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2012 - España
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El sustituto

8 Minutos y 3 Personajes. Adán y Eva reflexionan sobre su situación después del asesinato de Abel y le dan gracias a Dios por darles otro hijo. Inspirada en la siguiente predicación AQUÍ


EL SUSTITUTO
loidasomo@gmail.com



PERSONAJES

ADÁN
EVA
BEBÉ


(Adán y Eva están mirando al bebé.)

EVA. Es bonito, ¿verdad?

ADÁN. Sí, mucho.

EVA. ¿Crees que se parece a él?

ADÁN. No lo sé, pero es tan manso como él.

EVA. ¡Cuántas gracias debemos darle a Dios!

ADÁN. Ha sido misericordioso con nosotros y nos ha dado otro hijo.

EVA. Yo pensaba que íbamos a perder toda esperanza cuando murió Abel.

ADÁN. Y yo. (Pequeña pausa.) Ninguno de nuestros hijos era como él y ha dejado un vacío en mi vida que a veces me cuesta llenar; su obediencia y mansedumbre me llenaban de felicidad. Desde pequeños los observaba y aunque veía que eran distintos, jamás pensé que esto fuera a pasar. (Pausa.) ¿Sabes? A veces no culpo a Caín por lo ocurrido sino a mí mismo. ¿En qué he fallado como padre? ¿Cómo no he sabido enseñarle mejor? Cuantas veces pienso que si no hubiera desobedecido a Dios viviría libre de esta congoja que me oprime el pecho a todas horas. ¿Qué hemos hecho, Eva? ¿Qué hemos hecho?

EVA. Desobedecer a Dios. (Pausa.) Durante mucho tiempo me sentía víctima de un engaño: “La serpiente” me decía, “ella me engañó”, “ella era la instigadora, la culpable y no yo” pero me engañaba, porque el único causante del desastre fue MI codicia, el querer ser como Dios. ¿No nos enseñaba Él lo que era pecar? ¿No nos enseñó entre sus preceptos que la codicia no era buena? Pues no sólo codicié, sino que robé lo que no era mío, os mentí a los dos y deshonré a mi Padre celestial. En un momento, un pecado desencadenó otro y me enredé en un círculo vicioso en el que Dios no tenía cabida.

ADÁN. ¡Ojalá pudiera retroceder atrás! ¡Ojalá! Pero esas son sólo vanas ilusiones.

EVA. Ahora sólo podemos seguir adelante y reflexionar en lo ocurrido para no volver a caer en los mismos errores. Debemos seguir y obedecer fielmente las instrucciones de Dios en nuestras vidas.

ADÁN. Tienes razón, Eva. Sólo obedeciendo su palabra podemos vivir en perfecta armonía. ¿Cómo no lo puede ver el maligno?

EVA. Él odia a Jesús.

ADÁN. ¿Cómo puede odiar al Hijo de Dios? Sólo hay amor en su mirada. Su presencia nos llenaba de una alegría y paz interior que no he vuelto a tener desde Edén. ¿Por qué todo esto? No lo llego a entender…

EVA. Yo tampoco alcanzo a entenderlo todo…

ADÁN. ¿Sabes? Muchas veces pienso en Caín y me pregunto dónde estará, qué hará y sobre todo si se habrá arrepentido. ¿Crees que se habrá arrepentido? ¿Será consciente del daño que nos ha causado?

EVA. No lo sé, Adán. Supongo que si se hubiera arrepentido habría venido para pedirnos perdón y desde que se fue, jamás ha vuelto a casa.

ADÁN. Me duele tanto no haber sido un padre mejor; no haberle sabido transmitir el amor hacia Dios y su ley. ¿Te acuerdas cuántas veces los llevaba a las puertas del Edén para mostrarles todo lo que habíamos perdido?

EVA. Claro, ¿cómo olvidar sus caras al ver las maravillas que las puertas dejaban ver?

ADÁN. ¿De qué han servido las lágrimas que derramábamos en los sacrificios?

EVA. No lo sé, cariño, pero cada día que pasa veo más y más el alcance de nuestro pecado.

ADÁN. Y yo. Cuando veo caer las hojas de los árboles cada otoño se me parte el corazón y por más que pasen los años, no logro acostumbrarme.

EVA. Yo me sentí así cuando los animales se empezaron a matar entre sí y a comerse…

ADÁN. Y lo peor estaba por llegar: la muerte de Abel.

EVA. (Pausa.) ¿Cómo crees que se sentirá Dios?

ADÁN. Me imagino que peor que nosotros.

EVA. Desde que tuvimos a los niños, comprendo mejor el amor de Dios hacia nosotros.

ADÁN. Cuando Caín mató a Abel, tuve sentimientos encontrados: sentía repulsa, dolor, pero lo seguía queriendo… ¿Será parecido el amor de Dios hacia nosotros?

EVA. ¡Cuánto me gustaría volver a hablar con Dios como lo hacíamos antes! ¡Cara a cara! (Hacia el Cielo.) ¡Padre!, aunque ahora no te vemos sé que nos escuchas… (Con los brazos extendido.) Gracias por tu infinito amor…

(Adán la toma de las manos y la invita a orar.)

ADÁN. Gracias por darnos otra oportunidad.

EVA. Señor, cuida a Caín, sólo tu puedes cambiarle su corazón y hacerle que vuelva a ti.

ADÁN. Padre, danos sabiduría para educar a nuestros hijos y en especial a Set.

EVA. ¡Amén!

ADÁN. ¡Amén!

EVA. Dios es grande, Adán, pensaba que Abel derrotaría a la serpiente, como Dios nos dijo en Edén y al morir él pensé que todo se iba a acabar allí pero Dios nos ha dado un sustituto: “Set”.

ADÁN. Ahora comprendo más su amor; aunque somos pecadores, Él nos ama tanto que no nos abandona en nuestras miserias y busca soluciones para librarnos del malvado. (Coge al bebé en sus brazos.) ¡Oh, pequeñín! (Lo besa.) ¡Cuánto te queremos! Pero tienes un Padre que te quiere aún más que nosotros. Él te ha creado con un propósito. ¡Alabado sea Dios!

EVA. Por siempre, amén.

Los frutos del Espíritu Santo

5 Minutos y 6 Personajes. El propósito del drama es para que todos vean como los frutos del Espíritu Santo son más fuertes que las cosas negativas de la vida. Los dones asisten a la escuela y veremos cómo se comportan


LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO


PERSONAJES

AMOR
ODIO
FE
ENVIDIA
VOZ
MAESTRA

(Entran los jóvenes al salón.)

VOZ. Vamos a ver cómo en la Escuela estos cinco jóvenes se llevan.

AMOR. Hola Maestra, buenos días.

MAESTRA. Bueno días, Amor. Hola, claro, estoy muy contenta porque dos de ustedes sacaron un perfecto en su examen de matemáticas pero los demás no estudiaron y sacaron un veinte de cien. Eso es muy malo. Bueno, es hora de receso, hablaremos después del examen.

ODIO. ¡Ay, sí! Hola Maestra. (Tocando el cabello de Amor) Yo soy la favorita de la Maestra, eres una boba, no te soporto.

FE. No la molestes, Odio.

ENVIDIA. Eres horrible, Fe, y no te metas en lo que no te importe. Dile más, Odio.

MAESTRA. Hola clase. Bueno, después de ver los exámenes que me cuenta de que Odio y Envidia no estudiaron nada. Niñas, tienen que estudiar más, en especial para el próximo examen de Estudios Sociales. Bueno, cojan sus asignaciones y las veo el lunes, que tengan un buen fin de semana y estudien mucho.

(Suena el timbre o campana de despedida.)

AMOR. Yo voy a estudiar mucho para poder tener un perfecto en el examen. ¿Y ustedes van a estudiar?

ODIO. No, estúpida, yo voy para el cine, a mí no me gusta estudiar. ¡Ay, la estudiante perfecta va a estudiar! ¡Qué chiste me das!

FE. ¿Por qué ustedes siempre tienen que hacer sentir mal a Amor? Ella nunca les hace nada a ustedes. ¿No se sienten mal por sus acciones y actitudes? Bueno, yo voy a orar por ustedes. En la Iglesia mañana.

ENVIDIA. Bueno, como quieras, Fe. Yo tampoco no voy a estudiar, no tengo necesidad de eso y además no me gusta la escuela. Este es mi último año de Escuela Superior. El año que viene me voy para Florida a ir a la Universidad.

ODIO. Oye, Envidia, ¿vas para la fiesta de graduación el sábado por la noche? ¿Te busco en mi carro?

AMOR. Bueno, yo no voy en mi Iglesia hay un social. ¿Quieren ustedes ir?

ENVIDIA. ¡Qué honda es la tuya? Yo no voy con las monjas para su social con los viejos aburridos de la iglesia.

FE. Bueno, Odio y Envidia te voy a dar el número de mi celular. Si quieres ir llámames y te doy la dirección.

ODIO. Bueno, está bien, aunque no pienso que cambie de pensamiento. Esa fiesta suena padrísima y creo que voy a ir.

(Salen las niñas para sus hogares.)

VOZ. Llega el sábado por la noche. Amor y Fe salen juntas para el social de la Iglesia. Odio y Envidia salen para la fiesta pero en el camino tienen un accidente terrible porque estaban bebiendo. No se atrevían a llamar a sus padres así que llamaron a Amor y a Fe. Tristemente Odio murió pero Envidia quedó viva. Ella se dio cuenta de que verdaderamente Amor y Fe no eran malas y que ellas sí querían ser sus amigas. Ya la joven no se llama Envidia sino Gozo porque ella encontró a Cristo y en su corazón sólo hay Gozo.

ENVIDIA. La vida antigua ya yo dejé. Ahora mi nombre es Gozo, aunque Odio no se arrepintió, yo sí. Y ayudaré a otros para que también conozcan a Cristo y se puedan arrepentir.

El abogado

15 Minutos y 6 Personajes. En un juicio una joven es declarada culpable por todos los errores que ha cometido en su vida pero su Abogado defensor ha pagado el precio por ella

EL ABOGADO


PERSONAJES

ABOGADO
JUEZ
ACUSADOR
ACUSADA
POLICÍA
SECRETARIA



ESCENARIO: Una sala de juzgado.

(La sala está vacía cuando se encienden las luces. Entra el policía y se sienta, entra la secretaria y acomoda su escritorio.)

POLICÍA. Buenas, joven.

SECRETARIA. Buenas, caballero.

POLICÍA. Parece ser que hoy será un día tranquilo.

SECRETARIA. Si usted lo dice.

POLICÍA. Digo yo, a lo mejor será un día bastante cansado.

ACUSADOR. (Entra por la derecha. Se ve muy contento.) Buenos días, dama, caballero.

POLICÍA. Veo que está usted muy contento.

ACUSADOR. ¿Y cómo no lo voy a estar? Hoy es el gran día.

SECRETARIA. (Extrañada.) ¿El gran día?

ACUSADOR. Por supuesto, joven, hoy es el día del gran juicio. El honorable juez tendrá a su cargo este juicio. (Con fanfarronería.) Y yo, claro está, me encargaré de acusar a cada uno de los que por esta sala pasen, para que les caiga todo el peso de la ley. (Golpea el escritorio y se ríe cínicamente.)

(La secretaria y el policía se asustan.)

SECRETARIA. (Al policía.) ¡Qué hombre más malo!

POLICÍA. ¡Oh! No lo dude usted, a este abogado difícilmente se le van los juicios, todos los gana.

SECRETARIA. (Mira al acusador.)

ACUSADOR. (Está en su escritorio acomodando los papeles, y en su rostro tiene una sonrisa, una sonrisa cínica.)

SECRETARIA. (Mira al policía. Hace un gesto como preguntándose ¿Es verdad?)

POLICÍA. (Asiente con la cabeza.)

ACUSADOR. (Mira el reloj.) Vaya (al policía) Disculpe, caballero.

POLICÍA. ¿Sí, señor?

ACUSADOR. ¿No sabe usted cuándo comenzará el juicio?

POLICÍA. Pues no, nadie acá sabe, es más, y no sabía que hoy sería el gran juicio.

ACUSADOR. ¿Podría usted preguntarle al señor juez cuándo comenzaremos este juicio?

POLICÍA. Sí, con gusto, ya regreso. (Sale por la izquierda.)

SECRETARIA. (Con un poco de temor.) Y, ¿tiene mucho tiempo de estar en este tipo de trabajo?

ACUSADOR. (Vuelve a ver a la secretaria.) ¿Me habla a mí?

SECRETARIA. Sí, señor.

ACUSADOR. (Entre cínico y orgullo.) Claro, joven, son muchos años de estar en estas lides, nunca, óigame usted, nunca he perdido un juicio.

SECRETARIA. Vaya, es usted muy buen abogado.

ACUSADOR. Por supuesto, soy el mejor, no hay otro como yo, no lo habrá.

SECRETARIA. Está usted muy confiado.

ACUSADOR. Por supuesto, (con orgullo). Creo en mí, soy mi propio dios.

POLICÍA. (Entra de nuevo.) Dice el señor juez que el juicio iniciará en el momento que él lo decida.

ACUSADOR. Muchas gracias, caballero.

POLICÍA. Ah, y también dijo que no le molestara más. (Se dirige hacia la salida de la derecha.)

ACUSADOR. ¿Se puede saber a dónde se dirige usted, caballero?

POLICÍA. (Se vuelve.) Le contestaré sólo porque soy muy educado, de lo contrario, no me hubiese molestado en perder el tiempo volviéndome a responder. Para su información, me dirijo a las celdas para traer al primer acusado, según órdenes que me dio el distinguido juez. (Sale del escenario.)

ACUSADOR. (Se sienta muy molesto.)

SECRETARIA. (Se ríe disimuladamente.)

JUEZ. (Entra por la izquierda.) Buenos días.

(La Secretaria y el Acusador se ponen de pie.)

SECRETARIA y ACUSADOR. Buenos días, señor juez. (Se sientan.)

JUEZ. Bien, comenzaremos con el juicio. Claro está, en el momento que llegue el primer acusado. (Toma uno de los folders que tiene sobre su mesa y lo revisa.)

ACUSADOR. (Saca un folder lleno de papeles. Se ríe cínicamente.)

SECRETARIA. (Lo mira muy asustada.)

POLICÍA. (Entra con la acusada y la sienta en la silla que está al lado contrario de la mesa del Acusador.)

ABOGADO. (Entra acompañando a la Acusada. Se sienta en su escritorio, pero no dice nada.)

JUEZ. Bien, (leyendo el folder) Ana Lorena Díaz Castro, ¿no es así?

ACUSADA. Sí, señor.

JUEZ. ¿De qué se le acusa?

ACUSADOR. (Se pone de pie.) Se le acusa de varios delitos.

JUEZ. (Al Acusador.) Usted hablará cuando se le indique que lo haga.

ACUSADOR. (Se sienta, muy avergonzado.) Sí, señor.

SECRETARIA. (Se burla disimuladamente del Acusador.)

JUEZ. Bueno, procedamos con el juicio. Escucharemos primero la parte acusadora y luego la defensa.

ABOGADO. (Observa en silencio la acción)

ACUSADOR. (Se pone de pie, muy confiado y con altanería.) Gracias, señor juez. Bien, veamos: esta mujer ha cometido varios pecados muy graves que requieren ser juzgados con todo el peso de la ley. (Abre el expediente.) Bien, veamos, para empezar, quiero llamar como primer testigo a la misma acusada.

ACUSADA. Señor juez...

JUEZ. Silencio, por favor, proceda a obedecer la solicitud del señor Acusador.

ACUSADA. (Triste.) Sí, señor.

ACUSADOR. (Sonriendo maliciosamente.) Bien, bien... Veamos. Acá están todos los pecados que usted ha cometido. ¿Qué tal si hacemos un repaso de cada uno de ellos?

ACUSADO. Pero, señor juez...

JUEZ. Silencio.

ABOGADO. (Sigue en silencio y observa detenidamente.)

ACUSADOR. Bien, remontémonos a 10 años atrás. Usted era una niña de 5 años y se robó una manzana de la verdulería de don Juan, ¿ajá? Después le mintió a su mamá diciendo que se la habían regalado... ¡Qué barbaridad! Mentirle a la mamá.

ACUSADA. Pero, señor juez...

ACUSADOR. A los siente años le arrancó la cabeza a una muñeca para que le compraran una nueva, engañando al papá... ¡Qué terrible! A los diez años se peleó con una compañera en la escuela.

ACUSADA. Pero ella fue la que empezó. Ella me empujó y yo me caí.

ACUSADOR. Sí, pero nada de eso hubiese pasado si no se hubiesen fugado de la escuela.

ACUSADA. (Inclina su rostro.)

ACUSADOR. Bien, a los doce se fue con varios compañeros para la casa de una compañera. (A la Acusada.) ¿Quiere que especifique a qué fueron o sólo lo dejo así?

ACUSADA. (Apenada.) No, déjelo así, no vale la pena decirlo.

ACUSADOR. No creo que no valga la pena, hay algunas bastante interesantes que ustedes hicieron en esa casa y ganas me sobran de mencionarlas.

ACUSADA. Sí, pero mejor no diga nada, ya bastante ha dicho.

ACUSADOR. Pero si no he terminado, todavía falta más. POr ejemplo, cuando compraron licor a escondidas durante el baile de graduación de la escuela. O en el colegio, las fugas para ir al pool de la esquina y no precisamente a jugar carambola, bola negra o pool. (Al juez.) Bien, señor juez, hay más, pero creo que con esto basta para acusar a la mujer ésta de cadena perpetua.

JUEZ. (A la Acusada.) Bien, ¿qué tiene que decir a su favor?

ACUSADA. Bueno, creo que no me queda más que declararme...

ABOGADO. (Poniéndose de pie.) Inocente.

(Hay un silencio total.)

ABOGADO. La joven se declara inocente.

ACUSADOR. (Se queda petrificado, asustado, y ano sonríe cínicamente, ahora está nervioso.)

ABOGADO. Ella es inocente, si bien es cierto se le acusa de muchas faltas pero ella ha pagado por esas faltas, yo mismo me he encargado de que su fianza sea pagada. Si usted leyó con detenimiento, el expediente dice que esta mujer ha sido absuelta de toda falta, y que el caso es caso cerrado y que nada tiene que estar haciendo este expediente acá.

JUEZ. Entonces, ¿por qué está este expediente en mi escritorio? ¿Se puede saber quién lo puso?

(Todos vuelven a ver al Acusador.)

ABOGADO. ¿Quién más que este tipo? Sólo él, se ha dedicado a engañar, a mentir, robar, su único objetivo es destruir la vida de quienes vienen a esta sala de juicio, su corazón está lleno de odio y maldad. Muchos de los que han pasado por esta sala han sido encarcelados porque no se les dio otra oportunidad.

ACUSADOR. Pero, señor juez...

JUEZ. Silencio, no tiene autorización para hablar. (Al Abogado.) Prosiga.

ABOGADO. Gracias. Como le decía, su señoría, este hombre ha engañado por mucho tiempo a muchos. Es más, si revisa los demás expedientes, se dará usted cuenta de que la mayoría de ellos son casos cerrados.

JUEZ. (Revisa los folders. En su rostro se dibuja un gesto de sorpresa y de indignación.) No puede ser, es cierto. (Mirando al Acusador.) ¿Qué tiene que decir a esto?

ACUSADOR. (Nervioso.) Bueno, este... Yo... Vea su señoría, es algo muy complicado, quizá si lo vemos desde un punto de vista, donde quizá se junten ambas situaciones, es donde podremos encontrar la respuesta, y entonces nos metemos por huequito y nos salimos por otro y yo digo hasta lueguito. (Toma el portafolio.)

JUEZ. (Enojado.) Un momento, usted no va a ningún sitio. Es usted un sinvergüenza, un canalla lo quiere ver en mi oficina terminado este juicio.

ACUSADOR. (Asustado.) Sí, señor.

JUEZ. (A la acusada.) Queda usted en libertad, joven.

ACUSADO. (Feliz.) Gracias, señor juez.

JUEZ. Y este caso lo doy por cerrado y la corte entra en receso. (Al acusador.) Ya sabe, lo espero en mi oficina. (Al policía.) Se encarga usted de acompañarlo.

POLICÍA. Se hará como usted ordene, su señoría.

JUEZ. Bien, me retiro.

SECRETARIA. (Al Acusador.) Tiene usted razón, no hay nadie como usted, es único, pero mejor que usted, sí hay. (Y vuelve a ver al Abogado.)

ACUSADOR. (Se enoja.)

POLICÍA. Vamos, caballero, que el señor juez le está esperando.

(El Policía y el Acusador salen por la izquierda, la Secretaria lo hace por la derecha.)

ACUSADA. (Al Abogado.) Gracias, si no llega usted a tiempo, quizá ahora estaría de nuevo en la cárcel. Gracias, no sabe cuán agradecida estoy, no tengo cómo pagarle.

ABOGADO. Tranquila, ya usted me pagó.

ACUSADA. ¿Cómo? ¿Si yo no le he dado ni un cinco?

ABOGADO. El hecho de darme las gracias es más que suficiente para mí. Yo no busco dinero, ni tampoco que me paguen, lo único que busco es la gratitud de aquellos a los cuales he salvado de la cárcel y que después de ser liberados se dediquen a vivir una nueva vida, dejando la vieja manera de vivir y convirtiéndose en nuevos hombres y mujeres.

ACUSADA. Nunca había escuchado a alguien hablar de esa forma, en su hablar veo más que simples palabras, veo amor, un amor que en este mundo no se puede encontrar ni comprar.

ABOGADO. El amor no se compra, no se vende, tampoco se fabrica, el amor está en el corazón de cada uno de nosotros, sólo tenemos que dejar que él florezca, así como se hace con una flor. (Toma el portafolio y sale por la derecha.)

ACUSADA. (Pensativa.) El amor no se compra ni se vende, tampoco se fabrica, el amor está en el corazón de cada uno de nosotros, sólo tenemos que dejar que él florezca, así como se hace con una flor. (Mira hacia la derecha.) ¡Ey, espere! (Sale por la derecha y se apagan las luces.)


FIN


"Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre a Jesucristo el Justo". 1 Juan 2:1

Vine a darte vida

10 Minutos y 7 Personajes. Un hombre se encuentra vagando por las calles, sucio, harapiento y hambriento. Después empieza a pasar un grupo de personas y él les pide… pero el hombre no quiere dinero ni comida, el hombre pide amor, comprensión y felicidad, al final aparece Jesus ofrenciendo todo lo que él necesita, el problema es que el hombre no se cree merecedor de todo eso.

VINE A DARTE VIDA


Huáscar Bravo y Eunices Herrera
Ministerio Teatral Alpha
Republica Dominicana




PERSONAJES

MENDIGO
CARNICERO
SEÑORITA
SEÑOR
SEÑORA
JOVEN
JESÚS


El escenario se encuentra sucio con algunos periódicos, paja, y uno o dos tanques de basura. En uno de los lados se encuentra un pequeño ventilador (abanico) que materializa el viento, el cual levanta los periódicos y la basura, como música de fondo se escucha una triste melodía que complementa el ya desolado escenario, en el centro hay un banco, la luz es tenue.

(Aparece en el escenario un hombre con aspecto de vagabundo, sucio y con mucha barba, el hombre lleva un saco sucio y medio lleno que dice: “MIS PECADOS”. El Hombre camina sin rumbo y mira hacia todos lados, va al tanque de basura, saca algo del tanque, come algo y lo que resta lo echa en el saco, se sienta en el suelo, abre el saco, saca algo y come. Se pone de pie y sale del escenario.)

(A los 5 segundos el hombre entra con aspecto de estar huyendo de alguien y se esconde detrás de uno de los tanques de basura, automáticamente entra un hombre con aspecto de carnicero con un cuchillo en la mano y vestido con una bata blanca, mira para todos lados buscando a alguien, sale del escenario.)

El vagabundo sale con cautela de su escondite mirando hacia todos lado, al no ver a nadie, se sienta en el banco, se saca algo que tiene escondido dentro de la ropa que lleva puesta (puede ser un pan), come un pedazo y el resto lo guarda en el saco. En ese instante empiezan a pasar varias personas.

MENDIGO. Señorita déme esperanza para tener la seguridad de que mañana mi situación será mejor que la de hoy, por favor.

MENDIGO. Señor, señor, por favor, déme alegría para enfrentar cada día con optimismo y sentir un poco de aliento en mi corazón.

MENDIGO. Señora, espere, por favor, necesito que me dé paz, paz para sentirme tranquilo ante las adversidades que enfrento todos los días.

MENDIGO. Joven, déme amor para amar a los demás y para aprender a valorarme a mí mismo, no me ignore, por favor.

(El hombre se siente triste al ver que nadie le dio lo que el tanto anhela. De pronto entra un hombre vestido de blanco completamente, no se ve su rostro, y sin que el hombre se dé cuenta se le acerca por detrás y le limpia el rostro, le quita la vestimenta sucia y le pone una ropa limpia.

MENDIGO. ¿Qué pasa? Siento que algo cambió, me siento renovado, con fuerzas, ya no me siento triste, recuerdo que la última vez que me sentí así era cuando tenía en mi corazón a… (Mira hacia atrás y se espanta.) ¡JESUSSSSSSSSS! (Se cae al suelo y se cubre el rostro con las manos.)

(Jesús trata de acercarse.)

MENDIGO. No te acerques, no me mires porque no soy digno de tu mirada, dime: ¿quién soy yo para que me visites? O, ¿quién soy yo para que tengas de mi memoria? Déjame, vete, no puedo estar frente a ti, no merezco estar en tu presencia, ve y busca a otra persona que sí te merezca, yo te he desechado, yo cambié mi vida por esto y ahora no quiero que me veas, vete, déjame, que yo no te merezco, señor.

Canción de fondo: "Tu mirada" de Abrahám Velasquez.

JESÚS. No he venido a acusarte, a señalarte ni a condenarte, he venido porque he visto tu caminar y no debes avergonzarte porque te he visto todos los días de tu vida y hoy estoy aquí porque sé que me necesitas, me duele verte vagando y mendigando. Ahora quiero que te pongas de pie y sepas que estoy aquí porque te amo. Ven, ven, levántate, ven conmigo.

(El mendigo con mucho llanto se levanta y todavía se resiste a que Jesús lo vea.)

MENDIGO. Yo te deseché, señor, yo me aparté de ti, yo dejé tu camino para vivir en la basura, señor. Yo no soy digno de ti, yo no soy digno de que tú me visites, señor. Yo no merezco estar en tu presencia.

(Jesús lo abraza e intenta calmarlo.)

JESÚS. No he venido a buscar sanos sino a enfermos, ni he venido a buscar a los salvos sino a los perdidos y quiero que entiendas que te sigo amando a pesar de todo lo que has hecho. Levanta tu rostro y mírame: yo soy tu señor, tu redentor, tu salvador y de mí no debes esconderte porque yo soy quien puede salvarte.

MENDIGO. Entonces, ¿qué hago, señor? ¿Qué debo hacer?

JESÚS. ¡Ven y descansa! (Con los brazos abiertos en forma de abrazo.)

(El mendigo abraza a Jesús y llora en su hombro pidiendo perdón.)

MENDIGO. ¡Señor, perdóname! ¡Ten misericordia de mí, Señor!

(Jesús lo consuela. Después que el mendigo se calma Jesús lo sienta en el banco.)

JESÚS. Nuca te dejaré, ni te desampararé y acuérdate que en mí encontrarás descanso.

(Jesús entra el saco del hombre en el saco del que dice TUS PECADOS. El hombre se levanta y no ve ni a Jesús, ni el saco se levanta.)

MENDIGO. ¡Gracias, Señor! (Sale del escenario.)

Una nueva vida

7 Minutos y 2 Personajes. Un payaso vive una vida ficticia en donde aparenta que todo está perfecto cuando en realidad su vida se encuentra totalmente vacía. Pronto se le acercará una persona que le hablará del amor de Dios. El payaso no se cree merecedor de ese amor porque se considera pecador.





UNA NUEVA VIDA

Eunices Herrera


PERSONAJES

ANIMADOR
CRISTIANO

ANIMADOR. (Entra al escenario hablando por el celular.) Sí, ajá, ¿a las 7:30 pm? Allá estaré, claro, no hay ningún problema, tú sabes que si se trata de animar una fiesta, estoy yo para eso: el Señor Diversión. Sí, claro, llegaré temprano. (Cuelga.) ¡Ahhh! Estoy cansado de este odioso trabajo, todo el tiempo la misma cosa: “¡Aquí está Alfredo, su animador estrella, el señor diversión! ¡Ahhh! (Frustración.) Tengo que concentrarme… A ver, ¿qué haré hoy? ¡Piensa, piensa, piensa! ¡Ah! Puedo llevar un espectáculo de imitación… ¡Sí! ¡Qué buena idea! ¡Será magnífico! ¡Ahh! (Frustración.) ¿A quién trato de engañar? Soy un fracaso, no sirvo para nada, ¡mi trabajo no sirve! Pero no me puedo dar el lujo de perderlo, tengo tantas deudas, tengo que pagar el alquiler, el teléfono, le debo a… ¡Ay, ya no me quiero ni acordar!

CRISTIANO. Cristo te ama. (Le entrega un tratado.) Me gustaría que me dedicara unos cuantos minutos de su tiempo.

ANIMADOR. Quiere decir de mi valioso tiempo. Gracias, amigo, discúlpeme pero en estos momentos tengo muchas cosas que hacer.

CRISTIANO. Disculpe que me entrometa pero tiene usted cara de preocupación. ¿Puedo ayudarle en algo? ¿Necesita hablar?

ANIMADOR. No, yo estoy bien, estupendamente bien, no necesito hablar con nadie, así que por favor, váyase y déjeme solo.

CRISTIANO. Disculpe, no quería molestarlo. Si me necesita estaré muy cerca de acá. (Se empieza a alejar.)

ANIMADOR. ¡Ey, ey, espere! Disculpe, no le quería ofender. Mire, la verdad es que estoy un poco preocupado… ¿A quién quiero engañar? Mi vida está hecha un lío, no sé qué hacer… (Se pone la mano en la cabeza, desesperado.)

CRISTIANO. A ver, cálmese, venga, siéntese por acá. Primeramente, ¿cómo se llama?

ANIMADOR. Me llamo Alfredo.

CRISTIANO. Pues yo me llamo César. A ver, Alfredo, ¿qué es lo que le tiene así preocupado?

ANIMADOR. Pues verá, César, tengo tantos problemas. A ver, ¿por dónde empiezo…? Primeramente soy animador de fiestas. Quiero dejar mi trabajo pero no puedo porque tengo un montón de deudas; es más, le confesaré algo: ya no quiero vivir.

CRISTIANO. No, no diga eso. Imagínese cuánto sufrirá su familia…

ANIMADOR. No tengo familia. Bueno, es como si no la tuviera. Mi madre murió cuando yo era pequeño y mi padre me maltrataba y tuve que huir de casa.

CRISTIANO. ¿Y tus amigos?

ANIMADOR. ¿Amigos? Yo no tengo amigos, estoy solo en el mundo, así que si me muriera ahora mismo a nadie le importaría, ya ve… no valgo nada.

CRISTIANO. Claro que sí vale, y mucho. Mire, le diré algo: yo conozco a alguien a quien usted le importa mucho, no se imagina cuánto.

ANIMADOR. ¡Ah, sí? Pues yo no sé quién es ese, no lo conozco. A ver, ¿cómo se llama?

CRISTIANO. Jesús. Sé que ha oído hablar de Él aunque no lo conozca.

ANIMADOR. He oído hablar de Él pero no creo en é. Nunca lo he visto. ¿Cómo creeré en algo o alguien que jamás he visto? ¡Imposible!

CRISTIANO. Le haré una pregunta: ¿usted cree que el viento existe?

ANIMADOR. Pues claro que sí, ¿a qué viene eso?

CRISTIANO. ¿Puedes ver el viento?

ANIMADOR. No lo puedo ver, pero lo siento.

CRISTIANO. Pues así mismo es Jesús: no lo puedes ver pero sí lo puedes sentir. Yo lo siento ahora mismo, sé que Él está aquí a nuestro lado, viéndonos, escuchándonos.

ANIMADOR. Pues yo no, si Él existiera, no dejaría que me estuviera pasando todo esto.

CRISTIANO. Él te quiere ayudar, ¿sabes por qué? Porque te ama.

ANIMADOR. ¿Amarme? ¿A mí? No creo, aunque existiera no podría amarme, no soy una persona buena, de veras que no, odio a mi padre, oído a mi jefe y tengo mucho resentimiento en mi corazón, Él no podría amarme, no lo merezco.

CRISTIANO. Pues Él sí te ama, no importa tu condición, la Biblia dice que Él vino a los enfermos, no a los sanos, así que ten siempre la certeza de que Él te ama.

ANIMADOR. ¿De veras? ¡Vaya! Nunca había pensado en eso, es… maravilloso e increíble

CRISTIANO. Sí lo es, Él fue enviado a morir por ti, a pagar todas tus culpas, para que así puedas tener esperanza.

ANIMADOR. ¿Esperanza? ¿Cuál esperaza?

CRISTIANO. La esperanza de la vida eterna.

ANIMADOR. ¿Vida eterna? ¿Te refieres a no morir? ¿Cómo sería eso posible? Nadie puede vencer a la muerte.

CRISTIANO. Pues Cristo sí lo hizo, Él murió pero al 3er día resucitó, así mismo pasa con los que le obedecen y hacen su voluntad. Cuando mueren es como un pequeño sueño, pues no le tenemos miedo a la muerte, porque sabemos que seremos resucitados en aquel día y que viviremos para siempre con Él, así lo dice su palabra.

ANIMADOR. ¡Guau! Esto que me estás diciendo es maravilloso, pero aún dudo que Él quiera aceptarme… ¿Quién querría a una persona como yo, con tantos defectos y problemas?

CRISTIANO. Pues tengo para decirte que Él es especialista en transformar vidas. Cuando te conviertes a Él, da borrón y cuenta nueva y ya tus pecados no son recordados. Él dice en su palabra: “Si tus pecados fueren rojos como la grana, vendrán a ser como la nieve y como la blanca lana”.

ANIMADOR. ¡Qué bien! Poder perdonar de esa forma, sin recordar el pasado. César, quiero tener esa esperanza como té la tienes. ¿Qué tengo que hacer para lograrlo?

CRISTIANO. Solo tienes que creer en tu corazón, confesar con tu boca que Cristo resucito de los muertos, bautizarte para el perdón de tus pecados y perseverar hasta el fin.

ANIMADOR. César, quisiera hacerte una pregunta: ¿Qué es la vida para ti?

CRISTIANO. La vida... Es Cristo en mí. Es que sin Cristo no hay vida solo puedes existir.

ANIMADOR. Espera, explícame eso. ¿Qué es lo que quieres decir? ¿Que después de tantos años yo he estado y no he estado aquí? Es profundo, no lo entiendo ¡tan sabio que siempre fui!
Creía que mucho sabía; hoy veo que no es así… Pero, ¿tú dices que Cristo es el que hace vivir?
Yo creía que no existía pues yo no lo veo aquí. ¿Cómo entonces tú sostienes que Él es vida para ti?

CRISTIANO. Pues porque Él medio la vida con su sangre carmesí.

ANIMADOR. Pues si a ti Él te dio vida también puede hacerlo en mí. Yo creía, yo pensaba,
que estaba lejos de mí. Ahora... me arrepiento: JESUCRISTO, creo en ti. Desde ahora ya no existo pues al pasado morí. Comienzo una vida contigo, no me inquieta el porvenir; contigo viviré seguro. ¿Quieres tú también vivir?

Perdidos en Huataquí

25 Minutos y 9 Personajes. En el país de los animales aparecen dos especies nuevas: dos niños, que se han perdido. Hasta que se arregle su canoa para volver a su casa pasarán los días con los animales y les testificarán del amor de Jesús.


PERDIDOS EN HUATAQUÍ


PERSONAJES

DON LUIS (León)
PULGUIS (Perro)
NICOLÁS (Nene)
FREDO (Sapo)
ROMEO (Ratón)
FIORELLA (Mariposa)
DOÑA ROSA (Rana)
JULI (Nena)
PULGUITA


ESCENOGRAFÍA

2 Árboles
Casita de cartón
Carteles: una semana después... KIOSCO PANADERÍA
Flores varias
Nubes
Sol
Escobita
Pedazos de diarios


MÚSICA
“Ellos son lo mejor”



VOZ EN OFF. Esta historia que está por comenzar transcurre en una selva llamada Huataquí, muy cerquita del mar, un lugar habitado únicamente por animales... Sí, como escuchaste. Todos son animales, grandes, chicos, perros, ratones, pájaros, monos, sapos, bichos de toda clase...
Don Luis, el león, atiende la panadería; Doña Rosa, el mercadito y el repartidor de pizzas es Pulgis, un perro muy ágil y divertido. Aunque dicen que ahora está bastante distraído, creo que está enamorado...

(Aparece en escena Romeo roncando.)

¡Ah! Me olvidaba del Kiosco, lo atiende Romeo y miren ustedes, qué bien que lo hace...

ROMEO. (Sonido de ronquido.) ¡zzzzzzz!

FREDO. (Entra silbando distraído hasta que ve a Romeo roncando.) Otra vez se quedó dormido... (Queja.) Pero siempre lo mismo… Ahora va a ver… (Le habla al público.) Chicos, ¿me ayudan a despertarlo? Este ratoncito dormilón se llama Romeo. A la cuenta de tres todos gritamos: “¡FUEGO! ¡Romeo Fuego!” 1… 2… y… 3

TODOS. ¡Fuegoooooo! ¡Romeo... Fuegooooo!

ROMEO. (Se asusta.) ¡Ay! ¿Dónde? ¡Auxilio! ¡Fuegoooooo! ¡Bomberos! (Mira para todos lados y se da cuenta que era una broma.)

FREDO. ¿Estás loco? ¿Soñaste? ¿Qué te pasa?

ROMEO. ¡Fuiste vos otra vez! ¡Siempre lo mismo, déjame dormir tranquilo!

FREDO. ¡Ah! Resulta que querés dormir ahora… Está bien, dormí pero yo a los diarios me los llevo. ¿No sabés hacer otra cosa que dormir y robarle los dientes a los demás? Acá te pueden afanar todo que vos ni te enterás.

ROMEO. Bueno, viejo, no te enojes. Dejémoslo así, al final ¡yo soy el dueño de este kiosco!

FREDO. Sí, hacé lo que quieras con él pero mis diarios me los vigilas, ¿ok? Si no, no te traigo más.

ROMEO. Bueno, viejito, no te enojes... ¿Qué dicen las noticias?

(Entra en escena la mariposa.)

FREDO. Pregúntale a ella que se entera antes de que salgan en los diarios.

FIORELLA. Perdón, ¿quisiste decir que soy una chusma?

FREDO. No, vos solita lo dijiste.

FIORELLA. Está bien, si no soy bien recibida, ¡me voy! Igual los que se pierden del notición son ustedes. Porque tus diarios, viejo, (dirigiéndose a Fredo) ya están desactualizados. (Risa burlona.) ¡Ja, ja, ja, ja! (Se empieza a ir.)

ROMEO. Pará Fiorella, a mí sí me interesan tus noticias. Contame, ¿hay algo nuevo?

FIORELLA. Bueno, ¿si les digo que esta madrugada Don Luis el león, fue sorprendido por dos especies nuevas?

FREDO. ¿Dos qué?

ROMEO. (Dirigiéndose a los dos.) Dos plantas nuevas, ¡bruto!

FIORELLA. (Se ríe.) ¡No, plantas, no! Algo jamás visto en este bosque.

FREDO. ¡Ah! ¿Y yo me la tengo que creer? Andá…

(Entra Pulguis en escena corriendo.)

PULGUIS. ¿Se enteraron?

FREDO. ¡Uy! ¿Vos también?

ROMEO. Pará, dejá, que hable. Dale, Pulgis, ¿qué cosa? ¿Lo de los monstruos que encontró Don Luis?

PULGUIS. Sí, tienen que verlos, son dos...

FREDO. A ver... ¿Y cómo son?

PULGUIS. Bueno, eh... Tienen dos orejas... Tienen pelito solo acá (tocándose la cabeza) Tienen brazos y piernas largas... ¡Ah! Y el cuerpo es peladito, no tienen pelos, no plumas...

FREDO. Pero, ¿me estás cargando qué tiene eso de raro? A ver, ¿y dónde están?

FIORELLA. En la casa del León, los tiene atrapados en el sótano.

ROMEO. Siempre tan bruto... Y, ¿qué piensa hacer?

FREDO. Seguro que los va a vender por ahí, o se los va a comer… No pierde tiempo. Esto me aburrió. Yo mejor me voy, que la vieja me espera.

FIORELLA. ¡Uy! ¡Yo también!

PULGUIS. Pará, Fiori, no te olvides que esta noche te llevo a pasear.

FIORELLA. ¡Shhhhhhhhh! (Mira a Romeo y baja la voz.) Ya sé, Pulguis, cómo me voy olvidar…

PULGUIS. Chau, hermosa.

(Se van todos, aparece Doña Rosa barriendo la vereda, cantando. Instantes después aparecen los nenes intentado pasar por desapercibidos. Les hacen señas a los chicos para que no digan nada.)

JULI. (Voz bajita.) Chicos, no digan nada que estamos acá.

(Cuando Doña Rosa les da la espalda ellos corren hasta un árbol y allí se esconden. Cuando intentan salir detrás del árbol, Doña Rosa los ve y se asusta.)

DOÑA ROSA. (Grita desesperada unos segundos.) ¡Ahhhhhh!

NENES. (Gritan también.) ¡Ahhhhh!

(La nena corre detrás del árbol y el nene intenta hablar con Doña Rosa.)

NICO. ¡Eh! Discúlpeme, Señora Rana, no quisimos asustarla.

(Doña Rosa se esconde detrás de la escoba y cuando el nene se acerca ella corre.)

DOÑA ROSA. (Tartamudeando de miedo.) ¿Y-y-y uste-e-edes quiénes son?

NICO. Somos Nico y Juli, eh... No sé qué pasa acá pero todos se asustan y quieren atraparnos, ¿nunca vieron dos personas?

DOÑA ROSA. ¿Dos qué?

NICO. Personas, ¿humanos?

DOÑA ROSA. La verdad que no... Y, ¿qué quieren de nosotros?

(Sale la nena detrás del árbol.)

JULI. Nada, ustedes nos quieren atrapar. Un león sucio y peludo nos tuvo encerrados tres horas en un sótano y nosotros solo vinimos de paseo.

DOÑA ROSA. ¿Y de dónde vienen?

NICO. De Paisandú Burú, un lugar del otro lado del mar.

(Aparece Romeo, todos se callan, los ve, se asusta y se desmaya.)

DOÑA ROSA. Pará, mi amor. (Le sopla la cara y lo golpea un poquito.) Viejito, ¡despertate!

JULI. A ver, déjeme a mí... (Se acerca, lo acomoda y Fredo se recupera.)

FREDO. ¡Uyyy! Veo todo nublado… Vieja, ¿sos vos?

JULI. No, soy Juli.

FREDO. ¡Ay! (Se asusta.) Ahora sí te veo, ¿y vos? (Dirigiéndose al Nene.) ¿Qué le están haciendo a mi viejita?

DOÑA ROSA. Nada, no te preocupes, estamos hablando, te los presento: Él es Nico y ella es Juli, son dos...

NENES. (A una sola voz.) ¡¡Ni –ÑOS!!

DOÑA ROSA. ¡Ah! Por ahí andan hablando de ustedes, dicen que hay dos “monstruos” que están asustando a todos los animales del bosque… ¿A qué vinieron?

JULI. ¿Monstruos, nosotros? (Se miran y se ríen.) Somos dos niñitos y solo vinimos a pasear.

NICO. Bueno, yo les explico. Resulta que allá donde vivimos…

(Interrumpe Doña Rosa.)

DOÑA ROSA. En Paisandú Burú , al otro lado del mar ,viejo.

NICO. Exacto, hoy se festeja el Día del Niño.

DOÑA ROSA. O sea de USTEDES... Claro, como para nosotros el 29 de abril: ¡el día del animal!

JULI. ¡Sí!

NICO. Bueno, entonces por ser nuestro día nuestro abuelito nos regaló una canoa. Nosotros nos subimos y remamos, remamos...

JULI. ¡Y aparecimos acá!

NICO. El problema es que nuestros padres no saben nada y tenemos que volver pronto pero nuestra canoa se rompió.

DOÑA ROSA. ¡Uy! Bueno, no se preocupen, tenemos un amigo, el pájaro carpintero que los puede ayudar. Mientras tanto, los invito a comer algo, ¿quieren?

FREDO. ¡NO! Estás loca... Yo a estos dos nos los invito a casa. Son desconocidos, ¿vos crees todo lo que te dicen?

DOÑA ROSA. Claro que sí, viejo malhumorado, ¿no ves la carita tierna y sincera que tienen?

NICO. (Con voz triste.) No se preocupe, señora, nosotros nos arreglamos; voy a buscar ayuda y nos vamos de este lugar.

JULI. (Se pone a llorar.) Y, ahora, ¿qué hacemos, Nico?

NICO. (Se acerca a Juli.) ¡No llores, Juli! Dios nos va a ayudar. ¿Te acordás lo que nos enseñó el abuelo? Siempre tenemos que confiar en Jesús, porque él nos acompaña.

JULI. Sí, es verdad.

(Se van caminando despacito.)

FREDO. Bueno, esperen chicos. ¡Ehh…! En casa hay dos colchones, si quieren pueden dormir una siesta, deben estar cansados y la vieja le prepara algo rico.

NICO. ¿Está hablando en serio?

DOÑA ROSA. Cuando el viejo dice algo, es palabra santa: yo que ustedes corro antes que se arrepienta.

(Telón. Salen todos de escena.)


VOZ EN OFF. Los días siguientes fueron para Nico y Juli inolvidables. Fredo, el esposo de Doña Rosa, los atendió muy bien, les cosió ropita nueva; la Mariposa Fiorella les enseñó a cantar y a bailar; Don Luis el león que los había tenido atrapados, apenado les fue a pedir disculpas y todos se hicieron amigos.

(CARTEL 1. “Una semana después”. CARTEL 2. “PANADERÍA”.)

FIORELLA. Buen día, Don Luis, ¿cómo le va?

DON LUIS. Bien, querida, muy bien, ¿y vos? ¿Seguís de novia con Pulguis?

FIORELLA. ¡Ay, sí...! Es tan dulce.

DON LUIS. Decime, Fiori, ¿qué te traía por acá?

FIORELLA. Bueno, el tema es así: estamos organizando una despedida a Juli y a Nico.

DON LUIS. ¿Qué, se van devuelta a su país?

FIORELLA. Sí, tienen que volver, sus padres deben estar muy preocupados. Hace 6 días que se fueron.

DON LUIS. ¡Uy! Ya se van... Yo me encariñé tanto con ellos. Me porté tan mal el día que llegaron… Decime, Fiori, ¿qué puedo hacer por ellos?

FIORELLA. Bueno, prepárese unas empanaditas, pero acuérdese de no ponerle relleno para animales porque ellos son niños.

DON LUIS. ¡Sí, Fiori, gracias por avisarme! Les voy a preparar algo bien rico.

FIORELLA. Bueno, Don Luis, muchas gracias. (Se va volando.) Nos vemos esta tarde en la plaza central, ¡chau!

(Salen de escena y aparecen Juli y Nico solos jugando.)

NICO. ¡Piedra libre para Juli!

(Sale detrás del árbol.)

NICO. Piedra libre para Pulgis que está atrás de la casita. ¡Ja, ja, ja, ja!

PULGUIS. (Sale detrás de la casita.) ¡Uy! Siempre me descubren...

NICO. ¡Ja, ja, ja! Piedra libre para la pulga que tenés en la cabeza, ¡ja, ja, ja! (Dirigiéndose a Pulgis, quien comienza a buscarla.)

PULGUIS. ¿Dónde?

NICO. ¡Ahí, en la espalda!

(La pulga empieza a escaparse, no la pueden atrapar.)

NICO. (Mira para arriba.) Te ví, Fiori, piedra libre para vos también en la copa del árbol.

(Pulguis sigue tratando de atrapar a la pulga. En un momento se queda quieta y se la come.)

JULI. Pulguis, ¿qué hiciste? ¿Te la comiste?

PULGUIS. Sí, son sabrosas.

JULI. (Suspiro.) ¡Buuaaahhh! ¡Qué asqueroso!

NICO. ¡Uy! Juli, se está haciendo tarde y en un rato tenemos que salir.

FIORELLA. Sí, pero... Miren que hay una sorpresa para ustedes.

PULGUIS. Ah, y antes de irse nos tienen que seguir contando acerca de Jesús porque acá nadie sabe nada.

FIORELLA. Es verdad, no se habla de la Biblia.

PULGUIS. A mí no me quedó muy claro por qué mataron a Jesús, si él era rebueno.

NICO. Es verdad, era requete buenísmo pero había gente que no le creía que era el hijo de Dios. Lo mataron como si hubiera hecho cosas malas.

(Pulguis y fiorella se sorprenden.)

FIORELLA. ¿Y Él dejó que lo mataran?

JULI. Sí, ¿y sabes por qué?

FIORELLA. No.

JULI. Porque el pecado nos separa de Dios y como Él nos amó tanto quiso poner su vida para que nosotros no muramos por nuestras maldades; Él es tan bueno que nos perdona.

PULGUIS. Entonces, ¿vamos a vivir para siempre?

NICO. ¡Sí! Porque Él resucitó y todos los que creían en Él y le entreguen su vida van a vivir con Él eternamente. Cuando Él vuelva a la tierra va a venir a buscar a quienes le creyeron y obedecieron.

FIORELLA. ¡Cuántas cosas que yo no sabía...! ¡Quiero entregarle mi vida a Jesús ahora mismo!

PULGUIS. Y yo también.

NICO. Tenemos que decírselo a Él con nuestras palabras porque Él nos oye. Yo les enseño, repitan.

(Pulguis y Fiorella repiten.)

NICO. Señor Jesús - quiero entregarte mi vida y reconocerte como mi Dios - pedirte perdón por todas las cosas malas que hice hasta hoy - y porque vos sufriste por mí. - Te doy gracias por amarme tanto. - En el Nombre de Jesús. - Amén.

JULI. ¡Ahora todos somos hijos de Dios!

(Interrumpe Doña Rosa.)

DOÑA ROSA. ¡Chicos, vamos! Ya son las tres de la tarde, ¡apúrense que se va a hacer tarde para salir!

NICO. ¡Uy! Es verdad... (Dirigiéndose a Fiori y Pulguis.) Bueno, nos vemos en un ratito. ¡Chau!

(Salen corriendo.)

VOZ EN OFF. Qué felices que estaban Juli y Nico. Habían podido compartir el mensaje hermoso de Dios a sus amigos justo antes de irse. Estaban ansiosos también por volver a su casa, pero qué bien que la habían pasado en el bosque con todos los animales. Les quedaba un ratito, vamos a ver qué sorpresa les prepararon. Están todos los animales en escena. Instantes después entran Juli y Nico.

TODOS. (Gritan.) ¡SORPRESA!

DON LUIS. Juli y Nico, esta fiesta es para ustedes.

ROMEO. Sí, de esta forma queremos agradecerles por su visita y por traer tanta alegría a esta selva.

PULGUIS. Bueno... ¡Ejem! Hay alguien que les preparó una canción. A ver, ¿dónde está mi florcita?

FIORELLA. Acá arriba, ¿dónde voy a estar? Bueno, a ver: Música, maestro.

“Qué felices se nos ve”
Nicolás Amondarain

(Canta Fiorella sola)
Mi Si
En una selva aburrida y gris
La
llegan dos chicos cubiertos de aserrín.
Con pinceladas pueden cambiar,
poner colores y alegría dar.
Una sonrisa hoy puedo tener
al ver el sol de vuelta nacer.
Un sol radiante que vuelve a brillar
ya no hay tristeza ni oscuridad.

(Cantan todos)
Do#- Si La
que felices se nos ve,
Do#-
con tantos chicos que
Si La
son la razón para vivir
Si
son las florcitas de este jardín...

(igual que en la estrofa)

Sus manos sucias podes encontrar
o pegoteadas por un chupetín.
Y muchas cosas te pueden romper
y travesuras siempre van a hacer.
Miles de sueños para soñar
y fantasías para compartir.
Si fuimos niños alguna vez
seamos niños juntos otra vez.

(Igual que en el puente)

Qué felices se nos ve
con tantos chicos que
son la razón para cantar,
son la alegría de este lugar...
Mi SI La Mi
Si esta alegría se llegara a perder
Fa# La Mi
se perderá en tu vida también.
Por sus sonrisas y sus chistes también,
La
queremos juntos agradecerles y decirles
Si Do#- \ La \ SI \ Mi \
que son ¡lo mejor para Dios!.x4

FIN

Un corazón nuevo

30 Minutos y 11 Personajes. Es una obra que muestra cómo Dios puede cambiar la vida de un joven llamado Jorge. Nos hace comprender además que como cristianos nunca debemos discriminar a las personas por su modo de vestir y/o hablar. podremos presenciar la hermosa transformación de un individuo y de cómo Dios, a través de una jovencita, lo sigue hasta la cárcel misma.


UN CORAZÓN NUEVO


PERSONAJES

VOZ
SEÑOR
JORGE
PADRE
MADRE
VIEJITA
ESTRELLA
REPARTIDOR
GUARDIA 1
GUARDIA 2
MUCHACHA


MUCHACHO
COJO


ESCENA I

(Aparece un jovencito sentado tirando piedras y un señor lo ve y se le acerca.)

VOZ. Jorge García, un niño como tantos otros, pero tal vez su historia toque tu corazón. Escucha con atención mientras observamos la vida de este niño.

SEÑOR. ¿Qué haces, niño?

JORGE. Nada

SEÑOR. ¿Pero a qué le estás tirando piedras?

JORGE. Sólo estoy cogiendo puntería, tirándole a esos pajaritos.

SEÑOR. ¿Por qué no usas latas? ¿No sabes que no debemos matar los pajaritos?

JORGE. ¿Qué? Esa es la parte más divertida, ver cuando caen revoloteando.

SEÑOR. ¡Ay, niño, no tienes corazón! ¿Quién es tu padre?

JORGE. El diablo.

SEÑOR. ¿Qué? ¿Me estás tomando el pelo? ¿Quién es tu madre?

JORGE. Una perra.

SEÑOR. Deja de bromear y dime dónde vives.

JORGE. En el infierno.

SEÑOR. Tú me quieres tomar el pelo. Anda, llévame a tu casa, de una vez le pides permiso a tus padres para que puedas ir a dar un paseo conmigo.

JORGE. Muy bien, te llevaré.

(Salen por el frente de la iglesia en lo que el padre, borracho con una botella de licor en la mano y sucio y la madre desaliñada, está lavando una ropa a mano en un balde. Entra nuevamente Jorge con su amigo.)

JORGE. Papá, papá, este amigo mío quiere que vaya con él a pasear, ¿puedo, papá? ¿Puedo?

PADRE. Yo no sé, tú sabes que aquí yo no cuento para nada, allá tu madre. Mira a ver si esa perra te deja ir.

JORGE. Mamá, mamá, ¿puedo ir a pasear con este amigo mío?

MADRE. (Amargada y peleando.) Tú te vas a pasear ¿verdad? Y yo, yo aquí, nunca puedo ir a ningún lado. Tú debes ir a pedir dinero en la calle para nosotros, para por lo menos comer un poco de pan. No, pero tú no puedes, porque vas a pasear, hijo del diablo… Vete a trabajar y no vas para ningún lado.

(Jorge baja la cabeza y se va hacia donde está el amigo.)

MADRE. Esta casa es un infierno.

(Jorge y el amigo se van, luego se van los padres.)


(Parte Especia. Himno “A Jesús Encontré”.)


ESCENA II

VOZ. Los años no pasan en vano, veamos cómo ha progresado nuestro amigo Jorge García.

(Aparece Jorge nuevamente vestido de negro con gafas como “malote”. Parado en una esquina. Entra una viejita con su cartera debajo del brazo. Jorge se la arrebata y la viejita lucha…)

VIEJITA. No, no, mal hombre, devuélveme mi cartera. Tú no tienes corazón.

(Jorge le quita la cartera y sale corriendo.)

VIEJITA. Ese es ese Jorge García, el mismo sinvergüenza de siempre, se metió a mi casa, mató a mi perro y me robó; ahora se llevó lo poco que me quedaba. Dios se apiade de ese muchacho, porque va a terminar muy mal. (Se va la viejita lamentándose por el camino.)



ESCENA III

(Entra Jorge con un cigarrillo en la mano y se sienta, pasado un momento, llega una muchacha llamada Estrella.)

ESTRELLA. ¡Hola, tanto tiempo sin verte, Jorge! Bueno, desde que te fuiste de la escuela. Ya estamos por graduarnos, ¡qué pena que no te quedaste! Te graduarías ahora también.

JORGE. ¡Ay, Estrella! Eso son tonterías de la gente, yo estoy muy ocupado.

ESTRELLA. Te comprendo, Jorge, siempre has tenido que mantener a tu familia. Pero tú eres especial para Dios, él quiere que tú seas feliz.

JORGE. ¡Ja, ja! ¿Dios? ¿Que yo sea feliz? No sé quién es Dios.

ESTRELLA. Pues Dios sí sabe quién eres tú y sabe todo lo que tú has hecho.

JORGE. ¿De veras? Pues entonces no querrá nada conmigo.

ESTRELLA. ¿Por qué dices eso?

JORGE. Porque yo he matado, he robado, estoy en drogas y muchísimas cosas más.

ESTRELLA. Eso no importa, Dios te puede dar un nuevo corazón y tus pecados serán olvidados.

JORGE. ¿Un corazón nuevo? ¿Tú crees? Sigue hablando de Dios, por favor.

(Salen caminando. Mientras caminan la muchacha le dice…)

ESTRELLA. Este viernes hay un programa muy especial, celebraremos la muerte del Hijo de Dios, porque por su muerte fuimos nosotros salvados.

(Salen ambos.)

(Parte Especial. “Confía en Dios” de Felipe Andino.)

VOZ. Cinco años más tarde...

(Entra el repartidor de periódicos, entra por la puerta del frente y sale por la puerta al lado de la plataforma.)

REPARTIDOR. Extra, extra, cae en una redada el delincuente Jorge García, dueño de un punto de drogas, lo sentencian a cinco años de cárcel. Extra, extra….



ESCENA IV

(Entra el joven esposado con dos guardias.)

GUARDIA 1. Al fin te atrapamos. Un delincuente como tú no debería salir nunca a la calle.

(Jorge se resiste y no quiere caminar.)

GUARDIA 2. Vamos, camina y no te guapees, porque no estás en la calle. Aquí se respeta y la reprensión que no te dieron tus padres, te la damos nosotros, muchacho malcriado.

(Lo echan a la celda. Se van los guardias)

VOZ. La conducta de Jorge no mejoró en lo absoluto, por el contrario empeoró, pues se pasaba buscando pleitos y haciendo sus fechorías aún dentro de la cárcel.

(Entran los guardias nuevamente.)

GUARDIA 1. Has pasado aquí tres años…

GUARDIA 2. Parece que todavía no aprendes a comportarte, maldito.

GUARDIA 1. ¡Qué suerte tienes! Levántate que tienes visita.

JORGE. ¿Visita yo? No sé quién, yo no tengo a nadie que me visite.

(Lo sacan de la celda y lo sientan en una mesita pequeña. Entra la muchacha que le había hablado años atrás, vestida diferente, luciendo un poco mayor.)

VOZ. “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: ¡Venid, benditos de mi Padre! Heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me diste de comer; tuve sed y me diste de beber; fui forastero y me recibiste; estuve desnudo y me cubriste; enfermo y me visitaste; estuve en la cárcel y viniste a mí. ..” En cuanto lo hiciste a uno de estos mis hermanos pequeños, a mí lo hiciste”. Mateo 25: 34-36

JORGE. Estrella, ¿qué haces aquí?

ESTRELLA. Vine a visitarte, a saber de ti.

JORGE. De mí, pues aquí estoy, al fin y al cabo, no puedo ir a ningún lado. (Se ríe.)

ESTRELLA. ¿Sabes algo? Dios todavía te ama.

JORGE. Otra vez con lo mismo, hace años atrás me dijiste lo mismo y te creí.

ESTRELLA. Y si me creíste, ¿por qué nunca fuiste a la Iglesia?

JORGE. Aquel mismo viernes, yo fui a la Iglesia.

ESTRELLA. ¿Qué? Yo nunca te vi.

JORGE. Yo fui, yo fui… llegué hasta la puerta, donde un señor muy serio me dijo: “Mira, tú, muchacho, con esa facha de maleante no se viene a la Iglesia y si vienes a estar hablando en la parte de atrás, mejor te quedas en tu casa”. Así que no entré y nunca volví, seguí con mis fechorías, tal vez peor.

ESTRELLA. ¿Quién fue capaz de semejante cosa, quién?

JORGE. Fue un hombre de barba y bigote muy grande.

ESTRELLA. No puede ser, no puede ser.

JORGE. ¿Ves? Tú tampoco crees en mí, no sé para qué te lo dije.

ESTRELLA. No puede ser porque la única persona que usa barbas y bigotes en la iglesia, durante ese tiempo no podía hablar, porque la operaron de la garganta y estuvo ese año sin poder hablar.

JORGE. No entiendo nada, porque yo sé que esa persona me habló.

ESTRELLA. Yo no dudo de ti, Jorge, no es la primera vez que el enemigo de las almas, se pone en el medio para que las personas no lleguen a Jesús.

JORGE. ¿Quieres decir que el enemigo de las almas me habló a mí?

ESTRELLA. Quiero decir que el enemigo de las almas, no quiere que tú seas feliz y pone piedras en el camino para que tú caigas, él está gobernando tu vida.

JORGE. ¿Y qué debo hacer?

ESTRELLA. Un hombre fue a Jesús de noche y le hizo esa pregunta. Jesús le contestó que debía nacer de nuevo, necesitas un nuevo corazón.

(Parte Especial. Himno “Un hombre llegose de noche a Jesús”.)


ESCENA V

GUARDIA 1. Bueno, bueno, se terminó el tiempo.

GUARDIA 2. Señorita. Debe marcharse.

JORGE. No, no, por favor, todavía no.

GUARDIA 1. Aquí nosotros decimos hasta cuando.

(Lo golpean.)

ESTRELLA. Está bien, está bien, ya me voy. Toma, lee esta pequeña Biblia, te ayudará. (Se va.)

(Entran a Jorge a la celda y se van los guardias.)

JORGE. (Lee algunos versículos en voz alta.) Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. (1 Juan 1:9)
El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia. (Prov. 28:13)
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tus misericordias; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Salmo 51:1
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. Mateo 11:29, 30

(Parte especial. Himno “Mi yugo es fácil”.)

JORGE. Un nuevo corazón, un nuevo corazón. Necesito tener un nuevo corazón, necesito poder creer y aceptar lo que este libro dice… Pero, ¿cómo podré yo tener un nuevo corazón? He sido tan perverso… (Baja la cabeza, guarda un momento de silencio. Luego grita.) Yo quiero cambiar… Señor Dios, si tú me oyes, si tú me amas… dáme un nuevo corazón. (Se va bajando en los barrotes hasta llegar al piso, se apagan las luces. Entra uno vestido de blanco.)

ÁNGEL. Tu oración ha sido escuchada, tendrás un nuevo corazón.

(Con una linterna pequeña escondida en la mano alumbra a Jorge y se escucha la grabación de un corazón latiendo. Lo alumbra hasta que dure la grabación y luego se retira. Encienden las luces y Jorge se levanta.)

JORGE. Me siento diferente… Tengo un corazón nuevo, ¡qué feliz me siento! He sido transformado.


(Parte Especial. Pon otro lugar en la mesa)



ESCENA VI

VOZ. Los últimos dos años en prisión fueron completamente diferentes. La lectura diaria de aquella pequeña Biblia transformó su vida. Verdaderamente Jorge era otra persona.

(Entran los dos guardias.)

GUARDIA 1. Bien, un día pensamos que nunca saldrías de aquí.

GUARDIA 2. Ha llegado la hora, eres libre, puedes irte.

JORGE. Gracias, buenos hombres, ustedes han sido muy buenos conmigo. (Se va muy feliz.)

GUARDIA 2. ¡Quién lo diría!

GUARDIA 1. Verdaderamente la palabra de Dios transforma las vidas.

(Salen los dos guardias.)

(Parte Especial: Dios hace todo crecer.)



ESCENA VII

JORGE. Hoy es viernes, puedo ir a la Iglesia, pero no puedo ir con las manos vacías, debo llevarle algo a Dios. Ya sé… (Coge las flores que están en el piano.) Le llevaré estas flores en señal de mi gratitud.

(Entra una muchacha llorando.)

JORGE. ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?

MUCHACHA. Mi novio me dejó por otra y se fue.

JORGE. Dios quiere que tú seas feliz, ya vendrá un mejor novio para ti.

MUCHACHA. ¿Tú crees?

JORGE. Claro que sí, mira, toma estas flores para que seas feliz. (Le da parte de las flores.)

MUCHACHA. Gracias, gracias, me siento mucho mejor. (Se va.)

(Entra otro muchacho muy preocupado.)

JORGE. ¿Por qué estás tan preocupado?

MUCHACHO. Me colgué en el examen de cálculo, no sé qué voy a hacer ahora.

JORGE. Dios quiere que tú seas feliz, deja tus problemas en sus manos y Él te ayudará.

MUCHACHO. Lo dices con tanta certeza que me lo estoy creyendo.

JORGE. Pues créelo, porque es cierto. Ten, toma estas flores para que te alegres.

MUCHACHO. Me siento más tranquilo, gracias. (Se va.)

(Entra un cojo.)

COJO. Esta dichosa pierna… Hay días que me duele y hay días que me duele más.

JORGE. No se preocupe, buen hombre, pídale a Dios y Él lo escuchará.

COJO. Tú… siendo joven me dices a mí que soy viejo.

JORGE. Yo sufrí mucho, pero ya no más, Dios me dio un nuevo corazón.

COJO. Se nota, te ves tan feliz…

JORGE. Sí, soy feliz, tenga usted estas flores para que también se sienta feliz como yo.

COJO. Gracias, gracias… (Sale contento.)

JORGE. ¡Oh! ¿Qué he hecho? Mi regalo de gratitud a Dios. Esas personas estaban tan tristes, yo sólo quise alegrarlos y ahora no tengo nada que llevarle a Dios.

VOZ. Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos.

JORGE. Mi corazón, mi corazón nuevo es lo único que tengo. (Se arrodilla hacia el bautisterio.) De lo recibido de tu mano te devuelvo, toma, oh Dios, mi corazón y hazme recto delante de ti.

(Se corre la cortina y dentro del bautisterio hay una cruz encendida.)

VOZ. Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado.
Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.
Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día.
Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano.
Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad.
Dije: “Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado”.
Por eso orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás.
Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.
No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti.
Muchos dolores habrá para el impío; mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.
Alegraos en Jehová y gozaos, justos y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.
Porque es hora de alabar a Dios, estemos todos en pie y entonemos el himno “Es hora de alabar a Dios” para finalizar.

(Todos pasan al frente para alabar a Dios. Oración Final.)


Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. (1 Juan 1:9)

El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. (Prov 28:13)

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tus misericordias; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Salmo 51:1

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. Mateo 11:29, 30


BIENVENIDA (Llevar un globo en forma de corazón.)

Estamos muy contentos con la presencia de todos ustedes, pero tenemos una visita muy especial, el Sr. Globo Corazón. El aceptó nuestra invitación de acompañarnos esta noche. El Sr. Corazón es muy buen amigo, como ven, siempre está sonriente, tiene una hermosa sonrisa.

Pero el Sr. Globo Corazón tiene un problema, es un tanto inflado y mientras más se infla más grande es su sonrisa. (Llenar el globo un poquito.) Y si lo inflamos más, más amplia aún será su sonrisa.

Muchas veces nosotros nos comportamos así, nos inflamos, nuestro corazón se enorgullece. Pero Jesús no está interesado en un corazón grande sino en un corazón humilde. (Explotar el globo con un alfiler.)

Que tú y yo no tengamos un corazón lleno de orgullo, sino uno humilde para que Jesús pueda hacer su morada.

Sean todos muy bienvenidos, porque en el cielo hay fiesta cuando sus hijos se reúnen.


INTRODUCCIÓN

Muchos cristianos hoy día esperan manifestaciones espectaculares, grandes milagros, grandes señales, pero en lugar de vivir esperando esa agitación emocional, debemos aprovechar la oportunidad que tenemos hoy. En lugar de perder tiempo discutiendo cosas vanas… el look, los panas, quién tiene el mejor carro, la mejor casa, la mejor ropa, debemos someternos al control del Espíritu Santo e impartir el pan de vida a las almas que perecen por falta de la verdad.

Muchos quieren reformar la iglesia, quieren cambiar la iglesia, pero no es la iglesia lo que debemos cambiar, el cambio que necesitamos es aquella transformación del corazón que puede obtenerse únicamente buscando a Dios. Pero debemos buscarlo individualmente para recibir sus bendiciones, rogando para obtener su poder, e implorando fervientemente su gracia para que nuestro corazón sea cambiado y ese es el cambio que necesitamos hoy.

Por eso los jóvenes de la Iglesia de la iglesia ______ rogamos por un nuevo corazón y sabiendo que únicamente tú puedes permitirle a Jesús que entre a tu corazón y te acepte tal cual eres, no importan tus problemas, no importa de dónde vengas, hemos preparado este programa especial para ti.

Para algunos puede que sea sólo una dramatización, pero para ti puede ser el cambio que tu vida necesita, si así tú lo decides.

Veamos, pues, el programa UN NUEVO CORAZÓN.

Cartas de amor y de amistad

10 Minutos y 4 Personajes. Lectura de varias cartas en las que se dan consejos a la hora de elegir la persona adecuada para unir nuestras vidas.

CARTAS DE AMOR Y DE AMISTAD

PERSONAJES

SEÑORA
CARTERO
ADOLFO
DIRECTOR


INTRODUCCIÓN

Nuestro programa ha sido titulado "Cartas de amor y amistad". En nuestra juventud tenemos que tomar importantes decisiones respecto al amor y a la amistad:

¿Quiénes serán nuestros amigos?
¿Con quién nos casaremos?
¿Y si aceptamos la amistad que Jesús nos ofrece?
El objetivo de este programa es ayudar a los jóvenes a tomar esas decisiones de la manera más correcta y también a ampliar un poco más los conceptos que podamos tener respecto al amor y la amistad.

Oramos para que el Señor esté con nosotros y podamos ser grandemente bendecidos.


ESCENA1

(Entra una señora a una sala con escritorio.)

SEÑORA. Debo escribirle a Alicia, la quiero tanto y no me gustaría que incurriera en un error en esa nueva relación con Ricardo.

(La señora simula escribir una carta, mientras que se lee la siguiente carta.)

Querida Alicia:

¡Gracias por tu carta! hace tiempo esperaba recibir esa noticia. Gracias también por la foto, estás muy bonita. La ilusión brilla en tus ojos, los dos parecen estar muy enamorados.

¡Tu primer novio, Alicia! Me parece que fue ayer cuando naciste, pero me alegro mucho. Ricardo es un buen muchacho, tiene un buen carácter. Es trabajador y respetuoso... bueno, pero ya tú lo conoces mejor que yo.

Hay algunos puntos con respecto a eso que quisiera que razonemos. Me dices que no quieres que tus padres te sigan considerando una nena, claro, ya no lo eres, tus ojos soñadores, tu cuerpo de mujer, el amor late en tu corazón pero eso no quiere decir que tus padres no deban aconsejarte, ayudarte, protegerte. Claro, Ricardo no es un atrevido, siempre te respetará y amará y tú a él, pero Alicia, eso es parte del peligro por un amor tan limpio y sincero no se resistirán al deseo de expresar su cariño, palabras dulces, besos, caricias. La pasión irá en aumento y un día puede ser que se dejen arrastrar por la corriente, y ese apresuramiento solo traerá frustraciones y sin sabores.

Pero te preguntarás por qué te digo estas cosas, si a ti nunca te pasará, muy bien, pero por favor toma estos consejos:

Cuando estén solos tengan cuidado de no estar en un lugar a donde nadie pueda interrumpirlos
Tengan cuidado de su tipo de conversación, hagan sus planes, lean, compartan, pero que todo esto cuente con la aprobación de Dios.
Estudien la Biblia y oren juntos pidiéndole a Dios sabiduría para construir un hogar feliz y propónganse que en su corazón exista siempre una tercera persona, JESUS, que él sea su constante compañero y su mejor amigo.
Deseo que sean felices, hoy y siempre, junto a mi saludo, recibe el de tu tío Néstor.

Te quiere, Tu tía Esther.




ESCENA 2

(Aparece un joven leyendo y llega otro joven vestido de cartero y le entrega una carta.)

CARTERO. ¿Es usted Adolfo Serrano?

ADOLFO. Sí, soy yo.

CARTERO. Esta carta es para usted. Firme aquí.

(Adolfo abre y lee en voz alta esta carta.)

Querido Adolfo:

He sabido que piensas casarte con alguien que no está unido contigo en fe religiosa, y me temo que no has pensado cuidadosamente este asunto tan importante.

Antes de dar el paso que ha de ejercer una influencia sobre toda tu vida futura, te ruego que estudies el asunto con oración y reflexión.

Antes de unirte en matrimonio con esta joven deberías preguntarte ¿Cuál ha sido su pasado? ¿Es pura su vida? ¿Podrás encontrar paz y gozo en su afecto? ¿Podrá ella ser la mejor madre para tus hijos? ¿Apartará una esposa incrédula tus pensamientos de Jesús? ¿Ama ella más los placeres que a Dios?

Tal vez digas: "Pero ya estoy comprometido con ella". Adolfo, esa promesa es contraria a las Escrituras y debes romperla, será mejor así, antes de que por ello deshonres a tu Hacedor.

Hay en el mundo cristiano una indiferencia asombrosa y alarmante para con las enseñanzas de la Palabra de Dios acerca del casamiento de los tristes, solos, deprimidos, él está siempre con nosotros y él quiere que tengamos cuidado al escoger nuestras relaciones terrenales.




ESCENA 3

(El director del programa sale.)

DIRECTOR. Algunos jóvenes han recibido cartas que les han servido de ayuda a ellos y a otros; pero hay otra especial para cada uno que nos envía el Señor Jesús, Escuchemos:

Querido joven:

Lo que voy a decirte en esta carta es de vital importancia y te ruego que le pongas especial atención:

Ante todo querido joven recuerda que si te doy consejos es porque te amo, porque me importas y porque quiero que en cada decisión me tomes en cuenta.

Hijo mío: sé que tu edad es difícil y que a veces las cargas de la vida y las circunstancias pesarán sobre tú corazón como si fueran hierro.

Cuando tomes alguna decisión respecto al amor o a la amistad no te dejes guiar por un impulso. Recuerda que siempre contarás conmigo, estaré ahí, cerca de ti dispuesto a escucharte y a entenderte. Si estás conmigo podrás actuar de una mejor manera, si te alejas, nada te saldrá bien. Por favor, ten en mente que no tienes la libertad de disponer de ti mismo de acuerdo con lo que tu fantasía te dicte; por la sangre de mi Hijo Jesús has sido comprado por un precio infinito.

En lo que se refiere a estas relaciones de amor y de amistad sé cuidadoso, únete con aquellos que estén contigo hombro a hombro en el crecimiento espiritual.

Joven, considera todas estas cosas, conversa conmigo sobre tu problema específico, yo seré tu ayudador y quiero poner tus pies sobre la plataforma de la verdad eterna.

Deseo que hagas uso correcto de tu capacidad y que sean un instrumento para el bien en la ganancia de almas.

Espero que escuches mis palabras y medites en ellas. Te escribo porque te amo.

Tu amigo, Jesús



RECOMENDACIONES. Después de leer cada carta, discute con la feligresía lo que piensan ellos de las mismas y si tienen algún testimonio que pueda servir a los jóvenes que estén presentes. Además, colocamos una carta adicional para que la utilices si lo crees necesario, la carta, que es un testimonio, se titula “¿TIENES TIEMPO?”

Mi Nombre es Tammy.

Esta es la historia de mi vida. Yo aceptaré al Señor cuando "TENGA TIEMPO". Nací el 1º de enero de 1971. Durante mi crecimiento, el SEÑOR mantuvo sus manos sobre mí. Me sanó de la terrible enfermedad del polio. Y ahora camino igual que tú. "Gracias a Jesús".
Él me enseñó la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto. Creo que aceptaré al Señor cuando cumpla mis 30 años de edad. "Tengo Tiempo".
Estuve involucrada en las drogas, y Él me liberó. "Gracias Jesús". Salí embarazada, y lloré y rogué al Señor, y él me dio un esposo. Me dije a mi misma: Cuando cumpla mis 30 años aceptaré al Señor, Todavía me queda tiempo.
Me hirieron de bala en la espalda. El doctor dijo que nunca volvería a caminar. Lloré y clamé a Jesús por dos años. Y ahora brinco, corro y hago de todo. Debería aceptar al Señor ahora. No, esperaré hasta que cumpla mis 30 años. "Tengo tiempo todavía"
No tenía comida en casa. Mis hijos tenían hambre. Le pedí al Señor que supliera mi necesidad. Enseguida sonó el timbre de la puerta. El cartero me trae una carta, abro la carta y encuentro un cheque por 50$ Gracia Jesús. De nuevo prometí que cuando cumpliera mis 30 años, aceptaría al Señor. Todavía tengo tiempo.
Leo mi Biblia. Conozco al Señor. Él y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo. Tengo tiempo todavía.
Es sábado de noche, y voy a salir para pasarla bien y gozar un poco. Puse los niños a dormir. Al regresar, vi a mi hermana que venía corriendo hacia a mí. Me dijo: "uno de tus hijos estaba jugando con fósforos y se quemó. De nuevo lloré y clamé al Señor. SEÑOR, SEÑOR, escucha mi oración. Ayúdame Señor. Y Él así lo hizo. No me quitó mi hijo. El gobierno no me quitó a mis hijos por mi conducta. De verdad, voy a aceptar al Señor tan pronto cumpla mis 30 años.
Mi cáncer está en remisión. Mi cuerpo está sano. GLORIA AL SEÑOR. Tengo tiempo todavía. Mañana cumplo mis 30 años. Esta es mi última noche para gozar y vivir mi vida en el mundo. A fin de cuentas el próximo sábado estaré en la iglesia alabando el nombre de Dios. Estoy gozando tanto en mi fiesta que se celebra en mi patio. Me tiraron en la piscina. Sentí como un cronómetro en mi cabeza.

Algo me está sucediendo. ¿Que pasa? No sé. Veo luz. Hay gente a mí alrededor, pero no puedo hablar. Lloré e imploré al Señor, "Señor ¿que hora es?" "Son las 11:55" "pero no conozco tu voz, ¿quién eres?"

"Mi nombre es Lucifer. Yo no amo, no me importa la gente, solo quiero sus almas. Cada vez que venía por ti, el Señor me decía NO. Alguien estaba orando por ti, así que sembré una semilla para hacerte pensar que tenías tiempo. Como puedes ver soy inteligente, sucio y soy el mejor mentiroso”.

Tammy murió el 31 de diciembre del 2.001. Cinco minutos antes de cumplir los 30 años de edad.

Ahora dime: ¿Tienes tiempo?

Verdaderamente, ¿quién lo ha crucificado?

5 Minutos y 5 Personajes. Esta obra refleja el comportamiento que muchos de nosotros tenemos o tuvimos y la rebeldía e indiferencia que demostramos o demuestran hacia con Jesús, sin valorar su entrega por amor a nosotros en la cruz del calvario.




VERDADERAMENTE, ¿QUIÉN LO HA CRUCIFICADO?




PERSONAJES

CRISTO
FILÓSOFO
EGOCÉNTRICO
AMARGADO
HIPÓCRITA



PRIMER ACTO

(Esta obra se desarrolla dentro de un solo Acto y en una misma escena.)

(Primeramente se colocan los 5 personajes en forma de semicírculo en el escenario estando Cristo en el centro de los 4 personajes. Todos los personajes se encontrarán congelados en una posición que caracteriza su personaje. El personaje de Cristo se encontrará de espaldas al público con los brazos extendidos como crucificado que mantendrá así hasta terminar la obra. Otra forma de representar al personaje de Cristo es de frente o espaldas pero con la cabeza muy inclinada al frente y los brazos a los costados, como desconectado. Comenzará el filósofo descongelándose.)

FILÓSOFO. (En forma muy metódica.) Es verdad, tú hiciste algo muy fuera de lo común: fuiste capaz de dividir los tiempos en antes y después de ti, el Jesús de Nazaret, el Cristo, pero… ¿Qué si tuviste una vida recta y llena de prodigios o tuviste muchos seguidores? ¿Acaso no los tuvo también buda (agreguen los nombres de los dioses o líderes de sectas o religiones)? No, Jesús, para mí eres uno más aunque digan que resucitaste al tercer día… La verdad yo no lo creo, para mí no hay nada más que lo real, la historia y la filosofía, lo que es palpable y comprobado por estudios de ciencia… ¡Ja! Jesucristo el Salvador, historietas de la gente… (Cuando termina de hablar regresa a su lugar y se congela de nuevo.)

EGOCÉNTRICO. (Con voz de prepotencia.) ¡Ay…! ¡Qué aburrido! Otra vez me hablaron de Jesús el Cristo, que nada puedo hacer sin Él, que lo necesito en mi corazón, y ¡no sé que más…! ¡Ay, por favor! ¡Si todo lo que tengo lo he hecho por mí mismo! ¿Quién estudió para lograr mi título? Yo. ¿Quién me sacó de líos? Yo. Soy muy inteligente y lo que tengo ha sido por mi propia mano. ¿Qué puedo necesitar de ti, Jesús, de una religión? ¿En qué o en quién creer? ¿Para qué? ¿Acaso no me tengo a mí mismo? Puedo creer en mí. De hecho creo en mí ya que ha sido por ello que he logrado todo lo que me he propuesto: yo me compré mi carro, yo me compré la casa, yo trabajo para mantenerme, mi inteligencia me ha llevado muy lejos… ¿A quién o qué necesito? A nadie, me tengo a mí y eso me basta. (Se da una vuelta y vuelve a congelarse.)

AMARGADO. (Se descongela y comienza a hablar con dolor y termina hablando con gran coraje. Este personaje es rebelde.) ¡Jesús! Aquél que me ama, que me comprendía, sí aún recuerdo cuando iba a visitarte a tu casa, al lado de mi familia, pero, ¿qué pasó después, Jesús, cuando por mi trabajo ya no pude asistir y por las tantas actividades me olvidaba de orar o leer tu palabra? ¿Por qué me sentía solo? Y si es cierto, una vez alguien me dijo: “no te alejes del Señor…” Pero, ¿cómo hacerlo? Tú debes comprenderme, tengo mucho trabajo, no me alcanza el día en nada y mi familia ya no es la misma… ¿Dónde estás, Jesús? (Gritando desesperado.) ¿Dónde estás? ¿Dónde estuviste cuando mi familia se desintegró¿ ¿Qué hiciste cuando tuve aquel problema de trabajo? ¿Sabes quién lo resolvió? Yo, sí, yo. ¿Y sabes quién ha sabido salir adelante sin ayuda de nadie? Yo, sí, yo. Te he gritado, te he exigido ¿qué? ¿Todo es a tu tiempo? ¡No! Yo lo necesito ahora, es ahora cuando necesito que mi familia se una, es ahora cuando necesito quitar de mí este dolor que me consume, que hasta mi cuerpo se ha sentido enfermo. ¡Dónde! ¿Dónde estas? ¡¡Jesúuus!! ¿Dónde estás cuando quiero que estés aquí? (Esto último lo dice llorando y desesperado, pero con todo de exigir algo y se congela en una posición de enojo y desesperación, esto puede ser indicado con los brazos doblados y un poco levantados y los puños cerrados.)

HIPÓCRITA. (Se descongela. Éste es un religioso.) ¡¡Nombre!! ¡Qué padre estuvo el concierto de (nombrar cantante o conjunto cristiano)! En serio que me divertí mucho, ¡¡híjole!! Ya van a dar las seis y los chavos de la escuela me invitaron a ir a la disco… ¡Ay! Pero se me olvidaba que hoy hay culto de jóvenes. ¿Quién sabe quién va a venir a predicar para los jóvenes…? ¡Va…! Total casi no salgo con los amigos de la escuela… Además, ¿qué tanto es tantito mientras no me vea alguien de la Iglesia en la disco? Bueno pues si alguien me ve adentro no hay problema porque los dos estamos adentro, pero si alguien se entera o me ve salir a lo mejor me regañan… Pero lo que importa es que al cabo voy y le pido perdón a Jesús y ya sí Él me ama, me perdonará y si no voy hoy a la Iglesia, mañana iré y repondré el día, ¡¡Sí!! Así lo haré. (Regresa a su lugar y se queda congelado con cara de satisfacción.)

CRISTO. (Se voltea hacia el público y extiende los brazos hacia el frente y un poco abiertos.) Verdaderamente, ¿quién me ha crucificado? (Se pone en posición de cruz con el rostro al cielo, mientras los demás personajes se van poniendo de pie, si alguno tomó una postura diferente, y van señalando hacia el público. Los dos que están a la izquierda de Jesús, de izquierda a derecha y los dos que están a la derecha de derecha a izquierda, de tal forma que queden en un punto fijo al final que señalen todo el auditorio hacia el público.)

¿Me estás hablando a mí, Señor?

10 Minutos y 2 Personajes + Coro. Un coro está cantando enfrente de la congregación un himno: “Santo, santo, santo”. Dios llama la atención de Julia y entablan una conversación. Nadie más puede oírle. Le habla con voz tan potente que piensa que alguien del coro le está interrumpiendo.

¿ME ESTÁS HABLANDO A MÍ, SEÑOR?
Escrito por Kathy Graff y traducido con permiso por Loida Somolinos


PERSONAJES
CORO
JULIA
DIOS


OBRA
El coro está cantando “Santo, santo, santo” con unos himnarios.

DIOS. ¿Qué estás haciendo?

Julia mira a uno de los miembros del coro. Se dirige a éste mientras el coro sigue cantando.

JULIA. ¿Cómo que qué estoy haciendo? Estoy cantando.

MIEMBRO 1. Le mira con cara de asombro. Perdón, yo no he dicho nada.

Continúan cantando. Hay una pequeña pausa.

DIOS. Julia.

JULIA. Mira a otro miembro del coro. ¿Qué?

MIEMBRO 2 la mira extrañado.

JULIA. ¿No ha oído nada?

MIEMBRO. No, nada. Por favor, déjeme tranquilo. Estoy intentando adorar al Señor.

Continúan cantando. Hay otra pequeña pausa. Cuando empiezan a hablar el resto del coro canta cada vez más bajo y se va fuera del escenario lentamente y dejan a Julia hablando con Dios.

DIOS. Julia.

JULIA. Está bien, ¿quién es?

DIOS. Soy yo.

JULIA. ¿Eres tú... Señor?

DIOS. ¿Qué estás haciendo?

JULIA. Estoy cantando una canción. Ya sabes, para ti.

DIOS. ¿De verdad?

JULIA. Bueno, Señor, me parece que no es el mejor momento para discutirlo ahora... Estoy en el medio de la adoración.

DIOS. ¿Me estás adorando?

Llegados a este punto la música se deja de oír y los otros personajes salen lentamente del escenario.

JULIA. Hombre, pues sí. Cantamos todos los domingos esta canción antes de la ofrenda. Es una gran tradición en esta iglesia. Mira, me la sé de memoria, sin mirar el himnario.

DIOS. ¿Por qué estás aquí?

JULIA. Leo me llamó y me preguntó si podía ocupar el sitio de Aurora en el coro porque no se encontraba bien; si no, estaría sentada en mi banco. Lo señala. Ese de allí...

DIOS. No. ¿Por qué estás AQUÍ?

JULIA. ¿Quieres decir, aquí, en la iglesia? Pausa. Pues vengo desde hace tanto que ya me he acostumbrado. Me gusta. Me hace sentir bien. Y es una buena medicina para la semana que empieza.

DIOS. ¿Dónde está tu corazón?

JULIA. Pues, no sé dónde está mi corazón pero sí sé dónde está mi mente. En esos 1500 euros que le debo a hacienda. En el capó de mi coche... sólo tú sabes lo que me va a costar. La lavadora está rota. Ya sabes qué ocupada he estado con los programas últimamente y además he tenido que hacer de canguro las pasadas noches. ¡Estoy agotada!

DIOS. Entonces, no te has preparado mucho para venir esta mañana aquí a adorarme.

JULIA. ¿Prepararme?

DIOS. ¿Por qué no me has dicho nada de tus problemas esta semana?

JULIA. ¿Cuándo? No he tenido tiempo. He estado tan ocupada... duda... preocupándome por estas cosas que...

DIOS. ¿Te has olvidado de la promesa que he hecho a través de mi hijo?

JULIA. ¿Cuál?

DIOS. “Venid a mí todos los que estáis cansados y cargados y yo os haré descansar”

JULIA. Sí que me acuerdo. Esa es una de esas promesas que sentía que estabas hablando directamente. Pero Señor, las cosas son diferentes ahora. Mi vida está tan llena de obligaciones...

DIOS. ¿Y qué hay de tus obligaciones conmigo? ¿De amarme y adorarme con todo tu corazón, mente y alma?

JULIA. Pausa. Tienes razón, Señor. Quiero estar cerca de ti pero me he olvidado de cómo. Quiero verte en mi corazón pero no puedo dejar todo a un lado y centrarme en ti. Eso no puede ser. ¿Qué hago?

DIOS. Pausa. Intenta pedirme ayuda.

Hay una pausa. Julia inclina su cabeza, cierra sus ojos y empieza a orar en silencio.

DIOS. Déjame encargarme de tus preocupaciones.

Se empieza a escuchar la canción “I see the Lord”.

DIOS. Ahora, ya puedes darme alabanzas.

Se escucha la letra de la canción “I see the Lord”.
Veo al Señor sentado en su trono, alabadle
Y el velo de su túnica, llena el templo con su gloria
Y toda la tierra se llena de su gloria.

Santo, Santo, Santo, Santo
Santo es el Señor
Santo, Santo, Santo, Santo
Santo es el Señor

…………………………………

© Kathy Graff 1998, todos los derechos reservados. Esta obra se puede representar gratuitamente con la condición de que no se saque ningún beneficio económico de la misma ni se cobre por la entrada. La autora agradecería que se le notificara cuándo y con qué propósitos se van a llevar a cabo con la representación de la obra. Se puede contactar con ella en:
katgraff@cpurity.com
Esta obra es una traducción del inglés “Are you talking to me, Lord?” y se encuentra en www.dramatix.org

Jesucristo es mejor que un superhéroe

8 Minutos y 6 Personajes. Un niño quiere resolver los problemas de su padre confiándolos a los superhéroes pero la abuelita les apunta a otro ser más poderoso: Jesucristo.


JESUCRISTO ES MEJOR QUE UN SUPERHÉROE


PERSONAJES

CHAVO VAGO
POLICÍA
PAPÁ
MAMÁ
HIJO
ABUELA



ACTO 1

(El Papá sale con cosas en las manos, fue de compras de Navidad.)

CHAVO VAGO. (Sale con una navaja) Dame todo lo que traes, porque si no te va a ir muy mal.

PAPA. (Empieza a temblar de miedo.) Lo que traigo es para la cena de Navidad de mi familia...

(Se echa a correr y el chavo lo persigue, salen por un extremo del escenario, se oye al papa pedir auxilio.)

POLICIA. (Parado en una esquina.) Tengo mucho frío, y no traigo ni para tomarme un café. (Ve que viene el papá corriendo.) Ese oso viene corriendo, se me hace que las cosas que trae las robó y lo han de venir persiguiendo. ¡Qué suerte tengo! A este de perdido le bajo para unas cocas. (Le empieza a perseguir.)

(El Papá sigue corriendo pidiendo auxilio hasta que llega a su casa.)



ACTO 2

(El Papá entra a la casa corriendo y cansado.)

HIJO. (Está viendo la televisión y voltea a ver a su papá pensativo y confuso, se levanta de su silla y le dice…) ¿Qué tienes, papi?

PAPA. He tenido fuertes problemas y me venían persiguiendo.

HIJO. ¡Ah! Pues yo tengo la solución para tus problemas, precisamente ahorita estaba viendo el Chapulín Colorado.

PAPA. (Lo interrumpe.) ¿Y ese qué tiene que ver con mis problemas?

HIJO. Pues que es muy fácil: lo único que tienes que hacer es repetir conmigo: “¡Oh! ¿Y ahora quién podrá defenderme?” Y el Chapulín aparecerá para ayudarte.

PAPA. (Enfadado.) Esos superhéroes no sirven y no pueden resolver mis problemas, son puras mentiras. Ahora ven (lo toma enérgicamente y lo acerca a donde está la televisión y le cambia al canal donde están las noticias). ¿Ves todos esos muertos? No son de mentiras como el Chapulín, esos tienen problemas reales, así como yo.

MAMA. (Se acerca.) Prepárense para la cena de Navidad, pues no tarda en llegar la abuela.

(La Abuela toca la puerta y va la mamá a abrirle, entra con regalos en las manos y se felicitan.)

ABUEL. Mira, nietecito, te traigo estos regalos: este es el mío, y el otro es el que te mandó tu tío Ruperto que está en Yucatán.

HIJO. (Emocionado.) Gracias, abuelita. (Abre los regalos: el de su tío es un traje de Superman, y el de la abuela es una patineta, sale corriendo de la escena y se pone el traje de Superman.)

PAPA. ¡Oh, mamá! Fíjate que estaba diciéndole a Osvaldo que hoy tuve un problema con un muchacho vago que trató de robarme y me persiguió… Luego al verme un policía correr pensó que había robado las cosas que traía en la mano y también me persiguió. Yo no sé a dónde vamos a ir a parar en este mundo lleno de maldad, yo no sé quién puede ayudarnos a solucionar todos estos problemas que tenemos.

HIJO. (Sale vestido de Superman.) ¡Sí! Ahora si puedo ayudarte, yo sí soy de la vida real. (Sale queriendo volar y se estrella contra uno de los muebles.)

PAPA. (Enojado regaña al niño.) Ya basta de que estés jugando, en vez de ayudar no me dejas hablar con tu abuela, si sigues molestando te voy a tener que pegar. Superman también es un personaje de mentiras que sale en la televisión pero él no es de verdad; si eso fuera verdad no veríamos en las noticias tantos desastres, ni guerras y atraparía a todos los ladrones.

(La Madre levanta a Osvaldo y le hace un cariño.)

ABUELA. Solo hay una persona que puede ayudarnos a solucionar los problemas que tenemos.

PAPA y MAMA. ¿Quién?

ABUELA. Pues es Jesús, el que murió en la cruz del Calvario para salvarnos.

HIJO. No, abuela, no digas eso, se va a enojar mi papá. Jesús también sale en la televisión y hace milagros como en los cuentos de Superman

ABUELA. No, Osvaldo, Jesús sí es verdadero… Precisamente es lo que estamos celebrando hoy en Navidad. Lo importante no es comer una rica cena ni darnos muchos regalos, lo importante de la Navidad es recordar que un día como hoy, allá en Belén, nació el niño Jesús y éste cuando creció enseñó a los hombres todo lo que se necesita para acabar con la maldad de los hombres, y luego murió en una cruz para salvarnos de los pecados.

PAPA. ¿Y cómo es eso de la salvación de los pecados?

ABUELA. Jesús nos enseñó que debemos de vencer con el bien el mal, no debemos esperar a que se acaben los ladrones, sino tenemos que empezar a ser buenos nosotros, antes de que una persona que tiene necesidad nos robe debemos darle algo que tengamos con amor y el estará siempre agradecido. Cristo sabía que éramos malos y habíamos pecado y en vez de castigarnos nos demostró su amor muriendo en la cruz del calvario para perdonarnos nuestras maldades.

HIJO. (Mientras habla la abuela va hacia la cocina y pone algo de la comida que tienen en un plato, luego va hacia la puerta donde va pasando el muchacho vago que persiguió al papá.) ¡Hola, muchacho! Ten un poco de comida para que tengas una feliz Navidad y recuerdes que un día como hoy nació Jesús, que sí es un personaje de la vida real.

CHAVO VAGO. (Se acerca un poco confundido.) Muchas gracias, niño, te estaré siempre agradecido, no tenía nada para comer en esta Navidad.

ABUELA. ¿Ven como Jesús sí puede terminar con la maldad de este mundo? Creo que lo que debemos hacer es orar y adorar a Jesús porque Él sí es más que un superhéroe.

(Todos se acercan y empiezan a orar y a adorar a Jesús. Se cierran las cortinas.)