10 Minutos y 2 Personajes. Dos personajes servirán para representar todos los personajes que aparecen. La historia de un pájaro carpintero le servirá a un padre para enseñarle a su hija a quién debemos la gloria por los dones que recibimos.
PICOTERO, EL PÁJARO CARPINTERO
PERSONAJES
PADRE
HIJA
(Un padre y una hija se acercan de la mano al centro del escenario. La hija está enfadada, están conversando y el padre intenta explicarle algo.)
HIJA. (Dando unas patadas.) Si Cristian puede, yo también. Si Cristian puede, yo también. Si Cristian puede hacerlo yo también.
PADRE. ¡CARIÑO! ¡Un momento! ¿Qué te parece si te cuento una historia?
HIJA. (Se para, mira a su padre y de repente se pone a saltar emocionada.) ¡Sí! ¡Sí! ¡Cuéntame una historia! ¡Cuéntame una historia, papá! (Lo apretuja...)
PADRE. (Se dirige hacia un lado del escenario en el que finalmente se sentará en el suelo.) Vale, imagina un hermoso bosque, cientos y cientos de árboles y el cielo con grandes nubes negras que van de lado a lado y pájaros revoloteando por todos los sitios buscando un lugar para esconderse de la tormenta que se avecina. Bien, y en ese momento aparece un pequeño pájaro carpintero que decide que ese es el mejor momento para picotear en los árboles más deliciosos.
HIJA. (Interrumpiendo.) ¿Cómo se llama? ¿Cómo se llama el pájaro carpintero?
PADRE. ¿Eh? ¡Ah! ¿Cómo te gustaría que se llamase?
HIJA. (Pensando.) ¡Hummmmmmmmm! ¿Qué tal... PICOTERO? De picotear y de carpintero.
PADRE. Muy bien, pues Picotero se dirigía volando hacia el árbol más grande, más alto y más viejo de todos. Siempre había querido ir a ese árbol pero siempre llegaban antes otros pájaros más grandes y más listos que él. Pero AHORA, ¡ahhhhh!, ahora él sólo iba a darle un buen golpe.
HIJA. (Aplaudiendo.) ¡Vamos Picotero! ¡Dale!
PADRE. (Pide silencio con los dedos en los labios.) ¡Shhhh! (Sonriendo.) Picotero volaba alto, más alto que nunca antes lo había hecho, directo a la copa del árbol. ¡Qué orgulloso que estaba! ¡Imagínate! ¡Picotero! ¡Uno de los pájaros carpinteros más pequeños del bosque picoteando el árbol más grande, más alto y más viejo de todos!
HIJA. ¡Genial!
PADRE. Así que Picotero echó para atrás su cuello (coge el papel que lleva su hija en la mano y lo enrolla como si fuera el pico del pájaro y se lo pone en la nariz) y lo picoteó. ¡Qué sensación! ¡Fantástico!
HIJA. ¡Sí! (Lanzando las manos a lo alto en señal de victoria.) Picotero es el más grande. ¡Ese árbol es para Picotero!
PADRE. Eso es exactamente lo que Picotero estaba pensando. De nuevo echó el cuello para atrás para darle un buen golpe pero cuando se estaba acercando al árbol, ALGO SUCEDIÓ.
HIJA. (Emocionada.) ¿QUÉ? ¿Qué sucedió?
PADRE. ¡Oh!, (mirando a su reloj y sacudiendo su cabeza) tengo mucho que hacer, ¿por qué no terminamos la historia mañana?
HIJA. (Cogiendo el pico de su padre y chafándoselo en la cabeza.) ¡NOOOOOO! ¡Cuéntame el final! ¿Qué sucedió? ¿Qué sucedió? ¿Qué sucedió?
PADRE. (Riéndose, poniendo las manos en señal de paz.) ¡De acuerdo! ¡Vale! (Coge el pico de las manos de su hija y se lo vuelve a poner en la nariz.) En el mismo momento en el que tocó el tronco, un enorme rayo cayó del cielo y golpeó lo más alto del bosque que encontró: el árbol que Picotero está picoteando. ¡Ahh! El viejo árbol explotó en millones, billones de palillos y en ese mismo momento empezó a llover tanta fuerza que parecía que estuvieran cayendo cascadas de agua del cielo.
HIJA. (Preocupada.) ¿Qué le pasó a Picotero? ¿Qué le pasó al pobre Picotero?
PADRE. Eso es lo más increíble. Tan pronto como el árbol explotó y el rayó atravesó el tronco y la lluvia empezó a caer, Picotero salió de allí volando como un loco… Su pequeño corazón de pajarito carpintero palpitaba a mil por hora (se da palmaditas en el pecho rápido imitando al pájaro) y voló voló a donde los otros pájaros carpinteros habían ido a refugiarse... ¡Estaba tan aturdido, el pobre…! Sacudió las alas para secárselas y empezó a llamar a todos los que estaban allí. Todos los pájaros carpinteros se congregaron alrededor de él para ver qué le había pasado y, ¿sabes que les dijo?
HIJA. ¿Qué? ¿Qué les dijo, papá? Dímelo.
PADRE. Les dijo: "Uf, en el futuro voy a tener más cuidado. Tendríais que haber visto lo que ha pasado. (Tocándose el pico) Este pico es muuuuy PELIGROSO. Casi me cargo el bosque entero con un par de picotazos”.
HIJA. (Riéndose con el padre.) ¡Me encanta la historia, papá! Es una historia muy bonita. Pero, pobre Picotero. Picotero era bastante tonto. (Pensando.) Él no rompió el árbol en pedazos. El rayo lo hizo...
PADRE. Sí, pero al pobre Picotero, le pareció que había sido él quien lo hizo. En cierta forma, a veces pasa algo parecido en nuestra relación con Dios. Él nos da dones maravillosos con los que logramos hazañas increíbles pero nosotros pensamos que hemos sido los que lo hemos hecho y no nos damos cuenta de que detrás de todo eso está la mano de Dios..
HIJA. Pero si Cristian puede ser un pastor, yo puedo ser una pastora también. Soy más lista que él, le gano corriendo y al fútbol, y además, su cabeza es muy muy pero que muy grande. ¿Cómo puede predicar alguien con una cabeza tan grande?
PADRE. Bueno, eso es algo que se lo tienes que dejar a Dios. Que sea Él quien decida. Si le escuchas y le sigues, te llenará de dones estupendos, el Espíritu Santo te alzará y servirás al Señor con poder. Además, cada persona hemos sido llamada para servir a Dios de distinta forma.
HIJA. ¿Y tú, papá? ¿Qué es lo que te ha dado Dios para que le sirvas?
PADRE. (Serio, pensando en la pregunta.) Bueno... tú sabes... Creo que…
(La escena se congela por varios segundos mientras ellos se transforman.)
HIJA (Se levanta, se ha hecho madre, camina alrededor de su padre, mirándolo con cariño y nostalgia, un poco triste.) Mi papá. Todavía me acuerdo de ese pájaro carpintero. Esa historia ha estado latente en varios episodios de mi vida, en especial cuando pienso que estoy haciendo las cosas a mi modo o cuando Dios me ha llamado para servirle y he estado tentada a pesar que el talento que tenía provenía de mí o a creerme alguien especial. Pero, papá, ¿cuáles eran tus talentos espirituales? (camina detrás de él y le pone las manos en los hombres.) Tú nunca fuiste un pastor, nunca curaste a nadie, o viajaste por el mundo esparciendo el evangelio… Pero en verdad, tú contabas historias, muchas historias, y siempre aprendía algo de ellas. Todavía me acuerdo de ellas, todavía me acuerdo de la viveza con la que las contabas, la entonación, el cariño... Papá, has dejado una huella enorme en mi vida. Siempre me acordaré de ti. Me enseñaste qué era la fe, la esperanza y especialmente el AMOR. Y el mayor de todos es el Amor...
PADRE. (Se convierte en hijo. Se descongela, se convierte en un niño pequeño emocionado.) ¡Mamá, mamá! ¡Cuéntame esa historia, mamá! Cuéntame la historia de Picotero, el pájaro carpintero. Cuéntame lo que le pasó en la tormenta, mamá.
MADRE. (Lo abraza.) De acuerdo, amor mío. No te la podré contar tan bien como el yayo la contaba pero Picotero, el pájaro carpintero, estaba volando en un bosque directo al árbol más alto...
HIJO. ¡La tormenta! ¡La tormenta se acerca!
MADRE. ¡Exacto! Pero él quería aprovechar la oportunidad para dar unos picotazos al árbol más alto...
HIJO. (Saltando.) ¡El árbol másssss mássss grande!
MADRE. ¡Sí! ¡El másssssss grande de todos! Picotero quería servir a Dios, como los otros pajaritos del bosque. Cuando picoteó en el árbol un rayó cayó del cielo y partió el enorme árbol.
HIJO. ¡Bum!¡Crash! ¡Bum! ¡Plof! ¡Explotó en millobillones de palillos!
MADRE. ¡Eso es! Y el pobre Picotero pensaba que había sido él...
HIJO. Pero realmente había sido Dios.
MADRE. ¡Claro! Fue Dios.
(Se congela.)
HIJO. (Se convierte en padre. Se levanta y se convierte en padre.) ¿Sabéis? Mamá nunca se hizo pastora como su amigo Cristian. El Señor no la llamó para ese trabajo. Pero Dios la llamó para otros asuntos. Le dio poder para servirle: cantaba en el coro, arreglaba la iglesia para las ceremonias, enseñaba a los niños, me contaba historias como su padre se las había contado a ella (la rodea, y le pone las manos en la espalda) Sirvió a Dios tantas veces como Él la llamó. Y me enseñó sobre la fe, y la esperanza, pero especialmente sobre el Amor. Yo creo que ella nunca se confundió como el pobre Picotero se confundió con el rayo... Ahora tengo mis propios hijos. ¿Cómo les enseño que Dios nos llama a todos de formas diferentes, en diferentes puestos para servirle y para servir a otros?
MADRE. (Se convierte en hija. Se descongela, se convierte en hija.) ¡Papá! (Aplaudiendo.) ¡Cuéntame la historia de Picotero el pájaro carpintero!
PADRE. (Sonriendo, poniendo sus brazos alrededor de sus hombros, llevándola al centro.) ¿Esa historia tan vieja? ¿Sabes que tu bisabuelo se la solía contar a tu abuela?
HIJA. (Emocionada.) Cuéntame cómo iba volando por el bosque durante la tormenta y cómo los otros pájaros se escondían de la lluvia y del rayo mientras que Picotero quería...
PADRE
HIJA
(Un padre y una hija se acercan de la mano al centro del escenario. La hija está enfadada, están conversando y el padre intenta explicarle algo.)
HIJA. (Dando unas patadas.) Si Cristian puede, yo también. Si Cristian puede, yo también. Si Cristian puede hacerlo yo también.
PADRE. ¡CARIÑO! ¡Un momento! ¿Qué te parece si te cuento una historia?
HIJA. (Se para, mira a su padre y de repente se pone a saltar emocionada.) ¡Sí! ¡Sí! ¡Cuéntame una historia! ¡Cuéntame una historia, papá! (Lo apretuja...)
PADRE. (Se dirige hacia un lado del escenario en el que finalmente se sentará en el suelo.) Vale, imagina un hermoso bosque, cientos y cientos de árboles y el cielo con grandes nubes negras que van de lado a lado y pájaros revoloteando por todos los sitios buscando un lugar para esconderse de la tormenta que se avecina. Bien, y en ese momento aparece un pequeño pájaro carpintero que decide que ese es el mejor momento para picotear en los árboles más deliciosos.
HIJA. (Interrumpiendo.) ¿Cómo se llama? ¿Cómo se llama el pájaro carpintero?
PADRE. ¿Eh? ¡Ah! ¿Cómo te gustaría que se llamase?
HIJA. (Pensando.) ¡Hummmmmmmmm! ¿Qué tal... PICOTERO? De picotear y de carpintero.
PADRE. Muy bien, pues Picotero se dirigía volando hacia el árbol más grande, más alto y más viejo de todos. Siempre había querido ir a ese árbol pero siempre llegaban antes otros pájaros más grandes y más listos que él. Pero AHORA, ¡ahhhhh!, ahora él sólo iba a darle un buen golpe.
HIJA. (Aplaudiendo.) ¡Vamos Picotero! ¡Dale!
PADRE. (Pide silencio con los dedos en los labios.) ¡Shhhh! (Sonriendo.) Picotero volaba alto, más alto que nunca antes lo había hecho, directo a la copa del árbol. ¡Qué orgulloso que estaba! ¡Imagínate! ¡Picotero! ¡Uno de los pájaros carpinteros más pequeños del bosque picoteando el árbol más grande, más alto y más viejo de todos!
HIJA. ¡Genial!
PADRE. Así que Picotero echó para atrás su cuello (coge el papel que lleva su hija en la mano y lo enrolla como si fuera el pico del pájaro y se lo pone en la nariz) y lo picoteó. ¡Qué sensación! ¡Fantástico!
HIJA. ¡Sí! (Lanzando las manos a lo alto en señal de victoria.) Picotero es el más grande. ¡Ese árbol es para Picotero!
PADRE. Eso es exactamente lo que Picotero estaba pensando. De nuevo echó el cuello para atrás para darle un buen golpe pero cuando se estaba acercando al árbol, ALGO SUCEDIÓ.
HIJA. (Emocionada.) ¿QUÉ? ¿Qué sucedió?
PADRE. ¡Oh!, (mirando a su reloj y sacudiendo su cabeza) tengo mucho que hacer, ¿por qué no terminamos la historia mañana?
HIJA. (Cogiendo el pico de su padre y chafándoselo en la cabeza.) ¡NOOOOOO! ¡Cuéntame el final! ¿Qué sucedió? ¿Qué sucedió? ¿Qué sucedió?
PADRE. (Riéndose, poniendo las manos en señal de paz.) ¡De acuerdo! ¡Vale! (Coge el pico de las manos de su hija y se lo vuelve a poner en la nariz.) En el mismo momento en el que tocó el tronco, un enorme rayo cayó del cielo y golpeó lo más alto del bosque que encontró: el árbol que Picotero está picoteando. ¡Ahh! El viejo árbol explotó en millones, billones de palillos y en ese mismo momento empezó a llover tanta fuerza que parecía que estuvieran cayendo cascadas de agua del cielo.
HIJA. (Preocupada.) ¿Qué le pasó a Picotero? ¿Qué le pasó al pobre Picotero?
PADRE. Eso es lo más increíble. Tan pronto como el árbol explotó y el rayó atravesó el tronco y la lluvia empezó a caer, Picotero salió de allí volando como un loco… Su pequeño corazón de pajarito carpintero palpitaba a mil por hora (se da palmaditas en el pecho rápido imitando al pájaro) y voló voló a donde los otros pájaros carpinteros habían ido a refugiarse... ¡Estaba tan aturdido, el pobre…! Sacudió las alas para secárselas y empezó a llamar a todos los que estaban allí. Todos los pájaros carpinteros se congregaron alrededor de él para ver qué le había pasado y, ¿sabes que les dijo?
HIJA. ¿Qué? ¿Qué les dijo, papá? Dímelo.
PADRE. Les dijo: "Uf, en el futuro voy a tener más cuidado. Tendríais que haber visto lo que ha pasado. (Tocándose el pico) Este pico es muuuuy PELIGROSO. Casi me cargo el bosque entero con un par de picotazos”.
HIJA. (Riéndose con el padre.) ¡Me encanta la historia, papá! Es una historia muy bonita. Pero, pobre Picotero. Picotero era bastante tonto. (Pensando.) Él no rompió el árbol en pedazos. El rayo lo hizo...
PADRE. Sí, pero al pobre Picotero, le pareció que había sido él quien lo hizo. En cierta forma, a veces pasa algo parecido en nuestra relación con Dios. Él nos da dones maravillosos con los que logramos hazañas increíbles pero nosotros pensamos que hemos sido los que lo hemos hecho y no nos damos cuenta de que detrás de todo eso está la mano de Dios..
HIJA. Pero si Cristian puede ser un pastor, yo puedo ser una pastora también. Soy más lista que él, le gano corriendo y al fútbol, y además, su cabeza es muy muy pero que muy grande. ¿Cómo puede predicar alguien con una cabeza tan grande?
PADRE. Bueno, eso es algo que se lo tienes que dejar a Dios. Que sea Él quien decida. Si le escuchas y le sigues, te llenará de dones estupendos, el Espíritu Santo te alzará y servirás al Señor con poder. Además, cada persona hemos sido llamada para servir a Dios de distinta forma.
HIJA. ¿Y tú, papá? ¿Qué es lo que te ha dado Dios para que le sirvas?
PADRE. (Serio, pensando en la pregunta.) Bueno... tú sabes... Creo que…
(La escena se congela por varios segundos mientras ellos se transforman.)
HIJA (Se levanta, se ha hecho madre, camina alrededor de su padre, mirándolo con cariño y nostalgia, un poco triste.) Mi papá. Todavía me acuerdo de ese pájaro carpintero. Esa historia ha estado latente en varios episodios de mi vida, en especial cuando pienso que estoy haciendo las cosas a mi modo o cuando Dios me ha llamado para servirle y he estado tentada a pesar que el talento que tenía provenía de mí o a creerme alguien especial. Pero, papá, ¿cuáles eran tus talentos espirituales? (camina detrás de él y le pone las manos en los hombres.) Tú nunca fuiste un pastor, nunca curaste a nadie, o viajaste por el mundo esparciendo el evangelio… Pero en verdad, tú contabas historias, muchas historias, y siempre aprendía algo de ellas. Todavía me acuerdo de ellas, todavía me acuerdo de la viveza con la que las contabas, la entonación, el cariño... Papá, has dejado una huella enorme en mi vida. Siempre me acordaré de ti. Me enseñaste qué era la fe, la esperanza y especialmente el AMOR. Y el mayor de todos es el Amor...
PADRE. (Se convierte en hijo. Se descongela, se convierte en un niño pequeño emocionado.) ¡Mamá, mamá! ¡Cuéntame esa historia, mamá! Cuéntame la historia de Picotero, el pájaro carpintero. Cuéntame lo que le pasó en la tormenta, mamá.
MADRE. (Lo abraza.) De acuerdo, amor mío. No te la podré contar tan bien como el yayo la contaba pero Picotero, el pájaro carpintero, estaba volando en un bosque directo al árbol más alto...
HIJO. ¡La tormenta! ¡La tormenta se acerca!
MADRE. ¡Exacto! Pero él quería aprovechar la oportunidad para dar unos picotazos al árbol más alto...
HIJO. (Saltando.) ¡El árbol másssss mássss grande!
MADRE. ¡Sí! ¡El másssssss grande de todos! Picotero quería servir a Dios, como los otros pajaritos del bosque. Cuando picoteó en el árbol un rayó cayó del cielo y partió el enorme árbol.
HIJO. ¡Bum!¡Crash! ¡Bum! ¡Plof! ¡Explotó en millobillones de palillos!
MADRE. ¡Eso es! Y el pobre Picotero pensaba que había sido él...
HIJO. Pero realmente había sido Dios.
MADRE. ¡Claro! Fue Dios.
(Se congela.)
HIJO. (Se convierte en padre. Se levanta y se convierte en padre.) ¿Sabéis? Mamá nunca se hizo pastora como su amigo Cristian. El Señor no la llamó para ese trabajo. Pero Dios la llamó para otros asuntos. Le dio poder para servirle: cantaba en el coro, arreglaba la iglesia para las ceremonias, enseñaba a los niños, me contaba historias como su padre se las había contado a ella (la rodea, y le pone las manos en la espalda) Sirvió a Dios tantas veces como Él la llamó. Y me enseñó sobre la fe, y la esperanza, pero especialmente sobre el Amor. Yo creo que ella nunca se confundió como el pobre Picotero se confundió con el rayo... Ahora tengo mis propios hijos. ¿Cómo les enseño que Dios nos llama a todos de formas diferentes, en diferentes puestos para servirle y para servir a otros?
MADRE. (Se convierte en hija. Se descongela, se convierte en hija.) ¡Papá! (Aplaudiendo.) ¡Cuéntame la historia de Picotero el pájaro carpintero!
PADRE. (Sonriendo, poniendo sus brazos alrededor de sus hombros, llevándola al centro.) ¿Esa historia tan vieja? ¿Sabes que tu bisabuelo se la solía contar a tu abuela?
HIJA. (Emocionada.) Cuéntame cómo iba volando por el bosque durante la tormenta y cómo los otros pájaros se escondían de la lluvia y del rayo mientras que Picotero quería...
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