17 Minutos y 9 Personajes. La televisión puede cobrar un buen uso si seleccionamos los programas adecuados. Varios personajes bíblicos desfilan en un programa televisivo para darnos su testimonio.
INSTRUMENTOS DE DIOS
PERSONAJES
CHICO
TV
RUT
ANA
DÉBORA
ESTER
ENOC
ELÍAS
MARÍA
Una sala de una casa, un chico ve tranquilo la TV.... Se duerme poco a poco... La TV sigue con su programación... A lejos hay una Biblia olvidada...
TV. ¡Pss... pss!
CHICO. ¿Hummmm? ¿Ehh?
TV. Hola, no te asustes. No es una propaganda. Durante años he mantenido la boca cerrada dejando que todos hablen de mí.
CHICO. Pero, ¿qué pasa? (Intenta apagar con el control la tele.)
TV. No debes cambiar ahora, tengo que desahogarme. Como te he estado diciendo he cobrado muy mala fama, y tú tienes que escuchar este lado de la historia.
CHICO. ¿Estás seguro que no se trata de un sueño?
TV. No, soy realmente yo, muchas personas dicen que la tele ejerce de mala influencia y que en ella hay mucha basura… Estoy de acuerdo con ello, pero la verdad que son las personas que la hacen y la meten en mi interior. La TV es un instrumento maravilloso de comunicación, que si se llegara a utilizar adecuadamente podría llevar información de paz, esperanza y amor a todas las personas del mundo.
CHICO. Mi padre dice que la mayor parte del tiempo tú no vales la pena que se te mire.
TV. Son los seres humanos que derraman sus malos pensamientos en mi cerebro electrónico lo que hace que la mayor parte del tiempo yo sea inadecuado para que me miren. Entonces también hay que culpar a los seres humanos y a ti; tú puedes cambiar de canal y buscar una programación adecuada…. como programas religiosos.
CHICO. Yo no había pensado en ello.
TV. ¿Sabias hay 200 estaciones transmisoras de televisión en el mundo transmitiendo mensajes de esperanza, de manera que los aparatos de TV como yo, pueden llevar este maravilloso mensaje a muchos hogares del mundo?
CHICO. Es cierto lo que dices. Hoy en día existen vídeos con sermones y temas que ayuden a mejorar mi vida y de las demás personas.
TV. Hoy tengo nueva programación. Del cielo directa para ti...
CHICO. ¿Una nueva serie?
TV. ¡No! Es el programa de: “Ejemplos a través de la historia” Mira:
TV. Hay una mujer que fue muy importante para nuestra historia, de su descendencia salió el Hijo del Hombre... Es muy conocida por todos. Es un placer presentarte a Rut. Buenas tarde Rut, es un gusto tenerte entre nosotros.
RUT. Buenas tardes a todos.
TV. ¿Estás lista?
RUT. (Asiente con un gesto.)
TV. Empezaremos entonces.... ¿Cómo ocurrió esa serie de tristes acontecimientos en tu vida?
RUT. Como bien dijiste.... fueron unas experiencias muy tristes. De repente mi suegra y yo nos encontramos desamparadas y sin saber qué hacer.
TV. ¿Quería mucho a Noemí, verdad?
RUT. Así es. Ella había llegado a ser como una madre para mí... se había convertido en un ejemplo para mi vida. Más que eso, en una amiga; por eso no pude dejarla sol.
TV. ¿Fue muy dura aquella época en la que te tocó trabajar y sostener a tu suegra?
RUT. La verdad, no me pareció que fuera tan dura; trabaja con amor y buena disposición.... Trabajaba para poder comer y no podía desperdiciar la oportunidad que me habían dado.
TV. Dime, ¿te pareció bien que Booz te redimiera?
RUT. Bueno, fue algo que nos ayudó mucho.... Además, junto a él pude comenzar una nueva vida.
TV. Rut, te agradezco tu presencia entre nosotros. Fue un privilegio para mí hacerte esta entrevista.
RUT. El privilegio fue mío. Muchas gracias. (Al salir se despide con la mano.)
TV. Ahora quiero que conozcas a una mujer que nos dejó un hermoso ejemplo de fe en Dios. Ella es Ana. ¡Buenos días, Ana! Un placer tenerte con nosotros.
ANA. Buenos día, encantada de estar aquí.
TV. Cuéntanos Ana…. Tu vida ha sido una de las historia con más fe que he podido estudiar en la Biblia. Primero dinos cómo era tu vida con Elcana.
ANA. Él era un hombre muy bueno, me tenía en gran estima.
TV. Pero aún con ese aprecio de Elcana, ¿tú tenías una gran pena?
ANA. Así es, yo deseaba tener un hijo. Quería que Dios me concediera el privilegio de ser madre, y así fue… Dios escuchó mi oración.
TV. ¡Tuviste mucha fe!
ANA. Desde luego, yo confiaba en que Dios respondería mi oración... Era lo que me mantenía con fuerza.
TV. Cuéntanos de tu hijo...
ANA. Es un niño precioso... qué voy a decir, soy su madre. Samuel amó tanto a Dios, que su vida la dedicó por y para el Señor.
TV. Gran ejemplo de fe y de confianza en Dios es tu vida, Ana... Nos ha encantado que te pasaras por aquí.
ANA. Gracias a vosotros, a mí también me ha gustado mucho estar aquí. (Al levantarte, se despide.)
TV. Ahora tenemos a otra mujer que fue un gran ejemplo para su época. Ella fue nada más y nada menos que una jueza de Israel: Débora. Buenas tardes, Débora, es un gusto tenerte entre nosotros hoy.
DÉBORA. Gracias.
TV. Bien, Débora, como te habrán informado... te daré una preguntas y tú podrás contestarlas con toda libertad. Dime, Débora, ¿es cierto que tú fuiste jueza y profetisa?
DÉBORA. SÍ, es cierto. Fue un gran privilegio para mí ser escogida por Dios para juzgar a Israel y para comunicar su palabra.
TV. ¿Cuán grande era la opresión de Sísara sobre tu pueblo?
DÉBORA. Era muy grande. Había oprimido a mi pueblo durante 20 años.
TV. (Muestra sorpresa ante la respuesta.) ¿Por qué Barac no confió plenamente en la palabra de Dios?
DÉBORA. Quizás porque veía en las fuerzas de Sísara un ejército invisible.
TV. Pero el Señor entregó a Sísara en tus manos, ¿verdad?
DÉBORA. Sí, es verdad. En esa ocasión Dios usó a una mujer para engrandecer su nombre.
TV. Débora, fue un honor poder compartir estos minutos contigo.... Muchas gracias por acompañarnos.
DÉBORA. Igualmente para mí. (Se levanta y se despide con la mano a todos.)
TV. Nuestra siguiente invitada ya está por entrar; pero antes de eso te diré que ella también fue una mujer de gran importancia, muy recordada en la historia del pueblo judío. Se trata de la reina Ester.
ESTER. (Entra y se sienta junto a la TV.)
TV. Muy buenas tardes, reina Ester. Es muy grato tenerte con nosotros.
ESTER. Buenas tardes y encantada de estar aquí
TV. Reina Ester, le haré unas preguntas muy cortas que le ayudarán a este joven a ver cómo Dios la condujo en su vida. ¿Estás lista?
ESTER. Claro, por supuesto.
TV. ¿Creía que sería la escogida por el rey Asuero?
ESTER. Para serte sincera, yo no creía que llegaría a ser la reina. Aunque me gustaba mucho la idea y realmente quería ser reina, ¿quién era yo para aspirar a eso? No te olvides que pertenecía a una comunidad cautiva.
TV. ¿Compartiste la angustia y el dolor que tu pueblo padecía?
ESTER. Así es... fueron días de mucha aflicción. Yo, como los otros judíos, pude sentir el mismo dolor y el mismo temor que ellos sentían.
TV. En vista de eso y luego de tu decisión, ¿creíste que el rey no apreciaría tu vida, al verte ante su presencia sin que él te hubiese llamado?
ESTER. Sí, llegué a pensarlo.... pero decidí que no importaba si moría. Debía hacer el intento para ayudar a mi pueblo.
TV. ¿Creíste que fue Dios quien te ayudó en todas esas situaciones?
ESTER. Sin duda alguna. Solo la protección y la dirección del Señor, pudo haber dado solución a tantos problemas... Solo Él pudo rescatarnos de nuestros enemigos.
TV. Muchas gracias por su tiempo, reina Ester.
ESTER. Para mí ha sido un gusto. (Se levanta y se despide de todos.)
TV. El personaje que viene a continuación es un verdadero modelo para nosotros. Seguramente has escuchado hablar de él; él vivió aquí en la tierra en los primeros siglos después de la creación, hasta que Dios lo llevó a los cielos... Te presento a Enoc. (Enoc entra y se sienta). Buenas tarde, Enoc. Es un placer tenerte en nuestro programa.
ENOC. El placer es mío
TV. Bien, Enoc, me gustaría hacerte unas preguntas... Eres libre de contestar lo que bien te parezca. (Enoc asiente con la cabeza.) Entonces, comencemos. ¿Cómo era tu vida en la tierra, antes de que Dios te llevara?
ENOC. (Piensa unos segundos antes de contestar.) Escuché del mismo Adán la triste historia de la caída del hombre y también la maravillosa promesa de la redención. Me aferré a aquella historia de amor, creí en ella y dediqué mi vida a obedecer a mi Dios en todo, apartándome de lo que era malo y usando mi tiempo para cultivar una verdadera comunión con él.
TV. ¿Cuál era tu rutina? ¿Qué era lo que más te gustaba hacer?
ENOC. (Sonríe al recordar.) Me gustaba mucho reflexionar sobre lo que le había ocurrido a la raza humana.... Dedicaba la mayor parte de mi tiempo a la oración y a la alabanza, confiaba en Dios y oraba para entender su voluntad.
TV. ¿Se comunica Dios contigo?
ENOC. Sí. Con frecuencia sus santos ángeles venían a mí y hablaban conmigo.
TV. ¿Te comunicó Dios que te llevaría a los cielos con él?
ENOC. Sí, por medio de la dulce voz de sus ángeles me dijo que me amaba en gran manera y que no podía permitir que muriera como los demás hombres.
TV. ¿Cómo te trasladaron al cielo?
ENOC. Los carruajes de Dios, envuelto en llamas de fuego, fueron enviados para buscarme y llevarme allá.
TV. ¿Dónde está tu morada en los cielos?
ENOC. En la santa ciudad. Donde han de morar todos los que sean salvos, todos los que se aferren a las promesas del Salvador, todos los que entreguen su vida por completo a Él y usen su tiempo para adorarle y obedecerle.
TV. ¿Habrá otro como tú? ¿Otros que nos experimenten la muerte?
ENOC. Sí. Aquellos que se hayan apartado de todo mal, que experimenten una verdadera comunión con el Señor y que estén vivos cuando el Salvador vuelva en gloria y majestad.
TV. (Queda en silencio, como pensando en aquel momento maravilloso.) Muchas gracias por tus respuestas, Enoc. Fue muy grato tenerte entre nosotros.
ENOC. Gracias a ti....
TV. ¿Que te ha parecido la vida de estos personajes? Fueron transformadas sus vidas, y a día de hoy han sido un ejemplo a través dé la historia.
CHICO. Estoy entusiasmado, quiero seguir viendo más.
TV. De acuerdo, pues continuemos… De la persona que viene ahora diré que él también vive y que fue un gran profeta de Dios: Él es Elías. (Entra y se sienta.) Muy buenas tardes, Elías; es muy grato que estés con nosotros.
ELÍAS. Buenas tardes.
TV. Elías, me gustaría saber algunas cosa de ti y que él (el chico) te pueda conocer más... ¿Qué sentiste al estar solo en las montañas?
ELÍAS. Nunca me sentí solo; un ángel de Dios me acompañaba siempre.
TV. Hubo un tiempo en que fuiste el único profeta de Dios, ¿verdad?
ELÍAS. Es cierto, pero nunca estuve solo porque me acompañaron los más poderosos ángeles del cielo.
TV. Dime, Elías, ¿siempre sentiste el amor de Dios en tu vida?
ELÍAS. Siempre. En todo momento existió una verdadera comunión entre los dos; jamás me sentí solo, porque Dios siempre estuvo a mi lado, aun en el silencio.
TV. ¿Alguna vez tuviste miedo?
ELÍAS. Sí, aunque nunca debí sentirlo pues los ángeles que me acompañaban me daban fortaleza, hasta que aprendí a aferrarme por completo al amor de mi Dios. Entonces nada pudo hacerme dudar.
TV. ¿Cómo fuiste llevado al cielo?
ELÍAS. Un carruaje de fuego me separó de Eliseo y me llevó al cielo, como en medio de un torbellino.
TV. Finalmente, ¿crees que habrá otros que no experimentarán la muerte?
ELÍAS. Sin duda. Aquellos que en los últimos días vivan en medio del peligro y la maldad, y sin embargo se mantengan sin mancha alguna, experimentando una verdadera comunión con Dios, cuando el Salvador vuelva en majestad serán arrebatados al cielo sin conocer la muerte.
TV. Elías, gracias por concedernos esta entrevista.
ELÍAS. Gracias a ti por tenerme en cuenta. (Cuando sale, se despide con la mano de todos.)
TV. Ahora vamos a conversar con una mujer que fue muy especial entre todas las mujeres. En ella se cumplió una de la profecías más esperadas por los judíos. ¿Sabes quién es?
CHICO. Sí, creo...
TV. Bueno, ya la presento yo: Con todos nosotros María, la madre de Jesús.
MARÍA. ¡Buenos días!
TV. Buenos días, María. Ahora te voy a hacerte unas preguntas para poder conocerte un poco. ¿Cómo te sentiste cuánto el ángel te dijo que ibas a ser la madre del Mesías?
MARÍA. Fue muy gran honor, no me lo esperaba ¿Qué había hecho yo para ser la madre del Salvador?
TV. Sin lugar a duda fue una gran sorpresa para ti. Pero, ¿cómo era tu vida antes de la buena nueva?
MARÍA. Yo no había conocido hombre aún, en esa época hasta se pensaban las mujeres que yo no sería madre jamás.
TV. ¿Y tu relación con José?
MARÍA. José fue un gran apoyo para mí, y fue fiel a Dios en el cometido que habíamos tenido el privilegio de vivir. Su vida fue muy importante para la educación de Jesús.
TV. Cuéntanos: ¿Cómo era Jesús?
MARÍA. Aun con mi educación imperfecta, él fue muy fiel a su Amor por el Padre Celestial... Le encantaba estar en el templo, leer los libros de la biblia... Le gustaba estar preparado para ayudar a todos.
TV. Me gustaría hacerte una pregunta que es algo delicada... ¿Cómo viviste la crucifixión de tu hijo?
MARÍA. Hummm. Cómo madre es muy difícil ver sufrir a tu hijo. Para mí era muy incompresible verle morir siendo él Santo y puro. Mi hijo murió por todos. Él fue bueno hasta la cruz; ahora sé que su vida fue una eterna preparación para ese día, para que su fe no faltase, para que se cumpliese la profecía.
TV. Vaya. Gracias, María, por este testimonio. ¡Gracias por estar hoy con nosotros!
MARÍA. De nada, solo una última cosa: Quiero pedirte un favor (dirigiéndose al chico.) Haz que su muerte valga la pena. Él murió por ti. (Se levanta y se despide de todos.)
TV. Al igual que todas estas personas, tú también puede tener una transformación en tu vida, puedes ser un ejemplo para las personas que te rodean, llevando el mensaje de amor y esperanza a todas las personas que lo necesitan.
CHICO. Dios te ha utilizado como instrumento para que me pueda dar cuenta que estaba perdiendo todo mi tiempo dañando mi mente con programas que no me podían llenar mi vida espiritual. Hoy quiero ser un instrumento y me pongo en manos de Dios.
(Se levanta y coge la Biblia que estaba olvidada y lee: Efesios 2:10 y dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”)
CHICO
TV
RUT
ANA
DÉBORA
ESTER
ENOC
ELÍAS
MARÍA
Una sala de una casa, un chico ve tranquilo la TV.... Se duerme poco a poco... La TV sigue con su programación... A lejos hay una Biblia olvidada...
TV. ¡Pss... pss!
CHICO. ¿Hummmm? ¿Ehh?
TV. Hola, no te asustes. No es una propaganda. Durante años he mantenido la boca cerrada dejando que todos hablen de mí.
CHICO. Pero, ¿qué pasa? (Intenta apagar con el control la tele.)
TV. No debes cambiar ahora, tengo que desahogarme. Como te he estado diciendo he cobrado muy mala fama, y tú tienes que escuchar este lado de la historia.
CHICO. ¿Estás seguro que no se trata de un sueño?
TV. No, soy realmente yo, muchas personas dicen que la tele ejerce de mala influencia y que en ella hay mucha basura… Estoy de acuerdo con ello, pero la verdad que son las personas que la hacen y la meten en mi interior. La TV es un instrumento maravilloso de comunicación, que si se llegara a utilizar adecuadamente podría llevar información de paz, esperanza y amor a todas las personas del mundo.
CHICO. Mi padre dice que la mayor parte del tiempo tú no vales la pena que se te mire.
TV. Son los seres humanos que derraman sus malos pensamientos en mi cerebro electrónico lo que hace que la mayor parte del tiempo yo sea inadecuado para que me miren. Entonces también hay que culpar a los seres humanos y a ti; tú puedes cambiar de canal y buscar una programación adecuada…. como programas religiosos.
CHICO. Yo no había pensado en ello.
TV. ¿Sabias hay 200 estaciones transmisoras de televisión en el mundo transmitiendo mensajes de esperanza, de manera que los aparatos de TV como yo, pueden llevar este maravilloso mensaje a muchos hogares del mundo?
CHICO. Es cierto lo que dices. Hoy en día existen vídeos con sermones y temas que ayuden a mejorar mi vida y de las demás personas.
TV. Hoy tengo nueva programación. Del cielo directa para ti...
CHICO. ¿Una nueva serie?
TV. ¡No! Es el programa de: “Ejemplos a través de la historia” Mira:
TV. Hay una mujer que fue muy importante para nuestra historia, de su descendencia salió el Hijo del Hombre... Es muy conocida por todos. Es un placer presentarte a Rut. Buenas tarde Rut, es un gusto tenerte entre nosotros.
RUT. Buenas tardes a todos.
TV. ¿Estás lista?
RUT. (Asiente con un gesto.)
TV. Empezaremos entonces.... ¿Cómo ocurrió esa serie de tristes acontecimientos en tu vida?
RUT. Como bien dijiste.... fueron unas experiencias muy tristes. De repente mi suegra y yo nos encontramos desamparadas y sin saber qué hacer.
TV. ¿Quería mucho a Noemí, verdad?
RUT. Así es. Ella había llegado a ser como una madre para mí... se había convertido en un ejemplo para mi vida. Más que eso, en una amiga; por eso no pude dejarla sol.
TV. ¿Fue muy dura aquella época en la que te tocó trabajar y sostener a tu suegra?
RUT. La verdad, no me pareció que fuera tan dura; trabaja con amor y buena disposición.... Trabajaba para poder comer y no podía desperdiciar la oportunidad que me habían dado.
TV. Dime, ¿te pareció bien que Booz te redimiera?
RUT. Bueno, fue algo que nos ayudó mucho.... Además, junto a él pude comenzar una nueva vida.
TV. Rut, te agradezco tu presencia entre nosotros. Fue un privilegio para mí hacerte esta entrevista.
RUT. El privilegio fue mío. Muchas gracias. (Al salir se despide con la mano.)
TV. Ahora quiero que conozcas a una mujer que nos dejó un hermoso ejemplo de fe en Dios. Ella es Ana. ¡Buenos días, Ana! Un placer tenerte con nosotros.
ANA. Buenos día, encantada de estar aquí.
TV. Cuéntanos Ana…. Tu vida ha sido una de las historia con más fe que he podido estudiar en la Biblia. Primero dinos cómo era tu vida con Elcana.
ANA. Él era un hombre muy bueno, me tenía en gran estima.
TV. Pero aún con ese aprecio de Elcana, ¿tú tenías una gran pena?
ANA. Así es, yo deseaba tener un hijo. Quería que Dios me concediera el privilegio de ser madre, y así fue… Dios escuchó mi oración.
TV. ¡Tuviste mucha fe!
ANA. Desde luego, yo confiaba en que Dios respondería mi oración... Era lo que me mantenía con fuerza.
TV. Cuéntanos de tu hijo...
ANA. Es un niño precioso... qué voy a decir, soy su madre. Samuel amó tanto a Dios, que su vida la dedicó por y para el Señor.
TV. Gran ejemplo de fe y de confianza en Dios es tu vida, Ana... Nos ha encantado que te pasaras por aquí.
ANA. Gracias a vosotros, a mí también me ha gustado mucho estar aquí. (Al levantarte, se despide.)
TV. Ahora tenemos a otra mujer que fue un gran ejemplo para su época. Ella fue nada más y nada menos que una jueza de Israel: Débora. Buenas tardes, Débora, es un gusto tenerte entre nosotros hoy.
DÉBORA. Gracias.
TV. Bien, Débora, como te habrán informado... te daré una preguntas y tú podrás contestarlas con toda libertad. Dime, Débora, ¿es cierto que tú fuiste jueza y profetisa?
DÉBORA. SÍ, es cierto. Fue un gran privilegio para mí ser escogida por Dios para juzgar a Israel y para comunicar su palabra.
TV. ¿Cuán grande era la opresión de Sísara sobre tu pueblo?
DÉBORA. Era muy grande. Había oprimido a mi pueblo durante 20 años.
TV. (Muestra sorpresa ante la respuesta.) ¿Por qué Barac no confió plenamente en la palabra de Dios?
DÉBORA. Quizás porque veía en las fuerzas de Sísara un ejército invisible.
TV. Pero el Señor entregó a Sísara en tus manos, ¿verdad?
DÉBORA. Sí, es verdad. En esa ocasión Dios usó a una mujer para engrandecer su nombre.
TV. Débora, fue un honor poder compartir estos minutos contigo.... Muchas gracias por acompañarnos.
DÉBORA. Igualmente para mí. (Se levanta y se despide con la mano a todos.)
TV. Nuestra siguiente invitada ya está por entrar; pero antes de eso te diré que ella también fue una mujer de gran importancia, muy recordada en la historia del pueblo judío. Se trata de la reina Ester.
ESTER. (Entra y se sienta junto a la TV.)
TV. Muy buenas tardes, reina Ester. Es muy grato tenerte con nosotros.
ESTER. Buenas tardes y encantada de estar aquí
TV. Reina Ester, le haré unas preguntas muy cortas que le ayudarán a este joven a ver cómo Dios la condujo en su vida. ¿Estás lista?
ESTER. Claro, por supuesto.
TV. ¿Creía que sería la escogida por el rey Asuero?
ESTER. Para serte sincera, yo no creía que llegaría a ser la reina. Aunque me gustaba mucho la idea y realmente quería ser reina, ¿quién era yo para aspirar a eso? No te olvides que pertenecía a una comunidad cautiva.
TV. ¿Compartiste la angustia y el dolor que tu pueblo padecía?
ESTER. Así es... fueron días de mucha aflicción. Yo, como los otros judíos, pude sentir el mismo dolor y el mismo temor que ellos sentían.
TV. En vista de eso y luego de tu decisión, ¿creíste que el rey no apreciaría tu vida, al verte ante su presencia sin que él te hubiese llamado?
ESTER. Sí, llegué a pensarlo.... pero decidí que no importaba si moría. Debía hacer el intento para ayudar a mi pueblo.
TV. ¿Creíste que fue Dios quien te ayudó en todas esas situaciones?
ESTER. Sin duda alguna. Solo la protección y la dirección del Señor, pudo haber dado solución a tantos problemas... Solo Él pudo rescatarnos de nuestros enemigos.
TV. Muchas gracias por su tiempo, reina Ester.
ESTER. Para mí ha sido un gusto. (Se levanta y se despide de todos.)
TV. El personaje que viene a continuación es un verdadero modelo para nosotros. Seguramente has escuchado hablar de él; él vivió aquí en la tierra en los primeros siglos después de la creación, hasta que Dios lo llevó a los cielos... Te presento a Enoc. (Enoc entra y se sienta). Buenas tarde, Enoc. Es un placer tenerte en nuestro programa.
ENOC. El placer es mío
TV. Bien, Enoc, me gustaría hacerte unas preguntas... Eres libre de contestar lo que bien te parezca. (Enoc asiente con la cabeza.) Entonces, comencemos. ¿Cómo era tu vida en la tierra, antes de que Dios te llevara?
ENOC. (Piensa unos segundos antes de contestar.) Escuché del mismo Adán la triste historia de la caída del hombre y también la maravillosa promesa de la redención. Me aferré a aquella historia de amor, creí en ella y dediqué mi vida a obedecer a mi Dios en todo, apartándome de lo que era malo y usando mi tiempo para cultivar una verdadera comunión con él.
TV. ¿Cuál era tu rutina? ¿Qué era lo que más te gustaba hacer?
ENOC. (Sonríe al recordar.) Me gustaba mucho reflexionar sobre lo que le había ocurrido a la raza humana.... Dedicaba la mayor parte de mi tiempo a la oración y a la alabanza, confiaba en Dios y oraba para entender su voluntad.
TV. ¿Se comunica Dios contigo?
ENOC. Sí. Con frecuencia sus santos ángeles venían a mí y hablaban conmigo.
TV. ¿Te comunicó Dios que te llevaría a los cielos con él?
ENOC. Sí, por medio de la dulce voz de sus ángeles me dijo que me amaba en gran manera y que no podía permitir que muriera como los demás hombres.
TV. ¿Cómo te trasladaron al cielo?
ENOC. Los carruajes de Dios, envuelto en llamas de fuego, fueron enviados para buscarme y llevarme allá.
TV. ¿Dónde está tu morada en los cielos?
ENOC. En la santa ciudad. Donde han de morar todos los que sean salvos, todos los que se aferren a las promesas del Salvador, todos los que entreguen su vida por completo a Él y usen su tiempo para adorarle y obedecerle.
TV. ¿Habrá otro como tú? ¿Otros que nos experimenten la muerte?
ENOC. Sí. Aquellos que se hayan apartado de todo mal, que experimenten una verdadera comunión con el Señor y que estén vivos cuando el Salvador vuelva en gloria y majestad.
TV. (Queda en silencio, como pensando en aquel momento maravilloso.) Muchas gracias por tus respuestas, Enoc. Fue muy grato tenerte entre nosotros.
ENOC. Gracias a ti....
TV. ¿Que te ha parecido la vida de estos personajes? Fueron transformadas sus vidas, y a día de hoy han sido un ejemplo a través dé la historia.
CHICO. Estoy entusiasmado, quiero seguir viendo más.
TV. De acuerdo, pues continuemos… De la persona que viene ahora diré que él también vive y que fue un gran profeta de Dios: Él es Elías. (Entra y se sienta.) Muy buenas tardes, Elías; es muy grato que estés con nosotros.
ELÍAS. Buenas tardes.
TV. Elías, me gustaría saber algunas cosa de ti y que él (el chico) te pueda conocer más... ¿Qué sentiste al estar solo en las montañas?
ELÍAS. Nunca me sentí solo; un ángel de Dios me acompañaba siempre.
TV. Hubo un tiempo en que fuiste el único profeta de Dios, ¿verdad?
ELÍAS. Es cierto, pero nunca estuve solo porque me acompañaron los más poderosos ángeles del cielo.
TV. Dime, Elías, ¿siempre sentiste el amor de Dios en tu vida?
ELÍAS. Siempre. En todo momento existió una verdadera comunión entre los dos; jamás me sentí solo, porque Dios siempre estuvo a mi lado, aun en el silencio.
TV. ¿Alguna vez tuviste miedo?
ELÍAS. Sí, aunque nunca debí sentirlo pues los ángeles que me acompañaban me daban fortaleza, hasta que aprendí a aferrarme por completo al amor de mi Dios. Entonces nada pudo hacerme dudar.
TV. ¿Cómo fuiste llevado al cielo?
ELÍAS. Un carruaje de fuego me separó de Eliseo y me llevó al cielo, como en medio de un torbellino.
TV. Finalmente, ¿crees que habrá otros que no experimentarán la muerte?
ELÍAS. Sin duda. Aquellos que en los últimos días vivan en medio del peligro y la maldad, y sin embargo se mantengan sin mancha alguna, experimentando una verdadera comunión con Dios, cuando el Salvador vuelva en majestad serán arrebatados al cielo sin conocer la muerte.
TV. Elías, gracias por concedernos esta entrevista.
ELÍAS. Gracias a ti por tenerme en cuenta. (Cuando sale, se despide con la mano de todos.)
TV. Ahora vamos a conversar con una mujer que fue muy especial entre todas las mujeres. En ella se cumplió una de la profecías más esperadas por los judíos. ¿Sabes quién es?
CHICO. Sí, creo...
TV. Bueno, ya la presento yo: Con todos nosotros María, la madre de Jesús.
MARÍA. ¡Buenos días!
TV. Buenos días, María. Ahora te voy a hacerte unas preguntas para poder conocerte un poco. ¿Cómo te sentiste cuánto el ángel te dijo que ibas a ser la madre del Mesías?
MARÍA. Fue muy gran honor, no me lo esperaba ¿Qué había hecho yo para ser la madre del Salvador?
TV. Sin lugar a duda fue una gran sorpresa para ti. Pero, ¿cómo era tu vida antes de la buena nueva?
MARÍA. Yo no había conocido hombre aún, en esa época hasta se pensaban las mujeres que yo no sería madre jamás.
TV. ¿Y tu relación con José?
MARÍA. José fue un gran apoyo para mí, y fue fiel a Dios en el cometido que habíamos tenido el privilegio de vivir. Su vida fue muy importante para la educación de Jesús.
TV. Cuéntanos: ¿Cómo era Jesús?
MARÍA. Aun con mi educación imperfecta, él fue muy fiel a su Amor por el Padre Celestial... Le encantaba estar en el templo, leer los libros de la biblia... Le gustaba estar preparado para ayudar a todos.
TV. Me gustaría hacerte una pregunta que es algo delicada... ¿Cómo viviste la crucifixión de tu hijo?
MARÍA. Hummm. Cómo madre es muy difícil ver sufrir a tu hijo. Para mí era muy incompresible verle morir siendo él Santo y puro. Mi hijo murió por todos. Él fue bueno hasta la cruz; ahora sé que su vida fue una eterna preparación para ese día, para que su fe no faltase, para que se cumpliese la profecía.
TV. Vaya. Gracias, María, por este testimonio. ¡Gracias por estar hoy con nosotros!
MARÍA. De nada, solo una última cosa: Quiero pedirte un favor (dirigiéndose al chico.) Haz que su muerte valga la pena. Él murió por ti. (Se levanta y se despide de todos.)
TV. Al igual que todas estas personas, tú también puede tener una transformación en tu vida, puedes ser un ejemplo para las personas que te rodean, llevando el mensaje de amor y esperanza a todas las personas que lo necesitan.
CHICO. Dios te ha utilizado como instrumento para que me pueda dar cuenta que estaba perdiendo todo mi tiempo dañando mi mente con programas que no me podían llenar mi vida espiritual. Hoy quiero ser un instrumento y me pongo en manos de Dios.
(Se levanta y coge la Biblia que estaba olvidada y lee: Efesios 2:10 y dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”)
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