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2012 - España
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Batalla Espiritual

12 Minutos y 7 Personajes. Satanás se aprovecha de nuestras debilidades para atacarnos y alejarnos más de Dios. Será tarea de los cristianos ayudar a aquellas personas que están en problemas o luchas espirituales.



BATALLA ESPIRITUAL



PERSONAJES

MUJER HAMBRIENTA
DIABLO
MUCHACHA
HOMBRE
EMBARAZADA
ÁNGEL
SATANÁS


“PORQUE NO TENEMOS LUCHA CONTRA SANGRE Y CARNE, SINO CONTRA PRINCIPADOS, CONTRA POTESTADES, CONTRA LOS GOBERNADORES DE LAS TINIEBLAS DE ESTE SIGLO, CONTRA HUESTES ESPIRITUALES DE MALDAD EN LAS REGIONES CELESTES. EFESIOS 6:12”

MUJER HAMBRIENTA. (Entra caminando desesperada y aprisa se pasea de lado a lado del escenario en el segundo plano.) ¡Tengo hambre! ¡Tengo hambre! ¡Necesitó comer! ¡Tengo hambre! (Se toca la panza y repite lo mismo cada vez más desesperada busca comida en unos botes de basura.)

DIABLO. (Entra como si nada y se acerca a la mujer con cara de burla y asco.) ¿Tienes hambre?

MUJER HAMBRIENTA. (Sigue caminando desesperada.) ¡Sí, tengo hambre!

DIABLO. ¿Y nadie te da de comer?

MUJER HAMBRIENTA. No, nadie (desconsolada.)

DIABLO. Claro, si la gente es mala (afirmando), todo mundo es malo. Yo sé qué podrías hacer…

MUJER HAMBRIENTA. Morirme… tengo mucha hambre.

DIABLO. Pues sí, si no comes te vas a morir… (Sonríe sarcásticamente.)

MUJER HAMBRIENTA. No sé qué hacer… Quiero comer.

DIABLO. Es que no hay nada que comer… ¿Qué? ¿Vas a comer piedra?

MUJER HAMBRIENTA. Si pudiera, comería piedras... (Mira pasar a una muchacha bien arreglada con bolsas del súper.)

(La muchacha se da cuenta y la quiere evadir. No dice nada, camina de un extremo a otro del escenario, mira su reloj y regresa por el mismo lugar y se va.)

DIABLO. (Mientras pasa la muchacha le dice a la mujer hambrienta.) ¡No pierdas tu tiempo! ¡No pierdas tu tiempo! ¿No ves que solo lleva comida para ella? ¿Que no ves la cara de hambrienta que tiene…? No te arrodilles eres un cero a la izquierda…

MUJER HAMBRIENTA. (Mientras el Diablo le habla ella se acerca a la muchacha.) Ayúdame, tengo hambre (se inclina y le toca). Quiero comer, dame de comer…

(Sale de escena la muchacha.)

DIABLO. Nadie te va a ayudar, nadie te quiere, la gente no te quiere, no sé cuál es el amor que dice la gente que da, a ti nadie te ama…

MUJER HAMBRIENTA. Tengo mucha hambre, entiéndeme.

DABLO. Y, ¿cómo le vas a hacer? Mejor muérete…

MUJER HAMBRIENTA. ¿Y cómo le hago para morir?

DIABLO. Mátate.

MUJER HAMBRIENTA. ¿Y cómo me mato?

(Entra un hombre comiendo una torta, la mujer se acerca y le ruega que le dé despacito.)

DIABLO. Nadie te va ayudar…

HOMBRE. Cómetelo… (Enojado lo tira al piso.)

MUJER HAMBRIENTA. (Se inclina a recoger y lo come.)

DIABLO. ¡Ja, ja, ja, ja, ja! Mira cómo se burlan de ti… Tú tienes que vengarte… Él tiene mucho más dinero y mira lo que te dio: puras migajas… Yo te doy una solución (le entrega una pistola.)

(El hombre se queda hablando por celular.)

MUJER HAMBRIENTA. (Se acerca a el con la pistola.) Dame todo lo que tengas...

(El hombre despoja de su cartera reloj celular y se aleja asustado. La mujer lo toma, se coloca en el centro del escenario y se lamenta por lo que hizo.)

DIABLO. Mira en lo que te has convertido: en una limosnera andrajosa y ahora ladrona… ¡Ja, ja, ja! Así nadie te va a querer… Aquí está la pistola, quédatela de recuerdo. Ahora te deberías poner a trabajar para hacer las cosas bien. (Se retira hacia la izquierda.)

(La Mujer se coloca de rodillas o postrada en silencio.)

EMBARAZADA. (Entra por la izquierda y empieza a caminar de extremo a extremo.) ¡Soy una tonta! ¡Soy una tonta! (Pataleando.)

DIABLO. ¿A ti qué te pasa?

EMBARAZADA. ¿Y tú quién eres?

DIABLO. Un buen amigo…

EMBARAZADA. ¡Tengo un problema! Un problema muy grande… (Se toca la cabeza con las dos manos.)

DIABLO. Cuéntame, yo te voy a ayudar.

EMBARAZADA. Me acabo de enterar que estoy embarazada y no sé qué hacer… (Se toca el vientre, se inclina hacia el piso y se lamenta diciendo.) No sé cómo decirle a mis padres…

DIABLO. ¡Huuuy! Me imagino que el tipo se fue…

EMBARAZADA. Claro.

(Se levanta y el diablo la encamina.)

DIABLO. Mira, todos son así y tus papás cuando se enteren te van a matar…

(La embarazada lo escucha atentamente. El Diablo le da una tarjeta.)

DIABLO. Tranquila. Yo conozco un doctor que te podrá ayudar: vas y abortas. Nadie se va a dar cuenta… Ni tus papás van a saber de esa situación ni tu novio…

EMBARAZADA. (Llorando se seca las lágrimas.) Creo que esta es la mejor solución… (Se va al lado derecho del escenario.)

DIABLO. ¡Qué bien hago mi trabajo!

(La embarazada regresa.)

DIABLO. Hola, ¿cómo estás? ¿Qué pasó?

EMBARAZADA. Ya aborté. (Contesta tranquilamente.)

DIABLO. ¿Cóóómoo? ¿Abortaste? Ese es un niño que no tiene la culpa de lo que tú hiciste; por favor, eres una asesina y tus padres se van a dar cuenta. Asesinaste, tu padre te va decir que mejor le hubieras avisado en lugar de abortar… Eres una desgracia. No tienes oportunidad, ¡¡estás muerta!!

EMBARAZADA. ¡Nooooo! (Se inclina y se postra al lado de la mujer hambrienta.)

DIABLO. (Se coloca al frente en primer plano.) ¡Ja, ja, ja! ¡Qué bien hago mi trabajo! Mi padre que está allá abajo estará muy orgulloso de mí… Como engaño a la gente la mando a robar, abortar, estoy orgulloso de mí… (Se retira al la izquierda pero escucha algo y observa de lejos.)

(Llegan cristianos con Biblia en mano y se acercan a las postradas y le hablan de la palabra de Dios.)

DIABLO. ¡Déjalo! No les hagas caso, no, no, no… ¡Satanás, Satanás!

(Entra Satanás con sus demonios que lo rodean.)

DIABLO. Amo, amo… (Se acerca a Satanás.) No sé qué hacer, a los que engaño han sido rescatados.

SATANÁS. ¡Inútil! ¿Qué es lo que dices?

DIABLO. Sí, mi señor, no sé qué hacer… ¡SON UNOS CRISTIANOS!

SATANÁS. ¿Quiénes?

DIABLO. De… de… de… de Cristo ese.

SATANÁS. Yo soy el príncipe de este mundo. Yo fui el que crucifiqué a Jesús en una cruz y lo exhibí. ¿Qué tipo de poder tienen ellos?

ÁNGEL. Ellos tienen la armadura de Dios con la cual te pueden resistir y estar firmes pues yo demostré mi dominio y poder. Ellos siendo tan debiluchos, ¿crees tú que me pueden vencer? ¡Ja!
.
VOZ. Es cierto, Satanás, eres el príncipe de este mundo pero Él es el Rey de Reyes y Señor de señores.

SATANÁS. No debí pisar estos terrenos; es mejor que me vaya de aquí. Vámonos, no sirves para nada…


TEXTO FINAL. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo y habiendo acabado todo estar firmes. EFESIOS 6:13

24 Horas

25 Minutos y 6 Personajes. Obra alegórica sobre la administración de nuestro tiempo. A un joven que sólo hace que desperdiciar su tiempo, se le conceden 24 horas para que lo dedique a hablar de la palabra de Dios.


24 HORAS




PERSONAJES

FLAP
TIEMPO
DISTRACCIÓN
PEREZA
HAMBRE
MUERTE


VESTUARIO

FLAP usa una camisa de su equipo de futbol favorito, pantalones vaqueros o pantaloncillos cortos y tenis. Cualquier color.
TIEMPO usa un traje de vestir azul, si puede, una gabardina beige o amarilla y si no, negra o azul. Un sombrero de color beige, amarillo o azul. Tiene un reloj de bolsillo, como lo usaban algunos de nuestros abuelos. Usa lentes oscuros.
DISTRACCIÓN sus colores son llamativos, rojos, naranjas, amarillos. Puede combinarlos. Podría usar un traje de payaso.
PEREZA usa gris, combinando con blanco o negro. Puede ser un pijama para dormir, acompañada con gorrito.
HAMBRE puede usar colores verdes, combinados con café. O bien, un traje de chef.
MUERTE totalmente de blanco.


ESCENARIO

Un sillón bien grande. Alrededor de él hay una mesita de luz con un teléfono, un televisor con una base de video juegos (nintendo, play station, sega, atari, game box etc.) colocado al frente y a un lado del sillón. Varias revistas tiradas en el suelo y un directorio telefónico.


ACCIÓN

ACTO I

(Se encienden las luces. En el escenario está Flap.)

FLAP. (Está sentado, jugando un video juego) Sí, vamos, vamos, salta. Corre, corre. Salta, salta. Vamos, dispara, dispara. Eso, mátalos, mátalos.

TIEMPO. (Entra por la derecha)

(Las luces se apagan y sólo queda prendido un reflector a nivel de piso que da directamente sobre el sillón.)

TIEMPO. (Se sienta a la par de Flap. Toma uno de los controles y juega con Flap, sin que éste se dé cuenta.)

FLAP. (Pierde el juego.) ¡Qué rayos! Perdí. Me mataron.

TIEMPO. Si no te hubieras distraído matando a esos animales, te habría alcanzado el tiempo. Tal vez no debiste gastar tantas municiones en ellos. Y así, no habrías perdido.

FLAP. Sí, tenés razón. (Para en seco. Se queda petrificado. Lentamente vuelve su mirada hacia Tiempo. Se asusta y toma uno de los almohadones, según él, para defenderse. Se pone de pie y se aleja un par de pasos del sillón.) ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¿Quién te dejó entrar? ¿Por dónde entraste? ¿Cómo entraste? ¿Cómo se llama usted? ¿De dónde viene? ¿Quién es? A ver, hable.

TIEMPO. (Sin moverse del sillón) Si dejás de hacer tantas preguntas, tal vez te podría contestar. ¿No te parece?

FLAP. Entonces, responda.

TIEMPO. (Saca su reloj de bolsillo, lo mira.) Veamos. (Lo vuelve a guardar.) Soy el Tiempo, tu tiempo. Vengo a hablar con vos. Nadie me dejó entrar, yo entré solo. A tu cuarto, entré por esa puerta. (Señala hacia su derecha.) A tu casa, no lo sé, simplemente moví el llavín y entré a tu habitación.

FLAP. (Intenta preguntarle cómo hizo.)

TIEMPO. No me lo preguntes porque no te pienso responder. Es un secreto. Ya te dije que me llamo Tiempo. Vengo del pasado, estoy en el presente y me dirijo hacia el futuro. Ah, y una vez más, soy Tiempo.

FLAP. (Sin soltar el cojín.) ¿Y qué tiene que hablar conmigo?

TIEMPO. (Se pone de pie. Ojea algunas revistas.) Como te dije, soy Tiempo, mejor dicho, tu tiempo, y me han enviado porque no me estás usando de la forma correcta. En otras palabras, estás tirando tu tiempo por la ventana.

FLAP. (Asomándose a una ventana imaginaria.) Yo no he botado nada por la ventana.

TIEMPO. (De nuevo saca su reloj.) Veamos (Lo guarda de nuevo.) Naciste en (mencionar un año), hasta el día de hoy lo único que has hecho es jugar, jugar y jugar.

FLAP. Pero soy el mejor jugador de video juegos de mi país.

TIEMPO. ¿Y?

FLAP. ¿Cómo? ¿Y?

TIEMPO. Sí. ¿Y? ¿Eso de qué te ha servido? ¿Acaso has logrado algo más que un título de campeón de video juegos? ¿Eso de qué sirve? ¿Tus amigos? ¿Tu familia? ¿Tu alma y espíritu? ¿Qué has hecho con ellos?

FLAP. No tengo amigos. A mis papás poco les importa si existo. (Tomando varios cd's de video juegos.) Mi alma y espíritu es esto. Son mis amigos, porque nunca me reclaman, no se enojan conmigo, aun cuando los trate mal y los ofenda. Me han acompañado desde niño y hasta el día de hoy no me han abandonado.

TIEMPO. ¿Amor?

FLAP. ¿A... qué?

TIEMPO. Amor. ¿Ellos te pueden dar amor? Vos podés amarlos, pero ellos no te pueden devolver ese amor.

FLAP. Eso no me importa.

TIEMPO. Bueno, ya no pierdo más minutos y segundos. Es más fructífero hablarle a una estatua, que a vos. Así que me limitaré a darte el mensaje que tengo para vos.

FLAP. (Emocionado.) ¿Un mensaje? ¿Para mí? ¡Qué emoción!

TIEMPO. Espero que al final sigas igual de emocionado. Después de lo que te voy a decir. (Vuelve a sacar el reloj.) Veamos. (Lo guarda de nuevo.) Ya que has perdido mucho tiempo, y no lo has aprovechado, se te darán sólo 24 horas de vida. Si al cabo de las mismas tu actitud no ha cambiado, yo vendré por vos para llevarte.

FLAP. Es una broma, ¿verdad? (Buscando.) ¿Dónde están las cámaras? (Gritando.) Salgan ya. No lograron asustarme.

TIEMPO. No es una broma. Te estoy hablando en serio. Si en 24 horas no has aprovechado tu tiempo hablando a otras personas de la salvación en Cristo Jesús...

FLAP. (Serio.) ¿24 horas? Pero es muy poco. ¿No hay una segunda oportunidad?

TIEMPO. (Negándolo con la cabeza.) Tus segundas oportunidades están acabadas. Las desperdiciaste todas.

FLAP. Pero es que soy muy joven como para morirme ya.

TIEMPO. Eso no es mi culpa. Me tuviste para sacarme mejor provecho, pero me ignoraste, jugaste conmigo y no me diste la importancia que merezco. Me usaste para jugar vídeo juegos, fútbol, comer, dormir, pasear y ya. No buscaste nada bueno para hacer conmigo. Y mi Jefe se cansó de eso. Consideró que no me estabas usando de acuerdo con el manual. (Le muestra una Biblia.) Y por eso mejor decidió darme de alta.

FLAP. (Señalando la Biblia.) Sí, conozco ese libro, pero nunca tuve tiempo para leerlo.

TIEMPO. (Con una sonrisa de ironía.) Ya te lo dije, tenés 24 horas, si al cabo de las mismas no has hecho nada productivo, vendré por vos. (Camina hacia la izquierda. Antes de salir.) Por cierto, escucharás unas campanadas en cuatro ocasiones distintas, en la última vendré por vos. Por lo menos una hora debes aprovechar bien para que te salves. De lo contrario, ya te lo dije. (Sale.)

FLAP. (Confiado.) ¿Una hora? Cualquier cochinada... Eso quiere decir que tengo 23 horas para divertirme.

(Se escucha el repiqueteo de unas campanas.)

FLAP. (Se asusta.) ¿Ya? ¿Tan rápido la primera?

DISTRACCIÓN. (Entra por la derecha. Se acerca al televisor y toma uno de los controles del video juego.) Sí, pero todavía faltan 24 horas, mejor juguemos un rato.

FLAP. ¿Saben qué? Todavía faltan 24 horas, nada de malo tiene que dedique un rato a jugar. (Se sienta, toma uno de los controles y sigue jugando.)

DISTRACCIÓN. Después podría ir al video. Alquilar unas películas y que gaste unas seis horas más no hay nada de malo.

FLAP. (Jugando.) Como que jugar toda la tarde videojuegos no tiene sentido, me aburro. Más tarde voy a ver qué películas nuevas llegaron.

DISTRACCIÓN. (Sonríe mientras mira a Flap desperdiciar su tiempo.)

(Se apagan las luces. Pasan 10 segundos y se encienden de nuevo.)

FLAP. (Ya no está jugando, pero sigue viendo televisión.)

DISTRACCIÓN. (Comiendo unas palomitas.) Qué buena esa película, comparada con las otras tres, ésta está buenísima. Ojalá que las otras cuatro que faltan estén mejor.

(Se escucha el repiqueteo de campanas.)

FLAP. (Se asusta.) ¿La segunda? ¿Tan rápido? Si sólo han pasado... (Se fija en el reloj, aun más asustado.) ¿Ocho horas? Santo, ¿Pero por qué tanto?

DISTRACCIÓN. (Haciendo cuentas.) A ver. Tres horas y media de video juegos, cuatro viendo películas y media hora en ir y venir del video, yo creo que suman ocho.

FLAP. (Hasta ese momento se da cuenta de que ahí está Distracción.) ¿Quién eres?

DISTRACCIÓN. (Viendo hacia todos lados.) ¿Es conmigo?

FLAP. Sí, usted. ¿Quién es?

DISTRACCIÓN. (Le extiende la mano.) Soy Distracción. Placer conocerte. Aunque llevamos años viviendo juntos.

FLAP. ¿Distracción? Con razón se fueron tan rápido éstas ocho horas. (Se pone de pie.) Qué tonto he sido. ¿Cómo fui a perder tanto tiempo? (Muy enojado le habla a Distracción.) Váyase. Largo. Fuera. No te quiero más acá. Por tu culpa ya perdí ocho horas.

DISTRACCIÓN. ¿Ocho horas? Uy no muchacho, toda una vida.

FLAP. (Enojado.) Bueno, como sea, pero váyase ya.

DISTRACCIÓN. ¡Uyyyy! Pero qué carácter. Así quién no se va. (Sale por la derecha.)

FLAP. (Muy preocupado.) ¿Ya perdí ocho horas?

PEREZA. (Entra por la izquierda. Trae una almohada y una cobija.)

FLAP. Tengo que hacer algo para aprovechar el tiempo que me queda.

PEREZA. (Bostezando.) Sí, pero ahora estoy muy cansado. Mejor duermo un rato y luego me levanto, con dos o tres horas es más que suficiente. (Pone la almohada en el sillón.)

FLAP. (Bostezando.) Tanta televisión y videojuegos me han dado sueño. Descanso un rato y luego con las fuerzas repuestas me levanto para cumplir con mi tarea. (Coge la almohada y se acomoda en el sillón.)

(Se puede poner música de cuna o para dormir niños.)

PEREZA. (Le coloca la cobija a Flap. Se acuesta, en el suelo y a la par del sillón. Chasquea los dedos o da dos palmadas.)

(Las luces se apagan. Se encienden pasados 10 segundos. Se escucha el repiqueteo de campanas.)

FLAP. (Se despierta asustado.) ¡Ay Dios! Otra campanada. (Mira su reloj.) ¿Dieciséis horas? Me quedé dormido, no puede ser. Ya ha pasado más la mitad del tiempo y no he hecho nada. (Molesto.) ¡Rayos!

PEREZA. (Aún durmiendo.) Me llevas el desayuno a la cama. Los huevos bien revueltos. Y el café con leche. El jugo lo quiero de manzana, porque la naranja me produce acidez.

FLAP. (Levanta a Pereza.) Y ahora tú me vas a decir quién eres y qué haces acá.

PEREZA. (Se despierta, muy asustado.) ¿Qué pasa? ¡Un terremoto, un terremoto!

FLAP. (Empuja a Pereza.) Ningún terremoto. Soy yo, y quiero saber qué haces acá.

PEREZA. (Que ha caído al suelo debido al empujón de Flap. Se pone de pie.) ¿A poco no me conoces? Soy Pereza, y he estado a tu lado toda tu vida. Hemos pasado inolvidables noches de sueño, con una que otra pesadilla, pero inolvidables al fin. Hermosas tardes de siesta... Perdón... Tardes de siestezota.

FLAP. ¿Entonces tú...?

PEREZA. (Asiente con la cabeza.) Ajá. Estás en lo cierto. Yo soy el culpable de tu pereza, sueño y a veces cansancio.

FLAP. (Muy molesto.) No puede ser, no puede ser. Dieciséis horas perdidas y la mitad de ellas las pasé durmiendo.

PEREZA. Si fueran sólo dieciséis, yo no me preocuparía.

FLAP. (Enojado.) Vete. Ya. Rápido. Sal de mi casa. (Chasqueando los dedos varias veces y de forma rápida.) Pero es ya.

PEREZA. ¿Al menos puedo quedarme en tu cuarto? Es que tu cama está muy suavecita.

FLAP. (Señalando hacia la izquierda.) No.

PEREZA. Yo nada más decía. Por aquello de que después quieras ir a tu cama para dormir otro ratito.

FLAP. (Impaciente.) Uno... Dos... Tres...

PEREZA. (Recoge la cobija y la almohada.) Ya entendí, ya entendí (Sale por la izquierda.)

FLAP. (Muy molesto.) Rayos. (Se sienta en el sillón, muy preocupado.)

HAMBRE. (Entra por la derecha. Su acento es como el de un francés.) Ou la lá. Creo que es hora de comer. Parece que ya tengo hambre. (Pensando.) Voir, voir. (Después de pensarlo un poco.) Ou la l´s ésta idea c'est magnifique.

FLAP. (Se frota el estómago.) ¡Qué hambre tengo!

HAMBRE. (Toma un directorio telefónico.) Voila, éste lugar es perfecto. Le Pizza Express. Un poco largo, pero muy buena. Hummm, de chuparse los dedos.

FLAP. (Se pone de pie.) Voy a llamar a Pizza Express (Busca en el directorio. Luego marca en el teléfono y espera.) Sí, buenas. Mire, es para solicitar un servicio express...

(Entran Distracción y Pereza por la izquierda.)

FLAP. Sí, exacto, soy yo... Al mismo lugar de siempre... La misma, sí... Muy bien.

DISTRACCIÓN. No, la misma no. Mejor una napolitana.

PEREZA. Pero si la de jamón y hongos es buena. Yo siempre quedo lleno.

HAMBRE. Sí, sí. Que varíe el menú. Mejor una napolitana.

FLAP. (Cambia de parecer.) No, mejor mándeme una napolitana... Sí, es que quiero variar un poco... Bueno... ¿Me dan otra gratis?... Yo no me enojo.

DISTRACCIÓN. Nosotros tampoco.

(Los tres celebran la oferta de pizza.)

FLAP. ¿Cuánto se tardarán en traerla? ¿Una hora? Sí, sí, tiene razón. Entiendo... Sí, siempre ha sido así... Bueno, gracias... Chao. (Cuelga el teléfono. Se pasa la mano por la cabeza) ¡Ufff! Una hora. ¿Qué hago?

DISTRACCIÓN. Sigamos viendo tele. (Se sienta en el sillón.)

PEREZA. (Con la almohada y la cobija.) No, mejor durmamos un rato.

HAMBRE. No, no, no. Vamos a comer.

FLAP. Es que la pizza llega hasta dentro de una hora. (Se da cuenta que no está solo.) Un momento. (Vuelve a ver.) ¿Qué hacen aquí? Les dije que se fueran. (Señala a Hambre.) ¿Tú quien eres?

DISTRACCIÓN. Soy Distracción, ya te lo dije.

FLAP. (Señala a Hambre.) No tú, él.

PEREZA. Pereza, mi nombre es Pereza. Oye, qué memoria la tuya.

FLAP. ¡Nooo! (Señala a Hambre.) Él. ¿Cómo se llama?

HAMBRE. ¿Yo?

FLAP. Sí, tú. ¿Cómo te llamas?

HAMBRE. ¡Ay, no te hagas! Si nos llevamos como hermanos. De toda una vida. Estoy con vos desde el vientre de tu madre.

FLAP. No, yo no te conozco, jamás te he visto.

HAMBRE. Me ofende, garçon. Soy Hambre. Autor intelectual de las dos pizzas que vienen en camino, y de cada vez que te comes algo. Moi. Je suis le faim.

FLAP. Entiendo. Pero no hallo justificación alguna para que todos ustedes estén acá.

DISTRACCIÓN. No nos podés echar porque somos parte de tu vida. Hace mucho que vivimos acá, y por más que querás, no nos podés expulsar. (Pequeña pausa. Se acuerda de algo.) Hablando de expulsar, ya van a dar Big Brother VIP 10.

(Todos se sientan, menos Flap.)

FLAP. Un momento. Esto no está bien. Estoy desperdiciando mucho tiempo.

DISTRACCIÓN. ¡Ay, hombre! No te preocupés por eso. Vení, vamos a ver películas. Con sólo una hora te salvás. Nosotros te ayudamos.

FLAP. (No muy convencido.) Bueno, está bien. (Se sienta.)

(Los demás lo celebran. Se apagan las luces. Se encienden de nuevo pasados 10 segundos. Todos están en escena. Flap juega un video juego y los demás le hacen barra o porras. Las luces se apagan de nuevo a los 10 segundos. Pasados 15 segundos se encienden. Sólo está Flap en escena, dormido y con una caja de pizza sobre su abdomen. Se escucha el repiqueteo de unas campanas.)

FLAP. (Se despierta muy asustado.) No, no, la cuarta no. (Coge la Biblia.) Voy a salir a la calle a hablarle a los demás de lo que dice aquí. (Se detiene en seco.) ¿Qué les digo…? Ahí les invento algo. (Camina hacia la izquierda.)

TIEMPO. (Entra por la izquierda y se topa de frente con Flap.)

FLAP. (Se queda petrificado.)

(Se escucha un tren a punto de salir. Se apagan las luces poco a poco, sólo queda el reflector de piso y una luz al fondo del escenario.)

TIEMPO. (A Flap.) ¿Estás listo?

FLAP. (Corre hacia la derecha, pero entra Muerte y cuando se la topa, se asusta.) ¿Quién eres?

MUERTE. Una amiga a la que todos le temen, pero siempre nos encontramos en el camino de la vida. (Lo toma de la mano.) Vení, llegó tu hora. El tren no puede esperar más.

FLAP. (Asustado.) ¡Uy! Pero si estás bien fría. No me digas. (Más asustado.) ¿Tú eres...?

MUERTE. ¡Ajá!

FLAP. (Muy asustado.) No, mi tiempo no ha acabado aún. No me puedo morir.

TIEMPO. (Saca su reloj de bolsillo) Veamos. 24 horas. Sí, así es, ya se cumplieron las 24 horas. Tu tiempo ya acabó.

FLAP. (Le enseña la Biblia.) Justo ahora iba saliendo.

TIEMPO. Ah, ese libro que nunca te interesó. ¿Cómo vas a hablar de algo que nunca leíste y del cual no sabés nada?

FLAP. Algo me invento. Pero, déme otra oportunidad.

TIEMPO. (Guardando el reloj. Le hace una seña a Muerte.) Tus oportunidades se acabaron. Es el tiempo de partir.

MUERTE. (Toma a Flap de la mano y se lo lleva) Vamos amiguito. No me retrasés más que hoy tengo mucho trabajo.

FLAP. (Llora, patalea, brinca, se tira al suelo. Pero no puede impedir que Muerte se lo lleve.)

MUERTE. (Sale por la derecha con Flap.)

TIEMPO. (Se dirige al público.) Y vos ¿Qué estás haciendo con tu tiempo?

(Se apagan las luces de inmediato. Se escucha el repiqueteo de unas campanas. Para cerrar podría poner la canción: Tiempo de Marcos Witt, del CD Vivencias.)

La Nochebuena

35 Minutos y 16 Personajes + Extras. En un bar se reúnen varios personajes en la Nochebuena. Cada uno tiene una vida con problemas a los que no encuentran solución. Un atraco y el testimonio de uno de los camareros hará que encuentren sentido a esa noche y a sus vidas. Esta obra transmite el mensaje de esperanza para los enfermos, pobres, delincuentes y desanimados.

LA NOCHEBUENA

PERSONAJES

RAÚL
MARIANO
LAURA
MUJER
SR. TONETTI
PROSTITUTA 1
PROSTITUTA 2
ENFERMO
MARIANELA
ANDY
CHICO 1
DELINCUENTE 1
DELINCUENTE 2
DELINCUENTE 3
PERIODISTA
POLICÍA
VOZ EN OFF
Extras: POLICÍAS, CHICOS

ESCENARIO. Un bar (estilo americano), el dueño atendiendo en la barra y el mesero, limpiando las mesas. Comienza la obra.




RAÚL. ¡Estás apurado hoy, Mariano! ¡Mira que es temprano todavía!

MARIANO. (Mira el reloj.) ¡Y sí! ¡Son casi las 21:30! Hoy es Nochebuena, en media hora me voy, te dejo todo listo y ¡chau! Es que mi familia me está esperando si no, yo me quedo, Raúl...

RAÚL. Sí, sí, está bien, no te preocupes, pero me dejas un “lindo regalito” de Nochebuena: atender a la gente yo solo. Menos mal que convencí a Cecilia de que viniera a ayudarme, ¡mi mujer es de hierro! Juntos levantamos este lugar, y juntos lo mantenemos, y ahora que David y José María ya están casados y viven en otro país, ella está todo el tiempo a mi lado: debe estar por llegar...

MARIANO. Sí, tuviste suerte de tener una mujer como Cecilia. Mira, ya comienzan a caer clientes.

(Entra un ejecutivo un poco desaliñado.)

SR. TONETTI. ¡Hola Raúl! ¡Hola Mariano! ¡Tráeme un doble, por favor!

MARIANO. Disculpe, Sr. ¿pero sin comer nada? Es muy temprano, ¿no quiere unos saladitos antes?

SR. TONETTI. ¡Raúl! ¡Escucha a tu muchacho! (Se ríe.) ¡Ahora me convenciste! ¡Tráeme una botella! ¿Acaso hoy no hay que festejar? ¡La Nochebuena la voy a pasar a mi manera!

RAÚL. (Le pasa una botella de whisky.) Mariano, el whisky del señor...

MARIANO. Está bien, está bien... Yo solo decía...

(Entran dos prostitutas y se sientan en una mesa.)

PROSTITUTA 1. (Riéndose muy alegre.) ¡Ey, Raúl! ¿No nos atiende nadie aquí o qué pasa? ¿No nos querés acá…?

PROSTITUTA 2. (Se ríe.) ¡Dale, Raúl!

RAÚL. No, chicas, ¡por favor! ¿Cómo va a ser así? Es que está Mariano, solo acuérdense que es Nochebuena...

PROSTITUTA 1. ¡Nochebuena, para vos! Para mí es como cualquier noche, tengo hambre, sueño y estoy cansada... (Mira a Mariano.) Aunque... con este bomboncito... ¡La noche podría cambiar! (Se ríen las dos.)

MARIANO. (Se ríe.) No, chicas, este bomboncito termina su turno y se va a cenar con su familia. ¿Qué se van a servir?

PROSTITUTA 1. ¡Qué lastima! Tráeme una cerveza… (Mientras entra una mujer sola, se sienta y prende un cigarrillo) ¡Che, Marcela! Mira esa que está ahí...

(Mariano se acerca a la señora que entra.)

MARIANO. ¿Señora? ¿Se va a servir algo?

MUJER. Eh... Tráigame el menú, por favor. Y un café, por favor...

MARIANO. ¡Cómo no!

PROSTITUTA 2. (Se dirige a la mujer que esta sola.) ¡Ey, nena! ¿Te querés unir al gremio? ¡Ja ja ja ja!

RAÚL. ¡Shhh, chicas, chicas! Ya saben: son bienvenidas siempre que no molesten a los clientes.

PROSTITUTA 1. ¡Bueno, Raúl! ¡Si no la estamos molestando!

(Entra Laura a trabajar.)

LAURA. - ¡Hola, Mariano! Vine a ayudarte...

MARIANO. -¡Lau, amor! ¿Qué estás haciendo? Esta Nochebuena no te tocaba trabajar... (Le da un beso.)

LAURA. Es que no tenía ganas de quedarme en casa, vos no sabes lo que es eso: una batalla campal... Y aprovechan cuando están todos juntos para gritar: “¡fuego!” ¡Y comienzan a darse con todo! ¿Quién quiere estar ahí?

MARIANO. Te entiendo. Raúl se va a poner más que feliz porque yo ya me iba y se quedaba solo con toda la gente. ¡Raúl, mira quién vino a ayudarte!

RAÚL. ¡Oh, qué bueno! Nunca tan bienvenida, Laura, así que ni te pregunto qué te trae por aquí.

LAURA. Está bien, no te preocupes...

(Entra un hombre demacrado y triste y se sienta.)

LAURA. Señor, ¿qué se va a servir?

ENFERMO. (Distraído.) ¿Sí? ¡Ah...! Agua mineral, por favor.

LAURA. ¿Algo más?

ENFERMO. No, por ahora eso no más...

(Entra una chica descompuesta.)

LAURA. ¡Hola! ¿Te puedo ayudar?

MARIANELA. ¡Un baño! ¡Necesito un baño!

LAURA. Sí, vení por acá...

MARIANO. (Le habla a Raúl.) Esa se pasó de dosis...

RAÚL. Me parece que sí, ¡pobre! Linda y joven... ¿cómo puede darse así?

(Entran unos chicos de la calle.)

CHICO 1. Señor, ¿tiene algo?

RAÚL. ¡Hola, campeón! ¿Cómo estás? ¿Y tus hermanitos?

CHICO 1. Éstos son y éste es mi amigo Andy.

CHICOS. ¡Hola...!

RAÚL. ¿Por qué no están en su casa hoy? Es Nochebuena...

CHICO 1. Es que no hay nada en casa y en la calle hoy conseguimos más para poder comer mañana...

ANDY. Sí, yo ya tengo un peso, hoy la gente se pone generosa...

RAÚL. Miren, como hoy es Nochebuena están todos invitados a comer, siéntense y Mariano les va a servir.

CHICOS. ¡Uh! ¡Qué bueno...!

MARIANO. Vengan por acá.

(Entran tres sospechosos y se acercan a la barra.)

RAÚL. ¿Sí, muchachos? ¿Qué se van a servir?

DELINCUENTE 1. No, nada todavía.

DELINCUENTE 2. A mí dame una cerveza. ¿Y vos?

DELINCUENTE 3. (Nervioso.) Ta... también... una cerveza...

RAÚL. Muy bien, no sé si quieren ubicarse en alguna mesa… Hoy vamos a tener una hermosa Nochebuena.

DELINCUENTE 1. Sí, ya lo creo...

(Raúl sale de la barra y comienza a hablar con el Sr. Tonetti.)

RAÚL. ¿Cómo está, Sr. Tonetti?

SR. TONETTI. ¿Sí? Bien...

RAÚL. ¿Me permite? (Le muestra la silla.)

SR. TONETTI. Sí, siéntese.

RAÚL. Disculpe, pero lo he venido observando todos estos días y no es que sea entrometido, pero usted ha estado tomando mucho...

SR. TONETTI. ¡Noooooo.! (Medio mareado.)

RAÚL. Bueno, quise decir, más de lo acostumbrado. Mire esta botella, ya casi la ha terminado y recién le servimos, y ¡es whisky! Usted es un hombre de negocios, exitoso, no le conviene...

SR. TONETTI. Sí, exitoso... ¡Pssshhh...! ¡Sobre todo! (A los gritos.) ¡Javier Tonetti “el exitoso”! ¡Ja ja ja ja! (Llora.)

RAÚL. Bueno, cálmese, no se ponga así...

SR. TONETTI. ¡Usted qué sabe si soy exitoso! ¿Exitoso yo? Mire, le voy a decir algo: usted sólo escúcheme. A mí siempre me fue bien en todo desde niño. No tuve problemas familiares, al contrario, mi familia era muy sana; en la escuela era el primero. Cuando entré en la adolescencia ya no era el primer estudiante, pero estaba entre los buenos, andaba bien, me divertía dentro de todo, sanamente, como cualquiera. Metí la pata muchas veces pero nada grave. Terminé la secundaria y todo bien. Entré a la universidad y aquí me tiene: ¡soy un licenciado en economía! Tengo trabajo, mucho trabajo, en este país en bancarrota, ¡yo lo tengo! El dinero no falta, casa, auto deportivo y muchas mujeres... ¡Pero estoy solo! (Llora.) ¡Solo! Mis padres murieron hace mucho, y mi único hermano vive en el exterior. Jamás me enamoré, por eso no me casé pero debe ser que me estoy poniendo viejo porque deseo tener una familia, una esposa, hijos, alguien que me espere, que me piense, que me cuide... ¡Pero no! No tengo... Nadie me espera, nadie prepara una cena de Nochebuena para compartirla conmigo... (Llora.) Creo que es la peor noche de mi vida... ¡Ojalá no existiera! Porque mi vida no tienen sentido, una rutina que es eterna, una sucesión de días que parece infinita. Algún día terminará cuando más pronto, mejor.

RAÚL. Pero, amigo, usted todavía es muy joven, puede hacer su vida, casarse, formar una familia...

SR. TONETTI. No, no, ya no es tan fácil para mí. Es algo muy profundo... Este vacío que siento es como si nada lo pudiera llenar.

RAÚL. ¡Está bien! Pero por lo menos no se haga más daño bebiendo porque lo perderá todo, hasta la oportunidad que ahora tiene.

(El Sr. Tonetti sigue bebiendo y Raúl se va. Laura sale del baño con la chica adicta.)

LAURA. Sentate acá, ¿te sentís mejor? ¿Cómo te llamas?

MARIANELA. Ma... Marianela...

LAURA. Marianela, lindo nombre. ¿Te sentís mejor?

MARIANELA. Sí, por favor, dame agua.

LAURA. Ya te traigo. (Le sirve agua.) Pero, decime, Marianela, y no me digas que no, pero, ¿vos estás consumiendo drogas? ¿Por eso estas así, no?

MARIANELA. ¡Chocolate por la noticia! ¿Y a vos qué?

LAURA. No, sólo me pregunto por qué alguien tan joven y tan linda desperdiciaría así su vida...

MARIANELA. Está bien, sorry... Mira, yo tengo una vida de porquería, así que no pierdo nada; es más, así pasa el tiempo, y me olvido de todo... ¡qué mas da!

LAURA. No digas así. Todos tenemos problemas y a veces cuesta seguir adelante. Te lo digo porque a mí también me pasa, pero hay que ponerse las pilas ¡y seguir! ¡No podemos tirar la vida a la basura!

MARIANELA. ¿Qué sabes vos, nena, lo que es tener problemas? (A los gritos.) Mi mamá me abandonó cuando tenía 6 años, se fue con un tipo que encima la maltrataba. Mí papá supuestamente me crió con mi abuela, -mi papá nunca estaba y mi abuela no me quería porque le recordaba a mi mamá-, ¡y ahora pretenden que yo sea la niña perfecta! Bueno, aquí tienen a su “niñita”, ¡ésta es la que ellos criaron! Pretenden pasar la Nochebuena “en familia”… ¿Qué familia? ¡Yo nunca tuve una! Y lo que más amaba era Joaquín, mi novio, y ahora ¡él también me abandonó! Algo debe estar mal en mí que nadie me quiere... ¡Así que no me importa! Si las drogas me hacen mal ¡yo me siento bien! Las consumo y me olvido de todo, de ellos, ¡de todo! Y si me muero ¡mejor! Si a nadie le importo... (Llora.)

LAURA. Pero, nena, hoy es Nochebuena...

MARIANELA. ¡Nunca existió la Nochebuena para mí! Desde que me acuerdo siempre lloré esa noche y me sentí más sola que nunca. Mi mamá no estaba y mi papá salía con cualquier mujer que encontraba por ahí. Yo me acostaba temprano a llorar mientras todos festejaban... ¡Qué Nochebuena!

LAURA. Está bien, toma el agua, y quedate ahí todo el tiempo que quieras. Creo que te entiendo.

(Marianela se queda llorando, todos se quedan como estaban y el enfermo de cáncer, piensa.)

ENFERMO. ¡Cáncer! ¡Cáncer! ¡Cáncer! ¡Palabra maldita! Siempre tuve ese temor y al final… ¡Ahora me encuentro frente a frente con él! ¿Qué haré? ¡No lo puedo creer, Dios mío! ¿Qué paso? ¿Qué hice, Dios mío, para que me dieras esta enfermedad? No… ¿Y ahora qué voy a hacer? ¿Cómo les diré a mi familia? Hoy es Nochebuena aunque para mí ya nunca volverá a serlo. No les voy a decir todavía. Esperaré un poco pero el médico dijo que tal vez solo me queden tres meses de vida...

(Mariano le habla pero el no oye.)

MARIANO. ¡Señor! ¡Ey, señor!

ENFERMO. ¿Ah? Sí... Sí.

MARIANO. ¿Va a servirse algo?

ENFERMO. Sí, déjeme ver... (Mira el menú.) Tráigame un triple, por favor, y una gaseosa de cola light. (Piensa.) ¡Light! ¡Para qué Light…! Ya no necesito cuidarme, de todos modos me voy a morir… Todo ya está perdido para mí, ya no tengo más esperanza, nadie puede ayudarme, nadie puede sanarme, tantas cosas inconclusas: mi graduación, el campeonato de básquet, mi boda... Pobre Cami... (Se quiebra.) ¡Tantos planes, tantos proyectos...! ¡Dios se burló de mí!

(Las prostitutas beben y se ríen.)

PROSTITUTA 1. ¡Ay Soraya! Mira la cara de toda la gente que está aquí... ¡Todos amargados!

PROSTITUTA 2. ¿Y qué querés? Como está la situación de este país, ¿quién puede tener una Nochebuena? Yo nunca tuve una.

PROSTITUTA 1. Si es por eso, yo tampoco. Por algo terminamos así, metidas en este ambiente de porquería, ¿sabes? Pensándolo bien, yo sí tuve una Nochebuena...

PROSTITUTA 2. ¿Sí? ¿Cuándo? ¡Ah, ya sé! Cuando te levantaste, el ingeniero ése que estaba tan borracho que te pagó como cuatro veces, ¡ja ja ja ja ja!

PROSTITUTA 1. ¡No, tarada! (Piensa.) Fue cuando era muy chica, tenía como once años, éramos muy pobres pero esa Nochebuena mi papá había hecho un trabajito y le pagaron bien. Fue la primera Nochebuena... y la única que hubo comida en nuestra mesa: había carne, ensalada, ensalada de frutas y ¡pan dulce! Todos mis hermanitos esa noche estaban en casa y mamá hasta se veía linda, todos estábamos sonrientes, y recuerdo que papá nos dijo “hoy tienen que agradecer a Dios que en esta Nochebuena tuvimos una buena comida, pero recuerden que si alguna vez no hay, igual tienen que festejar la Nochebuena, porque eso no depende de las cosas materiales”. Al poco tiempo papá murió en un accidente, y nunca más hubo una Nochebuena como ésa. Nunca más estuvimos juntos. Mamá nunca más estuvo linda, nunca más sonrisas... (Se seca los ojos.) ¡Y acá estamos! Esta es la vida que nos tocó; Dios le da Nochebuena solo a los que le da la gana...

PROSTITUTA 2. Bueno, no te pongas así... Conmigo tampoco ha sido bueno pero vos sos mi amiga, en las buenas y en las malas, así que esta noche, vamos a estar juntas, aunque más no sea para llorar nuestras miserias... (Se ríe y le toma la mano.)

(La atención se centra en la mujer solitaria.)

MUJER. ¡Por Dios! ¡Qué incomodidad! Parece que todo el mundo me estuviera mirando... ¡Yo me voy! Pero, ¿a dónde voy a ir? ¿A casa? ¡Si no hay nadie! Es como si estuviera llena de fantasmas… Todavía puedo escuchar las risas y el entusiasmo de las Nochebuenas anteriores... ¿De qué me sirvió quedarme con la casa y los chicos, si ellos prefirieron ir a pasar con él esta noche? ¡Adolescentes! ¡Un día te aman y al otro día te tiran como un desechable! Bueno, pero son chicos todavía y extrañan a su padre. ¡Pobrecitos mis bebés! ¡Él! ¡Ricardo! Tiene la culpa de todo… ¡Jamás lo voy a perdonar! ¡Lo odio! ¡Yo sola aquí y él con mis hijos! ¡Y con esa…! Bueno, ¡qué lo disfrute! Algún día lo veré necesitado y solo como un perro... Bueno, no como un perro, ¡como yo! ¡Como yo esta noche! ¡Lo odio! ¡Cómo lo pude soportar 17 años…! Y encima me deja como un trapo usado... ¡Ay, Dios mío, quiero ver a mis hijos!

(Raúl, Mariano y Laura hablando en la barra.)

RAÚL. ¿Vieron que todas las Nochebuenas, el bar se llena de gente como la de hoy?

MARIANO. Sí, solitarios, fracasados, necesitados...

LAURA. ¿Y nosotros? También estamos acá, ¿no?

MARIANO. ¡Vos, nena! ¡Yo ya me voy! (Mira el reloj.) ¡22:30! ¡Raúl, te regalé media hora! ¡Mi familia me está esperando con una cena espectacular! (Se saca el delantal.)

RAÚL. Ok, ciao. Mañana a la tarde de nuevo acá, ¿eh? Nos quedamos solos, Lau...

LAURA. No te preocupes, yo te ayudo. ¡Una necesitada más! (Se ríen.)

DELINCUENTE 1. ¡Llegó la hora, Luis!

(El Delincuente 1 abre el bolso y saca un arma grande. El 2 saca una de la ropa y el 3 toma a Laura y le apunta en la cabeza, se paran y se dirigen a Raúl.)

DELINCUENTE 2. Ni se te ocurra, si suena la alarma, te mato a vos y a todos los que están acá... (Gritos y ruidos.) ¡Todos contra la pared! ¡Rápido! ¡Al suelo todos! ¡Y vos, abrí la caja fuerte y dame todo lo que hay! ¡Todo! ¡Y no te hagas el vivo!

DELINCUENTE 3. ¡Escuchen todos! Si colaboran nadie saldrá lastimado pero al menor movimiento, ¡les doy un tiro en la frente! ¿Entendieron? Todo lo que tengan de valor lo depositan en el suelo, no se guarden nada porque uno a uno los voy a revisar...

(Llantos y gritos.)

DELINCUENTE 3. ¡Silencio!

(Llantos. Sirena de la policía.)

DELINCUENTE 2. ¡La policía! ¡Desgraciado! ¡Tocaste la alarma! (Empuja a Raúl junto a los otros.) ¡Nadie se mueva!

POLICÍA. (Altoparlante.) ¡Están rodeados! ¡Así que bajen sus armas y entréguense, para que nadie salga lastimado!

DELINCUENTE 1. ¿Qué vamos a hacer, Luis?

DELINCUENTE 2. Tranquilos, muchachos, no va a pasar nada, no van a arriesgar las vidas de toda esta gente...

VOZ EN OFF. Después de una hora de intento de negociaciones...

DELINCUENTE 2. ¡Ya me escucharon! ¡No hay negociaciones! ¡Quiero los 15 mil dólares en efectivo, un auto con el tanque lleno y nadie de ustedes ahí afuera¡ Ella y ella se van con nosotros...

POLICÍA. (Se dirige a los policías.) Rodeen el lugar, vamos a tratar de eliminarlos y ¡Nochebuena para todos! (Se dirigen a los ladrones.) ¡Está bien! ¡Tendrán lo que piden! Pero antes necesito muestras de su buena voluntad.

DELINCUENTE 2. (Dispara.) ¡Ahí tenés una muestra de mi buena voluntad!

(Le disparan al que tiene a Laura.)

POLICÍA. ¡No disparen! ¡Van a lastimar a la gente!

DELINCUENTE 3. ¡Me muero Luis! ¡Ahhh!

DELINCUENTE 1. ¡Alguien que lo atienda!

DELINCUENTE 2. ¡A ver vos! (Levanta a Mariano.)

MARIANO. ¡No, yo no puedo! ¡Yo no se qué hacer! (Se acerca al herido y lo acomoda y le tapa la herida con un delantal.)

DELINCUENTE 2. ¡Vos quedate con ellos! ¡Que nadie se mueva! (Le grita al policía.) ¡Ahora si me traen ya lo que les pedí! O si no en media hora… ¡Nochebuena para todos! ¡Acá voy a esperar! (Se queda sentado.)

MARIANO. Lo siento, amigo, no puedo hacer nada por vos...

DELINCUENTE 3. Ya lo sé, me voy a morir, me estoy desangrando...

MARIANO. No, no te vas a morir, vas a salir de esto, no te preocupes…

DELINCUENTE 3. (Se ríe apenas.) No, yo sé que no... Siempre que un día todo terminaría así, como empezó: “sin pena y sin gloria”, como dicen, pero bueno, yo me la jugué por si alguna vez me salía bien. Pero ya lo ves, no tuve suerte, por lo menos lo intenté...

MARIANO. Es que esta vida que elegiste… Tenés más chances de perder que de ganar...

DELINCUENTE 3. Y, ¿qué más da, ah? Perdido por perdido, ¿sabes? Yo nunca hubiera querido ser como vos. Prefiero esto a llevar una vida como la tuya. Aunque perdí por lo menos lo intenté...

MARIANO. No hables más, tenés que ahorrar energía; seguramente pronto llegará una ambulancia...

DELINCUENTE 3. (Se ríe apenas.) ¡Qué ingenuo sos! Nunca vendrá ninguna ambulancia para mí... Mira a Luis, a él no le importa que yo me muera... Seguramente a mí tampoco me iba a importar si él estuviera en mi lugar. Así es todo esto...

MARIANO. Ya que quieres hablar, hablemos de cosas más agradables: hoy es Nochebuena, en cualquier momento van a dar las 12, y todo el mundo va a estar brindando y festejando. Mi familia si ya se enteró de todo esto debe estar muy preocupada...

DELINCUENTE 3. Tú tienes quien se preocupe por vos, yo no tengo a nadie... (Se queja de dolor.) Jamás tuve una nochebuena… Mi familia, si es que se puede llamar así a la gente que vivía conmigo. Nunca conocí a mi padre y mi mamá tenía un marido que me odiaba, así que a los doce años me fui de mi casa. Ellos nunca me buscaron, ¿para qué? Para ellos mejor, aunque yo sé que mi mamá en el fondo me quería y me buscaba. Yo a veces pasaba por mi casa y la miraba de lejos. Vivía con amigos que me enseñaron la vida de las calles; ellos fueron mi familia hasta ahora. Las nochebuenas como hoy, hacíamos lo de hoy: aprovechábamos que la gente estaba distraída con la fiesta para robarles... Por eso yo siempre dije que esta fiesta la invento un ladrón porque es especial, no puede ser mejor... (Se ríe apenas.) Y bueno, para mí ya terminó todo y para esta gente... Seguramente los liberarán pero ellos están igual que yo o ¿por qué pensás que están en un bar en Nochebuena? Para ellos tampoco hay esperanza. Te digo: muchos de ellos seguramente están esperando que pase algo, así ya todo se termina para ellos...

MARIANO. Yo también estoy acá y no quiero que pase nada, para mí sigue siendo Nochebuena, y espero que todo termine bien para todos.

DELINCUENTE 3. ¡Es que vos sos un chico bueno! (Se ríe con dificultad.) Vos seguro te criaste creyendo en Papá Noel... A ver, contame algo para pasar el tiempo, esto es para rato, y el mío ya no es muy largo pero pasa lento cuando uno está sufriendo.

MARIANO. Tal vez, pero sí, para mí la Nochebuena es importante. Mi mamá me enseñó a festejarla y no porque todo el mundo la festeja, sino porque ese día ocurrió algo muy importante para todos.

DELINCUENTE 3. Para todos, no. Para los ingenuos que creen...

MARIANO. No, es para todos. Porque es una oportunidad y las oportunidades están abiertas para todos, solo que son pocos los que la aprovechan. La Nochebuena es el Día en que Dios se acercó a los hombres para salvarlos y salvarlos del pecado y todo lo que él produce: soledad, tristeza, desesperanza... Y no es solo para algunos como todos creen; es para toda humanidad, porque cuando Jesús nació los ángeles dijeron: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres”. Dios dio el primer paso para acercarse a nosotros, y solo espera una respuesta positiva de nuestra parte y a partir de ahí todo cambia, como cambió la historia en esa Nochebuena en Belén. Por eso es importante para mí esta Noche, porque me recuerda que mi Salvador vino al mundo para salvarme de todo esto (señala a la gente) del pecado y lo hizo por amor. Para mí es una noche de amor y aun si mi vida se acabara en esta tierra, yo tengo esperanza de encontrarme cara a cara con él, por eso también puedo decir que es una noche de esperanza, porque él me prometió vida eterna, y es una noche de alegría y felicidad que hay que festejar, porque él me dio una vida abundante de gozo y de paz y es una lástima que todos estén aquí, lamentándose de la vida que llevan, cuando tienen una vida muy diferente al alcance de sus manos...

DELINCUENTE 3. ¿Cómo al “alcance de sus manos”? No es tan así, yo me estoy muriendo y me da miedo porque yo no sé con qué me encontraré. Seguramente si todo lo que dices es verdad, yo no me encontraré con él, porque nadie que ama tanto y es tan bueno, va a esperar a alguien como yo. Viví sin Nochebuena y moriré sin Nochebuena...

MARIANO. Hoy puede ser tu primera Nochebuena; solo debes creer que Dios se hizo hombre y nació en una noche como hoy, para poder perdonarte tus pecados y hacerte su hijo. Y te aseguro que si tú te mueres él te estará esperando… Sólo debes decirle que lo necesitas y él vendrá a ti. Nacerá en tu corazón y serás un hijo de Dios.

DELINCUENTE 1. (Se ríe.) ¿Sabes? Me parece que te creo y antes de morirme quiero tener una Nochebuena, así que si ese Jesús que nació hace dos mil años puede hacer algo, yo quiero que lo haga. Si puede limpiarme… (Grita.) ¡Hacelo, Jesús! Y si me muero quiero verlo... (Muere.)

MARIANO. (Le cierra los ojos.) Seguramente lo verás, amigo... ¡Feliz Nochebuena!

DELINCUENTE 2. - ¿Murió?

MARIANO. Yo diría que durmió, y se despertará en la gloria con Jesucristo...

DELINCUENTE 2. Estás loco...

(Todos lloran. Entra la policía y toma a los delincuentes.)

POLICÍA. ¡Tiren las armas! ¡Arriba las manos! Quedan detenidos... ¡Llévenselos! (Se dirige a la gente.) ¡Señoras y señores la pesadilla terminó! Cada uno podrá ir a su casa a pasar la Nochebuena...

PERIODISTA. ¡Aquí Crónico Noticia, el único medio que se encuentra en el lugar de los hechos en este asalto con toma de rehenes en Nochebuena! Aquí junto al cuerpo del delincuente abatido Intentaremos hablar con los rehenes. Por favor, una palabra para el publico que vivió estas horas dramáticas junto a ustedes, señor.

SR. TONETTI. No tengo nada que decir, solo que a pesar de todo, para mí no fue tan dramática. Me di cuenta de algunas cosas y encontré una esperanza...

PROSTITUTA 1. (Llorando.) Yo me di cuenta que he llevado una mala vida y hoy quiero cambiar, y sé que podré hacerlo porque hay alguien que perdona, que limpia y restaura… Por eso es Nochebuena ¿no?

PROSTITUTA 2. Yo me acordé de algo que me dijo mi papá en una Nochebuena y voy a hacerlo en su memoria... ¡Adiós!

ENFERMO. ¿Saben? Hoy a mí me diagnosticaron cáncer y no había nada peor que me podía pasar, pero ahora sí sé que hay algo peor: no asegurarme de pasar la vida eterna con quien es el motivo de la Nochebuena.

MARIANO. (Se dirige al enfermo.) Amigo, nunca te dijeron que ésta también es una noche de milagros y que Jesús vino a sanar a los enfermos. (Lo abrazan y se van mientras le habla.)

MUJER. Bueno, yo quería decir a mis hijos que no se preocuparan, que yo estoy bien, que no lo estaba pero ahora sí, que voy a viajar a verlos y, ¡feliz nochebuena para ellos, para su padre y su esposa! (Saluda a la cámara.) ¡Qué bien me siento de perdonar!

MARIANELA. ¡Papá, estoy bien, no te preocupes! ¡Abuelita, te quiero mucho, ya voy para casa! ¡Hoy es Nochebuena! ¡Dios me ama, papá!

LAURA. Bueno, yo también me voy a casa; seguramente me están necesitando... ¡Feliz Nochebuena!

(Chicos saludan a la cámara.)

CHICO 1. Estamos bien ¿sabía que hoy nació Jesús y que por eso es Nochebuena?

PERIODISTA. Sí, sí, creo que de eso se trata, ¿no?

ANDY. ¡Sí, Dios vino al mundo para darnos amor, esperanza, paz y alegría!

PERIODISTA. Señor, ¿usted es el dueño del bar? ¿Me podría decir que pasó ahí adentro que nadie me habla del asalto?

RAÚL. Es que, ¿sabe?, hace dos mil años hubo un mesón que estaba repleto de gente y no hubo lugar para que Jesús naciera allí… Y hasta antes del asalto, este bar era como ese mesón: lleno de gente necesitada, pero no había lugar para que el Salvador compartiera con ellos. Tuvo que ocurrir este lamentable incidente para que se convirtiera en un pesebre, pobre, necesitado, maloliente, pero que en la Nochebuena, se llenó de la Gloria de Dios, y ocurrió el milagro más grande de la historia. Hoy ocurrió un milagro en estos corazones porque dejaron que Jesús naciera en sus vidas… Y les aseguro que no son los mismos que entraron en este lugar. Hoy tuvieron una verdadera Nochebuena.

PERIODISTA. Bueno, desde el lugar de los hechos, Crónico noticias le ha llevado la noticia a su hogar. Se está viviendo una situación fuera de lo común, en un asalto con toma de rehenes no hay llantos, ni nerviosismo, ni situaciones descontroladas ¿qué pasó dentro de este bar? Saque usted sus conclusiones... ¡Feliz Nochebuena para todos!