10 Minutos y 3 Personajes + Extras. Es el cumpleaños de un padre y parece que su familia no se acuerda de él en este día tan señalado...
EL CUMPLEAÑOS
PERSONAJES
PADRE
MADRE
HIJO
Extras: HIJOS/AS, CÓNYUGES, NIETOS.
ESCENA 1
(La escena se desarrolla en el salón de la casa.)
PADRE. (Entrando en escena.) ¡Setenta años hoy! Hoy cumplo setenta años. Ya soy un viejo.
MADRE. (Entrando.) ¿De qué estás hablando? Siempre te encuentro hablando solo.
PADRE. Yo no hablo solo, reflexiono en voz alta.
MADRE. Anda, y no pienses tanto. Mejor, ve a la cocina. Ya tienes el desayuno listo.
PADRE. (Con sonrisa picarona.) ¿Será un buen desayuno?
MADRE. (Con cara extraña.) Es tu desayuno de siempre: zumo de naranja, leche y galletas.
PADRE. No sé… Como hoy es un día tan especial… Yo pensaba…
MADRE. (Cortándolo.) Anda, anda, y no pienses tanto, que tu zumo de naranja ya habrá perdido todas las vitaminas.
PADRE. ¿Y tú no vienes?
MADRE. No, ya he desayunado. Hoy has tardado una barbaridad en el cuarto de baño tenía hambre y no te he esperado. Venga, vamos. (Le va empujando fuera del escenario.) Ve a la cocina. ¡Eres un tardón! Cada día te haces más viejo…
(Una vez que el padre está fuera.)
MADRE. Menos mal, creía que me iba a pillar. Ahora, ¡manos a la obra! (Enumerando.) Tengo que llamar a los chicos para ver a qué hora pueden venir a la fiesta, recoger la tarta de casa de la vecina… los confetis, las cintas y los gorritos de papel. ¡Ah! Y se me olvidaban las botellas de cava. Mientras tanto, voy a hacer las camas, limpiar y ordenar un poco todo este desorden. (Se va.)
PADRE. (Apareciendo en escena.) ¡Esta mujer! Me deja desayunar solo… Se ha olvidado de mi cumpleaños. Nada, y se pone a hacer las cosas de la casa, como si nada, como todos los días… (se queda pensativo, se sienta y coge el periódico, lo abre y lo hojea.) Ya le entiendo. Lo está preparando todo. Y se hace la disimulada, para que no me dé cuenta. Está bien, le voy a ayudar un poco. (Se levanta y dice en voz alta.) ¡María, María! Voy a ir al parque a pasear un rato. Este domingo ha salido soleado, voy a aprovecharlo. De paso, echaré una partida de mus con los amigos en el bar de Anselmo. Nos vemos a la hora de comer. (Se va a ir cuando añade.) ¿Tú no querrás venir, no?
MADRE. (Se oye la voz de la Madre desde dentro.) No, cariño, tengo mucho que hacer en casa, ¡que te diviertas!
PADRE. Está bien, volveré a la hora de la comida. Hasta luego. (Se va.)
MADRE. (Apareciendo con la escoba y el delantal.) ¡Qué bien! Tendré tiempo de cuadrarlo todo para que su fiesta de cumpleaños sea un éxito. Llamaré primero a los niños. (Descuelga el auricular del teléfono y marca un número que consulta en la agenda.) Hola, cariño, soy la abuelita… ¿Está tu papá?... ¿No?... Que se ha ido esta mañana temprano a pescar… ¿Cómo?... Está bien… Dile a mamá que se ponga… ¿Qué está acostada?... ¿Tiene jaqueca?... Bueno, dile que cuando se mejore que me llame… Sí, sí, cariño, a la abuelita María. Adiós, mi vida, adiós. (Cuelga el teléfono.) ¡Vaya, qué mala pata! Llamaré a Esteban. (Vuelve a marcar otro número.)
(El resto de la escena se desarrolla en mímica. La madre está al teléfono simulando hablar, está triste. Cuelga y repite la operación varias veces. Mientras se oye música de fondo.)
ESCENA 2
(Se desarrolla en el mismo salón, está decorado para un cumpleaños. En la mesa está la tarta con las velas, las botellas de cava, las copas, etc. El padre y la madre están sentados, ambos están leyendo.)
PADRE. No vendrán.
MADRE. No seas pesimista. ¡Claro que vendrán! Lo que ocurre es que nuestros hijos tienen muchas ocupaciones, son importantes.
PADRE. Por eso no vendrán. Son importantes: director de una sucursal bancaria, novelista, pintora… Todos son famosos, han triunfado en la vida. Tienen compromisos que no pueden evitar dada su situación.
MADRE. Sí, están bien colocados. Pero…
PADRE. (Cortándola.) Pero nada. Tienen ya su vida hecha. ¿Quién se va a acordar de unos pobres viejos como nosotros? (Alegrándose.) En fin, al menos, podemos estar orgullosos de nuestros hijos. Han llegado muy alto. Son unos triunfadores.
MADRE. ¡Jorge!
PADRE. No te preocupes por mí. Pero tendrás que disculparme… No tengo mucho ánimo de celebraciones. Te agradezco el esfuerzo que has hecho.
MADRE. Como quieras.
(Siguen leyendo sus libros, hasta que poco a poco el padre se va durmiendo. La madre le mira con ternura.)
MADRE. Es una pena. Todo está preparado. No quiero que todo esto se quede así. Ya sé que no es bueno mentir, pero él se merece algo mejor. Toda su vida sacrificada para que sus hijos tuvieran lo mejor… y le pagan con esto. Esto no va a quedar así. No quiero que sufra. Desordenaré esto, le daré la mitad de la tarta a las vecinas, abriré las botellas de cava, tiraré el confetti y me pondré el gorrito de fiesta. Haré como que han venido, le han visto dormido y no han querido despertarle. Se enfadará cuando se despierte, porque no lo hemos despertado, pero al menos tendrá la alegría de que no ha sido olvidado.
(Se pone manos a la obra pero con tan mala suerte que hace un poco de ruido y se despierta el padre, sin embargo disimula haciéndose el dormido mientras mira lo que hace la madre. Esta no se ha dado cuenta de que está despierto. Va a buscar los regalos suyos y les pone el nombre de los hijos, como si fueran ellos los que los han regalado. Cuando termina se sienta, cansada y triste.)
PADRE. (Haciendo como que se despierta, estirándose y bostezando.) ¡Ahhh, qué sueño más bueno!
MADRE. Jorge, siempre te pasa lo mismo. Los niños han venido y te han visto dormido… No han querido despertarte. Mira cuántos regalos te han traido.
PADRE. No te molestes. Estaba despierto. Te agradezco…
MADRE. ¡Oh, papá, yo no quería que el día acabara así!
(En ese momento llaman a la puerta. Los hijos e hijas van entrando con sus mujeres, maridos, hijos e hijas. Traen regalos.)
ESCENA 3
(Todos le felicitan, le dan los regalos. Hay abrazos, risas, etc. Uno/a de los hijos/as se adelanta para decir.)
HIJO. Tenemos muchas ocupaciones en nuestra sociedad, y a veces nos enredamos de tal manera que los engranajes del mundo no nos dejan vivir. Pero a pesar de nuestras ocupaciones siempre hay un lugar para nuestro padre. Porque “honrando a tu padre y a tu madre, se te prolongarán los días en la tierra que el Señor tu Dios te da”.
CONCLUSIÓN. Nosotros, como ciudadanos de este mundo, tenemos muchas ocupaciones, trabajo, sueños, etc. Que nos mantienen ocupados y nos alejan de nuestro Padre celestial. Pero siempre, en el último momento, cuando ya parece que no tenemos solución, recibimos la “llamada de amor que nos devuelve al redil”. Volvemos a encontrarnos con nuestro Padre divino, con su amor y su bondad, con el que siempre nos acoge con los brazos abiertos. No nos reprocha nada, tan solo nos brinda de nuevo todo el amor del mundo que en este día del padre, en el que celebramos a nuestro padre terrenal, no nos olvidemos de que tenemos un padre aún mayor que nos ama mucho más.
PADRE
MADRE
HIJO
Extras: HIJOS/AS, CÓNYUGES, NIETOS.
ESCENA 1
(La escena se desarrolla en el salón de la casa.)
PADRE. (Entrando en escena.) ¡Setenta años hoy! Hoy cumplo setenta años. Ya soy un viejo.
MADRE. (Entrando.) ¿De qué estás hablando? Siempre te encuentro hablando solo.
PADRE. Yo no hablo solo, reflexiono en voz alta.
MADRE. Anda, y no pienses tanto. Mejor, ve a la cocina. Ya tienes el desayuno listo.
PADRE. (Con sonrisa picarona.) ¿Será un buen desayuno?
MADRE. (Con cara extraña.) Es tu desayuno de siempre: zumo de naranja, leche y galletas.
PADRE. No sé… Como hoy es un día tan especial… Yo pensaba…
MADRE. (Cortándolo.) Anda, anda, y no pienses tanto, que tu zumo de naranja ya habrá perdido todas las vitaminas.
PADRE. ¿Y tú no vienes?
MADRE. No, ya he desayunado. Hoy has tardado una barbaridad en el cuarto de baño tenía hambre y no te he esperado. Venga, vamos. (Le va empujando fuera del escenario.) Ve a la cocina. ¡Eres un tardón! Cada día te haces más viejo…
(Una vez que el padre está fuera.)
MADRE. Menos mal, creía que me iba a pillar. Ahora, ¡manos a la obra! (Enumerando.) Tengo que llamar a los chicos para ver a qué hora pueden venir a la fiesta, recoger la tarta de casa de la vecina… los confetis, las cintas y los gorritos de papel. ¡Ah! Y se me olvidaban las botellas de cava. Mientras tanto, voy a hacer las camas, limpiar y ordenar un poco todo este desorden. (Se va.)
PADRE. (Apareciendo en escena.) ¡Esta mujer! Me deja desayunar solo… Se ha olvidado de mi cumpleaños. Nada, y se pone a hacer las cosas de la casa, como si nada, como todos los días… (se queda pensativo, se sienta y coge el periódico, lo abre y lo hojea.) Ya le entiendo. Lo está preparando todo. Y se hace la disimulada, para que no me dé cuenta. Está bien, le voy a ayudar un poco. (Se levanta y dice en voz alta.) ¡María, María! Voy a ir al parque a pasear un rato. Este domingo ha salido soleado, voy a aprovecharlo. De paso, echaré una partida de mus con los amigos en el bar de Anselmo. Nos vemos a la hora de comer. (Se va a ir cuando añade.) ¿Tú no querrás venir, no?
MADRE. (Se oye la voz de la Madre desde dentro.) No, cariño, tengo mucho que hacer en casa, ¡que te diviertas!
PADRE. Está bien, volveré a la hora de la comida. Hasta luego. (Se va.)
MADRE. (Apareciendo con la escoba y el delantal.) ¡Qué bien! Tendré tiempo de cuadrarlo todo para que su fiesta de cumpleaños sea un éxito. Llamaré primero a los niños. (Descuelga el auricular del teléfono y marca un número que consulta en la agenda.) Hola, cariño, soy la abuelita… ¿Está tu papá?... ¿No?... Que se ha ido esta mañana temprano a pescar… ¿Cómo?... Está bien… Dile a mamá que se ponga… ¿Qué está acostada?... ¿Tiene jaqueca?... Bueno, dile que cuando se mejore que me llame… Sí, sí, cariño, a la abuelita María. Adiós, mi vida, adiós. (Cuelga el teléfono.) ¡Vaya, qué mala pata! Llamaré a Esteban. (Vuelve a marcar otro número.)
(El resto de la escena se desarrolla en mímica. La madre está al teléfono simulando hablar, está triste. Cuelga y repite la operación varias veces. Mientras se oye música de fondo.)
ESCENA 2
(Se desarrolla en el mismo salón, está decorado para un cumpleaños. En la mesa está la tarta con las velas, las botellas de cava, las copas, etc. El padre y la madre están sentados, ambos están leyendo.)
PADRE. No vendrán.
MADRE. No seas pesimista. ¡Claro que vendrán! Lo que ocurre es que nuestros hijos tienen muchas ocupaciones, son importantes.
PADRE. Por eso no vendrán. Son importantes: director de una sucursal bancaria, novelista, pintora… Todos son famosos, han triunfado en la vida. Tienen compromisos que no pueden evitar dada su situación.
MADRE. Sí, están bien colocados. Pero…
PADRE. (Cortándola.) Pero nada. Tienen ya su vida hecha. ¿Quién se va a acordar de unos pobres viejos como nosotros? (Alegrándose.) En fin, al menos, podemos estar orgullosos de nuestros hijos. Han llegado muy alto. Son unos triunfadores.
MADRE. ¡Jorge!
PADRE. No te preocupes por mí. Pero tendrás que disculparme… No tengo mucho ánimo de celebraciones. Te agradezco el esfuerzo que has hecho.
MADRE. Como quieras.
(Siguen leyendo sus libros, hasta que poco a poco el padre se va durmiendo. La madre le mira con ternura.)
MADRE. Es una pena. Todo está preparado. No quiero que todo esto se quede así. Ya sé que no es bueno mentir, pero él se merece algo mejor. Toda su vida sacrificada para que sus hijos tuvieran lo mejor… y le pagan con esto. Esto no va a quedar así. No quiero que sufra. Desordenaré esto, le daré la mitad de la tarta a las vecinas, abriré las botellas de cava, tiraré el confetti y me pondré el gorrito de fiesta. Haré como que han venido, le han visto dormido y no han querido despertarle. Se enfadará cuando se despierte, porque no lo hemos despertado, pero al menos tendrá la alegría de que no ha sido olvidado.
(Se pone manos a la obra pero con tan mala suerte que hace un poco de ruido y se despierta el padre, sin embargo disimula haciéndose el dormido mientras mira lo que hace la madre. Esta no se ha dado cuenta de que está despierto. Va a buscar los regalos suyos y les pone el nombre de los hijos, como si fueran ellos los que los han regalado. Cuando termina se sienta, cansada y triste.)
PADRE. (Haciendo como que se despierta, estirándose y bostezando.) ¡Ahhh, qué sueño más bueno!
MADRE. Jorge, siempre te pasa lo mismo. Los niños han venido y te han visto dormido… No han querido despertarte. Mira cuántos regalos te han traido.
PADRE. No te molestes. Estaba despierto. Te agradezco…
MADRE. ¡Oh, papá, yo no quería que el día acabara así!
(En ese momento llaman a la puerta. Los hijos e hijas van entrando con sus mujeres, maridos, hijos e hijas. Traen regalos.)
ESCENA 3
(Todos le felicitan, le dan los regalos. Hay abrazos, risas, etc. Uno/a de los hijos/as se adelanta para decir.)
HIJO. Tenemos muchas ocupaciones en nuestra sociedad, y a veces nos enredamos de tal manera que los engranajes del mundo no nos dejan vivir. Pero a pesar de nuestras ocupaciones siempre hay un lugar para nuestro padre. Porque “honrando a tu padre y a tu madre, se te prolongarán los días en la tierra que el Señor tu Dios te da”.
CONCLUSIÓN. Nosotros, como ciudadanos de este mundo, tenemos muchas ocupaciones, trabajo, sueños, etc. Que nos mantienen ocupados y nos alejan de nuestro Padre celestial. Pero siempre, en el último momento, cuando ya parece que no tenemos solución, recibimos la “llamada de amor que nos devuelve al redil”. Volvemos a encontrarnos con nuestro Padre divino, con su amor y su bondad, con el que siempre nos acoge con los brazos abiertos. No nos reprocha nada, tan solo nos brinda de nuevo todo el amor del mundo que en este día del padre, en el que celebramos a nuestro padre terrenal, no nos olvidemos de que tenemos un padre aún mayor que nos ama mucho más.
4 comentarios:
realmente hermoso,te hace refrexionar y valorar ,gracias,sirve tanto para cumpleaños ,dia del padre,bendiciones.
wow felicidades si que se aventaron con este drama esta fabuloso
Realmente muy buen mensaje, pero mensionaron un "bar" o "barra" para ser un drama con una enseñanza cristiana no creo que se adecuado usar esos lugares como referencia. Bueno es mi pinion. Igual cambios se le pueden hacer
hermoso mensaje y real verdaderamente me emociono hasta las lagrimas muchas bendiciones
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