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2012 - España

Encuentros en Navidad

25 Minutos y 10 Personajes + Extras. Se trata de un cuento navideño que se irá representando a medida que el Narrador cuente lo que va sucediendo. De vez en cuando los personajes tomarán la palabra. Una mujer que está embarazada está sola en Navidad. Su marido está trabajando y sus familiares y amigos están lejos de allí. Le pide a Dios que pueda pasar la Navidad con ellos y su oración es contestada. El cuento está salpicado de varios cantitos.


ENCUENTROS EN NAVIDAD


Margarita Ouwerker
Cuento breve para representar la Navidad




PERSONAJES

MARIANELA
JUAN
COMPAÑERO DEL COLEGIO 1
COMPAÑERO DEL COLEGIO 2
COMPAÑERO DEL COLEGIO 3
TÍO
TÍA
VECINO
VECINA
NARRADOR
EXTRAS: Coro de niños, de jovencitos



ACTO 1 - La soledad

(Una mesita, varias sillas, algún mueble que permita poner fotos, etc. Que parezca el living de una casa. Música de Cd sobre la soledad por apenas unos segundos)

NARRADOR. Esta es la historia de Marianela, una saludable y cariñosa futura mamá, que vive la mayor parte del tiempo sola, ya que su esposo trabaja en la pesca. Él suele estar largos días en alta mar, en un buque pesquero. (Marianela barre un poco.) Unos pocos días antes de Navidad, Marianela se siente muy sola. No sabe si su esposo estará con ella en esta Navidad, y tampoco sabe si llegará para cuando nazca el bebé, que espera para fines de diciembre (Marianela acaricia su panza). Siente una nostalgia que le quita su sonrisa de siempre (limpia una repisa y mira las fotos de unos portarretratos). Al pasar por la repisa donde tiene fotos de sus seres queridos, se queda mirándolas. Ahí están sus tíos tan queridos, los que la criaron desde pequeña y ahora están tan lejos, cuidando de sus animales, en el campo en el que ella vivió su infancia... También, en otra foto, está su esposo junto a ella. Ella lo acaricia y pasa a mirar la tercera foto, en la que están sus tres ex compañeros de colegio y a la vez, sus mejores amigos. Ellos también están lejos, en otra ciudad, siguiendo con sus estudios, tratando de forjarse su futuro.

“Quizá esta nostalgia se nos pase pronto”, piensa, mientras se acaricia la panza. Una sonrisa se dibuja en sus labios y muy suavemente tararea una canción de cuna, caminando hacia su sillón preferido. “No, mi pequeña criaturita, no vamos a estar solos esta Navidad. Dios ha de querer que algo pase y que vos y yo estemos rodeados de gente en esta Navidad, (mirando su pancita), ¿no es cierto?”

Mientras suena una música suave, por ejemplo “Dios entre tus manos”, Marianela se pone en actitud de oración, inclinando su frente y juntando sus manos. (Acá se puede escribir una oración: “Ay, Señor, vos sabés que me siento sola en estos días. Claro que sé que mi bebé me acompaña, si hasta ya siento sus pataditas... Pero, es que el resto de la gente que quiero está tan lejos… etc., etc.)

Después de haber orado, la casa quedó en silencio. Pero la tristeza había desaparecido. Una sensación de profunda paz lo llenaba todo. También la vida de Marianela, que siente renacer su ánimo. (Lentamente ella levanta su rostro, dibujando una sonrisa). “Claro”, se dice, “¿cómo no se me había ocurrido antes?” (Marianela se levanta y busca en diferentes lugares de la casa). “¡Acá están! ¡Con estas cartulinas voy a preparar unas tarjetas! Y voy a invitar a mi querida gente y no voy a estar sola esta Navidad. ¡Gracias, Dios, por responder a mi oración!” Con una felicidad desconocida, Marianela prepara las tarjetas, recordando nombres de personas que desea invitar. Una luz nueva baña su rostro y la tristeza desaparece de sus ojos.

Era entrada la tarde cuando se levantó de su silla para ir al correo a depositar todas esas tarjetas. "“Allá vamos, bebé. Vas a ver qué linda fiesta vamos a tener”. (Deja una tarjeta en el portarretrato de su marido ya que no se la puede mandar).

(Marianela sale con la tarjetitas en sus manos, pasea entre la gente y las reparte).




ACTO 2 - La primera sorpresa

(Desperezándose, Marianela aparece en escena, con un mate en la mano).

NARRADOR. Otro día estaba empezando. Y con la primera luz del sol, como lo hacía cada mañana, Marianela se dispone a tomar su primer mate. Ya no se siente sola. Pensar en la fiesta y en la gente que vendrá y en todos los preparativos cambia su humor y la llena de expectativas.

De repente, un toc-toc en la puerta la sacude de la modorra y la obliga a gritar: “¿quién es?” (Camina hacia la puerta.) Mientras se acerca a la puerta, piensa: “A esta hora, ¿quién podrá ser? Espero que no sea mi vecina, porque todavía ni desayuné...” (Abre apenas un poco la puerta.) Para su enorme sorpresa, un ramo de flores aparece cuando abre la puerta. Y una sonrisa grande y pícara la saluda. “Me dejaron volver”, dice su esposo. (Mientras entra en escena Juan.) “¿Cómo podía perderme los últimos días de embarazo de mi esposa?” (Juan y Marianela se dan un abrazo.) Pero Juan no solamente trae flores. Trae regalos para el bebé y el mayor de los regalos: ¡podía quedarse un mes entero en su casa! ¡Qué inmensa alegría! Marianela casi se desmaya de la emoción. Ella había pedido con todas sus fuerzas a Dios que este milagro sucediera. Y ahora que Juan está allí, casi no lo puede creer. ¿Sería un sueño? ¿No estaría despierta todavía? Por las dudas, le da un pellizco a Juan (al pellizcarlo, Juan se queja). ¡Sí, era Juan y era cierto! Estaba allí, como ella lo había pedido. ¡Qué enorme bendición! Apenas pudiendo contenerse, ella le cuenta a su esposo todo lo que le pasó en las últimas semanas, su soledad, su oración a Dios, y la idea de organizar una fiesta para los amigos y la familia. Le cuenta que envió tarjetas de invitación a muchas personas. (Le muestra la que hizo para él, que está en la repisa) Y Juan, casi tan entusiasmado como ella, quiere empezar YA con todos los detalles.

(Música: 3ra canción del Cd ”Busquemos la paz”, mientras Marianela y Juan adornan, hacen arbolito, pensar algo más).

Por la noche, satisfechos por el trabajo, se van a descansar (salen de escena). Bien merecido tenían el reposo. Pero, luego de un rato, Marianela se levanta de la cama (y entra nuevamente en escena) porque no puede dormir. Está tan agradecida a Dios porque llegó su esposo. Ya no va a estar sola cuando nazca el bebé. Y además la fiesta va a ser doble. Porque estarían los amigos y la familia, pero también su querido Juan. Para sus adentros, susurra: “Dios, realmente siento que estas acá. Quiero que lleguen los invitados para contarles qué cerca estás de nosotros.” Sonriendo toma en sus manos la tarjeta que había preparado para su esposo. Con ella en sus manos se va a dormir. (Sale de escena.)



ACTO 3 - Los preparativos

(Marianela y Juan están poniendo la Mesa y arreglando los detalles previos a la llegada de los invitados: mantel, vasos, cosas ricas, un centro de mesa, etc.)

Finalmente había llegado el día. Marianela y Juan se mueven de aquí para allá organizando los últimos detalles: la mesa, la comida, los adornos, los lugares para cada uno... Querían que todo estuviera perfecto para cuando llegaran los invitados. Una buena fiesta siempre tiene que estar bien preparada. (Encienden una velita del centro de mesa.)

En eso, suena el timbre. Queriendo ser los primeros en llegar a la puerta, casi se chocan entre sí. Riendo, Juan deja que Marianela abra la puerta. ¡Eran los tíos! Recién llegados del campo, ellos traen ese aire de paz y de tranquilidad que solamente se puede cosechar en la inmensidad del campo, a la luz de las estrellas, cerca de la naturaleza. Las palabras brotan a borbotones, tratando de ponerse al día de todas las novedades. Claro, si cada vez que nos juntamos siempre vuelve a suceder, ¿no? La alegría de los reencuentros nos hace nuevos y afloja los sentimientos y las emociones. ¡Qué bueno es poder compartir, abrazar, sonreír, saludar, estrechar una mano, dar un beso, pronunciar un “te quiero”! ¡Cuánta falta hace que las personas nos encontremos y nos reencontremos para celebrar la vida, la amistad, la fe, las esperanzas! Marianela no se había equivocado y aquella loca idea ya se estaba convirtiendo en una verdadera fiesta. Marianela estaba feliz con la llegada de los tíos, que le prodigaban mimos repartidos a ella y su pancita que anunciaba una nueva vida. (En todo este tiempo, la tía puede tocar la pancita de Marianela, Juan puede servir algo para tomar, pueden darle algún regalito para el bebé, una ropita tejida por la tía, una cuna hecha por el tío, una ovejita de peluche para que se vaya acostumbrando para cuando vaya al campo, abrazos espontáneos y risas).

Un nuevo timbrazo interrumpe la animada conversación. Y ésta vez es Juan quien se arrima a la puerta. ¡Marianela estaba demasiado ocupada con los tíos! Los compañeros del colegio también se suman a la reunión. Y otra vez el rito de los abrazos y los besos se repetía sin perder su magia ancestral. Cada persona ocupa su sitio alrededor de la mesa y la charla fluye como el agua cantarina del arroyo.

De pronto, Juan se pone de pie, levanta la copa y propone un brindis (estas palabras las pronuncia el mismo Juan): “propongo que brindemos por esta posibilidad que tenemos de estar juntos” (todos los demás corean ruidosamente la sugerencia) “y además que saludemos con otro brindis la pronta llegada de nuestro primer hijo”. Todos de pie, hacen sonar las copas. Precioso sonido de esperanzas que se elevan al cielo desde lo más hondo del espíritu.

“Bueno”, exclama Marianela, “¿qué les parece si miramos unas fotos?”. Mientras todos se reúnen a mirar aquellos pedacitos de historia, nostalgias y alegrías se mezclan, como en la vida, como los días de lluvia y de sol...

(Marianela se aparta del grupo, alejándose unos metros.)

Sin que nadie lo notara, Marianela se aparta del grupo. Desde cierta distancia mira a su familia y a sus amigos (ellos no lo notan porque están ocupados mirando fotos). No puede ocultar su emoción y su gratitud, y una lágrima embarazada de sentimientos se dibuja en su rostro. “Dios, ¡qué Navidad tan especial! ¡Cuánto te agradezco este regalo! ¡Escuchaste mi oración! Y voy a compartirlo con todos.”

Se reúne con el resto y les dice que quiere contarles algo. Todos se preparan para escuchar, pero alguien toca la puerta. Los vecinos (entran solamente los padres), saludan y cuentan que están visitando a sus vecinos compartiendo una canción con sus hijos (entra la guardería cantando la canción de la paz. Pueden estar vestidos de angelitos o elegantes y cada uno con una letra de la palabra PAZ. Hacen una linda coreografía). La familia agradece y los vecinos se van. (Marianela puede darles unos dulces como agradecimiento)

Marianela se dispone nuevamente a contar su experiencia y en eso siente un dolor fuerte en su vientre. Y dice: “querido, creo que llegó la hora... ¡Nuestro hijo va a nacer!” Todos los saludan deseándoles bendiciones y se van para que ellos se preparen. Marianela y Juan toman el bolso, un abrigo y salen para el hospital.



ACTO 4 - La fiesta

(Cambio de escenografía: una cama, un moisés o cunita. Puede ser la que le regaló el tío)

Marianela y Juan disfrutan de su hijo. Parecen estar en un universo diferente, disfrutando ese regalo maravilloso de la vida. La madre piensa en cuánto ha recibido en los últimos días. La llegada de su esposo, la visita de la familia, los amigos, su hijo... ¡Nunca hubiera imaginado una fiesta de Navidad así! Pero, allí estaba, con su pequeño en brazos, como tantos siglos atrás había sucedido con María y con Jesús. Sí, como aquella vez, ella siente que Dios mismo está presente, y acuna la vida de su pequeño.

(Canción: “Dios te acune en sus brazos”, de la Cantata Navideña Latinoamericana, cantada por grupo de adolescentes).

Mirando a su hijo recién nacido, Juan le dice a Marianela (pero mirando al bebé): “Nunca más la Navidad va a ser igual. ¡Hoy recibimos el mayor regalo de Navidad!”

En eso, mientras los padres están disfrutando de su pequeño, llegan los tíos y la alegría se contagia. El tío, emocionado, dice: “¡Realmente valió la pena dejar nuestras responsabilidades allá en el campo para festejar tan maravilloso acontecimiento!”

La tía agrega: “No vamos a estar más tanto tiempo separados. Este niñito y esta fiesta nos reafirman lo que realmente tiene valor. Tenemos que festejar juntos el regalo de la vida.”

Llegan también los compañeros de colegio, que le traen hermosos regalos al recién nacido, mientras dicen con pícaras sonrisas y a coro: “Somos los sabios de oriente y venimos a traerle regalos al niño.”

Se entremezclan abrazos y felicitaciones, saludos de Navidad y nacimiento. (Seguir buscando algunos saludos, o que los chicos mismos se los puedan decir en voz alta, de manera espontánea: “que crezca sanito, que todo el mundo tenga una linda Navidad, que haya paz donde hay guerra, que seamos mejores personas, que Jesús ocupe su lugar en cada vida, que el bebé traiga muchas alegrías y esperanzas, etc.”)

En eso, llegan también los vecinos (sus hijos pueden estar vestidos de angelitos). La mamá dice: “Venimos de la fiesta de la iglesia. Los chicos hicieron de angelitos y cantaron la canción de la paz”. El papá dice: “Si, estuvo muy lindo, pero los chicos no veían la hora de conocer a esté chiquitín. Para ellos es como si hubiera nacido Jesús”. (Todos se van acomodando alrededor de la cama y del bebé.)

Y entonces Marianela pide que la escuchen porque tiene algo para decir:

“Ustedes no saben qué sola me sentía hasta hace apenas unos días atrás. El pecho me dolía de tanta soledad. Pero una tarde le pedí a Dios que se haga presente en esta Navidad y en mi vida. ¡¡Y miren cómo me respondió!! Cada cosa que pasó fue una clara respuesta de Él, que está acá ahora, entre todos nosotros, y con nosotros. ¿Y díganme si no se parece un poquito a la primera Navidad? Nosotros podríamos representar a José y María con el niño ustedes, tíos, a los pastorcitos que venían del campo ustedes, mis compañeros estudiantes, a los sabios de oriente, que trajeron sus regalos al niño. Y ni los angelitos faltaron a esta Navidad. Cuánta alegría y cuánta paz podemos sentir cuando Dios nace también en nuestro corazón. ¡¡Que Dios pueda nacer en sus corazones también, en esta Navidad!! “

(Suena fuerte la canción “Gloria a Dios”, del Cd Con la voz de los pequeños.)

(Mientras todos se saludan, se abrazan y sonríen, se va cerrando lentamente el telón. Se invita a todos los presentes a entonar Gloria a Dios.)

Los mejores regalos de Navidad

12 Minutos y 13 Personajes. Una profesora pide a sus alumnos que escriban la carta a los Reyes Magos. Dos de sus alumnos están pasando por un mal momento en sus familias y escriben en sus cartas lo que verdaderamente necesitan. Estos comentarios hacen pensar a varios de sus compañeros y deciden ayudarles.


LOS MEJORES REGALOS DE NAVIDAD
Arrate Gallego

PERSONAJES

PROFESORA
ELENA
LUIS
PABLO
ANA
ISABEL
MARÍA
JORGE
SOFÍA
ANDREA
SAMUEL
MAMÁ DE ELENA
MAMÁ DE ISABEL




(La obra comienza en el aula de un colegio cualquiera. La profesora intenta poner un poco de orden en la clase mientras hacen un ejercicio: “Escribir la carta a los Reyes Magos”.)

PROFESORA. Venga niños, un poco de silencio si no, no podréis hacer bien vuestro trabajo.

ELENA. Seño, ¿Reyes Magos es con mayúscula?

PROFESORA. Sí, Elena, es con mayúsculas.

LUIS. Y luego, ¿tenemos que leerlas en voz alta?

PROFESORA. Sí, para corregirlas, ¿no querrás enviárselas llenas de faltas?

PABLO. Pues a mí, mientras me traigan los regalos que les pido, me da igual que lleven faltas.

ANA. Yo les pondré dibujos, para decorarla, seguro que les gusta mucho.

ISABEL. A mí esto de la carta, me parece una estupidez.

ELENA. Y ¿qué vas a hacer? ¿Les llamarás por teléfono?

MARÍA. ¡Esta es capaz de mandarles un email!

JORGE. ¡Sí, o un mensaje a sus móviles!

PROFESORA. ¡Ya vale de tonterías! Tenéis diez minutos para terminarlas y luego leeremos algunas en voz alta.

(Los niños bajan un poco la voz, pero siguen hablando entre ellos.)

SOFÍA. Pues es verdad que podían modernizarse un poco estos Reyes Magos.

ANDREA. Ya te digo, llevamos tropecientos años con las dichosas cartas.

LUIS. Seguro que estaremos viviendo en la estación espacial, y todavía se escribirán cartas a los Reyes Magos.

ANA. No se por qué os molesta tanto escribir la carta, a mi me parece muuy bonito.

PABLO. ¡Es que tú eres tonta!

ANA. ¡Seño, Pablo me ha llamado tonta!

PROFESORA. ¡Eh! Dejad ya de discutir, y vamos a leerlas. ¿Quién quiere ser el primero?

MARÍA. ¡Que sea Samuel! Que no ha dicho nada en todo el rato.

JORGE. ¡Eso y si no Isabel, que seguro que la ha terminado!

PROFESORA. ¡De eso nada! Los primeros serán los que más han hablado. (La profesora echa una ojeada por encima de toda la clase y señala a uno.) Luis, te ha tocado ser el primero.

LUIS. Jope, seño, ¡siempre me toca a mí!

SOFÍA. ¡Ja! La última vez, me tocó a mí.

PROFESORA. ¡Silencio! Empieza a leer.

LUIS. Queridos Reyes Magos: este año, como he sido bueno…

(Los demás niños se ríen al oír esto.)

LUIS. Pues eso, quiero que me traigáis una Nintendo DS con el último juego que haya salido, un balón y…

PROFESORA. Ya vale, el siguiente.

ELENA. Señores Reyes Magos: Yo quiero los Nenucos con el supermercado, la escuela y…

ISABEL. Más Nenucos, pero si tienes cinco.

ELENA. También quiero la Nancy.

PROFESORA. Ana te toca a ti.

ANA. Sus majestades los Reyes Magos, yo quiero un bolso, maquillaje, ropa bonita y…

PABLO. ¡Hala, todos los años pides lo mismo!

PROFESORA. Pues sorpréndenos tú, Pablo, con algo original.

PABLO. Enrollados Reyes Magos: Yo quiero una Wii con cuatro juegos, y accesorios.

MARÍA. ¿Y eso es algo original?

PABLO. ¡Claro, nunca lo había pedido!

PROFESORA. Ahora tú, María.

MARÍA. Maravillosos Reyes Magos: Yo quiero un aparato de música, pero que sea de marca, que los demás no suenan bien, y dinero, para comprarme lo que quiera.

PROFESORA. Jorge.

JORGE. Reyes Magos: Yo os pido libros, la colección de Jerónimo Stilton, y vídeos de Documentales

SOFÍA. Ahora quiero leer yo. Graciosos Reyes Magos…

PROFESORA. Se dice: Sus graciosas Majestades, no graciosos.

(Los demás niños se ríen ruidosamente.)

SOFÍA. Bueno, pues eso, que yo quiero un ordenador portátil, y un maletín bonito para guardarlo…

PROFESORA. Andrea te toca a ti.

ANDREA. Queridos Reyes Magos: Este año, aunque he sido buena, no quiero nada para mí, os pido un trabajo para mi papá, que no tiene y está muy triste, y él también ha sido bueno.

(Los demás se quedan en silencio mientras se sienta.)

PROFESORA. Es una bonita carta, seguro que les encanta. Samuel, tú eres el último.

SAMUEL. Queridos Reyes Mágicos: Yo quisiera que usarais todo vuestro poder para que mi mamá volviera a trabajar, y pudiéramos comer como antes…

(Suena el timbre y la profesora da por terminada la clase.)

PROFESORA. Chicos, no os olvidéis de meter la carta en un sobre y dársela a vuestros padres, para que la lleven a correos, ¿de acuerdo? ¡Felices vacaciones!

(Los niños recogen sus cosas para salir de clase, varios salen y otros se quedan.)

ELENA. (Dirigiéndose a sus compañeros.) ¿Habéis escuchado las cartas de Andrea y Samuel?

ANA. Sí. ¡Qué pena que no pidan regalos!

ISABEL. Lo que es una pena es que sus papás no tengan trabajo.

JORGE. ¡Tal vez no tengan dinero para la cena de Navidad!

ELENA. ¡Se me está ocurriendo una idea!

JORGE. ¿Cuál?

ELENA. Pues que podríamos pedir todos, que uno de nuestros regalos sea en dinero, y repartirlo entre los dos para que se puedan comprar lo que necesiten.

ANA. No sé, me quedaría sin un regalo.

ISABEL. ¡No seas tonta!, tenemos un montón de cosas, a mí me parece una idea estupenda.

JORGE. Habrá que decírselo a los demás, para que participen también.

(Salen todos y aparece en escena Elena e Isabel hablando con sus mamás. Podrían ir paseando por la calle, o en casa.)

MAMÁ DE ELENA. ¡Sí, cariño, claro que me parece bien que uno de tus regalos sea para ayudar a alguien!

ELENA. ¡Todos los de la clase han querido colaborar!

MAMÁ DE ISABEL. Ha sido una buena idea, pero a mí se me ha ocurrido otra. Podríamos invitarles a cenar en nochebuena con nosotros.

ISABEL. ¿En serio, mamá? Sería estupendo.

ELENA. Pues vosotros invitáis a Andrea y nosotros a Samuel.

TODAS. ¡Estupendo!

(En la última escena aparecen sentados en las escaleras. Andrea y Samuel con un sobre de dinero cada uno en la mano.)

ANDREA. ¿No te parece increíble? Después de todo, creo que han sido las mejores Navidades de mi vida.

SAMUEL. ¡Desde luego! Hacía muchos días que mi mamá no se reía tanto.

ANDREA. ¡Pues espera a que vean los sobres de dinero!

SAMUEL. ¡Con esto comeremos todo el mes!

(Se levantan y cada uno se va por un lado, se vuelven y dicen: “FELIZ NAVIDAD” el uno al otro, desapareciendo.)

Cuento de Navidad

15 Minutos y 6 Personajes. Narración salpicada de varios diálogos en la que una mujer espera la llegada de Jesús a su casa por Navidad y descuida todas las personas que han ido llamando a su puerta.





CUENTO DE NAVIDAD
Sacado del libro "Para Educar Valores" de Antonio Pérez Escarlín




PERSONAJES

NARRADOR
ÁNGEL
JOSEFINA
EMBARAZADA
CAMIONERO
NIÑO

NARRADOR. Era la noche de Navidad. Un ángel se le apareció a Josefina, una señora de familia adinerada, y le dijo…

ÁNGEL. Te traigo una buena noticia: esta noche el Señor Jesús vendrá a tu casa.

NARRADOR. Josefina quedó entusiasmada, nunca había imaginado que fuera posible un milagro tan extraordinario. Llamó por teléfono a sus familiares, comunicándoles la buena noticia, y se dispuso a preparar una exquisita cena para recibir a Jesús.

Cuando estaba muy afanada con sus preparativos sonó el timbre. Se dirigió a la puerta y allí estaba una mujer mal vestida, de manos y rostro arrugados por el trabajo y el frío, y su vientre mostraba un embarazo muy adelantado.

EMBARAZADA. Señora, ¿no podría ayudarme de alguna manera? No le pido limosna, sino trabajo, muy pronto daré a luz y necesito con urgencia el trabajo.

JOSEFINA. Estas no son horas de venir a molestar en busca de trabajo. Es Noche Buena ¿acaso no lo sabe? Vuelva otro día y veremos qué puedo hacer por usted. Ahora disculpe, estoy muy ocupada preparando la cena para recibir una visita muy importante.

NARRADOR. Y cerrando la puerta continuó colocando el mantel, las servilletas...

Poco después, mientras la señora limpiaba las copas de cristal, llamó a la puerta un hombre con sus ropas sucias de grasa. Ella un poco impaciente abrió la puerta y...

CAMINIONERO. Disculpe señora, mi camión se ha descompuesto aquí frente a su casa. ¿No tendría acaso algunas herramientas que me preste?"

NARRADOR. La señora como estaba tan atareada se irritó muchísimo.

JOSEFINA. ¿Acaso piensa usted que mi casa es un taller mecánico? ¿Cómo puede haber personas tan inoportunas y descaradas? No, no tengo ninguna herramienta para prestarle y mejor se va pronto porque con esos pies tan sucios me está manchando la vereda.

NARRADOR. Josefina siguió con los preparativos, puso a enfriar la champaña, colocó las copas sobre la mesa, sin duda no tardaría en llegar el buen Jesús... Por eso cuando volvió a escuchar el timbre su corazón saltó de emoción. Pero al abrir la puerta... no era Jesús. Era un niño de la calle pidiéndole un plato de comida.

JOSEFINA. ¿Cómo te voy a dar comida si todavía no hemos cenado? Vuelve mañana y te daré lo que haya sobrado, si es que sobra algo, pues todo lo que he preparado está exquisito y tengo una visita muy especial esta noche.

NARRADOR. Y cerró la puerta con desprecio.

(Música para reflexionar y sigue suave mientras entran los familiares.)

NARRADOR. De a poco fueron llegando los hijos de Josefina con sus nietos, la hermana menor, y el tío Enrique con la tía Adelina, todo parecía estar listo, solo faltaba el invitado especial. Ya, sentados a la mesa todos esperaban con mucho nerviosismo la llegada de Jesús.

Fueron pasando las horas y Jesús no aparecía. Cansados de esperar decepcionados y pensando, pero sin atreverse a decirlo, que todo había sido una habladuría de Doña Josefina que de tanto rezar andaba inventando visiones de ángeles y cosas absurdas, empezaron a comer los deliciosos manjares, descorcharon las botellas, devoraron los postres, los licores...

Después les llegó el sueño y se fueron yendo cada uno para su casa a descansar, despidiéndose de Josefina con una palmadita que podía expresar cualquier cosa.

Josefina se quedó sola llorando de desilusión. Se había dado cuenta de que algunos durante la cena habían sonreído con cruces de miradas, queriendo decir que ella estaba medio loca. Pero ella estaba segura de haber visto al ángel y de haber escuchado sus palabras. No podía darse cuenta qué había pasado, si los ángeles no mienten, algo muy serio le habría sucedido a Jesús, para no presentarse en su casa como lo había anunciado su mensajero el ángel.

Tras llorar un buen rato y convencerse de que ella no había fallado en nada, se quedó dormida sobre el sofá de la sala. Cuando despertó vio al ángel junto a ella.

JOSEFINA. (Indignada.) ¿Por qué me engañaste? Preparé todo con esmero, esperé toda la noche y Jesús no apareció. ¿Por qué me hicieron esta broma frente a toda mi familia?

ÁNGEL. No fui yo quien mintió, fue usted la que no tuvo ojos para ver. Jesús vino tres veces: él era la mujer embarazada que le pidió trabajo, el camionero sucio de grasa, el niño hambriento que le pidió comida. Pero usted, Josefina, no fue capaz de reconocerlo, ni de recibirlo.

La palabra que vence

13 Minutos y 7 Personajes + Extras. Una joven consulta con su pastor los problemas que tiene y el pastor le anima a que ponga su confianza en las promesas de la Biblia. Varios personajes intentarán desviarla del camino pero se aferra a la biblia para vencer.



LA PALABRA QUE VENCE
Angélica Camelo - Copyright© 2000



PERSONAJES

MARÍA
PASTOR
DUDA
SUEÑO
ENVIDIA
DESÁNIMO
NARRADORA
CORO



PRIMERA ESCENA

(El escenario: Dividido en dos partes, 2 teléfonos, 1 para el Pastor y otro para María.)

NARRADORA. Está la hermana María en su habitación bastante preocupada y llama por teléfono al Pastor Marcos.

(Suena el teléfono.)

PASTOR. ¿Haló?

MARÍA. Hermano Marcos, Dios le bendiga. ¿Cómo ha estado?

PASTOR. Bien, hermana, gracias al Señor. Y a usted, ¿cómo le ha ido?

MARÍA. Hermano, bastante preocupada, usted sabe que nosotros los jóvenes somos tan débiles y la verdad es que tengo tantos problemas que no tengo fuerza para seguir adelante.

PASTOR. Hermana, no le crea esas mentiras al diablo. El Señor dice en su Palabra en 1 Juan 2:14 "os escribo a vosotros jóvenes porque sois fuertes y la Palabra de Dios permanece en vosotros”. Mire lo que añade: “habéis vencido al maligno”. Esto lo dice la Palabra del Señor y ésta es fiel y verdadera; nosotros debemos creerla. También recuerde que El Señor dice en Filipenses 4:13 "Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece". Hermana, usted sabe qué significa todo... Esto incluye su problema.

NARRADORA. El espíritu de duda inmediatamente se hace presente.

MARÍA. Hermano, por favor, ore por mí para que yo pueda vencer en esta situación.

PASTOR. Mire, María, yo con todo gusto voy a orar por usted, pero yo quiero invitarla a que se arrodille y ore usted también y tome la Palabra del Señor y crea en todas esas promesas escritas que el Señor tiene para nosotros. Mire, lo que dice en 2ª de Timoteo 1:7 "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio". Crea con todo su corazón esta palabra y siga adelante, nuestro Dios es un Dios de amor y de misericordia y estoy seguro de que Él le va a ayudar en todas sus dificultades de acuerdo a su voluntad.

MARÍA. Muchas gracias pastor, trataré de hacer lo que usted me aconseja.

(Cambia el escenario: uno solo, como un cuarto.)



SEGUNDA ESCENA

NARRADORA. María trata de irse a orar y el espíritu de duda empieza a hablar con ella. Mientras el espíritu de duda habla, María parece muy turbada.

DUDA. Hola María, ¿vas a orar? No pierdas tu tiempo... Tú sabes que esas Palabras de la Biblia funcionan en otros pero no en ti.... ¿No te acuerdas cuántas veces ha pasado? Tú misma lo has visto.

MARÍA. No... No... Yo sé que también son para mí, yo creo en ellas. Señor yo sé que me escuchas y sé que tú eres poderoso para responder a mis necesidades de acuerdo a tu voluntad... Yo creo en tu Palabra, tu Palabra es viva y eficaz, es lo que yo leo en Hebreos 4:12 y además yo sé que todo lo puedo en ti que me fortaleces, Señor.

DUDA. Dios tiene que ocuparse de tanta gente mucho más importante que tú... Él no te va a escuchar...

MARÍA. No... Romanos 2:11 me dice que Cristo no hace acepción de personas.

NARRADORA. Duda llama al espíritu envidia y le pide ayuda para vencer a María.

DUDA. ¡Envidia! ¡Envidia! Por favor, ayúdeme con ésta que está más difícil.

ENVIDIA. Déjemela a mí. ¿No te da envidia cómo le va de bien a tus vecinos y ellos no necesitan pelarse las rodillas? Ellos ni siquiera son Cristianos.

DUDA. Él tiene razón. Si ves que no es necesario hacer nada de lo que tú haces como "Cristiana", para obtener todas las cosas espectaculares que tienen tus vecinos.

MARÍA. Mmmmm... ¡NO! Proverbios 23:17 dice que no debo tener envidia de los pecadores, sino que debo perseverar en el temor de Dios todo el tiempo. Yo creo esta palabra.

ENVIDIA. Yo creo que no hay nada que hacer... Chao.

DUDA. No, no se vaya.... Bien, voy a llamar a otro: Sueño.

SUEÑO. Ya voy... Acabo de ganar una batalla, una hermanita que dice que iba a orar dos horas… Logré que se quedara profundamente dormida a los 20 minutos. La verdad es que ni siquiera pudo empezar su oración.

DUDA. (Hablando con sueño.) Te felicito, pero aquí hay una hermanita que está más difícil. Venció al espíritu de envidia y yo no sé por donde más atacarla, por eso lo he llamado. (Se dirige a María.) Piensa en lo que tú siempre has anhelado y Dios no te ha respondido; Él no lo va a hacer.

MARÍA. ¡No! Porque Dios me dice en Isaías 55:9 “Como son más altos los cielos que la tierra, así son Sus caminos más altos que mis caminos y Sus pensamientos más que mis pensamientos”.

DUDA. No se da cuenta de que sus dificultades son muy grandes, piense un momento...

MARÍA. Sí... Son muy grandes mis dificultades.

SUEÑO. Mas bien acuéstese un rato a dormir, ¿no está cansada? Un buen sueño le haría bien, es bien saludable… Mire cómo se le cierran los ojos y todo lo que tiene que hacer mas tarde. Descanse un rato.

NARRADORA. María se siente casi vencida, luego mira la Biblia y exclama:

MARÍA. No, yo quiero permanecer en oración. En Mateo 6:25 El Señor me dice que no me debo afanar por la vida, qué habré de comer, o qué habré de beber, ni por mi cuerpo, qué habré de vestir; las aves, ellas no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros y mi Padre Celestial las alimenta. Señor si tú haces esto con las aves, tú dices que harás cosas mucho mejor que estas con nosotros tus hijos. Yo creo en tu Palabra y quiero esperar en ella.

SUEÑO. (Hablando con María.) Mire que una siesta ahora le haría bien. (Hablando con Duda.) No, esta está muy difícil, se sabe casi toda la Biblia y aquí sí ya no hay nada qué hacer. Usted sabe que quedamos desarmados frente a esas Palabras.

(El espíritu de desánimo aparece de un brinco.)

DESÁNIMO. Yo creo que me necesitan.

SUEÑO. La verdad es que estamos perdiendo el tiempo aquí, vamos a atacar a los que no conocen esas Palabras... Yo mejor me voy.

DESÁNIMO. Se nota que sueño no ha escuchado de mi buena fama.

DUDA y DESÁNIMO. Usted ya está perdida; no se da cuenta lo débil que es, eso no le agrada a su Dios. Yo creo que Él la ha desechado.

MARÍA. No... No... Yo leo en Juan 3:16 que de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito para que todo, todo aquel que en Él cree no se pierda mas tenga vida eterna. (En muy alta voz dice.) Esto significa que Yo tengo vida eterna, que soy salva, que tengo sus promesas y que Él está conmigo y me escucha. Gracias, Señor, por tu paz, por el gozo que me das. (Comienza a cantar) Porque El vive, me enfrentaré al mañana, porque Él vive ya no hay temor, porque yo sé, que el futuro es suyo, la vida vale más y más solo por Él. (Repite.)

(El espíritu de duda y desánimo saltan asustados y huyen tan pronto como escuchan esta confesión y entonces María da gloria a Dios y sigue alabando.)

(Aparecen tres ángeles blancos cantando la misma canción.)

NARRADORA. Apreciado hermano que alegría entender que gran tesoro tenemos en la Palabra del Señor, tantas promesas que alcanzan para todo tipo de necesidad. La Palabra del Señor es esta espada de dos filos que penetra hasta lo más profundo de nuestro corazón y mente y con la oración constituyen nuestra arma mortal que nos hace invulnerables contra los ataques del enemigo. Apreciado padre de familia, Dios le ha dejado una hermosa tarea a usted y es la de sembrar su Palabra Santa en el corazón de sus hijos, de esta manera usted no solo lo está equipando poderosamente a sus hijos para los ataques de la vida diaria, sino que usted les está brindando la oportunidad de conocer y entender la única razón por la que vale la pena vivir y es porque Él, nuestro Dios Jesucristo Vive.

(Siguen cantando la canción “Porque Él vive”.)

Bienaventurados los que no vieron y creyeron

6 Minutos y 6 Personajes. Lectura coral sobre la resurrección de Jesús y la bendición de creer en Él sin haber visto.




BIENAVENTURADOS LOS QUE NO VIERON Y CREYERON




PERSONAJES

VARÓN 1
VARÓN 2
VARÓN 3
DAMA 1
DAMA 2
DAMA 3
CORO



VARÓN 1. Ahí va Jesús de Nazaret con su cruz sobre sus hombros, y su corazón lleno de tristeza y amargura, lleno de angustia y penurias.

DAMA 1. Mientras la gente incrédula y descarada de Él se burlaba diciendo:

CORO. He aquí el rey de los judíos, quien salvo a otros y no puede salvarse a sí mismo.

VARÓN 2. Y en el Gólgota le crucificaron en medio de dos malhechores, sus pies y manos clavaron y su costado traspasaron.

DAMA 2. Mas Él como cordero manso enmudeció, contra ellos palabras no pronunció.

VARÓN 3. De repente Jesús murió.

DAMA 3. El cielo se abrió.

VARÓN 1. El velo del templo se rasgó en dos.

DAMAS. Los sepulcros se abrieron y los muertos vivieron.

VARONES. Y atemorizados los incrédulos creyeron.

VARÓN 2. Es que el hombre siempre dice: Primero ver y después creer, porque el creer sin ver es locura.

DAMA 1. Pasó el primer y el segundo día, mas en el tercero…

VARONES. ¡El Cristo resucitó!

DAMAS. ¡De los muertos se levantó!

CORO. ¡La muerte Él venció!

VARÓN 3. Pero los apóstoles como no vieron, no creyeron.

DAMA 2. Mas Jesús se les apareció en medio y les dijo:

VARÓN 1. Yo soy.

DAMA 2. Y ellos humillados pidieron perdón.

VARÓN 2. Pero Tomás que con ellos no estaba al oír la nueva dijo:

VARÓN 3. Primero ver y después creer.

VARÓN 2. Y al cabo de 8 días Jesús volvió a aparecer y le dijo a Tomás:

VARÓN 1. Pon tu dedo en mi mano y tu mano en mi costado.

VARÓN 2. Y el humillado pidió perdón.

DAMA 3. Mas Jesús alzó la voz y dijo:

CORO. Bienaventurados los que no vieron y creyeron.

VARÓN 3. Han pasado casi dos mil años predicando este hermoso evangelio:

VARÓN 1. Que Cristo murió y resucitó de entre los muertos.

VARÓN 2. Mas tú, amado amigo, ¿qué estás esperando para venir a cristo?

DAMA 1. Que el cielo se abra y derrame sus aguas.

DAMA 2. Que la tierra tiemble y destruya tu casa.

DAMA 3. O que un ángel te mueva la cama.

VARÓN 3. Mejor atiende a la voz de mi razón.

VARÓN 2. Porque fiel es el que dijo:

CORO. Bienaventurados los que no vieron y creyeron.

El sustituto

8 Minutos y 3 Personajes. Adán y Eva reflexionan sobre su situación después del asesinato de Abel y le dan gracias a Dios por darles otro hijo. Inspirada en la siguiente predicación AQUÍ


EL SUSTITUTO
loidasomo@gmail.com



PERSONAJES

ADÁN
EVA
BEBÉ


(Adán y Eva están mirando al bebé.)

EVA. Es bonito, ¿verdad?

ADÁN. Sí, mucho.

EVA. ¿Crees que se parece a él?

ADÁN. No lo sé, pero es tan manso como él.

EVA. ¡Cuántas gracias debemos darle a Dios!

ADÁN. Ha sido misericordioso con nosotros y nos ha dado otro hijo.

EVA. Yo pensaba que íbamos a perder toda esperanza cuando murió Abel.

ADÁN. Y yo. (Pequeña pausa.) Ninguno de nuestros hijos era como él y ha dejado un vacío en mi vida que a veces me cuesta llenar; su obediencia y mansedumbre me llenaban de felicidad. Desde pequeños los observaba y aunque veía que eran distintos, jamás pensé que esto fuera a pasar. (Pausa.) ¿Sabes? A veces no culpo a Caín por lo ocurrido sino a mí mismo. ¿En qué he fallado como padre? ¿Cómo no he sabido enseñarle mejor? Cuantas veces pienso que si no hubiera desobedecido a Dios viviría libre de esta congoja que me oprime el pecho a todas horas. ¿Qué hemos hecho, Eva? ¿Qué hemos hecho?

EVA. Desobedecer a Dios. (Pausa.) Durante mucho tiempo me sentía víctima de un engaño: “La serpiente” me decía, “ella me engañó”, “ella era la instigadora, la culpable y no yo” pero me engañaba, porque el único causante del desastre fue MI codicia, el querer ser como Dios. ¿No nos enseñaba Él lo que era pecar? ¿No nos enseñó entre sus preceptos que la codicia no era buena? Pues no sólo codicié, sino que robé lo que no era mío, os mentí a los dos y deshonré a mi Padre celestial. En un momento, un pecado desencadenó otro y me enredé en un círculo vicioso en el que Dios no tenía cabida.

ADÁN. ¡Ojalá pudiera retroceder atrás! ¡Ojalá! Pero esas son sólo vanas ilusiones.

EVA. Ahora sólo podemos seguir adelante y reflexionar en lo ocurrido para no volver a caer en los mismos errores. Debemos seguir y obedecer fielmente las instrucciones de Dios en nuestras vidas.

ADÁN. Tienes razón, Eva. Sólo obedeciendo su palabra podemos vivir en perfecta armonía. ¿Cómo no lo puede ver el maligno?

EVA. Él odia a Jesús.

ADÁN. ¿Cómo puede odiar al Hijo de Dios? Sólo hay amor en su mirada. Su presencia nos llenaba de una alegría y paz interior que no he vuelto a tener desde Edén. ¿Por qué todo esto? No lo llego a entender…

EVA. Yo tampoco alcanzo a entenderlo todo…

ADÁN. ¿Sabes? Muchas veces pienso en Caín y me pregunto dónde estará, qué hará y sobre todo si se habrá arrepentido. ¿Crees que se habrá arrepentido? ¿Será consciente del daño que nos ha causado?

EVA. No lo sé, Adán. Supongo que si se hubiera arrepentido habría venido para pedirnos perdón y desde que se fue, jamás ha vuelto a casa.

ADÁN. Me duele tanto no haber sido un padre mejor; no haberle sabido transmitir el amor hacia Dios y su ley. ¿Te acuerdas cuántas veces los llevaba a las puertas del Edén para mostrarles todo lo que habíamos perdido?

EVA. Claro, ¿cómo olvidar sus caras al ver las maravillas que las puertas dejaban ver?

ADÁN. ¿De qué han servido las lágrimas que derramábamos en los sacrificios?

EVA. No lo sé, cariño, pero cada día que pasa veo más y más el alcance de nuestro pecado.

ADÁN. Y yo. Cuando veo caer las hojas de los árboles cada otoño se me parte el corazón y por más que pasen los años, no logro acostumbrarme.

EVA. Yo me sentí así cuando los animales se empezaron a matar entre sí y a comerse…

ADÁN. Y lo peor estaba por llegar: la muerte de Abel.

EVA. (Pausa.) ¿Cómo crees que se sentirá Dios?

ADÁN. Me imagino que peor que nosotros.

EVA. Desde que tuvimos a los niños, comprendo mejor el amor de Dios hacia nosotros.

ADÁN. Cuando Caín mató a Abel, tuve sentimientos encontrados: sentía repulsa, dolor, pero lo seguía queriendo… ¿Será parecido el amor de Dios hacia nosotros?

EVA. ¡Cuánto me gustaría volver a hablar con Dios como lo hacíamos antes! ¡Cara a cara! (Hacia el Cielo.) ¡Padre!, aunque ahora no te vemos sé que nos escuchas… (Con los brazos extendido.) Gracias por tu infinito amor…

(Adán la toma de las manos y la invita a orar.)

ADÁN. Gracias por darnos otra oportunidad.

EVA. Señor, cuida a Caín, sólo tu puedes cambiarle su corazón y hacerle que vuelva a ti.

ADÁN. Padre, danos sabiduría para educar a nuestros hijos y en especial a Set.

EVA. ¡Amén!

ADÁN. ¡Amén!

EVA. Dios es grande, Adán, pensaba que Abel derrotaría a la serpiente, como Dios nos dijo en Edén y al morir él pensé que todo se iba a acabar allí pero Dios nos ha dado un sustituto: “Set”.

ADÁN. Ahora comprendo más su amor; aunque somos pecadores, Él nos ama tanto que no nos abandona en nuestras miserias y busca soluciones para librarnos del malvado. (Coge al bebé en sus brazos.) ¡Oh, pequeñín! (Lo besa.) ¡Cuánto te queremos! Pero tienes un Padre que te quiere aún más que nosotros. Él te ha creado con un propósito. ¡Alabado sea Dios!

EVA. Por siempre, amén.

El rico tonto

10 Minutos y 12 Personajes. Escenificación en mímica de la parábola del rico insensato (Lucas 12). De aquellos que acumulan riquezas terrenales y no ponen sus esperanzas en Dios.



EL RICO TONTO




PERSONAJES

NARRADOR
HOMBRE RICO
GRANERO (2 personas)
MADERA NUEVA (2 personas)
COSECHA (2 personas)
SILLÓN (1 persona)
TRABAJADORES (2 personas)
DIOS



NARRADOR. Jesús dijo esta parábola: bueno, su parábola fue algo como esto… “Había un hombre rico que salió a sus campos un día para ver su cosecha. Estaba muy orgulloso de su cosecha. Podías ver lo orgulloso que se sentía con su cosecha porque la veía con amor. Él solía tocar su cosecha. Él solía oler su cosecha—aunque era alérgico a su cosecha. Así que cuando olía su cosecha, estornudaba sobre ella. Esto hacía que la cosecha se moviera de un lado al otro. Mientras veía el mover de su cosecha, él estornudaba y decía, “¡Qué gran cosecha!”.

Después decía, “Pero, ¿qué debo hacer? ¡Mi granero es demasiado pequeño para mi cosecha!”

Desilusionado, caminó hacia el granero y lo pateó, lo que ocasionó que su pié fuera lastimado. Brincó con un pié lleno de dolor y con cara de angustia. Después dijo, “Ya sé… voy a contratar a algunos trabajadores para que derriben este viejo granero y voy a construir un granero más grande.”

Así que eso es lo que hizo. Los trabajadores llegaron y trataron de derribar el viejo granero. Pero el granero era muy fuerte y resistió. No importó qué tan fuerte trataban los trabajadores de derribar el granero, el granero permanecía firme. Aún así los trabajadores finalmente lo lograron; el granero tuvo que ceder a los esfuerzos de los trabajadores. El viejo edificio cayó encima de los trabajadores. Después de una gran lucha, sin embargo, los trabajadores lograron salir de las ruinas del viejo granero.

Después, los trabajadores trajeron madera nueva para hacer un granero más grande. Pero se les acabó la nueva madera, así que utilizaron madera del viejo granero para terminar el nuevo y más grande granero. El único problema fue que la madera del viejo granero estaba muy pesada y era muy difícil ponerla en su lugar.

Una vez que el nuevo granero estaba en su lugar, el hombre rico dijo a sus trabajadores, “Oigan muchachos, qué bonito granero.” Después dijo, “¿Por qué no me ayudan a meter mi cosecha?”

“¡Lo haremos!” dijeron los trabajadores.

“¡Grandioso!” dijo el hombre rico. “Por aquí muchachos.” El hombre rico se volteó y brincó con un pié hacia el campo. Los trabajadores siguieron al hombre rico también en un pié. Cuando llegaron al campo, el hombre rico les mostró su hermosa cosecha. Les dijo que la tocaran. Les dijo que olieran la cosecha. Los trabajadores también eran alérgicos a la cosecha, también estornudaron sobre ella. La cosecha se movió con el viento.

“Bueno muchachos,” dijo el hombre rico. “Tomen mi cosecha y métanla al granero.” Así que los trabajadores tomaron la cosecha y la llevaron al granero, estornudando todo el camino haciendo que la cosecha se moviera de un lado al otro, lo que hizo que fuera muy difícil llevarla.

Una vez que la cosecha estaba segura en el granero y los trabajadores se habían ido a casa a descansar (estornudando todo el camino), el hombre rico se dijo a sí mismo, “Ahora tengo muchas cosas buenas. Estas cosas me durarán por muchos años. Puedo llevar la vida más fácil. Comeré, beberé y estaré muy gozoso.”

Con eso, se sentó en su sillón reclinable. Pero por alguna razón el sillón estaba muy frágil. El hombre rico trató de acomodarse, pero no podía. De pronto el sillón se derrumbó por el peso del hombre rico. Se golpeó la cabeza en el suelo y se desmayó

En un sueño vio a Dios parado sobre él diciendo, “Oye tú, tipo rico. Eres un tonto. Esta noche vas a morir. Entonces, ¿quién se va a quedar con todo lo que es tuyo?”

La mañana siguiente los trabajadores estornudando hacia su trabajo encontraron al hombre muerto. Se quedaron con la boca abierta. Estornudaron. Lo cargaron al granero y lo echaron ahí junto con la cosecha.




¿La moraleja de esta historia? Está en Lucas 12:21: “Así será con cualquiera que acumula cosas para sí mismo y no es rico para con Dios.”

El ejemplo de un padre

8 Minutos y 4 Personajes. Un padre viudo y con pocos recursos saca a sus hijos adelante con la ayuda de Dios. Su fe es probada cuando le ofrecen mucho dinero por pasar drogas pero él es consciente de que eso no es un buen ejemplo para sus hijos y además deshonra a Dios.



EL EJEMPLO DE UN PADRE
Margi Toro





PERSONAJES

NARRADOR
PADRE
HIJO (adolescente)
HIJA (niña)


ESCENARIO

(La sala de una casa humilde.)


NARRADOR. El amor total de un padre y su dedicación al hogar, son el mejor ejemplo que les puede dar a sus hijos. En esta historia basada en eventos reales, podremos ver la prueba de ello.

(Los hijos entran a la sala. El hijo se pone a estudiar y la niña se pone a jugar.)

NARRADOR. Dos años han pasado ya desde que la madre falleció. El padre se ha dedicado por completo a sus hijos y a pesar de su mala situación económica, él nunca ha permitido que les falte lo necesario.

(La niña se pone a saltar y brinca mucho.)

HIJO. ¡Katty no saltes tanto, no quiero que te lastimes! Tú sabes que mi papá siempre me encarga que te cuide hasta que él regrese.

NIÑA. ¡Está bien! Mejor termino de hacerle esta tarjeta a mi papá (coge la tarjeta que había dejado sobre la mesa.) La hicimos en la Iglesia y solo me falta terminar de pintarla. ¡Espero que le guste! (Se pone a trabajar con la tarjeta.) ¿Sabes? Estoy ansiosa que mi papá llegue pronto. (Se acerca al hermano mostrando entusiasmo.) ¡Porque él me prometió que me iba a comprar una muñeca!

HIJO. ¡Otra vez con lo mismo! ¡Ya no molestes a mi papá! Tú sabes que él hace tiempo que no consigue trabajo y lo que obtiene para darnos lo saca de cachuelos que hace por ahí... ¡Y eso no le alcanza! Debemos mostrarle la misma comprensión que él siempre nos muestra.

NIÑA. Cierto... (Se pone seria.) Tienes razón.

PADRE. (En ese instante entra el padre, alegre y sonriente.) ¡Hola mi hijitos! (Se acerca a ellos.)

NIÑA. ¡Papi, papi! (Se acerca corriendo hacia el padre, con entusiasmo.) ¡Por fin llegaste! Ten, papi, ¡feliz día! (Le da la tarjeta y lo abraza.) Por cierto, papi, (dudando preguntarle) ¿Me pudiste comprar la muñeca?

PADRE. ¡Lo siento, mi hijita! No pude, pero estoy ahorrando poco a poco para poder comprártela más después, ¿qué te parece?

NIÑA. (Abraza con cariño al padre.) ¡Está bien, papi, no importa!

PADRE. Bueno niños, me voy a preparar la comida, aquí traje algo rico para preparar (muestra una funda) ¿Ya tienen hambre?

HIJO. ¡Sí, papá, qué rico!

NIÑA. ¡Sí y tú cocinas tan rico, papi!

PADRE. Bueno, entonces, vayan a terminar de hacer sus tareas mientras preparo la comida…

HIJOS. ¡Bueno!

(Salen todos del escenario.)

NARRADOR. Pasan cinco años y el amor y abnegación de este padre no han variado y siempre ha sido un hombre preocupado de darles el mejor ejemplo a sus hijos conociendo lo esencial de una vida Cristocéntrica. El padre siempre luchando con su mala situación seguía sin conseguir un trabajo estable. Un día su entrega a Dios y a sus hijos fue puesta a prueba, veamos lo que sucedió.

PADRE. (Entra al escenario, se sienta en la sala y lee un periódico o revista; suena el teléfono y el padre atiende.) ¡Haló! ¿Sí? (…) Sí, con el mismo habla. (...) ¿Qué tal? A los tiempos que sé de ti… ¿Cómo has pasado? (...) Bueno, ¿yo...? No muy bien como quisiera... Mi hijo ya está estudiando en un Instituto Superior para preparase y conseguir un buen trabajo. Anda buscando pero todavía no consigue nada... ¿Yo? Bueno... Sigo sin conseguir algo estable, pero Dios nunca ha permitido que nos falte lo necesario... ¿Cómo? ¡Tienes un trabajo para mí…!

(Se pone de pie entusiasmado dando la espalda a la puerta por donde entran los personajes. Entran los hijos a la sala pero al ver que el papá está ocupado se quedan parados esperando que el papá deje de hablar. El padre sigue hablando; está de espaldas a los hijos y no ve que están ahí.)

PADRE. ¿Podré ganar miles de dólares? (Admirado.)

(Los hijos muestran admiración.)

PADRE. ¿Cómo así? ¿De qué se trata? (Sospechando.) ¿Llevar una encomienda a otro país? ¿Qué clase de encomienda? ¿Qué tengo que llevar? (...) ¡Cómo! ¡Estás loco! ¡Yo jamás haría eso! (...) ¡Nunca en mi vida ni siquiera he cogido droga en mis manos!

(Los hijos se miran entre sí y asustados se llevan las manos a la boca y cara.)

PADRE. ¡JAMÁS! Aunque me ofrezcas riquezas, bienes, carros y salir de esta pobreza de un día para otro; yo me debo a Dios y a mis hijos. ¿Qué ejemplo les daría a ellos si hiciera eso? ¡Prefiero morirme de hambre antes que el Señor y mis hijos me vieran haciéndolo! ¿Sabes qué? (Apurándose.) Me disculpas pero tengo que colgar, ¡adiós! (cuelga y se sienta.)

(Los hijos se acercan emocionados hacia el padre, se sientan a los lados de él y lo abrazan.)

HIJO. (Muy feliz y emocionado.) ¿Sabes? Te tengo una buena noticia. ¡Ya conseguí trabajo, hoy mismo firmé contrato!

PADRE. ¡Qué alegría, hijo, qué bueno! ¡Te felicito! (Le da una palmada.)

HIJO. (Poniéndole la mano en el hombro.) ¡Gracias, papá! Imagínate, ahora podré ayudarte en los gastos de la casa y nuestra situación va a mejorar. Y ahora también podré ayudarte a ti, ñaña, en lo que necesites. (La mira dirigiéndose a ella.) Y todo lo debo a Dios que me dio un padre como tú. Si no fuera por tu dedicación y el ejemplo que siempre nos has dado, yo no sería lo que soy.

PADRE. (Emocionado.) ¡Gracias hijo!

HIJA. ¡Sí, papá! Yo también me siento orgullosa de tenerte como padre. Tu amor y ejemplo cristiano son el mejor regalo que nos has dado en la vida. (Abraza al padre.)

HIJO. Es verdad, estamos felices de que Dios nos haya dado un padre como tú.

PADRE. (Recuperándose de su emoción.) Bueno, bueno... Gracias por esas palabras, hijos, pero... Yo creo que ustedes como que ya tienen hambre, ¿cierto? (Se sonríe.)

HIJOS. Sí, es verdad. (Se sonríen.)

HIJO. ¿Qué les parece si para celebrar mi primer trabajo los invito a comer fuera?

PADRE e HIJA. ¡Sí, vamos!

(Salen todos felices conversando del escenario.)

NARRADOR. Dichoso es el hogar donde el amor de Cristo gobierna el corazón de un padre y con cuyo ejemplo los hijos son encaminados por las sendas del Señor. Su Santa Palabra dice así: "presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras, en la enseñanza mostrando integridad, seriedad". ¡Dios bendiga a los padres y su abnegada obra en nuestras vidas!

Cristo Hombre

5 Minutos y 2 Personajes. Jesús le explica a hombre qué es lo que va a hacer subiendo al monte. Al principio no comprende el alcance de lo que Jesús le dice pero poco a poco entiende que Él es su salvación.





CRISTO HOMBRE




José Inostroza

PERSONAJES

CRISTO
HOMBRE


(Jesús entra por un costado, el hombre sale a su encuentro.)

HOMBRE. Disculpe, Señor, ¿dónde va?

CRISTO. Voy hacia aquel monte.

HOMBRE. ¡Al monte! Pero, ¿usted sabe? Allí sólo van los que han hecho mal, aquellos que han robado, matado o no sé qué cosas; pero usted…

CRISTO. Sí, yo iré... Tengo que subir, es importante. Yo no he hecho mal, sin embargo, sobre mis espaldas cargo la maldad de todo el mundo, y también la tuya... Si no subo morirás tú y todos los demás. Sólo mira a tu alrededor: gente asesinada, matanzas por ideales que nadie entiende; otros se suicidan al no encontrar esperanza en sus vidas... ¿Entiendes por qué subir? Si mi Padre sufre, yo también. Por eso me envió...

HOMBRE. ¿Cómo, su Padre le envió? No, no, no entiendo... Allí morirá y... su Padre le envía. ¿Qué Padre podría hacer eso? La verdad es que no comprendo... Su padre le envía y usted obedece, ¡qué locura! No lo puedo creer.

CRISTO. Obedecer, ese es el problema del HOMBRE. Adán, Caín, desde el principio hasta hoy han desobedecido... y tú también lo has hecho.

HOMBRE. Bueno, sí, trato de ser...

CRISTO. Si entendieras la trascendencia de Dios en tu vida, si yo estuviera realmente en tu vida, no sólo tratarías, sino que lo harías. ¡Cuánto dolor evitarías para tu vida!

HOMBRE. Me doy cuenta del dolor, del sufrir. Y estas cadenas que me tienen atado, necesito la libertad, la limpieza, la tranquilidad...

CRISTO. La paz, el amor de Dios que te protege, bendice, que te considera, Tu Creador, y lo principal, tu perdonador. Por eso tengo que subir al monte, morir injustamente, derramar mi sangre como sacrificio de expiación y clavar en esa cruz la carga que hoy oprime tu vida y la de todo el mundo... Hombre, ven conmigo.

HOMBRE. Señor, mi Señor, no quiero que me dejes solo...

CRISTO. Estás cansado y trabajado, los muchos pecados han producido un sufrir constante... Ven y yo te haré descansar.

HOMBRE. ¿Cómo descansaré Señor, si tú vas rumbo al monte de la muerte?

CRISTO. ¿De la muerte? Dirás de la victoria. El poder de Dios se hará sentir en toda la tierra, y el mal será herido de muerte. Tú podrás decir: “libre soy y tengo paz”. Entonces, la muerte ya no será más y la victoria se elevará en el infinito del cielo... ¡Ven sígueme! (El hombre lo sigue y salen juntos.)

DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS - Listado de Obras

CUANDO JESÚS TOCA A MI PUERTA 14 Minutos y 7 Personajes. Una mujer y sus hijas son asistidas por una doctora que desinteresadamente ofrece su trabajo a las personas más necesitadas. Lo mejor es que les testificará de Jesús en las fechas de Acción de Gracias y todos juntos compartirán ese día tan especial.

Cuando Jesús toca a mi puerta

14 Minutos y 7 Personajes. Una mujer y sus hijas son asistidas por una doctora que desinteresadamente ofrece su trabajo a las personas más necesitadas. Lo mejor es que les testificará de Jesús en las fechas de Acción de Gracias y todos juntos compartirán ese día tan especial.


CUANDO JESÚS TOCA A MI PUERTA
Cedida amablemente por su autor: Luis Vallín


(Apc. 3:20) “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.

PERSONAJES

NARRADOR
DOCTORA BORJON
JULISA
VALERIA
ANA
JOSÉ
SOFÍA



PRIMER ACTO


(El primer panorama que se ve es una sala de espera en una clínica. La gente pasando de un lado a otro, algunos pacientes sentados esperando su turno, una recepcionista apurada en el teléfono y escribiendo notas, la doctora llamando al siguiente paciente, y ahí se encuentran los personajes principales que son; la Doctora Borjon, Julisa (la mama soltera), sus hijas: Valeria y Ana, y su hijo José, y Sofía, la amiga de la Doctora. (Luz apagada.)


NARRADOR. Una sala de espera en la clínica de la doctora Borjon, un día como cualquier otro con pacientes de todo tipo es el escenario de todo el año, pero aun siendo hoy uno de los días más festejados en toda la nación: el Día de Acción de Gracias, en esta clínica siempre es lo mismo: quejas aquí, llamadas allá, y es que la Doctora Borjon trabaja horas extras ayudando a su comunidad. Una comunidad que no tiene los recursos económicos para pagar un doctor general. Ella siempre le da gracias a Dios por haberle dado ese talento de ser doctora y el don de servicio; su lema es: ‘Jesús vino a servir, no para ser servido y yo digo lo mismo’. Aquí todos la llaman: ‘el ángel’. A ella no le gusta que la llamen así pero ellos así le dicen. Hoy será un día muy especial para ella y para Julisa, ¡hoy Jesús las sorprenderá haciendo una de las suyas!

(Se enciende la luz.)

RECEPCIONISTA. ¡Disculpe! ¿Quién falta de registrarse?

JULISA. ¡Falto yo!

RECEPCIONISTA. Tenemos que llenar este formulario para nuestros archivos, luego usted lo firma. Pero antes necesito verificar alguna información personal requerida por la política de nuestra clínica. ¿Está usted de acuerdo?

JULISA. Sí, está bien.

RECEPCIONISTA. ¿Su nombre?

JULISA. Julisa González.

RECEPCIONISTA. ¿Nombre de su esposo?

JULISA. Soy divorciada, ¿tiene algún problema con eso?

RECEPCIONISTA. Ninguno, ah… Puede tomar el formulario y llenarlo en su lugar si usted lo desea. Lo firma y me lo trae. Gracias.

(Mientras Julisa va a sentarse, sus hijas empiezan a discutir por lo que siempre discuten las jóvenes de su edad (improvisar). Julisa empieza a regañarlas para que se comporten. Se apaga la luz.)

NARRADOR. A Julisa la vida no le ha sonreído muy bien que digamos. Quedó embarazada a le edad de 15 años de su primera hija: Valeria y su novio no quiso casarse. Luego, un año más tarde volvió a quedar embarazada y fue la misma historia: quedó sola una vez más y cuando por fin encontró a alguien de quien realmente se enamoró y decidió casarse a los 5 años, la abandonaron. De ese matrimonio nació José, su hijo menor, que es muy callado y que siempre pasa desapercibido.

(Se enciende la luz. Cuando el narrador termina, aparece Sofía, la amiga de la doctora. Se sienta y ahí empieza la conversación.)

SOFÍA. ¡Buenas tardes! ¿Cómo está?

(No recibe respuesta, y pregunta otra vez.)

SOFÍA. No hay mucha gente el día de hoy, ¿verdad?

JULISA. (Cortante.) No.

SOFÍA. ¿Son sus hijas?

JULISA. Sí.

SOFÍA. Hola, ¿cómo están? Yo me llamo Sofía. ¿Y ustedes?

VALERIA. Yo me llamo Valeria y ella Ana, y aquella cosa se llama José.

JOSÉ. Shut-up!

ANA. You shut-up!

JOSÉ. Whatever!!

JULISA. ¿Ya van a empezar de nuevo? ¡Compórtense como la gente y como lo que son!

VALERIA. ¡Mira quien habla! ¿No te mordiste la lengua, mamá? Si tú eres la que hace más escándalo que nosotros tres juntos, ¡con tu mal genio que ni tú te lo aguantas!

SOFÍA. ¡Perdón, perdón, no quise provocar un problema entre ustedes!

ANA. No se preocupe, ya tenemos muchos, lo mismo nos da uno más.

JULISA. ¡Perdone usted! Como ve, no somos una familia muy normal que digamos. Es solo que… no he podido ser una buena madre para llevar las riendas de esta familia y…

JOSÉ. (Interrumpe.) Here we go again!

JULISA. Y… desde que él nos abandonó… pues no he podido con estos tres, la verdad ¡no sé cómo hemos sobrevivido!

SOFÍA. Bueno, no se preocupe por eso, yo la entiendo perfectamente. Mi mamá también fue madre soltera y yo también le di muchos problemas, y por supuesto ella también sufría. Recuerdo que un día la encontré llorando en su habitación con una fotografía en la mano, en la cual estábamos mi papa, ella y yo, que tenía como cuatro anos de edad y… ella se culpaba así misma de la desgracia. Ahí me di cuenta que las dos sufríamos por igual, y que lo único que tenía yo era ella y ella a mí.

ANA. ¿Y su mamá dónde está?

SOFÍA. ¡Ella descansa en Dios! Falleció hace 3 años.

VALERIA. ¿Y cómo murió?

SOFÍA. Un accidente de carro. Otro carro la impactó en una luz del semáforo. La persona venía ebria y no vio la luz que ya estaba en rojo… y golpeó el auto de ella y ahí murió instantáneamente.

JULISA. ¿Y cómo hizo para recuperarse de todo eso? Le pregunto porque usted habla con mucha paz en su interior...

SOFÍA. No fue fácil, pero cuando conocí a Jesús y dejé que entrara en mi corazón todo cambió para bien. Pude superar muchas cosas.

ANA. ¿Y cómo puedes conocerlo?

SOFÍA. La doctora Borjon fue la que me habló de Jesús…

(Se apaga la luz.)

NARRADOR. Entonces ella empezó a contarles toda la historia entre ella y la Doctora. De cómo en medio de la tormenta de sufrimiento la doctora la guió a conocer y aceptar a Jesús como Salvador. También les contó de cómo cada día de Acción de Gracias se reunían para cenar y dar gracias por las cosas buenas que Dios nos da, y por la amistad que habían encontrado entre ellas porque no tenían familiares con quien compartir ese día. Julisa y sus hijos se sintieron identificados en ese área, pues ellas no solían celebrar nada porque la soledad las deprimía y al mismo tiempo le pidieron a Sofía que le mostrara a Jesús como Salvador…

(Se enciende la luz.)

JULISA. Entonces, ¿tú podrías ayudarnos a encontrar a ese Jesús el Salvador?

SOFÍA. ¡Por supuesto que sí! ¡La Doctora puede ayudarnos también! ¡Mira, ahí está! ¡Hola!

DOCTORA. ¡Hola Sofía! Pensé que no ibas a venir.

SOFÍA. ¿Cómo crees que se me va a olvidar un día como este? Mira, te presento a Julisa y su familia: Valeria, Ana, y José, nuestros invitados de honor para la cena. No tienen con quién celebrar el día de Acción de Gracias.

DOCTORA. ¡Qué bueno! Tan pronto termine nos vamos a cenar.

(Se apaga la luz.)

NARRADOR. Esa noche Jesús tocó la puerta del corazón de Julisa y sus hijos. Estaban a punto de tomar la mejor decisión de su vida, que era abrir la puerta de sus corazones a Jesús. De ahí se fueron a casa de Sofía, prepararon la mesa, conversaron sobre sucesos de su pasado, hablaron de todas las cosas que les habían sucedido: buenas y malas, y luego se sentaron a la mesa para dar gracias y cenar. Pero faltaba algo por hacer…

(Se enciende la luz.)


SEGUNDO ACTO

DOCTORA. Bueno, antes de empezar a cenar yo quiero decirles que hoy no sólo se puede celebrar un día histórico o festivo, sino celebrar dando gracias a Dios por todo lo que Él ha hecho en nuestras vidas, y lo que hizo por nosotros al dar a su hijo para que pagara con su muerte y sufrimiento nuestros pecados. Pero con su resurrección nos dio vida eterna.

VALERIA. Sofía nos habló acerca de Jesús que fue el que le ayudó vivir una vida nueva. ¿Usted nos puede ayudar?

DOCTORA. Sí, yo les puedo ayudar. Como les estaba diciendo Dios mandó a su Hijo Jesús para que por medio de su muerte en la cruz, pagara por todos nuestros pecados. Luego resucitó al tercer día y subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre. Eso lo declara la Biblia. Pero hay un problema… y es que para estar con Jesús hay dos formas de hacerlo: una es siendo perfecto y yo no soy perfecta, solo Dios es perfecto, nadie es perfecto. La otra es aceptando a Jesús como tu único Salvador, porque Él es perfecto y pagó el precio por nosotros. ¿Quieren ustedes hacer esa decisión hoy?

FAMILIA. ¡Sí!

DOCTORA. OK. Primero permítanme orar por ustedes, y luego hacemos una oración juntos: Señor te damos gracias no solo por el día de hoy, sino todos los días, gracias que me permitiste conocer a esta familia, tan necesitada de ti, que nunca te habían conocido porque nadie les había hablado de ti. Pero ahora te conocerán, ¡gracias Padre! Por este privilegio que me das de guiarlos a ti. Ahora, repitan conmigo esta pequeña oración: “Señor Jesús, entra a mi Corazón y sálvame, te pido perdón por todos mis pecados y me arrepiento de ellos; creo con todo mi Corazón que tú eres Hijo de Dios, que diste tu vida por mí para salvarme y darme vida eterna, hoy te entrego mi vida, en el nombre de Cristo Jesús. Amén”

SOFÍA. Ahora que ya aceptaron a Jesús como su único Señor y Salvador de sus vidas, yo quisiera que tú, Julisa, oraras dando gracias por el día de hoy y por este milagro.

JULISA. Señor te doy gracias por habernos encontrado, gracias por poner en nuestro camino a la Doctora y a Sofía; gracias por tu amor y tu perdón. Ahora guíanos con tu poder y amor. Amén.

NARRADOR. Esa noche fue maravillosa: no sólo se celebró el Día de Acción de Gracias sino cuatro nacimientos nuevos, cuatro almas más para Cristo y se cumplió lo que Dios quería: que esta familia lo conociera, se entregara y cenara con Él. Posiblemente tú te has sentido solo o sola en estos días donde se celebra la comunión con tus seres queridos, y aun así te sientes solo, hoy Dios te habla a ti que estás sufriendo y te dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Apc. 3:20

Una Navidad en Israel

7 Minutos y 2 Personajes. Una pareja decidide pasar las Navidades en Israel. El caso es que la Navidad en el país donde nació Jesús es bastante diferente de lo que ellos esperaban. Basado en una historia real.

UNA NAVIDAD EN ISRAEL


PERSONAJES

RAQUEL
JUAN
EXTRAS: NIÑOS

OBRA

(Juan está sentado en una silla leyendo un periódico y entra Raquel con una bolsa de tela y una planta interior.)

RAQUEL. (Disgustada.) ¡Esto es ridículo!

JUAN. (Distraído.) ¿Qué pasa, cariño?

RAQUEL. (Deja la bolsa en el suelo, se quita el abrigo mientras habla.) No he encontrado nada en las tiendas de aquí que pueda usar para mis recetas de Navidad.

JUAN. Tu bolsa parece llena.

RAQUEL. Algunos sustitutos y otras cosas raras con las que intentaré adaptarme a las recetas de mi familia para estas fechas.

JUAN. Confío plenamente en tu creatividad.

RAQUEL. (Saca algunas cosas de su bolsa – huevos, harina, nada sin etiquetas.) Pensaba que iba a ser diferente. Quiero decir que no parece Navidad.

JUAN. (Mirando por encima de su periódico.) Bien, aquí estamos, en el lugar en el que nació Jesús.

RAQUEL. Pero hoy es Navidad, Juan. Todas las tiendas están abiertas, la gente trabaja. Es como si fuera un día normal.

JUAN. Se parece a la primera Navidad.

RAQUEL. (Se para pensativa y sonríe.) Creo que tienes razón. (Unos niños miran a la pareja desde una ventana. Raquel le hace señales a Juan en un aparte.) No mires ahora pero parece que tenemos invitados.

JUAN. (Se vuelve y mira a la ventana y los niños se echan a correr riendo.) Les debemos parecer muy raros.

RAQUEL. (Se ríe entre dientes.) Me parece que sí. Una planta de interior rodeada con papel de aluminio para empezar y la mujer loca que busca ingredientes de los que nunca han oído hablar. (Su mirada cambia y se vuelve triste.)

JUAN. ¿Echas en falta el estar en casa?

RAQUEL. (Pausa.) Sí, me imagino que sí.

JUAN. Si estuviéramos allí, los chicos estarían en casa para las vacaciones de Navidad y las pasaríamos todos juntos alrededor del árbol intercambiando regalos. La cadena de música tocaría dulces melodías; seguramente tomaríamos una taza de chocolate caliente y algunos dulces típicos.

RAQUEL. Lo que daría por estar alrededor de una chimenea ahora.

JUAN. (Estoico.) ¿Hace frío afuera, verdad?

RAQUEL. (Se para y en actitud pensante.) ¿Juan? ¿Crees que los chicos estarán juntos?

JUAN. Me imagino que sí.

RAQUEL. Me encantaría que estuvieran aquí con nosotros.

JUAN. O que nosotros estuviéramos allí.

RAQUEL. Ummm. (Cambiando de tema.) ¿Quieres un poco más de té?

JUAN. (Se ríe entre dientes.) Me conformaría con un café.

RAQUEL. (Se levanta y empieza a echar té.) Echo en falta los villancicos.

JUAN. Eso sí que puedo arreglarlo.

RAQUEL. (Sonríe.) ¿Cómo?

JUAN. Mira, incluso he traído un adaptador. (Saca un CD y pone un villancico que se oye de fondo.”Campanas de Belén”.)

RAQUEL. (Reconoce la música). Estupendo. Gracias, Juan. (Le pasa una taza de té). Esto está mejor.

JUAN. (Toma el té y se lo bebe.) Todo lo que quería por Navidad era un café.

RAQUEL. (Ignora el insulto.) De nada.

(Ambos disfrutan de la música por unos momentos.)

JUAN. ¿Ha sido el viaje tan horrible?

RAQUEL. Oh, no, Juan, para nada. Hemos visto el lugar en el que se cree que nació Jesús. (Sonríe.)Hemos visto algunas de las “posadas” de la zona.

JUAN. ¿Sabes? Esta situación me hace pensar en si fue así como cuando José Y maría vinieron para el censo.

RAQUEL. ¿Qué quieres decir?

JUAN. Había mucha gente que no era de la ciudad. Seguramente eran personas con costumbres y tradiciones diferentes. La gente de Belén no estaría de fiesta. El nacimiento de Jesús, aunque esperado, parecía un acontecimiento sin importancia para la gente de Belén porque niños nacen todos los días.

RAQUEL. No te sigo.

JUAN. (Pausa.) Sólo sé que porque estemos en el país en el que nació Jesús no vamos a sentir de una forma más intensa la Navidad.

RAQUEL. La verdad es que pensaba que iba a estar lleno de árboles, sonando villancicos y con motivos navideños por todos los lados.

JUAN. Así es como celebramos la Navidad, ¿no?

RAQUEL. (Se sienta al lado de Juan y escucha por un rato los villancicos.) ¿Juan?

JUAN. ¿Eh?

RAQUEL. Es verdad, ¿no?

JUAN. ¿El qué, cariño?

RAQUEL. El estar en Israel en Navidad no significa que se sienta más la Navidad.

JUAN. (Pausa.) Sí, Raquel, tienes razón.

RAQUEL. (Bebe té en actitud pensativa.) ¿Dónde está Jesús?

JUAN. En el corazón de su pueblo, Raquel. En el corazón de su pueblo.

Copyright 2002.
Si usa esta obra le agradeceríamos que nos informara.
Firstacts@IloveJesus.net

Había una vez una unión juvenil...

6 Minutos y 7 Personajes. Una joven va por primera vez a una reunión juvenil. Por el descuido de todos los miembros esta joven es desatendida. Los jovenes se enteran al día siguiente que se ha suicidado y se preguntan qué podrían haber hecho.


HABÍA UNA VEZ UNA UNIÓN JUVENIL...
Ivette E. Pérez Barrios




PERSONAJES

SUPERIOR
COQUETA
RELIGIOSA
ANTIPÁTICA
NUEVA
JONATÁN
FRESA




PRIMER ACTO

(Los jóvenes llegan a un balneario.)

SUPERIOR. ¡Está padrísimo! Este lugar… no se midieron los líderes esta vez…

RELIGIOSA. Dios mío todos traen traje de baño, no puede ser… el mío está muy corto… (Se alza la falda a la rodilla.) Perdónanos, señor… (Se pone a orar.)

ANTIPÁTICA. ¡Qué aburrido! ¿Cómo se les ocurre a mis papás mandarme a este lugar? ¿Como a qué hora terminará…?

COQUETA. Mira, ahí está Pablo... (Le saluda.) ¿Te imaginas cómo se ha de ver con traje de baño? También está Eduardo, ese niño está hermoso pero... A mí el que me encanta y me vuelve loca es Rodrigo, es el amor de mi vida. (Se toca el corazón y suspira.)

NUEVA. Hola, disculpa, ¿cómo te llamas?

ANTIPÁTICA. Abril.

NUEVA. ¿Tiene mucho tiempo que asistes a esta iglesia?

ANTIPÁTICA. Algo... (Se levanta y la deja hablando.)

NUEVA. Hola, ¿cómo te llamas?

RELIGIOSA. Elizabeth y ¿tú?

NUEVA. Karla. Oye, ¿tú sabes si ya va empezar el servicio?

RELIGIOSA. No pero, ¿ya recibiste a Cristo como tu salvador personal?

NUEVA. No, pero…

RELIGIOSA. ¡Nooo!!! Pues es el momento: cierra tus ojos inclina tu cabeza repite conmigo: “soy un pecador reconozco que solo…” (Le suelta la cabeza y toma su Biblia con las dos manos.)

(La chica nueva escapa, sale hacia la derecha segundo plano. Se encuentra a Jonatán.)

JONATÁN. ¿Hola? ¿No habías venido antes con nosotros, verdad? ¿Cómo te llamas?

NUEVA. Karla. Sí y quisiera conocer un poco más porque no entiendo varias cosas y…

COQUETA. Hola Johnny, ¿cómo estás?

JONATÁN. Bien gracias, mira te presento a...

COQUETA. Sí, claro, oye vamos a tomar un refresco anda, ¿sí? (Pone cara de niña triste.)

JONATÁN. Pero es que estoy platicando con Karla…

NUEVA. Solo mira…

COQUETA. Sí pero luego, vamos (lo toma del brazo y se lo lleva) ¡Ah! ¡Bye nena!

JONATÁN. Bueno…

NUEVA. (Desanimada.) Mejor me voy, no tiene caso estar aquí si nadie me hace caso y son tan raros… (Se va por la derecha.)

FRESA. ¡Osea qué onda! Primero Bárbara se cae con Johnny y Elizabeth no deja de orar, la chava nueva se fue. ¡Qué mal están todos! Ven, te mostraré mi traje de baño…


ACTO II - Reunión de jóvenes

(Una semana después.)

JONATÁN. Hola chavas, ¿ya saben qué pasó?

SUPERIOR. Hola, no, ¿por qué?

JONATÁN. ¿Se acuerdan de Karla? ¿La chica nueva que fue a la albercada?

COQUETA. ¡Ah, sí! Humm, la chava que estaba platicando contigo. (Celosa.)

ANTIPÁTICA. ¡Ah, sí! Se acercó a mí pero la verdad no lo hice caso. Pero, ¿por qué? ¿Qué le pasó?

JONATÁN. Ayer murió, se suicidó.

FRESA. Osea, ¿cómo? ¡Qué mala onda! No tuve la oportunidad de hablar con ella porque nunca se acercó a mí y no entiendo por qué.

COQUETA. Me siento mal. ¿Por qué tomaría una decisión así?

JONATÁN. Tal vez si compartimos un poco de nuestro tiempo a otras personas aparte de nuestros amigos la hubiéramos conocido mejor y tal vez no hubiera sucedido esto.

El tiro de gracia

15 Minutos y 4 Personajes. Una joven es atosigada por su madre. Continuamente es maltratada, pegada y humillada por lo que se plantea el suicidio.


EL TIRO DE GRACIA
José Andrés Varela Montenegro


PERSONAJES

GRETTEL
MAMÁ
VERÓNICA
VIDA


ESCEARIO: Es muy simple, sólo una silla.


ACCIÓN

(Música: La pista Nº 1 del CD El Tiro de Gracia. Deja que corra unos 30 segundos, la baja poco a poco y pone la Nº 2. Cuando llega a veinte segundos enciende la luz Nº 11 poco a poco, y luego la Nº 13.

(Las luces se encienden, el escenario está vacío, solo una silla en el centro del escenario.)

GRETTEL. (Entra por la izquierda, con un salveque en la mano, su paso es muy apresurado. En su rostro se nota tristeza.)

MAMÁ. (Entra detrás de Grettel muy molesta. Trae un examen en la mano derecha. Está muy enojada.) ¿Qué está pasando, Grettel? ¿Qué significa esto?

GRETTEL. Pero es un simple examen mamá, no es el fin del mundo.

MAMÁ. (La empuja. Le grita.) ¿Cómo te atreves a responderme con esa insolencia?

GRETTEL. (En el suelo.) Mami, no exageremos, que no es una mala nota.

MAMÁ. (La levanta muy groseramente del suelo.) ¿Qué no es una mala nota? Mira. (Le enseña el examen.) ¿Qué nota dice que sacaste?

GRETTEL. (Con voz temblorosa.) Un ochenta y nueve punto cinco.

MAMÁ. (Enojada.) Más alto.

GRETTEL. (Respira profundo, tratando de no llorar.) Ochenta y nueve punto cinco.

MAMÁ. (La toma del pelo y la levanta.) Que lo digas más duro, que no te escucho.

GRETTEL. (Grita.) Ochenta y nueve punto cinco.

MAMÁ. (Le da una cachetada.) No seas insolente y no me alces la voz, malcriada.

GRETTEL. (Mira a su mamá con odio, mientras se acaricia la cara.)

MAMÁ. Y eso no es todo, me llaman del colegio para decirme que te habías peleado con otra compañera. ¿Cuándo te he enseñado a pelear? ¿Cuándo me he puesto a hacer el ridículo dándome de golpes con otra mujer?

GRETTEL. ¿Te respondo?

MAMÁ. (La amenaza.) No me vuelvas a hablar con esa insolencia, o te pego un manazo y te rompo la boca, malcriada.

GRETTEL. (Se sienta en la silla y no dice nada.)

MAMÁ. ¿Quiero saber por qué te peleaste en el colegio como una vieja de patio?

GRETTEL. (Grettel no dice nada.)

MAMÁ. A ver, ¿por qué no me respondes?

GRETTEL. (Sigue callada.)

MAMÁ. (Se enoja y la empuja de nuevo.)

GRETTEL. (Del empujón se cae de la silla.)

MAMÁ. (Le grita.) Que me respondas te dije, o te rompo la boca a manazos hasta que me contestes.

GRETTEL. (Poniéndose de pie.) Me dijiste que no te respondiera y ahora me quieres pegar porque no te respondo. Entonces mami, ¿cómo es la cosa?

MAMÁ. (Levanta la mano de manera amenazadora.) No me venga con pachucadas que no lo pienso una vez para volarle su buen manazo.

GRETTEL. (Retando a su mamá.) Pégueme señora, pégueme, y si puede máteme, que ya no soy su hija, porque usted quiere una hija perfecta. ¿Por qué mejor no se compra un robot y lo programa para que siempre le saque cienes y noventa y cincos; que nunca se enoje, que nunca proteste, que no diga nada cuando usted le pega y quiera defenderse...?

MAMÁ. (Le da una cachetada.)

GRETTEL. (Sigue hablando.) O mejor se compra un saco de boxeo para que practique, porque resulta que mi cara no es tan resistente como lo es un saco de boxeo, o bien...

MAMÁ. (Enojada.) Ya basta, cállese, mocosa, no siga. Está castigada, no me sale en un mes.

GRETTEL. Me da igual, nunca salgo porque tengo que pasar clavada en el escritorio para poder traerle sus cienes y noventa y cincos.

MAMÁ. (Levanta la mano.)

GRETTEL. (La reta.) Sígale, sígale, pégueme, descárguese conmigo, que yo tengo la culpa que papá se haya cansado de sus insolencias, que las vecinas no le hablen por los constantes agarronazos con ellas, sígame pegando.

MAMÁ. (Baja la mano.) Ojalá te murieras, mocosa, para que pagues esa insolencia y falta de respeto hacia tu mamá. Que Dios te castigue.

GRETTEL. (Recoge el salveque del suelo.) No se preocupe señora, Dios escuchó su petición.

MAMÁ. (Molesta.) ¡Uy! mocosa insolente. (Sale por la derecha.)

GRETTEL. (Con el salveque muy agarrado. Se sienta en la silla. Mira hacia todos lados. Se escucha el latido de un corazón. Abre el salveque poco a poco, muy despacio, como dudando, con miedo. Luego mete la mano y busca algo, cuando lo tiene lo saca poco a poco. Saca una pistola. Deja caer el salveque. Mira la pistola y cierra los ojos.)

(Música: La pista Nº 3 del CD El Tiro de Gracia. Cuando Grettel abraza la pistola, la baja poco a poco, que quede de fondo.)

(Se apagan las luces, y sólo queda un reflector de piso encendido.)

VERÓNICA. (Entra por la derecha, vestida con el uniforme del colegio. Le habla a Grettel de manera burlona.) Qué rico que sacaste esa nota para que dejes de jugar de viva con tus cienes. ¿Sabes? Me tienes cansada, sapa modorra, nerda anémica, brocha desmechada.

GRETTEL. (Cierra los ojos con más fuerza, y se aferra más a la pistola.)

VERÓNICA. ¿Sabes, renerda? Me gustaría verte muerta. Sí, muerta.

GRETTEL. (Llora.)

VERÓNICA. No te soporto, cada examen que sacas bueno, digo bueno, requete excelente… ¿Sabes? Me revuelve el estómago y deseo con todas mis fuerzas que desaparezcas de este mundo. Le pido a Dios con todas mis fuerzas que te mueras.

GRETTEL. (Con los ojos bien cerrados.) No te preocupes, Verónica, tus deseos se van a hacer una realidad.

VERÓNICA. (Queda en TOC.)

(Música: La pista Nº 4 del CD El Tiro de Gracia. Deja que corra unos 15 segundos y la baja poco a poco, que quede de fondo.)

VIDA. (Entra vestida de blanco, saltando muy alegre. Rodea a Grettel.)

GRETTEL. (Sigue con los ojos bien cerrados.)

VIDA. No dejes que nadie te robe la paz. No busques la salida más difícil. No te equivoques en pensar que lo que vas a hacer es la salida más fácil. Puede ser rápida, pero a la postre será la más dura. Cuando mueres, ya no hay vuelta de hoja.

GRETTEL. (Se tira al suelo, y cae de rodillas. Está llorando.)

VIDA. Hay otra salida, y la conoces muy bien. Desde que eras una bebé has escuchado quien es la mejor salida, quizá no es la más rápida, pero sí la mejor. Él te está esperando con los brazos abiertos. Escúchalo.

GRETTEL. (Sigue llorando.)

VIDA. Como quisiera que me pudieras escuchar, cuantos adolescentes como tú toman la decisión equivocada porque no hay quién les hable. (Mira al cielo.) Haz algo, por favor, no permitas que me destruya, yo quiero seguir acá, quiero vivir. Yo sé que aun no es el tiempo de partir.

MAMÁ. (Entra. Le grita a Grettel.) Mocosa insolente, ¿por qué no te mueres?

VIDA. No, mamá, no me digas así, por favor. Me hieres.

MAMÁ. No sé por qué naciste, en qué estaba pensando yo para querer traerte a este mundo.

GRETTEL. (Llora con más fuerza.)

VIDA. Porque Dios me tiene entre sus planes, pero por favor, no sigas, que me matas poco a poco.

MAMÁ. Ojalá te murieras mocosa, para que pagues esa insolencia e irrespeto hacia tu mamá. Que Dios te castigue.

VIDA. (Cae de rodillas.) No, Dios no me quiere castigar, Dios me ama.

MAMÁ. (Se queda en TOC.)

VERÓNICA. (Sale de su estado en TOC. Le habla a Grettel.) Muérete infeliz, quiero verte muerta porque no te soporto. No soporto que seas inteligente, porque yo no puedo.

VIDA. (De rodillas.) Sí, lo eres, eres inteligente, sólo tienes que estudiar y esforzarte, pero por favor, no me maltrates, yo no me quiero ir.

(Música: Sube la música.)

GRETTEL. (Se incorpora, pero sigue de rodillas. Mira la pistola. En su rostro se ve la tristeza y la desesperación.)

VIDA. No, Grettel, no lo hagas, yo quiero seguir acá, por favor, no lo hagas, aún tenemos mucho por delante para seguir juntas.

VERÓNICA. Muérete.

MAMÁ. (Sale de su estado en TOC.) No te quiero, mejor muérete.

(Música: La pista Nº 5 del CD El Tiro de Gracia.)

GRETTEL. (Se pone la pistola en la sien derecha, sus manos tiemblan, cierra los ojos.)

MAMÁ. No eres mi hija. Mejor es que te mueras.

VERÓNICA. No te soporto, mejor muérete.

VIDA. No sigan por favor, se lo pido. (Desesperada.) Si me pudieran escuchar. Está bien que me han maltratado mucho, que me han herido, que me han humillado y ofendido, pero no me quiero ir, quiero seguir acá.

MAMÁ. Muérete.

VERÓNICA. Muérete.

VIDA. ¡No!

GRETTEL. (Cierra los ojos con más fuerza y dispara.)

(Las luces se apagan de inmediato, escuchándose el disparo. Luego se escucha un corazón palpitando.)

(Música: La pista Nº 6 del CD El Tiro de Gracia.)


FIN