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2012 - España

Y Dios no castigó al mundo

30 Minutos y 20 Personajes. El pecado de la humanidad exigía un sacrificio de amor por parte de Dios. En lugar de castigar a la humanidad se hizo hombre para salvarnos.


Y DIOS NO CASTIGÓ AL MUNDO
Adaptado por Millys Sánchez


PERSONAJES

CARLOS
ESTER
NARRADOR
ADÁN
EVA
ÁNGEL 1
ÁNGEL 2
ÁNGEL 3
VOZ DE CRISTO
DIRECTOR
PASTOR 1
PASTOR 2
MARÍA
JOSÉ
JUDÍO
JUDÍA
REY 1
REY 2
REY 3
MUJER DEL PUEBLO

PRIMERA ESCENA

(Los personajes que representan a los habitantes de los mundos no caídos, aparecen vestidos con túnicas blancas, conversando. El tema de la conversación de ellos es lo que acaba de suceder en el planeta tierra. Mientras conversan pueden contemplar una diapositiva del planeta tierra proyectada sobre una pantalla grande. Música instrumental suave de fondo.)

ESTER. Amigos, creo que todos ustedes saben lo que acaba de suceder en ese planeta recién creado por nuestro Soberano.

CARLOS. ¿Te refieres al Planeta Tierra?

ESTER. Exactamente. ¿Recuerdas cuánta alegría nos produjo ver esa preciosa joya azul y a la maravillosa pareja que lo habitaría?

CARLOS. Sí, es cierto, pero no sé lo que acaba de suceder, ¿por qué no me lo cuentas?

ESTER. Los ángeles que pasaron de visita hoy nos han informado de que la pareja fracasó en la prueba, y cedieron a los engaños del enemigo, pensé que lo sabías.

CARLOS. No, no sabía nada (exclama asombrado). ¿Quieres decir que fallaron en la misma prueba que nuestros antepasados superaron con éxito?, ¿la del árbol de la ciencia del bien y del mal?

ESTER. Efectivamente. Así es.

CARLOS. Eso me preocupa, Ester. No quiero siquiera pensar que después de todo, Lucifer haya tenido razón al decir que las leyes de nuestro Soberano eran imposibles de cumplir.

ESTER. Por favor, Carlos, ni siquiera debías pensar en esa posibilidad. Lucifer ha engañado a los ángeles y ahora pretende seguir con su engaño en todo el Universo. Me pregunto si el Todopoderoso destruirá ahora ese Planeta. Yo creo que debería hacerlo, pues ahora mismo es la única mancha de todo el Universo.

CARLOS. Un momento, Ester, nuestro soberano no es tan vengativo, recuerda que el fundamento de su gobierno es el amor. Sin embargo, no puedo imaginar cómo irá a actuar Dios en esta situación.

ESTER. No te preocupes, Carlos. Nuestro Dios es sabio. Yo tengo un profundo interés en los acontecimientos que seguirán. Creo que ese planeta Tierra se ha convertido en el centro de atención de todo el Universo. Vamos a casa, a ver si hay alguna nueva noticia.

CARLOS. Vamos.

(Salen.)

NARRADOR. El gobierno de Dios incluía no sólo a los habitantes del cielo, sino también los de todos los mundos que había creado. Era necesario que los planes de Satanás se desarrollasen en toda su plenitud para que su verdadera naturaleza y tendencia fuesen vistas por todos. Aun los ángeles leales no podían discernir bien su carácter, ni ver hacia dónde se encaminaba su obra. Ahora el enemigo había triunfado en la tierra. ¿Qué hará Dios?


SEGUNDA ESCENA:

(Adán y Eva, que pueden ser dos de los que representan otros personajes, puesto que no aparecerán más, vestidos de pieles, están postrados en tierra sumidos en profundo dolor. En la otra mitad del escenario, los ángeles comentan con tristeza lo ocurrido.)

ÁNGEL 1. Yo estoy dispuesto a dar mi vida por salvar a esa querida pareja. Me apena verles sufrir tanto.

ÁNGEL 2. A mí me pasa lo mismo, y creo que a todos nosotros también. He sabido que algunos ángeles han ido a ofrecer sus propias vidas a nuestro soberano, y le han dicho que todos estamos listos a ofrecernos en sacrificio.

ÁNGEL 1. Por cierto, ahí llega uno de los que han ido a presentarse ante nuestro Señor. Veamos qué nos dice.

ÁNGEL 3. (Entrando con cara entristecida.) Compañeros, lamento informarles que nuestro soberano dice que la vida de un ángel no puede satisfacer la deuda. Sólo nuestro amado Comandante puede hacerlo, y él está listo a pagar el precio.

(Hay murmullos de sorpresa y de dolor entre los otros dos ángeles.)

ÁNGEL 1. ¡No puede ser! Nuestro amado jefe no puede rebajarse tanto.

(Después de estas palabras se proyecta una diapositiva de Jesús, antes de escucharse al que haga la voz de Cristo. Los ángeles se postran al escuchar la voz de Jesús.)

VOZ DE CRISTO. Mis amados, el plan es que mediante mi encarnación en naturaleza humana y posterior muerte, rescataré a muchos y destruiré el imperio de la muerte. Ustedes tendrán una parte activa, ayudarán en este plan de salvación; cuidarán y protegerán de los ángeles caídos, a los que me acepten. Todavía no ha llegado el momento en que me iré a la tierra, pero cuando llegue el cumplimiento del tiempo, haré lo que fuere necesario.

(Se apagan las luces y la diapositiva y los ángeles salen.)

NARRADOR. (Música apropiada de fondo.) Adán y Eva tuvieron muchos hijos e hijas, muchos de ellos se rebelaron contra Dios y el mundo cada vez se corrompía más y más, tanto, que Dios tuvo que enviar el diluvio para limpiarlo (Efectos de sonido de lluvia y gritos). Después del mismo, las nuevas generaciones parecían haber comprendido la lección, pero pronto manifestaron el mismo espíritu de rebelión. Sólo un hombre mostró ser un verdadero hijo de Dios (Espacio para poner diapositiva de Abraham). Abraham, que sería el padre del pueblo de Israel. Escuchemos las noticias comentadas por los seres no caídos de otros mundos.




TERCERA ESCENA

(Entran por el pasillo central los habitantes de otros mundos hablando mientras caminan hacia el frente).

ESTER. Carlos, me alegra comunicarte que el plan de Dios para salvar a la tierra ha tomado un nuevo rumbo.

CARLOS. (Con voz alegre y a la expectativa.) ¿De verdad? ¡Cuéntame, me interesa!

ESTER. Nuestro soberano ha elegido a un pueblo especial para que le cuente al mundo que su Hijo irá a la tierra para rescatarlos del poder del enemigo.

CARLOS. (Con mucha algarabía.) ¡Excelente! Sin duda ese pueblo que ha sido elegido especialmente, llevará con rapidez a todas las naciones las buenas nuevas.

ESTER. Sí, yo creo que sí, puesto que de ese pueblo saldrá el Libertador, el Hijo de Dios que tomará la forma humana y la nacionalidad de ese pueblo. Sigamos adelante para contarles la noticia a nuestros vecinos.

CARLOS. Claro, ¡Vayamos!

(Música de fondo triste y luces a medio apagar. Se proyecta la diapositiva de un profeta dirigiéndose al pueblo).

NARRADOR. Durante más de 1.000 años los judíos esperaron la venida del Mesías. En este acontecimiento habían cifrado sus más gloriosas esperanzas, sólo que éstas se basaban en la grandeza mundanal. Desde el tiempo en que entraron en la tierra de Canaán, se apartaron de los mandamientos de Dios y siguieron los caminos de los paganos. En vano Dios les mandaba advertencias por sus profetas. En vano sufrieron el castigo de la opresión pagana. A cada reforma le seguía una apostasía mayor. Aunque los judíos deseaban el advenimiento del Mesías, no tenían verdadero concepto de su misión.

INTERMEDIO MUSICAL

DIRECTOR. Detengámonos un momento y veamos cómo se cumplió lo predicho por los profetas.

(Escribir en el centro de una pizarra: EL CUMPLIMIENTO DEL TIEMPO. Tener un mapa del Imperio Romano a mano. El Director habla mientras muestra el mapa).

Quiero destacar que todo se estaba preparando para la venida del Mesías. El mundo entero estaba maduro para recibirlo. Veamos por qué:

1. Las naciones estaban unidas bajo un mismo imperio.
2. Los judíos que habitaban en otros países acudían a Jerusalén para las fiestas.
3. Las Escrituras estaban traducidas al Griego.
4. Los sistemas paganos estaban perdiendo su poder sobre las personas, y la humanidad estaba cada vez más degradada por siglos de trasgresión.

Veamos lo que sigue sucediendo en los mundos no caídos.

(El Director sale y se ilumina la parte donde están los habitantes de otros mundos, Ester y Carlos, mirando a la diapositiva del planeta Tierra que se proyecta).




CUARTA ESCENA

ESTER. Creo que la situación del planeta Tierra ya es intolerable. Tú te habrás enterado de la maldad que reina en la tierra. Observa, parece que toda ella estuviese en tinieblas.

CARLOS. Yo había pensado que ese pueblo elegido sería la solución para iluminar el mundo. Me espanta ver que el enemigo ha vencido.

ESTER. Yo había pensado igual que tú, Carlos. Ellos también se han corrompido. El profeta tiene razón cuando dijo que “desde la planta del pie, hasta la cabeza, no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga”.

CARLOS. (Alzando la mano imperativo.) Yo creo que ha llegado el momento en que Jehová debe levantarse a barrer a los habitantes de la tierra.

ESTER. Estoy de acuerdo contigo, Carlos. Ya no hay más esperanzas para el mundo; es el momento en que debe desaparecer de nuestro universo.

CARLOS. Yo creo que todos los seres del universo piensan igual. Nuestro amado comandante no tiene por qué ir a rebajarse y sufrir por quienes no tienen ningún interés por él. Y si no, vayamos a preguntar a los demás.

(Salen.)

NARRADOR. Si Dios hubiese actuado como pensaban los seres del Universo, el enemigo habría triunfado. Él habría dicho que sus acusaciones eran ciertas y habría extendido su rebelión a los mundos superiores. En lugar de destruir el mundo, Dios envió a su hijo para salvarlo.

(Explosión de música navideña... “Al mundo paz, nació Jesús”. Se apagan las luces.)




QUINTA ESCENA

(Cuando se encienden las luces los ángeles están en el escenario del Cielo.)

ÁNGEL 1. Por lo que nuestro soberano ha dicho en la última reunión, ha llegado el tiempo en que el niño prometido nacería en la tierra.

ÁNGEL 2. Sardis, (dirigiéndose al Ángel 1.) Tú que has recorrido la Tierra, ¿está la humanidad preparada para tan majestuoso evento?

ÁNGEL 2. (Muy apenado.) No, al contrario. Todos están distraídos en sus propias actividades. Sólo unos pocos leen las Escrituras, pero aún ellos no se dan cuenta del tiempo en que viven. Oye, ahí viene Gnosis, el director del coro (señala hacia el pasillo central por donde viene acercándose el Ángel 3), a ver qué tiene que decirnos.

ÁNGEL 3. (En tono muy alegre.) Compañeros, Dios me ha dado la orden de que bajemos a la tierra a saludar con cánticos al niño de Belén, al mismo tiempo que anunciemos a los Pastores su llegada.

ÁNGEL 1 y 2. Pues vamos hacia allá. (Salen todos muy contentos.)

(Se apagan las luces y se retira el biombo que cubre la escena del pesebre mientras se escucha música navideña de fondo: “Se oye un canto en alta esfera”. Se encienden las luces y aparecen los pastores viniendo desde atrás, dirigiéndose al pesebre)

PASTOR 1. ¿Ha nacido algún bebé aquí esta noche? (Dice preguntando al público.)

PERSONA DEL PÚBLICO. (Se pone en pie.) Sí, allí en el establo. (Señala hacia el pesebre.)

PASTOR 2. Seguramente que éste es el niño del cual nos habló el ángel. (Dice mientras se llegan hasta donde están María y José).

(Los pastores llegan al pesebre y se postran ante el niño.)

JOSÉ. (Saliendo al encuentro de los pastores.) Pero, ¿qué hacéis aquí a estas horas de la noche?

MARÍA. ¿Habéis venido a llevarnos a otro lugar?

PASTOR 2. (Poniéndose en pie los pastores). No, quedaos tranquilos. Estábamos en la vigilia de la noche hablando del tiempo en que nacería el Mesías, cuando quedamos iluminados por una luz blanca, de tal modo que podíamos ver a las ovejas cerca de nosotros, a las colinas de Israel, y hacia la ciudad de Belén.

PASTOR 1. Quedamos tan asombrados, que no podíamos ni siquiera hablar mientras escuchábamos un coro sublime cantar: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz para con los hombres!

PASTOR 2. De pronto, un ángel se nos acercó y nos dijo: “No temáis, pues he aquí que os traigo una buena nueva que será de gran de alegría para todo el pueblo: que os ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador, que es el Mesías, el Señor”.

PASTOR 1. No podíamos creerlo. ¡El Mesías ha nacido! Entonces el ángel agregó: “Y esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre”.

MARÍA. ¡Alabado sea el Señor! Bendito y sagrado su nombre, que ha mirado con gracia a su sierva para ser madre del Redentor de Israel. Ahora entiendo que su rostro se inclina para cuidar tiernamente a este niñito que será el Santo, el Poderoso, el Salvador.

(Entran los magos desde el fondo del salón preguntando a diferentes personas por el Mesías)

REY 1. ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?

JUDÍA. (Se levanta desde el público.) ¿Rey de los Judíos? ¿No se refiere usted a Herodes?

REY 2. No. Un nuevo rey. Vuestro rey. Su estrella hemos visto en el oriente y hemos venido para adorarlo.

JUDÍO. (Poniéndose en pie y en tono enojado) No hay ningún nuevo rey aquí.

REY 3. Pero debe haber. Venimos desde el Oriente porque apareció una estrella más clara y brillante que las demás. Ya hace tiempo que investigamos a los profetas de vuestro pueblo, y según esas profecías está por venir o ha venido ya el Mesías. ¿Acaso no conocéis las profecías? (Dice dirigiéndose al público.)

JUDÍO. Bueno, los que se ocupan de eso son los sacerdotes. Una persona como yo no necesita saber de teología.

(Los magos hablan entre sí en medio del pasillo, mientras se escucha al Narrador.)

NARRADOR. Muy pronto la ciudad entera estaba hablando acerca de estos extranjeros que habían viajado centenares de kilómetros para encontrar al nuevo rey de los judíos. Para entonces, las noticias relativas a los sabios de oriente llegaron a oídos de Herodes, y la historia sonaba a traición. Se sintió perplejo. Tal vez los judíos estaban por rebelarse de nuevo y esta historia relativa al nuevo rey era parte de un complot. De manera que llamó a “todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas y exigió que le dijeran “dónde había de nacer el Mesías”.

MUJER DEL PUEBLO. (Poniéndose en pie desde un banco de delante se levanta llevando un cántaro en la cabeza, y se dirige a los reyes hablándoles). Los sabios de nuestro pueblo dicen que en Belén de Judá nacería el Mesías, pues escrito está por el profeta: “Y tú Belén, tierra de Judá, no eres ciertamente la más pequeña entre los príncipes de Judá, porque de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo Israel”. (Sigue su camino)

REY 2. Vamos rápido para allá.

REY 3. ¡Vayamos pues!

REY 1. Si, démonos prisa. (Parten hacia el pesebre.)

(Al llegar al frente se postran y ofrecen presentes al niño. Música de fondo navideña pero solemne, por ejemplo “Noche de paz”.)

MARÍA. Muchas gracias, distinguidos sabios. Venís a honrar al niño que es el Mesías. ¡Dios os bendiga!

(Se escucha la música más alta mientas se apagan las luces. Se encienden cuando los habitantes de otros mundos entran. Se iluminan las dos partes del escenario)

ESTER. ¡No puedo creerlo! ¡Dios se humilló hasta lo sumo para salvar a la humanidad! ¡Y yo que creía que la destruiría!

CARLOS. Sabía del amor de Dios, pero no me imaginaba que fuera tan grande. Hay algo que me asombra sobremanera, y es la indiferencia de la gente. Sólo unos pocos pastores y los tres extranjeros vinieron para adorarle, cuando hubiese tenido que estar lleno el establo.

ESTER. ¿Será que las generaciones futuras lo identificarán como su Salvador? ¿O será que harán igual que los israelitas de hoy?

CARLOS. El transcurrir de los siglos lo dirá, Ester. Mientras tanto estaremos todos los habitantes de estos mundos atentos para ver qué sucederá en el Planeta Tierra.

(Música apropiada de fondo)

NARRADOR. Y la humanidad siguió el mismo camino que sus antepasados. Al igual que antaño, unos pocos son los que esperan a Jesús en su segunda venida. También unos pocos son los que valoran el sacrificio hecho por el Rey del Universo al hacerse niño y nacer junto a las bestias. ¿A qué grupo perteneces tú? ¿Al que ignora los tiempos en que vivimos y el sacrificio de nuestro Señor o al que espera ansioso la segunda venida de Jesús? Tú decides.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Están bien padres gracias amigo 😃😄