PARÁBOLA MODERNA DE LOS TALENTOS
PERSONAJES
NARRADOR
JEFE
EMPLEADO 1
EMPLEADO 2
EMPLEADO 3
VOZ
NARRADOR. La compañía “BUENAS NUEVAS PARA TODOS, INC.” lleva años en la industria de la publicidad y relaciones públicas. Para estos fines, se realizó un reclutamiento masivo de personal capacitado para dar a conocer esta empresa al mundo y los servicios que ofrece. Como en todo trabajo, siempre hay empleados que se distinguen más que otros por diferentes razones. En este caso, sólo tres lograron sobresalir entre todos. ¿Y quién mejor que ellos para cumplir la próxima misión desafiante? Por ello, el presidente de “Buenas Nuevas para todos”, convocó a estos tres hombres a una importante reunión. Ésta es la historia de una compañía, un jefe y tres empleados. Veamos…
JEFE. Buenos días muchachos. Los he reunido para notificarles algo. Tengo que salir de viaje a resolver unos asuntos vitales. Los voy a dejar encargados para que todo siga funcionando perfectamente. Como saben, nuestra labor es seguir creciendo, reproducirnos, expandirnos, que lleguen las Buenas Nuevas a todos. A cada uno les dejo un portátil, un teléfono celular y dinero, lo que sea necesario, para tomar decisiones sabias. Sobre el dinero, ustedes podrán tomarlo según lo vayan necesitando. Si se acabara, mi secretaria tiene permiso para desembolsarles la cantidad que sea necesaria. Pero deseo aclararles algo. Cada uno debe trabajar independientemente, en la medida de que esto sea posible, y me rendirán cuentas directamente a mi cuando regrese. La fecha de mi regreso no la sé aún, en otras palabras, puedo regresar en cualquier momento. Así que deben mantenerse activos y produciendo. ¿Alguna duda o pregunta?
EMPLEADOS. No.
JEFE. Bueno, confío en ustedes, en sus manos dejo todo.
NARRADOR. Y así, con toda confianza, el presidente de “Buenas Nuevas para Todos”, se fue de viaje dejando a cargo a sus mejores empleados. Pero veamos de qué forma ellos utilizaron los recursos que les dejaron.
EMPLEADO 1. Bueno, vamos a pensar cómo puedo llegar a más personas. Déjame sacar todas las herramientas. (Las saca de una caja). ¿Tendrá este portátil acceso a Internet? Vamos a ver. (Lo prende) ¡Guau, sí! Perfecto, pues ya sé lo que haré. Aquí hay un programa que se llama DREAMWEAVER que es para crear páginas de Internet. Voy a leer el manual que trae en línea y crearé una página publicitaria sencilla. Entonces, el celular lo voy a usar para llamar a los medios de comunicación para promocionar la página y para pautar anuncios adicionales… Total, el jefe me autorizó a utilizar cualquier cantidad de dinero para el trabajo. ¡Ya verá! Montones de gente sabrán sobre esta compañía. Bueno… ¡A trabajar!
EMPLEADO 2. ¿Qué podré hacer para comunicar mi mensaje y hacer mi trabajo? Esta computadora parece ser un buen instrumento, pero yo no soy bueno con la tecnología. Bueno, pero eso no me va a detener. Voy a llamar a una imprenta para darle la información necesaria y que me preparen un folleto el cual llevaré siempre conmigo a todas partes. Se me ocurre que hasta puedo contratar a unos estudiantes por unas horas para que los repartan en los semáforos. ¡Ah, ya sé! También, voy a mandar a hacer unas camisetas con el logo, slogan y teléfonos de la empresa y que se la pongan los repartidores. Va a ser un éxito yo lo sé. De todas maneras, voy a pedirle al técnico de “Buenas Nuevas para Todos”, que pase y que me dé un breve entrenamiento para usar la computadora y programas publicitarios. En un futuro, eso me va a servir… Y, ¿quién sabe? Si aprendo bien y rápido, utilizo el portátil para cumplir mi misión. El jefe se va a poner bien contento.
EMPLEADO 3. Bueno, hay mucho que hacer, ¿por dónde empiezo? Supongo que por el principio. (Saca los materiales.) Pero, esta computadora está nueva ¿si la saco y me la roban? ¿Si se me moja, o se me cae? ¿Y si se daña? Y el celular también es nuevo. Ay no, mejor dejo todo quietecito como está, no quiero problemas y mucho menos tener que pagar por estas cosas. Y bueno, por el dinero ni me preocupo. Es mejor ahorrarle al jefe todo lo que se pueda, gasta demasiado en esta compañía. Pero ¿y cómo voy a hacer mi trabajo? Déjame pensar. No, no puedo. Yo voy a hacer algo en lo que el jefe no pensó. No es lo que nos pidió pero voy a tomar la iniciativa. Mejor, me voy a poner a contactar a los clientes que ya tenemos y les voy a dar atención para no perderlos, les voy a recordar sobre los servicios que ofrecemos. Y cuando termine, voy a ponerme a arreglar mi oficina porque una mala presentación, puede espantar clientes. De todos modos, ya era tiempo de organizarla mejor, así que, aprovecharé este momento.
NARRADOR. Aparentemente, los dos primeros empleados de nuestra historia, encontraron la forma de cumplir su cometido, de acuerdo a sus capacidades y conocimientos. Echaron a andar su mente y creatividad para satisfacer las demandas del jefe y de la compañía. Lamentablemente, el tercero hizo todo lo contrario. Pasaron aproximadamente dos años. Al principio los jóvenes se mostraron un tanto preocupados porque no tenían noticias del presidente de la compañía, sin embargo, continuaron trabajando sin la acostumbrada supervisión del mismo hasta que un día, algo interrumpió sus rutinas. ¿Qué habrá sucedido?
(Salen a escena los empleados.)
EMPLEADO 1. ¿Para qué nos habrán reunido aquí?
EMPLEADO 2. No sé, ¿será que cometimos algún error?
EMPLEADO 3. ¿No será que habrá llegado el jefe? Si es así, está mal, porque tenían que avisarnos con tiempo…
EMPLEADO 1. Pero él dijo que no nos iba a avisar y que podía llegar en cualquier momento.
EMPLEADO 2. ¡Shhh! Parece que viene alguien.
(Entra el jefe y los saluda. Todos se sorprenden.)
JEFE. Hola muchachos, ya regresé, ¿cómo están?
EMPLEADO 1. Muy bien, jefe, contento de verlo. ¡Qué bueno que está de regreso! He estado esperando su regreso desde hace mucho tiempo.
JEFE. Muchas gracias.
EMPLEADO 2. Hola jefe, ¡qué feliz estoy de saber que está aquí otra vez! ¿Ya no se vuelve a ir, verdad?
JEFE. No. Ya resolví todo, no me volveré a ir.
EMPLEADO 3. ¡Qué bueno verlo, jefe! ¿Y cuándo usted llegó? Nos hubiera dado el mensaje de su regreso para recibirlo como se merece.
JEFE. Gracias, pero no era necesario. Recuerden que les dije que no les avisaría. Bueno, muchachos, yo también me encuentro muy contento de verlos y de saber que están bien. Pero estoy ansioso por saber qué ha pasado con la compañía, qué han hecho, cuánto han logrado. Así que, siéntense para que me cuenten. (Al empleado 1.) A ver, cuéntame, ¿qué lograste en este tiempo?
EMPLEADO 1. Bueno, jefe, tengo que decirle que he logrado mucho. Hice una página en Internet y coloqué anuncios en los medios de comunicación. Todo eso logró contactar a 5,000 personas que han escuchado las Buenas Nuevas, han recibido el detalle y lo están compartiendo con otros. Creo que ha sido todo un éxito.
JEFE. ¡Fantástico, te felicito! Hay un aumento de salario jugoso para ti, un ascenso más comisiones. (Al empleado 2.) ¿Y tú, cómo lo hiciste?
EMPLEADO 2. Jefe, le adelanto que yo no logré llegar a tanta gente como él. Mandé a hacer unos folletos y unas camisetas para promocionar la compañía y sus servicios. Eso atrajo muchísima gente, quizá unas 1,000 personas. Entonces, tomé un curso rápido con el técnico de la compañía y ya finalizando, coloqué anuncios cibernéticos para dar a conocer a Buenas Nuevas para Todos. Con eso último 1,500 personas supieron de nosotros. Como ve, no son tantos como los que mi compañero consiguió, pero le puedo asegurar, que hice todo lo que estuvo a mi alcance. Muchos han oído las Buenas Nuevas y podemos seguir llegando a más gente. Si usted no hubiese llegado hoy, hubiera seguido promocionando la empresa a todos los que pudiera.
JEFE. ¡Qué ingenioso! Muy bien, muy buenas ideas, también te felicito. Tú también tendrás tu aumento de salario, un ascenso en tu posición y comisiones. Y no te preocupes, utilizaste al máximo tus recursos y tus capacidades. (Al empleado 3.) ¿Y qué me puedes decir tú, qué noticias me tienes?
EMPLEADO 3. Bueno, jefe, usted me va a tener que perdonar y ¡qué bueno que puedo decírselo personalmente! Yo no quise usar los materiales que usted me dejó para no dañarlos. Tenía miedo de que se me fueran a dañar y que usted se enojara conmigo. Así que dejé todo tal y como me lo entregó. En cambio, hice otra cosa. Contacté a todos nuestros clientes y les recordé sobre los servicios que ofrece Buenas Nuevas para Todos…
JEFE. Pero, ése no es tu trabajo, para eso están los muchachos de telemarketing y de servicio al cliente.
EMPLEADO 3. Sí, pero digamos que yo les eché una mano. Son muchos clientes, jefe, hay que mantenerlos para que no se nos vayan.
JEFE. A pesar de tu iniciativa y de tus buenas intenciones, no me has dicho absolutamente sobre lo que te encargué que hicieras. Respóndeme, ¿qué has podido hacer? ¿A cuánta gente llegaste con las Buenas Nuevas?
EMPLEADO 3. Jefe, la realidad es que a mí no se me ocurrió hacer algo como lo que ellos hicieron, soy un poco tímido, no me atrevo hablar con la gente que no conozco, tampoco sé hacer muchas cosas…Pensé que reforzar a nuestros clientes, era lo mejor que podía hacer para usted, sin arriesgar mi posición. Además, logré organizar mi oficina, usted sabe que una buena impresión puede atraer más clientes y retenerlos.
JEFE. A todos les dejé los mismos recursos y herramientas. El dinero no era problema porque lo dejé a discreción de ustedes. Tímido no eres, porque te reclutamos para esta gran empresa. He visto como te desenvuelves bien con la gente. Habilidades tienes de sobra. Y para la limpieza y organización, no sólo de tu oficina sino de toda la empresa, contraté al Departamento de Mantenimiento. Nada de lo que hiciste, era tu trabajo realmente. Tan sólo era cuestión de poner a funcionar tu creatividad. Eso era todo. Si ellos pudieron hacerlo, ¿por qué tú no? No te pedí nada imposible. Has desperdiciado todo este tiempo, no puedo creerlo. Lo lamento mucho, pero no estás capacitado para continuar trabajando para nosotros. Estás despedido.
(Salen juntos el jefe y los empleados 1 y 2 a celebrar y muy contentos.)
EMPLEADO 3. (Saliendo detrás de los demás.) Espere, señor, permítame explicarle mejor. Déme otra oportunidad, no me despida, necesito el trabajo, espere…
VOZ. Siervo malo y negligente…
NARRADOR. Esas son las duras palabras que Dios dice a sus hijos negligentes. Pero a aquellos que le son fieles y que buscan la manera de agradar al Señor en la misión que les ha sido encomendada, Dios les dice:
VOZ. Buen bien siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor.
NARRADOR. ¿Cuál de ellos eres tú?
JEFE. Buenos días muchachos. Los he reunido para notificarles algo. Tengo que salir de viaje a resolver unos asuntos vitales. Los voy a dejar encargados para que todo siga funcionando perfectamente. Como saben, nuestra labor es seguir creciendo, reproducirnos, expandirnos, que lleguen las Buenas Nuevas a todos. A cada uno les dejo un portátil, un teléfono celular y dinero, lo que sea necesario, para tomar decisiones sabias. Sobre el dinero, ustedes podrán tomarlo según lo vayan necesitando. Si se acabara, mi secretaria tiene permiso para desembolsarles la cantidad que sea necesaria. Pero deseo aclararles algo. Cada uno debe trabajar independientemente, en la medida de que esto sea posible, y me rendirán cuentas directamente a mi cuando regrese. La fecha de mi regreso no la sé aún, en otras palabras, puedo regresar en cualquier momento. Así que deben mantenerse activos y produciendo. ¿Alguna duda o pregunta?
EMPLEADOS. No.
JEFE. Bueno, confío en ustedes, en sus manos dejo todo.
NARRADOR. Y así, con toda confianza, el presidente de “Buenas Nuevas para Todos”, se fue de viaje dejando a cargo a sus mejores empleados. Pero veamos de qué forma ellos utilizaron los recursos que les dejaron.
EMPLEADO 1. Bueno, vamos a pensar cómo puedo llegar a más personas. Déjame sacar todas las herramientas. (Las saca de una caja). ¿Tendrá este portátil acceso a Internet? Vamos a ver. (Lo prende) ¡Guau, sí! Perfecto, pues ya sé lo que haré. Aquí hay un programa que se llama DREAMWEAVER que es para crear páginas de Internet. Voy a leer el manual que trae en línea y crearé una página publicitaria sencilla. Entonces, el celular lo voy a usar para llamar a los medios de comunicación para promocionar la página y para pautar anuncios adicionales… Total, el jefe me autorizó a utilizar cualquier cantidad de dinero para el trabajo. ¡Ya verá! Montones de gente sabrán sobre esta compañía. Bueno… ¡A trabajar!
EMPLEADO 2. ¿Qué podré hacer para comunicar mi mensaje y hacer mi trabajo? Esta computadora parece ser un buen instrumento, pero yo no soy bueno con la tecnología. Bueno, pero eso no me va a detener. Voy a llamar a una imprenta para darle la información necesaria y que me preparen un folleto el cual llevaré siempre conmigo a todas partes. Se me ocurre que hasta puedo contratar a unos estudiantes por unas horas para que los repartan en los semáforos. ¡Ah, ya sé! También, voy a mandar a hacer unas camisetas con el logo, slogan y teléfonos de la empresa y que se la pongan los repartidores. Va a ser un éxito yo lo sé. De todas maneras, voy a pedirle al técnico de “Buenas Nuevas para Todos”, que pase y que me dé un breve entrenamiento para usar la computadora y programas publicitarios. En un futuro, eso me va a servir… Y, ¿quién sabe? Si aprendo bien y rápido, utilizo el portátil para cumplir mi misión. El jefe se va a poner bien contento.
EMPLEADO 3. Bueno, hay mucho que hacer, ¿por dónde empiezo? Supongo que por el principio. (Saca los materiales.) Pero, esta computadora está nueva ¿si la saco y me la roban? ¿Si se me moja, o se me cae? ¿Y si se daña? Y el celular también es nuevo. Ay no, mejor dejo todo quietecito como está, no quiero problemas y mucho menos tener que pagar por estas cosas. Y bueno, por el dinero ni me preocupo. Es mejor ahorrarle al jefe todo lo que se pueda, gasta demasiado en esta compañía. Pero ¿y cómo voy a hacer mi trabajo? Déjame pensar. No, no puedo. Yo voy a hacer algo en lo que el jefe no pensó. No es lo que nos pidió pero voy a tomar la iniciativa. Mejor, me voy a poner a contactar a los clientes que ya tenemos y les voy a dar atención para no perderlos, les voy a recordar sobre los servicios que ofrecemos. Y cuando termine, voy a ponerme a arreglar mi oficina porque una mala presentación, puede espantar clientes. De todos modos, ya era tiempo de organizarla mejor, así que, aprovecharé este momento.
NARRADOR. Aparentemente, los dos primeros empleados de nuestra historia, encontraron la forma de cumplir su cometido, de acuerdo a sus capacidades y conocimientos. Echaron a andar su mente y creatividad para satisfacer las demandas del jefe y de la compañía. Lamentablemente, el tercero hizo todo lo contrario. Pasaron aproximadamente dos años. Al principio los jóvenes se mostraron un tanto preocupados porque no tenían noticias del presidente de la compañía, sin embargo, continuaron trabajando sin la acostumbrada supervisión del mismo hasta que un día, algo interrumpió sus rutinas. ¿Qué habrá sucedido?
(Salen a escena los empleados.)
EMPLEADO 1. ¿Para qué nos habrán reunido aquí?
EMPLEADO 2. No sé, ¿será que cometimos algún error?
EMPLEADO 3. ¿No será que habrá llegado el jefe? Si es así, está mal, porque tenían que avisarnos con tiempo…
EMPLEADO 1. Pero él dijo que no nos iba a avisar y que podía llegar en cualquier momento.
EMPLEADO 2. ¡Shhh! Parece que viene alguien.
(Entra el jefe y los saluda. Todos se sorprenden.)
JEFE. Hola muchachos, ya regresé, ¿cómo están?
EMPLEADO 1. Muy bien, jefe, contento de verlo. ¡Qué bueno que está de regreso! He estado esperando su regreso desde hace mucho tiempo.
JEFE. Muchas gracias.
EMPLEADO 2. Hola jefe, ¡qué feliz estoy de saber que está aquí otra vez! ¿Ya no se vuelve a ir, verdad?
JEFE. No. Ya resolví todo, no me volveré a ir.
EMPLEADO 3. ¡Qué bueno verlo, jefe! ¿Y cuándo usted llegó? Nos hubiera dado el mensaje de su regreso para recibirlo como se merece.
JEFE. Gracias, pero no era necesario. Recuerden que les dije que no les avisaría. Bueno, muchachos, yo también me encuentro muy contento de verlos y de saber que están bien. Pero estoy ansioso por saber qué ha pasado con la compañía, qué han hecho, cuánto han logrado. Así que, siéntense para que me cuenten. (Al empleado 1.) A ver, cuéntame, ¿qué lograste en este tiempo?
EMPLEADO 1. Bueno, jefe, tengo que decirle que he logrado mucho. Hice una página en Internet y coloqué anuncios en los medios de comunicación. Todo eso logró contactar a 5,000 personas que han escuchado las Buenas Nuevas, han recibido el detalle y lo están compartiendo con otros. Creo que ha sido todo un éxito.
JEFE. ¡Fantástico, te felicito! Hay un aumento de salario jugoso para ti, un ascenso más comisiones. (Al empleado 2.) ¿Y tú, cómo lo hiciste?
EMPLEADO 2. Jefe, le adelanto que yo no logré llegar a tanta gente como él. Mandé a hacer unos folletos y unas camisetas para promocionar la compañía y sus servicios. Eso atrajo muchísima gente, quizá unas 1,000 personas. Entonces, tomé un curso rápido con el técnico de la compañía y ya finalizando, coloqué anuncios cibernéticos para dar a conocer a Buenas Nuevas para Todos. Con eso último 1,500 personas supieron de nosotros. Como ve, no son tantos como los que mi compañero consiguió, pero le puedo asegurar, que hice todo lo que estuvo a mi alcance. Muchos han oído las Buenas Nuevas y podemos seguir llegando a más gente. Si usted no hubiese llegado hoy, hubiera seguido promocionando la empresa a todos los que pudiera.
JEFE. ¡Qué ingenioso! Muy bien, muy buenas ideas, también te felicito. Tú también tendrás tu aumento de salario, un ascenso en tu posición y comisiones. Y no te preocupes, utilizaste al máximo tus recursos y tus capacidades. (Al empleado 3.) ¿Y qué me puedes decir tú, qué noticias me tienes?
EMPLEADO 3. Bueno, jefe, usted me va a tener que perdonar y ¡qué bueno que puedo decírselo personalmente! Yo no quise usar los materiales que usted me dejó para no dañarlos. Tenía miedo de que se me fueran a dañar y que usted se enojara conmigo. Así que dejé todo tal y como me lo entregó. En cambio, hice otra cosa. Contacté a todos nuestros clientes y les recordé sobre los servicios que ofrece Buenas Nuevas para Todos…
JEFE. Pero, ése no es tu trabajo, para eso están los muchachos de telemarketing y de servicio al cliente.
EMPLEADO 3. Sí, pero digamos que yo les eché una mano. Son muchos clientes, jefe, hay que mantenerlos para que no se nos vayan.
JEFE. A pesar de tu iniciativa y de tus buenas intenciones, no me has dicho absolutamente sobre lo que te encargué que hicieras. Respóndeme, ¿qué has podido hacer? ¿A cuánta gente llegaste con las Buenas Nuevas?
EMPLEADO 3. Jefe, la realidad es que a mí no se me ocurrió hacer algo como lo que ellos hicieron, soy un poco tímido, no me atrevo hablar con la gente que no conozco, tampoco sé hacer muchas cosas…Pensé que reforzar a nuestros clientes, era lo mejor que podía hacer para usted, sin arriesgar mi posición. Además, logré organizar mi oficina, usted sabe que una buena impresión puede atraer más clientes y retenerlos.
JEFE. A todos les dejé los mismos recursos y herramientas. El dinero no era problema porque lo dejé a discreción de ustedes. Tímido no eres, porque te reclutamos para esta gran empresa. He visto como te desenvuelves bien con la gente. Habilidades tienes de sobra. Y para la limpieza y organización, no sólo de tu oficina sino de toda la empresa, contraté al Departamento de Mantenimiento. Nada de lo que hiciste, era tu trabajo realmente. Tan sólo era cuestión de poner a funcionar tu creatividad. Eso era todo. Si ellos pudieron hacerlo, ¿por qué tú no? No te pedí nada imposible. Has desperdiciado todo este tiempo, no puedo creerlo. Lo lamento mucho, pero no estás capacitado para continuar trabajando para nosotros. Estás despedido.
(Salen juntos el jefe y los empleados 1 y 2 a celebrar y muy contentos.)
EMPLEADO 3. (Saliendo detrás de los demás.) Espere, señor, permítame explicarle mejor. Déme otra oportunidad, no me despida, necesito el trabajo, espere…
VOZ. Siervo malo y negligente…
NARRADOR. Esas son las duras palabras que Dios dice a sus hijos negligentes. Pero a aquellos que le son fieles y que buscan la manera de agradar al Señor en la misión que les ha sido encomendada, Dios les dice:
VOZ. Buen bien siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor.
NARRADOR. ¿Cuál de ellos eres tú?
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