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2012 - España

El adorno familiar

25 Minutos y 5 Personajes. Unos hermanos están adornando el arbolito de navidad y deciden no incluir el adorno viejo del abuelo. Cuando el abuelo se da cuenta y quiere poner su adorno, la familia se enreda en una discusión.


EL ADORNO FAMILIAR


AMBIENTACIÓN

En el salón de una casa una familia está preparando el arbolito de Navidad. El abuelo está durmiendo en un sillón. Hay otras sillas, y en el suelo hay papeles tirados. Hay caja en la que están guardados los adornos navideños.



PERSONAJES

HAROLDO. Hermano mayor (13 años).
LISA. Niña madura para su edad (9años).
BETO. Hermano menor muy activo (6 años).
MADRE. Mujer joven, agradable que procura la paz.
ABUELO. Un poco rezongón pero no tanto como para que podamos llegar a odiarlo.



HAROLDO. (Coloca un adorno en el árbol, después da un paso atrás para admirar su trabajo.) ¿Y ahora? ¿Qué tal luce? El arbol está casi listo.

BETO. ¿Ya está listo? Si acabamos de comenzar...

LISA. (Mirando críticamente al árbol.) No, todavía no está listo.Necesitamos otro adorno por aquí (indica un lugar en el centro del árbol que no tiene nada).

MADRE. Es verdad, Lisa. Un pequeño adorno dorado va a quedar muy bien ahí y después podemos poner una guirnalda plateada a la derecha.

BETO. Está bien. Déjame que los coloque yo (pone la guirnalda plateada con poca delicadeza).

LISA. ¡No! Tienes que enroscarla primero de arriba. (Coloca el adorno dorado en el centro.) ¿Qué tal? ¿Queda bien en el centro?

MADRE. Está muy bien, Lisa. Ha quedado muy bonito.

BETO. ¿Y la guirnalda plateada? ¿Creéis que tenemos que poner otra más?

MADRE. Lo has hecho justamente como yo quería. El arbol está listo. No creo que necesite nada más.

HAROLDO. Eh... realmente ha quedado muy chulo.

LISA. Es el mejor árbol que hemos hecho juntos.

BETO. Ah... Siempre dices eso todos los años.

LISA. Deberíamos mejorar cada año. Tú deberías ser más inteligente cada año, ¡¡y nada!!

BETO. Pues anda que tú...

MADRE. Parad ya los dos. Hoy os habéis portado mejor que nunca. No lo vayáis a echar a perder todo ahora. ¡El árbol está precioso, de veras!

HAROLDO. Vamos a encender las luces a ver cómo queda.

BETO. (Corriendo hacia el enchufe.) ¡Déjame que lo encienda yo!

MADRE. ¡Cuidado! Vas a tirar el árbol.

BETO. ¡Ahora! (Enciende las luces del árbol).

TODOS. ¡Oh!

LISA. ¡Qué bonito! ¡Se me pone la piel de gallina!

BETO. Mamá, ¿nos vas a leer ahora alguna historia de Navidad como haces siempre?

MADRE. Sí, creo que ya es hora de que lo hagamos.

HAROLDO. ¿No sería bueno despertar al abuelo? Se ha quedado durmiendo cuando estábamos poniendo las luces...

BETO. Sí, vamos a despertarlo. Seguro que también quiere verlo y escuchar la historia con nosotros. Espera que lo despierto (abre la boca para llamarlo).

LISA. (Coloca la mano sobre la boca de Beto) ¡No! Ya lo verá más tarde y seguro que se sabe la historia. Si lo despiertas ahora se acordará de lo que ya sabemos...

BETO. ¿De qué?

HAROLDO. (Recordándolo.) ¡Ah, sí! Está bien. Déjalo que duerma. (A Beto.) ¿No te acuerdas de aquel adorno del abuelo?

BETO. ¡Ahora me acuerdo! Ya tuvimos un lío el año pasado por esto.

MADRE. Bueno, bueno, pero nosotros no vamos a pelear este año. Vamos a dejarlo dormir ahora.

ABUELO. (Despertándose.) ¿Estabais hablando de mí?

LISA. ¡Sonamos! Ahora comienza todo de nuevo.

ABUELO. Debo haberme quedado dormido. Parece que ya habéis decorado el arbolito.

HAROLDO. No sé cómo lo hemos hecho sin ti, abuelo, pero está listo.

LISA. Cada adorno en su lugar. Ya no queda sitio para poner nada más, ni siquiera una pequeña guirnalda más.

MADRE. Los chicos han hecho un buen trabajo, ¿no, papá?

ABUELO. Muy bien, muy bien... (levantándose), sólo falta encontrar un lugar para mi adorno.

LISA. ¡Oh, no!

HAROLDO. ¡Se ha vuelto a acordar de eso!

MADRE. Chicos... (Sacudiendo la cabeza).

ABUELO. Seguro que no os habéis olvidado de mi adorno especial, ¿verdad?

MADRE. No, no nos hemos olvidado pero hemos pensado que tal vez este año no iba a ser necesario. El árbol es muy pequeño y puede ser que tu adorno no pegue muy bien con los otros...

ABUELO. !Tonterías! Sacamos este adorno dorado de aquí adelante y colgamos el mío. Ya sabéis que mi familia trajo este adorno cuando vino de Checoslovaquia. Estuvo colgado en los árboles de Navidad de la familia Schmidt por 75 años.

BETO. Entonces sería hora de dejarlo descansar.

ABUELO. ¡No hables así, niño!

LISA. Abuelo, ¿qué te parece si por esta vez dejamos de colocar ese adorno? El árbol no va a quedar bien si ponemos ese adorno tan viejo.

ABUELO. ¿Que no va a quedar bonito? ¡Nada de eso! ¡Este adorno es el que le da sentido a nuestro árbol! Nadie en esta ciudad tiene un adorno como éste. Esperad todos aquí que voy a buscarlo. Nunca dejo que mi adorno se guarde con los otros no sea que se rompa o se pierda. Yo sé exactamente dónde está.

HAROLDO. (Amargamente.) ¡Estoy seguro de que él sabe exactamente dónde está!

LISA. Mamá, ¡no dejes que se arruine nuestro árbol otra vez!

HAROLDO. Aquel adorno viejo y feo...

(Beto hace gestos de desaprobación.)
MADRE. Lo sé, lo sé; pero significa mucho para él...

LISA. Está bien, pero es que también significaría mucho para mí si no lo colocásemos este año. Le voy a decir que no puede colgarlo esta vez. Cuando mis amigos vienen a casa para Navidad, siempre les muestra el adorno, y les quiere contar todo sobre la historia de la familia Schmidt y por qué salieron de Checoslovaquia... y todo eso.

HAROLDO. Pensando en esto, creo que podría contar toda esa historia. La he oído tantas veces...

BETO. ¡Ya lo tengo! Cuando el abuelo entre, voy y me tropiezo con él y así haré que se le caiga ese famoso adorno y se le rompa. Me va ni que pintado ya que siempre dicen que soy muy patoso y eso.

MADRE. Tú no vas a hacer eso. Quiero que os comportéis. Acordaos de que es Navidad.

LISA. Entonces, ¿por qué el abuelo no se acuerda también de que es Navidad?

MADRE. Él es un hombre mayor.

HAROLDO. ¿Y nunca fue joven? ¿Es que no se acuerda de cuando era joven y de cómo los mayores se metían en todo, queriendo hacer todo a su manera?

MADRE. Creo que nosotros nunca nos acordamos.

BETO. Yo voy a acordarme cuando sea viejo.

HAROLDO. Si no dejas de pelear en la escuela no vas a llegar a viejo.

BETO. ¡No te metas conmigo!

LISA. Creo que debemos dejar en claro una cosa: el abuelo actúa como un tirano en casa. Siempre quiere que se haga todo como él quiere. No tiene en cuenta la opinión de los otros. Alguien tiene que decirle eso, y esa va a ser yo, hoy mismo.

HAROLDO. Yo estoy de acuerdo.

BETO. Y yo también. A mí me van las buenas peleas.

MADRE. (Preocupada.) Hijos, hijos. Shhh, ¡escuchad! Está viniendo.

ABUELO. (Entra trayendo el adorno en la mano. Es un adorno grande, fuera de moda.) Aquí está. Siempre lo guardo muy bien. ¿No es bonito?

LISA. Para mí es horrible. Y creo que en nuestro árbol va a quedar fatal.

BETO. No queremos colgarlo este año en el árbol.

HAROLDO. No lo queremos, ya lo hemos decidido.

ABUELO. ¡Qué? ¿Qué es lo que estáis diciendo?

HAROLDO. Estamos diciendo que no vamos a arruinar la decoración de este año, colgando esa cosa vieja en el árbol.

LISA. Eso mismo. Nada de viejos adornos ni de historias interminables de la familia Schmidt este año.

ABUELO. Marta, ¿estás oyendo lo que tus hijos están diciendo?

MADRE. Claro que sí, papá. Yo no quiero que discutan contigo como lo están haciendo pero no quieren ese adorno este año. ¿Qué te parece si por este año no lo colgamos?

ABUELO. ¡Imposible! Si yo quiero que el adorno esté en el árbol, entonces habrá que ponerlo. Cuando yo era joven, los niños sabían respetar a los mayores. Esto es lo que está mal hoy en día. No se tiene respeto a la edad ni a las tradiciones.

HAROLDO. Nosotros te respetamos, abuelo, pero ¿es necesario respetar también a este adorno viejo, comido por las polillas?

ABUELO. ¡Comido por las polillas? Este adorno costó mucho cuando lo trajeron de Checoslovaquia hace 75 años. Es de una calidad superior a la de los que se fabrican ahora. Antiguamente sabían hacer las cosas para que durasen mucho.

LISA. Ellos sabían hacer bien las cosas, y nosotros tenemos que aguantar.

ABUELO. Mirad, ¿no entendéis lo que este adorno significa para mí? Cuando yo era joven, este adorno se colgaba cada año en el árbol. El árbol se iluminaba con muchas velas y éstas hacían que los adornos brillasen como la luz eléctrica no lo va a poder hacer nunca. Después de cenar, nos sentábamos alrededor de la mesa y mi padre, vuestro bisabuelo, nos leía la historia de Navidad de la Biblia. Luego, miraba el adorno y nos contaba cómo su familia salió de Checoslovaquia y vino a España (poner el país en que uno se encuentra). Son muchos los recuerdos que ese adorno despierta dentro de mí.

LISA. Sí, abuelo, pero Navidad es para hoy, no para el pasado. Queremos disfrutar nuestra Navidad y con ese adorno y con esas historias de no sé hace cuántos años, se arruina todo. ¿Es que no lo puedes entender?

ABUELO. Yo solamente veo que vosotros no tenéis respeto por el pasado. Aún así, el adorno va a ir en el árbol, en lugar de esa bola dorada. (Saca la bola dorada y coloca el adorno). Ahora sí que el adorno está en su sitio. Y quien lo toque le... le...

HAROLDO. ¿Le qué?

ABUELO. Le... ¡Le quitaré de mi testamento! ¡Y estoy hablando en serio! (Sale de escena, furioso.)

LISA. (Comienza a llorar.) Mamá...Ya se ha fastidiado todo: el árbol y todo lo demás.

HAROLDO. ¡Viejo gruñón! Por ese poco dinero yo lo desafiaba y sacaba el adorno. ¡Que se vaya al diablo con su testamento!

MADRE. Hijos, comportaos.

LISA. ¡Eso no es justo! ¡No es justo!

BETO. Voy a hacerle algo que le duela; ya se me va a ocurrir.

HAROLDO.No voy a hacerle ningún recado nunca más. ¡Que se las haga él mismo!

LISA. ¡Eso! Si quiere guerra, la va a tener. Tiene que sentir lo que nosotros estamos pasando.

MADRE. Pero os estáis olvidando de que es Navidad, tiempo de amor y de alegría.

LISA. El abuelo no nos ha mostrado mucho amor y alegría hoy...

MADRE. ¿Y creéis que está bien devolver con la misma moneda?

HAROLDO. ¿Y qué más podemos hacer? Nos ha dejado sin alegría esta Navidad. Y además, no tengo ganas de escuchar la historia de Navidad ahora.

BETO. Ni yo tampoco.

LISA. ¡Qué día más triste!

MADRE. Tengo una idea: ¿Qué tal si leemos una versión bien diferente de la historia de Navidad este año? Una bien corta.

HAROLDO. Bueno, está bien. ¿Limpiamos todo esto primero?

MADRE. No, la historia no es muy larga. Quizá os ayude a sentiros un poco mejor con lo que ha pasado. Beto, pásame la Biblia que está ahí. Dejadme ver... (Buscando en la Biblia.) ¡Ah! Aquí está. En Gálatas 4: 4 Es respecto al fin los tiempos.

HAROLDO. Creo que me acuerdo de ese texto.

BETO. Yo no lo conozco. Léelo, mamá. (Los niños se sientan en el suelo).

MADRE. Está bien. (Leyendo) "Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su hijo como un grande y terrible guerrillero, para castigar a su pueblo porque ellos habían sido malos con Dios y Él decidió ser malo también con ellos".

HAROLDO. ¡Mamá! ¡No es así!

LISA. Dios no mandó a Jesús como guerrillero: Jesús vino al mundo como un bebé en Belén.

BETO. Yo creo que Dios no nos odia: Él nos ama. Por lo menos, eso es lo que nos dijo la maestra en la escuela la semana pasada.

MADRE. Bien, me parece que nos os ha gustado esta versión de la historia de Navidad. A mí tampoco me ha gustado porque no es la verdadera. . Aunque los hombres sean malos, rebeldes, cabeza duras, Dios no nos paga con la misma moneda; al contrario, Él da amor a todos. Así es como Dios es.

BETO. Ya entiendo. Mamá está diciendo que es así como que tenemos que tratar al abuelo.

MADRE. ¿Estáis seguros de que estoy diciendo esto?

HAROLDO. Sí y creo que tienes razón. Tenemos que amarlo, aun cuando hace cosas que no nos agradan.

BETO. Mamá, ¿crees que debemos ir a pedirle disculpas? A mí no se me da muy bien.

LISA. Creo que debemos hacerlo. Por lo menos yo que he hablado más de la cuenta.

MADRE. Se me está ocuriendo algo. ¿Os acordáis de alguna de esas canciones en alemán que tanto le gustan? ¡"O Tannenbaum" ! (Aquí puede adaptarse a cada lugar o idioma más conveniente) Vamos a cantársela. Vamos a demostrarle así lo mucho que lo queremos.

BETO. ¿Crees que servirá de algo? Estaba muy enfadado.

MADRE. Vale la pena intentarlo.

HAROLDO. Comienza, mamá. Ya nos iremos acordando de las palabras mientras cantamos.

MADRE. Está bien. Comienzo yo. (Canta las primeras líneas sola, y poco a poco se le van sumando los niños, cada vez más fuerte).

O Tannenbaum, o Tannenbaum,
wie treu sind deine Blätter!
Du grünst nicht nur zur Sommerzeit,
Nein auch in Winter, wenn es schneit.
O Tannenbaum, o Tannenbaum,
Wie treu sind deine Blätter

(Se pueden cantar dos estrofas).
ABUELO. (Aparece en la puerta.) ¿Por qué estáis cantando esa vieja música de Navidad? Yo canté esa canción en un programa de Navidad en la iglesia cuando era niño.

LISA. Sabemos que éste es uno de los villancicos que más te gusta, abuelo. Y es la manera que hemos encontrado para decirte que te amamos. Sentimos mucho lo que ha pasado hoy.

HAROLDO. No nos habíamos parado a pensar lo que este adorno significaba para ti.

BETO. Yo casi lo rompo a propósito (abrazando al abuelo).

ABUELO. ¡Casi lo rompiste! ¡Buena idea! ¡Qué tonto he sido!. El amor de mis nietos es más importante que cualquier adorno de Navidad. Yo mismo voy a romperlo (coge el adorno).

MADRE. No, no papá.

ABUELO. Pero es que ha sido motivo de muchas peleas.

MADRE. Peleamos mucho porque cada uno quiere hacer su voluntad. Navidad debe ser un tiempo de amar y de respetar los sentimientos de los otros. Es como comenzar todo de nuevo, renovar nuestro amor por los demás e intentar que sea para todo el año.

ABUELO. Pero, ¿qué vamos a hacer con esto? (Mostrando el adorno que todavía tiene en sus manos).

MADRE. Creo que tengo una idea: vamos a ponerlo en el centro de la mesa como una decoración especial. Y como tiene 75 años, voy a llamar al periodista de la radio (aquí se puede poner un nombre de un periodista conocido en el medio) y le voy a pedir que te haga una entrevista; así le cuentas a todos la historia de este adorno. Seguramente que a ellos les interesará eso.

BETO. ¡Genial,mamá!

ABUELO. ¡Ya sabía yo que eras muy inteligente!

LISA. Mamá, ¡eres la mejor!

ABUELO. ¿Qué os parece si cantamos la primera estrofa de "O Tannenbaum"
otra vez todos juntos?

(Todos cantan mientras se corre el telón).

Si no lo hago yo, ¿quién lo hará?

13 Minutos y 13 Personajes. Una joven testifica en su escuela a través de un ejercicio de clase. A la vuelta a casa, se cuestiona sobre esa justicia en la que cree...


SI NO LO HAGO YO, ¿QUIÉN LO HARÁ?

PERSONAJES

PROFESOR
GAMALIEL
LAURA
JONATÁN
CARLOTA
SAMUEL
SONIA
CARLOS
GILDA
NATANAEL
CAROLINA
NARRADOR
VOZ DE JESÚS


ESCENA 1

(En un salón de clases.)

PROFESOR. Buenos días jóvenes, vamos a pasar lista rapidito (pasa lista)… Espero que ya estén todos preparados para comenzar a escribir sus ensayos, pero antes quisiera que trajéramos a clases sus distintos temas y tesis. Comencemos por este lado (izquierdo) Gamaliel, ¿cuál es tu tema, tesis y por qué lo escogiste?

GAMALIEL. El aborto, mi tesis es; “Nadie tiene derecho a quitarle la vida a un niño” Escogí este tema porque creo que es algo que sucede mucho y se debe evitar.

PROFESOR. Muy bien, seguimos con Laura; ¿Cuál es tu tema, tesis y por qué lo escogiste?

LAURA. La Música, “La música es el mejor método de comunicar los sentimientos”, escogí este tema porque la música es lo más que me gusta.

PROFESOR. ¿Jonatán?

JONATÁN. La desobediencia Civil, “La desobediencia civil, método que no funciona”, escogí este tema porque es fácil, como todo el mundo lo tiene quemao…

PROFESOR. Ok, seguimos. ¿Carlota?

CARLOTA. El maltrato de menores, “¿Por qué maltratas a una criatura indefensa?” Escogí este tema porque es algo que afecta a nuestra sociedad día a día.

PROFESOR. ¿Samuel?

SAMUEL. El Alcoholismo en la adolescencia, “La mayor causa de muertes de jóvenes en la carretera se debe al alcoholismo”, porque es cierto.

PROFESOR. ¿Sonia?

SONIA. Los valores morales en nuestra sociedad, tesis; “Estamos perdiendo nuestra esencia” pienso que este tema es de importancia ya que estamos perdiendo nuestros valores morales.

PROFESOR. ¿Carlos?

CARLOS. La tecnología, “La tecnología, ¿Nos une o nos separa?” La tecnología esta avanzando con el transcurrir de los días y nos ponemos a pensar: ¿Hasta dónde llegaremos?

PROFESOR. ¿Gilda?

GILDA. La Infidelidad, “¿La infidelidad es arte o depravación?” Escogí este tema porque hoy día se está viendo mucho esto, como ver televisión, esto es una depravación a la moral.

PROFESOR. ¿Y tú, Natanael?

NATANAEL. Todavía no he decidido cuál será.

PROFESOR. Bueno, ve pensando porque ya lo necesitas tener. Y por último Carolina, luego que ella nos diga el suyo, discutiremos un poco sobre los temas que han presentado para que los ayude un poco más a desarrollar sus temas. ¿Carolina?

CAROLINA. La Justicia Divina, “¿Es Justo Dios?” Sí es justo.

LAURA. ¡Claro que no!

PROFESOR. ¡Disculpa! Permítele terminar… ¿Por qué escogiste ese tema?

CAROLINA. Porque muchas personas no se han dado cuenta aún de lo grande que es su justicia, sólo saben juzgar a Dios.

JONATÁN. Tú también estás juzgando, pero a nosotros.

CAROLINA. Yo no estoy juzgando, sólo digo que hay personas que aún no se han dado cuenta.

SONIA. Eso es cierto.

GAMALIEL. Yo no creo que sea justo. Dime, ¿por qué sufren tantos niños?

CARLOS. Nosotros no podemos juzgar a Dios, Él sabe todas las cosas y Él tiene un propósito para cada cosa.

CAROLINA. Su justicia es grande, sólo hay que permitirle que actúe.

SAMUEL. No todo el mundo piensa así, por ejemplo yo...

CARLOTA. Dejen el tema ya, mejor hablen de eso en la iglesia.

CAROLINA. Es que ese es.... (Interrumpe el Profesor.)

PROFESOR. ¡Ya! Ya se nos fue el tiempo, vamos a dejar los conflictos, cada uno tiene derecho a expresarse sin ofender a los demás. Cada uno en su hogar vaya escribiendo sus ideas con respecto a todos los temas hablados en clase y los discutiremos el lunes. Que tengan un buen fin de semana.

(Salen todos del salón y se cierra el telón.)


ESCENA 2

(Llega Carolina a su casa.)

CAROLINA. ¡Mami, Papi! (Suelta el bulto en el mueble con coraje.) Aquí no hay nadie… (Suspira y se sienta.) ¡Señor! ¿Por qué me pasa esto, si yo lo que hago lo hago por servirte? Yo sé que no debo hacerte este tipo de preguntas, pero tú eres mi mejor amigo ¿no? y los mejores amigos se tienen confianza. ¿Cómo, si tú eres un Dios de amor, puedes permitir que tanta gente día a día no pare de sufrir? ¿Y cómo es que aún hay tantos que no saben de tu amor? ¡Dime!

NARRADOR. Un voz le responde en su interior.

(Esta voz se escucha para que todos lo puedan oír)

VOZ DE JESÚS. Ve y llévame afuera, hay tantos que se pierden y que podemos salvar, ve y llévame afuera, hay tantas ovejas descarriadas que podemos rescatar.

CAROLINA. Yo no puedo, ¿quién soy yo para hacer eso?

VOZ DE JESÚS. No mires tu debilidad, te doy mi autoridad, sólo llévame afuera y di al cansado y al perdido que Yo Seré su hogar.

CAROLINA. ¡Señor! Día a día, noche a noche, intentaré serte fiel y cumplir con tu llamado.

VOZ DE JESÚS. Recuerda que cuando sientas que no puedes continuar, sentirás mi mano y te daré fuerzas para andar… Te amo.

CAROLINA. Gracias, Señor, por escogerme, yo también te amo.

(Carolina se queda pensativa por varios minutos y coge el teléfono y comienza a llamar a sus amigos para reunirse en su casa. Llegan sus amigos Carlos, Sonia y Gilda.)

CAROLINA. Estuve hablando con mi mejor amigo, Jesucristo, y le hice preguntas.

(Les dice las preguntas y lo que Él le contestó.)

SONIA. Entonces, ¿qué podemos hacer?

GILDA. Sólo somos cuatro, porque Nacho no viene; tú sabes cómo es él y prefiere quedarse con sus amigos de allá antes de “hacer el ridículo”, como él dice.

CARLOS. No importa cuantos seamos, lo que importa es cuánto hagamos.

CAROLINA. Eso es cierto, además tenemos su compañía pero tenemos que empezar ya y debemos de empezar por nuestros compañeros. Vamos a invitarlos para acá, ustedes saben que la semana que viene es la competencia en “A toda Maquina”, pues los llamamos para practicar, practicamos y luego les hablamos, ¿qué creen?

CARLOS. Perfecto.

NARRADOR. Llamaron a sus compañeros y éstos llegaron. Luego de una práctica se sentaron a descansar… mientras, los jóvenes les hablaban de las maravillas que había hecho Dios en sus vidas y que en ellos también las podría hacer.

CARLOTA. Esta noche me he dado cuenta de lo equivocada que he estado.

JONATÁN. Yo también, he estado juzgando al ser más maravilloso.

LAURA. Ya veo que era yo la que no veía su justicia.

GAMALIEL. Y los niños son suyos.

NATANAEL. Yo me he dado cuenta que he estado algo alejado de Él.

CAROLINA. Me siento feliz de saber que se han dado cuenta de lo grande que es mi Señor, y lo importante es que lo aceptaron, ahora sólo tienen que servirle de corazón y seguirle. Ustedes ven ese montón de personas que están ahí al frente (señalando para la Iglesia), vamos a hablarles de Cristo, quizá ellos estén como estábamos nosotros antes de conocerle...
(Todo se dirigen al público y comienzan a decirles palabras de aliento. Luego regresan al frente.)

NARRADOR. Hablémosle a nuestro prójimo de Cristo, llevemos su palabra como Él nos ha dicho; “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura” Marcos 16:15

(Se cierra el telón.)

El camino de la vida

15 Minutos y 9 Personajes. A lo largo de su vida Carlos no encuentra el momento de entregarle su corazón a Jesús. Cuidado no sea demasiado tarde.


EL CAMINO DE LA VIDA

PERSONAJES

CARLITOS NIÑO
CARLITOS JOVEN
CARLITOS ADULTO
CARLITOS VIEJO
DIABLO
DIOS
MADRE
NOVIA
ESPOSA




PRIMERA ESCENA

Intervención del niño

(En el primer escenario, en el suelo se encuentran algunos juguetes de Carlitos. El niño está ubicado de espaldas al público, la madre se encuentra en la misma posición dentro del escenario. Al comenzar la música, Carlitos y la mamá se dan la vuelta mirando al auditorio.)

CARLITOS. (El niño juega con los carritos y muñequitos, hablando solo, metido en el juego) Ñiuuuuu, va Montoya ganando la carrera, Shumaker se quiere adelantar, atraviesa un espectador y Puuuuuuu se lo lleva por delante, va por la caracas se voltea en la Boyacá y salta y llega a los Estados Unidos, y se estaciona en la casa del presidente de Colombia y en ese momento…

MADRE. (Interrumpe el juego con un grito.) ¡Carlitos! ¡Carlitos!

CARLITOS. (Se asusta por el grito de la mamá y responde bruscamente.) ¿Qué mamááá?

MADRE. ¿Cómo así “qué”? Que venga para acá ya.

CARLITOS. Señora, ¿para qué me necesita?

MADRE. Papito, ¿ya hizo las tareas?

CARLITOS. (Responde sabiendo que dice mentiras, lo refleja en la cara.) Sí, mamá, ya las terminé. (Va caminando hacia adelante, y a la misma vez levantando los hombros sin que la mamá se dé cuenta.) No, no las he terminado. ¡Ahhh! Y tampoco las voy a terminar. (El niño vuelve a lugar donde estaba jugando y continúa su juego.) Supermán va volando por encima de España y llega a donde está Montana; - ¡Hola Supermán!- - ¡Hola Juancho! - ¿Has visto a la mujer maravilla? Es que tengo una cita con ella y, nada, que llega- - ¡No! No la he visto pero sí pude ver a flash que estaba de afán y que iba para donde Robin - - ¡Ahhh, bueno! Chaoo- Entonces todos se van y llega…

DIOS. ¡Carlitos!, ¡Carlitos!

CARLITOS. Señora mamá, ¿me está llamando?

MADRE. No, hijo, yo no lo estoy llamando

DIOS. ¡Carlitos!, ¡Carlitos!

CARLITOS. ¿Me necesita, mamá?

MADRE. ¡Que no! (La madre responde bruscamente.)

DIOS. Carlitos, soy yo, Dios, te escogí desde que estabas en el vientre de tu madre, yo quiero que me sirvas, ¿lo deseas hacer?

DIABLO. (Está de espaldas mientras que trascurre la escena. Al terminar de hablar Dios él se da la vuelta y le empieza a hablar a Carlitos.) No, chino, no le crea en nada de lo que él dice; mire, usted hasta ahora es un niño, nooo y si lo sigue a él tiene que dejar todo lo que a usted más le gusta, la televisión, los juguetes y otro poco de cosas, nooo, dígale que no.

CARLITOS. Señor, puessss, es que tan sólo soy un niño, si me diera un poco más de tiempo, yo quizás le serviría más adelante, ¡dale!

MADRE. (Interrumpe la conversación con Dios.) ¡Carlitos! Vamos pa’ la tienda a traer lo del almuerzo.




SEGUNDA ESCENA

Intervención del joven


(En el segundo escenario, al comenzar la música, entra Carlos y se sienta en una silla ubicada allí. Carlos entra con unos audífonos y moviéndose al ritmo de la música. El muchacho está en su habitación escuchando música en los audífonos tratando de leer un libro, moviendo la cabeza.)

MADRE. (La voz de la madre lo interrumpe. Con un grito le quita la concentración.) Carlos, hijo, llegó su novia, Jimena.

CARLOS. Dígale que suba, mamá.

JIMENA. ¡Hoooolaaaa baby! ¿Cómo estás, nene? (La novia de Carlos es una niña gomela.)

CARLOS. (Se quita los audífonos y la saluda de beso.) ¡Hola, cariño! ¿Cómo vas?

JIMENA. (Responde emocionada.) Bien, pero imagínate que Renata, ¿a qué no adivinas con quién se cuadró? Pues con el loco de Fernando, ese degenerado, y si los vieras dándose un beso al frente de todos los de la cuadra, eso parecía como si se la fuera a comer a picos.

CARLOS. Amor, no lo puedo creer, pero bueno, eso era de esperarse, al otro le gustaba Renata, bueno hasta que se decidieron.

JIMENA. Gordo vine a recogerte, ¿al fin vamos a salir con los muchachos?

CARLOS. Pues, no, mami, no tengo muchas ganas de salir; hoy tuve examen y estoy un poquito cansado, pero diles que mañana nos vemos, que mañana sí salimos y nos vamos todos para la disco TK.

JIMENA. ¡Ay, papi! Vine a recogerte hasta aquí, ¿y ahora me sales con esto? Dale, papi, no seas tan amargado… Vamos, gordo, mira que nos vamos a divertir un montón.

CARLOS. Pues mami, tampoco puedo salir porque ahorita más tardecito mi papas van a salir, se van para la iglesia y se demoran, y tampoco puedo dejar la casa sola. En serio, diles que mañana nos vemos.

JIMENA. Listo, papi, entonces nos vemos. Me voy porque tengo un poquito de afán, ya nos están esperando. Te amo. (Sale de la habitación, se despide de Carlos con un beso y con la mano.)

CARLOS. Yo también te amo. (Se despide con la mano.)

DIOS. ¡Carlitos!, ¡Carlitos!

CARLOS. (Pensando que es Jimena.) ¿Me hablas, mi amor? (Jimena no le responde nada, pues ya se encuentra lejos.)

DIOS. Carlitos, soy de nuevo yo, Dios, ¿recuerdas que te llamé cuando eras tan sólo un niño? Tú en esa ocasión me respondiste que esperara a que crecieras un poco, y ya ha pasado un tiempo prudente para que me respondas; ¿ya te has decidido?

DIABLO. Nooo, ahora menos, usted está estudiando y eso le quita mucho tiempo, luego pierde el año y ¿qué? ¿Y su novia? No la va a dejar por ese Dios, además, usted está en la etapa más vacana de la vida, en la que disfruta de todo. No la vaya a desperdiciar con ese loco, dígale que no, que más adelante, sí.

CARLOS. Pues Dios, no lo había vuelto a pensar, y ahora que me acuerdo, me puse a analizar y en realidad ésta es la etapa más chévere de la vida, y no la puedo dejar pasar por alto, pues todo esto no se repite de nuevo nunca, ¿quizás si me espera un poquito a que salga del colegio y consiga trabajo? En ese momento sí estaré listo.

MADRE. ¡Carlos! Baje a cerrar la puerta que ya nos vamos para la iglesia.

CARLOS. Bueno, ya bajo.





TERCERA ESCENA

Intervención del adulto

(Carlos entra al escenario cogido de la mano con Jimena, su novia, y en el centro del escenario comienza a desarrollarse la escena.)

CARLOS. Amor, ya está todo listo para nuestra boda, ya hablé con el padre para cuadrar la hora, y tamb…

JIMENA. (Le interrumpe.) ¡Ay, amor! ¿Ya fuiste a donde el señor del salón para firmar eso?

CARLOS. Ya amor, hoy quedé de pasar por allá para eso, y ¿ya te llevaron el vestido a la casa?

JIMENA. Nooo, si me toca pasar por él ahorita, por eso es que necesito que me regales plata para ir y llevarlo a la casa.

CARLOS. Y ¿cuánto necesitas?

JIMENA. Pues regálame $20.000 pesos, que con eso me alcanza.

CARLOS. (Saca la billetera y saca un billete de $20.000 y se lo entrega.) Bueno, toma amor y entonces nos vemos más tarde, ¿listo? (Se despide de beso y en ese momento el teléfono celular timbra y es de la empresa.)

JIMENA. (Le habla en voz baja) Chao mi amor, te amo, nos vemos más tarde, listo.

CARLOS. (Se despide de ella de igual forma y continúa respondiendo la llamada.) Sí, Susana, dígales que hasta la próxima semana nos podemos ver, que esta semana ya no alcanzamos… ¡Ah! ¿Y qué pasó con el paquete que llegaba esta semana? ¿Ya averiguaron por él? A ver si ya llegó. Entonces le encargo que esté pendiente de eso… listo, entonces estamos hablado… sí, gracias. Chao.

DIOS. Carlos, ¿te acuerdas de mí? Soy Dios, ya saliste de estudiar, ya tienes trabajo, hasta te vas a casar, lo único que quiero es que me des tu corazón, no te pido nada más.

CARLOS. Pues mira, yo creo que puede que ya sea hora de que verdad te entregue mi… (En ese momento timbra de nuevo el celular) –haló- … -sí, con él , ¿con quién hablo?- … -sí, sí, la conozco, es mi novia, ¿por qué? ¿Pasó algo? ¿Qué sucede? ¡Díganme!- … -¡No, no puede ser! Esto no puede estar pasando, yo sé que ella está bien, no me digan mentiras, esto es una broma, ¿cierto? Por favor, díganme -pero, ¿cómo fue? ¿Cómo paso? ¿Dónde está?- - sí, sí, claro, yo ya voy para allá- (Carlos se arrodilla, con lágrimas en su rostro mira para el cielo, y le reclama a Dios.) Dios, ¿por qué?, ¿por qué a mí me tiene que pasar esto? Señor, yo creía que en verdad estabas conmigo, pero con esto compruebo que no es así, que no es cierto nada de lo que tú me dices. Ella era todo para mí, yo por ella daría hasta la vida, ¿por qué te la llevaste? Señor, te quería entregar mi corazón y, ¿es de esta manera como me pagas? ¡Oh, Dios! Ayúdame, te lo suplico. (Carlos estalla en llanto, y Dios habla a su corazón.)

DIOS. Carlos, así no lo notes yo estoy contigo todo el tiempo, te quiero ayudar, lo único que tienes que hacer es entregar tu corazón de una forma sincera. Yo estoy siempre que lo necesites, yo estoy para extenderte la mano en todo momento, vuelve tu corazón a mí y yo te ayudaré.

CARLOS. ¿Como que quieres ayudarme? Si así fuera, no te la hubieras llevado, si en verdad quisieras extenderme tus brazos de amor, los habrías extendido para salvarla a ella, pero no lo hiciste. ¿Cómo puedo confiar en ti? (Se pone en pie y se marcha en busca de su novia.




CUARTA ESCENA

Intervención del viejo


(Entra Carlos a escena, quejándose, encorvado, con un bastón y se ubica en el centro del escenario.)

CARLOS. (La edad que muestra ya es muy avanzada, las años han hecho que se encorve, su voz es más trajinada y el pulso ya no es el mismo, lo tiene alterado por causa de los años) ¡Ay, Dios! Estos años ya me tienen vuelto nada. ¡Ay! Yo quisiera que ya pasara todo. En realidad ya me siento solo. Quisiera que Dios no se hubiera llevado a Jimena, pero bueno, todo ya pasó. Pero en verdad ya me siento muy solo, siento que algo me falta, como si algo muy mío me lo quitaran. Hoy en realidad ya me doy cuenta de que es hora, sí, ya es hora de que entregue mi corazón a Dios. Ya me hice muy viejo, es tiempo que dialogue con Dios ¡Señor! Ya llegó la hora de entregarte mi corazón.

DIOS. Pues bien, Carlos, ya te has tomado un tiempo bien largo, como tú dices, ya llegó la hora de que te arrepientas de todos tus pecados y de que me entregues el corazón. Ahora haz una oración y arrepiéntete de todos tus pecados.

CARLOS. Pues Señor, yo te pido que con todo lo que hice en estos años, tú seas… (Carlos en ese momento se le empieza a ir la voz, se coge el corazón demostrando mucho dolor, se sienta en una silla y empieza a quejarse fuertemente por el dolor, pidiendo ayuda, llamando a alguien para que lo socorra. Después de este intento fallido, su corazón no da para más y muere.)

Carlitos, el ángel heraldo

35 Minutos y 5 Personajes + Coro. Un joven y travieso angelito, está a punto de presenciar el nacimiento de Dios Hijo, algo que él aún no comprende. Sin embargo, tiene una tarea muy especial que cumplir en este acontecimiento.

CARLITOS, EL ÁNGEL HERALDO

PERSONAJES

CARLITOS
GABRIEL
DIRECTOR

ÁNGEL 1
ÁNGEL 2CORO
JOSÉ
MARÍA
NIÑO JESÚS


PRIMERA ESCENA

(Se escucha ruido de choque o golpe contra algo y entra a escena el ángel Carlitos todo maltrecho)

CARLITOS. ¡Huy! Pero, ¡qué golpazo! ¿Pero puede ser que siempre me tengo que chocar contra algo? Si no es un poste de luz, es un árbol, siempre lo mismo.... y lo peor de todo es que otra vez llego tarde al ensayo del coro.... ¿dónde se habrá metido el coro?

(Carlitos sigue buscando y sale por la otra parte del escenario. Rápidamente entra un ángel que es director de coro y cinco angelitos. El dirigente trae un atril y una batuta en su mano, se acomodan en formación de coro.)

DIRECTOR. Bueno, mis adorables angelitos, repasaremos una vez más el final y terminamos por hoy, ¿están listos para continuar?

CORO. Sí, ángel director.

DIRECTOR. Pues bien, comencemos… y uno, y dos... y un, dos, tres, va....

(Se dispara la pista del “Aleluya”, el coro hace mímica como si cantara.)

DIRECTOR. ¡Bravo! ¡¡¡Bravísimo!!! Digno de un coro celestial. Bueno, mis angelitos, ha sido todo por hoy, ya pueden ir a jugar.

(Entra Carlitos corriendo y algo retrasado al ensayo, interrumpiendo al director del coro. Se acomoda en su lugar.)

CARLITOS. ¡Un momento, no se vayan, falto yo...! (Se acomoda en el coro.) Y una, y dos, y tres..., Aleluya… Ale... ¿no?... ¿no cantan?...

DIRECTOR. Carlitos, llegas otra vez tarde al ensayo. ¿Qué voy a hacer contigo, pequeño diablillo?

CORO. ¡Ahhh! (Expresión de asombro.)

DIRECTOR. ¡Perdón! Quise decir… ¿qué voy a hacer contigo, pequeño angelito?

CARLITOS. Señor Ángel Director, por favor, disculpe la tardanza. Le prometo que no volverá a ocurrir. Además, ¿para qué ensayamos tanto?

DIRECTOR. En primer lugar, esa promesa la vengo oyendo desde hace mucho tiempo, Carlitos. Y en segundo lugar, ensayamos porque a Dios hay que ofrecerle la mejor alabanza: él se lo merece.

CARLITOS. En primer lugar le aseguro que cumpliré mi promesa... ¡Oh!, ¿o será en segundo lugar...?

DIRECTOR. Lo lamento mucho, Carlitos, pero hasta que no te discipline, tú continuarás haciendo tu voluntad. Por eso, no me queda otro remedio que llamar al Ángel Gabriel para que te lleve con él y abandones este ensayo.

CARLITOS. ¡Pero, señor ángel director! ¡No volveré a llegar tarde!

DIRECTOR. Lo siento Carlitos, ésta ha sido la última vez que te perdono. Esta vez tendré que disciplinarte. (Gritando y llamando al ángel Gabriel). ¡Gabriel, ¿sería tan amable de venir un momento, por favor?

(Entra el ángel Gabriel.)

GABRIEL. Dígame, Director, estoy a sus órdenes.

DIRECTOR. Gabriel, por favor, llévate al ángel Carlitos a dar un paseo disciplinario. Nuevamente ha llegado tarde al ensayo. (Toma el atril y se dirige al coro.) Bueno angelitos... es hora de retirarnos, aquí no hay nada que ver, circulen, circulen...

(El coro y su director se retiran, solo quedan Carlitos y Gabriel en escena.)

GABRIEL. Bien, Carlitos, creo que tenemos todo el tiempo del Cielo para que me expliques la razón por la que nuevamente llegaste tarde a tu ensayo.

CARLITOS. Señor Ángel Gabriel, resulta que… Bueno, lo que sucedió esta vez fue que… a ver, ¿por dónde empiezo?

GABRIEL. Supongo que por el principio.

CARLITOS. Es que si le digo la verdad, se va a enojar conmigo…

GABRIEL. Carlitos, será mejor que me digas la verdad. Recuerda que estamos en el Cielo y aquí no existe la mentira y mucho menos el encubrimiento de un pecado. Eso pondría a nuestro Dios muy, muy triste… así que te pido que seas honesto conmigo y prometo no regañarte y mucho menos castigarte.

CARLITOS. Bueno, está bien. Confío en usted. (Carlitos habla como si estuviera diciendo un secreto, en voz baja pero fuerte para que se escuche.) Ángel Gabriel, ayer cuando iba camino al ensayo sentí curiosidad por asomarme en el Salón de Reuniones Celestiales. Entonces, escuché cuando Dios Padre hablaba con Dios Hijo y con Dios Espíritu Santo sobre un plan que tendrían que poner en marcha.

GABRIEL. ¡Carlitos! No puedo creer que estuvieras espiando. Desde que fui creado ningún ángel ha tratado de meterse en asuntos que no son de su importancia.

CARLITOS. No se enoje conmigo, Señor Ángel Gabriel. Sé que no debí espiar una conversación ajena. Perdón. Por favor, no le diga nada a Dios para que no se ponga triste por mi culpa.

GABRIEL. (Se ríe por la inocencia de Carlitos.) No, Carlitos. Recuerda que Dios todo lo sabe que no hay ningún asunto que pase aquí en el Cielo o allá en la Tierra, que Él no sepa.

CARLITOS. ¿Eso quiere decir que Dios sabía que yo estaba espiando?

GABRIEL. Claro, Dios es Omnisapiente… o sea, todo lo sabe y todo lo conoce.

CARLITOS. Pues supongo que tendré que pedirle perdón a Dios por lo que hice. Pero Ángel Gabriel, tengo una curiosidad que me está matando…. ¿cuál es ese plan del que ellos estaban hablando?

GABRIEL. La verdad que no tengo idea. Además, todos nosotros somos ángeles que debemos seguir instrucciones y órdenes de Dios. Cuando Él lo decida, nos dirá de qué estaban hablando.


CARLITOS. Pero Gabriel, ¿no te da curiosidad saber?

GABRIEL. No, Carlitos. Y quiero advertirte algo. Durante el día de hoy estarás conmigo todo el tiempo. Irás donde yo vaya pero tienes que dejar de ser curioso, eso no está bien.

CARLITOS. (Desilusionado.) De acuerdo, Señor Ángel Gabriel.

GABRIEL. Bueno, entonces, acompáñame al Salón de Reuniones Celestiales. Debo reportarme.

CARLITOS. (Emocionado.) ¿Vamos a ir los dos?

GABRIEL. Sí. Los dos iremos pero sólo yo entraré al Salón y tú te quedarás afuera sin escuchar absolutamente nada. ¿Entendido?

CARLITOS. (Nuevamente desilusionado.) Está bien, Ángel Gabriel.

GABRIEL. Bien, en marcha…

(Se retiran de escena.)

Vídeo: Dios le pide a Gabriel que le anuncie a una Virgen de Israel el futuro nacimiento de su hijo.



SEGUNDA ESCENA

(Se enciende la luz, Carlitos ya está en escena, aburrido)

CARLITOS. ¡Huy!..., ¡Pero cómo tarda...! ¡Ah... ya sé...! (Saca un balero o Yoyo y hace algunos jueguitos mientras espera. Aparece Gabriel; Carlitos sorprendido deja de jugar.)

CARLITOS. Pero Gabriel, ¿no me puede decir por qué tardó usted tanto?

GABRIEL. Me tardé porque me estaban dando unas instrucciones.

CARLITOS. ¿Instrucciones para todo un siglo?

GABRIEL. No.

CARLITOS. Vamos, Señor Ángel Gabriel, no sea malito, por favor, dígame qué más le dijeron.

GABRIEL. Bueno, Carlitos, tienes suerte. Te diré qué me dijo la Trinidad.

CARLITOS. (Asombrado.) ¿Me va a decir?

GABRIEL. Sí, pero no creas que estoy cometiendo una falta. Te lo diré porque tú estarás envuelto en el asunto.

CARLITOS. ¡Ah! ¡Estoy envuelto en el asunto...! ¿En qué asunto?

GABRIEL. Bien, resulta que…

(Interrumpe el director del coro.)

DIRECTOR. ¡Gabriel, Ángel Gabriel!

CARLITOS. ¡Qué importunado!

GABRIEL. (Regañando a Carlitos.) ¡¡¡Carlitos!!!, Se dice inoportuno y no debes ser grosero con tus mayores.

CARLITOS. Bueno... Pero no se dice grosero, se dice... sin…ce...ro…

GABRIEL. ¡¡¡Carlitos!!!

CARLITOS. ¡Ay, perdón!

DIRECTOR. (Ignorando las palabras de Carlitos.) Disculpe la interrupción, Gabriel. Pero, ¿cómo se está portando Carlitos?

GABRIEL. Pues, en lo que va del día, se ha portado muy bien. Con problemas de curiosidad extrema y de grosería, pero en general se ha comportado bien.

DIRECTOR. Menos mal. Bueno, avíseme si tiene algún problema con él. (Hace gesto de que se va a retirar de escena.) ¡Ah!, se me olvidaba, tengo otro angelito que necesitará algo de disciplina y quería saber si…

GABRIEL. (Interrumpiéndole.) ¡Ni lo sueñe!

CARLITOS. ¡Ni lo sueñe! (Repite haciendo el eco de Gabriel.)

GABRIEL. Con Carlitos es más que suficiente.

CARLITOS. Con Carli... ¡ah eso no!

GABRIEL. Le sugiero que piense en otro método.

DIRECTOR. Pero, ¿y qué otro castigo le puedo poner al pequeño?

GABRIEL. Ángel Director, aquí en el Cielo, no se imparten castigos, se disciplina, que es muy diferente. Así que debe pensar de qué otra forma puede disciplinar a su angelito, pero conmigo no cuente porque fui encomendado para una misión y ya estoy por concluirla.

DIRECTOR. (Apenado.) Sí, Gabriel. Disculpe mi necedad, no volverá a ocurrir. Bueno, me retiro. Con permiso.

GABRIEL. No hay nada que disculpar. Adelante. (Se dirige a Carlitos.) Bueno, Carlitos, a lo que iba…

CARLITOS. Y a lo que va, señor…

GABRIEL. Sí, Angelito. Te contaré. Vamos a sentarnos mejor. (Se sientan.) Eres muy astuto. Tal como sospechabas, sucedió. Cuando fui a reportarme ante Dios, aparte de las instrucciones que me dieron, me comunicaron sobre un plan que están a punto de echar a andar para salvar a la humanidad.

CARLITOS. ¿Cómo dijo? ¿A la humanidad?

GABRIEL. Sí, como escuchaste, a la humanidad. Pronto el problema entre los seres humanos y nuestro Dios será resuelto.

CARLITOS. No entiendo…

GABRIEL. Y yo te explicaré. Dios Hijo irá a la Tierra en forma de humano para salvar al mundo de sus pecados.

CARLITOS. ¿Qué? ¿Por qué hará esa locura? Además, no entiendo cómo lo hará, eso es imposible…

GABRIEL. No, Carlitos, no es una locura. Dios no sólo nos ama a nosotros, sino que ama profundamente a los habitantes de la Tierra.

CARLITOS. Sí, eso lo sé. Pero, ¿cómo irá a la Tierra para salvarla? He oído que esa gente es muy mala, podrían hacerle daño y hasta matarlo.

GABRIEL. Precisamente, Carlitos, de eso se trata.

CARLITOS. Ahora entiendo menos…

GABRIEL. Dios Hijo se ofreció para encarnarse y así ser parte de los humanos. Es decir, Dios hará que su Hijo nazca como un bebé de una mujer recta y sincera que ya Él ha escogido.

CARLITOS. ¿Pero cómo puede el Hijo hacerse un bebé? Es más, ¿cómo puede Él hacerse un ser humano, cómo lo hará?

GABRIEL. Pues ése es y será un misterio eterno. Ellos le llaman el Misterio de la Encarnación. Dios se encarnará para salvar al mundo.

CARLITOS. Y, ¿de qué salvará a los humanos?

GABRIEL. Dios salvará a la humanidad de sus pecados. Adán y Eva decidieron pecar voluntariamente. Desobedecieron la orden de Dios y eso hizo que se rompiera la comunicación tan íntima que Dios y ellos tenían antes del pecado. Ya sabes que la consecuencia del pecado es la muerte. El ser humano, al pecar, debía morir para pagar sus pecados. Pero Dios no desea eso. Además hay otro inconveniente: Como Satanás, quien antes era Lucifer y vivía aquí en el Cielo con nosotros, es Pecador, todo el que elija pecar, se convierte en un hijo o seguidor de él.

CARLITOS. ¡Oh! Entonces, ¿significa que si Dios no hace algo pronto, los seres humanos se quedarán como hijos de Satanás y ya no podrán ser amigos de Dios?

GABRIEL. Exactamente. Y no sólo eso, sino que su destino será morir eternamente, o sea, para siempre. Dios desea que ellos vivan eternamente y a su lado porque los ama. Por lo tanto hará todo lo que pueda para salvar al hombre.

CARLITOS. Ángel Gabriel, ¿naciendo Dios Hijo como un bebé logrará salvar al mundo?

GABRIEL. No, Carlitos. De hecho, tristemente será muriendo como lo salvará y luego…

CARLITOS. (Exaltado y gritando) ¡No! Entonces Dios no puede hacer eso.

GABRIEL. Sí, sí puede hacerlo, pero no me dejaste terminar de explicarte. No sólo morirá sino que resucitará.

CARLITOS. ¿Y qué es eso?

GABRIEL. Significa que volverá a vivir. Así que no tenemos por qué preocuparnos.

CARLITOS. ¿Puedo hacerle una pregunta, Ángel Gabriel?

GABRIEL. Por supuesto, dime.

CARLITOS. ¿Cómo morirá?

GABRIEL. Confórmate sólo con saber que su muerte será muy violenta. Pero consuélate recordando que al tercer día de su muerte, volverá a vivir.

CARLITOS. Pero no entiendo cómo Dios Padre puede permitir que su Hijo muera de esa manera y a manos de una gente tan mala.

GABRIEL. ¿Te digo un secreto, Carlitos? Yo tampoco lo entiendo. Sólo entiendo que Dios ama a esa gente y tanto es ese amor que estará dispuesto a ofrecer a su Hijo para que muera en lugar de la raza humana y salvarla así para siempre.

CARLITOS. ¿Y cuándo sucederán todas esas cosas?

GABRIEL. Dios no dijo cuándo. Sólo me advirtió que muy pronto. Debemos estar listos para cuando Él nos avise, hacer nuestro trabajo.

CARLITOS. ¿Debemos? Es cierto, ¿y yo qué tengo que ver en todo esto?

GABRIEL. Muy simple. Dios quiere que el coro cante como nunca antes cuando el Hijo nazca. Por eso quiere que ensayen mucho y con empeño. Pero en especial, quiere que tú solito le cantes una canción al niño cuando nazca.

CARLITOS. ¿Yo?

GABRIEL. Sí, tú. Dios se ha dado cuenta de que eres un angelito muy especial y de que tienes la voz más hermosa y angelical de todo el coro.

CARLITOS. ¡Vaya! ¡Qué emoción! Yo cantarle al Hijo de Dios. Pero, ¿verdad que me vas a avisar cuando ya sea la hora del nacimiento?

GABRIEL. Claro que sí, Carlitos.

CARLITOS. ¡Ya verás la cara de todos los angelitos del coro cuando sepan que yo cantaré una melodía para el Rey de Reyes!

GABRIEL. Sí. Pero aún así no debes sentirte merecedor de ese privilegio. Recuerda que una característica de todo ángel debe ser la humildad.

CARLITOS. ¡Sí! Por eso me eligieron a mí... ¡Yo soy humilde...! (Agrandado)

GABRIEL. ¡¡¡Carlitos!!!

CARLITOS. Tiene razón, Ángel Gabriel. Bueno... pero vamos a avisarle al coro lo que tiene que hacer, ¿sí?

GABRIEL. Vamos en este instante. Pero luego, me tienes que prometer que te irás a descansar.

CARLITOS. Trato hecho, se lo prometo, Gabriel.

GABRIEL. Bien, entonces vamos...

CARLITOS. (Gritando efusivamente.) ¡¡¡Sí!!! ¡¡¡¡Vamos!!!!

(Se retiran de escena)
(Interludio musical o poesía, todo sobre navidad)

Vídeo (edición de escenas navideñas o fragmento de alguna película o dibujo animado del Ángel Gabriel anunciando a María que quedará embarazada.)



TERCER ESCENA

(Aparecen en escena el coro incluyendo a Carlitos.)

ÁNGEL 1. (Preguntando a otro ángel) ¿Será hoy el día en que el Hijo de Dios nacerá?

ÁNGEL 2. No sé, tal vez. Ya ha pasado casi un año humano desde que le avisaron a la tal María que sería la madre del Hijo de Dios.

CARLITOS. ¡Shhh! ¡Ya, no sean curiosos! Recuerden que Dios nos avisará cuando sea el tiempo. ¡Shhhh! ¡Silencio! Ahí viene el Ángel Director.

DIRECTOR. Bien, angelitos, aunque ya llevamos mucho tiempo ensayando, ¿están listos para el de hoy?

CORO. (Gritando efusivamente.) ¡¡¡Sí!!!

DIRECTOR. ¡Perfecto! Comencemos.

(Entra a escena el ángel Gabriel interrumpiendo, corriendo y agitado.)

GABRIEL. ¡Con su permiso, Director! ¿Me permite dirigirme a los angelitos?

DIRECTOR. Sí, por supuesto. ¿Pero es que acaso….?

GABRIEL. Permítame. (Alzando la voz.) ¡Angelitos! Presten mucha atención. El Hijo de Dios está a punto de nacer.

CORO. (Gritando y brincando emocionados.) ¡¡¡Yupi!!!

ÁNGEL 1. ¡Lo sabía!

GABRIEL. De modo que, todos deberán salir ordenada y tranquilamente hacia fuera. Allí verán una gran nube estacionada esperando por todos nosotros. Suban y acomódense. Ángel Director, usted se encargará de acomodarlos y disciplinarlos.

DIRECTOR. ¿Y yo por qué?

GABRIEL. (Regañándolo.) ¡¡¡Ángel Director!!!

DIRECTOR. Como usted diga, Gabriel. Bien, ángeles todos, ya oyeron a Gabriel. Salgan tranquila y ordenadamente.

(El coro sale gritando de alegría y desordenadamente pero Carlitos se queda con intenciones de ayudar al Ángel Director a cargar el atril.)

DIRECTOR. Ángeles, angelitos, con cuidado, por favor, pórtense bien. (Dirigiéndose a los angelitos.)

CARLITOS. Yo lo ayudo, Ángel Director... (Va directo a tomar el atril.)

DIRECTOR. No es necesario, Carlitos... ¡¡¡Noooo...!!! (Se agarra la cabeza)

(Carlitos levanta el atril torpemente y se caen todas las partituras, El Director lo mira fijamente, Carlitos mira a Gabriel luego mira al Director, todos se miran. El Ángel Director tomas sus cosas y hace algunos gestos, se retira sin decir nada. Todo esto de forma cómica. Carlitos mira a Gabriel y hace algunas señas como que debe irse con sus compañeros de coro.)

GABRIEL. (En voz alta.) ¡Carlitos, espera un momento!

(Carlitos se devuelve asustado.)

GABRIEL. Tú te quedarás siempre a mi lado. Tu tarea es muy especial.

CARLITOS. (Suspirando de alivio.) ¡Pues avancemos porque se llena la nube! (Toma de la mano al ángel Gabriel y salen apurados.)



Vídeo (edición de escenas navideñas o algo con la estrella o coreografía con niños, sobre una base musical)



CUARTA ESCENA

(Aparecen en un establo José, María, un bebe o muñeco, animales, y todos los ángeles. Todos observan tiernamente al bebe.)

CARLITOS. (En voz baja pero audible.) Mire Gabriel. El Hijo de Dios está dormidito. Y qué joven es su mamá…

GABRIEL. ¡Carlitos! Ese fue el plan de Dios. Esas cosas ya no importan, estamos aquí para alabarlo y para anunciar que El Rey de Reyes nació como un niño para salvar al mundo. Su nombre aquí en la tierra será JESÚS.

CARLITOS. ¡JESÚS! ¡Qué nombre tan bonito! Pero Gabriel, antes de cantarle a… JESÚS, quiero preguntarle algo.

GABRIEL. ¿Mas preguntas, Carlitos?

CARLITOS. Sí, Gabriel, no se enoje conmigo.

GABRIEL. Está bien, dime tu pregunta.

CARLITOS. ¿Valdrá la pena este sacrificio que Dios hizo?

GABRIEL. Siempre valdrá la pena. Así sean muy pocos los que acepten este plan de Jesús como su única solución para alcanzar la vida eterna y ser nuevamente amigos de Dios. Pero son los seres humanos quienes deben decidir si lo aceptan o no… Nada ni nadie podrá obligarlos, pues tienen libertad para elegir.

CARLITOS. Ojalá que muchos recuerden para siempre esto que está ocurriendo y lo que sucederá pronto. Voy a comenzar Gabriel.

GABRIEL. ¡Adelante, Carlitos!

(Carlitos canta solo. Entona la primera estrofa del himno “noche de paz”. Al terminar esa estrofa, el coro tararea el resto del himno mientras Carlitos se dirige al público.)

CARLITOS. ¿Saben? Yo no entendía bien, pero ahora lo comprendo. Ojalá todo el año fuera Navidad. Esto que acaba de ocurrir es la Navidad real. La Navidad no debe ser un solo día sino una época donde recordemos este gran sacrificio de amor. Muchos tratarán de celebrar el Nacimiento de Jesús comprando costosos regalos, adornando sus casas o haciendo grandes fiestas. Pero la Navidad no consiste en eso, sino en reconocer que una noche, el Hijo de Dios nació como un humano, sólo para salvar a la raza humana. Esa noche comenzó el plan de salvación. Por favor, acepten en su corazón a Jesús y compártanlo con otros…después de todo, ésa es la verdadera Navidad, ¿no creen?

(Carlitos vuelve a su lugar con los demás del coro y se une a ellos tarareando el himno. Cuando terminen de cantar, se apagan las luces o baja el telón y se concluye el programa).

Antes de pegar

7 Minutos y 6 Personajes. Los malos tratos producen malos tratos. Los miembros de una familia se van alzando la mano en cadena.


ANTES DE PEGAR

PERSONAJES

HOMBRE
MUJER
HIJO
HERMANA
PERRO
TIERRA



HOMBRE. (Al público.) Entonces, ¿qué? ¿No me van a dar el préstamo? ¿Por qué? ¿Eh? ¿Por qué estoy sólo? Con más razón lo necesito. ¿Qué? ¿Que sólo dan a un grupo? ¿Qué grupo? Yo no tengo ningún grupo. ¿Dónde van? ¿Eh? Se acabó la pesca aquí. ¿Cómo voy a alimentar a mi familia? Seis hijos. ¿Eh? (A sí mismo.) No friegue. Ahora sí. Otra vez voy a la casa sin nada.

(En la casa, esta cocinando la mujer. Entra el hombre.)

MUJER. ¡Aja! ¿Qué pasó?

HOMBRE. Nada.

MUJER. ¿Nada? ¿Por qué?

HOMBRE. Nada. Cállate.

MUJER. Pero vienes todo endiablado de la calle, ¿qué es eso?

(El Hombre le pega y sale. Entra el hijo.)

HIJO. Mamá, tengo hambre. ¿Qué hay pa' comer? (Mete su mano en la olla.)

MUJER. Cochino, quítate de aquí. (Le pega con el cucharón. Agarre su olla y sale.)

(Entra la hermanita jugando con muñecas.)

HERMANITA. Cuidado, no me pise a mis niños. ¡Me los pisó! (Empieza a llorar.) ¡Mami!

HIJO. Sin culpa. ¡Cállate! (Le pega y sale.)

(Entra el perro y lame a la hermanita.)

HERMANITA. Cochino, ¡quítate de aquí! (Le pega y sale.)

(Entra Tierra. Se acuesta en el suelo con una flor en la mano. El perro empieza a cavar huecos por todos lados. Finalmente pisa a Tierra.)

TIERRA. ¡Eh! ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué me estas pegando?

PERRO. Porque me está molestando.

TIERRA. ¿Yo? ¿La tierra? ¿Molestando a ti? Pero yo soy lo más humilde que hay. Mira con qué paciencia sobrellevo la carga que el labrador me pone encima. Mira con qué sumisión acepto ser pisoteada por todos los pies y patas. ¿Por qué me tratas así?

PERRO. Bueno, estaba buscando donde enterrar un hueso.

TIERRA. Pero solo necesitas un hueco para hacer esto. Mira el potrero. Parece que hubiera pasado una estampida de caballos.

PERRO. La verdad es que Hermanita me pegó. Entonces decidí pegarte a ti. Disculpe.

TIERRA. Bueno, amigo. Siempre es mejor hablar antes de pegar. Yo siempre estoy aquí para escuchar tus problemas. De pronto te puedo ayudar a resolverlos. ¿Por qué no hablas con Hermanita? Y dile: “antes de pegar, hay que hablar”.

PERRO. Buen idea. Gracias, Tierra.

TIERRA. Siempre a sus órdenes. (Sale.)

(Entra la hermanita.)

PERRO. Hermanita. Quiero hablar contigo.

HERMANITA. ¿Qué quieres?

PERRO. ¿Por qué me pegaste?

HERMANITA. ¿Por qué me estabas molestando?

PERRO. ¿Yo? Sólo te estaba saludando. Como siempre.

HERMANITA. Bueno, la verdad es que me pegó mi hermano. Entonces te pegué a ti.

PERRO. Pero yo siempre escucho tus problemas. Antes de pegar, hay que hablar. (Le lame y sale.)

HERMANITA. Verdad. Voy a decir lo mismo a mi hermano.

(Entra el hijo.)

HERMANITA. Hermano, ¿por qué me pegaste?

HIJO. Tú me estabas molestando.

HERMANITA. ¿Yo? Yo sólo estaba jugando con mis muñecas.

HIJO. Bueno, la verdad es que me pegó Mamá. Entonces yo también quería pegar.

HERMANITA. Hermano, cuando te sientas mal, dímelo. De pronto te puedo ayudar. Antes de pegar, siempre hay que hablar. (Sale.)

HIJO. Sí, hermanita. Le voy a decir lo mismo a Mamá.

(Entra la mamá.)

HIJO. Mamá, ¿por qué me pegaste?

MAMÁ. ¿Por qué me estabas molestando?

HIJO. Sólo quería probar la comida. Tú siempre cocinas bien.

MAMÁ. La verdad es que me pegó tu papá. Entonces te pegué a ti.

HIJO. Pero, Mamá. Yo puedo escuchar cuando tienes algún problema. Antes de pegar, hay que hablar. (Sale.)

MAMÁ. Verdad es. Vamos a ver si tu papá piensa lo mismo.

(Entra el Papá.)

MAMÁ. Oye. Tú, ¿por qué me pegaste?

PAPÁ. Me estabas molestando.

MAMÁ. ¿Yo? Solo te pregunté cómo te fue…

PAPÁ. La verdad es que me fue muy mal. No pude traer nada a la casa.

MAMÁ. Pero, yo te puedo escuchar. De pronto hablando juntos encontramos la solución. Antes de pegar, hay que hablar.

PAPÁ. Tienes razón. Antes de pegar, hay que hablar. Y no sólo contigo. Voy a hablar con los vecinos también. De pronto podemos encontrar cómo solucionar esta situación.

Papá, escucha

8 Minutos y 2 Personajes. Una niña trata de llamar la atención de su padre que está absorto viendo la televisión. Ella tiene muchas preguntas sobre el amor de Dios...


PAPÁ, ESCUCHA

PERSONAJES

PADRE
HIJA

(Un hombre se sienta en una sala de estar para ver televisión. Está cambiando de canales constantemente.)

(El padre cambia muchos canales, se para en un programa de deportes, después cambia a una comedia y empieza a reírse, sigue buscando más canales, escucha un comentador político y se enfada, sigue cambiando de canales pasando por distintas emociones, finalmente lo deja en un canal que llama su atención.)

HIJA. (Entra, lleva una muñeca, absorta en un diálogo consigo misma. Juega con su muñeca, se sienta cerca de su padre, a sus pies.) ¿Papá? ¿Por qué las muñecas cierran los ojos cuando las movemos así?

PADRE. (Quita la vista de la televisión por un momento, mira a su hija, mira a la muñeca y después mira a la tele otra vez.) ¿Eh?

HIJA. He dicho que cómo es que las muñecas cierran los ojos.

PADRE. (Absorto por la pantalla.) Eh, eh, sí, sí.

HIJA. (Un poco enfadada tira de la pierna de su padre.) ¿Cómo, papá? ¿Eh? Que cómo.

PADRE. (Un poco exasperado.) ¿No tienes tarea que hacer?

HIJA. (Con ojos de asombro.) Es VERANO, papa, NO tengo tarea en verano.

PADRE. (Sin quitar la vista de la pantalla.) ¡NO tengo tarea en el verano!

HIJA. (Mira a su padre con cara de asombro) Por supuesto que no tienes tarea en el verano. Hace mucho, mucho, mucho tiempo que ya no vas al colegio. ¿Ya había escuelas cuando eras pequeño?

PADRE. Creo que tu madre te está llamando…

HIJA. Debes tener unas orejas superpontentes porque mamá está en el centro comercial. (Mira la televisión.) ¿Qué estás viendo, papa?



PADRE. (Inmediatamente cambia de canal.) ¡Oh! Era un documental muy muy aburrido…

HIJA. Pero, ¿qué hacían esas mujeres ahí en ropa interior?

PADRE. ¡Ahh! Estaban hablando de la historia de… la moda. ¡Hum! Esto, ¿qué es lo que me estabas diciendo? Me decías que tu muñeca tenía tarea sobre por qué se cierran los ojos?

HIJA. (Juega un poco más con su muñeca.) ¿Papá? ¿Me quieres?

PADRE. (Continúa cambiando de canal.) Naturalmente, cariño.

HIJA. (Pensando.) ¿Alguna vez me harías ir a un sitio en el que hubiera gente muy mala que quisiera matarme?

PADRE. Por supuesto que no.

HIJA. (Pensando.) Dios no debía amar mucho a Jesús.

PADRE. (Confuso, medio mirando a la televisión y pensando.) ¿QUÉ acabas de decir?

(La hija no contesta, solo sigue jugando con su muñeca, pero parece molesta.)

PADRE. (Finalmente fija completamente la atención en su hija.) ¿Has dicho que Dios no amaba a Jesús?

HIJA. (Triste.) Está en la Biblia. Dios envió a Jesús aquí y todos le mataron. Tú no me enviarías a un sitio en el que fueran a matarme porque me amas.

PADRE. (Avergonzado y sintiéndose culpable.) No, no, cariño. Ven aquí… (La coge de la mano y la sienta en sus rodillas.) Eso no quiere decir que Dios no ame a su hijo. ¿Sabes? Él es mejor padre que yo. (Mira de forma culpable a la televisión, coge el control remoto y la apaga.) En realidad, soy un padre muy malo…

HIJA. Pero, ¿por qué lo enviaría aquí para que lo mataran?

PADRE. Jesús QUISO venir aquí. El mayor amor y más poderoso del mundo es el que es capaz de dar su vida por otra persona… Así de grande es el amor de Jesús. Así nos quiere Dios. Estoy segura de que su muerte le rompió el corazón a Dios. Seguro que fue lo más duro que tuvo que hacer en esta tierra… y en el cielo. Ese es el gran amor que Dios tiene por nosotros… nosotros somos sus niños.

HIJA. (Pensando.) Así que es como si mi hermanito pequeño Lucas estuviera en peligro y tú me dejases ir a salvarlo porque é les tan pequeño e indefenso. ¿Me dejarías ir allí y morir para salvarle?

PADRE. (Pensando, muy emocionado.) No sé si… bueno, me imagino que… Quiero decir… (Piensa y mira de lleno a su hija.)

HIJA. ¿Me dejarías morir, papá?

PADRE. (Agarra a su hija y la abraza fuertemente hacia sí.) Cariño, no sé si soy tan buen padre. Dios es mejor padre yo, Él es mucho mejor que yo.

La iglesia en emergencia

3 Minutos y 3 Personajes. La iglesia se somete a control médico. ¿Cuál será la receta del Gran Doctor?


LA IGLESIA EN EMERGENCIA


PERSONAJES

PARAMÉDICO
DOCTOR
ENFERMERA

(Se sitúa en un hospital con un Doctor, una enfermera, y un paramédico. Comienza la historia con un paramédico corriendo a locas con una camilla y un enfermo, hacia la sala de urgencias, donde se encuentra el Doctor y la enfermera.)

PARAMÉDICO. Doctor, Doctor, este es un caso urgente: El paciente está en estado crítico. Debemos recuperarlo, hay que inyectarle…

DOCTOR. Un momento, cálmate, esto no está en nuestras manos, el que el paciente se salve no está en nosotros, sino en él. (Mientras la enfermera examina el paciente.)

ENFERMERA. Doctor, el paciente está empeorando.

DOCTOR. (Al paramédico.) ¿Cuál es el nombre de él?

PARAMÉDICO. ¡Iglesia!

DOCTOR. Apellido.

PARAMÉDICO. De Jesús.

DOCTOR. ¿Síntomas?

PARAMÉDICO. Enfriamiento espiritual, discordia entre los hermanos, falta de amor, falta de búsqueda espiritual, murmuraciones en contra de los hermanos y el pastor. Falta de santidad en su vida, poca preocupación por el reino de Dios… ¿Sigo?

DOCTOR. No siga más, está claro, es una iglesia que ha dejado de orar, y santificarse para Dios, ¡qué triste que llegue a ese extremo! Todo por una falta de alimentación espiritual. Una mala nutrición espiritual desencadenará una enfermedad, esto es seguro.

ENFERMERA. Doctor, ¿qué tratamiento emplearemos para que mejore?

DOCTOR. Le podremos una inyección de oración.

(La enfermera toma oración y la jeringa e inyecta.)

Una dieta de ayuno y lectura de la Palabra de Dios.
Y anote una recomendación bien grande para el paciente, deberá mantenerse con una buena dosis de oración y ayuno, mire que las demonios bacterias, y el virus Satanás pueden meterse en su organismo, y ahí no respondo. Debe alimentarse bien de la Palabra de Dios, y tendrá las suficientes defensas para combatir estos mortales virus.
Deberá toda su vida preocuparse de su oración. Esto lo mantendrá saludable y vivo.

Firma: “DOCTOR DE LOS DOCTORES”.

La vida de un hijo

5 Minutos y 3 Personajes + Extras. Un padre se tiene que debatir entre salvar a su hijo o a la humanidad.


LA VIDA DE UN HIJO
Carlos Andrés Jaramillo Molina

PERSONAJES

PADRE
HIJO
MÉDICO
PÚBLICO

(La obra comienza un padre jugando con su niño, de repente el niño cae al suelo, y comienza a convulsionar, el padre llega a su hijo y aquí comienza la historia. El padre se encuentra desesperado, ya que no sabe qué le sucede a su niño.)

PADRE. ¡Hijo, hijo! ¿Qué te sucede? ¡Háblame! ¡Dime algo por amor a Dios, dime algo!

(El niño no responde ya que se encuentra convulsionando, esto lleva a que el padre del niño, se preocupe aun más y empieza a pedir ayuda, dirigiéndose al público.)

PADRE. ¡Auxilio, auxilio! ¡Que alguien me ayude! ¡Llamen a un médico o a una ambulancia! ¡Ayúdenme, por favor! ¡A mi hijo le sucede algo, ayúdenme!

(De repente la gente empieza a acercarse, para curiosear lo que ha sucedido… Mientras tanto el padre del niño sigue gritando por ayuda, y aparece el médico abriéndose campo entre la gente.)

MÉDICO. Apártense, apártense, déjenme pasar. (Ve al padre gritando y desesperado, y así mismo al niño, el cual sigue convulsionando.) La gente por favor se retira, den campo, el niño necesita respirar, apártense por favor.

(La gente se hace a un lado y el médico comienza a hacer su labor.)

MÉDICO. (Dirigiéndose al padre del niño.) Señor, cálmese, por favor, yo soy médico, coménteme qué sucedió.

PADRE. (Desesperado, temblando y llorando cuenta lo que sucedió al medico.) No sé qué pasó… Estaba jugando con mi niño y de un momento a otro, se cayó y empezó a convulsionar, nunca le había sucedido esto. Ayúdeme, doctor, ayude a mi niño, dígame, qué le sucede, por favor.

(El médico comienza a examinar al niño, el cual se encuentra en el suelo, y después de hacerle un corto análisis, se preocupa, y se dirige al padre, con cara de preocupación.)

MÉDICO. Señor, le tengo que decir una grave noticia.

PADRE. Dígame, doctor, ¿qué le sucede a mi hijo? ¿Usted puede hacer algo por él?

MÉDICO. Cálmese, por favor, cálmese, le voy a contar qué le sucede a su hijo. (Un pequeño silencio.)

PADRE. Pero, dígame, doctor, ¿qué le sucede?

MÉDICO. Está bien, su niño sufre de un grave virus, este virus es letal, fue un virus que fue totalmente exterminado tiempo atrás, sin embargo su niño lo posee todavía. Este virus le puede quitar la vida a su hijo, sin embargo esto no es lo más grave, a través de su hijo el virus se puede extender, y ahora como ha tomado más fuerza, este virus es capaz de exterminar a toda la humanidad.

PADRE. (El padre mira temeroso al médico, y llorando le pregunta) ¿Y usted puede hacer algo por mi niño, puede salvarle la vida?

MÉDICO. Claro que puedo hacer algo por su hijo, pero si salvo ahora la vida de su hijo, el seguirá hospedando al virus, y de esta forma infectará a muchos más, y para ellos no (señalando al publico) habrá salvación.

PADRE. Y entonces, ¿qué hacemos?

(El médico le mira preocupado, ya que le va a lanzar la pregunta clave de la obra.)

MÉDICO. Usted tiene que tomar una decisión ahora, y la decisión es: salvar en estos instantes la vida de su hijo, pero así, destruir a la humanidad, o dejar que en estos momentos su hijo muera, y acabar por fin con el virus, y salvar a muchas personas. La decisión es suya.

(El padre observa a las personas que tiene cerca y al público, y se pregunta en voz alta.)

PADRE. La vida de mi único hijo, es la única forma de salvar a la humanidad. Sin embargo, si mi hijo vive, podré seguir teniéndolo. (Se queda pensativo y observando a las personas.)

MÉDICO. La dedición es suya, solo tómela y yo haré lo que usted me indique.

PADRE. (Llorando, toma la decisión) Doctor, por favor, deje que mi hijo muera. (El padre se acerca a su niño, y lo besa en la frente, y lo abraza.)

Parábola moderna de los talentos

10 Minutos y 6 Personajes. Versión moderna de la parábola de los talentos.

PARÁBOLA MODERNA DE LOS TALENTOS

PERSONAJES


NARRADOR
JEFE
EMPLEADO 1
EMPLEADO 2
EMPLEADO 3
VOZ




NARRADOR. La compañía “BUENAS NUEVAS PARA TODOS, INC.” lleva años en la industria de la publicidad y relaciones públicas. Para estos fines, se realizó un reclutamiento masivo de personal capacitado para dar a conocer esta empresa al mundo y los servicios que ofrece. Como en todo trabajo, siempre hay empleados que se distinguen más que otros por diferentes razones. En este caso, sólo tres lograron sobresalir entre todos. ¿Y quién mejor que ellos para cumplir la próxima misión desafiante? Por ello, el presidente de “Buenas Nuevas para todos”, convocó a estos tres hombres a una importante reunión. Ésta es la historia de una compañía, un jefe y tres empleados. Veamos…

JEFE. Buenos días muchachos. Los he reunido para notificarles algo. Tengo que salir de viaje a resolver unos asuntos vitales. Los voy a dejar encargados para que todo siga funcionando perfectamente. Como saben, nuestra labor es seguir creciendo, reproducirnos, expandirnos, que lleguen las Buenas Nuevas a todos. A cada uno les dejo un portátil, un teléfono celular y dinero, lo que sea necesario, para tomar decisiones sabias. Sobre el dinero, ustedes podrán tomarlo según lo vayan necesitando. Si se acabara, mi secretaria tiene permiso para desembolsarles la cantidad que sea necesaria. Pero deseo aclararles algo. Cada uno debe trabajar independientemente, en la medida de que esto sea posible, y me rendirán cuentas directamente a mi cuando regrese. La fecha de mi regreso no la sé aún, en otras palabras, puedo regresar en cualquier momento. Así que deben mantenerse activos y produciendo. ¿Alguna duda o pregunta?

EMPLEADOS. No.

JEFE. Bueno, confío en ustedes, en sus manos dejo todo.

NARRADOR. Y así, con toda confianza, el presidente de “Buenas Nuevas para Todos”, se fue de viaje dejando a cargo a sus mejores empleados. Pero veamos de qué forma ellos utilizaron los recursos que les dejaron.

EMPLEADO 1. Bueno, vamos a pensar cómo puedo llegar a más personas. Déjame sacar todas las herramientas. (Las saca de una caja). ¿Tendrá este portátil acceso a Internet? Vamos a ver. (Lo prende) ¡Guau, sí! Perfecto, pues ya sé lo que haré. Aquí hay un programa que se llama DREAMWEAVER que es para crear páginas de Internet. Voy a leer el manual que trae en línea y crearé una página publicitaria sencilla. Entonces, el celular lo voy a usar para llamar a los medios de comunicación para promocionar la página y para pautar anuncios adicionales… Total, el jefe me autorizó a utilizar cualquier cantidad de dinero para el trabajo. ¡Ya verá! Montones de gente sabrán sobre esta compañía. Bueno… ¡A trabajar!

EMPLEADO 2. ¿Qué podré hacer para comunicar mi mensaje y hacer mi trabajo? Esta computadora parece ser un buen instrumento, pero yo no soy bueno con la tecnología. Bueno, pero eso no me va a detener. Voy a llamar a una imprenta para darle la información necesaria y que me preparen un folleto el cual llevaré siempre conmigo a todas partes. Se me ocurre que hasta puedo contratar a unos estudiantes por unas horas para que los repartan en los semáforos. ¡Ah, ya sé! También, voy a mandar a hacer unas camisetas con el logo, slogan y teléfonos de la empresa y que se la pongan los repartidores. Va a ser un éxito yo lo sé. De todas maneras, voy a pedirle al técnico de “Buenas Nuevas para Todos”, que pase y que me dé un breve entrenamiento para usar la computadora y programas publicitarios. En un futuro, eso me va a servir… Y, ¿quién sabe? Si aprendo bien y rápido, utilizo el portátil para cumplir mi misión. El jefe se va a poner bien contento.

EMPLEADO 3. Bueno, hay mucho que hacer, ¿por dónde empiezo? Supongo que por el principio. (Saca los materiales.) Pero, esta computadora está nueva ¿si la saco y me la roban? ¿Si se me moja, o se me cae? ¿Y si se daña? Y el celular también es nuevo. Ay no, mejor dejo todo quietecito como está, no quiero problemas y mucho menos tener que pagar por estas cosas. Y bueno, por el dinero ni me preocupo. Es mejor ahorrarle al jefe todo lo que se pueda, gasta demasiado en esta compañía. Pero ¿y cómo voy a hacer mi trabajo? Déjame pensar. No, no puedo. Yo voy a hacer algo en lo que el jefe no pensó. No es lo que nos pidió pero voy a tomar la iniciativa. Mejor, me voy a poner a contactar a los clientes que ya tenemos y les voy a dar atención para no perderlos, les voy a recordar sobre los servicios que ofrecemos. Y cuando termine, voy a ponerme a arreglar mi oficina porque una mala presentación, puede espantar clientes. De todos modos, ya era tiempo de organizarla mejor, así que, aprovecharé este momento.

NARRADOR. Aparentemente, los dos primeros empleados de nuestra historia, encontraron la forma de cumplir su cometido, de acuerdo a sus capacidades y conocimientos. Echaron a andar su mente y creatividad para satisfacer las demandas del jefe y de la compañía. Lamentablemente, el tercero hizo todo lo contrario. Pasaron aproximadamente dos años. Al principio los jóvenes se mostraron un tanto preocupados porque no tenían noticias del presidente de la compañía, sin embargo, continuaron trabajando sin la acostumbrada supervisión del mismo hasta que un día, algo interrumpió sus rutinas. ¿Qué habrá sucedido?

(Salen a escena los empleados.)

EMPLEADO 1. ¿Para qué nos habrán reunido aquí?

EMPLEADO 2. No sé, ¿será que cometimos algún error?

EMPLEADO 3. ¿No será que habrá llegado el jefe? Si es así, está mal, porque tenían que avisarnos con tiempo…

EMPLEADO 1. Pero él dijo que no nos iba a avisar y que podía llegar en cualquier momento.

EMPLEADO 2. ¡Shhh! Parece que viene alguien.

(Entra el jefe y los saluda. Todos se sorprenden.)

JEFE. Hola muchachos, ya regresé, ¿cómo están?

EMPLEADO 1. Muy bien, jefe, contento de verlo. ¡Qué bueno que está de regreso! He estado esperando su regreso desde hace mucho tiempo.

JEFE. Muchas gracias.

EMPLEADO 2. Hola jefe, ¡qué feliz estoy de saber que está aquí otra vez! ¿Ya no se vuelve a ir, verdad?

JEFE. No. Ya resolví todo, no me volveré a ir.

EMPLEADO 3. ¡Qué bueno verlo, jefe! ¿Y cuándo usted llegó? Nos hubiera dado el mensaje de su regreso para recibirlo como se merece.

JEFE. Gracias, pero no era necesario. Recuerden que les dije que no les avisaría. Bueno, muchachos, yo también me encuentro muy contento de verlos y de saber que están bien. Pero estoy ansioso por saber qué ha pasado con la compañía, qué han hecho, cuánto han logrado. Así que, siéntense para que me cuenten. (Al empleado 1.) A ver, cuéntame, ¿qué lograste en este tiempo?

EMPLEADO 1. Bueno, jefe, tengo que decirle que he logrado mucho. Hice una página en Internet y coloqué anuncios en los medios de comunicación. Todo eso logró contactar a 5,000 personas que han escuchado las Buenas Nuevas, han recibido el detalle y lo están compartiendo con otros. Creo que ha sido todo un éxito.

JEFE. ¡Fantástico, te felicito! Hay un aumento de salario jugoso para ti, un ascenso más comisiones. (Al empleado 2.) ¿Y tú, cómo lo hiciste?

EMPLEADO 2. Jefe, le adelanto que yo no logré llegar a tanta gente como él. Mandé a hacer unos folletos y unas camisetas para promocionar la compañía y sus servicios. Eso atrajo muchísima gente, quizá unas 1,000 personas. Entonces, tomé un curso rápido con el técnico de la compañía y ya finalizando, coloqué anuncios cibernéticos para dar a conocer a Buenas Nuevas para Todos. Con eso último 1,500 personas supieron de nosotros. Como ve, no son tantos como los que mi compañero consiguió, pero le puedo asegurar, que hice todo lo que estuvo a mi alcance. Muchos han oído las Buenas Nuevas y podemos seguir llegando a más gente. Si usted no hubiese llegado hoy, hubiera seguido promocionando la empresa a todos los que pudiera.

JEFE. ¡Qué ingenioso! Muy bien, muy buenas ideas, también te felicito. Tú también tendrás tu aumento de salario, un ascenso en tu posición y comisiones. Y no te preocupes, utilizaste al máximo tus recursos y tus capacidades. (Al empleado 3.) ¿Y qué me puedes decir tú, qué noticias me tienes?

EMPLEADO 3. Bueno, jefe, usted me va a tener que perdonar y ¡qué bueno que puedo decírselo personalmente! Yo no quise usar los materiales que usted me dejó para no dañarlos. Tenía miedo de que se me fueran a dañar y que usted se enojara conmigo. Así que dejé todo tal y como me lo entregó. En cambio, hice otra cosa. Contacté a todos nuestros clientes y les recordé sobre los servicios que ofrece Buenas Nuevas para Todos…

JEFE. Pero, ése no es tu trabajo, para eso están los muchachos de telemarketing y de servicio al cliente.

EMPLEADO 3. Sí, pero digamos que yo les eché una mano. Son muchos clientes, jefe, hay que mantenerlos para que no se nos vayan.

JEFE. A pesar de tu iniciativa y de tus buenas intenciones, no me has dicho absolutamente sobre lo que te encargué que hicieras. Respóndeme, ¿qué has podido hacer? ¿A cuánta gente llegaste con las Buenas Nuevas?

EMPLEADO 3. Jefe, la realidad es que a mí no se me ocurrió hacer algo como lo que ellos hicieron, soy un poco tímido, no me atrevo hablar con la gente que no conozco, tampoco sé hacer muchas cosas…Pensé que reforzar a nuestros clientes, era lo mejor que podía hacer para usted, sin arriesgar mi posición. Además, logré organizar mi oficina, usted sabe que una buena impresión puede atraer más clientes y retenerlos.

JEFE. A todos les dejé los mismos recursos y herramientas. El dinero no era problema porque lo dejé a discreción de ustedes. Tímido no eres, porque te reclutamos para esta gran empresa. He visto como te desenvuelves bien con la gente. Habilidades tienes de sobra. Y para la limpieza y organización, no sólo de tu oficina sino de toda la empresa, contraté al Departamento de Mantenimiento. Nada de lo que hiciste, era tu trabajo realmente. Tan sólo era cuestión de poner a funcionar tu creatividad. Eso era todo. Si ellos pudieron hacerlo, ¿por qué tú no? No te pedí nada imposible. Has desperdiciado todo este tiempo, no puedo creerlo. Lo lamento mucho, pero no estás capacitado para continuar trabajando para nosotros. Estás despedido.

(Salen juntos el jefe y los empleados 1 y 2 a celebrar y muy contentos.)

EMPLEADO 3. (Saliendo detrás de los demás.) Espere, señor, permítame explicarle mejor. Déme otra oportunidad, no me despida, necesito el trabajo, espere…

VOZ. Siervo malo y negligente…

NARRADOR. Esas son las duras palabras que Dios dice a sus hijos negligentes. Pero a aquellos que le son fieles y que buscan la manera de agradar al Señor en la misión que les ha sido encomendada, Dios les dice:

VOZ. Buen bien siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor.

NARRADOR. ¿Cuál de ellos eres tú?

Pies de siervo

5 Minutos y 8 Personajes. Varios jóvenes cristianos son llamados a escalar una montaña pero no todos subirán a la cima.

PIES DE SIERVO
Samuel Hernández Clemente
PERSONAJES

LÍDER DE JÓVENES
CRISTIANO FIEL Y PERSEVERANTE
CRISTIANO CRITICÓN Y LEGALISTA
CRISTIANO TEMEROSO
CRISTIANO PERFECCIONISTA
CRISTIANO FLOJO
CRISTIANO VANIDOSO
CRISTIANO DESORGANIZADO


UTILERÍA

(Se puede meter música para cada actuación, vestuario de acuerdo al personaje, más personajes y escenografía de un bosque.)



TRAMA

ESCENA 1

(El drama inicia en una reunión de jóvenes, donde el líder se encuentra exhortando a la juventud.)

LÍDER. Jóvenes, el Señor está buscando corazones dispuestos a luchar para continuar firmes en Su camino.

(Todos gritan: “Sí, Amén, Aleluya, Sí, Sí”.

LÍDER. Así que no importando lo difícil que sea el camino, ni los gigantes, ni las pruebas, ni los obstáculos… nada nos hará volver atrás.

(Todos gritan: “Así es, Claro, Aleluya, Amén, Amén”.)

LÍDER. Y para probar esto en práctica, mañana subiremos a la montaña (dar el nombre de alguna cercana a la localidad en que se represente la obra), hasta llegar a la cima y orar y estar en comunión con nuestro Dios. Así que los que acepten el reto nos veremos en la base de la montaña a las 5:00 de la mañana. ¿Están de acuerdo?

(Todos gritan: “Sí, Aleluya, Amén, Ahí estaremos”. Se despiden todos.)



ESCENA 2

(Llega el primer joven a la base de la montaña a las 4:59.)

CRITICÓN. ¿Cómo es posible? Ya casi son las cinco y no hay nadie aquí. ¡Qué desorganización! ¡Qué impuntuales! ¿Qué clase de cristianos son éstos? Pero… ¡Hum! ¡Ya sé! ¡Me voy a otra iglesia donde sean más organizados! Yo mejor no voy, Señor. ¡Ahí nos vemos, adiós! (Se va.)

TEMEROSO. ¡Ay, qué oscuro está aquí! ¡Qué miedo! ¿Cómo nos citan a esta hora donde las tinieblas reinan? ¡Uy! Y dijeron que había gigantes ¿Y si me atrapan? ¿O si me resbalo en el camino? ¿O si me pica un animal? ¡Ay, Señor, líbranos del mal! Yo mejor me voy a mi casita a estar bien seguro. Además, soy alérgico al polvo. (Se va.)

PERFECCIONISTA. Son las cinco en punto y no hay nadie, claro… Yo no organicé esta excursión. Si yo lo hubiera hecho sería mejor, los hubiera citado a las 12:00, nos iríamos en carro y hubiéramos ido al mar en vez de a la montaña. ¡Ay, Señor! Esta gente que no piensa… De seguro que no pensaron en las condiciones atmosféricas ni meteorológicas. Mejor no me arriesgo, Señor, ya me voy.

FLOJO. (Cargando su cobija y almohada.) ¡Qué sueño, Señor! ¿Cómo nos citan tan de madrugada? ¡Ay, Señor! Yo sé que tú hablas a través de diferentes maneras, así que por qué no me hablas a través de un sueñito… ¿Sí? ¡Ay! ¡Nos vemos mañana, Señor!

VANIDOSA. (Con espejo, lentes, tacones y vestido de noche) ¡Oh, Señor, he aquí tu humilde sierva, que se atreve a llegar hasta aquí para servirte! ¡Oh, no! ¿Traje todos mis accesorios y protectores solares? ¡Oh, no! Me falta mi filtro solar, ¡Qué tragedia! ¡Y qué horrible clima! Señor, ¡tú no puedes permitir que la imagen de esta tu sierva se deteriore! ¿Verdad? Así que me voy al Salón de Belleza y después nos vemos en el espejo. Bye, Bye.

DESORGANIZADO. (Con portafolio.) ¡Oh, no, Señor! ¿Dijeron a las cinco o a las seis? ¿Aquí o en la cima? ¿Dijeron que era para hoy o para mañana? ¡Ah, ya sé! Voy a sacar mi directorio y le voy a hablar al líder… (Al abrir.) ¡Oh no, me equivoqué de portafolio y traje la mochila de mi hermanito! ¡Ay, no, mejor me voy! ¡Qué desorganizados! ¡Qué falta de comunicación! ¡Oh, no! ¿Por dónde me voy? Creo que estoy perdido. (Sale.)

FIEL. ¡Oh, gracias Señor por permitirme llegar temprano! Parece que no hay nadie y aun si no llegan, yo subiré, no importa qué tan difícil sea, pero tomado de tu mano voy a vencer todo obstáculo, ya que no subiré en mis fuerzas, sino en las tuyas, pues tú eres mi fortaleza y pronto auxilio, pon en mí gozo, ánimo y perseverancia para lograrlo, y quita de mí todo espíritu de crítica, de temor o perfeccionismo y aleja de mí la flojera, vanidad y desorden de mi vida, así que en el nombre de Jesús subiré y venceré pues tu has puesto en mí, pies de siervo para caminar por tus caminos. Gracias, Señor. (Sale rumbo a la cima.)

La caja del abuelo

7 Minutos y 2 Personajes. Carmen y Ángela son dos primas cuyo abuelo acaba de morir. Carmen está interesada es saber qué es lo que hay en la caja. Ángela está interesada en asuntos relacionados con su familia.


LA CAJA DEL ABUELO
Fred Lane, traducido por Loida Somolinos con permiso


PERSONAJES

CARMEN
ÁNGELA


OBRA

(Escenario. Las jóvenes están en el hogar después del funeral, y la acción se desarrolla en un cuarto de estar. Hay una lámpara, una mesa pequeña con un mantel, una caja de tamaño mediano envuelta en papel de regalo con una tapa movible.)

ÁNGELA. Estoy contenta de estar de vuelta aquí. Me sentía muy rara en el coche funerario y en la tumba.

CARMEN. (Baja la caja con cuidado.) Sí, lo sé. No conocía a casi nadie allí. Todos esos lloros y demostraciones de dolor son demasiado para mí.

ÁNGELA. Aunque me dio mucha pena por la abuela y por mi madre. Estaban tan tristes… Sólo me apetece abrazarlas y decirles cuánto las quiero.

CARMEN. (Levanta la caja y la examina mientras habla.) Bueno, yo también quiero a la abuela y a mi madre pero no entiendo por qué están tan tristes. Quiero decir, el abuelo no era una gran persona. (Pausa.) En realidad, él se portaba muy mal con ellas. (Pone la caja en el suelo.)

ÁNGELA. Sí, es cierto. Mamá me ha contado cómo fue su niñez y cómo se comportaba el abuelo en casa. Ella lloraba muchas veces. Pero luego él cambio, ¿te acuerdas?

CARMEN. ¿Y? (Ángela mira a Carmen sorprendida.) Eso no cambia lo que hizo. Si me hubiera criado con él, no creo que hubiera llorado en su funeral. (Mira directamente a Ángela.) ¿Y tú?

.
ÁNGELA. Yo creo que sí… Aunque realmente no conocía al abuelo muy bien, me daba mucha pena por mamá y por la abuela.

CARMEN. Vale, vale, está bien… (Pausa.) Oye, ¿qué crees que hay en la caja del abuelo? Él nos dijo que iba a poner aquí las cosas más importantes que tenía para nosotros.

ÁNGELA. No lo sé (levanta la caja y la mira.)

(Pausa corta)

CARMEN. ¿Por qué no la movemos un poco? Igual es alguna joya, o dinero, o algo de valor…

ÁNGELA. ¡Vale ya! (Pone la caja en el suelo rápidamente.) ¡Eso no está bien, Carmen! El abuelo acaba de morir y tú estás interesada en lo que te ha dejado...

CARMEN. ¡Vamos, hombre! ¿A quién le voy a hacer mal? ¿Al abuelo?

ÁNGELA. Puede que le siente mal a la abuela o nuestras madres. Aunque te dé igual el abuelo, respeta por lo menos los sentimientos de ellas. ¿Y si es algo delicado para la abuela y se rompe?

CARMEN. ¿Y si es algo para ti o para mí? ¡Quiero saber lo que es!

ÁNGELA. (Con las manos en jarra.) Se supone que toda la familia la tiene que abrir junta. (Pausa) Mira, voy a ver cómo están la abuela y mi madre. Además, creo que necesitas pensar un poco más en todo esto.

(Ángela sale del escenario. Carmen coge lentamente la caja, mira la tapa, la vuelve a dejar en el suelo y mira alrededor para ver si alguien la observa.)

CARMEN. ¿Quién se va a dar cuenta si echo una miradita adentro? ¡Quizá haya algo especial para mí!

(Abre despacio la caja, mira adentro y se sorprende.)

CARMEN. Hay... hay sólo un trozo de papel...

(Lo coge lentamente, hace como que lo lee. Lo baja y mira al infinito en incredulidad.)

CARMEN. No… No me lo puedo creer.

(Alza el papel y lee.)

CARMEN. A mi maravillosa familia le dejo el mayor tesoro que tengo. “En todo momento y cualquier sitio, amad, amaos con todo vuestro corazón. No hay otro regalo que pueda dejaros”. Firmado, el abuelo.

(En shock, deja el papel de nuevo en la caja y la cierra. En ese momento Ángela entra y caminando hacia Carmen la llama.)

ÁNGELA. Carmen, Carmen, ¿puedes ayudarme en la cocina? Mamá me ha pedido... (Ve la cara de Carmen) Carmen, ¿estás bien?

CARMEN. (Como ausente.) ¿Qué? ¿Cómo...?

ÁNGELA. (Fijándose en Carmen.) ¿Puedes...ayudarme en... la cocina?

CARMEN. Sí, sí, claro.

ÁNGELA. ¿Seguro que estás bien?

CARMEN. Sí, (despejándose.) Sí, estoy bien. ¡Creo que ayudar en la cocina estará bien!

(Carmen sale sonriendo, Ángela se queda en el escenario y coge la caja a medida que las luces se apagan.)
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© Fred Lane, Crosswind Community Church, todos los derechos reservados. Esta obra se puede representar gratuitamente, a condición de que no se vendan copias para sacar ningún beneficio, ni de que se cobre por una entrada. A cambio del drama, el autor agradecería que se le notificara cuándo y con qué propósitos se va a escenificar. Se puede contactar con él en:
crosswindonline@cox.net