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2012 - España

Adoradores que le adoren en espíritu... ¿Y en verdad?

10 Minutos y 5 Personajes. No por mucho obsesionarse con escuchar la Palabra de Dios puede hacer que cambie nuestro carácter.




ADORADORES QUE LE ADOREN EN ESPÍRITU... ¿Y EN VERDAD?




PERSONAJES

ANA
WALTER
DANIEL
DANIELA
HUGO

(En la iglesia Casa de Dios, (es un nombre ficticio. Cualquier semejanza con alguna denominación es mera coincidencia) el pastor Hugo ha llamado a la iglesia a un mes de adoración, toda la iglesia debe sumarse a este llamado. Durante semanas se les ha explicado qué es adorar, en qué consiste la adoración y cómo se adora. Hoy veremos lo que sucedió en una de las casas de los feligreses del pastor Hugo.)

ESCENARIO. Una mesa, sillas, y un par de sillones. Se colocan de acuerdo al espacio en el escenario, y al gusto del director.




VOZ EN OFF. (Es la voz del pastor Hugo.) Y recuerden hermanos y hermanas, este mes estamos celebrando el mes de adoración, así que conviértanse en verdaderos adoradores, en espíritu y en verdad, porque tales adoradores son los que el Señor busca.

(Se escucha de fondo una canción.)

DANIEL. (Está sentado a la mesa haciendo una tarea.)

DANIELA. (Entra con una escoba y una pala.) ¿Por qué no le bajas el volumen al radio? ¿Estás sordo o nos quieres dejar sordos a todos?

DANIEL. Yo no soy, es mami, que toda la semana ha pasado con eso del mes de la adoración.

WALTER. (Entra por la derecha y le baja un poco el volumen al radio.) ¿Piensan quedarse sordos?

DANIELA. No, papi, es mami que toda la semana ha pasado con eso del mes de la adoración. Adoración aquí, adoración allá, que adoremos, que cantemos, que esto y lo otro, la verdad, ya me tiene harta.

WALTER. Sí, tienes razón, Dani, pero es algo que debemos disfrutar, la adoración no es sólo cantar y escuchar música todo el día, la adoración es nuestra vida.

DANIEL. Entonces yo soy adoración.

WALTER. En el tanto que vos des testimonio con tu vida, con tus actos. En la forma que te comportes, eres adorador. Que lo que sale por tu boca suba delante de Dios como un perfume agradable para su olfato.

DANIELA. Sí, puede que eso suene muy bonito pero, ¿no te parece que estar escuchando música a todo volumen todo el día cansa?

WALTER. Sí, Dani, yo te entiendo pero es tu mamá y vos la conoces muy bien, se hace lo que ella dice y cree que está bien, algo le tendrá que pasar para que ella abra sus ojos y se dé cuenta de la verdad.

ANA. (Entra muy apurada.) Dani, ¿ya barriste el corredor y la sala?

DANIELA. Sólo el corredor, mami, me falta la sala.

ANA. Bueno, apúrate, que no quiero que llegue don Hugo y nos vaya a encontrar todavía en preparativos... (Viendo el radio.) ¿Quién le bajó el volumen al radio?

DANIEL. Papi, porque está muy alto, y además yo estoy haciendo tarea.

ANA. (Se vuelve a Walter, que está leyendo el periódico.)

WALTER. (No la deja hablar.) Antes de que digas media palabra, escúchame. ¿No te parece que estás exagerando con eso del mes de la adoración? Y a la verdad no creo que estar escuchando música a todo volumen, todo el día, sea adoración, ya bies sabes que eso no es el todo de la adoración.

ANA. Qué raro vos, Wal, siempre con tus ideas extremistas.

WALTER. No son extremistas, Ana, sólo que le puse atención a cada una de las prédicas del pastor y tengo muy claro lo que es la adoración, en cambio vos, que pasas todo el culto fijándote en quién vino y cómo vino para criticarla o criticarlo, no has entendido muy bien lo que es adoración.

ANA. (No puede decir nada porque es verdad. Le habla a Daniela.) Dani, apúrate con la sala y venís a la cocina para que me ayudes con la comida.

DANIELA. Sí, mami. (Se pone a barrer.)

ANA. (A Walter.) En la noche hablamos. (Sale por la izquierda.)

DANIEL. (A Walter.) Y papi, ahora sí es cierto que se te puso fea.

DANIELA. Pero ya era hora de que alguien le dijera algo.

WALTER. Sí, los dos tienen razón pero creo que no debí hablar ese tema en este momento.

DANIEL. Tranquilo, papi, allá ella si se quiere enojar.

DANIELA. La verdad no peca, pero incomoda.

WALTER. Sí, Dani, tienes razón, pero que no te oiga tu mamá. Y apúrate a barrer, que ya ahorita llega el pastor, así que voy a esperarlo en la calle, porque no sé qué se hizo Lobo.

DANIEL. ¿Se volvió a soltar?

WALTER. Sí, pero no sé dónde anda, por eso voy a esperar al pastor a la entrada por aquello de que Lobo ande cerca. (Sale por la derecha.)

DANIELA. (Terminando de barrer. A Daniel.) Sólo espero que mami no meta las de andar cuando llegue don Hugo, ¡uy! de sólo pensarlo me pongo roja de la vergüenza.

DANIEL. Ni me lo digas a mí, prefiero que se me caigan los pantalones en medio de la escuela a que mami diga algo.

DANIELA. Qué exagerado que sois.

DANIEL. ¡Bah!

VOZ EN OFF. (Se escuchan ladridos de perro y la voz de Walter.) Lobo, ya, vaya para dentro, espera a que te amarre, mal portado.

DANIEL. Ya apareció Lobo.

DANIELA. Y ya llegó el pastor. Voy a ayudarle a mami en la cocina. (Sale por la izquierda.)

WALTER. (Entra acompañado por don Hugo.) Pase, adelante, pastor. Qué vergüenza con el perro. Hoy en la mañana se soltó y se fue a callejear. Por eso lo fui a esperar a la entrada, por aquello de que apareciera en el momento que usted llegara.

HUGO. Tranquilo, Walter, no es la primera vez que me pasa.

DANIEL. (Se pone de pie y se acerca al pastor.) Que el Señor lo bendiga, pastor.

HUGO. Amén, igual, Daniel. ¿Estudiando? (Señala la mesa donde tiene los cuadernos.)

DANIEL. No, haciendo una tarea de matemáticas.

HUGO. Qué bueno, y me imagino que vas con puros dieces en la escuela.

DANIEL. Bueno.

WALTER. Si Dios quiere, ya este año se gradúa de la escuela.

HUGO. Felicidades, Daniel, a esforzarse más para ser el mejor.

DANIEL. Sí, pastor. (Vuelve a sentarse.)

WALTER. Tome asiento, pastor.

HUGO. (Sentándose.) ¿Y cómo va el mes de adoración en esta casa?

WALTER. Bien, sí, bien, mi esposa pasa todo el día escuchando música cristiana y en la medida de lo posible todos los días en la noche tenemos un culto familiar.

HUGO. Eso es muy bueno, pero ustedes saben que no es el todo de la adoración.

WALTER. Sí, pastor, usted tiene razón con eso. Y perdone que lo interrumpa, voy a avisarle a Ana que usted ya llegó y regreso para seguir hablando acerca del asunto. Con permiso. (Se dirige hacia la izquierda.)

VOZ EN OFF. (Antes de que Walter llegue a la puerta se escuchan unos platos que caen y se quiebran contra el suelo, seguidos de la voz de Ana.) Torpe, ¿no estás viendo lo que haces? Estúpida, oh pedazo de tonta, pon más cuidado con las cosas. Era mi mejor vajilla, ¡oh, babosa más grande!

HUGO. (Se asusta de lo que acaba de escuchar.)

DANIEL. (Se tapa la cara con el libro.)

WALTER. (Se acerca al radio y le sube el volumen a la música y sonríe falsamente.)

Corazón basket

10 Minutos y 2 Personajes. El corazón de un joven se destruye en las manos de una chica que juega con él. El Señor restituirá esa vida. Obra en mímica que pretende que el público entregue su vida y corazón a Dios.




CORAZÓN BASKET




PERSONAJES

CHICO
CHICA


Está un joven cristiano sentado en una silla con una Biblia. De pronto pasa por enfrente de él una chica que coquetea un poco al caminar; él la mira y ella al darse cuenta comienza a acercarse a él. El joven comienza a ponerse nervioso.

La chica comienza a llamarle en forma coqueta mientras que el joven se pone más nervioso, tanto, que cierra la Biblia y la pone tras sus espaldas. La chica le pregunta qué es lo que tiene ahí detrás. Él le dice que nada y le enseña una mano, después la otra y termina por tirar la Biblia y enseñarle ambas manos.

La chica le pide su corazón y él dice que no. La chica insiste de tal manera que el joven accede y se lo entrega. La chica comienza a jugar con el corazón, aventándolo hacia arriba y jugando basket con él. El joven comienza a perseguir desesperado a la chica mientras ella juega con su corazón. Llega el momento en que la chica tira el corazón y lo rompe. Ambos miran el corazón roto y la chica termina pisoteándolo y se va.

El joven levanta pedazo a pedazo el corazón roto. De pronto escucha a Dios que le pide su corazón. El joven se muestra renuente al principio pero después le da corazón extendiendo sus manos hacia el cielo, espera un momento y el corazón le es devuelto con vida. Cuando el corazón entre de nuevo al joven él expresa gozo y gratitud regresando a su silla leer la Palabra.

La chica regresa y vuelve a pedirle que se acerque a ella y él le dice que no, que ella tiene que acercarse a él. La chica se sorprende y le insiste pero el joven cierra su Biblia y parándose de su lugar se acerca a ella. Le dice a la chica que tiene que entregar su corazón a Dios pero ella le dice que no. El joven vuelve a decirle qué tiene que hacer. La chica accede y le da su corazón a Dios. Le es devuelto y la chica recibe gozo cuando su corazón entra en ella. Ambos hacen una invitación al público de entregar también su corazón a Dios.

Un día de la madre

10 Minutos y 6 Personajes. Es el día de la madre y parece que la familia de la protagonista se ha olvidado de ella...


UN DÍA DE LA MADRE


PERSONAJES

MAMÁ
PAPÁ
HIJO
HIJA
VECINA
ESPOSO


(Es el día de una madre, común y corriente, con sus obligaciones y deberes, pero sazonado con algo especial.)

ESCENA 1

(Comienza el día, la esposa se levanta para despedir a su marido, se queda en pie y comienza a hacer las cosas, luego se despiertan los niños y los manda al colegio.)

MAMÁ. Le voy a preparar el desayuno a mi chanchito para que vaya a trabajar.

PAPÁ. Gracias, mi amor, ¡eres la esposa perfecta! Que Dios te siga dando hoy siempre ese espíritu de sacrificio.

MAMÁ. Las cosas que me dice, yo siempre lo voy a cuidar... Ya, mejor váyase que va a llegar atrasado. (Se despide con un beso.)

MAMÁ. Chao... (En tono de no comprensión) Si supieras, amor, tengo que trabajar igual que tú sólo que yo lo hago en la casa.

(Se levantan los niños y llegan donde la mamá listos para irse al colegio.)

MAMÁ. (Está haciendo el aseo y ordenando.)

HIJA. Ya, mamita, estamos listos para irnos al colegio... pero el Felipe no se apura, siempre llegamos atrasados por su culpa.

HIJO. (Llega desordenado y con cara de sueño.) Tengo sueño... Me puedo acostar un ratito más.

MAMÁ. No, flojonazo, se me arregla y parte al colegio con su hermana.

HIJA. Ya, po' Felipe apurémonos o si no nos van a castigar.

HIJO. Pero si es temprano, (insistiendo) ¡un minutito más!

MAMÁ. (Se mira el reloj.) Mira la hora que es, se me van al tiro al colegio (les da un besito y los despide.)

(Se queda sola en casa, pone un casette cristiano canta y comienza a hacer las cosas.)

(Pasa un letrero mostrando las 12:00 horas. Esto sin cierre de telón.)

MAMÁ. (Está barriendo cuando llega una vecina muy apurada pidiendo ayuda.)

VECINA. Vecinita, vecinita, ayúdeme, por favor... (con voz de horror) el arroz se me echó a perder.

MAMÁ. Pero, cuéntame, Sandrita, ¿qué te pasó?

VECINA. Dejé el arroz puesto en la cocina y cuando lo fui a ver estaba todo pegado y duro y malo, etc.

MAMÁ. Pero, ¿cómo lo hiciste?

VECINA. (Con voz de ingenua.) Yo me acordaba que era una taza de agua por dos de arroz y nada más.

MAMÁ. Pero, ¡cómo se te ocurre! ASí no es, son dos de agua por una de arroz.

VECINA. Con razón me quedó tan duro… Pero no importa porque al pancho le dejé un plato de porotos con mazamorra que me quedaron de ayer.

MAMÁ. ¿Con mazamorra?

VECINA. Sí, ayer le eché harto choclito.

MAMÁ. ¡Eso fermenta! Tu marido se va a enfermar.

(En eso llega el marido gritando de dolor.)

ESPOSO. Permiso, vecina, Sandrita, ¿qué le echó a la comida? Me duele mucho la guata.

VECINA. Nada, panchito, vamos para la casa, ahí le explico... (Se acerca a la mamá y le dice como secreteando.) Eran dos de agua por una de arroz, ¿cierto?

MAMÁ. Sí, vecina, vaya tranquila, si hay algún problema me llama.

(Suena el teléfono.)

MAMÁ. ¿Haló? Hola, pastora, que Dios le bendiga, dígame. Claro, sí, me acuerdo que hoy me toca el tema en las Dorcas. Estoy terminando de hacer las cosas para darle la última repasadita. Acuérdese que tiene que llevar el queque para vender. No, no puedo quedarme conversando, tengo muchas cosas que hacer. Bueno, entonces nos vemos en la iglesia... que Dios le bendiga.

/Llega la hora del almuerzo. Tiene la mesa puesta y todo listo para recibir a sus hijos.)

HIJA. Hola, mamita, me saqué un 7.

HIJO. Hola, mamá, me anotaron por quedarme dormido en la clase, tienes que ir el viernes a ver al profesor jefe.

MAMÁ. Otra vez lo mismo... no importa, después hablamos, ahora siéntense a comer... alguien trajo tarea.

(Los dos levantan la mano enérgicamente.)

MAMÁ. Cuando llegue de las Dorcas les voy a ayudar a hacerlas. Ahora terminen levanten sus platos y reposen y se ponen a estudiar y si no entienden yo les ayudo cuando lleguen... de ahí pueden salir a jugar, ahora yo me voy a las Dorcas después nos vemos.
(Ella se va y pasa un letrero con las 18:00 horas, esto sin cierre de telón. La mamá llega a su casa y la están esperando sus hijos.)

HIJA. Que bueno que llegó teníamos mucha hambre.

HIJO. Danos, tesito al tiro, por favor.

(Mientras ellos le hablan ella se pone el delantal para hacer las cosas.)

MAMÁ. Enseguida les sirvo... ¿a quién le ayudo con las tareas?

HIJO. Yo no entiendo castellano.

MAMÁ. Que no entiende... cuénteme.

HIJO. El profesor dijo que ayer se escribía sin "h" y hoy se escribe con "h".

HIJA. Sí, mamá, los profesores son más enredados, andan preguntando cosas de cuando uno ni nacía.

MAMÁ. Ahí, hijitos, siempre tan enredados.

(Llega el papá, los hijos van corriendo a saludarlo, ella se pone a atenderlo, le saca la chaqueta, lo sienta, le hace masaje en las sienes y le sirve un tesito.)

MAMÁ. Quiere que le sirva algo más.

PAPÁ. No, gracias, mi amor.

MAMÁ. Entonces, me voy a poner a planchar.

(Saca la tabla, la plancha, la ropa y comienza a planchar.)

(En eso pasa el letrero de las 24:00 horas. Esto sin cierre de telón. La familia se va a despedir para irse a acostar, dejándola sola.)

MAMÁ. (Sentada.) Se fueron todos a acostar, tienen que estar muy cansados, mi chanchito trabaja todo el día para poder mantenernos, y mis niños tan duraznos que salieron para el estudio pero ya van a aprender... (Suspiro profundo.) Estoy tan cansada, me duelen las piernas y los hombros, pero cuando me acueste voy a descansar. Hoy estaban todos tan apurados que parece que se les olvidó que era el día de la madre, pero no importa, yo igual los sigo queriendo.

(Sentada se dispone a orar sobre la mesa.)

MAMÁ. Gracias Padre por este día que me das, por mi familia, mi vida, mi hogar, por los alimentos que nunca faltan, gracias por todo esto. Sólo te pido que me des fuerza para seguir adelante, mi familia me necesita y quiero estar ahí para ayudarlos, dame más años de vida para poder ver crecer a mis hijos y más tiempo para cuidar a mi esposo... es lo único que te pido.

(Mientras ella estaba orando su familia le deja una flor y una carta y se van. La mamá lee la carta.)

CARTA: En las fuerzas de tus manos
descansa nuestra alegría.
en la dulzura de tu voz
está nuestro corazón,
y en la profundidad de tu mirada
se encuentra nuestra esperanza.

Dios te bendiga, madre, de tu esposo e hijos.

(Luego todos salen y le dan un gran abrazo.)

Heme aquí


10 Minutos y 5 Personajes. Marta espera el llamado de Dios para servir pero en esa espera desatiende otras necesidades que surgen a su alrededor en la iglesia. María atiende esas necesidades y al final es ella la que recibe el llamado.


HEME AQUÍ

PERSONAJES

MARTA
MARÍA
LÍDER DE ALABANZA
ENCARGADA DEL CUNERO
ENCARGADA DE LIMPIEZA

(El drama se desarrolla en la oficina de la iglesia, donde Marta, la actriz principal, se encuentra hablando con María y cerca del teléfono.)

MARTA. María, María, el Señor me ha hablado y me dijo que estuviera preparada porque Él me va a usar y me va a llevar a las naciones, dijo que siempre estuviera lista para cuando él me llamara. Aleluya, qué bendición. Estoy tan emocionada de lo que Dios me dijo, por eso no me muevo de este lugar, ni me voy a distraer porque si no me llama y yo no voy a estar listar, ¿qué me faltará? Biblia, lentes para el sol, cámara fotográfica, creo que ya tengo todo. (Marta se ve muy afanada, vestida como turista y con su equipaje a su lado.)

MARÍA. (Muy tranquila y contenta por su amiga.) ¡Ay, Marta! Gloria a Dios, espero que te vaya muy bien, voy a estar orando por ti, felicidades.

(De repente aparece el líder de alabanza.)

LÍDER DE ALABANZA. Marta, marta, qué bueno que te encuentro, fíjate que tenemos una actividad de evangelismo y tenemos que cargar las bocinas y no tenemos suficiente apoyo, ¿nos podrías ayudar?

MARTA. Pero este... mira, la verdad tú sabes que puedes contar conmigo para cuando sea, pero la verdad en esta ocasión no puedo, pues estoy esperando una llamada muy importante del Señor y no quisiera quedarle mal, así que por favor para la próxima puedes contar conmigo, ¿sí?

LÍDER DE ALABANZA. Claro, te comprendo entonces... ¡María! Nos puedes ayudar.

MARÍA. Claro, es un placer. Marta, en un momento regreso. (Sale María con el líder.)

(Después de un momento llega María donde está Marta.)

MARTA. ¿Cómo te fue, María?

MARÍA. Muy bien, fue muy fácil. No pesaban mucho las bocinas.

MARÍA. ¿Y a ti, Marta?

MARTA. Pues aquí al pendiente de la llamada del Señor, tú sabes que en estas cosas no hay que descuidar nada pero ya es hora de que me llame el Señor, estoy tan feliz.

(En ese momento llega la encargada del cunero de la iglesia.)

ENCARGADA DEL CUNERO. Marta, qué bueno que te encuentro. Fíjate que los hermanos que se fueron a la campaña de evangelismo dejaron a sus bebés y tenemos muchos y no hay suficiente apoyo, ¿crees que nos puedes ayudar unos minutos?

MARTA. ¡Ay, hermana, por supuesto que sí! Ya sabe que me encantaría hacerlo solo que ahora estoy esperando una llamada del Señor, ¿verdad María? Y la verdad no quisiera fallarle al Señor.

ENCARGADA DEL CUNERO. Claro, te comprendo. ¡Ah, María! ¿Nos podrías ayudar?

MARÍA. Claro, hermana. (Salen.)

(Pasa un momento y regresa María Junto a Marta.)

MARTA. ¿Cómo te fue, María?

MARÍA. Muy bien, fue muy fácil, sólo cambié pañales y dormí a los niños.

MARÍA. ¿Y a ti, Marta?

MARTA. Pues aquí, al pendiente de la llamada del Señor, ya se me hizo raro que no hable, tal vez está un poco ocupado con otros misioneros en China o África pero aquí sigo fiel a su llamado.

(En ese momento se acerca el encargado de limpieza.)

ENCARGADO DE LIMPIEZA. ¡Hola, Marta! Fíjate que ya se fueron los hermanos y dejaron el templo muy sucio y no hay quien me ayude por ser ya muy tarde y mañana es domingo, ¿crees que me puedes ayudar?

MARTA. Hermano, la verdad no puedo porque en estoa momentos me va a hablar el Señor porque me quiere usar y no voy a perder la oportunidad, así que mire aquí está María y ella no le va a decir que no.

ENCARGADO DE LIMPIEZA. ¿Es verdad María que me vas a ayudar?

MARÍA. Claro, hermano, no hay problema. (Salen.)

MARTA. ¿Cómo te fue, María?

MARÍA. Muy bien, fue muy fácil. Sólo lavé pisos, acomodé sillas y hasta le compartí del Señor a una persona que se acercó.

MARÍA. ¿Y a ti, Marta?

MARTA. Yo fiel y aun muy dispuesta a servir al Señor pero creo que se le olvidó la llamada, espero que algún ángel le recuerde porque ya esperé demasiado. (Marta se ve molesta o impaciente.)

(En ese momento suena el teléfono y Marta contesta emocionada y muy rápido.)

MARTA. ¡Señor, qué bueno que hablaste! ¡No sabes cuánto te extrañé! Aquí he estado esperando en vela, mira ya estoy lista. Creo que también estoy preparada como me dijiste y además muy dispuesta a ser usada por ti, mi Señor. También quiero que sepas que para mí no hay nada como servirte, Señor, y fíjate que... (Guarda silencio un momento y pone cara de sorprendida.) ¿Qué? ¿Cómo, Señor? ¿Que te pase a María...? Pero, Señor...

(Le pasa el teléfono a María con la boca abierta.)

MARÍA. ¿Qué, Señor? ¿Que te has agradado de mi servicio? ¿Que has visto mi corazón y mi disposición? Pero, ¿cómo es Señor que te fijaste en mí? Señor, tengo menos tiempo de conocerte que muchos, sí Señor, claro que sí, HEME AQUÍ, ENVÍAME A MÍ.

(En ese momento le da un abrazo a su amiga y sale corriendo al llamado del Señor y Marta se queda con la boca abierta y los brazos cruzados sin poder decir palabra.)

Del Edén estropeado al Edén restaurado

8 Minutos y 1 Personaje. Monólogo de una persona que es restaurada en la cruz de Jesús. La idea general es representar los polos opuestos entre la cruz y el jardín perdido y la cruz y el jardín restaurado; lo impuro y lo puro; la infelicidad y la felicidad; el problema y la solución del problema, etc., visto desde la perspectiva de Jesús, quien es la solución.




DEL EDÉN ESTROPEADO AL EDÉN RESTAURADO




(Al inicio el monólogo se desarrolla en el lado del jardín estropeado. Luego la persona se moverá hasta la cruz y de la cruz al jardín restaurado.)

(Se prepara un jardín descuidado, se coloca una cruz en el centro y luego se prepara un jardín hermoso muy bien cuidado. Esto para resaltar lo descuidado con el pecado desde que salen Adán y Evan del Edén hasta el nuevo Edén restaurado.)

(Abarca desde el nacimiento del artista hasta el momento actual en que vive.)

(El artita debe caminar cojo, si posible con un bastón (para representar sus flaquezas, debilidades, incapacidad de lidiar sólo en este mundo de pecado). Al final soltará el bastón y caminará derecho, en señal del cambio que se efectúa en el cristiano una vez conoce y acepta a Jesús.)


PERSONA. Soy cojo de nacimiento. He tenido que soportar burlas y nombres crueles. Aunque lo he tomado ya como algo normal en mi vida, ha causado su efecto negativo. Claro, soy un ser humano.

Mis padres discuten desde que tengo conocimiento. Sus peleas acaloradas e hirientes también me han tocado muy de cerca hasta llegar al maltrato.

Recuerdo con agrado cómo desde niño los he ayudado económicamente. Me he sentido útil en ese sentido, pero me desagrada pensar las cosas que he tenido que hacer en la calle para poder lograrlo. Me expongo a las malas influencias y a los malos caminos de la calle. Me avergüenzo de hablar de todo lo que he tenido que hacer para sobrevivir.

Trato de superarme asistiendo a la (Escuela o Universidad), pero mis notas no son las mejores. Mis emociones, mi mente… Estoy muy afectado.

De verdad, me siento abandonado, lleno de desamor… ¡¡¡rechazado!!!

Que jamás se enteren de que he participado en actividades turbias, y que en momentos de mi vida he llegado al borde del suicidio… Pensándolo bien… creo que es lo mejor. (Espera un poco de tiempo en señal de que está pensando.)

Por otra parte, cómo desearía una nueva vida llena de amor y perdón… de gratitud y de cosas buenas… (Sigue pensando por un rato.)

Oh, recuerdo algo que cantaban mis vecinos. (Canta.)

TODAS MIS CARGAS YO QUIERO DEJAR,
QUIERO DEJAR, QUIERO DEJAR
TODAS MIS CARGAS YO QUIERO DEJAR,
JUNTO A LA CRUZ DE JESUS.

(Se mueve a la cruz y comienza a hablar fuerte pero poco a poco irá bajando la voz porque contará todo a Jesús. Mueve la boca como si estuviera hablando.)

Jesús: desde niño he tenido que soportar burlas…

(Se tira al piso y pone su cabeza en la parte baja del madero y lo abraza. Finge que llora. Luego se retira limpiándose las lágrimas. Se levanta y sigue cantando…)

CUANDO ESTÉS CANSADO Y ABATIDO
DILO A CRISTO, DILO A CRISTO
ANGUSTIADO POR EL GOZO HUIDO
DILO A CRISTO, EL SEÑOR.

(Después de cantar refleja paz y gozo.)

¡Gracias, mi Cristo, por quitar este peso de mí!

(Tira el bastón, levanta la cruz y se mueve al Edén restaurado cantando el coro de “Loámoste, oh Dios”.

ALELUYA TE ALABAMOS
CUÁN GRANDE ES TU AMOR
ALELUYA TE ADORAMOS
BENDITO SEÑOR.

Como buey al matadero

10 Minutos y 3 Personajes. Tres adolescentes comentan lo que ven en un libro poco recomendable para chicos. Uno de ellos acusa al resto de ser poco hombres por no querer ir a ver una película con contendido sexual pero un joven se mantiene firme en su identidad.


COMO BUEY AL MATADERO




PERSONAJES

DAVID
KEVIN
SEBASTIAN



ESCENARIO
Tres sillas colocadas en el centro del escenario


(Kevin está sentado, hablando con Sebastián.)

DAVID. (Entra por la izquierda con un libro en sus manos. Su actitud es muy misteriosa. Se acerca a donde están Kevin y Sebastian.) ¡Ey, miren lo que tengo! (Abre el libro y se lo enseña a los dos.) ¿Qué les parece? Una obra de arte, ¿no lo creen?

KEVIN. (Muy asustado.) ¿Dónde sacaste eso?

DAVID. (Sentándose a la par de ellos.) Mi hermano mayor tiene un montón de esas revistas debajo de la cama.

SEBASTIAN. (Sigue mirando como atontado el libro.) Vaya, nunca había visto nada igual.

KEVIN. Sí, yo tampoco.

SEBASTIÁN. ¿Y todo eso es de ella?

DAVID. Sí, mi amigo, todo eso es de ella.

SEBASTIÁN. (Sin salir de su estado de shock.) Vaya, nunca había visto nada igual.

KEVIN. ¿Y tu hermano no se enoja?

DAVID. No, porque ni siquiera sabe que la tengo.

SEBASTIÁN. (Sigue mirando el libro, le da vuelta y lo pone al revés.) Vaya.

KEVIN. Mi hermana tiene un libro parecido a ese y lo único que tiene son números.

DAVID. Claro, tonto, ese es un libro de matemáticas; yo lo uso para andar la revista escondida.

KEVIN. Ah, ya, con razón...

DAVID. (Le quita el libro a Sebastián.) Es más, mi hermano tiene películas que en la portada tienen tres equis rojas. Yo vi una anoche, a escondidas de mis papás y de mi hermano, y estaba buenísima.

KEVIN. Pero, ¿no que tus papás son cristianos?

DAVID. Sí, pero mi hermano tiene todo escondido y ellos nunca lo han visto.

SEBASTIÁN. ¿Y tu hermano no es cierto que toca en el grupo de música?

DAVID. Sí, pero igual, tiene todo eso y nadie le dice nada. Es más, una tarde de éstas se fue con unos compañeros par una casa, yo lo vi y me le puse al corte. Cuando llegué a la casa me asomé por una ventana y vi lo de la película pero en vivo y a todo color.

KEVIN. (Sorprendido por lo que le dice David. Se pone de pie.) ¡Qué bárbaro!

DAVID. (Se pone de pie. Con tono muy cínico.) Sí, bárbaro, buenísimo.

KEVIN. No, hombre, qué bárbaro vos poniéndote en esas cosas.

DAVID. ¿Qué tiene de malo hacer esas cosas?

SEBASTIÁN. (Se pone de pie.) No te acordás lo que cantábamos en la escuelita de la iglesia: cuidado tus manitas lo que tocan, cuidado tus oídos lo que oyen, cuidado tus ojitos lo que ven...

DAVID. Bah, esas bobadas de la escuelita, no sé cómo nos ponían a hacer tanto ridículo.

KEVIN. Sebastián tiene razón, David, debes de tener cuidado con lo que ves, o tocas y en donde caminas.

DAVID. Ah, ya, déjate de tantas bobadas.

SEBASTIÁN. Es que no son bobadas, David.

DAVID. Vean, lo único que yo sé es que eso me hace más hombre.

KEVIN. ¿Quién te dijo que eso te hace más hombre?

DAVID. Mis compañeros me lo dicen. Me dicen que si yo tomo o fumo y veo de estas cosas, (enseñando el libro) me voy a hacer más hombre.

SEBASTIÁN. Yo no necesito hacer esas cosas para sentirme hombre, tengo la plena seguridad de que lo soy.

KEVIN. Sí, yo también.

DAVID. (Burlándose de ellos.) Pobre, ustedes son unos gallinas.

SEBASTIAN. (Molesto.) Nosotros no somos gallinas.

DAVID. Sí lo son.

KEVIN. (Lo empuja. Y trata de pegarle pero Sebastián lo detiene.) Que no somos gallinas.

SEBASTIÁN. (Se lleva a Kevin para tratar de calmarlo.)

DAVID. (Se pone de pie, se sacude la ropa y recoge el libro. Luego les dice a los dos chicos.) Bueno, si no lo son, los espero en el puente que está antes de la iglesia para ir a la casa donde fueron mi hermano y sus amigos.

KEVIN. ¿A qué vamos a ir?

DAVID. A hacernos hombres.

SEBASTIÁN. Mis papás no me dejan.

DAVID. (Hace como gallina.)

KEVIN. (Trata de írsele encima, pero Sebastián lo detiene.) Ya te dije que no somos gallinas, y vamos a ir para que lo veas.

DAVID. Está bien, ahí los espero, no vayan a faltar. (Sale por la derecha. Mientras camina va haciendo como gallina y burlándose de ellos.)

KEVIN. (Le grita a David.) Ya te dije que no somos gallinas.

SEBASTIÁN. (Calmando a Kevin.) Ya, déjalo, no le hagas caso.

KEVIN. ¿Qué? ¿Vamos?

SEBASTIÁN. ¿Estás loco? Yo no voy. (Se sienta.)

KEVIN. ¿Qué quieres? ¿Que David se siga burlando de nosotros?

SEBASTIÁN. No.

KEVIN. ¿Entonces?

SEBASTIÁN. Si nosotros le hacemos caso, entonces se va a dar cuenta que nos puede hacer como le da la gana.

KEVIN. Sí, sobre todo.

SEBASTIÁN. (Se vuelve a poner de pie.) Mira, Kevin, si vos querés ir, andá, pero yo no pienso ir como un buey cuando lo llevan al matadero.

KEVIN. Déjate de decir babosadas.

SEBASTIÁN. Yo no estoy diciendo babosadas. Sólo que no pienso hacer algo que vaya en contra de lo que mis papás me han enseñado.

KEVIN. Bueno, allá vos, si quieres ser el hazmerreír de todos en el colegio.

SEBASTIÁN. No me interesa, sólo me interesa lo que va a decir Dios de mí.

KEVIN. (Se queda pensativo.) Tienes razón, la opinión de Dios vale más que la de todos los demás.

SEBASTIÁN. Entonces, ¿no vas a ir?

KEVIN. No sé, voy a pensarlo.

SEBASTIÁN. Bueno, mejor vamos a jugar al futbolín.

KEVIN. (Como sin ganas.) Está bien, vamos.

(Se apagan las luces. Después de 20 segundos se encienden de nuevo.)

DAVID. (Está sentado, esperando que lleguen Kevin y Sebastián. Mira el reloj a cada rato. SE pone de pie, hace como una gallina y camina hacia la derecha, riéndose.)

KEVIN. (Entra antes de que David salga.) David.

DAVID. (Se vuelve.) Kevin, qué bueno que viniste. ¿Y Sebas?

KEVIN. No va a venir. Yo me vine a escondidas de él.

DAVID. Pero, ni que fuera tu papá para esconderte de él.

KEVIN. Sí, tienes razón.

DAVID. Bien, vamos que se hace tarde.

KEVIN. (No muy seguro.) Vamos.

(Ambos salen por la derecha. Se escucha una voz en off.)

VOZ EN OFF. Como un buey rumbo al matadero, como un ciervo que cae en la trampa y al que luego una flecha le parte el corazón; como un ave que se lanza contra la red, sin saber que eso le va a costar la vida.

(Se apagan las luces.)

El joven descontento

15 Minutos y y 9 Personajes. Relacionar el significado de la parábola de Jesús acerca del hijo pródigo en relación con la redención del ser humano.

Este drama puede aplicarse para los siguientes temas o conclusiones:
1) Cuando el joven se ha apartado de la iglesia y Dios espera para su retorno a casa.
2) Hablar de los talentos que Dios nos da (como el padre había dado a Juan) y los desperdició.
3) Para una semana de mayordomía juvenil. Se puede hablar de cómo cuidar, usar, ahorrar e invertir nuestro dinero. Se puede invitar a un contador o tesorero para hablar de este tema.

EL JOVEN DESCONTENTO

PERSONAJES

NARRADOR
JUAN
PADRE
CRIADA
ANDRÉS
SAMUEL
MENSAJERO
SIMEÓN
MARCOS



NARRADOR. Jesús estaba junto a la montaña y a su alrededor se había reunido publicanos y pecadores de todas clases. "Los fariseos y escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come". (Lucas 15:2) Jesús oyó las expresiones de descontento y comenzó a contar una historia.

(Se abre la cortina del escenario.)



PARTE I

(El padre aparece sentado junto a la mesa escribiendo en un rollo con la pluma. Tiene aspecto pensativo.)

JUAN. (Entra con unos papeles en la mano.) ¡Padre! ¡Padre! ¿Está usted ocupado?

PADRE. No, hijo. ¿Por qué estás tan agitado?

JUAN. Bueno... La otra noche... usted dijo algo acerca de la herencia que iba a dividir entre mi hermano y yo.

PADRE. Sí.

JUAN. Bueno, yo estaba pensado... ¿No cree usted que sería mucho mejor que yo recibiera mi herencia ahora para disfrutarla? ¡Mire esta propaganda de una agencia de viajes! (Entrega el papel que lleva en la mano.)

PADRE. No, hijo, eres demasiado joven e inexperto. Y además te estoy preparando para que atiendas mi negocio.

JUAN. Pero, padre, usted mismo dijo el otro día que pronto yo tendría edad suficiente para encargarme de su negocio. Entonces, también tengo edad para viajar por mi cuenta.

PADRE. (Con bondad.) No creo que haya llegado el tiempo todavía. Necesitas aprender el valor del dinero. He tenido que trabajar muchos años para edificar mi negocio, y deseo que siga progresando.

JUAN. Hace tres semanas que ahorro mi dinero.

PADRE. ¡Tres semanas! Debieras haberlo ahorrado durante tres años.

JUAN. Seguiré ahorrando. Ahora déme mi herencia y la duplicaré muy pronto y mientras tanto lo pasaré muy bien.

PADRE. No debiera hacerlo, pero... muy bien. (Toma un nuevo rollo.) Escribiré cuál es tu parte y luego puedes llevar el rollo a mi escriba para que te entregue tu dinero. (Cuando termina entrega el rollo a Juan.) Ahí lo tienes, pero ten mucho cuidado con él para que no se pierda.

JUAN. ¡Oh, muchas gracias! Usted no se arrepentirá de lo que ha hecho. Venga, le mostraré estos anuncios de viaje y luego iré a comprar un carro nuevo. (Ambos salen.)

HIMNO. "Abrigadas y salvas en el redil".


PARTE II

(Juan entra llevando su equipaje, golpea en la puerta de una casa de huéspedes. Una criada acude a abrir.)

CRIADA. ¿Qué se le ofrece?

JUAN. (Mira detrás de ella hacia el interior del cuarto.) ¡Hola! ¡Soy Juan! Quiero alquilar el departamento más grande y con más ventanas.

CRIADA. Entre. (Juan entra.) Tenemos un departamento grande con vista al río. (Entran dos hombres y se sientan junto a una mesa. Mientras comienzan a jugar cuchichean y escuchan con atención. ) Es un departamento grande, muy bien decorado y capaz de acomodar hasta a cien personas. Le costará ciento ochenta siclos al mes. El primer pago es por adelantado. (Extiende la mano.)

JUAN. ¡Pero eso es más caro que lo que cobran en la Posada Real!

CRIADA. Pero usted quiere lo mejor.

JUAN. ¡Por supuesto, por supuesto! (Juan cuenta el dinero y lo entrega a la criada.)

CRIADA. Muchas gracias. (Sale.)

ANDRÉS. (Extiende la mano hacia Juan.) Me alegro de que haya venido, porque este lugar necesita una cara nueva. Mi nombre es Andrés, ¿y el suyo? (se estrechan las manos.)

JUAN. Me llamo Juan.

SAMUEL. (Estrecha la mano de Juan.) Mi nombre es Samuel. Venga, amigo; parece cansado. Déme su equipaje. (Tomas sus cosas y las coloca sobre una silla.) Siéntese y conversemos un poco.

ANDRÉS. ¿No va al colegio?

JUAN. Estaba en el colegio pero persuadí a mi padre a que me diera mi parte de la herencia mientras todavía soy joven y libre para gozar de ella. ¿Por qué tendría que preocuparme de terminar mi educación? Con dinero puedo ir a cualquier parte. Invertiré una parte, pero ahora mismo, quiero pasarlo bien.

ANDRÉS. ¡Por supuesto! Usted podrá estudiar después cuando sea demasiado viejo para gozar de la vida. Iremos ahora a celebrar su buena suerte. (Se levanta de la silla y toma a Juan por el brazo.) Le mostraremos dónde hay buena comida y dónde hay diversión. ¡Deje eso por nuestra cuenta! Más tarde podrá ocuparse de su equipaje. (Salen los tres.)

NARRADOR. Transcurren los días y Juan va de una fiesta a otra. Rodeado por así llamados amigos, siempre está dispuesto a dar grandes fiestas para aumentar su reputación. Es él también el que paga las cuentas de todos los gastos que se realizan. El dinero pasa por sus manos con tanta facilidad como las hojas caen de los árboles. Pero a su cofre no entra ningún dinero. Llega el día inevitable cuando ha gastado el último centavo. Antes de mucho tiempo, sobreviene una hambruna en esa región y el alimento se torna escaso. El nivel de vida de Juan desciende en forma alarmante, y a sus amigos se hacen cada vez más escasos.

HIMNO. ¿Del rebaño no bastan, tierno pastor, las noventa y nueve aquí? Más responde el pastor "Una oveja hoy descarriada va lejos de mí. Y en la sierra escarpada ya voy a entrar, mi pobre oveja a rescatar, mi pobre oveja a rescatar."



PARTE III

(Samuel, Andrés y Juan entran a la habitación del último. Juan se sienta y coloca los pies sobre la mesa.)

SAMUEL. ¡Juan, tienes un agujero en tu sandalia!

JUAN. ¡Oh! ¿Sí? Tú también tendrías uno en la tuya si hubieras caminado como yo lo he hecho en las últimas semanas. Creo que tendré que conseguir un trabajo.

ANDRÉS. No he visto a María por aquí últimamente. ¿Se habrá mudado a otra parte?

JUAN. No... Piensa que estoy enojado con ella. No le regalé nada para su cumpleaños... ¡Pero no tenía nada de dinero!

(Entra un mensajero.)

MENSAJERO. Tengo un mensaje para Juan, de la casa de los escribas. (Lo lee.) "Los registros que tenemos en esta casa revelan que usted no ha pagado el alquiler durante casi cuatro meses. Por lo tanto le ordenamos desocupar inmediatamente el departamento." (El mensajero enrolla el mensaje. Juan se pone a meditar profundamente. El mensajero lo mira y luego se retira.)

ANDRÉS. Esas son malas noticias, Juan. te echaremos mucho de menos. Quisiera poder ayudarte pero yo tampoco tengo dinero. Bueno, ahora tengo que irme. Te veré luego. (Se va.)

SAMUEL. Yo también me voy. No tengo nada más que hacer aquí. (Se va.)

JUAN. (Se toma la cabeza con las manos y sale lentamente.)

HIMNO. "No sabrá el mortal del río veloz que el pastor tuvo que cruzar, ni cuán negra la noche fue en que él salió su oveja perdida a buscar. Sus gemidos y quejas podía oír, enferma está y por morir, enferma estaba y por morir."



PARTE IV

NARRADOR. Juan ha salido del departamento y busca trabajo. Durante varios días llama a las puertas, caminando... caminando.

JUAN. (Se aproxima a una puerta con su equipaje; llama; la puerta se abre; habla con voz cansada, sin entusiasmo.) Buenos días. Estoy buscando un trabajo... cualquier cosa.

SIMEÓN. (Con incredulidad.) ¡Buscando trabajo! ¿En este tiempo de hambre? (Mira a Juan de arriba abajo.) Lo único que tengo son mis cerdos pero usted puede cuidarlos si quiere. ¿Puede comenzar ahora mismo?

JUAN. ¡Cuidar los cerdos! ¿Yo? Pero necesito trabajar. Sí, creo que puedo empezar ahora mismo, porque no tengo nada más que hacer.

SIMEÓN. Venga conmigo. (lo lleva al otro lado del patio, lo hace sentarse y le entrega un canasto con comida para los cerdos.) Desgrane el maíz. Eso debe hacerlo cada día, y después de la hora de comer, venga a la casa y coma las sobras de nuestra mesa. Esto no es muy bueno que digamos, pero es un trabajo. (Sale.)

NARRADOR. Juan alimentó los cerdos día tras días. Lo único que le quedaba era mucho tiempo para pensar: no tenía dinero, ni amigos, ni respeto de sí mismo. sus pensamientos se volvían hacia su hogar cuando se disgustaba consigo mismo. El recuerdo de las posesiones de su padre, la abundancia de alimento, la cómoda casa, los siervos bien vestidos, todo eso llena sus pensamientos.

JUAN. (En voz alta y con amargura.) ¡Oh, soy tan miserable! ¡Estoy vestido con harapos (mira sus ropas) y no tengo dinero, ni amigo... nada sino cerdos! (Juan oculta la cara entre las manos. Repentinamente se pone de pie.) ¡Tengo que ir a casa! No puedo esperar nada porque ya tomé mi parte de mi herencia, pero tal vez mi padre me permitirá ser un siervo. (Llama.) ¡Señor Simeón, venga! ¡He decidido volver a casa!

SIMEÓN. (Juan entra en la casa.) ¿Qué has decidido hacer? ¡Volver a casa! ¿No te he estado pagando suficiente? Juan, ya nos habíamos acostumbrado a tenerte con nosotros. Pensábamos que podríamos confiar en ti.

JUAN. Me voy a casa, señor. He tenido mucho tiempo para pensar. Mi hogar es donde quiero estar, aunque tenga que ser un siervo allí.

SIMEÓN. Bueno. Estoy seguro que tu padre estará contento. Puedes irte cuando quieras.

JUAN. Muchas gracias, señor.

(Ambos salen.)

HIMNO. "Estas huellas sangrientas, ¿quién las dejó? ¿No lo puedes decir, Señor? Cuando fue a buscar la que se extravió, las dejó vuestro amante Pastor. Y tus manos, Señor, ¿quién las laceró? El áspero bosque las hirió, el áspero bosque las hirió".


PARTE V

NARRADOR. Las sombras se alargan mientras una figura solitaria sube la colina cerca del hogar de Juan. Tal como lo había hecho durante años, desde que Juan salió de la casa, el padre mira tristemente el horizonte. Luego se deja caer con aspecto cansado en un banco. (Juan entra.) Mientras tanto, Juan recorre el largo camino de regreso al hogar, ensayando su discurso mientras avanza. Más que nada desea volver a formar parte de la casa de su padre, a cualquier costo. Repentinamente se detiene y luego se apresura. Puede ver la casa donde vive su padre.

PADRE. ¿Quién es aquel que viene? ¡Es mi hijo! ¡Juan! (Corre a su encuentro.)

JUAN. (Cae de rodillas.) ¡Oh, padre! ¡Estaba equivocado! Ahora sé cómo los amigos y el dinero pueden desaparecer. He despilfarrado toda mi herencia y no merezco nada más, de modo que permíteme ser como uno de tus siervos.

PADRE. ¿Servir? ¡No digas necedades! Todavía eres mi hijo y siempre lo serás. (Llama.) ¡Marcos! Trae el mejor traje y ponlo sobre mi hijo. Y trae sandalias nuevas para sus pies. Atiene a mi muchacho y dale todo lo que necesite. Y tú ve a llamar a mi otro hijo y a mis amigos. Prepara una fiesta para que todos nos alegremos. ¡Mi hijo que estaba perdido ha sido hallado! (Sale.)

HIMNO. "Una grande algazara luego se oyó, por doquier retumbando fue, a la célica puerta la voz llegó: Alegraos que mi oveja encontré. Y cantaban los ángeles en redor: ¡Lo suyo rescata el buen Pastor, lo suyo rescata el buen Pastor!