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2012 - España

Navidad con Gibson

17 Minutos + Cantos y 6 Personajes + Voces. Una joven periodista no cree en el espíritu de Navidad pero un día trabajando se encuentra con unos personajes especiales que le hacen cambiar de opinión.


NAVIDAD CON GIBSON

PERSONAJES

NARRADOR
CAROL
MICHEL
MEL
DUNCAN
RICHARD


OBRA

NARRADOR. “El sol invernal se pone sobre pueblos y naciones; deja una rojiza estela en el mar como si la Sagrada huella estuviese fresca sobre el agua. Pocos momentos más y se ocultará por completo. La noche se aproxima y las luces comienzan a brillar en perspectiva. Sobre la ladera del cerro, más allá de la ciudad informe y difusa, en la silenciosa custodia de los árboles que cercan el campanario del pueblo, los recuerdos están grabados en colores, recuerdos de navidades pasadas, de ensueños distantes. Recuerdos en flores comunes, que crecen en el césped, entrelazados con las humildes zarzas alrededor de montículos de tierra.
En el silencio de la gélida noche se oye llegar a alguien, alguien que llama a la puerta. Un misterioso personaje que viene de lejanos senderos a recordarnos que existe algo quimérico y brillante, algo que se halla, latente, en nuestro corazón. Viene a recordarnos que las pilas de leños en la chimenea, los rostros alegres, la música de voces son importantes. Que es el momento en que todo lo indigno e hiriente debe ser arrojado de los lares hogareños, en que todo hombre tienda la mano hacia su hermano, en que las sonrisas vuelvan al lugar que les pertenece.
Cuando el caminante de Judá golpee tenuemente, como las pálidas franjas del arco iris tu puerta, ábrele. No le dejes fuera porque trae consigo el espíritu de la Navidad”.

(El escenario en penumbras, se oye entrar a alguien.)

MICHEL. Un momento... creo que dejé las cerillas por algún lugar de estos.

(Silencio. Se enciende la luz de un candil. Entran en escena Michel y Carol. La muchacha observa todo curiosamente.)

CAROL. ¿De 1906?

MICHEL. Sí, señorita.

CAROL. Es una época muy interesante. (Pausa.) ¿París?

MICHEL. Sí.

CAROL. Puedo observar cómo se va definiendo la personalidad social progresivamente. Muy interesante. (Pausa.) París fue decisivo en su vida.

MICHEL. El señor nos contaba que...

CAROL. ¡Ah! Este cuadro es admirable, expresa todo el significado de sus ideas, es fantástico.

MICHEL. Aquella colección es muy...

CAROL. ¿Qué colección? ¿Dónde?

MICHEL. Aquella, señorita.

CAROL. ¡Hum! People of Dickens. Esta es una de sus primeras obras. ¿De qué año?

MICHEL. Son muy antiguos. El señor tendría unos 27 años. Los pintó en Inglaterra. Muestran las gentes de la época de Dickens. Este es Richard Doublendick, Mr. Scrooge, y uno de esos bucaneros tan típicos que inundaban las narraciones del autor británico. Al señor no sólo le gustaba dibujar con fines políticos o sociales, de vez en cuando llenaba su corazón de nostalgia. Esa nostalgia brumosa y eterna que nos recuerda la Navidad.

CAROL. ¿Usted cree en eso?

MICHEL. Sabe, yo soy pobre pero soy feliz. Vivo en un castillo. Un castillo de cristal allá arriba, en las nubes. Un castillo que reluce cuando pienso en él, cuando pongo mi vida en las manos del arquitecto que lo creó. Para mí la Navidad es algo sumamente importante porque me recuerda cuando ese arquitecto, mi amigo, bajó a este gastado mundo a darnos algunas nociones de cómo construir, de cómo edificar un corazón en armonía con el castillo de cristal.

CAROL. ¿Lo conocía de hace mucho tiempo?

MICHEL. (Perplejo.) Mi familia había servido al señor y a sus familiares durante muchos años. Yo le conocía desde pequeño, desde la infancia. Él se marchó a París a estudiar y desde entonces le vi de muy tarde en tarde. Él aprendió mucho, era un gran pintor.

CAROL. ¡Era algo más que un simple pintor! Carlos Dana Gibson elevó el estatus social de las mujeres, dándonos mayor sentido. Junto a sus ideas encontramos un lugar en la sociedad americana. Hizo que la democracia llegase hasta la última mujer de nuestro país. Carlos Dana Gibson ensalzó las labores femeninas, nos hizo dinámicas, emprendedoras, activas y dignas. Dignas de una sociedad que imponía la obligación de luchar contra los prejuicios. ¡CARLOS DANA GIBSON ERA ALGO MÁS QUE UN SIMPLE PINTOR! (Pausa.) Estos cuadros son muy interesantes.

MICHEL. Señorita...

CAROL. ¿Sí?

MICHEL. ¿Cómo ha dicho que se llamaba?

CAROL. Carol Morton, periodista y Jefa de sección del Life, cazadora de noticias de primera plana, militante social por una igualdad mayor entre el hombre y la mujer. Por esa razón estoy aquí, esto es noticia, actualidad.

MICHEL. ¿Sabe qué día es hoy?

CAROL. 24 de Diciembre de 1944, ¿por?

MICHEL. ¿Usted trabaja siempre en el día de Navidad?

CAROL. Querido vejete, la Navidad es una patraña, un invento de los banqueros para llenar sus arcas una vez más. ¿Sabe? Hace mucho tiempo que superé esa manera tan primitiva de pensar. Dejémonos de sentimentalismo, la lucha por la igualdad es lo único realmente importante. La lucha por una igualdad que Gibson supo plasmar en sus lienzos. Amigo, Gibson nos ha dejado, pero sus recuerdos inundarán nuestras vidas el resto de nuestros días.

MICHEL. Entiendo... Voy a preparar té. ¿Desearía un poco?

CAROL. Sí, gracias.

MICHEL. ¿Azúcar?

CAROL. No.

(El anciano se marcha, Carol observa todo, se acerca hacia el empolvado piano y toca unas notas.)

Voz de CAROL. ¡Qué extraño! Me parece tan familiar todo esto. Esa butaca, este piano, esas notas... ¿Dónde he escuchado esta melodía? (Se dirige hacia la radio.)

RADIO. En la madrugada de ayer murió Carlos Dana Gibson. Gibson había nacido en Boston, en un pequeño arrabal al sur de esta ciudad que recibe el nombre de Rosbury. Cursó estudios de arte en New York y París. Se estableció en New York y puso en este lugar su estudio. Destacan en la vida de Gibson varios álbumes de ilustraciones, entre ellos ocupa un destacado lugar “El prisionero de Zenda”. Realizó la fundación “Gibson girl’s” y destacó como director y dibujante de la archiconocida Life. Gibson fue uno de nuestros ciudadanos más activos en el campo de la igualdad social hasta que ayer, a los 77 años de edad, le sorprendió la muerte. Para analizar su vida tenemos con nosotros al Delegado de Arte del Gobierno. Señor Douglas, ¿qué opina usted sobre la obra de Carlos Dana Gibson? (Habla Douglas.) Opino que la infraestructura americana tiene una deuda con... (Click. Carol se dirige hacia la butaca más cercana, quita la sábana que la recubre y se desploma fatigada sobre ella.)

Voz de CAROL. ¡Qué ideas más extrañas tiene este mayordomo! Parece tan convencido de lo que piensa… ¡Cuánta ayuda necesitan estas pobres gentes! Mira que creer en la Navidad. (Carol se sienta en la butaca y comienza a anotar en su libreta, al poco rato siente ganas de dormir, cabecea hasta que queda completamente dormida.)

(Música, al ritmo de la música Mel, la marioneta, comienza a despertarse, saliéndose del baúl observa todo lo que le rodea. Mel se acerca al cuadro de Richard y lo despierta.)

RICHARD. ¡Hola, Mel! ¿Qué hay de nuevo? Supongo que me habrás despertado por alguna...Uahhh (se despereza) razón de peso.

MEL. (Le muestra a Carol y le expresa cómo es, cuáles son sus ideas.)

RICHARD. ¡Vaya! Parece un caso difícil. ¿Crees que podremos conseguirlo? Bueno, sólo hay una manera de saberlo. (Se acerca a Carol y agitándola fuertemente la despierta.)

CAROL. Pero... ¿Qué ocurre? ¿Quiénes son? ¿Hay un baile de disfraces por aquí o es una broma?

RICHARD. No, no somos ninguna persona disfrazada, somos...

CAROL. Pero, ¿quiénes se han creído que son? Semejante desfachatez. ¡Identifíquense ahora mismo!

RICHARD. Como le estaba diciendo no somos personas disfrazadas, nos vestimos así habitualmente.

CAROL. Pero, ¿por quién me ha tomado usted?

RICHARD. (Dirigiéndose a Mel.) Tenías razón, tiene un genio insoportable. (Dirigiéndose a Carol.) Señorita, usted se encuentra en un sueño y, por lo tanto, aquí todo es posible. Yo me llamo Richard Doublendick y ella Mel.

CAROL. ¿Mel? ¿Qué nombre más extraño?

RICHARD. Bueno, en realidad se llama Melodía de Navidad pero es tan largo que todos preferimos llamarla Mel.

CAROL. Y, ¿por qué vais así?

RICHARD. Vamos vestidos de lo que somos: Mel es una marioneta, una de las muchas que realizó Gibson. Yo soy uno de sus primeros cuadros y estoy vestido como en la época de Dickens.

CAROL. ¡Hum! (Dirigiéndose a Mel.) ¿Tú qué opinas sobre el estatus de la mujer en nuestra sociedad?... Es... muda.

RICHARD. ¡Claro! Las marionetas son de trapo y cartón, todo el mundo sabe que son mudas.

CAROL. Los cuadros también y tú hablas.

RICHARD. Esto... Pero Mel hace algo mucho más importante, algo mucho más trascendente: toca a la flauta una melodía hermosísima. Es una melodía que te llena de paz, inunda tus venas de un extraño líquido llamado gozo que te hace saltar de alegría. Es la melodía de la Navidad.

CAROL. Me gustaría oírla, ¿puedes tocarla?

(Mientras Mel toca y Richard se siente entusiasmado, Carol no escucha nada.)

RICHARD. ¿Te ha gustado?

CAROL. No he escuchado nada, si estáis tomándome el pelo.

RICHARD. No es posible, está peor de lo que creíamos.

CAROL. ¿Cómo?

RICHARD. Esta música tan sólo pueden oírla aquellos que sienten en su corazón la Navidad.

CAROL. ¡Otra vez con ese cuento!

RICHARD. ¡Tenemos que hacer algo! ¡Está muy grave! ¡Muy grave!

DUNCAN. Vamos, vamos, no es para tanto. No es tan malo que crea que la Navidad no existe. A fin de cuentas es lo más sensato.

RICHARD. ¡Duncan!

DUNCAN. ¿Sí? Doublk... Daublen... Deblunck....

RICHARD. Doublendick.

DUNCAN. No me explico cómo a este Dickens se le ocurrían esos nombres tan vulgares.

CAROL. ¿Y usted, cómo se llama?

DUNCAN. Amadeus Josefus Duncan Von Fabregat. Para los amigos: Duncan. Servidor de la Reina y de usted. Capitán de un humilde bajel de comerciantes que se dedica a mercadear por los mares del Caribe.

RICHARD. Mercaderes... pero si es un vulgar pirata.

DUNCAN. ¿Un qué? (Con la mano en el oído.)

RICHARD. Un vulgar pirata.

DUNCAN. ¡Ah! Por las barbas de Jim McClintock que pagarás cara tu afrenta.

RICHARD. No le haga caso, es así de colérico.

DUNCAN. Seré colérico pero no un mero mequetrefe, un galimatías que sigue creyendo en la Navidad.

RICHARD. ¿Yo un galimatías?

(Música. Entra Papá Noel.)

CAROL. ¿Podéis explicarme la razón de vuestro enfado?

RICHARD. Duncan es un buen hombre.

DUNCAN. (Con la mano en el oído.) ¿Cómo?

RICHARD. Pero empezó a quedarse sordo y no podía escuchar la música de Mel, poco a poco fue agriándose y ya lo ves.

CAROL. ¿Tan importante es la melodía de Navidad?

RICHARD. La melodía de Navidad hace que consideremos el verdadero objetivo de todos nosotros, hace que extendamos nuestras vidas hacia aquellos que se encuentran sin esperanzas.

CAROL. Me gustaría tanto poder escuchar esa música.

RICHARD. Bien, si tú lo quieres empezaremos nuestro plan de desintoxicación. Primero debes imaginarte cómo es la Navidad. (Carol lo intenta pero no lo consigue.) Tendré que llamar a algunos de mis amigos. Espero poder encontrarlos. (Entra por el cuadro y sale con el grupo de Marina.)

RICHARD. Aquí están, son especialistas en dibujar con la música.

CANCIÓN: “¡Oh! Blanca Navidad”

RICHARD. Creo que Mel nos quiere decir algo. Dice que podemos contarte la historia de la Navidad. (Mel silba y sale un grupo disfrazado de marionetas.)

CANCIÓN: “Ya llega Navidad”

DUNCAN. En mis viajes por los mares he traído algunos nativos de las Américas. ¿Podrían cantar?

CANCIÓN DE LOS AMERICANOS

(Entra de nuevo Papá Noel y deja un mensajero de la Navidad.)

RICHARD. La Navidad es un virus terrible que no respeta las edades. No sólo se encuentra en el corazón de los niños sino también en el de los adultos. Y es que, la Navidad, nos hace jóvenes.

SCROOGE. Quizás mi testimonio os sirva de algo. (Cuenta su historia.) Bueno, me vuelvo al cuadro, todo esto me cansa mucho.

(Entra un grupo tirándose bolas de nieve y jugando.)

CANCIÓN: “Llega otra Navidad”

(Entra de nuevo Papá Noel y aporta su granito de arena con dos aprendices de Santa Claus.)

CANCIÓN

(Se apagan las luces.)

RICHARD. Podemos probar a que Mel toque la canción. Quizás escuches ahora la melodía de Navidad. Pero, ¿dónde está la flauta? ¡Duncan! Devuélvenos la flauta.

DUNCAN. ¿Cómo?

CAROL. Duncan, por favor. Te regalaré un aparato para sordos pero danos la flauta.

(Duncan le devuelve la flauta y cuando se disponen a escucharla...)

MICHEL. ¿Quiere alguna pasta con el té?

CAROL. ¡Rápido! Escondeos.

MICHEL. Perdone que haya tardado tanto. ¿Quiere que le enseñe las otras habitaciones?

CAROL. No era un sueño.

MICHEL. ¿Cómo dice?

CAROL. Michel, mientras vamos a las demás habitaciones, ¿podría hablarme de su castillo de cristal?

(Se marchan y Mel se levanta; llama a dos de sus amigos y tocan la melodía de Navidad. Carol vuelve rápido.)

CAROL. ¿Ha oído esa canción? Sonaba por aquí.

MICHEL. Sí, la escucho muchas veces. Es la melodía que siempre suena en ese maravilloso castillo. ¿Sabe? Queda muy poco para que todos los que sentimos la Navidad en nuestros corazones podamos cantarla juntos en mi Castillo de Cristal.

Sepulcro

15 Minutos y 7 Personajes. Revisión del llamado espiritual de José de Arimatea y su decision de enterrar a Jesús. En principio sería para representarlo en sombras chinescas.


SEPULCRO
© Kevin Renshaw, traducido con permiso por Loida Somolinos


PERSONAJES

JOSÉ
NICODEMO
PEDRO
MARÍA MAGDALENA
MARTA
2 LECTORES (MUJER U HOMBRE)

OBRA

MUJER
¿Viste los cielos?
¿Viste el revuelo?
¿Viste la declaración del soldado?
¿Viste cómo se marcharon todos?


MUJER 2
¿Escuchaste el llanto del cielo?
¿Escuchaste cómo caían las lágrimas a tierra?
¿Escuchaste la súplica a Dios?
¿Escuchaste los pasos al alejarse de la cruz?

JOSÉ
Lo vi. Lo escuché. Lloré.
Me alejé de la cruz.
Corrí de nuevo a la cruz.
Creo y no puedo actuar. Actúo como si no creyera.

MUJER. ¿Escuchas tu llamado?

JOSÉ. No oigo nada.

MUJER 2. ¿Sientes una necesidad incompleta?

JOSÉ. Tengo sed. (El tono de José se vuelve más conversacional.)

(PAUSA. Esta pausa sirve para cambiar el tono y centrarse en la escena.)

JOSÉ. Tengo sed. Nicodemo, ¿podrías darle un vaso de agua a un viejo amigo?

NICODEMO. ¿Qué eres más: viejo o amigo?

JOSÉ. Supongo que viejo ya que no te queda ningún amigo.

NICODEMO. Vaya, eres muy agradable.

JOSÉ. Desafortunadamente mi encanto no me está granjeando muchos amigos en el Sanedrín.

NICODEMO. Tú eres un consejero, un miembro honorable de la comunidad, ¿vas a arriesgar tu reputación por proclamar en público tu fe?

JOSÉ. No debo ser de fiar si estoy viviendo una mentira. Detengo mi lengua cada vez que se menciona a Jesús.

NICODEMO. (Con cierta excitación.) He escuchado que Él está aquí, en Jerusalén.

JOSÉ. Sí y tanto los romanos como los rabíes lo quieren fuera.

NICODEMUS. ¿Fuiste a Él? Escuché que entró en la ciudad a lomos de un asno. ¿Hablaste con Él?

JOSÉ. Fui pero sólo lo vi desde lejos. Escuché a la multitud que lo rodeaba. Ellos cuentan sucesos, Nicodemo, sucesos maravillosos, historias de curación y enseñanza. Hablaban de Lázaro. Lo vi, yo vi a Lázaro. ¿Te lo puedes imaginar? ¡Lázaro!

JOSÉ y MARTA. (En unísono.) ¡Lázaro!

PAUSA

MARTA. ¡Lázaro! ¡Él está muerto! Lázaro está muerto...Cuando escuché que Jesús estaba viniendo me enfadé, me estaba atormentando... Tenía sentimientos mezclados de odio y de esperanza. Mi hermana María estaba detrás. Podía verlos en la distancia. Jesús caminaba hacia mí, determinado, calmado. Mi enfadado era igual que el temor que tenía de él. Muchos amigos y familiares de Jerusalén habían venido a Betania para mostrar sus respectos. Algunos no estaban muy a favor de sus enseñanzas. Aún con todo, Jesús caminó hacia mí y nos encontramos, cara a cara. “Si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto... ahora incluso sé que cualquier cosa que le pidas a Dios, Él te la dará. Jesús me miró: “Tu hermano resucitará de nuevo”. “Ya sé que resucitará otra vez en la resurrección final”. Después dijo, “Yo soy la resurrección y la vida. Aquel que crea en mí aunque esté muerto vivirá y todo aquel que vive y cree en mí, nunca morirá. ¿Tú crees esto?...” Y en ese momento lo supe, “Sí, señor, creo que eres el Cristo, el hijo de Dios que ha venido a este mundo”. Después corrí... corrí para buscar a María; María tenía que venir. Pasé entre la gente que estaba en la casa. “María”, le susurré, “el Maestro está aquí y pregunta por ti”. Las dos salimos apresuradamente. Otras personas nos siguieron pensando que íbamos a orar a la tumba de mi hermano. Cuando María vio a Jesús, ella cayó a sus pies, “Señor, si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto”. Jesús lloró. Lloró por mi hermano, por dos hermanas, por una familia, por todos aquellos que estaban mirando, por todos nosotros. Jesús lloró.
Jesús dijo: “Quitad la piedra”. Yo estaba preocupada por el hedor, el olor de 4 días muerto. Jesús me dijo: “¿No te he dicho que si creías verías la gloria de Dios?”. Mientras quitaban la piedra, Jesús miró al cielo y dijo: “Padre, te doy las gracias porque me escuchas. Sé que siempre me escuchas pero digo esto por todos aquellos que están aquí, para que crean que Tú me enviaste.” Jesús lo llamó: “Lázaro, sal fuera”. Y mi hermano salió fuera. Lázaro camina, él vive. Un hombre que había muerto, vive.


PAUSA

MARTA y JOSÉ. ¡Un hombre que estaba muerto vive!

JOSÉ. (Pensamiento distante.) Un hombre que estaba muerto vive.

MUJER 2. ¿Escuchas tus palabras? ¿Escuchas la palabra?

MUJER. ¿Seguirás la palabra? Un hombre que estaba muerto vive. ¿Escuchas las palabras?

JOSÉ. Os escucho. No comprendo. ¿Qué tengo que hacer ahora?

MUJER 2. ¿Las seguirás? ¿O las abandonarás?

MUJER. ¿Le traicionarás?

JOSÉ. No.

MUJER 2. ¿Le traicionarás cuando te alejes de la cruz?

JOSÉ. ¡No le traicionaré! (Casi para sí mismo.)

PAUSA

JOSÉ. No traicionaré a nuestro Señor.

NICODEMO. ¿Te pondrás de su parte entre tus colegas? ¿Usarás tu posición de alto consejero para elevar su nombre?

JOSÉ. Sólo soy un hombre.

NICODEMO. Uno de los muchos que creen.

JOSÉ. ¡Judas creía! Y Judas lo abandonó.

NICODEMO. Judas creía lo que Judas creía. ¿Qué es lo que crees tú?

JOSÉ. Creo que Jesús es el Mesías y tú también. Entonces, ¿qué hacemos?

NICODEMO. Pedírselo a Pilato.

JOSÉ. No puedo, es muy arriesgado.

NICODEMO. Así nos escondemos y cuando nos escondemos negamos que Jesús es el Señor.

JOSÉ. ¡Sus propios discípulos lo negaron! ¡Judas lo traicionó, Pedro lo deshonró!

NICODEMO. ¿Lo vas a negar?

JOSÉ. No votaré para que lo ejecuten.

NICODEMO. Pero, ¿negarás a Jesús?

JOSÉ. No negaré a Jesús. No te negaré, Señor, no te negaré.

PEDRO y JOSÉ. (Al unísono.) ¡No te negaré!

PAUSA

PEDRO. No te negaré. Si tengo que morir contigo, no te negaré. Te lo juro. Hubo muchas discusiones en esos últimos días. Nuestra cena fue más que una simple cena. Nuestro Maestro cortó pan con nosotros. “Este es mi cuerpo...” Levantó su copa, “esta es mi sangre del pacto derramada por muchos”.
Había tanto que no entendía... “¿Soy yo?” Todos preguntamos, uno detrás de otro. Judas, todavía no lo comprendo... Después que cantamos un himno salimos al Monte de las Olivas. Jesús nos miró... me miró... “Todos saldréis espantados”, dijo. “Heriré al pastor y el rebaño se esparcirá. Pero después de que resucité, iré delante de vosotros a Galilea”. “No, puede que otros te dejen, pero yo, no, Señor”, le dije, “aunque todos te negaren, yo no”. Jesús me dijo que le negaría esa misma noche no una, sino tres veces. Tres veces antes de que el gallo cante dos. “Aunque tenga que morir contigo, no te negaré”. Todos decíamos lo mismo. Morir antes que negar. Judas llegó con los Sacerdotes y los Romanos. Judas lo besó y entregó a nuestro Maestro a la muerte. Un beso, ¿Judas? Agarraron a Jesús, me encolericé en gran manera. Mi espada tajó la oreja de alguien, un sacerdote o un siervo, mi mundo se estaba acelerando con miedo e ira. “¡Para ya!” dijo Jesús, tocó al hombre herido y lo sanó. Después se fueron.
Les seguí tan cerca como pude, haciéndome paso entre la multitud. Se arremolinaron alrededor de una fogata en el patio de la casa de Anás. Jesús estaba dentro, me acerqué al fuego para calentarme. Una sirvienta me miró “Este hombre estaba con Él”. Y mi boca escupió unas palabras “Mujer, no lo conozco”. Me aparté del fuego y me arrimé a otro grupo pequeño. Un hombre se paró y estudió mi cara, “Tú también eres uno de ellos”; “No lo soy”, y rápidamente me cambié de sitio en el patio. Esperé y esperé, había pasado una hora cuando escuché “¿No eres tú de Galilea?” Te vi en el jardín con Él.

Me invadió el pánico “no sé qué estás diciendo” Me alejé deprisa y allí estaba de pie Jesús cuando escuché al gallo cantar y vi a Jesús que me miraba a mí... lloré lágrimas amargas y me marché.
Mucho no entendí pero ahora... bueno, ahora... tengo mi tarea “Sígueme”, dijo “Ocúpate de mi rebaño... Sígueme”.

PEDRO y JOSÉ. (Al unísono.) Sígueme.

PAUSA

JOSÉ. Sígueme.

MUJER. ¿Puedes seguirlo? ¿Puedes llevar su peso? ¿Puedes seguir?

MUJER 2. ¿Le seguirás? ¿Puedes escuchar su llamado? ¿Le seguirás?

JOSÉ. ¿Sígueme? Sígueme... Sígueme. (De la confusión a la acción.)

PAUSA

JOSÉ. ¡Sígueme!

NICODEMO
¿A dónde? ¿A dónde vas?

JOSÉ. A Pilatos.

NICODEMO. Pero es muy tarde. Jesús está muerto, lo viste en la cruz.

JOSÉ. No escaparé de esa cruz. Enterraré a Jesús. Lo enterraré en mi tumba.

NICODEMO. ¿Qué le dirás a Pilatos?

JOSÉ. No lo sé, que mató a un hombre inocente, que mató a nuestro Mesías... No lo sé. Enterraré a Jesús. Eso es lo que se supone que tengo que hacer. Vamos, ven.

PAUSA

NICODEMO. Y lo hizo. José de Arimatea enterró a Jesús. No sé lo que le dijo a Pilatos pero le permitió enterrar a Jesús. José quitó a Jesús de la cruz con mucho cuidado. Él cargó con el cuerpo del Mesías y juntos lo envolvimos en limpios lienzos de lino... Lo enterramos de acuerdo con la tradición.
Había dos mujeres que estaban en la cruz viendo como Jesús se tendía para descansar en una tumba... en un jardín... no lejos de donde fue crucificado. El mundo cambió para siempre... mira por ti mismo... sígueme...

NICODEMO y MARÍA (Al unísono.) Sígueme.

PAUSA

MARÍA MAGDALENA. “¡Seguidme!” Grité. “¡He visto al Señor!”. Me lamentaba pero ahora este tiempo es de alegría. Después de una semana de miseria y pena, mis lágrimas se volvieron en gozo. Antes de la alegría vi cómo ellos lo cogieron de la cruz. José y Nicodemo lo cargaron hasta la tumba y rodaron la piedra para sellarla. Lloramos todo el sábado. Y al siguiente día, de madrugada, fui allí... la piedra había sido removida. La tumba estaba abierta, la piedra había sido quitada. Miré dentro... Estaba asustada... y allí había sentados dos hombres vestidos de blanco.
“¿Por qué estás llorando?”, me dijeron. Estaba confundida, “Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. Me di la vuelta y allí había un hombre que yo pensaba que era el jardinero. Le supliqué, “Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo me haré cargo”. Y en ese momento lo vi... lo reconocí... Jesús. Quería acercarme a Él y tocarle pero Él me dijo: “No me abraces, porque todavía no he ascendido al Padre. Ve a mis hermanos y diles que estoy ascendiendo a mi Padre y al tuyo, a mi Dios y a tu Dios”.
Eso es lo que Él dijo... ascendiendo a mi Dios y a tu Dios. Tengo que decírselo a Pedro y a los otros, ese mi cometido, seguidme.

JOSÉ y MARÍA al unísono
Sígueme.

PAUSA

JOSÉ
Sígueme. Sí, sígueme. Lo comprendo.

MUJER 2
¿Escuchaste el llamado?
¿Escuchaste tu llamado?

MUJER
¿Puedes responderle?
¿Vas a contestarle?

JOSÉ
Ya le respondí una vez, yo enterré a Jesús.

MUJER
Tú sólo respondiste una vez.

MUJER 2
¿Escuchaste tu llamado?
¿Vas a contestarle?
¿Puedes responderle?


JOSÉ
Sí, quiero... ¿Puedo responderle? Estoy confundido... estoy batallando.

JOSÉ y PEDRO al unísono
Batallando.

PAUSA

PEDRO
“¿Batallando? ¿Por qué estás así, por qué se alzan dudas en tu corazón?” Eso es lo que Jesús dijo cuando se apareció entre los discípulos. Nos escondimos... encerrados, lejos de todos... en nuestras tumbas, en el sepulcro que nosotros mismos habíamos cavado. Todos le dimos la espalda de diferentes formas pero aún así, Jesús nos encontró, vino por nosotros. “Estoy enviando la promesa de mi Padre sobre vosotros”.
Él me preguntó si le amaba. Sí, Señor, tú sabes que te amo... Jesús me preguntó de nuevo, “¿me amas?” Sí, Señor, tú sabes que te amo... “sígueme...” “sólo sígueme”.
Tres veces me pregunto “¿Me amas?” Y cada vez le respondí, “Sí, Señor, tú sabes que te amo...”

JOSÉ y PEDRO al unísono
Sí, Señor, tú sabes que te amo.

PAUSA

JOSÉ
Sí, Señor, tú sabes que te amo.

MUJER
¿Viste los cielos?
¿Viste el revuelo?
¿Viste la declaración del soldado?
¿Viste cómo se marcharon todos?

MUJER 2
¿Escuchaste el llanto del cielo?
¿Escuchaste cómo caían las lágrimas a tierra?
¿Escuchaste la súplica a Dios?
¿Escuchaste los pasos al alejarse de la cruz?

JOSÉ
Lo vi, lo escuché. Lloré.
Me alejé de la cruz.
Corrí de nuevo a la cruz.
Ahora camino con la cruz.

MUJER
¿Puedes seguirle?
¿Puedes llevar ese peso?
¿Puedes seguirle?

MUJER 2
¿Vas a seguirle?
¿Puedes escuchar tu llamado?
¿Vas a seguirle?

JOSÉ
Sí, Señor, tú sabes que te amo... Te seguiré.

MUJER 2
¿Vas a seguirle?
¿Puedes escuchar tu llamado?
¿Vas a seguirle?

TODOS En murmullo.
Sí, Señor, tú sabes que te amo... Yo te seguiré.
(Silencio.)

MUCHACHA
Sí, Señor, tú sabes que te amo, yo te seguiré.

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© Copyright Kevin Renshaw, todos los derechos reservados. Este drama no puede reproducirse, traducirse o copiado de ninguna forma en ningún medio, incluidos libros, CD o en Internet, sin permiso escrito del autor.
Esta obra se puede representar gratuitamente con la condición de que no se venda ninguna copia, ni se cobre una tarifa para su visualización. A cambio de esta obra, el autor apreciaría que se le notificara cuándo y con qué motivos se va a representar. Se puede contactar con él en:
krenshaw@fheg.follett.com o en Kevin.Renshaw@comcast.net Al contactar con el autor, se dirijan en lengua inglesa.

Reportaje a Jesús

7 Minutos y 2 Personajes. Entrevista a Jesús en el tiempo actual.

REPORTAJE A JESÚS


PERSONAJES

REPORTERO
JESÚS


REPORTERO. Jesús, ya que estás entre nosotros, quisiéramos hacerte algunas preguntas. Ha pasado mucho tiempo desde que pasaste por aquí la primera vez. Sin embargo, algunas de tus palabras parecieran haber sido dichas para nuestro tiempo. ¿O será que en algunas cosas cambiaste de opinión? ¿Cómo ves el mundo de hoy?

JESÚS. Una nación peleará contra otra, y un país hará guerra contra el otro… Pero yo no he venido para condenar al mundo sino para salvarlo.

REPORTERO. ¿Qué piensas de la situación política mundial?

JESÚS. Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Tendrán noticias de guerras aquí y allá; pero no se asusten pues así tiene que ser; pero todavía no es el fin. En este tiempo muchos pierden su fe, se odian y se traicionan entre sí. Hay tanta maldad que dejarán de amarse unos a otros. Pero el que siga firme hasta el fin será salvo.

REPORTERO. ¿Cuál es el mayor riesgo que amenaza hoy a la democracia?

JESÚS. Cada reino dividido en bandos enemigos, se destruye a sí mismo; y una ciudad o una familia dividida en bandos, no puede mantenerse.

REPORTERO. ¿Qué les dirías a los que aman la violencia, a los que ponen bombas, a los terroristas?

JESÚS. Todos los que pelean a espada, también morirán a espada.

REPORTERO. ¿Qué opinas de las continuas luchas entre patrones y obreros?

JESÚS. Dichoso el criado a quien su amo, cuando llega, lo encuentra cumpliendo con su deber. De veras les digo que el amo lo pondrá como encargado de todos sus bienes. Pero si ese criado, pensando que su amo va a tardar en llegar... se pone a comer, a beber y a emborracharse, el día que menos lo espere y a una hora que no sabe, llegará su amo y lo castigará.

REPORTERO. Y a los gobernantes y líderes, ¿qué les dirías?

JESÚS. A quien mucho se le da, también se le pedirá mucho; a quien mucho se le confía, se le exigirá mucho más.

REPORTERO. ¿Qué concepto tienes de la libertad?

JESÚS. Si ustedes se mantienen fieles a mi palabra... conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Y si el Hijo de Dios los hace libres, ustedes serán verdaderamente libres.

REPORTERO. El futuro se nos presenta incierto...

JESÚS. ¿No se venden cinco pajaritos por dos monedas? Sin embargo dios no se olvida de ninguno de ellos. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de sus cabezas los tiene contados uno por uno. Así que no tengan miedo: ustedes valen más que muchos pajaritos.

REPORTERO. De todas maneras, el mañana nos preocupa. ¿Qué podemos hacer?

JESÚS. No se preocupen por el día de mañana, porque él traerá sus propias preocupaciones. Cada día tiene bastante con sus propios problemas.

REPORTERO. Observamos que el hombre está poseído de la manía de “tener” más que del deseo de “ser”. ¿Qué opinas al respecto? ¿Qué dices de los ricos y sus riquezas?

JESÚS. Cuídense de toda avaricia; porque la vida no depende del poseer muchas cosas. Vendan lo que tienen, y den a los necesitados; procuren bolsas que no se hagan viejas. No amontonen riquezas aquí en la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder y los ladrones entran a robar. Más bien amontonen riquezas en el cielo... pues donde tengan sus riquezas, allí también estará su corazón.

REPORTERO. ¿Qué podemos hacer para convivir en este tiempo tan difícil?

JESUS. Sean prudentes como serpientes, pero inofensivos como palomas.

REPORTERO. Respecto de la situación social de nuestros días, ¿qué opinas del creciente odio entre hermanos de raza o de patria?

JESÚS. Tengan amor los unos para con los otros, aun para con sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los insultan y maltratan. Pues si ustedes aman solamente a los que los aman a ustedes, ¿qué premio van a recibir por esto? Hay que perdonar no digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

REPORTERO. Tú ves el sufrimiento que existe entre los hombres. ¿Cómo podríamos aliviarlo?

JESÚS. Les digo todo esto para que encuentren paz en su unión conmigo. En el mundo ustedes habrán de sufrir, pero tengan valor: yo he vencido al mundo.

REPORTERO. ¿Cuál es tu concepto de felicidad?

JESÚS. Dichoso quien escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica.

REPORTERO. ¿Qué le dirías a un joven que se droga?

JESÚS. Quien bebe de esa agua volverá a tener sed. En cambio el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás.

REPORTERO. ¿No ves al hombre de hoy demasiado preocupado por las modas?

JESÚS. Les digo: no se preocupen por lo que van a comer o a beber ni por la ropa que van a ponerse. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa?

REPORTERO. Háblanos algo de ti mismo. Si tuvieras que sintetizar tu filosofía en un gran principio, ¿qué dirías?

JESÚS. Amarán al Señor tu Dios con todo su corazón, con toda su alma y con toda su mente. Este es el gran mandamiento y el primero. El segundo, semejante, es éste: Amarán a su prójimo como a ustedes mismos.

REPORTERO. ¿Cuál es tu mayor promesa?

JESÚS. Estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.

REPORTERO. Si hoy vinieras a vivir entre nosotros, ¿cambiarías tu posición en algún aspecto?

JESÚS. El cielo y la tierra pasarán mas mis palabras no pasarán.

REPORTERO. Si tuvieras que rehacer el mismo camino, ¿volverías a sacrificarte por nosotros?

JESÚS. Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿acaso no dejará las otras noventa y nueve en el monte, para ir a buscar la oveja extraviada? Y si logra encontrarla, de seguro se alegrará más por esa oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron... Yo soy el buen pastor. El buen pastor su vida da por las ovejas.

REPORTERO. ¿Todavía tienes amigos aquí?

JESÚS. Ustedes son mis amigos si hacen lo que les ordeno.

REPORTERO. Y una última pregunta, Señor. ¿Tú crees que te volveríamos a crucificar?

JESÚS. Nadie me quita la vida, sino que yo la doy por mi propia voluntad. Tengo poder para darla, y para volver a recibirla. Esto es lo que me ordenó mi Padre.

No os olvidéis de Jesús

10 Minutos y 10 Personajes. Un sketch de humor navideño en el que las figurillas típicas de un Belén se preparan para esa Navidad.

NO OS OLVIDÉIS DE JESÚS
Escrito por Nick Clarke y traducido con permiso por Loida Somolinos

PERSONAJES
María
José
Ángel (con barba)
Mago (llevando oro)
Pastor
Oveja

León
Policía
Papá Noel
Rudolph


OBRA

(María, José, el Ángel, el Rey Mago, el Pastor, la oveja y el león entran en el escenario a oscuras y forman la típica escena navideña alrededor de un pesebre.Se trata de una escena que se congela. Cuando se encienden las luces, todos empiezan a desperezarse y a estirarse como si se estuvieran despertando de un largo sueño.)

JOSÉ. Bien, aquí estamos de vuelta en la escena de Navidad.

MARÍA. Sí. El tiempo ha pasado volando, ¿verdad?

MAGO. Parece que fue ayer cuando nos envolvieron en plásticos con burbujas y nos guardaron en el ático. No me puedo creer que haya pasado todo un año...

ÁNGEL. Suficientes recuerdos. ¿Qué tal si hacemos el balance de daños como siempre? ¡Oh, no! Esto no puede ser ya... (intenta estirar su aureola).

MAGO. Me parece que necesitas un buen afeitado.

ÁNGEL. Esto es el resultado de una broma de última hora por parte de los humanos pequeños el año pasado; le pareció gracioso pintar una barba al ángel.

PASTOR. ¿Qué le ha pasado a mi rebaño? Solía haber dos ovejas aquí y ahora sólo hay una.

OVEJA. Beee... (Triste)

LEÓN. Yo... Yo soy una pieza de recambio para la oveja perdida.

PASTOR. ¿Tú estás loco? Tú eres un león.

OVEJA. Yo no quiero compartir el establo con él...

LEÓN. No te preocupes, no estarás... mucho rato (relamiéndose los labios).

OVEJA. Beee... (Preocupada)

PASTOR. Estarás bien... Esto es una escena de Navidad y todo es dulzura y suavidad.

JOSÉ. Correcto... “el cordero apacentará con el león”.

ÁNGEL. El león apacentará con... ¿No es eso del Génesis?

MAGO. No, creo que es de Isaías.

PASTOR. Bueno, tú eres el sabio aquí.

JOSÉ. Aquí somos todos listos. Venga, ¿no hay más daños por ahí?

MARÍA. Estoy segura de que todavía falta algo.

OVEJA. (Mirando al mago) Lo sé, no soy la más brillante por aquí y no me hace gracia
señalar lo evidente pero, ¿no erais tres?

MAGO. No me lo recordéis... Baltasar ha pasado a mejor vida.

OVEJA. ¿Quieres decir que ha ganado la lotería?

MAGO. No, sino que fue pisoteado... y en cuanto a Melchor... fue picado en la trituradora por el mismo graciosillo humano pequeño que pintó la barba al Ángel pero aún hay algo peor... Esperad a que veáis al sustituto (toca un pito y entra un policía).

POLICÍA. Buenas tardes a todos.

JOSÉ. ¡Esto es ridículo! No necesitamos a un policía en la escena navideña.

POLICÍA. Claro que sí... alguien tiene que traer un poco de orden en este lugar. Si empiezo... parece que hay un peligroso animal que se ha escapado por aquí.

LEÓN. No soy peligroso... Reposaré junto a la oveja (pone sus brazos alrededor de la oveja).

OVEJA. No, tú no vas a... (lo echa de su lado)

POLICÍA. ¿Le está molestando este león, señora?

PASTOR. Está bien, oficial, están conmigo.

POLICÍA. Y además creo que hay un envío de un lingote de oro que necesita protegerse de los ladrones.

JOSÉ. Mira, esto se supone que es una escena navideña, ¿quién va a robar el oro por aquí?

POLICÍA. (Mirando al ángel) No me gustaría encasillar a nadie, pero usted tiene un aspecto muy extraño.

ÁNGEL. Yo soy un Ángel, ¿de acuerdo?

POLICÍA. ¿Un ángel con barba? ¿Está seguro de que no es un disfraz?

ÁNGEL. Enséñeme dónde dice que los Ángeles no pueden llevar barba. Soy un ser asexual, ¿sabe?

POLICÍA. Si usted dice eso, caballero.

MARÍA. Parad ya los dos... José, esto no está saliendo como se suponía, hay algo que no va bien.

JOSÉ. No te alteres María, despertarás al bebé.

MARÍA. Claro, ¿cómo nos hemos podido olvidar todos (mirando dentro del pesebre – chilla). ¡Ahhh! ¡El bebé!

POLICÍA. ¿Qué sucede? ¿Ya ha venido?

JOSÉ. Ya vas tarde.

MARÍA. El Belén está vacío. ¿Dónde está mi bebé?

MAGO. Parece como si los humanos se hubieran olvidado de Jesús.

MARÍA. No, no puede ser... ¿Cómo se van a...?

ÁNGEL. Sin Jesús, no tiene sentido que estemos aquí.

PASTOR. Fijaos, hay un humano que viene hacia aquí y lleva algo.

JOSÉ. Probablemente trae las figurillas restantes, no se habrán olvidado de Jesús.

POLICÍA. Todo el mundo a sus puestos, humano a la vista. (Todos se quedan congelados, las luces se apagan).

(Entra Rudolph seguido de Papá Noel y se acercan hasta el centro del escenario enfrente del pesebre, se encienden las luces.)

PAPÁ NOEL. Rudolph, este no es el lugar donde nos colocan siempre. Siempre nos sentamos al lado de la chimenea junto a los calcetines.

RUDOLPH. No me eches la culpa, ¿eh? No ha sido idea mía sino de los humanos.

MARÍA. ¿Quiénes sois vosotros y qué habéis hecho a mi bebé?

PAPÁ NOEL. Soy Papá Noel.

LEÓN. ¿Y quién es esa mula mutante?

RUDOLPH. ¿Te importa mucho? Soy un reno.

LEÓN. ¡Hum! Carne de venado... estoy encantado de com... quiero decir, de conocerte.

JOSÉ. Miren, somos figurillas de Navidad y ustedes no son parte de la natividad.

MARÍA. No hay lugar para vosotros aquí.

ÁNGEL. No, no hay más habitaciones en la posada.

PAPÁ NOEL. No tenemos la culpa. Por alguna razón los humanos decidieron que deberíamos ser la atracción principal en Navidad; no vosotros. Así que aquí estamos.

JOSÉ. Pero eso no está bien. Sin Jesús, esta celebración no tiene sentido.

PASTOR. Esto está mal, debería empezar con los pastores vigilando su rebaño, no vigilando a un león.

ÁNGEL. Me cuesta decir: “No temáis porque os traigo nuevas de gran gozo. Hoy encontraréis en Belén a un regordete vestido con un traje de piel rojo y una mula mutante sentados en un pesebre.”

MAGO. (Dirigiéndose a la audiencia) Sin Jesús no tiene sentido que estemos nosotros aquí.

MARÍA. (Medio aturdida, empezando a llorar) Los humanos se han olvidado de Jesús.

JOSÉ. (Intentando reconfortarla) Mira, las cosas puede que no sean tan malas como parezcan... vamos a animarnos un poco cantando nuestro villancico favorito. (Los siguientes tres versos pueden cantarse como una canción o un rap, un canto por tres de los personajes mientras el resto repetirá la última línea de cada verso... un son agradable o un batir de palmas se pueden usar si se desea).
Hay algo que falta... pero, ¿qué puede ser?
Tenemos los regalos, tenemos el árbol
Tenemos comida y bebida, hemos gastado mucho.
Pero no tenemos a Jesús, echado en su cunita (todos repiten la última línea)
Hay algo que no va, no está bien.
Pasando horas delante de la tele, de fiesta noche y día,
Pero no os dais cuenta, no habéis pensado,
Que el Espíritu de la Navidad no es lo que bebéis (todos repiten la última línea)
Hay algo que aprender, no lo podemos entender
Todos hemos perdido el objetivo, ha pasado delante de nuestros ojos,
Es bueno celebrar, y divertirse también
Pero no olvidéis a Jesús, Él vivió y murió por ti (señala a la audiencia, repiten la última línea, se quedan congelados y finalmente salen).

Una promoción celestial

5 Minutos y 2 Personajes. Un ángel se queja de no haber sido elegido para el coro celestial pero lo que no sabe es el papel tan importante que se le ha reservado.


UNA PROMOCIÓN ESPECIAL
John D. Clement

(Un lugar sedoso no descriptible. El emplazamiento normal para una obra que tiene lugar en el Cielo.)

SAL: ¡Ey, Cas! Te echamos en falta en la cena. El puré de patatas estaba delicioso. Mejor que nunca.

CAS: No tenía hambre.

SAL: (Ve la expresión de Sal) ¿Por qué estás tan ‘pof’’?

CAS: ¿No lo sabes?

SAL: ¿El qué?

CAS: No voy a formar parte del coro celestial. Todos los ángeles que van a participar han recibido un aviso para el primer ensayo menos yo.

SAL: Espera un momento. ¿Has hablado con Gabriel?

CAS: Todavía no. Quiere que nos veamos; seguramente para darme las malas noticias en persona.

SAL: Creo que necesitas verlo.

CAS: No es justo. He esperado el nacimiento de Cristo por siglos.

SAL: Todos lo hemos esperado.

CAS: Cuando escuhé el plan de Dios por primera vez no me lo podía creer: Ofrecer el don de gracia a los humanos que vez tras vez se rebelan, que sólo se preocupan de sí mismos sin dar valor a la pueza de nuestro maravilloso Señor...

SAL: Sí, lo sé; pero son muy importantes para Él.

CAS: Naturalmente. Los humanos son su creación especial. Él ama a Jesús. Pero incluso, los mejores humanos –aquellos que lo aman y siguen sus pasos- de vez en cuando caen debido a su naturaleza pecaminosa.

SAL: (Suspira) Es muy triste.

CAS: Pero muy pronto cambiará todo. Dentro de unos meses, Cristo aparecerá en la Tierra, no como el Dios Todopoderoso de los Cielos y la Tierra sino como uno de ellos. Es más, llegará de la forma más simple: como un bebé humano. Está fuera del alcance de cualquier entendimiento que el Señor de los Cielos y la Tierra se dé a sí mismo para caer en un nivel tan bajo. Nunca había sucedido algo así.

SAL: Tienes razón.

CAS: Deseaba tanto participar en el coro celestial que iba a anunciar su nacimiento... He estado ensayando durante los últimos 80 años. Ya sé que son sólo un puñado de pastores, nada comparado con lo que el Señor ha planeado para cuando Cristo vuelva por segunda vez, pero aún así, me apetecía tanto contribuir con mi voz en los cantos de alabanza... pero, supongo que no era lo suficientemente bueno...

SAL: La verdad, creo que deberías hablar con Gabriel.

CAS: ¿Para qué? ¿Para que pueda echarme el sermoncito de que lo importante es el equipo? (Suspira) No tengo ganas. Lo que haré será reservarme una nube que tenga buenas vistas y observaré desde allí el gran evento.

SAL: Mira, Cas, te estás equivocando. (Mira a su alrededor) Que Gabriel no se entere de que te he dicho esto pero no te han incluido en el coro porque no eras lo suficientemente bueno.

CAS: ¿Qué? ¿Cómo dices?

SAL: Amigo mío, a ti se te ha asignado un papel muy importante, ¡extremadamente importante! Parece ser que cuando todo esto termine vas a ser una gran estrella.

TELÓN

Copyright 2000, John D. Clement, todos los derechos reservados.

La vendedora de juguetes

10 Minutos y 12 Personajes. En una tienda de juguetes todos menosprecian a un soldadito que está en malas condiciones pero un buen día llega un coleccionista y resulta que el soldadito era una pieza de colección importante.


LA VENDEDORA DE JUGUETES


(Estamos en una tienda de juguetes. La vendedora los está limpiando y comentando en voz alta. Se acerca a la bruja, la enchufa y la bruja se mueve con la escoba.)

VENDEDORA. Ya veo que está bien.
(Seguido se acerca a limpiar al payaso y comenta)
¡Qué vivos colores tiene! Siempre lo enciendo consigue hacerme reír. (Lo enchufa y el payaso empieza a hacer piruetas y a reírse. Ella se ríe cuando lo ve. Seguido se acerca al pirata porque no está mirando al frente. Lo pone bien cuando sin querer se enchufa. Ella se asusta un poco porque no era esa su intención y porque el PIRATA dice)

PIRATA. ¡Al abordaje! ¡Al abordaje!

VENDEDORA. Voy a poner pilas a Clarisa la Corista porque las niñas la tocan tanto que se le acaban las pilas pronto. (Le pone las pilas y en seguida se pone a cantar)

CLARISA. “Tengo una muñeca vestida de azul con su camisita y su ca...”

(La vendedora la apaga y se acerca al vaquero Johny.)

VENDEDORA. Pero, ¡qué guapo que es! (Lo enchufa y empieza a disparar al aire. Se acerca a la bailarina): A ésta sí que tengo que limpiarla bien porque ya la tengo vendida y mañana vendrán a recogerla. ¡Qué suerte estoy teniendo con esta muñeca, es lo mejor que ha salido en el mercado! (La enchufa y hace unos pasos de ballet. La vendedora se acerca al soldado) No puedo decir lo mismo de este soldadito; lleva tanto tiempo rondando por el almacén que está roto y descolorido. ¿Qué hago? ¿Lo pongo detrás o delante del escaparate? (Lo enchufa y sólo mueve un poco la cabeza.) Y encima no funciona. ¡Sólo sirve para acumular polvo!

NARRADORA. Y así transcurrió una nueva jornada en el bazar de los juguetes. Ahora la tienda ya no tenía color, todo era silencio y el local vivía unas horas de aburrida quietud cuando... (Se oyen unas campanadas.)

(Mientras suenan las campanas los muñecos van tomando vida. Empiezan a jugar desempeñando cada uno el papel que representan. La última en despertar será la bailarina. Cuando ésta ya se ha despertado empieza a bailar de un lado a otro del escenario. Todos comienzan a mirarle y a echarle piropos.)

TODOS. ¡Qué guapa que es! ¡Qué ojos! ¡Qué bien baila!

BRUJA. ¡Quién tuviera esa cara!

DAMA. ¡Sólo me falta bailar como ella!

PIRATA. ¡Qué ojos! Ahora mismo le cambiaría este izquierdo.

VAQUERO. (Con voz de Bogard.) ¡Muñeca! (Acercándose a ella.) ¿Te gustaría ser mi novia?

(Ella pasa indiferente y bailando, bailando se tropieza con el soldadito.)

BAILARINA. Pero, ¿qué haces? ¡Siempre estorbando! Delante, detrás del escenario... ni aunque te regalen sirves.

(El soldadito intenta decirle algo pero lo único que sale de su boca son sonidos que no se entienden. Quiere moverse pero sus articulaciones se lo impiden y se mueve muy metálico.)

DAMA. (Con voz de ñoña.) ¡Ay, por favor! ¡Qué sonido tan desagradable!

PIRATA. Y yo me quejo de mi ojo pero a éste le falta un brazo y el otro a duras penas lo mueve. ¡Ja, ja!

PAYASO. Se te ve tan pálido y roído que debe ser muy triste. Deberías parecerte a mí siempre con estos colores en mi piel. Pero, ríete, ríete. ¡Ja, ja!

BRUJA. ¡Uy! Pero, ¿de qué material estás hecho? No me extraña que no funciones.

NARRADORA: Y así pasaba la noche, entre danzas, juegos y la soledad de un soldadito que vivía con la esperanza de que alguien, sólo alguien, le lanzara una pequeña mirada.

MUÑECO. ¡Ey, ey! Colocaos que vienen a abrir.

(Se sitúan todos en “toc” y abre la vendedora. Se pasea entre los muñecos. Al rato entra un abuelito.)

ABUELITO. Buenos días.

VENDEDORA. Buenos días. ¿Qué desea?

ABUELITO. Me han dicho que aquí podría encontrarlo.

VENDEDORA. Dígame. ¿De qué se trata?

ABUELITO. Busco un soldadito que...

VENDEDORA. (La vendedora le corta.) No me diga más. Venga por aquí. (Le lleva a un soldadito y se lo enseña.) Aquí está.

ABUELITO. Pues, (con voz lenta) no es éste el que yo buscaba. (Mientras se marcha) Pensaba que me habían informado bien. (Echan una mirada a la tienda y entonces lo ve.) ¡Aquel, aquel!

VENDEDORA. ¿El viejo soldadito?

ABUELITO. (Se acerca al muñeco, lo abraza.) ¡Señora! Ésta es una pieza de colección.

(Se bajan la VENDEDORA y el ABUELITO del escenario y cada personaje juguete se pone al frente diciendo un texto.)

1 BAILARINA. Proverbios 31:30

2 PAYASO. Eclesiastés 7:6
Nota del autor del blog: Se han perdido el resto de versículos que decían los otros juguetes. Lo dejamos a elección de los usuarios.

¿Por qué esos gruñidos?

12 Minutos y 3 Personajes. Los consejeros del rey Darío esperan la muerte de Daniel al lado del foso de los leones.

¿POR QUÉ ESOS GRUÑIDOS?


PERSONAJES


CORNELIO

SIMEÓN

NARRADOR



(Cornelio y Simeón miran desde lejos cómo Daniel es conducido al foso de los leones.)

CORNELIO. Bueno, parece que funcionó.

SIMEÓN. ¡Mejor de lo que esperábamos!

CORNELIO. (Riéndose.) ¿Te fijaste en la expresión de la cara de Daniel cuando le informamos de la nueva ley del Rey Darío?

SIMEÓN. Querrás decir de NUESTRA nueva ley. Nosotros engañamos al rey para que firmase esa estúpida orden, de la misma manera que le hemos hecho firmar otras muchas cosas durante años.

CORNELIO. Sí, como esa ley que dice que es ilegal pintar a las ovejas. (Risas.)

SIMEÓN. (Sorprendido.) ¿Eso está en los libros?

CORNELIO. Desde luego, ¿no te acuerdas?

SIMEÓN. (Suspirando.) Entonces, ¿en qué me voy a divertir los sábados por la noche?

CORNELIO. Esta vez ha sido muy fácil convencer a Darío. Me imaginé que si apelábamos a su vanidad, él firmaría ese decreto prohibiendo que cualquiera que se arrodille delante de otro rey que no sea él, por el período de 30 días. Y así ha sido.

SIMEÓN. Sí, y él nunca se imaginó que al firmar ese decreto estaba firmando la pena de muerte de su querido Daniel.

CORNELIO. ¡Por favor, Simeón! No le llames pena de muerte. Es un término que no me gusta. Digamos que le estamos ofreciendo a Daniel la oportunidad de embarcarse en una nueva carrera como domador de leones.

SIMEÓN. (Se ríe) Y ahora va a empezar su entrenamiento, ¿eh?

CORNELIO. Aunque no sé si él llegará a actuar en algún circo. Probablemente acabará hecho pedacitos bajo la presión de su nuevo trabajo.

SIMEÓN. ¿No era esa nuestra idea?

CORNELIO. Me alegro de que lo hayamos perdido de vista. Personalmente me estaba cansando de su asquerosa y podrida actitud.

SIMEÓN. ¿Podrida actitud? ¿Daniel? Pero si él siempre estaba sonriendo.

CORNELIO. Lo sé y es a eso a lo que me refiero. ¿Por qué no podía ser tan miserable como el resto de nosotros?

SIMEÓN. A mí no me gustaba porque siempre actuaba como si fuese la mano derecha de Darío.

CORNELIO. Ese era su cargo oficial.

SIMEÓN. ¡Pero se olvidó de que Darío es zurdo! (Sonríe.) Además, ¿para qué necesitaba Darío a alguien como Daniel? Yo creo que la eficiencia está pasada de moda.

CORNELIO. Bueno, ya no tendremos que competir con Don Perfección nunca más. No ha cumplido la ley y va a pagar por ello.

SIMEÓN. ¡Qué suerte que lo pillamos orando!

CORNELIO. La suerte no tiene nada que ver en esto. Ese fanático iba cada día a la misma hora a la misma ventana y oraba con el mismo fervor tres veces al día. Creo que podrías ajustar tu reloj de sol tomando a Daniel como referencia.

SIMEÓN. Veamos si sus oraciones le ayudan ahora.

CORNELIO. ¿Sabes si los leones están hambrientos?

SIMEÓN. No han comido desde hace una semana.

CORNELIO. Bien, no soportaría que los leones no supieran apreciar esta suculenta cena, especialmente después de todo lo que nos ha costado conseguírsela.

SIMEÓN. No te preocupes. De hecho, creo que puedo oír desde aquí cómo se están relamiendo.

CORNELIO. Eso no son los leones, estúpido, es éste de aquí detrás comiendo galletas. ¡Mira! Darío está dando la señal. ¡Ahora!

SIMEÓN. Pobre Darío, nunca imaginó que estaba siendo engañado y que por su vanidad y poco talento su mejor amigo iba a morir.

CORNELIO. ¡Adiós, Daniel! ¡Que lo pases bien!

SIMEÓN. Allá va, ya lo están metiendo en el foso.

CORNELIO. No puedo mirar, no tengo estómago para esto.

SIMEÓN. Entonces, ¿por qué estás tratando de dibujarlo?

CORNELIO. Son sólo unos apuntes. Los quiero para mi diario. Quiero recordar cómo era Daniel antes de... Antes de que parezca las fichas de un puzzle.

SIMEÓN. Bueno, pues date prisa porque los soldados van a cubrir el foso con una enorme piedra.

CORNELIO. ¿Qué?

SIMEÓN. Mira, el rey Darío está sellando la entrada con su distintivo real. Creo que no quiere ver morir a Daniel.

CORNELIO. Pues, yo sí que quiero y ahora ¿qué esperan que hagamos para divertirnos?

SIMEÓN. ¿Has intentado pintar ovejas?

CORNELIO. Eso no sería tan divertido cómo ver a Daniel mordiendo el polvo.

SIMEÓN. Pero creo que con esa piedra en medio no lo vamos a ver.

CORNELIO. De todos modos me siento bien de que nos hayamos deshecho de Daniel de una vez por todas.

SIMEÓN. Sí, nadie ha logrado sobrevivir después de estar dentro del foso.

CORNELIO. Aún con todo sigo pensando que me gustaría verlo.

SIMEÓN. No eres tú solo, amigo.

CORNELIO. ¿Qué vas a hacer ahora? ¿Te vas a casa o nos quedamos por aquí hasta que se haga de día?

SIMEÓN. ¿Por qué no nos quedamos?

NARRADOR. Y estos dos hombres pasaron la noche vigilando el foso de los leones intentando oír los sonidos de una lucha pero pasaron una velada muy silenciosa y por la mañana los dos estaban muy confundidos.

CORNELIO. Yo no he oído nada en toda la noche, ¿y tú?

SIMEÓN. El único gruñido que he oído ha sido el de mi estómago.

CORNELIO. Creía que habías dicho que los leones estaban hambrientos.

SIMEÓN. ¡Lo estaban! Si no me crees pregúntale al cuidador.

CORNELIO. ¿Te refieres a Jerob, Tres Dedos?

SIMEÓN. No, me refiero a Jerob, Dos Dedos.

CORNELIO. ¡Mira! El rey Darío se acerca.

SIMEÓN. Está ordenando mover la piedra.

CORNELIO. Está gritando algo. ¡Escucha!

SIMEÓN. ¿Puedes entender lo que dice?

CORNELIO. ¡Shhh!

SIMEÓN. ¿Qué está diciendo?

CORNELIO. ¡Shhh!

SIMEÓN. ¿Puedes entender lo que dice?

CORNELIO. ¡No! ¡Sólo puedo oír lo que TÚ estás diciendo! ¡Cállate de una vez! (Escucha por un momento.) Está llamando a Daniel. Dice: “Daniel, Daniel, siervo del Dios vivo”.

SIMEÓN. Pero, ¿por qué llama a Daniel? Daniel está muerto.

CORNELIO. Pobre rey, debe de estar delirando de pena.

SIMEÓN. ¿Qué más dice?

CORNELIO. ¡Shhh!

SIMEÓN. ¡Dime!

CORNELIO. (Irritado.) ¿Ya empiezas otra vez?

SIMEÓN. Me callaré.

CORNELIO. Dice: “el Dios a quien sirves, ¿te ha salvado de los leones?”

SIMEÓN. Darío no se da por vencido, ¿eh?

CORNELIO. Conmovedor, ¿verdad? El pobre realmente cree que el dios de Daniel es capaz de salvarlo de esos feroces leones.

SIMEÓN. ¡Espera! ¿No has oído decir: “Rey para siempre vive”?

CORNELIO. Probablemente era Darío, ya sabes que a veces habla solo.

SIMEÓN. Pero parecía la voz de Daniel.

CORNELIO. ¡Tonterías!

SIMEÓN. Alguien hablaba desde dentro del foso.

CORNELIO. Entonces quizá alguno de los leones es ventrílocuo.

SIMEÓN. Espera un minuto. ¡Mira! ¡Allí! ¿No es ese Daniel?

CORNELIO. No puede ser Daniel. Ese hombre está en una pieza.

SIMEÓN. Pero, ¡es Daniel! Y mira, sus ropas no están rotas. De hecho parece que ha pasado mucho mejor noche que nosotros.

CORNELIO. Tienes razón, es Daniel. Reconozco su sonrisa. ¿Es que nada deprime a ese chico?

SIMEÓN. ¡Oh, oh! Los guardias nos están señalando.

CORNELIO. ¿Qué hacemos ahora?

SIMEÓN. ¿Les saludamos?

CORNELIO. No seas estúpido.

SIMEÓN. Pues más vale que pensemos en algo rápidamente. Darío no parece muy contento.

CORNELIO. Lo sé y está ordenando a todos los guardias que echen al foso a los que conspiraron contra Daniel.

SIMEÓN. ¿Cómo lo sabes?

CORNELIO. Porque acabo de oírlo.

SIMEÓN. ¿Crees que se refiere a nosotros?

CORNELIO. Me temo que sí, no creo que los guardias vengan hacia aquí para darnos los buenos días (Cornelio y Simeón con guardias imaginario.)

SIMEÓN. Sí, (mira a Cornelio) fuimos nosotros.

CORNELIO. Todo esto era un inteligente plan.

SIMEÓN. (Mira a Cornelio.) ¿Lo fue?

CORNELIO. ¡Eh! ¿No me creéis? Solo queríamos probar el poder del Dios de Daniel y gracias a nosotros, vosotros también lo habéis descubierto, ¿no estáis agradecidos?

SIMEÓN. Bueno, Cornelio, piensa que Daniel sobrevivió al foso.

CORNELIO. Lo sé, pero Daniel tenía a su Dios con él, y nosotros no (mira a la audiencia). Nunca me he sentido tan solo en mi vida. ¿Qué voy a hacer? ¿Quién nos va a ayudar?

Se necesitan obreros voluntarios

10 Minutos y 7 Personajes. Varios personajes acuden a una oficina por una oferta de empleo en la que se necesitan obreros voluntarios para la obra de Jesús.


SE NECESITAN OBREROS VOLUNTARIOS


PERSONAJES

EMPLEADO 1
EMPLEADO 2
ANCIANA
NIÑO
HOMBRE
INTELECTUAL
JOVEN

(La acción se desarrolla en una oficina de empleo. El empleado 1 entra en primer lugar y toma asiento. Momentos después aparece un segundo empleado.)

EMPLEADO 2. Buenos días. Soy el nuevo jefe de admisión (se saludan ambos empleados) y vengo personalmente porque después de haber examinado cuidadosamente todos los informes, he podido comprobar que son muy pocos los obreros voluntarios que se están reclutando en esta oficina para trabajar por el Maestro. Sinceramente estamos muy preocupados por la lenta marcha del trabajo.

EMPLEADO 1. Estoy encantado, Sr. Director. Y me alegro muchísimo de que se me permita trabajar con usted, así podrá comprobar la rigurosa selección que hacemos con todos los candidatos que se presentan en esta oficina. Porque cualquiera no puede dedicarse a este trabajo, ¡no señor!

EMPLEADO 2. ¡Ah! ¿No?

EMPLEADO 1. ¡Ni mucho menos!

EMPLEADO 2. Yo que pensaba que sí. En fin, mire, al entrar he visto ya algunas personas afuera así que no las hagamos esperar.

EMPLEADO 1. Muy bien.

ANCIANA. Buenos días. Yo venía por lo del anuncio.

EMPLEADO 2. La felicito señora por su decisión.

EMPLEADO 1. Pero, ¿qué está diciendo? Déjeme a mí, jefe. Mire, señora, me temo que no es posible para usted ya dedicarse a este trabajo. Este es un trabajo demasiado pesado para usted, se necesita energía joven, ¿comprende?

ANCIANA. ¿Y no habrá algo que yo pueda hacer? En el anuncio no decía nada de la edad. Aunque sea poca cosa… ¡Por favor!

EMPLEADO 1. Entiéndalo, abuela, y resígnese. Usted no está ya más que para hacer calceta en un banco del parque. (La anciana se dispone a marcharse un poco triste mientras él la apremia.) ¡Vamos, vamos!

EMPLEADO 2. ¡Un momento! Tan seguro como que hay un lugar en el cielo para esta anciana también lo hay para trabajar por el Maestro en esta tierra y muy bien puede ser en un banco del parque.

ANCIANA. ¿Es cierto eso, joven? ¡No sabe la alegría que me da poder trabajar los últimos años de mi vida en algo tan importante!

EMPLEADO 2. No tiene más que firmar aquí.

ANCIANA. Gracias, muchas gracias. Dios le bendiga.

EMPLEADO 1. Con todos mis respetos, señor Director, ¡vaya fichaje que acaba usted de hacer! Ya sé que es difícil negarse a una simpática ancianita pero si llevara tanto tiempo como yo en esta oficina comprendería que no queda más remedio.

EMPLEADO 2. (No hace caso de la sugerencia). El siguiente, por favor. (Entra un niño.)

NIÑO. ¡Hola! Soy Alberto.

EMPLEADO 1. ¡Ah, pues qué bien! Me parece que te has equivocado pequeño si buscas el kiosco de golosinas está al salir doblando la esquina. (El niño se queda parado.) ¡Anda! Vete ya y no molestes, niño.

NIÑO. No, si no me he equivocado. Yo venía porque también quiero ser un obrero voluntario.

EMPLEADO 1. Mira, hijo, eres demasiado joven para este empleo compréndelo. Lo mejor que puedes hacer es ir a ver una de indios o de supermán.

EMPLEADO 2. ¡Desde luego que no! Tú puedes ser un obrero juntamente con Dios y realizar una importantísima labor entre otros niños en el barrio, en la escuela, en tu hogar… y conforme vayas creciendo tus oportunidades de servir aumentarán.

NIÑO. ¡Eso es estupendo!

EMPLEADO 2. No tienes más que firmar aquí para pasar a formar parte del cuerpo de voluntarios del Maestro. (El niño le da las gracias y se va.)

EMPLEADO 1. ¡Vaya cuerpo de voluntarios! Podrá ser el jefe de admisión en esta oficina pero desde luego no va a necesitar confesarme que tiene muy poca experiencia en el cargo, ¡eso salta a la vista!

EMPLEADO 2. Usted en cambio lleva mucho tiempo haciendo esa labor y sin embargo creo que todavía no ha logrado comprender cuál es el único requisito necesario para ser admitido en este empleo.

EMPLEADO 1. Está claro que tenemos disparidad de criterios sobre el asunto pero como yo soy todo un profesional eso no va a impedir que desempeñe mi trabajo con toda fidelidad. (Pausa.) Que pase el siguiente. (Entra un hombre sin ninguna preparación formal.)

HOMBRE. Buenos días… yo venía a por lo del empleo.

EMPLEADO 1. (Lo mira de arriba abajo.) ¡Ah! ¿Sí? Y usted, ¿qué sabe hacer? ¿Qué experiencia o qué conocimientos puede aportar?

HOMBRE. (Titubeando.) Yo… yo no puedo aportar nada… simplemente vengo decidido a trabajar.

EMPLEADO 2. ¡Y eso es justo lo que necesitamos!

EMPLEADO 1. (Dirigiéndose al otro empleado.) Sin duda debe estar bromeando, ¡es un indocto! No tiene ninguna preparación…

EMPLEADO 2. Las personas que no tienen mucha preparación también pueden trabajar con éxito a favor de otros. Dios quiere valerse de los que están dispuestos a servirle y no es precisamente la obra de los más brillantes ni de los más inteligentes la que da los mayores resultados ni los más duraderos.

HOMBRE. (Animado.) ¿De verdad cree que puedo servir para el trabajo?

EMPLEADO 2. ¡Desde luego que sí! El Espíritu Santo es el obrero maestro y si él controla sus manos y su corazón, él trabajará por medio de usted y mientras más descanse y confíe en su poder más podrá trabajar él a través de su vida.

HOMBRE. ¿Dónde tengo que firmar?

EMPLEADO 2. Aquí, por favor. (El hombre se marcha agradecido y contento.)

EMPLEADO 1. ¡Esto ya es demasiado! Está poniendo en peligro mi reputación profesional con sus decisiones y su inexperiencia y eso no lo puedo permitir. (Entra un hombre preparado intelectualmente.)

INTELECTUAL. Buenos días. Me llamo Juan González; he leído su anuncio en el periódico y estoy interesado en el empleo. Aquí traigo mi currículo para que ustedes lo consideren. (El hombre le entrega una carpeta con distintos certificados.)

EMPLEADO 1. Vamos a ver (lee a media voz) Diplomado en Contabilidad y Ciencias Exactas; Doctor en Filosofía; Licenciado en Psicología; Director Instituto Nacional de Investigaciones Sociológicos; Vocal Consejo de Orientación Laboral y Pedagógica; Jefe del Departamento de Estudios Estadísticos… (Asombrado.) ¡Le felicito! Es usted poseedor de un expediente realmente brillante aunque, déjeme decirle en confianza que no consigo entender cómo una persona como usted se interesa en un trabajo; un hombre de su preparación, de su talento merece un empleo más acorde con su inteligencia y conocimientos.

INTELECTUAL. Lo he pensado bien y estoy decidido.

EMPLEADO 1. Ha considerado que este no es un trabajo de oficina de 7 a 9, que deberá consagrar todas sus energías y esfuerzos en él, que tendrá que desempeñar una labor ingrata y sacrificada, que no hay sueldo fijo, que… (Le interrumpe el hombre)

INTELECTUAL. He considerado todo eso y he llegado a la conclusión de que quiero emplear cuanto soy y cuanto sé en la labor más noble y gratificante que puedo desempeñar en esta tierra.

EMPLEADO 2. Le felicito; ha tomado la decisión más inteligente de su carrera. Hombres y mujeres educados y consagrados como usted pueden servir de una manera extraordinaria en la obra del Gran Maestro. (Le ofrece el contrato) Firme aquí si es tan amable. No se arrepentirá.

EMPLEADO 1. (Desafiante.) ¡Desde luego que sí! Y deseará no haber entrado nunca en este trabajo.

EMPLEADO 2. (Dirigiéndosele en tono molesto) Sabe que empieza a intrigarme su actitud…

EMPLEADO 1. (Nervioso) Sepa usted que lo único que pretendo es advertir a los candidatos de las responsabilidades que contraen al firmar ese contrato y evitar que después se echen atrás. ¡Solamente eso!

EMPLEADO 2. (Molesto) Que pase el siguiente, por favor. (Entran dos jóvenes)

JOVEN. ¡Hola! Buenos días.

EMPLEADO 2. Buenos días.

JOVEN. Venimos por el trabajo que ofrecen en su anuncio.

EMPLEADO 1. Pero, ¿qué hacéis vosotros interesándoos en un trabajo tan serio y aburrido como este? Sois jóvenes, divertíos, pasadlo bien y no os busquéis problemas innecesarios… Os lo digo yo, trabajar por los demás no os traerá más que quebraderos de cabeza.

JOVEN. Conocemos a unos amigos que también se dedican a este trabajo y puede que sea duro y a veces difícil pero lo que no se puede decir es que sea aburrido. Ellos están siempre ocupados y se les ve felices haciendo su trabajo.

EMPLEADO 2. Los jóvenes estáis invitados a dar a Dios la fuerza de vuestra juventud para trabajar por la salvación de otros. Y al hacerlo podéis estar seguros de que viviréis la vida de la mejor manera que puede ser vivida.

EMPLEADO 1. Mi larga experiencia me dice que los jóvenes son inconstantes en el trabajo (dirigiéndose al otro empleado) No conviene contratarlos.

EMPLEADO 2. (No hace caso) El trabajo es vuestro. Firmad aquí y no os desaniméis por nada.

JOVEN. Gracias. Muchas gracias. (Los jóvenes se marchan y se quedan solos los dos empleados).

EMPLEADO 1. Desde luego, cuando el Jefe vea lo que ha contratado para su servicio le va a despedir por su incompetencia. ¡Menudo ejército!

EMPLEADO 2. Desde el principio me estoy preguntando para qué jefe trabaja usted.

EMPLEADO 1. ¿Cómo? Y aún lo duda. Mis simpatías están bien definidas.

EMPLEADO 2. Desde luego que las ha expuesto claramente. Sospechábamos que había un infiltrado que estaba interfiriendo en nuestra labor y ya le hemos encontrado. ¡Está usted despedido!

EMPLEADO 1. ¿Despedido, yo? Esto no quedará así, no señor. (Se marcha airado de la oficina y poco después lo hace el otro empleado recogiendo todas las cosas).

¡Adiós, año viejo!


13 Minutos y 10 Personajes. Estimular a la juventud para permitir que Cristo reine supremo en su corazón durante el próximo año.

¡ADIÓS, AÑO VIEJO!


PERSONAJES

JOVEN. Que sea enérgico, de tipo atlético y dinámico. Se viste de sport.
AÑO VIEJO. Vestido con manto largo, con cabello y barba blancos. Trae una guadaña.
DEPORTES. Vestido para practicar un deporte. Trae consigo una pelota de baloncesto o algún otro objeto que se usa en deportes.
DIVERSIONES. Vestido para fiesta. Trae un casete en que está grabado algún canto objetable.
EDUCACIÓN. Con ropa apropiada para clase y trayendo varios libros grandes.
TRABAJO. Vestido con ropa de trabajo. Trae un martillo y un serrucho, u otras herramientas.
CRISTIANISMO. (Preferiblemente una señorita), vestida en ropa elegante o con un manto blanco trae una Biblia.
RECREACIÓN. Vestido con ropa de sport. Trae paletas de ping pong o de tenis, u otros objetos usados para recreación.
ENTRETENIMIENTO APROPIADO. Vestido con ropa de casa. Trae un casete con una grabación aceptable y un bueno libro.
MEDITACIÓN. Con ropa de vestir. Trae una Biblia y un libro devocional.



ESCENARIO.

Una sala amueblada con un sillón, una mesita, un estante para revistas, una lámpara, una radio pequeña, periódicos y otros objetos que puedan exhibir en el lugar disponible.

LA JUVENTUD MIRA RETROSPECTIVAMENTE

Un joven entra ruidosamente. Deja a un lado su bicicleta, se quita el sombrero y la chaqueta que deja desordenadamente sobre una mesa.

JOVEN. ¡Qué día! ¡Esto sí que es vivir! ¡Podría seguir andando en bicicleta toda la noche... si no tuviera que venir a comer! Me pregunto dónde estará mamá. ¡Tengo un hambre terrible! (Ve los titulares de un periódico.) ¿Y eso? (lee los titulares más sobresalientes acerca de la condición del mundo.) ¿Por qué tienen que suceder esas cosas para robarle a uno el placer de la vida? (Hojea el diario.) ¡Guerras, dificultades, crímenes, tumultos! Todo lo que uno lee está lleno de esas cosas. (Deja el diario a un lado y toma una revista.) Hasta las revistas están llenas de esos asuntos. Temo escuchar la radio, pues también en los informativos hablan de dificultades en (úsense nombres de lugares que en el momento tengan dificultades o algún otro lugar). Prefiero sentarme y leer mientras espero la cena. Probablemente pueda encontrar algún relato interesante que me ayude por un momento a olvidar los problemas del mundo. Se sienta en una silla cómoda, lee, cabecea y se duerme.

(Entra el Año Viejo, se dirige lentamente hacia el joven y le toca con una guadaña.)

JOVEN. (Hablando como en sueños, sorprendido pero sin levantarse.) ¿Quién... quién eres tú?

AÑO VIEJO. Soy el Año Viejo (poner la fecha del año de la representación.)

JOVEN. ¿El Año Viejo? ¿Qué quieres decir? ¿Por qué estás aquí?

AÑO VIEJO. Estoy aquí para cumplir una misión. Eres joven y fuerte, lleno de gozo de vivir y tienes la energía para realizar grandes cosas. Pero no estás listo para el Año Nuevo. He venido para estimularte a pensar en el pasado y para darte una visión de las cosas por venir. Te ayudaré a hacer frente al futuro.

JOVEN. ¡Vete! No te quiero aquí. El pasado se ha ido ¿Por qué no olvidarlo! Nadie sabe lo que le depara el mañana. Deja que el futuro traiga consigo sus sorpresas.

AÑO VIEJO. ¡Así no, joven amigo! Todas las perspectivas del mañana se basan en las realidades de hoy; mediante el uso juicioso del conocimiento y la experiencia del pasado es como un joven puede prepararse para los triunfos del mañana. Haz caso, entonces, a lo que voy a revelarte. Las cosas que te ocupan el tiempo te hablarán. (Con voz autoritaria): Deporte, entra y trae tu mensaje de otros tiempos.

DEPORTE. (Entra rápidamente). Sí, la juventud y yo somos grandes amigos. Hemos pasado juntos muchas horas y tenido momentos muy alegres. Hemos llamado la atención del Mundo y nos hemos cubierto de gloriosa fama. Hemos vivido muy bien juntos... ¡La juventud y yo!

AÑO VIEJO. Permíteme hacerte una pregunta: ¿Cuánto bien verdadero has hecho?

DEPORTE. He formado centenares de cuerpos sanos.

AÑO VIEJO. ¡Y arruinado la salud de muchos otros centenares!

DEPORTE. Sí, debo admitir eso. Pero he traído fama y fortuna a muchos.

AÑO VIEJO. Y derrota y tristeza a otros tantos.

DEPORTE. Bien, pero he proporcionado mucho dinero que se ha destinado a la caridad.

AÑO VIEJO. Y empobrecido a muchos millones que han apostado grandes sumas de dinero como resultado de tus torneos. Ponte a un lado, que más tarde oiremos acerca de ti. Ahora hablaremos un poco más acerca de tu hermana la Diversión. (Deportes se mueve hacia atrás, y entra Diversión).

DIVERSIÓN. La juventud se alegrará de verme, porque muchas veces se cansa de los deportes demasiado intensos. Lleno las horas tranquilas con pasatiempos placenteros: juegos de azar de todas las clases, música popular, lectura excitante y cómica, el cine, los bailes y muchas cosas enervantes. Proporciono bebidas, comidas... y hasta perfumes que apasionan. Me gusta ver alegre a la juventud. Y a todos los jóvenes también les gusta mantener la mente libre de la opresión de las cosas serias.

AÑO VIEJO. ¡Basta! Tus propias palabras te condenan. No debo siquiera argüir contigo. Ponte a un lado, que deseamos seguir viendo que más nos viene del pasado. ¿Qué puedes decir tú, Educación? ¿Qué tienes que decir? (Entra Educación, y Diversión se coloca junto a Deporte).

EDUCACIÓN. Bien, cierto tipo de jóvenes no se preocupan tanto por mí como por las demás cosas aquí presentes. He tenido que cambiar por completo mi plan y mi propósito a través de los años a fin de complacer a la juventud. He tratado de disfrazar el aprendizaje con juegos; he tenido que ocultar el conocimiento en historias, dramas, películas y programas de radio y televisión; y he tenido que recurrir al ofrecimiento de muchos premios para estimular a la juventud a seguirme. Por lo que acabo de decir, ves que he tenido que llamar a mi auxilio a Deporte y a Diversión a fin de hacerme popular. He tenido que abandonar muchas ideas antiguas a fin de que el aprendizaje se torne fácil y exija el menor esfuerzo posible.

AÑO VIEJO. ¿Quieres decir que eres la misma Educación que conocieron los padres de la generación actual?

EDUCACIÓN. Se espera que yo produzca los mismos resultados, pero soy completamente distinta.

AÑO VIEJO. Permíteme formularte la misma pregunta que le hice a Deporte: ¿Cuánto bien real has hecho?

EDUCACIÓN. ¿Bien? Simplemente, para tener tu respuesta, mira a los millones de jóvenes que pasan por las aulas de excelentes escuelas.

AÑO VIEJO. ¿Están ellos preparados para el futuro?

EDUCACIÓN. ¡Por supuesto! Les enseño cómo llevarse bien unos con otros y cómo ganarse la vida.

AÑO VIEJO. Esto está bien; pero lo que preguntan es si están preparadas para el futuro final, cuando el tiempo se convierta en eternidad.

EDUCACIÓN Nada sé acerca de eso. Esa materia no es de mi incumbencia. Dejo eso para el Cristianismo.

AÑO VIEJO. En eso fallas. Más tarde interrogaremos a Cristianismo, pero antes escucharemos a alguien a quien solemos llamar Vocación, Labor o Trabajo. (La Educación se junta con los otros y entra Trabajo).

TRABAJO. No tengo tanta suerte con la juventud como la Educación. Nadie me ha hecho demasiado popular con los jóvenes. Por supuesto, si la paga es muy elevada, la gente está dispuesta a dedicarme algo de tiempo. Al igual que Educación, he cambiado mucho en los tiempos modernos. Antes los obreros se sentían orgullosos de mí, y trataban de terminar su labor en la forma más perfecta posible. Ahora, sin embargo, la mayoría de ellos sólo se interesa en pasar conmigo el menor tiempo posible y llevarse grandes sumas de dinero. A pesar de eso, todavía soy quien alimenta, viste y aloja al mundo.

AÑO VIEJO. Sí, amigo, tu preocupación es justificada, puesto que muchos jóvenes no aprenden que el trabajo honrado es honorable.

TRABAJO. Lo que más me pena es contemplar la enorme cantidad de gente que pasa por la vida con la idea de que el mundo le debe lo necesario para la subsistencia.

AÑO VIEJO. ¡Eso es verdaderamente triste! Pero, por ahora, no podemos resolver ese problema. Únete también a esos otros y veremos más tarde lo que podemos hacer. Ahora debemos invitar a otro visitarte. Cristianismo, ven por favor y presenta tu mensaje (el Trabajo se junta con los demás y entra Cristianismo, pero se detiene apenas traspasa la puerta).

CRISTIANISMO. Temo estar fuera de lugar. No se me invita aquí muy a menudo. Esos otros ocupan tanto tiempo de la juventud que ésta casi me ha olvidado. Generalmente no entro aquí a menos que se me desee; por tanto, quizá no debo quedarme. (Se da la vuelta para retirarse).

AÑO VIEJO. ¡Espera, Cristianismo! Se te necesita aquí. Tienes un mensaje que nadie más puedes dar.

CRISTIANISMO. Es verdad. Tengo un gran mensaje: Buscad primero el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33).

DEPORTE. ¡Escuchad eso! ¡Qué egoísmo! El Cristianismo no se satisface con el tiempo que se le dedica. ¡Desea todo el tiempo!

EDUCACIÓN. Sí, por eso es que hace tiempo que no quiero saber nada de Cristianismo. Si uno le permite, domina todas las cosas.

AÑO VIEJO. ¡Escuchad! Cristianismo entró aquí para dar su mensaje; Guardad silencio y escuchadlo. Ahora, Cristianismo, toma la palabra. Muestra a la juventud lo que puedes hacer cuando se te permite llevar a cabo tu programa. (El Año Viejo poco a poco se encamina hacia la puerta, pero no sale).

CRISTIANISMO. Voy a tratar de hacer una demostración lo más claramente posible. Es verdad que trato de controlar cada momento; pero no como dictador, sino como un compañero amigable en todas las actividades. Hago que cada momento sea más feliz al dar un significado más profundo a todas las coas. Verán todos lo que quiero decir tan pronto como toque a cada uno de estos personajes que representan las cosas que ocupan el tiempo de la juventud. Bajo mi programa, aparecerán de distinta manera. Primero, trabajo. (Cristianismo toca Trabajo; este se adelanta.)

TRABAJO. Cuando Cristianismo rige las cosas, ocupo el lugar que me corresponde. La mensajera del Señor dice que la religión debe influir sobre todo trabajo, que cualquier trabajo físico honrado es una bendición, y que tanto el trabajo físico como el mental mantienen la salud mental y moral. Nuestro propio Salvador glorificó el trabajo con el oficio de carpintero, en el taller de su padre adoptivo, José.

CRISTIANISMO. Ahora hemos comenzado. Acto seguido tocará a Educación y ved los cambios que se verifican en ella. Educación dijo que nada sabía de Dios, porque a mí me corresponde enseñar las cosas espirituales a la juventud. Sí, es verdad; esa es mi función; pero la Educación puede ayudarme a llevarla a cabo. (Cristianismo toca a Educación, que se adelanta. Toma una Biblia que está oculta entre los libros que traía y la pone encima de todos).

EDUCACIÓN. Sí, con el Cristianismo soy muy diferente. Ahora veo que el “temor de Jehová es el principio de la sabiduría”. Cuando descarto la así llamada “Ciencia” y la especulación humana, hay armonía perfecta entre la palabra de Dios y sus propias obras.

CRISTIANISMO. Hasta ahora hemos andado muy bien. Ahora tocaré a Diversión y a Deportes juntos y veremos qué sucede. (Cristianismo toca a los mencionados, que inmediatamente se retiran).

DIVERSIÓN y DEPORTE. ¡No podemos estar aquí! ¡Nos vamos!

CRISTIANISMO. ¡Exactamente como yo pensaba! Ahora ¿qué podemos esperar? ¿Hay algo con qué remplazar a estos ausentes? (Entran Recreación y Entretenimiento apropiado).

RECREACIÓN. Nos alegramos de ocupar los lugares dejados vacíos por Diversión y Deporte.

CRISTIANISMO. Bien, ¿quiénes sois? Y, ¿en qué sentido sois diferentes?

RECREACIÓN. Soy Recreación, y aquí está mi compañero, Entretenimiento apropiado. Hay una gran diferencia entre nosotros dos y los que se han ido. Nunca traigo un espíritu combativo de competencia a mis juegos. No apruebo el hecho de que miles de personas se sientan en nerviosa excitación mientras unos pocos competidores hacen todo el ejercicio. No permito que los participantes se lastimen unos a otros. Junto con el placer de mis juegos, proporciono ejercicio saludable. Hasta el trabajo físico de una naturaleza diferente al del trabajo regular puede convertirse en una recreación placentera. Recreación significa: Re-creación. Una renovación de las energías del cuerpo y de la mente.

ENTRETENIMIENTO APROPIADO. También soy diferente de pasatiempo ocioso. En vez de llenar los momentos libres con actividades sin valor o perjudiciales, trato de que cada momento sea bien usado. Ofrezco buena lectura, música elevadora y pensamientos puros. Estimulo toda clase de aficiones y fomento intercambio social sano con compañeros cristianos.

CRISTIANISMO. Todo esto me gusta mucho. Si los jóvenes solamente aceptan nuestros planes, estoy seguro de que serán felices. Pero todavía nos queda una sorpresa. ¡Meditación!, ¿puedes venir?

MEDITACIÓN. Cuando los jóvenes permiten que el Cristianismo actúe libremente, siempre me invitan. Vengo para llenar las horas con pensamiento de Dios. Ahora, como nunca antes, la juventud, debe dedicar tiempo al estudio de la Biblia y la oración. La oración es lo que da poder en la vida y permite tener éxito al seguir las instrucciones de la Palabra de Dios. La juventud encontrará nueva paz y gozo al dedicar tiempo para mí. (El Año Viejo, de pie en la puerta, se vuelve a todos los otros personajes).

AÑO VIEJO. ¡Muy bien hecho, amigos! Habéis defendido magníficamente vuestras respectivas causas, pero ahora debemos irnos. No podemos decidir por la juventud en cuanto a la manera de usar su tiempo. Hemos hecho lo mejor que nos ha sido posible, y ahora nos corresponde irnos rápida y silenciosamente. (Todos se van mientras Año Viejo se queda en la puerta. Un solista canta un himno apropiado.) (El Joven se mueve, y al terminar el canto habla el Año Viejo.) ¡Joven, despiértate! Debes decidir cómo has de usar tu tiempo en el futuro. (Sale)

JOVEN. Debo de haber estado durmiendo. ¡Qué sueño he tenido! Me doy cuenta de cuán necio he sido; pero, con la ayuda de Dios, daré el primer lugar a las cosas más importantes. De ahora en adelante, daré al Maestro el primer lugar de mi corazón, y le permitiré que me dirija a fin de que pueda usar cada precioso momento de la mejor manera.

Día de la madre - Listado de obras

DÍA DE LA MADRE

AMOR IRREFLEXIVO 8 Minutos y 4 Personajes + Extra. Una joven se siente indecisa frente a las proposiciones de un joven que tiene mala fama.
AMOR Y OBSEQUIOS 10 Minutos y 6 Personajes. La madre de la familia Rabito piensa que sus hijos se han olvidado del día de la madre... El mejor regalo que podemos dar a nuestras madres no es el que podemos comprar en un negocio, sino el que le entregamos desde lo más profundo de nuestro corazón.
BUSCANDO UNA REINA 15 Minutos y 11 Personajes. Tributo a la labor de las madres.
EL REY BUSCA UN TESORO 15 Minutos y 9 Personajes. Un rey va en busca de un tesoro. En su camino pregunta a diversos personajes y un niño le muestra cuál es el mejor tesoro: su madre.
LA MADRE ES MUY EXIGENTE 10 Minutos y 2 Personajes. Dos chicas se quejan de sus madres pero al final, si tuvieran que elegir a una madre volverían a elegir a la suya.
LA MADRE Y PROVERBIOS 31 10 Minutos y 5 Personajes. Trabajo de la madre en la casa y ciudado de su familia.
LA VISITA 6 Minutos y 2 Personajes. Una anciana está siempre esperando las visitas de su hija.
UN DÍA DE LA MADRE 10 Minutos y 6 Personajes. Es el día de la madre y parece que la familia de la protagonista se ha olvidado de ella...