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2012 - España

El alfarero

10 Minutos y 3 Personajes. Jesús procura moldear el carácter de una persona pero ésta se resiste bastante.


EL ALFARERO
PERSONAJES

JESÚS
PERSONA
LECTOR


ATREZZO

Una silla en el centro del escenario y un foco.


OBRA

(La persona estará sentada entre el público; Jesús camina hacia allí y da vueltas entre los asistentes como buscando a alguien específico. Cuando llega a la Persona, la mira, pone sus manos sobre los hombros de ésta y le hace señales para que le siga. La Persona se sorprende.)

PERSONA. ¿Yo? ¿Me eliges a mí? ¿Entre toda esta gente? ¿No eliges a éste o a ésta? ¿A mí? ¡Oh, Señor! ¡Qué privilegio haber sido elegido por ti! ¡Nunca pensé que me elegirías a mí! ¡Haré cualquier cosa por ti, Señor!

(Jesús le indica a Persona que se siente en la silla.)
PERSONA. ¿Que me siente? ¡Claro! Ahora mismo, Señor. ¡Lo que tú digas!

(Jesús hace como si cogiese una jarra de agua, se la echase por la cabeza de Persona y comenzase a mover a la Persona. Sin movimientos bruscos.)
PERSONA. ¡Oh, Señor! ¡Qué agradable, qué fresquito! Tú sabes lo que necesito, Señor: bendiciones, sigue bendiciéndome. Señor, eres tan agradable y gentil…

(Jesús comienza a mover a Persona un poco más fuerte en círculos, poniendo sus manos sobre los hombros de Persona, como si estuviera en el tormo de un alfarero.)
PERSONA. Pero, Señor, ¿qué estás haciendo?

(La Persona salta de la silla, lejos del alcance de Jesús.)
PERSONA. ¿Qué crees que estás haciendo? Esto… quiero decir, Señor, que tú eres muy agradable y gentil pero te estabas volviendo un poco más duro conmigo. ¡Me estabas empezando a hacer daño! No tienes que ser tan áspero conmigo, ya sabes, Señor, no soy tan malo.

(Jesús se acerca a Persona para indicarle que se siente en la silla otra vez.)
PERSONA. ¿Quieres que me siente otra vez? Bueno, si vas a ser agradable y bondadoso y vas a darme todas esas bendiciones, sí, pero si vas a ser áspero conmigo…

(Jesús le indica que se siente en la silla.)
PERSONA. Está bien, me sentaré otra vez, Señor. ¿Por qué no?

(La persona se sienta en la silla otra vez. Jesús echa de nuevo un jarro de agua sobre la cabeza de Persona.)
PERSONA. ¡Así! ¡Me has entendido muy bien, Señor! Me parece que esta vez nos vamos a llevar muy bien.

(Jesús mueve con brusquedad su mano del hombro de Persona, como si estuviera quitando algo.)
PERSONA. ¡Auuu! ¡Oye! Pero, ¿qué estás haciendo?

(La persona vuelve a saltar de la silla otra vez.)
PERSONA. ¿Qué es lo que crees que estás haciendo? Esto… Escucha, una cosa es que me elijas y de verdad que aprecio mucho todas las bendiciones que me has dado y bueno… Tú puedes ser como… En fin, como una clase de Dios en mi vida, pero no puedes llegar y quitarme todas esas cosas. Son mías, las necesito, no te las he dado.

(Jesús le indica que se siente.)
PERSONA. Y quieres que me vuelva a sentar… Pero seguro que vas a quitarme cosas, ¿no?

(Jesús hace señales para que se siente. La Persona habla mientras se sienta.)
PERSONA. ¡De acuerdo! Me sentaré, pero tienes que entender que hay ciertas partes de mi vida en las que yo tengo el control absoluto. ¡No puedes venir y quitármelas!

(Jesús pone sus manos sobre los ojos de Persona.)
PERSONA. ¡Señor! Mis ojos. ¿Qué estás haciendo? ¡No puedo ver!

(Jesús pone sus manos sobre las orejas de Persona.)
PERSONA. Y mis oídos, Señor, ¡no puedo oír! ¿Qué estás haciendo?


ALTERNATIVA 1

(Jesús abre sus brazos como si le mostrara una escena.)
PERSONA. ¡Oh, Señor! ¿Por qué me estás mostrando el mundo? No quiero ver todo el dolor y la confusión. Hay mucho pero yo no lo he causado. ¿Qué puedo hacer sobre esto?

(Jesús muestra otra escena.)
PERSONA. Señor, ¿qué me estás diciendo? ¿Me estás pidiendo que vaya donde tú me lo digas?

ALTERNATIVA 2

(Jesús alarga su brazo hacia la derecha como si le mostrase a Persona una escena.)
PERSONA. ¡Oh, Señor! ¿Por qué me estás mostrando toda esa gente que vive en las calles y esos niños que están muriendo de hambre? ¡Hay muchos! ¿Qué puedo hacer por ello?

(Jesús alarga su brazo enfrente de la Persona como si le mostrara una escena.)
PERSONA. Señor, ahora me estás mostrando todos esos drogadictos, alcohólicos y prostitutas. ¿Qué tengo que ver yo con ellos? ¡Yo no soy como ellos!

(Jesús alarga su brazo hacia la derecha del escenario como si le mostrara a la Persona una escena.)
PERSONA. Ahora estás mostrándome a toda esa gente que se está postrando frente a ídolos y adorando a otros dioses. Mira, ellos te han rechazado, pero no yo. ¡Ya he visto suficiente!

(Fin de las alternativas)

(Jesús mueve su mano en un movimiento descendente, como si estuviera descubriendo el corazón de la Persona.)
PERSONA. ¡Oh, Señor! Ahora me estás enseñando todos los pecados de mi vida. No me había dado cuenta de que hubiera tanto orgullo, egoísmo y odio.

(La Persona se levanta de la silla otra vez.)
PERSONA. ¿Por qué me muestras todas estas cosas? ¿No te das cuenta de que hace daño ver a todas esas personas en pecado así como ver los que hay en mi propia vida? ¿No lo entiendes?

(Jesús le pide a la Persona que se siente.)
PERSONA. Y quieres que me siente. ¡Pero duele, Señor! ¿Por qué me está doliendo tanto hablar contigo de esto y a la vez ver en tus ojos tanto amor?

(Jesús le pide que se siente.)
PERSONA. Pero tú me ruegas que me siente de nuevo. ¿Y qué puedo hacer? Quiero decir: tú moriste por mí, tú me elegiste, y sé que tú sólo quieres lo mejor para mi vida… Me sentaré.

(La persona se sienta, Jesús hace movimientos de modelaje.)
PERSONA. ¡Señor, que duele! ¡Duele mucho estar roto! ¡Duele ser cambiado y transformado en tu imagen, pero Señor, QUIERO QUE ME MODELES.

(La Persona y Jesús se inclinan hacia delante, con las cabezas agachadas. Jesús tiene sus manos sobre los hombros de Persona. Se apaga el foco de luz.)

LECTOR. Jeremías 18:3-6 o, Isaías 45:9, o Isaías 64:8.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola mi nombre es MARTHA ISABEL Gonzalez y me pareció muy bonito y al punto el drama del alfarero que bueno que publiquen este tipo de programas para que otras iglesias puedan hacer uso de ellos y así ayudar a nuestros miembros de iglesia en especial a nuestros jóvenes a tomar sus mejores decisiones para su vida espiritual que Dios bendiga su ministerio