13 Minutos y 8 Personajes. Un señor cuenta con una gran colección de arte que será subastada después de su muerte. Dentro de su colección se encuentra el retrato de su hijo. Este cuadro se lo había regalado un soldado en agradecimiento a que el hijo le había salvado la vida. La multitud de la subasta desprecia el cuadro de "El hijo" sin saber la importancia que este cuadro tiene.
DECÍDETE POR ÉL
Eunices Herrera
Ministerio Teatral Alpha, Republica Dominicana
Ministerio Teatral Alpha, Republica Dominicana
PERSONAJES
PADRE
HIJO
SOLDADO
AYUDANTE/SUBASTADOR
PERSONA 1
PERSONA 2
PERSONA 3
NARRADOR
PRIMERA ESCENA
(Aparece el hijo vestido de soldado con un bulto en la mano despidiéndose de su padre.)
PADRE. Ya te vas, ¿verdad? (Apenado.)
HIJO. Sí, papá, el autobús me espera, solo vine a despedirme de ti.
PADRE. (Abraza al hijo fuertemente.) Hijo, cuídate mucho, que Dios te proteja, espero verte pronto.
HIJO. Papá, así será, esta guerra no durará mucho, pronto acabará todo y volveré a casa.
PADRE. Hijo, escríbeme, por favor, escríbeme tan pronto llegues.
HIJO. Te escribiré papá, lo prometo, y cuando regrese añadiremos otro cuadro a nuestra colección de arte, nos vemos papá, te quiero.
PADRE. Yo también te quiero, adiós hijo. (Lo abraza y se va, el padre ve con tristeza cómo se va.)
(Entra el ayudante.)
AYUDANTE. Señor, no se sienta triste ya verá que su hijo regresará pronto.
PADRE. Eso espero, José, eso espero, me voy a recostar un poco.
AYUDANTE. Sí Señor, descanse, ha sido un día muy agitado para usted.
(El señor se retira junto con el ayudante.)
NARRADOR. 3 Meses después.
(Entra el padre con cara de preocupación.)
PADRE. (Hablando para sí mismo.) Ya han pasado 3 meses y Alberto no me ha escrito la primera carta. ¡Qué extraño!
(Entra el ayudante.)
AYUDANTE. Señor, ha llegado una carta, creo que es de su hijo, está sellada por la marina.
PADRE. ¿De veras? Ábrela tú, por favor, José y léela por mí.
(José abre la carta y él empieza a leer en su mente y se queda estupefacto.)
PADRE. ¿Qué me dice mi hijo?
AYUDANTE. No es de su hijo.
PADRE. ¿Cómo dices? Pero si el sobre dice que viene de la marina…
AYUDANTE. Sí, viene de la marina pero…
PADRE. Pero, ¿qué, José? (Le quita la carta de las manos.) La leeré yo mismo.
AYUDANTE. No creo que sea buena idea, Señor…
(Pero ya es muy tarde el padre empieza a leer.)
PADRE. Estimado Señor Rodríguez: Esperamos que esta misiva haya llegado a usted lo más pronto posible. Lamentamos informarle que a pesar de los esfuerzos que hicimos no pudimos detener la hemorragia. Su hijo falleció el martes pasado mientras rescataba a otro soldado luego de una explosión. (El padre deja caer la carta al suelo.)
AYUDANTE. Señor…
PADRE. Lo siento José, necesito estar solo.
(El ayudante recoge la carta del suelo y se va.)
PADRE. No puede ser (llorando). El me prometió que volvería y que añadiríamos un cuadro más a nuestra colección de arte… (Llora y baja su cabeza.)
(Entra el ayudante.)
AYUDANTE. Señor, disculpe, sé que quiere estar solo pero hay alguien que lo busca.
PADRE. Sea quien sea, que venga mas tarde por favor.
AYUDANTE. Dice que es importante y que viene desde muy lejos.
PADRE. (Con resignación.) Está bien, lo recibiré.
(Entra el soldado.)
AYUDANTE. Aquí está, Señor.
PADRE. (Con la cabeza agachada y luego la levanta.) ¿Qué quiere?
SOLDADO. Señor, disculpe usted. No me conoce, pero yo soy el soldado por quien su hijo dio la vida. Él salvó muchas vidas ese día; yo estaba en una zona de alto riesgo y fui herido. Él me estaba llevando a un lugar seguro cuando una bala atravesó su pecho. El hablaba mucho de usted y de su pasión por el arte, yo sé que esto no es mucho, yo no soy un gran artista, pero estoy seguro de que a su hijo le hubiese gustado que usted recibiera esto… (Le entrega algo envuelto en papel.)
PADRE. (El padre abre el paquete.) Es un retrato de mi hijo, pintado por usted. No sabe cómo le agradezco esto.
SOLDADO. No es nada, de veras.
PADRE. Me gustaría pagarle por él.
SOLDADO. ¡No! Señor, no puedo aceptar su dinero, lo que su hijo hizo por mí yo nunca lo podría pagar. Acepte mi regalo que es mucho más pequeño que el que su hijo me hizo a mí; él me devolvió la vida.
PADRE. Gracias, por su regalo y sus palabras.
SOLDADO. De nada, nos vemos. (Se va.)
PADRE. Gracias nuevamente…. (Al ayudante.) José, por favor, cuelga este retrato en la entrada principal, tengo muchos cuadros importantes y famosos pero para mí este cuadro es el más especial de todos.
AYUDANTE. Sí, Señor, la verdad estoy sorprendido de cómo está capturada la esencia y la personalidad de su Hijo en este cuadro, parece una fotografía.
PADRE. Sí, es cierto. José, ¿sabes algo? Tráeme lápiz y papel: quiero hacer mi testamento.
AYUDANTE. ¿Por qué Señor? ¿Le pasa algo? ¿Se siente mal?
PADRE. No, no es eso. Lo que pasa es que ahora con la muerte de mi hijo me he puesto a reflexionar sobre la muerte, y de cómo ésta nos puede llegar en el momento que menos la esperamos, hay que estar siempre preparados.
AYUDANTE. Tiene razón, Señor. Vengo en breve.
(El ayudante busca papel y lápiz y se lo entrega al Señor.)
PADRE. José quiero que lo voy a escribir en este testamento permanezca inalterable.
AYUDANTE. Por supuesto, Señor, sabe que cuenta con todo mi apoyo.
PADRE. Lo sé, gracias. Vamos, José, colgaremos este retrato en el corredor principal.
(Salen de escena.)
NARRADOR. Pasaron varios años y el Señor Rodríguez murió. Meses más tarde se anunció una subasta con todas las pinturas que poseía. Mucha gente importante e influyente acudió con grandes expectativas de hacerse con un famoso cuadro de su colección.
AYUDANTE. Buenas noches, Señoras y Señores, estamos aquí para subastar los cuadros de la maravillosa colección del Sr. Rodríguez. Empezaremos los remates con este retrato del hijo, ¿quién ofrece por este Retrato?
PERSONA 1. Queremos ver las pinturas famosas… Olvídese de esa.
AYUDANTE. ¿Alguien ofrece algo por esta pintura? ¿$1,000? ¿$2,000?
PERSONA 2. (Con enojo y desprecio.) No venimos por esa pintura. Venimos por los Van Goghs, los Rembrandts. ¡Vamos a las ofertas de verdad!
AYUDANTE. El Hijo, El Hijo, El Hijo... ¿Quién se lleva El hijo?
PERSONA 1. No nos interesa.
PERSONA 3. Yo no tengo mucho pero ofrezco todo lo que tengo, ofrezco $10 pesos.
AYUDANTE. Tenemos $10 ¿Quién da $20?
PERSONA 1. ¿No entiende? No queremos esa pintura venimos por los cuadros valiosos, no nos interesa ningún tal hijo.
PERSONA 2. ¡Si! No nos haga perder el tiempo.
AYUDANTE. A la 1, a las 2… Vendida por $10 pesos.
PERSONA 1. ¡Qué bueno! Ahora podemos seguir con las que realmente valen la pena.
PERSONA 2. ¡Sí! Empecemos con la colección.
AYUDANTE. Lo siento mucho, damas y caballeros, pero la subasta llegó a su final.
PERSONA 2. ¿Qué? ¿Qué está diciendo?
PERSONA 1. ¡Pero si quedan muchos cuadros todavía!
AYUDANTE. Lo lamento mucho pero cuando el propietario de la colección murió se descubrió un secreto estipulado en su testamento. Yo tenía conocimiento pero no tenía permitido revelar esta estipulación hasta este preciso momento. Solamente la pintura de “El Hijo” sería subastada y aquel que la aceptara heredaría absolutamente todas las posesiones de este hombre, incluyendo las famosas pinturas.
PERSONA 1. Solo nos han hecho perder el tiempo, me voy.
PERSONA 2. Esto parece increíble. ¡Vámonos de aquí!
(Persona 3 al ver que se quedó solo va hacia el frente y el ayudante le entrega el cuadro y un sobre.)
AYUDANTE. Felicidades, Señor. (Le entrega el cuadro y un sobre y se retira.)
PERSONA 3. Gracias. (Se queda un poco pensativo y mira hacia el frente.) ¿Saben algo? Nunca pensé que este cuadro fuera tan valioso, ni tan importante. A través de él me he dado cuenta que las cosas muchas veces no son lo que aparentan ser. Nunca pensé que al decidirme por El Hijo obtendría todo lo demás.
VOZ EN OFF. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. El que se queda con el Hijo lo obtiene todo. Hoy tienes la oportunidad de hacer tu mejor decisión. Decídete por el ahora.
PADRE
HIJO
SOLDADO
AYUDANTE/SUBASTADOR
PERSONA 1
PERSONA 2
PERSONA 3
NARRADOR
PRIMERA ESCENA
(Aparece el hijo vestido de soldado con un bulto en la mano despidiéndose de su padre.)
PADRE. Ya te vas, ¿verdad? (Apenado.)
HIJO. Sí, papá, el autobús me espera, solo vine a despedirme de ti.
PADRE. (Abraza al hijo fuertemente.) Hijo, cuídate mucho, que Dios te proteja, espero verte pronto.
HIJO. Papá, así será, esta guerra no durará mucho, pronto acabará todo y volveré a casa.
PADRE. Hijo, escríbeme, por favor, escríbeme tan pronto llegues.
HIJO. Te escribiré papá, lo prometo, y cuando regrese añadiremos otro cuadro a nuestra colección de arte, nos vemos papá, te quiero.
PADRE. Yo también te quiero, adiós hijo. (Lo abraza y se va, el padre ve con tristeza cómo se va.)
(Entra el ayudante.)
AYUDANTE. Señor, no se sienta triste ya verá que su hijo regresará pronto.
PADRE. Eso espero, José, eso espero, me voy a recostar un poco.
AYUDANTE. Sí Señor, descanse, ha sido un día muy agitado para usted.
(El señor se retira junto con el ayudante.)
NARRADOR. 3 Meses después.
(Entra el padre con cara de preocupación.)
PADRE. (Hablando para sí mismo.) Ya han pasado 3 meses y Alberto no me ha escrito la primera carta. ¡Qué extraño!
(Entra el ayudante.)
AYUDANTE. Señor, ha llegado una carta, creo que es de su hijo, está sellada por la marina.
PADRE. ¿De veras? Ábrela tú, por favor, José y léela por mí.
(José abre la carta y él empieza a leer en su mente y se queda estupefacto.)
PADRE. ¿Qué me dice mi hijo?
AYUDANTE. No es de su hijo.
PADRE. ¿Cómo dices? Pero si el sobre dice que viene de la marina…
AYUDANTE. Sí, viene de la marina pero…
PADRE. Pero, ¿qué, José? (Le quita la carta de las manos.) La leeré yo mismo.
AYUDANTE. No creo que sea buena idea, Señor…
(Pero ya es muy tarde el padre empieza a leer.)
PADRE. Estimado Señor Rodríguez: Esperamos que esta misiva haya llegado a usted lo más pronto posible. Lamentamos informarle que a pesar de los esfuerzos que hicimos no pudimos detener la hemorragia. Su hijo falleció el martes pasado mientras rescataba a otro soldado luego de una explosión. (El padre deja caer la carta al suelo.)
AYUDANTE. Señor…
PADRE. Lo siento José, necesito estar solo.
(El ayudante recoge la carta del suelo y se va.)
PADRE. No puede ser (llorando). El me prometió que volvería y que añadiríamos un cuadro más a nuestra colección de arte… (Llora y baja su cabeza.)
(Entra el ayudante.)
AYUDANTE. Señor, disculpe, sé que quiere estar solo pero hay alguien que lo busca.
PADRE. Sea quien sea, que venga mas tarde por favor.
AYUDANTE. Dice que es importante y que viene desde muy lejos.
PADRE. (Con resignación.) Está bien, lo recibiré.
(Entra el soldado.)
AYUDANTE. Aquí está, Señor.
PADRE. (Con la cabeza agachada y luego la levanta.) ¿Qué quiere?
SOLDADO. Señor, disculpe usted. No me conoce, pero yo soy el soldado por quien su hijo dio la vida. Él salvó muchas vidas ese día; yo estaba en una zona de alto riesgo y fui herido. Él me estaba llevando a un lugar seguro cuando una bala atravesó su pecho. El hablaba mucho de usted y de su pasión por el arte, yo sé que esto no es mucho, yo no soy un gran artista, pero estoy seguro de que a su hijo le hubiese gustado que usted recibiera esto… (Le entrega algo envuelto en papel.)
PADRE. (El padre abre el paquete.) Es un retrato de mi hijo, pintado por usted. No sabe cómo le agradezco esto.
SOLDADO. No es nada, de veras.
PADRE. Me gustaría pagarle por él.
SOLDADO. ¡No! Señor, no puedo aceptar su dinero, lo que su hijo hizo por mí yo nunca lo podría pagar. Acepte mi regalo que es mucho más pequeño que el que su hijo me hizo a mí; él me devolvió la vida.
PADRE. Gracias, por su regalo y sus palabras.
SOLDADO. De nada, nos vemos. (Se va.)
PADRE. Gracias nuevamente…. (Al ayudante.) José, por favor, cuelga este retrato en la entrada principal, tengo muchos cuadros importantes y famosos pero para mí este cuadro es el más especial de todos.
AYUDANTE. Sí, Señor, la verdad estoy sorprendido de cómo está capturada la esencia y la personalidad de su Hijo en este cuadro, parece una fotografía.
PADRE. Sí, es cierto. José, ¿sabes algo? Tráeme lápiz y papel: quiero hacer mi testamento.
AYUDANTE. ¿Por qué Señor? ¿Le pasa algo? ¿Se siente mal?
PADRE. No, no es eso. Lo que pasa es que ahora con la muerte de mi hijo me he puesto a reflexionar sobre la muerte, y de cómo ésta nos puede llegar en el momento que menos la esperamos, hay que estar siempre preparados.
AYUDANTE. Tiene razón, Señor. Vengo en breve.
(El ayudante busca papel y lápiz y se lo entrega al Señor.)
PADRE. José quiero que lo voy a escribir en este testamento permanezca inalterable.
AYUDANTE. Por supuesto, Señor, sabe que cuenta con todo mi apoyo.
PADRE. Lo sé, gracias. Vamos, José, colgaremos este retrato en el corredor principal.
(Salen de escena.)
NARRADOR. Pasaron varios años y el Señor Rodríguez murió. Meses más tarde se anunció una subasta con todas las pinturas que poseía. Mucha gente importante e influyente acudió con grandes expectativas de hacerse con un famoso cuadro de su colección.
AYUDANTE. Buenas noches, Señoras y Señores, estamos aquí para subastar los cuadros de la maravillosa colección del Sr. Rodríguez. Empezaremos los remates con este retrato del hijo, ¿quién ofrece por este Retrato?
PERSONA 1. Queremos ver las pinturas famosas… Olvídese de esa.
AYUDANTE. ¿Alguien ofrece algo por esta pintura? ¿$1,000? ¿$2,000?
PERSONA 2. (Con enojo y desprecio.) No venimos por esa pintura. Venimos por los Van Goghs, los Rembrandts. ¡Vamos a las ofertas de verdad!
AYUDANTE. El Hijo, El Hijo, El Hijo... ¿Quién se lleva El hijo?
PERSONA 1. No nos interesa.
PERSONA 3. Yo no tengo mucho pero ofrezco todo lo que tengo, ofrezco $10 pesos.
AYUDANTE. Tenemos $10 ¿Quién da $20?
PERSONA 1. ¿No entiende? No queremos esa pintura venimos por los cuadros valiosos, no nos interesa ningún tal hijo.
PERSONA 2. ¡Si! No nos haga perder el tiempo.
AYUDANTE. A la 1, a las 2… Vendida por $10 pesos.
PERSONA 1. ¡Qué bueno! Ahora podemos seguir con las que realmente valen la pena.
PERSONA 2. ¡Sí! Empecemos con la colección.
AYUDANTE. Lo siento mucho, damas y caballeros, pero la subasta llegó a su final.
PERSONA 2. ¿Qué? ¿Qué está diciendo?
PERSONA 1. ¡Pero si quedan muchos cuadros todavía!
AYUDANTE. Lo lamento mucho pero cuando el propietario de la colección murió se descubrió un secreto estipulado en su testamento. Yo tenía conocimiento pero no tenía permitido revelar esta estipulación hasta este preciso momento. Solamente la pintura de “El Hijo” sería subastada y aquel que la aceptara heredaría absolutamente todas las posesiones de este hombre, incluyendo las famosas pinturas.
PERSONA 1. Solo nos han hecho perder el tiempo, me voy.
PERSONA 2. Esto parece increíble. ¡Vámonos de aquí!
(Persona 3 al ver que se quedó solo va hacia el frente y el ayudante le entrega el cuadro y un sobre.)
AYUDANTE. Felicidades, Señor. (Le entrega el cuadro y un sobre y se retira.)
PERSONA 3. Gracias. (Se queda un poco pensativo y mira hacia el frente.) ¿Saben algo? Nunca pensé que este cuadro fuera tan valioso, ni tan importante. A través de él me he dado cuenta que las cosas muchas veces no son lo que aparentan ser. Nunca pensé que al decidirme por El Hijo obtendría todo lo demás.
VOZ EN OFF. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. El que se queda con el Hijo lo obtiene todo. Hoy tienes la oportunidad de hacer tu mejor decisión. Decídete por el ahora.
4 comentarios:
muy buena Obra Teatral, Gracias... la usaremos
exelente la utilice en un concurso de talentos y para la gloria de Dios consguimos el 1er lugar
excelente
Gracias la usare para este año diciembre 2019 y que nuestro Dios toque el corazon de las personas
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