Avienta las pastillas al suelo.) No puedo tomarlas, ni siquiera eso puedo hacer bien. Estoy sólo en navidad, mi familia no me quiere, estoy convertido en una piltrafa. Dios, si de verdad existes, contéstame, ya no quiero vivir así, ayúdame, por favor. (Se duerme tirado en el suelo. La serpiente empieza a rodear a Juan cuando se escucha una voz fuerte.)

DIOS. Por cuanto me buscaste de todo corazón, me hallarás y yo te ofreceré una nueva vida.


ACTO III

(Juan aparece en el desierto. Al lado de unos pastores que estaban platicando en las vigilias de la noche. Vestido con ropa de pastor relativa a la época del nacimiento de Jesús despierta sorprendido.)

JUAN. ¿Qué está pasando aquí?

JEREMÍAS. No pasa nada, sólo fue el sonido de una lechuza. Vuélvete a dormir.

JUAN. ¿En dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes?

JACOBO. Te hizo daño la cena. ¿No nos reconoces? Somos tus hermanos: Jacobo y Jeremías y estamos cerca de la ciudad de Belén.

JUAN. ¿Soy un pastor? No pude ser, ahora sí Dios se equivocó. Esto no puede estar pasando…

JEREMÍAS. Hermano, Dios nunca se equivoca. Tal vez tuviste un mal sueño, vuélvete a dormir.

JUAN. Yo no soy su hermano y no vivo en esta época. Vivo el en siglo XXI.

JACOBO. ¿Qué es un siglo XXI?

JUAN. El siglo XXI, muchos años después, carros, civilización, televisión…

JEREMÍAS. Ahora sí que te estás volviendo loco o te pasaste con el vino, hermanito.

JUAN. No puede ser, reencarné y otra vez tengo fama de borracho.

JACOBO. No te preocupes, vuélvete a dormir y quizás despiertes en el lugar ése que dices.

(De pronto se ve una luz muy brillante. Aparece un ángel en lo alto y los pastores se asustan.)

ÁNGEL. No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. “Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.”

(Enseguida aparecen más ángeles en el cielo y contestan a coro.)

ÁNGELES. “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad”.

(Se escucha como música de fondo ‘Gloria in Excelsis Deo’. Cuando terminan de decir eso desaparecen y se oscurece el escenario. De nuevo se enciende la luz y aparecen los pastores en un diálogo.)

JEREMÍAS. Vamos a Belén a ver esto que ha pasado y que el Señor nos ha dado a conocer.

JACOBO. Sí, vamos rápido.

JUAN. Esperen, ¿cómo que vamos a Belén? Yo tengo que regresar a donde vivía. Yo no quiero ir.

JEREMÍAS. ¿No entendiste el mensaje? Ha nacido el mesías en Belén. Hoy se cumple lo dicho por el profeta Miqueas: “Pero tú, Belén Éfrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”.

JACOBO. Dios ha manifestado su gloria el día de hoy al enviarnos este mensaje a través de sus ángeles. Tenemos que ir a ver al niño y ofrecerle nuestra adoración pues es el Salvador que ha estado esperando nuestro pueblo por mucho años. Él es el libertador.

JEREMÍAS. Nosotros vamos, ¿quieres acompañarnos?

JUAN. Está bien, voy con ustedes.



ACTO IV

(Se desarrolla en un pesebre rodeado de paja en el cual aparecen José, María y el niño Jesús. Cerca de ahí van llegando los pastores.)

NARRADOR. Por aquellos días, Augusto César decretó que se levantara un censo en todo el Imperio Romano. Así que iban todos a inscribirse, cada cual a su propio pueblo. También José, que era descendiente del Rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la ciudad de David para inscribirse junto con María su esposa. Ella se encontraba encinta y mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.

JACOBO. Parecer ser que es allá. Vamos a verlo.

JUAN. Esperen, yo no puedo acercarme a Él: soy un gran pecador.

JEREMÍAS. ¿Por qué lo dices?

JUAN. Siempre he creído que existe Dios pero jamás lo he obedecido en nada, al contrario, mi vida está llena de egoísmo, de rebeldía, incluso he llegado a maldecirlo. No creo que quiera verme.

JACOBO. A Dios no le importa cómo ha sido tu vida. Todos aquí hemos pecado de alguna forma contra él sin embargo, si nos arrepentimos y le buscamos de corazón El no nos echará fuera.

JEREMÍAS. Sí, Juan, no pierdas la oportunidad de encontrarte con el Salvador. Él ha venido a este mundo a mostrarle el amor de Dios para con nosotros. ¡Vamos a verlo, no perdamos más tiempo!

(Los pastores se acercan al pesebre y se arrodilla viendo al niño y a su padres.)

JOSÉ. Hombre, ¿por qué hacéis esto?

JACOBO. Estábamos cuidando nuestros rebaños en la noche cuando de pronto se apareció un ángel y nos dijo que había nacido en la ciudad de David un Salvador que era el Cristo y que lo encontraríamos envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Por eso hemos venido a adorarle.

JOSÉ. María, ¿has escuchado lo que dice este hombre?

(María asiente con la cabeza.)

JUAN. ¿Puedo acercarme a ver al niño?

JOSÉ. Claro que sí.

(Juan está unos momentos cerca de Jesús y se queda en silencio. Después se aleja de la escena pensativo y se coloca en un extremo del escenario.)

JUAN. No lo entiendo, me miraste sin reprocharme nada a pesar de lo mucho que te he rechazado. ¿Por qué viniste a este mundo de esta forma? ¿Por qué te humillaste naciendo en este pobre lugar?

(De pronto se escucha otra vez una fuerte voz.)

DIOS. Juan, tienes mucho que aprender. Mi amor por ti es tan grande que excede tu entendimiento. Mi hijo Jesús tuvo que venir al mundo en forma de un pequeño que al tiempo cumpliría una misión muy importante: entregar su vida a cambio del perdón de los pecados de la humanidad.

JUAN. (Temeroso.) Pero Señor, soy un pobre borracho que ni siquiera es capaz de dejar de tomar. No merezco tu perdón.

DIOS. Para mí eres alguien valioso, yo conozco tus pecados. He estado presente cuando cometías cada uno de ellos pero sé que ahora tu corazón está arrepentido y si tú los confiesas y me pides perdón sinceramente yo te perdonaré y te limpiaré de tu maldad. Necesitas reconocer a mi hijo Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, sólo a través de su sacrificio podrás ser salvo y tener paz. Si me buscas todos los días, te prometo caminar a tu lado y a través de mi santo espíritu te daré fuerzas para salir adelante y vencer la tentación.

JUAN. Sí, Señor, perdóname, por favor, ya no quiero ser igual, quiero que tu hijo Cristo entre en mi vida.

(Se oscurece la escena y se cierra el telón.)



ACTO V

(El escenario es el comedor de la casa de Juan, en donde se encuentran Susana y su hija sentadas a la mesa la noche de Navidad. De pronto se escucha el sonido de la puerta. Juan aparece con unas cajas de regalos.)

SUSANA. Hija, están tocando, abre, por favor.

CARLITA. ¡Mamá, mamá, mira quién llegó!

SUSANA. ¿Quién es, Carla?

JUAN. Soy yo, tu esposo.

SUSANA. ¿Qué haces aquí?

JUAN. Carlita, por favor, ve a tu cuarto un momento, tengo que hablar con tu mamá a solas.

CARLITA. Está bien, papá, pero, ¿te vas a quedar, verdad?

JUAN. Sí, me reciben claro que sí.

(Sale Carlita del escenario.)

JUAN. Vengo a pedirte perdón por todo el mal que te he hecho a ti y a mi hija. Quiero decirte que estoy dispuesto a cambiar.

SUSANA. Eso dijiste la última vez y volviste a caer en el alcohol. ¿Por qué debo creerte ahora?

JUAN. Ahora es diferente. Estos días tuve una experiencia que cambió por completo mi vida. Me reconcilié con Dios, tuve un encuentro muy especial con el Señor Jesucristo y lo acepté como Señor y Salvador de mi vida.

SUSANA. Pero si tú ni crees en Dios.

JUAN. Eso decía yo, pero en mi desesperación Dios tuvo misericordia de mí y me escuchó y a través de un sueño pude comprender cómo Dios expresó su amor por mí al mandar a su hijo Jesús a la tierra con un propósito: Salvar a la humanidad de su pecado no importándole el pasar dificultades, sufrir pobreza, frío, convertirse en humano como nosotros para que pudiéramos conocer a Dios a través de él.

SUSANA. Pues sí te escuchas diferente y eso del sueño es muy raro pero, ¿eso también significa que vas a dejar la bebida?

JUAN. Sí, estoy seguro que voy a logarlo con la ayuda de Dios. Antes luchaba yo solo y por eso no podía dejar de ser esclavo del alcohol pero ahora me doy cuenta que ese vicio lo único que hacía era matarme lentamente y alejarme de lo que más quiero que son ustedes: mi familia.

SUSANA. ¡Ay, Juan! Es que nos has hecho tanto daño… que no sé si pueda perdonarte.

JUAN. Sólo déjame intentarlo. Yo sé que soy una persona diferente y te lo voy a demostrar.

SUSANA. Está bien, vamos a intentarlo de nuevo. ¡Carlita, ponle un plato en la mesa a tu papá para que cene con nosotras!

CARLITA. ¡Sí, mamá, ahora lo llevo!

(Se escucha música mientras se acomodan para cenar.)

JUAN. Antes de cenar quiero que hagamos una oración para darle gracias a Dios por estar todos juntos: Señor, gracias por mi familia, gracias por esta noche, gracias por haberme traído de vuelta y rescatarme de la muerte, permite que esta Navidad podamos celebrar su verdadero significado: el regalo de salvación que tú tenías para nosotros, bendice los alimentos y quédate en nuestra casa. Amén.

(Se cierra el telón mientras se escucha un canto, posteriormente se hace un llamamiento al público y se entrega folletería.)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno el drama de navidad...Dios les bendiga

Anónimo dijo...

MUY BONITO DRAMA K DIOS SIGA GUIANDO SUS VIDAS ESPERO K PUBLIKEN DRAMAS PARA ESTE 2011. FELICIDADES DIOS LOS BENDIGA.

LILY dijo...

1 Diciembre 2011 5:00pm
QUE LA PAZ DE CRISTO ESTE CON USTEDES...SIGAN USANDO SU TALENTO ES DE GRAN BENDICION PARA LAS PERSONAS QUE NO TIENEN PAZ EN SU VIDA DIOS LES DE MAS SABIDURIA CADA DIA

Miriam Cano dijo...

Bendiciones, bonito drama navideño...

Anónimo dijo...

Ecxelente Drama hermanos!! Dios les bendiga ... Gracias !! :)