5 Minutos y 2 Personajes. Jesús requiere un compromiso total. Esta obra ilustra qué significa comprometer todas nuestras posesiones a Jesús.
LA PERLA
Escrito por John Hastings y traducido con permiso por Loida SomolinosLA PERLA
Mateo 13:45-46 “También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró”.
PERSONAJES
VICTORIA. Joyera
SIMÓN. Hombre de negocios
ATREZZO
Una perla
Una calculadora
(Se supone que el escenario es una joyería pero un escenario sencillo es todo lo que se necesita. Se necesitará algo para representar la perla. Nosotros usamos una pelota blanca que nos sirvió. La obra es humorística. Victoria entra al escenario.)
SIMÓN. Buenos días, Victoria.
VICTORIA. Buenos días, Simón. Estaba esperando que llamases. Tengo algo muy especial para enseñarte. Tú estás muy interesado en la colección de perlas que tienes, ¿verdad?
SIMÓN. Sí, quiero que mi colección sea lo más delicada posible.
VICTORIA. Bueno, pues mira a esto (le enseña la perla).
SIMÓN. (Reacciona.) Victoria, es... es increíble. Es magnífica. Es la perla más grande y hermosa que he visto en mi vida.
VICTORIA. Es la mejor de todas, Simón.
SIMÓN. Es perfecta. Es impoluta.
VICTORIA. ¿La quieres?
SIMÓN. ¿Que si la quiero? Naturalmente que la quiero. (Pensándolo otra vez.) Pero, costará mucho. Nunca me podría permitir comprar una perla como ésta.
VICTORIA. No estoy tan segura. Sólo depende de lo mucho que la quieras y cuánto estés preparado para pagar.
SIMÓN. Claro que la quiero. Es fabulosa.
VICTORIA. Pues, ¿cuánto dinero tienes?
SIMÓN. Bueno, esto... en total, con el dinero de los bancos, sobre… pero seguro que no será suficiente.
VICTORIA. No, pero, ¿no tienes ninguna inversión?
SIMÓN. Sí, las he revisado esta mañana y por el momento tienen valor.
VICTORIA. Bien, ahí está tu colección de perlas. Si tuvieras esta perla, sería mejor que todas las otras perlas juntas.
SIMÓN. Tú sabes tanto como yo cuánto vale. Pero, ¿será suficiente?
VICTORIA. (Coge una calculadora.) Veamos. Todavía no es suficiente, Simón. Esta perla vale mucho dinero. ¿Cuánto vale tu casa?
SIMÓN. ¿Mi casa? Los vecinos vendieron la suya por… hace unos meses.
VICTORIA. Eso está mejor pero aún así necesitarás encontrar más.
SIMÓN. Tengo un coche, bueno, en realidad, dos.
VICTORIA. ¡Hum! Veamos un momento… (usa la calculadora) Todavía no es suficiente.
SIMÓN. Si te quedas la casa, ¿qué pasa con todos los muebles?
VICTORIA. Eso está mejor, pero todavía necesito más.
SIMÓN. Espera un momento. Si vendo mi casa y los muebles, ¿dónde voy a vivir? ¿Qué le pasará a mi mujer y a mis hijos?
VICTORIA. ¿Tu familia? No te preocupes, de eso me encargo yo. ¿Sabes lo que la mujer de negocios de hoy necesita? Una esposa. Te daré un buen precio por ella. Cuando estás en la tienda todos los días y por las noches te ocupas de la contabilidad… es bastante difícil hacerte cargo de la compra, de cocinar y limpiar. (Usa la calculadora.) Esto tiene mejor pinta, Simón, pero todavía no es suficiente. ¿Tienes algo más que ofrecer?
SIMÓN. Si tienes todo mi dinero, mi casa, mis coches y todo lo demás. Lo único que me queda es la ropa que llevo puesta ahora.
VICTORIA. Tu ropa. ¡Hum! Ese es un traje muy bonito y me gusta la corbata, y los zapatos. (Usa la calculadora.) Sí, creo que así estaría todo. ¿Todavía quieres la perla?
SIMÓN. Sí, claro que sí.
VICTORIA. Pues aquí la tienes. (Se la da a Simón.) Y puedes guardarte todo lo demás también.
SIMÓN. ¿Cómo?
VICTORIA. Sí, pero recuerda: todo me pertenece. Si necesito algo de suelto acudiré a ti, si necesito un coche, usaré el tuyo; cuando tenga visitas, los alojaré en tu casa. Recuerda, todo lo que tienes me pertenece a mí.
(Se quedan en toc.)
(Nos parece de gran ayuda la lectura de Mateo 13:45-46 al final de la obra, de esta forma se refuerza la enseñanza de Jesús.)
PERSONAJES
VICTORIA. Joyera
SIMÓN. Hombre de negocios
ATREZZO
Una perla
Una calculadora
(Se supone que el escenario es una joyería pero un escenario sencillo es todo lo que se necesita. Se necesitará algo para representar la perla. Nosotros usamos una pelota blanca que nos sirvió. La obra es humorística. Victoria entra al escenario.)
SIMÓN. Buenos días, Victoria.
VICTORIA. Buenos días, Simón. Estaba esperando que llamases. Tengo algo muy especial para enseñarte. Tú estás muy interesado en la colección de perlas que tienes, ¿verdad?
SIMÓN. Sí, quiero que mi colección sea lo más delicada posible.
VICTORIA. Bueno, pues mira a esto (le enseña la perla).
SIMÓN. (Reacciona.) Victoria, es... es increíble. Es magnífica. Es la perla más grande y hermosa que he visto en mi vida.
VICTORIA. Es la mejor de todas, Simón.
SIMÓN. Es perfecta. Es impoluta.
VICTORIA. ¿La quieres?
SIMÓN. ¿Que si la quiero? Naturalmente que la quiero. (Pensándolo otra vez.) Pero, costará mucho. Nunca me podría permitir comprar una perla como ésta.
VICTORIA. No estoy tan segura. Sólo depende de lo mucho que la quieras y cuánto estés preparado para pagar.
SIMÓN. Claro que la quiero. Es fabulosa.
VICTORIA. Pues, ¿cuánto dinero tienes?
SIMÓN. Bueno, esto... en total, con el dinero de los bancos, sobre… pero seguro que no será suficiente.
VICTORIA. No, pero, ¿no tienes ninguna inversión?
SIMÓN. Sí, las he revisado esta mañana y por el momento tienen valor.
VICTORIA. Bien, ahí está tu colección de perlas. Si tuvieras esta perla, sería mejor que todas las otras perlas juntas.
SIMÓN. Tú sabes tanto como yo cuánto vale. Pero, ¿será suficiente?
VICTORIA. (Coge una calculadora.) Veamos. Todavía no es suficiente, Simón. Esta perla vale mucho dinero. ¿Cuánto vale tu casa?
SIMÓN. ¿Mi casa? Los vecinos vendieron la suya por… hace unos meses.
VICTORIA. Eso está mejor pero aún así necesitarás encontrar más.
SIMÓN. Tengo un coche, bueno, en realidad, dos.
VICTORIA. ¡Hum! Veamos un momento… (usa la calculadora) Todavía no es suficiente.
SIMÓN. Si te quedas la casa, ¿qué pasa con todos los muebles?
VICTORIA. Eso está mejor, pero todavía necesito más.
SIMÓN. Espera un momento. Si vendo mi casa y los muebles, ¿dónde voy a vivir? ¿Qué le pasará a mi mujer y a mis hijos?
VICTORIA. ¿Tu familia? No te preocupes, de eso me encargo yo. ¿Sabes lo que la mujer de negocios de hoy necesita? Una esposa. Te daré un buen precio por ella. Cuando estás en la tienda todos los días y por las noches te ocupas de la contabilidad… es bastante difícil hacerte cargo de la compra, de cocinar y limpiar. (Usa la calculadora.) Esto tiene mejor pinta, Simón, pero todavía no es suficiente. ¿Tienes algo más que ofrecer?
SIMÓN. Si tienes todo mi dinero, mi casa, mis coches y todo lo demás. Lo único que me queda es la ropa que llevo puesta ahora.
VICTORIA. Tu ropa. ¡Hum! Ese es un traje muy bonito y me gusta la corbata, y los zapatos. (Usa la calculadora.) Sí, creo que así estaría todo. ¿Todavía quieres la perla?
SIMÓN. Sí, claro que sí.
VICTORIA. Pues aquí la tienes. (Se la da a Simón.) Y puedes guardarte todo lo demás también.
SIMÓN. ¿Cómo?
VICTORIA. Sí, pero recuerda: todo me pertenece. Si necesito algo de suelto acudiré a ti, si necesito un coche, usaré el tuyo; cuando tenga visitas, los alojaré en tu casa. Recuerda, todo lo que tienes me pertenece a mí.
(Se quedan en toc.)
(Nos parece de gran ayuda la lectura de Mateo 13:45-46 al final de la obra, de esta forma se refuerza la enseñanza de Jesús.)
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