27 Minutos y 11 Personajes + Extras. Un joven cristiano demuestra su amistad hacia tres amigos suyos escuchándoles y ayudándoles en sus problemas personales. Él también tiene serios problemas de salud pero los dejará a un lado para centrarse en los de sus amigos.
AMIGOS
PERSONAJESCRISTIAN
ESTEBAN
DOCTOR
DANIEL
CATY
PADRE
MAMÁ
NELSON
VOZ 1
VOZ 2
VOZ 3
ESCENA 1
(Esta escena se hace con telón cerrado y con música de fondo. En una cancha de fútbol, algunos chicos jugando y uno se equivoca y meten el gol. Todos se enojan con él y lo retan.)
VOZ 1. (Fuera de escena.) ¡Dale, dale! Pásala que estoy solo, ¡dale!
VOZ 2. (Fuera de escena.) ¡Cubridlo que viene…! ¡A la derecha, sácale la pelota!!
VOZ 3. (Fuera de escena.) Bueno, allá voy.
VOZ 1. (Fuera de escena) ¡Goooool, goooool!
(En ese momento se abre el telón.)
NELSON. (A Esteban.) ¡Huh! Otra vez vos, te dije que lo cubrieras. Siempre pasa lo mismo.
CRISTIAN. Bueno Nelson. Si todavía no perdemos.
ESTEBAN. ¡Che! Saben que estoy un poco cansado salgo un rato a tomar agua, a si descanso un poco.
NELSON. Sí, dale, tomémonos todos un descanso.
(Salen todos de escena y se queda Esteban en una orilla de la cancha algo preocupado, y Cristian vuelve con una botella de agua y habla con Esteban).
CRISTIAN. ¡Che! ¿Qué te pasa?
ESTEBAN. ¡Eh, Cristian! Nada, todo bien, todo tranquilo.
CRISTIAN. ¡Ey! No te pongas así por un partido, no vale la pena.
ESTEBAN. No, lo que pasa es que no es solamente el partido, parece que todo me sale mal… Aquí, en mi casa, en la escuela y al parecer los que en un primer momento me querían, me terminan odiando.
CRISTIAN. ¡Che! Por favor, no pienses así, yo te quiero mucho y no me gusta verte así, ese es el pensamiento que el diablo te pone para hacerte caer.
ESTEBAN. Pero es que a veces no me entienden.
CRISTIAN. Puede ser, pero ¿sabes qué? Yo a veces me siento como sofocado por todos los problemas que tengo y quisiera dormir en un parque eternamente y descansar. Encima, antes de ayer fui al medico. (En este momento el amigo le corta para seguir contando de su problema.)
ESTEBAN. ¡Sí, no! Pero los problemas que tengo con mi papá. Y veo a mi mamá llorar por mí y siento que no me aman por lo que hago, y en la escuela la paso remal porque no disfruto ni con Dios, ni con mis compañeros porque soy tibio y viste aquí con ustedes ¡todo mal! Perdóname Cristian que te traiga estos problemas.
CRISTIAN. ¡Ey! Soy tu amigo y estoy aquí para mancarte en todo y lo principal es que Dios está aquí y quiere darte una mano. Y sabes ¿por qué? Porque te ama más que yo, me parece que te olvidaste que estás del lado del altísimo Dios aquel que te puede hacer más que vencedor sobre todo lo que te pasa, si tan sólo tomas la determinación de dejar todo en las manos de Dios. Y esta noche, antes de ir a dormir repetí el Salmos 4:8. “En paz me acostaré y a si mismo dormiré; porque solo tú Jehová me haces vivir confiado”.
ESTEBAN. Cristian tenés razón, todo quiere vajonearme, pero gracias por recordarme que Dios me ama y quiera ayudarme.
CRISTIAN. Bien. (Lo abraza.) No me gusta verte así, te quiero ver sonreír, ¡dale!
ESTEBAN. Gracias, Cristian, por escucharme y por alentarme.
CRISTIAN. De nada, soy tu amigo y estoy para esto. Te parece que nos vayamos a nuestras casas a dormir.
ESTEBAN. ¡Dale Cristian! Dios te bendiga. Chau.
CRISTIAN. Chau, dale, sonreí.
(Se cierra el telón.)
ESCENA 2
(Escenario: consultorio del Doctor López. Se abre el telón. Música triste de fondo porque a Cristian le entregan los análisis no alentadores.)
DOCTOR. ¡Hola, Cristian! Pasá, toma asiento.
CRISTIAN. Sí, Doctor. Dígame, ¿cómo estoy? ¿Cómo salieron los análisis?
DOCTOR. Mirá, Cristian, estuve revisando los análisis y no son para nada alentadores. Es muy difícil decirte lo que tenés. Pero… Te queda muy poco de vida. No podemos hacer nada al respecto. Lo siento.
(Cristian se retira muy triste y se cierra el telón.)
ESCENA 3
(Escenario: local de la Iglesia. Música alegre de fondo con el telón cerrado. Se abre el telón. Todos (los amigos de Cristian incluido él hablando en un rincón del salón y Daniel en la estufa calentándose. Esperando a que todos salgan porque tiene que limpiar el local.)
DANIEL. ¡Vamos, che! Vamos saliendo que tengo que limpiar el local.
CRISTIAN. Daniel vení a hablar con nosotros, ¡dale!
DANIEL. No, hoy no, no puedo.
(Los chicos comienzan a terminar de hablar y se despiden.)
CRISTIAN. ¿Querés que te ayude a limpiar el local?
DANIEL. Bueno, dale, si no tenés nada que hacer, ayúdame.
CRISTIAN. Y, sí… Tengo cosas que hacer, pero igual me voy a quedar, primero porque no tenés ni idea para limpiar y segundo porque hace mucho que no hablamos.
DANIEL. Sí, es verdad y han pasado tantas cosas.
CRISTIAN. ¿Eh? No me hagas asustar, no me digas nada, todavía no podes sacártela de la cabeza ¿no?
DANIEL. Hago todo el esfuerzo pero muchas veces me vienen los recuerdos y me invade la tristeza. ¿Sabes qué? Me siento muy solo.
CRISTIAN. Daniel, no te sientas así, yo quiero decirte que estoy con vos y lo más lindo y alentador es que Dios prometió estar con nosotros hasta el final (Jeremías 1:14), y no importa lo que pase.
DANIEL. Sí, ya lo sé y lo entiendo, pero a veces se hace difícil.
CRISTIAN. Sí, yo entiendo, hay muchas cosas que quieren tirarte, a mí me pasa y muchas veces no entiendo por qué pasan, mirá hay algo dentro de mí que me cuesta mucho superar. Vos sabes que fui al médico y me entregaron unos resultados no muy alentadores.
DANIEL. (Le corta la conversación) Sí, pero eso... ¡Qué sé yo! De última vas a una farmacia compras un remedio y ya está, te curas en pocos días.
CRISTIAN. En algunos casos.
DANIEL. Sí, pero, ¿cómo se hace cuando estás enfermo del corazón? Cuando sentís la necesidad de querer a alguien que no es para vos, cuando notas el rechazo de la persona que más querés en todo el mundo. Es un dolor que tengo dentro y no me deja vivir.
CRISTIAN. ¿Tanto es, Daniel?
DANIEL. Sí, Cristian y te lo cuento a vos porque confío en vos y te considero un buen amigo y siempre que tengo problemas vos me escuchas.
CRISTIAN. Y porque me gusta mucho compartir con vos lo que te pasa, y me siento bien que puedas compartirlo conmigo. ¿Sabes que? Dios quiere que confíes en Él como confías en mí, Él es tu mejor amigo y Él puede llenar esa soledad, porque su amor excede todo conocimiento y Él quiere derramar su amor sobre ti y quiere sanar esas heridas de muerte espiritual que tenés. Daniel, no decaigas por favor, tomá la mano de Cristo que está impaciente por ayudarte y superá ese obstáculo porque Dios no te ha dado espíritu de temor sino un espíritu luchador y valiente. Vamos, Daniel, quiero ver ese chico luchador, ese chico que se la jugaba por Cristo. Que no te tire esta situación. Dale, Dany.
DANIEL. Gracias, Cristian, sos un verdadero amigo, te quiero mucho.
CRISTIAN. Bueno, dale, deja que yo termino de limpiar ¿si?
DANIEL. Gracias, chau, nos vemos.
CRISTIAN. Chau, nos vemos. (Se queda en el local, termina de limpiar y se pone a orar por sus amigos.) Padre, quiero darte gracias por mis amigos. Y te pido que ayudes a Daniel con sus problemas para que pueda seguir adelante, te pido por Esteban, bendice su vida para que prospere. Gracias te doy por todo. Amén.
(Se cierra el telón.)
ESCENA 4
(En casa de Caty. Telón cerrado. Nadie en escena, se escucha una conversación telefónica)
CATY. Hola.
CRISTIAN. ¡Hola Caty! ¿Cómo estás?
CATY. ¡Cristian! Bien che, todo bien y vos, ¿como andas?
CRISTIAN. Yo tranquilo.
CATY. ¡Ya sé! Me llamas para que te siga contando lo de antes de ayer. Perdóname que te cortara así tan de repente pero es que se me acabó la ficha telefónica.
CRISTIAN. No te hagas problema, en realidad no te llamo por eso.
CATY. ¿Y entonces?
CRISTIAN. No, quería contarte algo.
CATY. ¡Bueno, dale! Venite.
CRISTIAN. Pero tu papá…
CATY. ¡No! No te hagas problema, él no está. Solamente estoy con mi mamá. ¡Dale, venite!
CRISTIAN. Bueno, dale, llevo las facturas y te cuento.
CATY. Buenísimo, te espero. Chau.
CRISTIAN. ¡Chau! Pero para, para, decidme el número de tu casa porque no me acuerdo.
CATY. ¡Che! ¿No te acordás? Bueno es el 420.
CRISTIAN. Listo, nos vemos.
(Cristian aparece en escena con el telón cerrado, buscando la casa de Caty. Mientras suena nuevamente el teléfono.)
CATY. Hola
PADRE. ¡Hola Caty! Habla papá.
CATY. ¡Hola papi!
PADRE. Caty, escúchame, mira, salimos más temprano del trabajo a si que voy con unos amigos a casa; por favor, limpia un poco y pon algunas cervezas en la heladera ¿sí?
CATY. Bueno pero, ¿cuánto te demoras?
PADRE. Unos 40 minutos o media hora ¿por qué?
CATY. No, por nada. Chau.
PADRE. ¡Chau!
(Se abre el telón, Caty en su casa. Entra Cristian y toca el timbre en la casa de Caty.)
CATY. Hola Cristian.
CRISTIAN. Hola ¿qué te pasa?
CATY. No, nada. Todo bien.
CRISTIAN. Caty te conozco y nunca te he visto bien con esa cara.
CATY. No, lo que pasa es que después que llamaste, llamó mi papá diciendo que viene más temprano y encima con unos amigos. ¡Y se ponen invancables!
CRISTIAN. Bueno, no te pongas mal y confía en que Dios te ayuda en cada momento.
CATY. Gracias, Cristian.
CRISTIAN. Bueno, Caty, si querés nos juntamos otro día en otro momento, y quizás en otro lugar.
CATY. No, Cristian, no vas a venir desde tan lejos para nada, ¡pasa, pasa!
CRISTIAN. Bueno, dale, gracias.
CATY. A mí me gusta que vengan a mi casa, lo que pasa es que a veces no me gusta por mi papá.
CRISTIAN. Siguen los problemas con tu viejo ¿no? ¿Todavía no mejoran?
CATY. Nada, es más, todo empeora, lo que mi papá no consigue un trabajo estable viene más seguido a casa con sus amigos, y trata mal a mi mamá. Y a mí me parte el corazón ver a mi mamá llorar por los rincones.
CRISTIAN. La verdad, Caty, es que cada vez que te escucho hablar de esto se me estremece el corazón, y hay momentos en que me parece sentir ese dolor que sentís pero sé que no es así, porque ese dolor que sentís debe ser tan grande que quizás no puedo imaginarlo.
CATY. Gracias, Cristian, porque no importa qué problema sea, siento que me entendés y tu comprensión me consuela. Gracias, Cristian, por tratar de comprender mi situación. Te considero mi mejor amigo.
CRISTIAN. Gracias, Caty, yo también te considero una amiga, pero tenés un amigo aún mayor que es Cristo y su amor que excede todo conocimiento, su fidelidad y su comprensión, están allí al alcance de tu mano. Caty, abrazá a Cristo que su amor te va a consolar, su fidelidad te ayudará a caminar segura y su comprensión te animará a seguir a delante, ¡ánimo, soldado!
CATY. Gracias, Cristian, porque tus palabras son animadoras, y sé que Cristo es mi torre fuerte. ¡Cristian, no voy a caer! Porque personas como vos y Cristo me ayudan.
CRISTIAN. ¡Bien! Caty me alegra saber que pienses así. Voy a estar orando por vos y por favor, orá por mí porque…
(Corta la conversación el ruido de la puerta, entra el padre de Caty.)
CATY. ¡Huy! Mi papá…
CRISTIAN. Bueno, Caty, me voy y por favor, ora a Dios y confía en que Él va a estar con vos en momentos así.
CATY. Sí, gracias.
CRISTIAN. ¡Bueno, chau!
CATY. Chau, nos vemos en la Iglesia.
(Entra el padre de Caty.)
PADRE. Caty ¿ese chico es de la iglesia?
CATY. Sí.
PADRE. ¿Y qué hacía aquí? ¿No te dije que no traigas esas personas con pensamientos raros?
CATY. Lo que pasa es que me llamó para contarme algo y al final no me contó nada.
PADRE. Bueno ¿y tu mamá?
CATY. En la cocina.
(Se cierra el telón.)
ESCENA 5
(Casa de Cristian. Música triste de fondo. Se abre el telón. Cristian en su casa ayudando a poner la mesa para comer con los padres.)
CRISTIAN. Mami, ¿qué hiciste de comer?
MAMÁ. Lo que te gusta, Cristian, lasaña.
(Cristian se siente mareado y se toma la cabeza.)
MAMÁ. Cristian, ¿qué te pasa? ¿Te sentís mal?
CRISTIAN. Sí, un poco mareado.
MAMÁ. ¿Queres que llamemos al médico?
CRISTIAN. No, está bien, ya se me pasa.
(Cristian se desmaya y la madre se desespera, lo trata se sujetar pero no puede, y llama al padre desesperadamente.)
MAMÁ. ¡Viejo! Vení rápido: es Cristian. Llama al médico, a la ambulancia, no sé, a alguien. ¡Rápido!
(Esta parte debe ser muy drástica y en forma desesperada. La música de fondo debe subir el volumen. Se cierra el telón.)
ESCENA 6
(Hospital. Música de fondo. Se abre el telón. Cristian está en la camilla con la madre a su lado y el padre sentado. Entra el doctor.)
DOCTOR.: Cristian tiene un tumor cerebral, simplemente le funciona el corazón.
MAMÁ. No, doctor, ¿qué me dice?
(Entran los amigos: Esteban, Daniel y Caty. Se acercan a la camilla y hablan en forma de dolor y arrepentimiento.)
ESTEBAN. No, Cristian, no me dejes. Vos muchas veces me dijiste que sea valiente, siempre estuviste a mi lado, no te vayas.
CATY. ¡Vamos soldado!, no te dejes vencer, lucha un poco más, te necesito. ¡Qué tonta fui! Nunca pude escucharte. Y tenías tanto para contar… ¡Perdóname! ¡Perdón!
DANIEL. Yo siempre te conté mis problemas y no me preocupé por los tuyos, ¡perdóname! Soy un egoísta, solo pensé en mí.
(Se escucha el sonido del latido de un corazón.)
ESTEBAN. Sos mi mejor amigo, te quiero mucho.
CATY. ¡No, Cristian, no! ¿Cómo no me di cuenta antes?
(El corazón deja de latir.)
TODOS. ¡Noooo!
(Entra el doctor en forma desesperada.)
DOCTOR. Desalojen, desalojen.
DOCTOR. Hora del deceso 2:00 AM
(Se cierra el telón. Música de fondo: “Mi regalo” de Marcos Vidal. Salen los tres amigos, delante del público.)
DANIEL. Quizás estés allí pensando o llorando, pero lo que te quiero decir es lo siguiente: vos quizás no te des cuenta del verdadero amigo que tenes a tu lado, tal ves lo tenes simplemente para que te escuche, pero no seas tonto aprovéchalo de una mejor forma, dale tu vida, ámalo como te amas a ti. Porque son dos mejor que uno, y cuando uno caiga esté el otro para que lo levante. Pero date cuenta rápido, no sea, que te des cuenta tarde como nosotros. No tuvimos tiempo para escucharlo. Siempre nuestros problemas primero. Quizás tu amigo tenga un problema. Dale tu tiempo. ¡Que Dios te bendiga!
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