40 Minutos y 9 Personajes + Coro. Una obra de Navidad con coro. Víctor y Blanca es una pareja joven que ha sido criada en la iglesia pero que cree que han pasado página respecto al aspecto religioso de sus vidas. Dios utiliza un viaje de regreso a casa por Navidad, la fe de una madre vagabunda, y una crisis personal para llamar su atención y volverlos hacia Él. Ellos se dan cuenta de que no están tan lejos de Dios como pensaban. El coro es también un personaje de la historia y un alivio dramático.
NO TAN LEJOS
NO TAN LEJOS
Escrito por Ruth & Wright Eavenson y traducido con permiso por Loida Somolinos
PERSONAJES
VÍCTOR. Un joven de unos treinta años que acaba de empezar una exitosa carrera en la gran ciudad y que es capaz de sacrificar lo que sea con tal de conseguir su meta.
BLANCA. La mujer de Víctor.
MARÍA. La madre de Víctor.
TERE. La hermana mayor de Víctor que vive cerca de María.
IVÁN. El amigo de la infancia de Víctor. Miembro del coro.
LUIS. Miembro del coro, personaje mayor que Iván y Víctor. Ayuda a construir el pesebre.
ESPERANZA. Una madre soltera con una inmensa fe en Dios.
JAVI. El hijo de Esperanza.
PASTOR ISIDRO
Varios miembros del coro.
OBRA
ESCENA I
(MIEMBRO DEL CORO y ACOMPAÑANTE entran. Están hablando sobre el programa de Navidad en el que van a participar. Queda una semana.)
ACOMPAÑANTE. No puedo creer que falte una semana para el programa de Navidad. Tenemos tanto que hacer todavía…
MIEMBRO DEL CORO. Pero hemos trabajado duro. ¡Va a salir genial!
ACOMPAÑANTE. Eso espero. Voy a calentar un poquito.
MIEMBRO DEL CORO. Vale.
(El ACOMPAÑANTE practica la escala musical y después empieza a cantar “Venid pastorcillos”. Los miembros del Coro se sientan y otros miembros del coro entran desde distintas puertas en grupos de 2-3 para ensayar. Finalmente, IVÁN (que lleva vaqueros y una camiseta naranja) y JORGE entran por el pasillo central cuando el ACOMPAÑANTE empieza el segundo verso. El público sabe enseguida que los dos que acaban de entrar son los payasos del coro.)
IVÁN y JORGE. (Cantando.) Venid a ensayar, que ha llegado ¡Iván!
(Los miembros del coro responden con unas sonrisas, mueven sus cabezas o emiten algún gemido, etc.)
PATRICIA. ¿Qué es lo que vamos a llevar este año para el estreno?
IVÁN. Yo propongo vaqueros y camisetas naranjas. (Los miembros del coro reaccionan de nuevo.) ¡Ey! Yo creo que es una buena idea.
ALICIA. No te preocupes, Patricia. Vamos a llevar túnicas de los tiempos bíblicos y hay un montón en el ropero. Ya te daré una después del ensayo.
PATRICIA. Vale, pero no quiero perder mucho tiempo porque tengo que irme a casa muy pronto porque mañana vienen mi hijo y mi nuera y quiero prepararles un pastel.
LINDA. ¡Hum! ¿Sabes? Mis padres vienen pasado mañana y no he tenido mucho tiempo estos días para limpiar. ¿Qué te parece si vamos al Panishop después del ensayo, te compro yo el pastel y después te vienes a mi casa para echarme una mano con la limpieza?
PATRICIA. ¡Hum! Es una oferta muy tentadora… Déjame que me lo piense (no deja casi tiempo) ¡No, gracias!
PILAR. Parece que va a venir bastante gente este año para ver nuestro programa. Ey, María, ¿va a venir Víctor esta Navidad?
MARÍA. Pues no lo sé. Desde que se fueron a vivir a la capital no han podido venir ninguna Navidad. El otro día los llamé por teléfono para saber qué iban a hacer pero aún no lo sabían. Ya sabes cómo es Víctor… le da cosa tener que pedir días libres en su trabajo así que no sé qué harán.
IVÁN. Espera que lo llamo ahora mismo y así nos enteramos.
(El coro responde con entusiasmo: “Sí”, “ya verás como lo convencemos” “tiene que venir a ver a su mamá” María sólo asiente a sus comentarios.)
MARÍA. Estoy segura de que le encantará hablar contigo. Siempre fuisteis muy buenos amigos de pequeños.
(Mientras IVÁN marca los números en su móvil, las luces y el sonido se encienden en la casa de VÍCTOR y BLANCA. VÍCTOR está viendo la televisión. El teléfono suena y VÍCTOR baja el volumen de la televisión. Responde al teléfono.)
VÍCTOR. ¿Hola?
IBÁN. Hola, Víctor, soy tu viejo amigo Iván.
VÍCTOR. ¡Iván! ¡Hombre, qué sorpresa!
(Blanca se acerca a la puerta y escucha parte de la conversación de Víctor.)
IVÁN. Hola, mira, estoy en el ensayo del coro de la iglesia y estábamos hablando de ti y me he dicho: “Voy a saludarle”. Espera un momento (Iván pone el manos libres y todo el mundo lo saluda).
VÍCTOR. (Riéndose) ¡Hola a todos y Feliz Navidad!
IVÁN. Y para ti también. Oye, aquí hay alguien que quiere hablar contigo. (Le pasa el teléfono a María y ésta se lo pone al revés. Iván le muestra cómo tiene que colocárselo).
MARÍA. Hola Víctor, soy yo, mamá.
VÍCTOR. Hola mamá. ¿Qué tal va todo?
(BLANCA se pone al otro teléfono.)
MARÍA. Nada, aquí hablando con la gente que me estaban preguntando si ibais a venir por Navidad…
VÍCTOR. Pues todavía no lo hemos decidido. Mamá, espera, que Blanca también te escucha.
MARÍA. ¡Hola, Blanca!
BLANCA. (Sonriendo.) Hola, mamá y saludos a todos. La verdad es que nos apetece mucho ir este año.
VÍCTOR. Pero todavía no hemos tomado una decisión.
(Uno de los miembros del coro comienza a cantar: “Vuelve, a casa vuelve por Navidad” y todos le siguen. Este coro es el estribillo de un anuncio navideño típico de España.)
BLANCA. Mamá, nos estás haciendo chantaje, ¿eh?
MARÍA. Pues en realidad es todo cosa de ellos. Yo no les he dicho nada.
BLANCA. Parece un grupo muy divertido. Echo mucho en falta ir al coro. Ojalá pudiera cantar con todos vosotros también.
MARÍA. Pues mira, te voy a enviar una cinta con las músicas y te la pones en el coche de camino a casa y así te las vas aprendiendo, ¿qué te parece? ¿Eh? ¡Oye, Blanca! Que llega ahora el director y vamos a empezar a ensayar. Os voy a tener que dejar ya.
VÍCTOR. Bueno, pero que sepas que nos lo estamos pensando, ¿eh, mamá? No te preocupes que te llamamos pronto.
MARÍA. Eso espero porque sólo falta una semana para Navidad y nos gustaría estar más acompañadas que en estos dos últimos años que hemos estado tu hermana y yo solas… Pero si no podéis, no os preocupéis, ya sabéis que os quiero mucho, ¿eh?
VÍCTOR. Y nosotros a ti, mamá. Esta semana te llamamos. Adiós.
BLANCA. Adiós, mamá.
(Las luces se apagan en la zona de Víctor y Blanca. El Director aparece en escena.)
FRANCISCO. Muy bien. ¡Cuánto me alegro de que hayáis llegado puntuales! Tenemos que ensayar mucho. Vamos a empezar con (Se elige el título de una canción navideña que se cantará a continuación.). Me imagino que ya os la sabréis de memoria así que a cantar como en el día del estreno, ¿eh?
(El coro canta la canción.)
ESCENA 2
(Se encienden las luces en la casa de VÍCTOR y BLANCA. Acaban de colgar los teléfonos.)
VÍCTOR. Menuda sorpresa.
BLANCA. Pues sí. (Pausa.) Víctor, tenemos que decirle a tu madre si vamos a ir o no. No me gusta que la mujer esté así esperando.
VÍCTOR. Sí, lo sé, es sólo que me da mucha rabia decepcionarla.
BLANCA. Eso suena como si ya hubieses decidido que no vamos a ir.
VÍCTOR. Es que estamos muy lejos para ir sólo un día y tendría que pedir fiesta el 24 para llegar a tiempo y no sé cómo se lo tomaría Alberto.
(Blanca asiente, se levanta y hace como que se va resignada por la decisión que ha tomado su marido. Pero se para y se dirige a él.)
BLANCA. Tu jefe es un ser humano. Seguro que comprenderá que te apetece visitar a tu familia por Navidad. En la fiesta que hicisteis en la oficina no hacía más que repetirme lo valioso que eras para la compañía y lo buen director que eras. Yo creo que no le parecerá mal si le pides unos días libres para pasar unos días con tu madre y tu hermana este año.
VÍCTOR. Quizá tengas razón. Pero, ¿por qué no esperamos hasta Semana Santa? Ya sabes que si vamos ahora me van a liar para participar en los programas de la iglesia y no me apetece.
BLANCA. Tampoco te iba a pasar nada. (Víctor refunfuña un poco.) ¿No te acuerdas de lo activos que éramos en la iglesia en cuando éramos pequeños?
VÍCTOR. Bueno, sí, pero entonces éramos unos críos y ahora pienso de otra manera, ya lo sabes. Esto de la iglesia está muy bien pero para mí, ya no. Y además, no tenemos tiempo ahora para liarnos con más cosas.
BLANCA. No lo sé. Quizá me estoy volviendo vieja.
VÍCTOR. Pero si tienes 30 años.
BLANCA. Ya lo sé. Solo que últimamente he estado pensando en que hay cosas más importantes que un buen trabajo, una bonita casa y un buen coche. Quizá sea hora de que consideremos lo importante que es la familia. Anda, vamos a ver a tu madre, por favor. No está tan lejos. Y Tere, ¿no te gustaría ver a tu hermana?
VÍCTOR. Sí, mi hermanita mayor, “Doña Terminator”. (Serio.) La verdad es que sí que me gustaría verla. (Suspira.) Vale, de acuerdo; mañana hablaré con Alberto. ¿Puedo seguir viendo el partido ahora?
BLANCA. (Lo abraza.) Por supuesto, cariño.
(Víctor usa el control remoto, sube el volumen. Blanca camina fuera del escenario, suspira, pone una mano en su estómago y mira arriba. Las luces se apagan.)
(El coro canta un villancico.)
ESCENA 3
(Se encienden las luces en la cocina de María. Víctor y Blanca están sentados en la mesa. María les está sirviendo creps.)
VÍCTOR. ¡Oh, mamá! ¡Creps! (Inhala el aroma. Blanca sonríe.)
MARÍA. Has vivido aquí más de 20 años y sé bien lo que te gusta.
BLANCA. Guau, tienen una pinta buenísima.
MARÍA. Parece que vosotros dos no habéis comido creps desde hace mucho, ¿eh?
BLANCA. Una máquina para hacer creps es uno de los regalos que me hubiera gustado recibir en nuestra boda.
(Tere entra, se quita la chaqueta y lanza las llaves del coche sobre la mesa.)
TERE. Buenos días a todos. (Todos la saludan. Se dirige a María cuando ve los crep). Mami, ¿tienes uno más para mí?
MARÍA. Pues claro. (Le da a Tere un plato y una taza de café y todos se sientan.)
TERE. Estoy tan contenta de que estéis en casa. Mamá me ha dicho que vais a cantar en el coro.
BLANCA. Yo, sí. Todavía no hemos convencido a Víctor.
VÍCTOR. He venido aquí para relajarme y disfrutar. Además, alguien tiene que hacer de público.
TERE. Eso es lo que pasa con los que no tenemos buena voz. Pero si no cantas, también podrías ayudarles de otra forma.
VÍCTOR. (Sospechoso.) ¿De otra forma? ¿Como cuál?
TERE. Hay un grupo de gente que se reúne hoy para terminar el establo del programa de Navidad y sabiendo lo mañoso que eres… creo que serías una ayuda perfecta.
VÍCTOR. (Moviendo su tenedor de lado a lado hacia Tere como diciendo que no.) ¡Hum! Me acuerdo que me liaste para construir un fuerte una vez… y después no me dejabas entrar. Es más, lo usaste como base de operaciones de terror contra mí.
TERE. ¡Pero eso fue hace 15 años!
VÍCTOR. Algunas cosas nunca cambian. Además puse aparadores en tu cuarto. Construí el carro que usaste en una cabalgata e hice varios armarios para tu cocina. Creo que he pagado mis deudas así que no voy a dejar que me líes otra vez mientras esté aquí.
TERE. Pues vaya… Iván se va a quedar muy decepcionado contigo.
VÍCTOR. ¿Iván Fernández?
TERE. Pues claro. ¿Qué otro Iván conoces? Le dije que viniese a recogerte ahora por la mañana para que les echases una mano.
IVÁN. (Desde fuera del escenario, llamando a la puerta) ¡Hola!
TERE. Hablando del Papa del Roma, por la puerta asoma.
IVÁN. (Iván entra. Saluda a todos. Víctor se levanta para darle la mano.) ¡Hola, Víctor! Gracias por ayudarnos. Hemos quedado con Luis en la iglesia. (Víctor le echa una mirada a Tere, ella se la devuelve con una sonrisita muy dulce.)
VÍCTOR. (Sarcástico.) Muy bien, estaré encantado de ayudarte, Iván. Por cierto ¿sabes que estas señoritas son muy mañosas con el taladro? ¿Qué te parece si nos acompañan también?
BLANCA. Oh, no, gracias. Tere y yo tenemos un montón de cosas que preparar para la Navidad y no podemos.
TERE. Ya sé lo que vamos a hacer: mañana por la mañana iremos a inspeccionar que todo esté listo. Somos muy buenas organizadoras.
IVÁN. Hecho. Si trabajamos todo el día, seguro que lo terminaremos hoy mismo. Venga, vamos.
VÍCTOR. Deja que coja la chaqueta.
TERE, BLANCA y MARÍA. (Los despiden.) ¡Adiós! (Víctor e Iván se marchan. Las mujeres se miran de forma cómplice y las luces se apagan.)
ESCENA 4
(Se escucha un taladro eléctrico y se encienden las luces. Los tres hombres están trabajando en el establo.)
LUIS. Víctor, es genial tenerte de nuevo en casa. Y de verdad, gracias por ayudarnos hoy.
VÍCTOR. No me lo hubiera perdido.
IVÁN. Vamos a poner esta pieza aquí. (Añaden una pieza de madera al establo. Mientras hablan hacen como que clavan algunos tornillos o golpean con los martillos).
LUIS. Víctor, ¿qué tal se vive en la gran ciudad?
VÍCTOR. De maravilla. Nos encanta. Los dos tenemos muy buenos trabajos.
IVÁN. Pero, ¿vives en la misma ciudad o a las afueras?
VÍCTOR. Al principio vivíamos a las afueras pero unos meses después nos compramos un piso en la ciudad. No nos apetecía tener que viajar tanto todos los días.
(El pequeño Javi entra. Se echa hacia atrás y se esconde entre un banco o un árbol para ver a los hombres cómo trabajan.)
LUIS. De eso hace dos años, ¿no?
VÍCTOR. Dos años y medio.
LUIS. Y, ¿ningún chaval todavía?
VÍCTOR. No. (Pausa. Después añade...) En realidad hemos decidido que no vamos a tener niños. Estamos tan ocupados que… Además, como los dos estamos de acuerdo... Te pones a pensar en traer niños a este mundo tan horrible y se te van las ganas.
LUIS. ¡Hum! ¿Y habéis encontrado una buena iglesia allí?
VÍCTOR. La verdad es que no hemos tenido mucho tiempo de buscar una.
IVÁN. Víctor, no te me imagino sin formar parte de una iglesia.
VÍCTOR. Sí, lo sé. Cuando era un adolescente estaba muy comprometido con la iglesia, ¿verdad? Supongo que ahora me interesan más otras cosas.
(Luis trae unas botellas de agua. Se las ofrece y se toman un descanso.)
IVÁN. Veo que sobre este aspecto hemos tomado caminos diferentes. Cuanto más viejo me hago me doy más cuenta de lo importante que es la fe en mi vida.
LUIS. ¿Sabes, Víctor? Por mi propia experiencia te digo que si perteneces al Señor, no te permitirá que te vayas muy lejos de Él sin que antes haga algo para llamar tu atención para que vuelvas a Él. Será como una llamadita que te despierte del letargo espiritual. Ya lo verás. El Señor actúa de forma inexplicable para nosotros.
IVÁN. (Se ha dado cuenta de la presencia de Javi). Mirad, tenemos público.
LUIS. ¡Hola! ¿Cómo te llamas?
(El niño se marcha corriendo).
LUIS (A Iván). No sé quién es, y pensaba que conocía a todos en este pueblo. ¿Sabes de dónde ha salido?
IVÁN. Esta mañana he visto a una mujer con un niño pequeño en la cafetería del centro. Así que supongo que será el mismo. Llevaba una maleta por lo que supongo que estarían esperando al tren.
LUIS. Ah. Venga, volvamos al trabajo. (Se levantan mientras las luces se apagan).
(El coro canta un villancico.)
ESCENA 5
(Esperanza entra con Javi. Lo lleva de la mano y en la otra lleva una bolsa y una mochila al hombro. Se acercan al establo).
ESPERANZA. ¡Mira, Javi! Este va a ser un sitio estupendo para pasar la noche. Va a ser como ir de camping.
JAVI. He visto a varios hombres que lo estaban construyendo esta mañana.
ESPERANZA. Me imagino que no les importará si estamos aquí una noche sólo. Mira, además está enfrente de la casa de Dios y sé que a Él no le importará. No me sorprendería que el Señor hubiera puesto a esos hombres para nos construyeran esta casa y así pudiéramos pasar la noche. No me extrañaría nada, ¿verdad?
JAVI. ¡Sí!
ESPERANZA. Parece que va a llover esta noche pero nosotros estaremos secos y calentitos aquí. (Entran al establo y Esperanza saca una manta de su equipaje y la echa. También saca un osito de peluche y se lo da a Javi). Ven aquí. ¿Qué te parece si hacemos la oración de buenas noches y nos acostamos?
JAVI. Vale.
(Los dos se arrodillan.)
ESPERANZA. Querido Señor, muchas gracias por hacer que Javi se sienta mejor. Gracias por la gente amable del hospital que le ha ayudado a bajar la fiebre. Dios, gracias por darnos suficiente comida hoy y por un estupendo lugar para dormir esta noche. En el nombre de Jesús. Amén.
JAVI. Amén.
ESPERANZA. Acurrúcate bien y te cantaré una canción para que te duermas.
(Javi se echa y abraza su oso. Esperanza canta una nana. Mientras continúa cantando se echa a dormir y la luz se va apagando. La música termina. Las luces se encienden de forma gradual, haciendo que es la salida del sol. Cuando está completamente encendido, Tere, María y Blanca entran.)
BLANCA. Al final se lo pasó muy bien trabajando aquí a pesar de la cara que nos puso.
TERE. Así es Víctor. Al principio gruñe un poco pero una vez que se pone, le encanta. Ya tengo ganas de ver cómo ha quedado.
MARÍA. Y yo.
(Se acercan al establo por la parte derecha. No se dan cuenta de que Esperanza y Javi están allí.)
TERE. ¡Mirad el tejado! Ha quedado chulísimo.
(Esperanza y Javi se mueven y se alzan un poco.)
BLANCA. De verdad que sí. Todo el establo está precioso y… (se dan cuenta de que Esperanza y Javi están allí.)
TERE. (Con voz cortada.) ¡Hola!
ESPERANZA. ¡Hola!
(Tere, María y Blanca se miran cuando se dan cuenta de que han dormido allí. Hay un silencio embarazoso).
TERE. Lo siento. No queríamos molestaros…
ESPERANZA. (Empieza a recoger la manta). No, no se preocupen. Espero no haber molestado a nadie por estar aquí. El Señor nos ha provisto de este lugar para pasar la noche. (Se para, mira a Tere y sonríe). Es increíble cómo Dios nos da todo lo que necesitamos todos los días ¿no les parece?
JAVI. Mamá, tengo que ir al baño.
ESPERANZA. Sí, Javi, espera un momentito que recoja todas las cosas (empieza a meter la manta dentro de la mochila).
MARÍA. Esta es nuestra iglesia (señalándola). Estoy segura de que la secretaria ya habrá llegado y no le importaría que el chico usase el baño. Si le parece bien, le muestro dónde es.
ESPERANZA. (Mira insegura) Bueno…
JAVI. ¡Mamá!
ESPERANZA. Si a usted no le importa.
MARÍA. En absoluto.
ESPERANZA. Javi, ve con esta señora tan amable, ¿vale, cariño?
MARÍA. (Mientras toma al niño de la mano). Me llamo María y éstas son mi hija Tere y mi nuera Blanca.
ESPERANZA. Hola, encantada. Yo soy Esperanza y ya conocéis a Javi.
(Se intercambian saludos.)
MARÍA (A Javi mientras caminan fuera del escenario). Todos los niños de aquí me llaman Tía María. Tú también puedes llamarme así si quieres.
ESPERANZA. Muchísimas gracias. La gente de este lugar ha sido tan amable con nosotros… (Continúa metiendo las cosas en su mochila. Tere se acerca a la parte izquierda del escenario para ayudarla. Blanca se queda en la parte derecha mirando).
TERE ¿Cuánto tiempo lleváis aquí?
ESPERANZA. Dos días. En realidad íbamos de camino a la capital en tren. Empiezo a trabajar allí después de Navidad pero Javi se puso con fiebre muy alta en el tren y tuvimos que bajar para ir al médico.
BLANCA. ¡Uy, qué horror!
ESPERANZA. No ha resultado tan malo. El personal de vuestro hospital es fabuloso. Lo cogieron enseguida y ha respondido muy bien a los tratamientos que le aplicaron. Pero claro, la factura se ha llevado todo lo que tenía ahorrado. (Sonríe.) Después unas enfermeras pasaron un platillo entre todo el personal e insistieron en que lo aceptásemos. Ayer por la noche estuvimos en una pensión y todavía tenemos dinero para comer unos días más pero no suficiente para ir en tren otra vez. Pero confío en Dios. Él tiene un plan para nosotros y hará que las cosas salgan bien.
(Cuando tienen todo empacado, Tere y Esperanza se sientan en un tronco del establo. Blanca se acerca a ellas pero sigue en pie.)
TERE. Guau. Tu fe es realmente fuerte y Tu nombre te va de maravilla.
ESPERANZA. Pero no siempre ha sido así. No conocí al Señor hasta que me quedé embarazada de Javi. Como no estaba casada pensé que lo mejor sería abortar. Estaba desesperada y fui a una clínica para informarme. El caso es que resultó ser una clínica que estaba en contra del aborto. Un psicólogo del hospital me habló de Jesús y desde entonces las cosas han sido distintas en mi vida. Tengo un hijo estupendo y Dios ha estado conmigo en cada momento.
BLANCA. (Casi llorando.) ¡Qué historia tan increíble!
(Tere y Esperanza miran a Blanca.)
TERE. Blanca, ¿estás bien?
BLANCA. (Tosiendo.) Nada, que llevo algo en la garganta. ¿Tienes un pañuelo?
TERE. Claro. (Saca un paquete de pañuelos y se los da a Blanca que se sienta en el banco.)
TERE. ¿No tienes familia? Me da la sensación de que Javi y tú estáis solos.
ESPERANZA. Bueno, cuando decidí tener al niño, mis padres me echaron de casa. No tengo familia en esta tierra pero Javi y yo hemos vivido bien hasta ahora. Después me salió esta oportunidad en la capital y allí es hacia donde nos dirigíamos.
TERE. Pues ahora tienes la oportunidad de pasar la Navidad con nosotros.
ESPERANZA. No por favor, no podemos aparecer así, sin más, en vuestra casa.
TERE. No va a ser ningún problema. Compartimos el mismo padre celestial así que también eres parte de nuestra familia. Además, mi madre no dejaría a nadie que necesitase ayuda sin echarle una mano. No cuentes con otra cosa. Después ya veremos cómo hacemos para que podáis poneros en marcha otra vez. No tenemos ningún niño pequeño en la familia y sería una bendición tener a Javi por Navidad (Blanca se levanta y les da la espalda a Tere y a Esperanza mientras se seca los ojos. Tere se percata de esto y a la misma vez María entra sola).
ESPERANZA. ¿Dónde está Javi?
MARÍA. La secretaria ha traído chocolate con churros para la gente. He dejado a Javi con el pastor Isidro mientras venía a buscaros; creo que no os vendría mal tomar algo también. Y después me gustaría hablar contigo porque quiero que vengáis a casa por Navidad.
TERE. ¿Qué te he dicho?
ESPERANZA. Gracias a todas.
MARÍA. (Cogiendo una bolsa). Vamos. El pastor Isidro tiene muchas ganas de conocerte. (Empiezan a salir) He dejado a Javi y al pastor manteniendo una discusión teológica sobre Noé.
ESPERANZA. ¿Cómo será que no me sorprende?
TERE. (Tere se acerca a Blanca. Se sientan en el banco.) Blanca, ¿qué te pasa? ¿Estás bien?
BLANCA. ¡Ay, Tere! Tengo que contarte algo. Si no se lo cuento a alguien voy a reventar: Estoy embarazada de dos semanas.
TERE. Pero, Blanca, eso es maravilloso (Abraza a Blanca). ¡Qué noticia tan buena!
BLANCA. Me alegra que pienses así pero ya sabes lo que opina Víctor. No me atrevo a contárselo y veo a esta chica con su pequeño y, y… Su historia me ha dejado fatal. ¿Cómo puede estar tan tranquila en su situación, sin un futuro seguro y sin saber qué le va a pasar a su hijo?
TERE. Blanca, ya sé que Víctor y tú teníais otros planes pero es posible que Dios tenga algo distinto para vuestras vidas. Y además, es normal que la llegada de un hijo os dé miedo. Sobre Esperanza… se ve que ha sabido confiar en Dios en los tiempos malos. Por favor, Blanca, confía en el Señor. (Pausa) Y, díselo a Víctor. ¿De acuerdo?
BLANCA. Sí. Tengo que encontrar la forma de decírselo pronto.
TERE. Blanca, ¿te gustaría que orásemos por todo esto?
BLANCA. Me encantaría. Muchísimas gracias, Tere. (Se abrazan, inclinan las cabezas. Las luces se van apagando y se escucha un solo. Cuando termina se apagan completamente).
ESCENA 6
(Escena para aliviar de la tensión anterior. Comienza la música y el coro entra otra vez como para ensayar. El solista es el último que entra. Lleva una caja con un pastel de frutas dentro.)
MIEMBRO DELCORO. ¿Qué pasa, Jim? Pareces muy triste.
(El coro canta y actua “Fruitcake” de Kira Talley&Geron Davis, Brentwood-Benson Music Publishing, 1999.)
ESCENA 7
(Se encienden las luces en casa de María donde, Tere, Víctor, Blanca, Esperanza, Javi y ella están abriendo regalos. Víctor y Javi están jugando con un coche en el suelo.)
ESPERANZA. (Sacando un jersey de una caja.) ¡Qué bonito! Muchas gracias.
BLANCA. (Sacando su regalo de una caja y riéndose.) Una máquina para hacer creps. Gracias, María.
VÍCTOR. ¡Hum! Gracias, mamá.
MARÍA. De nada. ¡Qué bueno es teneros a todos en casa por Navidad! Es precioso tener la casa llena.
TERE. (Aparte a Esperanza.) Creo que Santa Claus va a traer un regalo más para Javi mañana por la mañana. Papá Noel se olvida de nosotros los adultos porque nos gusta dormir en Navidad.
ESPERANZA. Gracias.
MARÍA. ¿Qué tal si recogemos todo y empezamos a prepararnos para el programa de Navidad de la iglesia? Esperanza, tu ropa y la de Javi están colgadas en el cuarto de la lavadora. Deberíamos daros las gracias por ayudarnos en el programa. ¡Qué casualidad que la que iba a hacer de Virgen María se haya puesto mala!
TERE. Pues sí… (A Javi.) ¿Listo para hacer de pastorcillo, Javi?
JAVI. ¡Sí!
(Tere lo coge de la mano y empiezan a hablar del programa. Salen todos excepto Víctor y Blanca.)
VÍCTOR. ¿No te tienes que preparar?
BLANCA. Tengo un regalo más para ti. Quería esperar hasta que estuviésemos solos para dártelo. (Se sientan juntos y le da una caja. La abre y saca una camiseta. El público puede leer lo que pone por la parte de atrás “Para el mejor padre del mundo”.)
VÍCTOR. ¿Una camiseta?
BLANCA. Dale la vuelta.
VÍCTOR. ¿Para el mejor padre? Blanca, ¿qué significa esto?
BLANCA. Pues está muy claro. He intentado decírtelo en estos últimos días pero…
VÍCTOR. (Echándose hacia atrás y poniéndose las manos en la frente) Guau. (Le coge la mano a Blanca). Blanca, quedamos en que no íbamos a… ¿Qué es lo que ha pasado?
BLANCA. Tú, yo, el doctor y todo el mundo nos estamos preguntando lo mismo.
VÍCTOR. Y supongo que esta camiseta significa que quieres seguir adelante con esto.
BLANCA. ¿”Seguir adelante con esto”?
VÍCTOR. Esto… tener al niño. (Blanca está mal pero no responde. Víctor se levanta y empieza a hacer las paces con ella.) Quiero decir que ya habíamos hablado de esto. Pensaba que los dos no queríamos traer niños a este mundo tan horrible. Mira a Esperanza y a Javi. Me dan tanta pena... ¿Qué va a ser de este chico? ¿No crees que hubiera sido mejor que no hubiera nacido?
BLANCA. No, no pienso eso.
VÍCTOR. (Parece como si no hubiera escuchado lo que Blanca ha dicho). Y si decidimos tenerlo, ahora es un mal momento. La economía está fatal y, ¿qué va a pasar con tu carrera? Tendrás que dejar tu trabajo unos meses o quizá unos años… ¿Sabes lo que cuestan los pañales? Aparte de la guardería, la ropa, los estudios… (Víctor se para, se distancia un poco de donde Blanca está sentada. Ella se levanta y va hacia donde está él y le agarra por los hombros).
BLANCA. Ya sé que hablamos de esto, Víctor. Quizá porque es Navidad o yo qué sé pero he estado pensando en cosas que antes no me importaban tanto…
VÍCTOR. (Volviéndose hacia ella.) ¿Como el qué?
BLANCA. Como que no creo que esta tierra sea peor que el mundo al que Dios envió a su hijo. Dios no pensaba en lo que iban a costar los pañales o en el colegio como impedimentos para criar a un hijo... Además, nuestro hijo tendrá un techo bajo el que vivir y eso es más de lo que Jesús tuvo cuando vino al mundo. (Víctor mira distante, ensimismado en sus pensamientos).
BLANCA. Víctor, lo siento. Sé que éste no es el mejor momento para decírtelo pero el caso es que no encontraba cuál era el mejor momento y tenía que hacerlo.
VÍCTOR. (Amable.) Supongo que ahora no podemos discutir más sobre el tema. Hablaremos más cuando vayamos a casa. Venga, que te tienes que preparar porque si no, no vas a llegar a tiempo para cantar en el coro. No me haría gracia el tener que haber la música en el CD durante el viaje y que luego no cantaras… (Se abrazan largamente y Blanca sale.) ¡Oh Dios mío! ¿Por qué la vida tiene que ser tan dura? Un bebé…
(Coge una fotografía de Tere y él cuando eran niños y la mira por un rato. Mira la camiseta que le ha regalado su mujer.) De aquí a nueve meses voy a ser padre. Podría tener un hijo o… una hija. (Mirando al cielo.) ¡Ay, Dios mío!
(Se apagan las luces.)
ESCENA 8
(El coro está con sus trajes alrededor del establo. Esperanza es María. Javi es un pastor. Víctor y Tere están viendo el programa desde los bancos con otros espectadores.)
(El coro canta una canción.)
PASTOR ISIDRO. (Hacia la audiencia.) Quiero daros las gracias a todos por venir a nuestro programa de Navidad este año. Espero que hayáis disfrutado con los personajes que estuvieron presentes en el nacimiento de Jesús.
¿Sabéis? Dios utilizó diferentes vías para llamar la atención de cada uno de ellos. Gabriel fue enviado a María para decirle lo que iba a pasar. José tuvo un sueño. Un grupo de ángeles anunció el nacimiento a los pastores y para los reyes magos hubo una estrella. Dios les dio a cada uno lo que necesitaban para acercarlos a este gran evento.
Pero esto no significa que el camino fuese fácil y sin problemas. Cada persona tuvo que sacrificarse, perseverar en lo que creía, e incluso pasarlo mal para estar allí: María y José tuvieron que emprender un viaje cuando María estaba tan avanzada en su estado. Me imagino lo mal que lo pasarían viéndose así y no pudiendo encontrar un lugar en el que acomodarse. Sentir que tu hijo viene y no tienes un lugar en el que reposar, tranquilizarte y dar a luz…
Los pastores tuvieron que dejar lo que estaban haciendo, arriesgar su medio de vida al dejar el ganado solo para buscar al recién nacido.
Los sabios de Oriente no sabían hacia donde iban y tampoco tenían garantías de que encontrasen algo. Su viaje cubrió una gran distancia puede que incluso años.
Pero creo que si les preguntásemos a cada uno de ellos nos asegurarían que por encontrar a Cristo mereció la pena el sacrificio, el riesgo y la distancia. Pero en esa noche me gustaría que fijaseis la atención en que hubo otra persona, que sacrificó más que todos ellos: Jesús. ¿El qué sacrificó? ¿Cuál es la distancia que recorrió? Las escrituras nos responden a estas preguntas. En Filipenses 2:6-8:6. (Lo lee)
¿Qué es lo que Jesús sacrificó? Dejó atrás su vida con su Padre Celestial y todo su esplendor. Recorrió la distancia que hay desde el Cielo hasta aquí (señala el establo) no sólo para nacer como un niñito indefenso sino para crecer como un hombre, el hombre perfecto para pagó el precio de nuestros pecados en la cruz.
Es mi deseo esta noche que así como Jesús decidió que no había sacrificio, ni riesgo, ni distancia tan grandes que le impidieran venir a por ti, que tú de igual forma no encuentres que la distancia es muy larga, que el sacrificio es muy doloroso o que el riesgo es muy elevado para acercarte a Él esta noche. Amén
El cuarteto canta una canción y en el momento que dicen “Santo, santo, santo” el cuarteto se gira al pesebre y los reyes magos y los pastores se arrodillan.
(El pastor Isidro ora.)
PASTOR ISIDRO: (A la gente de los bancos) Gracias por haber venido. Buenas noches a todos. (El coro sale de forma ordenada. El pastor Isidro empieza a hablar con los miembros del coro y con el público cuando Víctor se aproxima.) ¡Hola, Víctor! ¡Qué bien que estés en casa! ¡Gracias por haber venido esta noche!
VÍCTOR. Gracias a usted. Ha sido un programa muy bonito. Pastor Isidro, ya sé que es Nochebuena y probablemente no tenga tiempo ahora… Mire, nosotros nos vamos después de Navidad pero me gustaría poder hablar con usted antes de nos vayamos. Si tuviera un poco de tiempo para hablar conmigo después de Navidad, pediría un día extra en el trabajo. (Blanca se acerca cuando está diciendo esto).
PASTOR ISIDRO. Parece que es importante. Mira, tengo que hablar con alguno de los invitados de esta noche pero si me esperar puedo hablar contigo en la oficina en 10 minutos, ¿qué te parece?
VÍCTOR. Eso sería estupendo. (Mira a Blanca.) Igual vamos los dos. (Víctor y Blanca salen de la mano).
El pastor se dirige a la congregación, da invitaciones y tarjetas. El pastor invita a la congregación a un tiempo de adoración. El coro vuelve a entrar y canta un villancico.
Copyright Ruth y Wright Eavenson, todos los derechos reservados.
Esta obra puede ser usada gratuitamente. Los autores agradecerían que se les informase de las posibles puestas en escena. Se puede contactar con ellos en: InaRuthE@aol.com
VÍCTOR. Un joven de unos treinta años que acaba de empezar una exitosa carrera en la gran ciudad y que es capaz de sacrificar lo que sea con tal de conseguir su meta.
BLANCA. La mujer de Víctor.
MARÍA. La madre de Víctor.
TERE. La hermana mayor de Víctor que vive cerca de María.
IVÁN. El amigo de la infancia de Víctor. Miembro del coro.
LUIS. Miembro del coro, personaje mayor que Iván y Víctor. Ayuda a construir el pesebre.
ESPERANZA. Una madre soltera con una inmensa fe en Dios.
JAVI. El hijo de Esperanza.
PASTOR ISIDRO
Varios miembros del coro.
OBRA
ESCENA I
(MIEMBRO DEL CORO y ACOMPAÑANTE entran. Están hablando sobre el programa de Navidad en el que van a participar. Queda una semana.)
ACOMPAÑANTE. No puedo creer que falte una semana para el programa de Navidad. Tenemos tanto que hacer todavía…
MIEMBRO DEL CORO. Pero hemos trabajado duro. ¡Va a salir genial!
ACOMPAÑANTE. Eso espero. Voy a calentar un poquito.
MIEMBRO DEL CORO. Vale.
(El ACOMPAÑANTE practica la escala musical y después empieza a cantar “Venid pastorcillos”. Los miembros del Coro se sientan y otros miembros del coro entran desde distintas puertas en grupos de 2-3 para ensayar. Finalmente, IVÁN (que lleva vaqueros y una camiseta naranja) y JORGE entran por el pasillo central cuando el ACOMPAÑANTE empieza el segundo verso. El público sabe enseguida que los dos que acaban de entrar son los payasos del coro.)
IVÁN y JORGE. (Cantando.) Venid a ensayar, que ha llegado ¡Iván!
(Los miembros del coro responden con unas sonrisas, mueven sus cabezas o emiten algún gemido, etc.)
PATRICIA. ¿Qué es lo que vamos a llevar este año para el estreno?
IVÁN. Yo propongo vaqueros y camisetas naranjas. (Los miembros del coro reaccionan de nuevo.) ¡Ey! Yo creo que es una buena idea.
ALICIA. No te preocupes, Patricia. Vamos a llevar túnicas de los tiempos bíblicos y hay un montón en el ropero. Ya te daré una después del ensayo.
PATRICIA. Vale, pero no quiero perder mucho tiempo porque tengo que irme a casa muy pronto porque mañana vienen mi hijo y mi nuera y quiero prepararles un pastel.
LINDA. ¡Hum! ¿Sabes? Mis padres vienen pasado mañana y no he tenido mucho tiempo estos días para limpiar. ¿Qué te parece si vamos al Panishop después del ensayo, te compro yo el pastel y después te vienes a mi casa para echarme una mano con la limpieza?
PATRICIA. ¡Hum! Es una oferta muy tentadora… Déjame que me lo piense (no deja casi tiempo) ¡No, gracias!
PILAR. Parece que va a venir bastante gente este año para ver nuestro programa. Ey, María, ¿va a venir Víctor esta Navidad?
MARÍA. Pues no lo sé. Desde que se fueron a vivir a la capital no han podido venir ninguna Navidad. El otro día los llamé por teléfono para saber qué iban a hacer pero aún no lo sabían. Ya sabes cómo es Víctor… le da cosa tener que pedir días libres en su trabajo así que no sé qué harán.
IVÁN. Espera que lo llamo ahora mismo y así nos enteramos.
(El coro responde con entusiasmo: “Sí”, “ya verás como lo convencemos” “tiene que venir a ver a su mamá” María sólo asiente a sus comentarios.)
MARÍA. Estoy segura de que le encantará hablar contigo. Siempre fuisteis muy buenos amigos de pequeños.
(Mientras IVÁN marca los números en su móvil, las luces y el sonido se encienden en la casa de VÍCTOR y BLANCA. VÍCTOR está viendo la televisión. El teléfono suena y VÍCTOR baja el volumen de la televisión. Responde al teléfono.)
VÍCTOR. ¿Hola?
IBÁN. Hola, Víctor, soy tu viejo amigo Iván.
VÍCTOR. ¡Iván! ¡Hombre, qué sorpresa!
(Blanca se acerca a la puerta y escucha parte de la conversación de Víctor.)
IVÁN. Hola, mira, estoy en el ensayo del coro de la iglesia y estábamos hablando de ti y me he dicho: “Voy a saludarle”. Espera un momento (Iván pone el manos libres y todo el mundo lo saluda).
VÍCTOR. (Riéndose) ¡Hola a todos y Feliz Navidad!
IVÁN. Y para ti también. Oye, aquí hay alguien que quiere hablar contigo. (Le pasa el teléfono a María y ésta se lo pone al revés. Iván le muestra cómo tiene que colocárselo).
MARÍA. Hola Víctor, soy yo, mamá.
VÍCTOR. Hola mamá. ¿Qué tal va todo?
(BLANCA se pone al otro teléfono.)
MARÍA. Nada, aquí hablando con la gente que me estaban preguntando si ibais a venir por Navidad…
VÍCTOR. Pues todavía no lo hemos decidido. Mamá, espera, que Blanca también te escucha.
MARÍA. ¡Hola, Blanca!
BLANCA. (Sonriendo.) Hola, mamá y saludos a todos. La verdad es que nos apetece mucho ir este año.
VÍCTOR. Pero todavía no hemos tomado una decisión.
(Uno de los miembros del coro comienza a cantar: “Vuelve, a casa vuelve por Navidad” y todos le siguen. Este coro es el estribillo de un anuncio navideño típico de España.)
BLANCA. Mamá, nos estás haciendo chantaje, ¿eh?
MARÍA. Pues en realidad es todo cosa de ellos. Yo no les he dicho nada.
BLANCA. Parece un grupo muy divertido. Echo mucho en falta ir al coro. Ojalá pudiera cantar con todos vosotros también.
MARÍA. Pues mira, te voy a enviar una cinta con las músicas y te la pones en el coche de camino a casa y así te las vas aprendiendo, ¿qué te parece? ¿Eh? ¡Oye, Blanca! Que llega ahora el director y vamos a empezar a ensayar. Os voy a tener que dejar ya.
VÍCTOR. Bueno, pero que sepas que nos lo estamos pensando, ¿eh, mamá? No te preocupes que te llamamos pronto.
MARÍA. Eso espero porque sólo falta una semana para Navidad y nos gustaría estar más acompañadas que en estos dos últimos años que hemos estado tu hermana y yo solas… Pero si no podéis, no os preocupéis, ya sabéis que os quiero mucho, ¿eh?
VÍCTOR. Y nosotros a ti, mamá. Esta semana te llamamos. Adiós.
BLANCA. Adiós, mamá.
(Las luces se apagan en la zona de Víctor y Blanca. El Director aparece en escena.)
FRANCISCO. Muy bien. ¡Cuánto me alegro de que hayáis llegado puntuales! Tenemos que ensayar mucho. Vamos a empezar con (Se elige el título de una canción navideña que se cantará a continuación.). Me imagino que ya os la sabréis de memoria así que a cantar como en el día del estreno, ¿eh?
(El coro canta la canción.)
ESCENA 2
(Se encienden las luces en la casa de VÍCTOR y BLANCA. Acaban de colgar los teléfonos.)
VÍCTOR. Menuda sorpresa.
BLANCA. Pues sí. (Pausa.) Víctor, tenemos que decirle a tu madre si vamos a ir o no. No me gusta que la mujer esté así esperando.
VÍCTOR. Sí, lo sé, es sólo que me da mucha rabia decepcionarla.
BLANCA. Eso suena como si ya hubieses decidido que no vamos a ir.
VÍCTOR. Es que estamos muy lejos para ir sólo un día y tendría que pedir fiesta el 24 para llegar a tiempo y no sé cómo se lo tomaría Alberto.
(Blanca asiente, se levanta y hace como que se va resignada por la decisión que ha tomado su marido. Pero se para y se dirige a él.)
BLANCA. Tu jefe es un ser humano. Seguro que comprenderá que te apetece visitar a tu familia por Navidad. En la fiesta que hicisteis en la oficina no hacía más que repetirme lo valioso que eras para la compañía y lo buen director que eras. Yo creo que no le parecerá mal si le pides unos días libres para pasar unos días con tu madre y tu hermana este año.
VÍCTOR. Quizá tengas razón. Pero, ¿por qué no esperamos hasta Semana Santa? Ya sabes que si vamos ahora me van a liar para participar en los programas de la iglesia y no me apetece.
BLANCA. Tampoco te iba a pasar nada. (Víctor refunfuña un poco.) ¿No te acuerdas de lo activos que éramos en la iglesia en cuando éramos pequeños?
VÍCTOR. Bueno, sí, pero entonces éramos unos críos y ahora pienso de otra manera, ya lo sabes. Esto de la iglesia está muy bien pero para mí, ya no. Y además, no tenemos tiempo ahora para liarnos con más cosas.
BLANCA. No lo sé. Quizá me estoy volviendo vieja.
VÍCTOR. Pero si tienes 30 años.
BLANCA. Ya lo sé. Solo que últimamente he estado pensando en que hay cosas más importantes que un buen trabajo, una bonita casa y un buen coche. Quizá sea hora de que consideremos lo importante que es la familia. Anda, vamos a ver a tu madre, por favor. No está tan lejos. Y Tere, ¿no te gustaría ver a tu hermana?
VÍCTOR. Sí, mi hermanita mayor, “Doña Terminator”. (Serio.) La verdad es que sí que me gustaría verla. (Suspira.) Vale, de acuerdo; mañana hablaré con Alberto. ¿Puedo seguir viendo el partido ahora?
BLANCA. (Lo abraza.) Por supuesto, cariño.
(Víctor usa el control remoto, sube el volumen. Blanca camina fuera del escenario, suspira, pone una mano en su estómago y mira arriba. Las luces se apagan.)
(El coro canta un villancico.)
ESCENA 3
(Se encienden las luces en la cocina de María. Víctor y Blanca están sentados en la mesa. María les está sirviendo creps.)
VÍCTOR. ¡Oh, mamá! ¡Creps! (Inhala el aroma. Blanca sonríe.)
MARÍA. Has vivido aquí más de 20 años y sé bien lo que te gusta.
BLANCA. Guau, tienen una pinta buenísima.
MARÍA. Parece que vosotros dos no habéis comido creps desde hace mucho, ¿eh?
BLANCA. Una máquina para hacer creps es uno de los regalos que me hubiera gustado recibir en nuestra boda.
(Tere entra, se quita la chaqueta y lanza las llaves del coche sobre la mesa.)
TERE. Buenos días a todos. (Todos la saludan. Se dirige a María cuando ve los crep). Mami, ¿tienes uno más para mí?
MARÍA. Pues claro. (Le da a Tere un plato y una taza de café y todos se sientan.)
TERE. Estoy tan contenta de que estéis en casa. Mamá me ha dicho que vais a cantar en el coro.
BLANCA. Yo, sí. Todavía no hemos convencido a Víctor.
VÍCTOR. He venido aquí para relajarme y disfrutar. Además, alguien tiene que hacer de público.
TERE. Eso es lo que pasa con los que no tenemos buena voz. Pero si no cantas, también podrías ayudarles de otra forma.
VÍCTOR. (Sospechoso.) ¿De otra forma? ¿Como cuál?
TERE. Hay un grupo de gente que se reúne hoy para terminar el establo del programa de Navidad y sabiendo lo mañoso que eres… creo que serías una ayuda perfecta.
VÍCTOR. (Moviendo su tenedor de lado a lado hacia Tere como diciendo que no.) ¡Hum! Me acuerdo que me liaste para construir un fuerte una vez… y después no me dejabas entrar. Es más, lo usaste como base de operaciones de terror contra mí.
TERE. ¡Pero eso fue hace 15 años!
VÍCTOR. Algunas cosas nunca cambian. Además puse aparadores en tu cuarto. Construí el carro que usaste en una cabalgata e hice varios armarios para tu cocina. Creo que he pagado mis deudas así que no voy a dejar que me líes otra vez mientras esté aquí.
TERE. Pues vaya… Iván se va a quedar muy decepcionado contigo.
VÍCTOR. ¿Iván Fernández?
TERE. Pues claro. ¿Qué otro Iván conoces? Le dije que viniese a recogerte ahora por la mañana para que les echases una mano.
IVÁN. (Desde fuera del escenario, llamando a la puerta) ¡Hola!
TERE. Hablando del Papa del Roma, por la puerta asoma.
IVÁN. (Iván entra. Saluda a todos. Víctor se levanta para darle la mano.) ¡Hola, Víctor! Gracias por ayudarnos. Hemos quedado con Luis en la iglesia. (Víctor le echa una mirada a Tere, ella se la devuelve con una sonrisita muy dulce.)
VÍCTOR. (Sarcástico.) Muy bien, estaré encantado de ayudarte, Iván. Por cierto ¿sabes que estas señoritas son muy mañosas con el taladro? ¿Qué te parece si nos acompañan también?
BLANCA. Oh, no, gracias. Tere y yo tenemos un montón de cosas que preparar para la Navidad y no podemos.
TERE. Ya sé lo que vamos a hacer: mañana por la mañana iremos a inspeccionar que todo esté listo. Somos muy buenas organizadoras.
IVÁN. Hecho. Si trabajamos todo el día, seguro que lo terminaremos hoy mismo. Venga, vamos.
VÍCTOR. Deja que coja la chaqueta.
TERE, BLANCA y MARÍA. (Los despiden.) ¡Adiós! (Víctor e Iván se marchan. Las mujeres se miran de forma cómplice y las luces se apagan.)
ESCENA 4
(Se escucha un taladro eléctrico y se encienden las luces. Los tres hombres están trabajando en el establo.)
LUIS. Víctor, es genial tenerte de nuevo en casa. Y de verdad, gracias por ayudarnos hoy.
VÍCTOR. No me lo hubiera perdido.
IVÁN. Vamos a poner esta pieza aquí. (Añaden una pieza de madera al establo. Mientras hablan hacen como que clavan algunos tornillos o golpean con los martillos).
LUIS. Víctor, ¿qué tal se vive en la gran ciudad?
VÍCTOR. De maravilla. Nos encanta. Los dos tenemos muy buenos trabajos.
IVÁN. Pero, ¿vives en la misma ciudad o a las afueras?
VÍCTOR. Al principio vivíamos a las afueras pero unos meses después nos compramos un piso en la ciudad. No nos apetecía tener que viajar tanto todos los días.
(El pequeño Javi entra. Se echa hacia atrás y se esconde entre un banco o un árbol para ver a los hombres cómo trabajan.)
LUIS. De eso hace dos años, ¿no?
VÍCTOR. Dos años y medio.
LUIS. Y, ¿ningún chaval todavía?
VÍCTOR. No. (Pausa. Después añade...) En realidad hemos decidido que no vamos a tener niños. Estamos tan ocupados que… Además, como los dos estamos de acuerdo... Te pones a pensar en traer niños a este mundo tan horrible y se te van las ganas.
LUIS. ¡Hum! ¿Y habéis encontrado una buena iglesia allí?
VÍCTOR. La verdad es que no hemos tenido mucho tiempo de buscar una.
IVÁN. Víctor, no te me imagino sin formar parte de una iglesia.
VÍCTOR. Sí, lo sé. Cuando era un adolescente estaba muy comprometido con la iglesia, ¿verdad? Supongo que ahora me interesan más otras cosas.
(Luis trae unas botellas de agua. Se las ofrece y se toman un descanso.)
IVÁN. Veo que sobre este aspecto hemos tomado caminos diferentes. Cuanto más viejo me hago me doy más cuenta de lo importante que es la fe en mi vida.
LUIS. ¿Sabes, Víctor? Por mi propia experiencia te digo que si perteneces al Señor, no te permitirá que te vayas muy lejos de Él sin que antes haga algo para llamar tu atención para que vuelvas a Él. Será como una llamadita que te despierte del letargo espiritual. Ya lo verás. El Señor actúa de forma inexplicable para nosotros.
IVÁN. (Se ha dado cuenta de la presencia de Javi). Mirad, tenemos público.
LUIS. ¡Hola! ¿Cómo te llamas?
(El niño se marcha corriendo).
LUIS (A Iván). No sé quién es, y pensaba que conocía a todos en este pueblo. ¿Sabes de dónde ha salido?
IVÁN. Esta mañana he visto a una mujer con un niño pequeño en la cafetería del centro. Así que supongo que será el mismo. Llevaba una maleta por lo que supongo que estarían esperando al tren.
LUIS. Ah. Venga, volvamos al trabajo. (Se levantan mientras las luces se apagan).
(El coro canta un villancico.)
ESCENA 5
(Esperanza entra con Javi. Lo lleva de la mano y en la otra lleva una bolsa y una mochila al hombro. Se acercan al establo).
ESPERANZA. ¡Mira, Javi! Este va a ser un sitio estupendo para pasar la noche. Va a ser como ir de camping.
JAVI. He visto a varios hombres que lo estaban construyendo esta mañana.
ESPERANZA. Me imagino que no les importará si estamos aquí una noche sólo. Mira, además está enfrente de la casa de Dios y sé que a Él no le importará. No me sorprendería que el Señor hubiera puesto a esos hombres para nos construyeran esta casa y así pudiéramos pasar la noche. No me extrañaría nada, ¿verdad?
JAVI. ¡Sí!
ESPERANZA. Parece que va a llover esta noche pero nosotros estaremos secos y calentitos aquí. (Entran al establo y Esperanza saca una manta de su equipaje y la echa. También saca un osito de peluche y se lo da a Javi). Ven aquí. ¿Qué te parece si hacemos la oración de buenas noches y nos acostamos?
JAVI. Vale.
(Los dos se arrodillan.)
ESPERANZA. Querido Señor, muchas gracias por hacer que Javi se sienta mejor. Gracias por la gente amable del hospital que le ha ayudado a bajar la fiebre. Dios, gracias por darnos suficiente comida hoy y por un estupendo lugar para dormir esta noche. En el nombre de Jesús. Amén.
JAVI. Amén.
ESPERANZA. Acurrúcate bien y te cantaré una canción para que te duermas.
(Javi se echa y abraza su oso. Esperanza canta una nana. Mientras continúa cantando se echa a dormir y la luz se va apagando. La música termina. Las luces se encienden de forma gradual, haciendo que es la salida del sol. Cuando está completamente encendido, Tere, María y Blanca entran.)
BLANCA. Al final se lo pasó muy bien trabajando aquí a pesar de la cara que nos puso.
TERE. Así es Víctor. Al principio gruñe un poco pero una vez que se pone, le encanta. Ya tengo ganas de ver cómo ha quedado.
MARÍA. Y yo.
(Se acercan al establo por la parte derecha. No se dan cuenta de que Esperanza y Javi están allí.)
TERE. ¡Mirad el tejado! Ha quedado chulísimo.
(Esperanza y Javi se mueven y se alzan un poco.)
BLANCA. De verdad que sí. Todo el establo está precioso y… (se dan cuenta de que Esperanza y Javi están allí.)
TERE. (Con voz cortada.) ¡Hola!
ESPERANZA. ¡Hola!
(Tere, María y Blanca se miran cuando se dan cuenta de que han dormido allí. Hay un silencio embarazoso).
TERE. Lo siento. No queríamos molestaros…
ESPERANZA. (Empieza a recoger la manta). No, no se preocupen. Espero no haber molestado a nadie por estar aquí. El Señor nos ha provisto de este lugar para pasar la noche. (Se para, mira a Tere y sonríe). Es increíble cómo Dios nos da todo lo que necesitamos todos los días ¿no les parece?
JAVI. Mamá, tengo que ir al baño.
ESPERANZA. Sí, Javi, espera un momentito que recoja todas las cosas (empieza a meter la manta dentro de la mochila).
MARÍA. Esta es nuestra iglesia (señalándola). Estoy segura de que la secretaria ya habrá llegado y no le importaría que el chico usase el baño. Si le parece bien, le muestro dónde es.
ESPERANZA. (Mira insegura) Bueno…
JAVI. ¡Mamá!
ESPERANZA. Si a usted no le importa.
MARÍA. En absoluto.
ESPERANZA. Javi, ve con esta señora tan amable, ¿vale, cariño?
MARÍA. (Mientras toma al niño de la mano). Me llamo María y éstas son mi hija Tere y mi nuera Blanca.
ESPERANZA. Hola, encantada. Yo soy Esperanza y ya conocéis a Javi.
(Se intercambian saludos.)
MARÍA (A Javi mientras caminan fuera del escenario). Todos los niños de aquí me llaman Tía María. Tú también puedes llamarme así si quieres.
ESPERANZA. Muchísimas gracias. La gente de este lugar ha sido tan amable con nosotros… (Continúa metiendo las cosas en su mochila. Tere se acerca a la parte izquierda del escenario para ayudarla. Blanca se queda en la parte derecha mirando).
TERE ¿Cuánto tiempo lleváis aquí?
ESPERANZA. Dos días. En realidad íbamos de camino a la capital en tren. Empiezo a trabajar allí después de Navidad pero Javi se puso con fiebre muy alta en el tren y tuvimos que bajar para ir al médico.
BLANCA. ¡Uy, qué horror!
ESPERANZA. No ha resultado tan malo. El personal de vuestro hospital es fabuloso. Lo cogieron enseguida y ha respondido muy bien a los tratamientos que le aplicaron. Pero claro, la factura se ha llevado todo lo que tenía ahorrado. (Sonríe.) Después unas enfermeras pasaron un platillo entre todo el personal e insistieron en que lo aceptásemos. Ayer por la noche estuvimos en una pensión y todavía tenemos dinero para comer unos días más pero no suficiente para ir en tren otra vez. Pero confío en Dios. Él tiene un plan para nosotros y hará que las cosas salgan bien.
(Cuando tienen todo empacado, Tere y Esperanza se sientan en un tronco del establo. Blanca se acerca a ellas pero sigue en pie.)
TERE. Guau. Tu fe es realmente fuerte y Tu nombre te va de maravilla.
ESPERANZA. Pero no siempre ha sido así. No conocí al Señor hasta que me quedé embarazada de Javi. Como no estaba casada pensé que lo mejor sería abortar. Estaba desesperada y fui a una clínica para informarme. El caso es que resultó ser una clínica que estaba en contra del aborto. Un psicólogo del hospital me habló de Jesús y desde entonces las cosas han sido distintas en mi vida. Tengo un hijo estupendo y Dios ha estado conmigo en cada momento.
BLANCA. (Casi llorando.) ¡Qué historia tan increíble!
(Tere y Esperanza miran a Blanca.)
TERE. Blanca, ¿estás bien?
BLANCA. (Tosiendo.) Nada, que llevo algo en la garganta. ¿Tienes un pañuelo?
TERE. Claro. (Saca un paquete de pañuelos y se los da a Blanca que se sienta en el banco.)
TERE. ¿No tienes familia? Me da la sensación de que Javi y tú estáis solos.
ESPERANZA. Bueno, cuando decidí tener al niño, mis padres me echaron de casa. No tengo familia en esta tierra pero Javi y yo hemos vivido bien hasta ahora. Después me salió esta oportunidad en la capital y allí es hacia donde nos dirigíamos.
TERE. Pues ahora tienes la oportunidad de pasar la Navidad con nosotros.
ESPERANZA. No por favor, no podemos aparecer así, sin más, en vuestra casa.
TERE. No va a ser ningún problema. Compartimos el mismo padre celestial así que también eres parte de nuestra familia. Además, mi madre no dejaría a nadie que necesitase ayuda sin echarle una mano. No cuentes con otra cosa. Después ya veremos cómo hacemos para que podáis poneros en marcha otra vez. No tenemos ningún niño pequeño en la familia y sería una bendición tener a Javi por Navidad (Blanca se levanta y les da la espalda a Tere y a Esperanza mientras se seca los ojos. Tere se percata de esto y a la misma vez María entra sola).
ESPERANZA. ¿Dónde está Javi?
MARÍA. La secretaria ha traído chocolate con churros para la gente. He dejado a Javi con el pastor Isidro mientras venía a buscaros; creo que no os vendría mal tomar algo también. Y después me gustaría hablar contigo porque quiero que vengáis a casa por Navidad.
TERE. ¿Qué te he dicho?
ESPERANZA. Gracias a todas.
MARÍA. (Cogiendo una bolsa). Vamos. El pastor Isidro tiene muchas ganas de conocerte. (Empiezan a salir) He dejado a Javi y al pastor manteniendo una discusión teológica sobre Noé.
ESPERANZA. ¿Cómo será que no me sorprende?
TERE. (Tere se acerca a Blanca. Se sientan en el banco.) Blanca, ¿qué te pasa? ¿Estás bien?
BLANCA. ¡Ay, Tere! Tengo que contarte algo. Si no se lo cuento a alguien voy a reventar: Estoy embarazada de dos semanas.
TERE. Pero, Blanca, eso es maravilloso (Abraza a Blanca). ¡Qué noticia tan buena!
BLANCA. Me alegra que pienses así pero ya sabes lo que opina Víctor. No me atrevo a contárselo y veo a esta chica con su pequeño y, y… Su historia me ha dejado fatal. ¿Cómo puede estar tan tranquila en su situación, sin un futuro seguro y sin saber qué le va a pasar a su hijo?
TERE. Blanca, ya sé que Víctor y tú teníais otros planes pero es posible que Dios tenga algo distinto para vuestras vidas. Y además, es normal que la llegada de un hijo os dé miedo. Sobre Esperanza… se ve que ha sabido confiar en Dios en los tiempos malos. Por favor, Blanca, confía en el Señor. (Pausa) Y, díselo a Víctor. ¿De acuerdo?
BLANCA. Sí. Tengo que encontrar la forma de decírselo pronto.
TERE. Blanca, ¿te gustaría que orásemos por todo esto?
BLANCA. Me encantaría. Muchísimas gracias, Tere. (Se abrazan, inclinan las cabezas. Las luces se van apagando y se escucha un solo. Cuando termina se apagan completamente).
ESCENA 6
(Escena para aliviar de la tensión anterior. Comienza la música y el coro entra otra vez como para ensayar. El solista es el último que entra. Lleva una caja con un pastel de frutas dentro.)
MIEMBRO DELCORO. ¿Qué pasa, Jim? Pareces muy triste.
(El coro canta y actua “Fruitcake” de Kira Talley&Geron Davis, Brentwood-Benson Music Publishing, 1999.)
ESCENA 7
(Se encienden las luces en casa de María donde, Tere, Víctor, Blanca, Esperanza, Javi y ella están abriendo regalos. Víctor y Javi están jugando con un coche en el suelo.)
ESPERANZA. (Sacando un jersey de una caja.) ¡Qué bonito! Muchas gracias.
BLANCA. (Sacando su regalo de una caja y riéndose.) Una máquina para hacer creps. Gracias, María.
VÍCTOR. ¡Hum! Gracias, mamá.
MARÍA. De nada. ¡Qué bueno es teneros a todos en casa por Navidad! Es precioso tener la casa llena.
TERE. (Aparte a Esperanza.) Creo que Santa Claus va a traer un regalo más para Javi mañana por la mañana. Papá Noel se olvida de nosotros los adultos porque nos gusta dormir en Navidad.
ESPERANZA. Gracias.
MARÍA. ¿Qué tal si recogemos todo y empezamos a prepararnos para el programa de Navidad de la iglesia? Esperanza, tu ropa y la de Javi están colgadas en el cuarto de la lavadora. Deberíamos daros las gracias por ayudarnos en el programa. ¡Qué casualidad que la que iba a hacer de Virgen María se haya puesto mala!
TERE. Pues sí… (A Javi.) ¿Listo para hacer de pastorcillo, Javi?
JAVI. ¡Sí!
(Tere lo coge de la mano y empiezan a hablar del programa. Salen todos excepto Víctor y Blanca.)
VÍCTOR. ¿No te tienes que preparar?
BLANCA. Tengo un regalo más para ti. Quería esperar hasta que estuviésemos solos para dártelo. (Se sientan juntos y le da una caja. La abre y saca una camiseta. El público puede leer lo que pone por la parte de atrás “Para el mejor padre del mundo”.)
VÍCTOR. ¿Una camiseta?
BLANCA. Dale la vuelta.
VÍCTOR. ¿Para el mejor padre? Blanca, ¿qué significa esto?
BLANCA. Pues está muy claro. He intentado decírtelo en estos últimos días pero…
VÍCTOR. (Echándose hacia atrás y poniéndose las manos en la frente) Guau. (Le coge la mano a Blanca). Blanca, quedamos en que no íbamos a… ¿Qué es lo que ha pasado?
BLANCA. Tú, yo, el doctor y todo el mundo nos estamos preguntando lo mismo.
VÍCTOR. Y supongo que esta camiseta significa que quieres seguir adelante con esto.
BLANCA. ¿”Seguir adelante con esto”?
VÍCTOR. Esto… tener al niño. (Blanca está mal pero no responde. Víctor se levanta y empieza a hacer las paces con ella.) Quiero decir que ya habíamos hablado de esto. Pensaba que los dos no queríamos traer niños a este mundo tan horrible. Mira a Esperanza y a Javi. Me dan tanta pena... ¿Qué va a ser de este chico? ¿No crees que hubiera sido mejor que no hubiera nacido?
BLANCA. No, no pienso eso.
VÍCTOR. (Parece como si no hubiera escuchado lo que Blanca ha dicho). Y si decidimos tenerlo, ahora es un mal momento. La economía está fatal y, ¿qué va a pasar con tu carrera? Tendrás que dejar tu trabajo unos meses o quizá unos años… ¿Sabes lo que cuestan los pañales? Aparte de la guardería, la ropa, los estudios… (Víctor se para, se distancia un poco de donde Blanca está sentada. Ella se levanta y va hacia donde está él y le agarra por los hombros).
BLANCA. Ya sé que hablamos de esto, Víctor. Quizá porque es Navidad o yo qué sé pero he estado pensando en cosas que antes no me importaban tanto…
VÍCTOR. (Volviéndose hacia ella.) ¿Como el qué?
BLANCA. Como que no creo que esta tierra sea peor que el mundo al que Dios envió a su hijo. Dios no pensaba en lo que iban a costar los pañales o en el colegio como impedimentos para criar a un hijo... Además, nuestro hijo tendrá un techo bajo el que vivir y eso es más de lo que Jesús tuvo cuando vino al mundo. (Víctor mira distante, ensimismado en sus pensamientos).
BLANCA. Víctor, lo siento. Sé que éste no es el mejor momento para decírtelo pero el caso es que no encontraba cuál era el mejor momento y tenía que hacerlo.
VÍCTOR. (Amable.) Supongo que ahora no podemos discutir más sobre el tema. Hablaremos más cuando vayamos a casa. Venga, que te tienes que preparar porque si no, no vas a llegar a tiempo para cantar en el coro. No me haría gracia el tener que haber la música en el CD durante el viaje y que luego no cantaras… (Se abrazan largamente y Blanca sale.) ¡Oh Dios mío! ¿Por qué la vida tiene que ser tan dura? Un bebé…
(Coge una fotografía de Tere y él cuando eran niños y la mira por un rato. Mira la camiseta que le ha regalado su mujer.) De aquí a nueve meses voy a ser padre. Podría tener un hijo o… una hija. (Mirando al cielo.) ¡Ay, Dios mío!
(Se apagan las luces.)
ESCENA 8
(El coro está con sus trajes alrededor del establo. Esperanza es María. Javi es un pastor. Víctor y Tere están viendo el programa desde los bancos con otros espectadores.)
(El coro canta una canción.)
PASTOR ISIDRO. (Hacia la audiencia.) Quiero daros las gracias a todos por venir a nuestro programa de Navidad este año. Espero que hayáis disfrutado con los personajes que estuvieron presentes en el nacimiento de Jesús.
¿Sabéis? Dios utilizó diferentes vías para llamar la atención de cada uno de ellos. Gabriel fue enviado a María para decirle lo que iba a pasar. José tuvo un sueño. Un grupo de ángeles anunció el nacimiento a los pastores y para los reyes magos hubo una estrella. Dios les dio a cada uno lo que necesitaban para acercarlos a este gran evento.
Pero esto no significa que el camino fuese fácil y sin problemas. Cada persona tuvo que sacrificarse, perseverar en lo que creía, e incluso pasarlo mal para estar allí: María y José tuvieron que emprender un viaje cuando María estaba tan avanzada en su estado. Me imagino lo mal que lo pasarían viéndose así y no pudiendo encontrar un lugar en el que acomodarse. Sentir que tu hijo viene y no tienes un lugar en el que reposar, tranquilizarte y dar a luz…
Los pastores tuvieron que dejar lo que estaban haciendo, arriesgar su medio de vida al dejar el ganado solo para buscar al recién nacido.
Los sabios de Oriente no sabían hacia donde iban y tampoco tenían garantías de que encontrasen algo. Su viaje cubrió una gran distancia puede que incluso años.
Pero creo que si les preguntásemos a cada uno de ellos nos asegurarían que por encontrar a Cristo mereció la pena el sacrificio, el riesgo y la distancia. Pero en esa noche me gustaría que fijaseis la atención en que hubo otra persona, que sacrificó más que todos ellos: Jesús. ¿El qué sacrificó? ¿Cuál es la distancia que recorrió? Las escrituras nos responden a estas preguntas. En Filipenses 2:6-8:6. (Lo lee)
¿Qué es lo que Jesús sacrificó? Dejó atrás su vida con su Padre Celestial y todo su esplendor. Recorrió la distancia que hay desde el Cielo hasta aquí (señala el establo) no sólo para nacer como un niñito indefenso sino para crecer como un hombre, el hombre perfecto para pagó el precio de nuestros pecados en la cruz.
Es mi deseo esta noche que así como Jesús decidió que no había sacrificio, ni riesgo, ni distancia tan grandes que le impidieran venir a por ti, que tú de igual forma no encuentres que la distancia es muy larga, que el sacrificio es muy doloroso o que el riesgo es muy elevado para acercarte a Él esta noche. Amén
El cuarteto canta una canción y en el momento que dicen “Santo, santo, santo” el cuarteto se gira al pesebre y los reyes magos y los pastores se arrodillan.
(El pastor Isidro ora.)
PASTOR ISIDRO: (A la gente de los bancos) Gracias por haber venido. Buenas noches a todos. (El coro sale de forma ordenada. El pastor Isidro empieza a hablar con los miembros del coro y con el público cuando Víctor se aproxima.) ¡Hola, Víctor! ¡Qué bien que estés en casa! ¡Gracias por haber venido esta noche!
VÍCTOR. Gracias a usted. Ha sido un programa muy bonito. Pastor Isidro, ya sé que es Nochebuena y probablemente no tenga tiempo ahora… Mire, nosotros nos vamos después de Navidad pero me gustaría poder hablar con usted antes de nos vayamos. Si tuviera un poco de tiempo para hablar conmigo después de Navidad, pediría un día extra en el trabajo. (Blanca se acerca cuando está diciendo esto).
PASTOR ISIDRO. Parece que es importante. Mira, tengo que hablar con alguno de los invitados de esta noche pero si me esperar puedo hablar contigo en la oficina en 10 minutos, ¿qué te parece?
VÍCTOR. Eso sería estupendo. (Mira a Blanca.) Igual vamos los dos. (Víctor y Blanca salen de la mano).
El pastor se dirige a la congregación, da invitaciones y tarjetas. El pastor invita a la congregación a un tiempo de adoración. El coro vuelve a entrar y canta un villancico.
Copyright Ruth y Wright Eavenson, todos los derechos reservados.
Esta obra puede ser usada gratuitamente. Los autores agradecerían que se les informase de las posibles puestas en escena. Se puede contactar con ellos en: InaRuthE@aol.com
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