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2012 - España

Navidad, día de amor

25 Minutos y 5 Personajes. Un niño confundido busca a su perro y también desea saber qué es la Navidad. Se encuentra con una serie de personajes y cada uno le da su opinión respecto a la Navidad.

NAVIDAD, DÍA DE AMOR

Israel Barrós Vargas


PERSONAJES

NIÑO
SEÑORA
VENDEDOR
MALDAD
ABUELO


OBRA

(Niño que ingresa como si no actuara, pareciera que es un niño que se ha colado en escena. Curiosea con los micros y se pasea por el escenario, saluda a la gente con la mano, se ríe, dice “¡Halo!” por el micro y se asusta mirando hacia los costados para ver si alguien viene. Como no viene nadie se anima a hablar nuevamente por el micrófono.)

NIÑO. ¡Hola! ¿No han visto por si acaso un perrito? Es pequeño, se llama Boby le gusta mucho jugar, reventar pelotas pequeñas y orinarse en todos los postes. Lo estoy buscando porque se me escapó de las manos al momento de cruzar la pista. Ya se acerca la Navidad y no quiero pasarla sin mi perrito… Si lo ven, me avisan ¿ya? Aquí tengo un dibujo que hice de él para que me ayuden a buscarlo (Muestra un dibujo deforme y gracioso.) Se parece bastante, ¿no? Tengo varias copias y las voy a pegar en cada poste.

(Aparece en escena con fondo musical una señora muy apurada. Lleva consigo dos bolsas llenas de compra, caminando y leyendo una lista.)

SEÑORA. Cada año es lo mismo: compra esto, compra también esto otro, prepara el árbol, arregla la casa, que esté bien cocido el pavo, y para colmo, los hijos de ahora ya no son como los de antes. Ahora nadie quiere ayudar… Cuando hay que hacer algo todos están ocupados y una tiene que resignarse a vérselas sola con todas las compras...

NIÑO. ¡Señora!

(La señora se queda inmóvil.)

NIÑO. ¡Señora!

SEÑORA. ¿Alguien me llama?

(Pausa breve mientras el niño muestra el afiche a la señora.)

SEÑORA. Debió ser mi imaginación… Llegando a casa tomaré mis vitaminas...

NIÑO. Señora, soy yo, mire aquí abajo.

SEÑORA. (Separando las bolsas para poder sacar el rostro y mirar al niño.) ¡Ah, eras tú...! Pensé que me estaba volviendo loca escuchando voces extrañas.

NIÑO. (Mostrando el afiche.) Señora, ¿no ha visto a mi perrito? Aquí esta su retrato...

SEÑORA. (Mirando el afiche confundida.) Y, ¿qué es eso...?

NIÑO. Es mi perrito.

SEÑORA. ¡Ah sí, sí! Se parece bastante...

NIÑO. ¿No lo ha visto usted por ahí?

SEÑORA. ¡Oh! Lo siento mucho pero no lo he visto.

NIÑO. Debe estar triste porque está sólo y perdido, en estos momentos se debe estar acordando de mí, estará buscado el camino a casa para regresar.

SEÑORA. Quizás ya haya regresado y tú por gusto te matas buscándolo...

NIÑO. Tengo que encontrarlo; esta noche es Navidad y no podré pasarla sin Boby…

SEÑORA. Y yo no podré pasar la Navidad tranquila hasta que termine de hacer mis cosas…

(Pausa.)

NIÑO. Señora.

SEÑORA. ¿Qué sucede?

NIÑO. ¿Qué es la Navidad?

SEÑORA. ¡Ay...! Bueno, la Navidad es… ¿Qué te digo? Recibir a la familia con una buena cena, intercambiar regalos, esperar las doce para saludarnos todos, brindar, reírnos, pasarla lo mejor posible, pero para todo eso una se tiene que preparar bien, arreglar la casa, comprar los arreglos de Navidad, juguetes para los niños, un cojín nuevo para que duerma el perro… ¡Ay, perdón! Ya te hice acordar de tu Boly.

NIÑO. Boby.

SEÑORA. Boby, perdón, pero eso es la Navidad, por suerte ese día mi esposo tiene más dinero, pero al día siguiente de celebrar la Nochebuena los muertos y heridos son tantos que nadie se quiere levantar… Echan suertes y termino siendo yo la sacrificada.

NIÑO. ¿Eso es la Navidad, señora?

SEÑORA. ¿Y qué más puede ser? Es eso, hijo: una noche para pasarla juntos y disfrutar, reunirse alrededor del árbol, abrir los regalos, cenar la familia entera y saber que todos estamos bien... Y bueno, ya me tengo que ir porque la hora me gana, suerte y que encuentres a tu Bibo…

NIÑO. ¡Boby!

SEÑORA. Bueno… Como se llame tu gatito.

(El niño la quiere corregir pero ella no le da tiempo.)

SEÑORA. Adiós.

NIÑO. No encuentro a Boby y aún no sé si la Navidad será lo que me dijo la Señora. Será mejor que siga buscando a ambos… ¡Boby! ¡Boby!

(Vendedor. Fondo musical. Camisa de vestir, saco largo, pantalón de vestir, sombrero pequeño y zapatillas. Lleva en sus manos un caballete y maleta delgada. Ingresa temerosamente, mira hacia todos lados. Se acerca al niño y le pregunta.)

VENDEDOR. ¡Ey, niño...!

NIÑO. (Ligeramente asustado.) Sí, señor.

VENDEDOR. ¿No has visto por aquí a un guardia?

NIÑO. No, señor.

VENDEDOR. ¿A un policía municipal?

NIÑO. ¿A un qué?

VENDEDOR. A una especie de guachimán con licencia para fastidiar.

NIÑO. Creo que no.

VENDEDOR. ¡Pues qué bueno! (Arma un caballete. Sobre él coloca su maleta y comienza a ofrecer su mercadería.) ¡Regalos! ¡Compren sus regalos de navidad! ¡Pequeños, cómodos y baratos! ¡Los regalos ideales para toda ocasión! ¡Yoyos luminosos, rompecabezas, juegos electrónicos, valeros, naipes mágicos para los más grandecitos, marcados para que siempre ganen, por su puesto! ¡Luces de Navidad, árboles para colocar las luces y todo lo que la navidad exija...! (Mira al niño.) Por aquí tengo algo que te puede gustar, carita de pena. (Abre un costado de su saco en el interior se puede apreciar una serie de objetos en venta: dados, tarjetas e crédito ilimitado, cigarros, mas naipes, una pistola que el niño mira asustado. El hombre se da cuenta de la reacción del niño. Música de suspenso. Lo mira, mira alrededor, coge la pistola, ríe, la coge y apunta al niño.) ¿Sabes que es esto?

NIÑO. Una pistola, señor.

VENDEDOR. ¡No, un asalto! Ahora dame todo lo que tengas.

NIÑO. (Asustado.) Sólo tengo un sol para mi pasaje, si quiere se lo doy… Regresaré a casa caminando cuando encuentre a Boby...

VENDEDOR. Pues, ¡qué pena! Porque con un sol no hago mucho… Un sol, un disparo...

NIÑO. Pero...

(El vendedor dispara y sale una pequeña llama. Es un encendedor. El vendedor ríe a más no poder.) ¿Te asustaste, no es cierto?

NIÑO. Un poco...

VENDEDOR. Los niños son mis favoritos porque siempre caen. (Se ríe. Abre el abrigo y guarda la pistola. Luego saca un juego de sellos de juguete.) Un regalo de Navidad de Mister Jack, para el amigo carita triste. (Abre el sello y estampa la frente del niño.) ¿Te gusta?

NIÑO. (No muy contento.) Sí, es bonito.

VENDEDOR. ¿Qué te pasa, pequeño? ¿Por qué estás triste?

NIÑO. Es que no encuentro a mi perrito Boby; lo estoy buscando, hasta hice una fotografía de él pero no sirvió de mucho.

VENDEDOR. A ver, muéstrame esa foto, a lo mejor yo lo he visto por ahí...

NIÑO. Aquí esta. (Abre el papel y se lo da.)

VENDEDOR. (Ve la foto, la muestra al público y habla como para que el niño no lo escuche.) Ya veo por qué no lo encuentra...

NIÑO ¿Qué dice?

VENDEDOR. Que es igualito al original.

NIÑO. (Emocionado.) ¡Entonces lo ha visto!

VENDEDOR. Bueno, no, pero se ve que eres buen dibujante.

NIÑO. (Triste.) Esta noche es Navidad y no quiero pasarla sin Boby.

VENDEDOR. Te comprendo, yo también tenía una mascota: se llamaba Lorenzo, lo quería mucho aunque siempre estábamos peleando. Cada vez que yo hablaba con alguien el muy sabiondo tenía que corregirme mi forma de hablar.

NIÑO. Su mascota era muy inteligente.

VENDEDOR. No, era un loro parlanchín que sabia hablar mejor que cualquier cristiano y cada vez que hablaba delante de él con alguna persona, si me equivocaba en pronunciar alguna palabra, el bribón habría su pico para corregirme y la gente se burlaba de que mi loro hablara mejor que yo. Inclusive sabía ingles y un día me dijo que me podía enseñar, pero mi orgullo me impidió aceptar su oferta...

NIÑO. Si su loro lo corregía seguro que no lo hacia por maldad, seguro que también lo estimaba y quería que usted aprendiera a hablar bien.

VENDEDOR. Sí, me estimaba mucho, no lo puedo negar, pero me daba cólera que me corrigiera delante de la gente; lo podía hacer en privado, ¿no? Al menos…

NIÑO. Bueno, nadie es perfecto pero, ¿qué pasó con Lorenzo?

VENDEDOR. Un día, no sé de donde, apareció una lora. Todas las loras son unas coquetas y Lorenzo, pues era bien macho, como yo, se enamoró. Una tarde cuando el sol se empezó a poner me dijo: “Mister Jack, un hombre debe aprender a hablar bien y un loro tiene que hacer lo que tiene que hacer un loro; me quiero establecer, tener una familia y ser feliz y creo que con mi compañera lo lograré, al menos lo intentaré, usted debería hacer lo mismo”.

NIÑO. ¿Y usted qué le dijo?

VENDEDOR. Si te tienes que ir, vete, loro cobarde. Y se fue, no supe nada de él hasta que después de algún tiempo me llegó una foto: en ella estaba él abrazando a su lorita y en medio de ambos, tres pequeños picudos apenas emplumados.

NIÑO. Tengo que encontrar a Boby, él no me haría lo que su mascota le hizo a usted y si encuentra una pareja los dos vivirán en mi casa.

VENDEDOR. Bueno, parece que por aquí no pasa mucha gente, dame unas copias de su retrato, te ayudaré a buscar a tu perrito mientras vendo por ahí...

NIÑO. (Le da un cartel.) Gracias, señor.

VENDEDOR. No tienes de qué, pequeño. (Empieza a guardar sus cosas.)

NIÑO. (Al público.) Este señor debe de saber lo que es la navidad, será mejor que le pregunte antes de que se vaya. (Al vendedor.) Señor, señor...

VENDEDOR. ¿Sí, niño?

NIÑO. Una pregunta.

VENDEDOR. Dime.

NIÑO. Dígame usted ¿qué es la Navidad?

VENDEDOR. ¿La Navidad? ¡Eh, bueno…! Es un día muy bonito, yo tengo dinero porque vendo mucho. En navidad a la gente le gusta comprar regalos, organizar fiestas, hay papá noeles por todas partes, y yo vendo, vendo y vendo sin cesar. Y me disculpas pero si sigo aquí, no podré seguir vendiendo porque no hay gente, ¿me entiendes?

NIÑO. Sí, claro, señor, que le vaya bien...

VENDEDOR. Y que tú encuentres a tu mascota, pequeño, suerte.

(Se dan la mano y sale.)

NIÑO. ¡Boby! ¡Boby!

MALDAD. (Tiene la cara de un diablo. Lleva en la mano una máscara blanca con la apariencia de alguien que es feliz y se ríe. Se coloca la máscara en la cara.) ¡Hola!

NIÑO. (Temeroso.) ¡Hola...! ¿Quién es usted?

MALDAD. Soy un buen vecino, no me conoces mucho porque casi nunca salgo de casa: es que soy un poco alérgico a la luz. Eres un buen muchacho, ¿por qué no te vas a divertir con tus amigos? Hoy es navidad, la gente tiene derecho a sentirse alegre, a ser feliz, a reírse de todo, tomar un poco y olvidarse de sus problemas.

NIÑO. Yo no tomo, aun soy niño.

MALDAD. Bueno, nunca es temprano para comenzar... Además, toda la gente toma de vez en cuando; eso es normal, porque nos ayuda a olvidar.

NIÑO. ¿Y tú tomas?

MALDAD. Por su puesto que sí.

NIÑO. Mi papá no toma porque dice que el licor vuelve bruta a la gente.

MALDAD. Eso dice él porque seguramente nunca ha tomado.

NIÑO. Sí tomaba pero cuando se dio cuenta que le hacía daño, dejó de hacerlo. Usted también debería dejar el alcohol.

MALDAD. Lo voy a pensar pero no hay nada de malo en que vayas a una fiesta.

NIÑO. No habría problema si fuera con gente de mi edad y más temprano además, primero le pediría permiso a mis padres.

MALDAD. ¡A los padres! Eso de pedir permiso hace mucho tiempo que pasó de moda, dile a tus padres que te dejen ser libre, que no te priven de ir a donde tú quieras; ellos no tienen porqué gobernar tu vida... Además, no creo que les importe mucho el que no pases la navidad con ellos, quizás ni cuenta se den.

NIÑO. Seguro que ya se han dado cuenta de que no he regresado a casa y han salido a buscarme. Mis padres me gustan como son, no quiero que sean diferentes porque me aman mucho. Yo ahora sólo quiero encontrar a Boby, volver a casa y preguntar a mis padres qué es la navidad, porque no creo que usted lo sepa...

MALDAD. ¿La navidad? Pues claro que sé qué cosa es la navidad, ¿quieres que te lo diga? (Ríe malévolamente.)

NIÑO. A ver, dígamelo.

MALDAD. La navidad es una fiesta más, como todas las que hay en el mundo. El hombre la inventó para olvidarse de sus problemas y pasarla bien por unos instantes, y la hicieron cerca de fin de año para poder celebrar ahí seguido el año nuevo y así poder seguir emborrachándose y amaneciéndose en cualquier parte. El hombre busca eso, ¿sabes?

NIÑO. ¿Y para qué?

MALDAD. Pues para alejarse de sus problemas. Y tiene derecho a hacerlo; el hombre nunca pidió existir. Dios no le pidió permiso al hombre para que Él lo creara. Ahora mismo, ¿por qué Dios permitió que tu pequeña mascota se perdiera? Quizás esté sufriendo, pasando hambre, te estará extrañando, dime tú, ¿por qué tienen ustedes que sufrir?

NIÑO. No lo sé.

MALDAD. Pues yo sí, (señala al cielo.) Allá arriba hay alguien que se burla de tu vida y de tus sentimientos porque sencillamente tú no le importas lo más mínimo; sin embargo, tú ahora mismo puedes ser feliz, puedes irte con tus amigos y pasarla bien...

NIÑO. Es cierto, el hombre nunca pidió existir pero fue bueno que Dios lo creara. Además todo lo que pasamos aquí es sólo una preparación para vivir en el cielo con Dios y no es cierto que Él se burle de nuestras vidas. Si mis padres no se burlan de mí, menos lo va ha hacer Dios porque Él nos ama. Mis amigos son los que están en casa esperándome con el chocolate y un pedazo de panteón, son mis compañeros de clase con los que estudiamos y jugamos juntos...

ABUELO. (Ingresa con una barba blanca y un traje de abuelito.) Muy bien respondido, muchacho.

NIÑO. ¡Abuelito!

MALDAD. ¿Quién eres tú? ¿Papá Noel?

ABUELO. ¡Aléjate de mi nieto, malvado! Tú solo traes problemas y desgracias. (Al niño.) Tus padres están preocupados por ti, cuando Boby regresó a casa solo, salieron a buscarte.
.
NIÑO. (A la maldad.) Ya ves… ¿Qué te dije?

MALDAD. Ya me tengo que ir. (Al niño.) Pero voy a volver, niñito, yo nunca estoy lejos de la gente.

ABUELO. (Amenazándolo con su bastón.) Te estaré esperando, ¡ahora vete, vamos! ¡Largo de aquí! Y no vuelvas a molestar a mi nieto.

(Sale maldad.)

NIÑO. ¿Quién es ese hombre, tío?

ABUELO. Parece un hombre, pero no lo es, es un ser que hace mucho tiempo, incluso mucho antes de que tú y yo naciéramos, se declaró enemigo de Dios y de los hombres. Ten mucho cuidado y evita hablar con él porque solo desea destruirnos, todas sus palabras son mentiras, vuelve ciega a la gente para alejarla de la luz de Dios y del cielo.

NIÑO. Me estuvo hablando cosas de que mis papás no se darían cuenta si no estuviera con ellos en Navidad y de que ellos no tenían derecho de decirme qué hacer y qué no, y otras cosas más...

ABUELO. Pues ya ves que fueron mentiras porque ahora mismo ellos están buscándote y yo también estaba muy preocupado por ti. El tipo ese que estaba contigo sólo sabe mentir, engaña a los hombres y los aleja de Dios, nunca escuches sus palabras porque todas son mentiras… Y ahora mejor, vámonos a casa porque tus padres deben estar preocupados...

NIÑO. Abuelito.

ABUELO. ¿Sí?

NIÑO. Quisiera hacerte una pregunta.

ABUELITO. A ver, dime.

NIÑO. ¿Qué es la Navidad?

ABUELITO. Pues la Navidad es un día muy especial, porque celebramos el día en que Dios mismo vino a la tierra en forma de niño para luego hacerse hombre y salvarnos de nuestros pecados.

NIÑO. Y, ¿cuándo fue eso?

ABUELO. ¡Uf...! Fue hace mucho tiempo, y fue en un pueblo muy humilde llamado Belén; allí nació un niño muy pobre llamado Jesús, pero en verdad era el Hijo de Dios que por amor a la humanidad, dejó todo su poderío y reino junto a Dios para venir a la tierra y salvarnos de nuestros pecados. Porque todo acto malo que hacemos, toda ofensa que causamos al prójimos es pecado y nos lleva a la muerte eterna. La Biblia dice que: “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito o sea, a Jesús, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.

NIÑO. Abuelito, y ¿cómo sabes que Jesús era el Hijo de Dios?

ABUELO. Porque todo lo que le ocurrió en su vida estaba profetizado, estaba escrito desde mucho antes de que Él naciera. Un profeta dijo: “Una virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros”.

NIÑO. ¡Jesús fue niño como yo!

ABUELO. Sé, pero creció y se hizo hombre y siendo Dios, habitó entre nosotros para enseñarnos el camino al cielo y darnos a conocer al Padre.

NIÑO. ¡Qué bonita historia, abuelito!

ABUELO. Aquel niño se hizo hombre, y comenzó a predicar que Dios estaba con los hombres, y que el tiempo era agradable para que ellos se arrepintieran de sus pecados y regresasen a Dios a quien con sus malos actos habían negado. Algunos le creyeron pero otros estuvieron en su contra y planearon matarlo. Fue torturado y crucificado dando su vida por nosotros en la cruz. Pero algo maravilloso ocurrió. Al tercer día resucitó, levantándose de entre los muertos y antes de ascender a los cielos nos prometió que volvería, pero que antes nosotros deberíamos predicar el mensaje de salvación a todas las naciones, porque la salvación era para todos aquellos que en cualquier lugar del mundo invocaren el nombre de Jesucristo como su Señor y salvador. Él volverá por nosotros porque nos ama y ya no vendrá como hombre sino como Rey de Reyes y Señor de Señores, y nos recogerá para llevarnos al cielo con Él.

NIÑO. (Orando.) Te pido Señor que nos enseñes el camino de la verdad y la justicia y que nos enseñes también a amarnos los unos a los otros para que podamos vivir en paz.

ABUELO. (Señalando un lateral.) Mira, ya casi estamos en casa, allí viene Boby...

(Saliendo ambos de escena.)

NIÑO. Sí y veo a mamá en la ventana de la cocina, ¡está partiendo un panteón!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Q Bonito Drama!!! =)

Unknown dijo...

Me gusto mucho cuando era niña ahora lo haremos con mis hijos en la iglesia.