25 Minutos y 10 Personajes. Una joven se deja aconsejar por varios personajes que la llevan a un camino alejado de Dios. Siente que su vida no está limpia y no es merecedora de perdón pero su padre la ayuda para que busque a Dios y confíe en el sacrificio de su hijo Jesús.
TODO LO BELLO SIEMPRE SABE BIEN
PERSONAJES
HOMBRE
VALERIA
DESOBEDIENCIA
PADRE
ENVIDIA
ROMINA
AMBICIÓN
ENRIQUE
DESEO
PERDICIÓN
(Entra un hombre a escena, sucio, mal vestido y tambaleando.)
HOMBRE. Auxilio, ayuda, me siguen, están por todas partes... Lo he perdido todo: mi vida y mi paz y ahora no me queda nada...
(Sube al escenario como puede y exclama delante de todos…)
HOMBRE. Por favor, escóndanme, que si él me agarra estoy perdido; pero si yo no hice nada, ojalá nunca les pase lo que a mí.
(Salen unos brazos dentro del telón y se llevan al hombre.)
HOMBRE. ¡NOOOOO......!
(Apertura del telón.)
VALERIA. Otro día más, las mismas cosas, la misma gente..., ¡Qué aburrido! (pausa al hablar). Lo único interesante está en la televisión.... ¡Sí! ¡Cómo me gustaría ser parte de ese mundo! Salir en las revistas y estar siempre a la moda, conocer lugares nuevos... (Comenta esto con emoción en su voz.) Pero no puedo, papá siempre esta diciéndome que soy joven, que no me apure en crecer. Según él “las cosas llegan, pero a su tiempo”. Recuerdo que me dijo “las edades son como las estaciones del año: llegan en el momento que es necesario y siempre con un propósito”, pero sé es ahora que soy joven, cuanto más tengo que vivir; estoy desperdiciando mi juventud, ¡¡¡LA VIDA SE ME VA!!! (Exclama al sentirse triste.)
(Valeria se da cuenta y repara en el cartel que esta detrás suyo y lee.)
VALERIA. “TODO LO BELLO NO SIEMPRE SABE BIEN”
VALERIA. ¡Qué concepto tan raro! Si se supone que lo bello es lo que a los ojos agrada, entonces no puede saber mal, lo bello siempre es dulce y hermoso. Creo que ese letrero está mal escrito, sí, eso es, está equivocado.
(Cuando Valeria termina de decir esto, baja la cabeza y ve las cinco formas debajo del cartel. Se acerca a la primera (DESOBESIENCIA) muy lentamente, queriendo tocarle la cara cuando de repente, ésta se despierta, la asusta con su saludo.)
DESOBEDIENCIA. Hola...
VALERIA. ¡Huy!... Me asustaste... Hola, ¿cómo estás?
DESOBEDIENCIA. Cansado... Me duele todo: la espalda, las piernas… Esta tortícolis me está matando...
VALERIA. ¡Ay!... ¿Puedo ayudarte en algo?
DESOBEDIENCIA. No, no lo creo. (Sarcásticamente.) Pero gracias por despertarme, Bueno ¿entonces...?
VALERIA. Entonces, ¿qué...?
DESOBEDIENCIA. Entonces... ¿Para qué me despertaste?
VALERIA. Yo... Nada..., yo solo estaba leyendo el cartel… (Miente con cara de yo no fui.)
DESOBEDIENCIA. ¡Ahhh!... Ese cartel… (Despectivamente.) Lo puso alguien de quien prefiero no hablar. No le des ninguna importancia, ese cartel está mal, ¿a quién se le puede ocurrir una idea tan ridícula? Imagínate un mundo lleno de emociones y cosas bellas, solo un tonto se perdería de todo eso. Yo quiero experimentar cosas nuevas y vivir la vida a mi manera, a mí nadie me pone reglas, yo hago mis propias reglas, nadie me dice lo que tengo que hacer, ¡¡¡QUIERO SER LIBRE, Y VIAJAR POR EL MUNDO!!! Sí... un viaje no me vendría nada mal.
VALERIA. ¡Ay!... Sí... Me encantaría ser libre como vos y viajar y conocer nuevos lugares... y tener nuevos amigos... (Emocionada.)
DESOBEDIENCIA. ¡Ahhh! ¿Sí? ¿Y por qué no vienes conmigo? Vamos... No sabes lo bien que la vamos a pasar. Yo te puedo enseñar a vivir sin reglas.
VALERIA. No, gracias, otro día tal vez. Además, ni siquiera te conozco.
DESOBEDIENCIA. ¡Ah, perdón! Mi nombre es Desobediencia. (Pausa 2 ó 3 segundos.) ¿Entonces...?
VALERIA. Entonces, ¿qué?
DESOBEDIENCIA. Entonces... ¿Vamos? ¿Querés venir conmigo?
VALERIA. Lo que pasa es que mi papá nunca me dejará ir.
DESOBEDIENCIA. No podés decir que no te dejan, yo creo que si tu viejo no te deja hacer algo tan bueno, no merece que le obedezcas... es más, allá viene.
VALERIA. Hola papá, vení que quiero presentarte a un amigo.
PADRE. ¿A quién, querida? No veo a nadie.
VALERIA. A él, papá... (Señala a Desobediencia.)
DESOBEDIENCIA. No, solo vos podés verme, soy solo amigo tuyo. (Susurrándole al oído.)
PADRE. Bueno, es tarde, nos vamos.
DESOBEDIENCIA. Dile... vamos...
VALERIA. Papá...
PADRE. ¿Sí, querida?
VALERIA. ¿Puedo ir de viaje con un amigo?
PADRE. Claro, querida, cuando crezcas.
(En ese momento la maquina se pone en frente.)
DESOBEDIENCIA. Ves lo que te dije, no podés obedecer a alguien que piensa que sigues siendo una niña. ¡Ja, ja, ja! Tal vez tenga razón.
VALERIA. ¿Como que cuando crezca? Ya tengo 17 años, además, soy mucho mas madura que mis amigos.
PADRE. Valeria, solo quiero que aprendas a ser prudente, deja de refunfuñar y ven para casa. ¿Sí? (Dice esto con al mano en el rostro de Valeria.)
VALERIA. No, no quiero, nunca me dejas hacer nada de lo que yo quiero, no tengo que obedecerte, yo me quedo.
PADRE. Valeria, no sé qué te pasa, pero voy a hacer de cuenta que no escuché nada, voy a adelantarme a la casa, pero quiero que vengas, ¿entendiste?
(El Padre sale de escena mientras la Desobediencia se alegra de su obra.)
VALERIA. Bueno, lo hice... OK Ahora, ¿qué hacemos?
DESOBEDIENCIA. Yo nada, tú ya hiciste todo lo que yo quería que hicieras. Chao... (Vuelve a su lugar y se congela.)
(Valeria se acerca para ver que había pasado; en eso se despierta ENVIDIA.)
ENVIDIA. Guau... Pero, ¡qué chica más linda! ¡Qué pelo! ¡Qué porte! La verdad creo que estás para modelo.
VALERIA. Gracias, me sonrojas.
ENVIDIA. Nooo... preciosa, vos no te sonrojas, el que pierde el color soy yo al verte. Pero, ¿qué hace una chica tan linda como vos por acá, solita en este barrio tan peligroso? Algunos dicen que por estos lugares andan dando vueltas unos entes malignos buscando chicas solitarias para asustarlas. Pero no te preocupes, por suerte te encontraste conmigo y no con una de esas bestias... Pero bueno, ¿qué andas haciendo por acá?
VALERIA. Estaba charlando con un amigo y no sé qué pasó, se fue y me dejó sola.
ENVIDIA. ¿Amigo? Me encantaría ser tu amigo, ¿puedo, preciosa? ¡Dale! O me muero.
VALERIA. Bueno, yo creo que sí, además me gusta tu buen gusto. Soy Valeria. ¿Y vos?
ENVIDIA. Yo soy la Envidia, y todos quieren ser como yo. Valeria, vos y yo haremos un dúo genial, seremos inseparables.
(Ingresa Romina a escena.)
ROMINA. Hola Valeria, ¿cómo estás?
VALERIA. Hola Romy.
ROMINA. ¿Qué hacés por acá? Iba para tu casa, pensé que estarías allá.
VALERIA. Lo que pasa es que estaba con un ami... (Recordando que nadie más que ella puede ver a sus nuevos amigos cambia la frase.) Estaba pensando... y vos, ¿cómo estás?
ROMINA. Bien... quería invitarte a tomar algo. ¿Querés venir? Yo invito.
(La ENVIDIA entra en acción en ese momento.)
ENVIDIA. Pero, ¡qué bombón! Ella no es solo linda, es hermosa, mira qué pelo, qué ropa, parece que se gastó una fortuna en esos pantalones. La verdad, Valeria, tu amiga no está para modelo, está para super-modelo.
VALERIA. Perdón Romy, puedo pensar algo, ahora vuelvo. (Enojada se lleva a Envidia tomándola del brazo.)
VALERIA. ¿Qué te pasa? Pensé que éramos amigos y lo único que haces es adular a mi amiga.
ENVIDIA. Lo que pasa es que tú eres linda, pero ella lo es más, no lo tomes a mal pero ella tiene un jean hermoso, ¿lo viste?, y el tuyo... bueno, ¿para qué otra cosa lo usas? ¿Y ya viste sus zapatillas? ¿Y las tuyas...? Te doy un consejo: no juegues más al fútbol con ellas. Y lo mejor: su pelo, parece de seda, mientras que a ti, mi amor, usar crema enjuague no te vendría nada mal. Es lo que siempre digo “las cosas hacen a las personas”.
VALERIA. ¿Qué...? ¿Tan mal me veo?
ENVIDIA. Bueno... Sí. Pero no te preocupes, yo te dije que sería tu amigo y lo cumplo, además la tal Rominita es media bruja, te echa en cara sus cosas. ¿Te diste cuenta por qué sale contigo? Para que la gente note que la linda es ella y no vos. ¡Qué bruja! Vamos a ponerla en su lugar.
(Valeria vuelve.)
ROMINA. Bueno, vale, ¿vamos?
ENVIDIA. Eso sonó como una orden. ¡Huy! Te ordenó.
VALERIA. No, Romina, no voy...
ROMINA. ¿Por qué...?
ENVIDIA. Te está pidiendo explicaciones, sí... Eso de donde yo vengo es pedir explicaciones. Dale, decile que es una bruja.
VALERIA. No voy por la sencilla razón que estoy cansada de que te luzcas tan bien cuando salimos, con tu ropa nueva, haciéndote la super-modelo y para llamar la atención y refregarme en la cara lo linda que sos.
ENVIDIA. El pelo, no te olvides del pelo....
VALERIA. Y tu pelo... muy lindo y sedoso, ¿qué pensás? ¿Qué porque tenés todo eso, sos la mejor? Obvio que no.
ROMINA. Valeria, ¿de qué hablás? Si sos re-linda y tenés una belleza interior muy grande...
ENVIDIA. ¿Belleza interior?... Te esta diciendo que sos horrible por fuera, ah no… ¡Ja, ja, ja! ¡Qué bruja...! Yo que vos.... mmm.
VALERIA. ¿Qué me estás queriendo decir con belleza interior, que por fuera soy un monstruo, mejor andate? No te quiero ver más.
ROMINA. Pero no... Vale... ¿Qué te pasa?
VALERIA. Andate, no quiero saber nada de vos.
ENVIDIA. ¡Fuera bicho! ¡Ja, ja, ja!
(Romina se va triste y llorando.)
ENVIDIA. Bueno cumplí, adiós ingenua, ¡ja, ja, ja! (Vuelve a su lugar y se congela.)
(Valeria se siente mal por lo que hizo y trata de alcanzar a Romina, pero en ese momento se despierta AMBICIÓN y la detiene.)
AMBICIÓN. ¿A dónde crees que vas?
VALERIA. Le dije cosas muy malas a mi amiga y quiero pedirle perdón.
AMBICIÓN. ¿Perdón? ¡Ja! Eso es para los débiles, la gente de éxito hace que los demás le pidan perdón, deberías saberlo, pareces una chica inteligente.
VALERIA. Tienes una voz muy fría y calculadora.
AMBICIÓN. Por supuesto, soy la base de la gente rica, el sustento de los gobiernos poderosos, enaltezco al hombre y lo levanto hasta el cielo, soy la Ambición y conmigo dejarás de ser una persona para ser “la persona”.
VALERIA. ¿Podías hacer todo eso conmigo?
AMBICIÓN. ¿Eso te gustaría?
VALERIA. Bueno... yo....
AMBICIÓN. ¡Bien!, ¡ya estamos negociando...! ¡Ey...! Sí que eres buena para esto...
VALERIA. Emm..., sí, supongo... ¿Pero qué tengo que hacer?
AMBICIÓN. Fácil. ¿Querías las cosas de tu amiga? Bueno, yo te las puedo dar si las ambicionas en tu corazón: ropa, joyas, belleza… Todo eso lo puedes tener si tienes mucha ambición.
VALERIA. Sí... Y yo podría salir con Romy otra vez...
AMBICIÓN. ¿Qué? No me entendiste: para tener todo tienes que desechar cosas simples como los amigos o la familia; esa es la clave de todo. Tomá esto y decidme si no vale la pena.
(Saca de un cajón un abrigo de piel, anteojos de sol, joyas, y se las va dando de una a una mientras Valeria sigue hablando.)
VALERIA. ¡Qué cosas más lindas! además con todo esto, ¿quién necesita a Romina?
AMBICIÓN. Eso es lo que quería escuchar de ti. Recuerda que lo externo es lo único que importa, si te ves bien, la gente te tratará bien; llénate de cosas hermosas y el mundo te adorará. (Mientras dice esta última frase vuelve a su lugar y se congela.)
(Entra ENRIQUE a escena.)
VALERIA. Es Enrique y me vio; creo que quiere hablarme.
(Despierta DESEO.)
DESEO. Hola, ¿cómo estás?
VALERIA. ¿Qué tal? (Embobada, sin dejar de ver a Enrique.)
DESEO. ¡Huuy...! Y ese, ¿quién es? ¿Tu novio? Se ve muy bien.
VALERIA. No, no es mi novio, pero me gustaría que lo fuera... (Enamorada.) ¡Ahhh! Y vos, ¿quién sos? (Reaccionando por la presencia del nuevo personaje.)
DESEO. Yo soy el Deseo y creo que puedo ayudarte, si vos querés, claro...
VALERIA. Sí, por favor, decidme qué hago.
DESEO. Míralo fijamente. OK. Ahora jala el dedo y llámalo...
(Valeria llama a Enrique con el dedo.)
DESEO. Eso es, muy bien...
(Enrique la ve y se acerca.)
ENRIQUE. Hola, Valeria, ¿cómo estás? Te ves muy bien.
VALERIA. Gracias, pero creí que no me conocías. Bueno, como nunca me hablaste antes.
ENRIQUE. Bueno, eso era antes, pero ahora te ves muy bien. ¿Qué te hiciste?
VALERIA. ¿Yo?... Nada... Bueno, algunas cosillas con la ayuda de algunos amigos. ¿Te gusta?
DESEO. Ya lo tienes.
ENRIQUE. Perfecto... ¿Te gustaría salir conmigo? Podríamos pasarla muy bien.
VALERIA. Sí, claro... Digo no, digo sí, este... no sé, estoy confundida.
DESEO. Vamos, ¿no era lo que tanto querías? Aprovéchalo ahora que lo tenés.
ENRIQUE. Ya sé lo que pasa, vení que te digo algo...
(Enrique le susurra cosas al oído mientras Valeria abre los ojos de asombro.)
VALERIA. ¿Qué...? No, ¿cómo se te ocurre? Estás loco.
ENRIQUE. Pero si es lo más común del mundo.
DESEO. Vamos Valeria, que me hago vieja de tanto esperar…
VALERIA. Es que no te conozco lo suficiente y no creo que sea correcto.
ENRIQUE. ¿Sabes? Mi abuela tiene más onda que vos, no puedo creer lo amarga que sos, y pensándolo bien, ni que valieras tanto; yo me voy, tonta.
VALERIA. Espera, espera, no te vayas. Ayúdame, ¿qué hago? Enrique se va. (Esta última frase dirigiéndose a Deseo.)
DESEO. A mí no me mires, yo te lo puse, vos no lo aprovechaste, así que me voy, bye. (Se congela.)
VALERIA. No, ¿vos también? Te vas igual que los otros; comienza bien pero siempre termino perdiendo algo. Bueno, sos el último, espero que vos... (Dirigiéndose a PERDICION que despierta interrumpiendo la frase.)
PERDICIÓN. Déjame adivinar, necesitas ayuda, ¿no?
VALERIA. Sí, todo me sale al revés y no entiendo por qué, espero que vos puedas ayudarme.
PERDICIÓN. ¿Quién te hizo pensar que yo vine para ayudarte? No lo puedo creer, sigues tan ingenua como siempre.
VALERIA. Si no viniste para ayudarme, ¿a qué viviste?
PERDICIÓN. Yo soy la Perdición y vine a cobrar todos los favores que te hice, o mejor dicho, las consecuencias de tus errores son mías, Valeria.
VALERIA. Debe ser una broma, si yo no hice nada.
PERDICIÓN. ¡Ja, ja, ja! Aparte de tonta, comediante. Típico de ustedes, los seres humanos. Son capaces de cometer las peores maldades que el mundo ha visto y todavía preguntan: ¿yo qué hice? ¡Qué cuadro más patético! (Se acerca agresivamente a Valeria.)
PERDICIÓN. ¿Quieres que te lo diga? ¿Ah...? La verdad es que no tienes vergüenza, ¿sabes cuántos en el mundo darían todo por el consejo de un padre o una madre? ¡Miles! Pero no, la señorita es lo suficientemente madura como para ignorarlos, ¿verdad? Incluso desobedecerlos. (Aplaude irónicamente) ¡Bravo, bravo, la señorita madures! ¿A dónde te llevó todo esto? ¡A mí, sólo a mí!
(Valeria, al escuchar todo esto se da cuenta de su equivocación.)
VALERIA. Es cierto, pobre de mi papá… él sólo quería protegerme de todo esto y yo no le hice caso. Pero, por favor, compréndeme, no sabía en lo que me metía.
PERDICIÓN. ¿Qué...? No sabías, ¡claro! (En forma sarcástica.) Si era lo que estabas esperando, lo que vos querías, el momento oportuno para desobedecer y lo hiciste.
(La Perdición se acerca a la Desobediencia y ella despierta, ambos se ríen.)
PERDICIÓN. ¿La oíste? No sabía, ¡ja, ja, ja!
(En ese momento Desobediencia ronda a Valeria y la atormenta.)
VALERIA. No..., vasta, dile que se detenga.
PERDICIÓN. ¿Por qué no dijiste que era tu amigo? Y hablando de amigos y amigas, ¿lo de tu miga Romina fue también sin querer? (Corre hacia Valeria y le dice en voz fuerte.) ¡Contesta! ¿Fue sin querer?
(Envidia despierta rondando a Valeria y la atormenta junto con Desobediencia.)
VALERIA. Por favor, basta, te lo ruego..., llévate todo, te lo devuelvo, solo quiero que me dejen en paz.
PERDICIÓN. Todo lo que tienes ahí te lo di yo, por causa de tu ambición, (despierta Ambición) así que lo único que me interesa es tu vida, y para eso estoy aquí, para tomarla. Lastima que tu deseo te haya jugado en contra.
(Deseo se despierta y corre hacia ella.)
PERDICIÓN. Enrique, un buen muchacho, un poco bobo, pero me sirvió, lastima nena que no recordaste que TODO LO BELLO NO SIEMPRE SABE BIEN.
VALERIA. Perdón, no quiero irme, ¡no! (Grita desesperadamente.)
PERDICIÓN. ¿Crees que hay alguien que te ame con todo lo que hiciste?, pero basta me canse de charlas. ¡Tráiganla! Ella viene con nosotros.
(Los seres sujetan a Valeria y cuando están a punto de llevarla se escucha la vos del padre.)
PADRE. Valeria, Valeria, hija, ¿en dónde estás?
VALERIA. ¡Papá, ayúdame, auxilio, papá...!
(Los seres la sueltan pero siguen rondando esperando para volver a atraparla.)
PADRE. ¿Qué te pasa hija? ¿Por qué lloras? ¿Qué te pasó?
VALERIA. Papi, no dejes que me lleven, no quiero, sé que hice mal, pero por favor, ayúdame, ellas quieren llevarme.
PADRE. ¿Quién mi niña, quién?
VALERIA. La Perdición, y junto con ella la Desobediencia, la Envidia, la Ambición y el Deseo. Dicen que todo lo que hice tiene consecuencias y que para mí no hay perdón. Por favor ayúdame.
PADRE. Tranquila, cálmate, es cierto que los errores traen consecuencias pero es mentira que no haya perdón, siempre hay perdón.
PERDICIÓN. ¿Sí...? ¿Y quién te va a salvar de mí? (Dice susurrando.)
PADRE. El perdón está mucho más cerca de lo que crees.
PERDICIÓN. Mentira. (Susurrando.)
PADRE. Valeria, Dios te ama y quiere perdonarte.
VALERIA. Pero papá, me siento sucia, ¿cómo puede ser que Dios me quiera, si he hecho muchas cosas malas, y estoy segura que Él no va a querer saber de mí?
PERDICIÓN. Ya lo entendiste, ven... (Susurrando.)
PADRE. ¡Eso no es cierto!, y si la Perdición te dice eso no la escuches. Dios nos ha dado un regalo muy grande, él envió a su único hijo al mundo y con su muerte en la cruz Él pago el precio de nuestros pecados para salvarnos de la perdición. Y al tercer día resucitó venciendo a la misma muerte, y con su resurrección nos ha entregado la victoria en nuestras manos, para que ya no tengamos temor de esas voces que nos acusan y nos condenan, Valeria, solo extiende tu mano al Señor y pídele vivir una vida junto a Él, y Él te librará de la perdición. (Diciendo esto los seres comienzan a alejarse.)
VALERIA. Papá, ayúdame a que Dios me reciba.
PADRE. ¿Recuerdas cómo hablaste conmigo? Bueno, haz lo mismo con Dios, que sean solo tú y el Señor.
(Valeria camina hacia el frente dejando atrás a su padre.)
VALERIA. Señor, hoy pasé por muchas cosas malas y cometí muchos errores, te pido perdón por cada uno de mis pecados; ya no quiero ser esclava de mi propia perdición. Te doy gracias por tu amor y tu perdón, y hoy sé que ya no hay argumentos contra mí y por tu sangre derramada me vuelvo esclava de tu amor. Quiero que seas tú el motivo de mi vida, Señor.
(Los 5 seres se desploman todos juntos al piso. Se enciende una luz en el centro apuntando a Valeria representando la respuesta de Dios. Se cierra el telón con la canción “No hay argumentos”.)
HOMBRE
VALERIA
DESOBEDIENCIA
PADRE
ENVIDIA
ROMINA
AMBICIÓN
ENRIQUE
DESEO
PERDICIÓN
(Entra un hombre a escena, sucio, mal vestido y tambaleando.)
HOMBRE. Auxilio, ayuda, me siguen, están por todas partes... Lo he perdido todo: mi vida y mi paz y ahora no me queda nada...
(Sube al escenario como puede y exclama delante de todos…)
HOMBRE. Por favor, escóndanme, que si él me agarra estoy perdido; pero si yo no hice nada, ojalá nunca les pase lo que a mí.
(Salen unos brazos dentro del telón y se llevan al hombre.)
HOMBRE. ¡NOOOOO......!
(Apertura del telón.)
VALERIA. Otro día más, las mismas cosas, la misma gente..., ¡Qué aburrido! (pausa al hablar). Lo único interesante está en la televisión.... ¡Sí! ¡Cómo me gustaría ser parte de ese mundo! Salir en las revistas y estar siempre a la moda, conocer lugares nuevos... (Comenta esto con emoción en su voz.) Pero no puedo, papá siempre esta diciéndome que soy joven, que no me apure en crecer. Según él “las cosas llegan, pero a su tiempo”. Recuerdo que me dijo “las edades son como las estaciones del año: llegan en el momento que es necesario y siempre con un propósito”, pero sé es ahora que soy joven, cuanto más tengo que vivir; estoy desperdiciando mi juventud, ¡¡¡LA VIDA SE ME VA!!! (Exclama al sentirse triste.)
(Valeria se da cuenta y repara en el cartel que esta detrás suyo y lee.)
VALERIA. “TODO LO BELLO NO SIEMPRE SABE BIEN”
VALERIA. ¡Qué concepto tan raro! Si se supone que lo bello es lo que a los ojos agrada, entonces no puede saber mal, lo bello siempre es dulce y hermoso. Creo que ese letrero está mal escrito, sí, eso es, está equivocado.
(Cuando Valeria termina de decir esto, baja la cabeza y ve las cinco formas debajo del cartel. Se acerca a la primera (DESOBESIENCIA) muy lentamente, queriendo tocarle la cara cuando de repente, ésta se despierta, la asusta con su saludo.)
DESOBEDIENCIA. Hola...
VALERIA. ¡Huy!... Me asustaste... Hola, ¿cómo estás?
DESOBEDIENCIA. Cansado... Me duele todo: la espalda, las piernas… Esta tortícolis me está matando...
VALERIA. ¡Ay!... ¿Puedo ayudarte en algo?
DESOBEDIENCIA. No, no lo creo. (Sarcásticamente.) Pero gracias por despertarme, Bueno ¿entonces...?
VALERIA. Entonces, ¿qué...?
DESOBEDIENCIA. Entonces... ¿Para qué me despertaste?
VALERIA. Yo... Nada..., yo solo estaba leyendo el cartel… (Miente con cara de yo no fui.)
DESOBEDIENCIA. ¡Ahhh!... Ese cartel… (Despectivamente.) Lo puso alguien de quien prefiero no hablar. No le des ninguna importancia, ese cartel está mal, ¿a quién se le puede ocurrir una idea tan ridícula? Imagínate un mundo lleno de emociones y cosas bellas, solo un tonto se perdería de todo eso. Yo quiero experimentar cosas nuevas y vivir la vida a mi manera, a mí nadie me pone reglas, yo hago mis propias reglas, nadie me dice lo que tengo que hacer, ¡¡¡QUIERO SER LIBRE, Y VIAJAR POR EL MUNDO!!! Sí... un viaje no me vendría nada mal.
VALERIA. ¡Ay!... Sí... Me encantaría ser libre como vos y viajar y conocer nuevos lugares... y tener nuevos amigos... (Emocionada.)
DESOBEDIENCIA. ¡Ahhh! ¿Sí? ¿Y por qué no vienes conmigo? Vamos... No sabes lo bien que la vamos a pasar. Yo te puedo enseñar a vivir sin reglas.
VALERIA. No, gracias, otro día tal vez. Además, ni siquiera te conozco.
DESOBEDIENCIA. ¡Ah, perdón! Mi nombre es Desobediencia. (Pausa 2 ó 3 segundos.) ¿Entonces...?
VALERIA. Entonces, ¿qué?
DESOBEDIENCIA. Entonces... ¿Vamos? ¿Querés venir conmigo?
VALERIA. Lo que pasa es que mi papá nunca me dejará ir.
DESOBEDIENCIA. No podés decir que no te dejan, yo creo que si tu viejo no te deja hacer algo tan bueno, no merece que le obedezcas... es más, allá viene.
VALERIA. Hola papá, vení que quiero presentarte a un amigo.
PADRE. ¿A quién, querida? No veo a nadie.
VALERIA. A él, papá... (Señala a Desobediencia.)
DESOBEDIENCIA. No, solo vos podés verme, soy solo amigo tuyo. (Susurrándole al oído.)
PADRE. Bueno, es tarde, nos vamos.
DESOBEDIENCIA. Dile... vamos...
VALERIA. Papá...
PADRE. ¿Sí, querida?
VALERIA. ¿Puedo ir de viaje con un amigo?
PADRE. Claro, querida, cuando crezcas.
(En ese momento la maquina se pone en frente.)
DESOBEDIENCIA. Ves lo que te dije, no podés obedecer a alguien que piensa que sigues siendo una niña. ¡Ja, ja, ja! Tal vez tenga razón.
VALERIA. ¿Como que cuando crezca? Ya tengo 17 años, además, soy mucho mas madura que mis amigos.
PADRE. Valeria, solo quiero que aprendas a ser prudente, deja de refunfuñar y ven para casa. ¿Sí? (Dice esto con al mano en el rostro de Valeria.)
VALERIA. No, no quiero, nunca me dejas hacer nada de lo que yo quiero, no tengo que obedecerte, yo me quedo.
PADRE. Valeria, no sé qué te pasa, pero voy a hacer de cuenta que no escuché nada, voy a adelantarme a la casa, pero quiero que vengas, ¿entendiste?
(El Padre sale de escena mientras la Desobediencia se alegra de su obra.)
VALERIA. Bueno, lo hice... OK Ahora, ¿qué hacemos?
DESOBEDIENCIA. Yo nada, tú ya hiciste todo lo que yo quería que hicieras. Chao... (Vuelve a su lugar y se congela.)
(Valeria se acerca para ver que había pasado; en eso se despierta ENVIDIA.)
ENVIDIA. Guau... Pero, ¡qué chica más linda! ¡Qué pelo! ¡Qué porte! La verdad creo que estás para modelo.
VALERIA. Gracias, me sonrojas.
ENVIDIA. Nooo... preciosa, vos no te sonrojas, el que pierde el color soy yo al verte. Pero, ¿qué hace una chica tan linda como vos por acá, solita en este barrio tan peligroso? Algunos dicen que por estos lugares andan dando vueltas unos entes malignos buscando chicas solitarias para asustarlas. Pero no te preocupes, por suerte te encontraste conmigo y no con una de esas bestias... Pero bueno, ¿qué andas haciendo por acá?
VALERIA. Estaba charlando con un amigo y no sé qué pasó, se fue y me dejó sola.
ENVIDIA. ¿Amigo? Me encantaría ser tu amigo, ¿puedo, preciosa? ¡Dale! O me muero.
VALERIA. Bueno, yo creo que sí, además me gusta tu buen gusto. Soy Valeria. ¿Y vos?
ENVIDIA. Yo soy la Envidia, y todos quieren ser como yo. Valeria, vos y yo haremos un dúo genial, seremos inseparables.
(Ingresa Romina a escena.)
ROMINA. Hola Valeria, ¿cómo estás?
VALERIA. Hola Romy.
ROMINA. ¿Qué hacés por acá? Iba para tu casa, pensé que estarías allá.
VALERIA. Lo que pasa es que estaba con un ami... (Recordando que nadie más que ella puede ver a sus nuevos amigos cambia la frase.) Estaba pensando... y vos, ¿cómo estás?
ROMINA. Bien... quería invitarte a tomar algo. ¿Querés venir? Yo invito.
(La ENVIDIA entra en acción en ese momento.)
ENVIDIA. Pero, ¡qué bombón! Ella no es solo linda, es hermosa, mira qué pelo, qué ropa, parece que se gastó una fortuna en esos pantalones. La verdad, Valeria, tu amiga no está para modelo, está para super-modelo.
VALERIA. Perdón Romy, puedo pensar algo, ahora vuelvo. (Enojada se lleva a Envidia tomándola del brazo.)
VALERIA. ¿Qué te pasa? Pensé que éramos amigos y lo único que haces es adular a mi amiga.
ENVIDIA. Lo que pasa es que tú eres linda, pero ella lo es más, no lo tomes a mal pero ella tiene un jean hermoso, ¿lo viste?, y el tuyo... bueno, ¿para qué otra cosa lo usas? ¿Y ya viste sus zapatillas? ¿Y las tuyas...? Te doy un consejo: no juegues más al fútbol con ellas. Y lo mejor: su pelo, parece de seda, mientras que a ti, mi amor, usar crema enjuague no te vendría nada mal. Es lo que siempre digo “las cosas hacen a las personas”.
VALERIA. ¿Qué...? ¿Tan mal me veo?
ENVIDIA. Bueno... Sí. Pero no te preocupes, yo te dije que sería tu amigo y lo cumplo, además la tal Rominita es media bruja, te echa en cara sus cosas. ¿Te diste cuenta por qué sale contigo? Para que la gente note que la linda es ella y no vos. ¡Qué bruja! Vamos a ponerla en su lugar.
(Valeria vuelve.)
ROMINA. Bueno, vale, ¿vamos?
ENVIDIA. Eso sonó como una orden. ¡Huy! Te ordenó.
VALERIA. No, Romina, no voy...
ROMINA. ¿Por qué...?
ENVIDIA. Te está pidiendo explicaciones, sí... Eso de donde yo vengo es pedir explicaciones. Dale, decile que es una bruja.
VALERIA. No voy por la sencilla razón que estoy cansada de que te luzcas tan bien cuando salimos, con tu ropa nueva, haciéndote la super-modelo y para llamar la atención y refregarme en la cara lo linda que sos.
ENVIDIA. El pelo, no te olvides del pelo....
VALERIA. Y tu pelo... muy lindo y sedoso, ¿qué pensás? ¿Qué porque tenés todo eso, sos la mejor? Obvio que no.
ROMINA. Valeria, ¿de qué hablás? Si sos re-linda y tenés una belleza interior muy grande...
ENVIDIA. ¿Belleza interior?... Te esta diciendo que sos horrible por fuera, ah no… ¡Ja, ja, ja! ¡Qué bruja...! Yo que vos.... mmm.
VALERIA. ¿Qué me estás queriendo decir con belleza interior, que por fuera soy un monstruo, mejor andate? No te quiero ver más.
ROMINA. Pero no... Vale... ¿Qué te pasa?
VALERIA. Andate, no quiero saber nada de vos.
ENVIDIA. ¡Fuera bicho! ¡Ja, ja, ja!
(Romina se va triste y llorando.)
ENVIDIA. Bueno cumplí, adiós ingenua, ¡ja, ja, ja! (Vuelve a su lugar y se congela.)
(Valeria se siente mal por lo que hizo y trata de alcanzar a Romina, pero en ese momento se despierta AMBICIÓN y la detiene.)
AMBICIÓN. ¿A dónde crees que vas?
VALERIA. Le dije cosas muy malas a mi amiga y quiero pedirle perdón.
AMBICIÓN. ¿Perdón? ¡Ja! Eso es para los débiles, la gente de éxito hace que los demás le pidan perdón, deberías saberlo, pareces una chica inteligente.
VALERIA. Tienes una voz muy fría y calculadora.
AMBICIÓN. Por supuesto, soy la base de la gente rica, el sustento de los gobiernos poderosos, enaltezco al hombre y lo levanto hasta el cielo, soy la Ambición y conmigo dejarás de ser una persona para ser “la persona”.
VALERIA. ¿Podías hacer todo eso conmigo?
AMBICIÓN. ¿Eso te gustaría?
VALERIA. Bueno... yo....
AMBICIÓN. ¡Bien!, ¡ya estamos negociando...! ¡Ey...! Sí que eres buena para esto...
VALERIA. Emm..., sí, supongo... ¿Pero qué tengo que hacer?
AMBICIÓN. Fácil. ¿Querías las cosas de tu amiga? Bueno, yo te las puedo dar si las ambicionas en tu corazón: ropa, joyas, belleza… Todo eso lo puedes tener si tienes mucha ambición.
VALERIA. Sí... Y yo podría salir con Romy otra vez...
AMBICIÓN. ¿Qué? No me entendiste: para tener todo tienes que desechar cosas simples como los amigos o la familia; esa es la clave de todo. Tomá esto y decidme si no vale la pena.
(Saca de un cajón un abrigo de piel, anteojos de sol, joyas, y se las va dando de una a una mientras Valeria sigue hablando.)
VALERIA. ¡Qué cosas más lindas! además con todo esto, ¿quién necesita a Romina?
AMBICIÓN. Eso es lo que quería escuchar de ti. Recuerda que lo externo es lo único que importa, si te ves bien, la gente te tratará bien; llénate de cosas hermosas y el mundo te adorará. (Mientras dice esta última frase vuelve a su lugar y se congela.)
(Entra ENRIQUE a escena.)
VALERIA. Es Enrique y me vio; creo que quiere hablarme.
(Despierta DESEO.)
DESEO. Hola, ¿cómo estás?
VALERIA. ¿Qué tal? (Embobada, sin dejar de ver a Enrique.)
DESEO. ¡Huuy...! Y ese, ¿quién es? ¿Tu novio? Se ve muy bien.
VALERIA. No, no es mi novio, pero me gustaría que lo fuera... (Enamorada.) ¡Ahhh! Y vos, ¿quién sos? (Reaccionando por la presencia del nuevo personaje.)
DESEO. Yo soy el Deseo y creo que puedo ayudarte, si vos querés, claro...
VALERIA. Sí, por favor, decidme qué hago.
DESEO. Míralo fijamente. OK. Ahora jala el dedo y llámalo...
(Valeria llama a Enrique con el dedo.)
DESEO. Eso es, muy bien...
(Enrique la ve y se acerca.)
ENRIQUE. Hola, Valeria, ¿cómo estás? Te ves muy bien.
VALERIA. Gracias, pero creí que no me conocías. Bueno, como nunca me hablaste antes.
ENRIQUE. Bueno, eso era antes, pero ahora te ves muy bien. ¿Qué te hiciste?
VALERIA. ¿Yo?... Nada... Bueno, algunas cosillas con la ayuda de algunos amigos. ¿Te gusta?
DESEO. Ya lo tienes.
ENRIQUE. Perfecto... ¿Te gustaría salir conmigo? Podríamos pasarla muy bien.
VALERIA. Sí, claro... Digo no, digo sí, este... no sé, estoy confundida.
DESEO. Vamos, ¿no era lo que tanto querías? Aprovéchalo ahora que lo tenés.
ENRIQUE. Ya sé lo que pasa, vení que te digo algo...
(Enrique le susurra cosas al oído mientras Valeria abre los ojos de asombro.)
VALERIA. ¿Qué...? No, ¿cómo se te ocurre? Estás loco.
ENRIQUE. Pero si es lo más común del mundo.
DESEO. Vamos Valeria, que me hago vieja de tanto esperar…
VALERIA. Es que no te conozco lo suficiente y no creo que sea correcto.
ENRIQUE. ¿Sabes? Mi abuela tiene más onda que vos, no puedo creer lo amarga que sos, y pensándolo bien, ni que valieras tanto; yo me voy, tonta.
VALERIA. Espera, espera, no te vayas. Ayúdame, ¿qué hago? Enrique se va. (Esta última frase dirigiéndose a Deseo.)
DESEO. A mí no me mires, yo te lo puse, vos no lo aprovechaste, así que me voy, bye. (Se congela.)
VALERIA. No, ¿vos también? Te vas igual que los otros; comienza bien pero siempre termino perdiendo algo. Bueno, sos el último, espero que vos... (Dirigiéndose a PERDICION que despierta interrumpiendo la frase.)
PERDICIÓN. Déjame adivinar, necesitas ayuda, ¿no?
VALERIA. Sí, todo me sale al revés y no entiendo por qué, espero que vos puedas ayudarme.
PERDICIÓN. ¿Quién te hizo pensar que yo vine para ayudarte? No lo puedo creer, sigues tan ingenua como siempre.
VALERIA. Si no viniste para ayudarme, ¿a qué viviste?
PERDICIÓN. Yo soy la Perdición y vine a cobrar todos los favores que te hice, o mejor dicho, las consecuencias de tus errores son mías, Valeria.
VALERIA. Debe ser una broma, si yo no hice nada.
PERDICIÓN. ¡Ja, ja, ja! Aparte de tonta, comediante. Típico de ustedes, los seres humanos. Son capaces de cometer las peores maldades que el mundo ha visto y todavía preguntan: ¿yo qué hice? ¡Qué cuadro más patético! (Se acerca agresivamente a Valeria.)
PERDICIÓN. ¿Quieres que te lo diga? ¿Ah...? La verdad es que no tienes vergüenza, ¿sabes cuántos en el mundo darían todo por el consejo de un padre o una madre? ¡Miles! Pero no, la señorita es lo suficientemente madura como para ignorarlos, ¿verdad? Incluso desobedecerlos. (Aplaude irónicamente) ¡Bravo, bravo, la señorita madures! ¿A dónde te llevó todo esto? ¡A mí, sólo a mí!
(Valeria, al escuchar todo esto se da cuenta de su equivocación.)
VALERIA. Es cierto, pobre de mi papá… él sólo quería protegerme de todo esto y yo no le hice caso. Pero, por favor, compréndeme, no sabía en lo que me metía.
PERDICIÓN. ¿Qué...? No sabías, ¡claro! (En forma sarcástica.) Si era lo que estabas esperando, lo que vos querías, el momento oportuno para desobedecer y lo hiciste.
(La Perdición se acerca a la Desobediencia y ella despierta, ambos se ríen.)
PERDICIÓN. ¿La oíste? No sabía, ¡ja, ja, ja!
(En ese momento Desobediencia ronda a Valeria y la atormenta.)
VALERIA. No..., vasta, dile que se detenga.
PERDICIÓN. ¿Por qué no dijiste que era tu amigo? Y hablando de amigos y amigas, ¿lo de tu miga Romina fue también sin querer? (Corre hacia Valeria y le dice en voz fuerte.) ¡Contesta! ¿Fue sin querer?
(Envidia despierta rondando a Valeria y la atormenta junto con Desobediencia.)
VALERIA. Por favor, basta, te lo ruego..., llévate todo, te lo devuelvo, solo quiero que me dejen en paz.
PERDICIÓN. Todo lo que tienes ahí te lo di yo, por causa de tu ambición, (despierta Ambición) así que lo único que me interesa es tu vida, y para eso estoy aquí, para tomarla. Lastima que tu deseo te haya jugado en contra.
(Deseo se despierta y corre hacia ella.)
PERDICIÓN. Enrique, un buen muchacho, un poco bobo, pero me sirvió, lastima nena que no recordaste que TODO LO BELLO NO SIEMPRE SABE BIEN.
VALERIA. Perdón, no quiero irme, ¡no! (Grita desesperadamente.)
PERDICIÓN. ¿Crees que hay alguien que te ame con todo lo que hiciste?, pero basta me canse de charlas. ¡Tráiganla! Ella viene con nosotros.
(Los seres sujetan a Valeria y cuando están a punto de llevarla se escucha la vos del padre.)
PADRE. Valeria, Valeria, hija, ¿en dónde estás?
VALERIA. ¡Papá, ayúdame, auxilio, papá...!
(Los seres la sueltan pero siguen rondando esperando para volver a atraparla.)
PADRE. ¿Qué te pasa hija? ¿Por qué lloras? ¿Qué te pasó?
VALERIA. Papi, no dejes que me lleven, no quiero, sé que hice mal, pero por favor, ayúdame, ellas quieren llevarme.
PADRE. ¿Quién mi niña, quién?
VALERIA. La Perdición, y junto con ella la Desobediencia, la Envidia, la Ambición y el Deseo. Dicen que todo lo que hice tiene consecuencias y que para mí no hay perdón. Por favor ayúdame.
PADRE. Tranquila, cálmate, es cierto que los errores traen consecuencias pero es mentira que no haya perdón, siempre hay perdón.
PERDICIÓN. ¿Sí...? ¿Y quién te va a salvar de mí? (Dice susurrando.)
PADRE. El perdón está mucho más cerca de lo que crees.
PERDICIÓN. Mentira. (Susurrando.)
PADRE. Valeria, Dios te ama y quiere perdonarte.
VALERIA. Pero papá, me siento sucia, ¿cómo puede ser que Dios me quiera, si he hecho muchas cosas malas, y estoy segura que Él no va a querer saber de mí?
PERDICIÓN. Ya lo entendiste, ven... (Susurrando.)
PADRE. ¡Eso no es cierto!, y si la Perdición te dice eso no la escuches. Dios nos ha dado un regalo muy grande, él envió a su único hijo al mundo y con su muerte en la cruz Él pago el precio de nuestros pecados para salvarnos de la perdición. Y al tercer día resucitó venciendo a la misma muerte, y con su resurrección nos ha entregado la victoria en nuestras manos, para que ya no tengamos temor de esas voces que nos acusan y nos condenan, Valeria, solo extiende tu mano al Señor y pídele vivir una vida junto a Él, y Él te librará de la perdición. (Diciendo esto los seres comienzan a alejarse.)
VALERIA. Papá, ayúdame a que Dios me reciba.
PADRE. ¿Recuerdas cómo hablaste conmigo? Bueno, haz lo mismo con Dios, que sean solo tú y el Señor.
(Valeria camina hacia el frente dejando atrás a su padre.)
VALERIA. Señor, hoy pasé por muchas cosas malas y cometí muchos errores, te pido perdón por cada uno de mis pecados; ya no quiero ser esclava de mi propia perdición. Te doy gracias por tu amor y tu perdón, y hoy sé que ya no hay argumentos contra mí y por tu sangre derramada me vuelvo esclava de tu amor. Quiero que seas tú el motivo de mi vida, Señor.
(Los 5 seres se desploman todos juntos al piso. Se enciende una luz en el centro apuntando a Valeria representando la respuesta de Dios. Se cierra el telón con la canción “No hay argumentos”.)
1 comentario:
MUY BUENA... EXCELENTE INICIO, DESARROLLO Y DESENLACE. MUY BUENA PARA JOVENES CRISTIANOS Q ANDAN REBELDES CON EL SEÑOR Y TAMB PARA JOVENES Q AUN NO CONOCEN AL SEÑOR JESUS
Publicar un comentario