10 Minutos y 5 Personajes. No por mucho obsesionarse con escuchar la Palabra de Dios puede hacer que cambie nuestro carácter.
ADORADORES QUE LE ADOREN EN ESPÍRITU... ¿Y EN VERDAD?
PERSONAJES
ANA
WALTER
DANIEL
DANIELA
HUGO
(En la iglesia Casa de Dios, (es un nombre ficticio. Cualquier semejanza con alguna denominación es mera coincidencia) el pastor Hugo ha llamado a la iglesia a un mes de adoración, toda la iglesia debe sumarse a este llamado. Durante semanas se les ha explicado qué es adorar, en qué consiste la adoración y cómo se adora. Hoy veremos lo que sucedió en una de las casas de los feligreses del pastor Hugo.)
ESCENARIO. Una mesa, sillas, y un par de sillones. Se colocan de acuerdo al espacio en el escenario, y al gusto del director.
VOZ EN OFF. (Es la voz del pastor Hugo.) Y recuerden hermanos y hermanas, este mes estamos celebrando el mes de adoración, así que conviértanse en verdaderos adoradores, en espíritu y en verdad, porque tales adoradores son los que el Señor busca.
(Se escucha de fondo una canción.)
DANIEL. (Está sentado a la mesa haciendo una tarea.)
DANIELA. (Entra con una escoba y una pala.) ¿Por qué no le bajas el volumen al radio? ¿Estás sordo o nos quieres dejar sordos a todos?
DANIEL. Yo no soy, es mami, que toda la semana ha pasado con eso del mes de la adoración.
WALTER. (Entra por la derecha y le baja un poco el volumen al radio.) ¿Piensan quedarse sordos?
DANIELA. No, papi, es mami que toda la semana ha pasado con eso del mes de la adoración. Adoración aquí, adoración allá, que adoremos, que cantemos, que esto y lo otro, la verdad, ya me tiene harta.
WALTER. Sí, tienes razón, Dani, pero es algo que debemos disfrutar, la adoración no es sólo cantar y escuchar música todo el día, la adoración es nuestra vida.
DANIEL. Entonces yo soy adoración.
WALTER. En el tanto que vos des testimonio con tu vida, con tus actos. En la forma que te comportes, eres adorador. Que lo que sale por tu boca suba delante de Dios como un perfume agradable para su olfato.
DANIELA. Sí, puede que eso suene muy bonito pero, ¿no te parece que estar escuchando música a todo volumen todo el día cansa?
WALTER. Sí, Dani, yo te entiendo pero es tu mamá y vos la conoces muy bien, se hace lo que ella dice y cree que está bien, algo le tendrá que pasar para que ella abra sus ojos y se dé cuenta de la verdad.
ANA. (Entra muy apurada.) Dani, ¿ya barriste el corredor y la sala?
DANIELA. Sólo el corredor, mami, me falta la sala.
ANA. Bueno, apúrate, que no quiero que llegue don Hugo y nos vaya a encontrar todavía en preparativos... (Viendo el radio.) ¿Quién le bajó el volumen al radio?
DANIEL. Papi, porque está muy alto, y además yo estoy haciendo tarea.
ANA. (Se vuelve a Walter, que está leyendo el periódico.)
WALTER. (No la deja hablar.) Antes de que digas media palabra, escúchame. ¿No te parece que estás exagerando con eso del mes de la adoración? Y a la verdad no creo que estar escuchando música a todo volumen, todo el día, sea adoración, ya bies sabes que eso no es el todo de la adoración.
ANA. Qué raro vos, Wal, siempre con tus ideas extremistas.
WALTER. No son extremistas, Ana, sólo que le puse atención a cada una de las prédicas del pastor y tengo muy claro lo que es la adoración, en cambio vos, que pasas todo el culto fijándote en quién vino y cómo vino para criticarla o criticarlo, no has entendido muy bien lo que es adoración.
ANA. (No puede decir nada porque es verdad. Le habla a Daniela.) Dani, apúrate con la sala y venís a la cocina para que me ayudes con la comida.
DANIELA. Sí, mami. (Se pone a barrer.)
ANA. (A Walter.) En la noche hablamos. (Sale por la izquierda.)
DANIEL. (A Walter.) Y papi, ahora sí es cierto que se te puso fea.
DANIELA. Pero ya era hora de que alguien le dijera algo.
WALTER. Sí, los dos tienen razón pero creo que no debí hablar ese tema en este momento.
DANIEL. Tranquilo, papi, allá ella si se quiere enojar.
DANIELA. La verdad no peca, pero incomoda.
WALTER. Sí, Dani, tienes razón, pero que no te oiga tu mamá. Y apúrate a barrer, que ya ahorita llega el pastor, así que voy a esperarlo en la calle, porque no sé qué se hizo Lobo.
DANIEL. ¿Se volvió a soltar?
WALTER. Sí, pero no sé dónde anda, por eso voy a esperar al pastor a la entrada por aquello de que Lobo ande cerca. (Sale por la derecha.)
DANIELA. (Terminando de barrer. A Daniel.) Sólo espero que mami no meta las de andar cuando llegue don Hugo, ¡uy! de sólo pensarlo me pongo roja de la vergüenza.
DANIEL. Ni me lo digas a mí, prefiero que se me caigan los pantalones en medio de la escuela a que mami diga algo.
DANIELA. Qué exagerado que sois.
DANIEL. ¡Bah!
VOZ EN OFF. (Se escuchan ladridos de perro y la voz de Walter.) Lobo, ya, vaya para dentro, espera a que te amarre, mal portado.
DANIEL. Ya apareció Lobo.
DANIELA. Y ya llegó el pastor. Voy a ayudarle a mami en la cocina. (Sale por la izquierda.)
WALTER. (Entra acompañado por don Hugo.) Pase, adelante, pastor. Qué vergüenza con el perro. Hoy en la mañana se soltó y se fue a callejear. Por eso lo fui a esperar a la entrada, por aquello de que apareciera en el momento que usted llegara.
HUGO. Tranquilo, Walter, no es la primera vez que me pasa.
DANIEL. (Se pone de pie y se acerca al pastor.) Que el Señor lo bendiga, pastor.
HUGO. Amén, igual, Daniel. ¿Estudiando? (Señala la mesa donde tiene los cuadernos.)
DANIEL. No, haciendo una tarea de matemáticas.
HUGO. Qué bueno, y me imagino que vas con puros dieces en la escuela.
DANIEL. Bueno.
WALTER. Si Dios quiere, ya este año se gradúa de la escuela.
HUGO. Felicidades, Daniel, a esforzarse más para ser el mejor.
DANIEL. Sí, pastor. (Vuelve a sentarse.)
WALTER. Tome asiento, pastor.
HUGO. (Sentándose.) ¿Y cómo va el mes de adoración en esta casa?
WALTER. Bien, sí, bien, mi esposa pasa todo el día escuchando música cristiana y en la medida de lo posible todos los días en la noche tenemos un culto familiar.
HUGO. Eso es muy bueno, pero ustedes saben que no es el todo de la adoración.
WALTER. Sí, pastor, usted tiene razón con eso. Y perdone que lo interrumpa, voy a avisarle a Ana que usted ya llegó y regreso para seguir hablando acerca del asunto. Con permiso. (Se dirige hacia la izquierda.)
VOZ EN OFF. (Antes de que Walter llegue a la puerta se escuchan unos platos que caen y se quiebran contra el suelo, seguidos de la voz de Ana.) Torpe, ¿no estás viendo lo que haces? Estúpida, oh pedazo de tonta, pon más cuidado con las cosas. Era mi mejor vajilla, ¡oh, babosa más grande!
HUGO. (Se asusta de lo que acaba de escuchar.)
DANIEL. (Se tapa la cara con el libro.)
WALTER. (Se acerca al radio y le sube el volumen a la música y sonríe falsamente.)
ANA
WALTER
DANIEL
DANIELA
HUGO
(En la iglesia Casa de Dios, (es un nombre ficticio. Cualquier semejanza con alguna denominación es mera coincidencia) el pastor Hugo ha llamado a la iglesia a un mes de adoración, toda la iglesia debe sumarse a este llamado. Durante semanas se les ha explicado qué es adorar, en qué consiste la adoración y cómo se adora. Hoy veremos lo que sucedió en una de las casas de los feligreses del pastor Hugo.)
ESCENARIO. Una mesa, sillas, y un par de sillones. Se colocan de acuerdo al espacio en el escenario, y al gusto del director.
VOZ EN OFF. (Es la voz del pastor Hugo.) Y recuerden hermanos y hermanas, este mes estamos celebrando el mes de adoración, así que conviértanse en verdaderos adoradores, en espíritu y en verdad, porque tales adoradores son los que el Señor busca.
(Se escucha de fondo una canción.)
DANIEL. (Está sentado a la mesa haciendo una tarea.)
DANIELA. (Entra con una escoba y una pala.) ¿Por qué no le bajas el volumen al radio? ¿Estás sordo o nos quieres dejar sordos a todos?
DANIEL. Yo no soy, es mami, que toda la semana ha pasado con eso del mes de la adoración.
WALTER. (Entra por la derecha y le baja un poco el volumen al radio.) ¿Piensan quedarse sordos?
DANIELA. No, papi, es mami que toda la semana ha pasado con eso del mes de la adoración. Adoración aquí, adoración allá, que adoremos, que cantemos, que esto y lo otro, la verdad, ya me tiene harta.
WALTER. Sí, tienes razón, Dani, pero es algo que debemos disfrutar, la adoración no es sólo cantar y escuchar música todo el día, la adoración es nuestra vida.
DANIEL. Entonces yo soy adoración.
WALTER. En el tanto que vos des testimonio con tu vida, con tus actos. En la forma que te comportes, eres adorador. Que lo que sale por tu boca suba delante de Dios como un perfume agradable para su olfato.
DANIELA. Sí, puede que eso suene muy bonito pero, ¿no te parece que estar escuchando música a todo volumen todo el día cansa?
WALTER. Sí, Dani, yo te entiendo pero es tu mamá y vos la conoces muy bien, se hace lo que ella dice y cree que está bien, algo le tendrá que pasar para que ella abra sus ojos y se dé cuenta de la verdad.
ANA. (Entra muy apurada.) Dani, ¿ya barriste el corredor y la sala?
DANIELA. Sólo el corredor, mami, me falta la sala.
ANA. Bueno, apúrate, que no quiero que llegue don Hugo y nos vaya a encontrar todavía en preparativos... (Viendo el radio.) ¿Quién le bajó el volumen al radio?
DANIEL. Papi, porque está muy alto, y además yo estoy haciendo tarea.
ANA. (Se vuelve a Walter, que está leyendo el periódico.)
WALTER. (No la deja hablar.) Antes de que digas media palabra, escúchame. ¿No te parece que estás exagerando con eso del mes de la adoración? Y a la verdad no creo que estar escuchando música a todo volumen, todo el día, sea adoración, ya bies sabes que eso no es el todo de la adoración.
ANA. Qué raro vos, Wal, siempre con tus ideas extremistas.
WALTER. No son extremistas, Ana, sólo que le puse atención a cada una de las prédicas del pastor y tengo muy claro lo que es la adoración, en cambio vos, que pasas todo el culto fijándote en quién vino y cómo vino para criticarla o criticarlo, no has entendido muy bien lo que es adoración.
ANA. (No puede decir nada porque es verdad. Le habla a Daniela.) Dani, apúrate con la sala y venís a la cocina para que me ayudes con la comida.
DANIELA. Sí, mami. (Se pone a barrer.)
ANA. (A Walter.) En la noche hablamos. (Sale por la izquierda.)
DANIEL. (A Walter.) Y papi, ahora sí es cierto que se te puso fea.
DANIELA. Pero ya era hora de que alguien le dijera algo.
WALTER. Sí, los dos tienen razón pero creo que no debí hablar ese tema en este momento.
DANIEL. Tranquilo, papi, allá ella si se quiere enojar.
DANIELA. La verdad no peca, pero incomoda.
WALTER. Sí, Dani, tienes razón, pero que no te oiga tu mamá. Y apúrate a barrer, que ya ahorita llega el pastor, así que voy a esperarlo en la calle, porque no sé qué se hizo Lobo.
DANIEL. ¿Se volvió a soltar?
WALTER. Sí, pero no sé dónde anda, por eso voy a esperar al pastor a la entrada por aquello de que Lobo ande cerca. (Sale por la derecha.)
DANIELA. (Terminando de barrer. A Daniel.) Sólo espero que mami no meta las de andar cuando llegue don Hugo, ¡uy! de sólo pensarlo me pongo roja de la vergüenza.
DANIEL. Ni me lo digas a mí, prefiero que se me caigan los pantalones en medio de la escuela a que mami diga algo.
DANIELA. Qué exagerado que sois.
DANIEL. ¡Bah!
VOZ EN OFF. (Se escuchan ladridos de perro y la voz de Walter.) Lobo, ya, vaya para dentro, espera a que te amarre, mal portado.
DANIEL. Ya apareció Lobo.
DANIELA. Y ya llegó el pastor. Voy a ayudarle a mami en la cocina. (Sale por la izquierda.)
WALTER. (Entra acompañado por don Hugo.) Pase, adelante, pastor. Qué vergüenza con el perro. Hoy en la mañana se soltó y se fue a callejear. Por eso lo fui a esperar a la entrada, por aquello de que apareciera en el momento que usted llegara.
HUGO. Tranquilo, Walter, no es la primera vez que me pasa.
DANIEL. (Se pone de pie y se acerca al pastor.) Que el Señor lo bendiga, pastor.
HUGO. Amén, igual, Daniel. ¿Estudiando? (Señala la mesa donde tiene los cuadernos.)
DANIEL. No, haciendo una tarea de matemáticas.
HUGO. Qué bueno, y me imagino que vas con puros dieces en la escuela.
DANIEL. Bueno.
WALTER. Si Dios quiere, ya este año se gradúa de la escuela.
HUGO. Felicidades, Daniel, a esforzarse más para ser el mejor.
DANIEL. Sí, pastor. (Vuelve a sentarse.)
WALTER. Tome asiento, pastor.
HUGO. (Sentándose.) ¿Y cómo va el mes de adoración en esta casa?
WALTER. Bien, sí, bien, mi esposa pasa todo el día escuchando música cristiana y en la medida de lo posible todos los días en la noche tenemos un culto familiar.
HUGO. Eso es muy bueno, pero ustedes saben que no es el todo de la adoración.
WALTER. Sí, pastor, usted tiene razón con eso. Y perdone que lo interrumpa, voy a avisarle a Ana que usted ya llegó y regreso para seguir hablando acerca del asunto. Con permiso. (Se dirige hacia la izquierda.)
VOZ EN OFF. (Antes de que Walter llegue a la puerta se escuchan unos platos que caen y se quiebran contra el suelo, seguidos de la voz de Ana.) Torpe, ¿no estás viendo lo que haces? Estúpida, oh pedazo de tonta, pon más cuidado con las cosas. Era mi mejor vajilla, ¡oh, babosa más grande!
HUGO. (Se asusta de lo que acaba de escuchar.)
DANIEL. (Se tapa la cara con el libro.)
WALTER. (Se acerca al radio y le sube el volumen a la música y sonríe falsamente.)
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