¿DÓNDE ESTÁ DIOS CUANDO DIOS NO ESTÁ?
Jorge Weishein
PERSONAJES
RELATOR
SATANÁS
DIOS
JOB
MUJER
BILDAD
ELIFAZ
SOFAR
ELIHÚ
RELATOR. ¡Qué pregunta! ¿No? ¡Y sí, uno se pregunta tantas cosas! Tener fe implica tener preguntas. A veces, son preguntas no más. A veces, no. A mí me impacta tremendamente la historia de Job. ¿La conoces? Job se hizo tantas preguntas y luchó tanto desde su fe que pasó a la historia como modelo para muchos creyentes, especialmente, en esos tiempos cuando se necesita a Dios con toda el alma y pareciera que no hay manera de encontrarse con Él.
La historia en realidad empieza con una discusión entre Dios y Satanás porque Dios habla bien de Job, de lo bueno que es y de lo bien que le va.
Pero Satanás mete cizaña y le dice:
SATANÁS. ¡Y sí, si vivís protegiéndolo, le va bien y, por eso, cree en vos! Quítale todo lo que tiene y vas a ver que hace todo por interés no más.
RELATOR. ¡Dios accede a la apuesta! Dios hace que Job pierda todo. ¡Hasta mueren los hijos! ¡Y Job, cuando se entera de todo, bendice a Dios! Dios vuelve a hablar con Satanás…
DIOS. ¿Viste qué bueno que es Job?
SATANÁS. ¡Pero qué va a ser bueno! ¡Déjalo en la calle! ¡Deja que se enferme! ¿Sabes a dónde te va a mandar?
RELATOR. La mujer discute con Job…
MUJER. ¡Pero mándalo a Dios a freír churros y muérete de una vez!
JOB. ¡Pero qué decís! ¡Estás diciendo pavadas! Si aceptamos las cosas buenas de Dios, entonces, hay que aprender a aceptar las cosas malas también.
RELATOR. Resulta que los amigos de Job se enteran de sus desgracias y vienen tres a visitarlo: Elifaz, Bildad y Sofar. ¡Amigos de verdad, eh! Los tres muy religiosos, pero el problema es que cada uno trata de empezar a buscar una explicación para poder entender semejante situación. Todo esto después de unos días porque al principio estaban tan choqueados que no podían ni hablar. Y como suele pasar en estos casos, se metieron en flor de berenjenal porque, al final, en vez de arreglarla la embarraron más todavía. El problema es que empiezan a juzgar a Job.
ELIFAZ. (Lo trata de consolar.) ¡Job, por algo será! ¡Algo habrás hecho! Seguro que hiciste algo mal y Dios te castigó. Fíjate. ¡Entrega tu vida al Señor, y Dios te va a bendecir!
JOB. Mira, yo no soy quién para juzgar a Dios, pero Él no me puede hacer esto. ¡Esto es una desgracia! ¡Mira cómo estoy! ¿Acaso yo nací para sufrir? ¡Esto no es vida!
BILDAD. Mira, Dios sabe lo que hace. Hay que aprender a aguantárselas. Si Dios lo quiso, por algo será. La sabiduría de Dios es profunda. Además, vos sabes: ¡El que las hace, las paga!”
JOB. Bueno, está bien. ¿Pero yo qué hice? Si hice algo malo, está bien. Pero, ¡yo no hice nada! ¡Si Dios me castiga quiero saber por qué! ¡Dios es injusto!
RELATOR. Job no duda de la enorme sabiduría de Dios, pero él siente que Dios le pega y esconde la mano.
JOB. (A Dios.) ¿Quieres probar mi fe? Bueno, pruébame. A ver. ¡Dale!
SOFAR. Mira, lo que pasa es que vos no entiendes nada. ¿Qué vas a hacer? Es así. Vos no puedes entender todo. Él ve cosas que vos no puedes ver.
JOB. (Se enoja con sus amigos.) ¡Que se ponen a defender a Dios! ¿Quién los mandó a ustedes? ¡Déjenme en paz!
RELATOR. Ahora él se pone a discutir con Dios.
JOB. Yo sé que la vida es pasajera. Hoy estamos. Mañana no estamos.
ELIFAZ. (Lo interrumpe y se vuelve a meter.) ¿Cómo te vas a enojar así con Dios? Nadie es perfecto. Todos somos pecadores. ¿Quién te crees que sos?
JOB. Sí, claro. Hablar es fácil. Yo en el lugar de ustedes también me llenaría la boca hablando. ¡Pero el que sufre soy yo!
BILDAD. No te pongas así. No ves que es peor. El que siembra vientos cosecha tormentas.
JOB. (Harto.) ¡Pero, por qué no me dejan en paz de una vez! ¿Si el problema es conmigo qué tenía que ver mi familia?
SOFAR. (Alterado.) ¡Qué soberbia! ¿Sabés cómo vas a terminar vos? ¡Lo único que estás haciendo es empeorar las cosas!
JOB. ¡Pero qué decís! ¿Cuántos viven lo más bien y son unos sinvergüenzas? ¿Cuánta gente buena no progresa nunca en su vida? Al final, terminan todos en un pedazo de tierra y se lo comen los gusanos. ¿De qué justicia me estás hablando?
ELIFAZ. (Insiste.) Job, dí la verdad. Acepta que te equivocaste. Mírate. Fíjate quien sos y acepta que Dios tiene razón. ¡Si vos te arrepentís, Dios te va a perdonar!
JOB. Pero, ¿de qué Dios me estás hablando? Mira todo lo que pasa. Este mundo es un desastre. Fíjate cómo se abusan de los pobres. Esta es la misma historia de siempre. ¿Qué? ¿Me vas a decir que no es así?
BILDAD. Job, ¿acaso es una novedad la maldad de las personas? Pero el poder de Dios no tiene comparación. ¡Dios es más fuerte!
JOB. No. No es así. Dios sabe perfectamente que soy inocente. ¡Yo no tengo que sufrir así como estoy sufriendo!
SOFAR. Está bien. Los ricos y poderosos hacen lo que quieren, cómo, cuándo y con quién quieren pero, ¿cómo viven? Preocupados y angustiados. ¿Eso es vida? ¡Cuando se mueren igual no se llevan nada!
RELATOR. Job sabe que vivir sabiamente es mucho más que poder disfrutar lo que se tiene. Sabiduría es tener fe en Dios y vivir con respeto por la vida sin hacer daño a nadie.
Job empieza a hacer memoria: “Pensar que a mí me iba bien, todo el mundo me saludaba, la gente me respetaba, yo vivía contento, ayudaba a la gente. Jamás me imaginé tener que pasar una cosa así. La gente se me mata de risa. ¡Hasta los huesos me duelen! Siempre fui honesto. Siempre fui fiel a mi mujer. Al que lo pude ayudar lo ayudé sin pedirle nada. No me río del mal ajeno. Nunca me fié en la plata. Nunca oculté mis errores. ¿En qué me equivoqué?
RELATOR. Elihú, un muchacho, vecino de Job, estaba escuchando la conversación hacía rato. Cuando los tres amigos se dan cuenta que Job está convencido de que es inocente se callan.
ELIHÚ. (Se para enojado.) ¡No lo puedo creer! Perdón que me meta pero… ¡esto no puede quedar así!
Primero: ¡Pensé que como ustedes ya tienen sus buenos años iban a poder explicarle a Job como son las cosas, pero me doy cuenta que al final con tantos años no saben nada! En la vida hay que sufrir para aprender a valorar las cosas. ¡El sufrimiento te enseña a vivir! El sufrimiento te enseña a conocer a Dios.
Segundo: Dios es justo. Dios no es injusto. ¡Dios no mira para otro lado ante las injusticias!
Tercero: Dios no escucha a los soberbios que hablan por hablar. Job, ¿cómo es posible que pretendas ser tan justo como Dios? Además, ¿quién sos vos para no tener que sufrir?
Cuarto: El sufrimiento prepara a las personas para escuchar a Dios. Las personas que no tienen interés en Dios sufren en vano. Pero aquellos creyentes que creen en Dios y lo escuchan son bendecidos por Dios. Dios es maravilloso. Dios es todopoderoso y justo. ¡Jamás hace daño a nadie! ¡Esta es la razón por la que tanta gente cree en Dios!
RELATOR. Cuando la discusión pareciera que se cierra, cuando ya nadie tiene más nada que decir, Dios habla.
DIOS. Pero, ¿quién te crees que sos vos para venir a juzgarme a mí acusándome con todas esas cosas sin sentido? Prepárate porque ahora el que va a tener que escuchar sos vos. ¿Quién te crees que creó todo lo que existe en todo el planeta y el universo? ¿Quién te crees que recorre la tierra de una punta a la otra y desde el cielo hasta sus entrañas cada día? ¿Quién te crees que organiza toda la creación para que la vida del mundo se sostenga? ¿Quién te crees que garantiza la vida de todos los animales sobre la tierra? ¿Acaso es tu sabiduría la que se encarga de que todo el mundo tenga vida?”
RELATOR. Job se queda sin palabras.
JOB. ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué soy yo comparado con vos? ¡Nada!
DIOS. ¿Qué? ¿No vas a seguir acusándome? A ver muéstrame cuánta bronca tienes. ¡Dale! ¿Por qué no salís a matar a todos los que se burlan de vos? ¿Acaso no tienes la fuerza suficiente? Dos ejemplos te doy: Mira la tranquilidad y la confianza con que come el hipopótamo en la orilla de la laguna y no hay nada que lo ponga nervioso. Fíjate en la coraza impenetrable del cocodrilo y la ferocidad con que nada por el río.
JOB. (Reflexiona.) Está bien. Es cierto, la verdad que pensé que te conocía pero la verdad que apenas sabía algunas cosas de vos. Ahora recién me puedo dar cuenta de cuántas maravillas en el mundo muestran tu sabiduría. Tienes razón. Perdóname.
DIOS. (A los amigos de Job.) Ustedes que no fueron capaces de hablar bien de mí como lo hizo Job vayan a arrepentirse. Job va a interceder por ustedes, yo voy a escuchar su oración y los voy a perdonar porque le tengo mucho aprecio a Job.
RELATOR. Dios le restituyó a Job varias veces más todo lo que tenía en bienes y animales, también le restituyó una vida de familia, hijas hermosas y varios hijos varones, y sobre todo, Dios le dio muchísimos años de vida para disfrutar de todas sus bendiciones. ¿Qué historia, no? ¿Dónde está Dios cuando Dios no está? Dios está en la sabiduría que nos permite seguir viviendo cada día en la confianza de que Dios es el único dueño de la vida y siempre bendice a quien confía en él aún sin entender jamás la profundidad de la voluntad de Dios que organiza la vida en el mundo. Que en esta lucha de Job con sus amigos y en su discusión con Dios encontremos pistas para enfrentar desde la fe tantas preguntas que surgen en tantos momentos de nuestra vida. Amén.
RELATOR
SATANÁS
DIOS
JOB
MUJER
BILDAD
ELIFAZ
SOFAR
ELIHÚ
RELATOR. ¡Qué pregunta! ¿No? ¡Y sí, uno se pregunta tantas cosas! Tener fe implica tener preguntas. A veces, son preguntas no más. A veces, no. A mí me impacta tremendamente la historia de Job. ¿La conoces? Job se hizo tantas preguntas y luchó tanto desde su fe que pasó a la historia como modelo para muchos creyentes, especialmente, en esos tiempos cuando se necesita a Dios con toda el alma y pareciera que no hay manera de encontrarse con Él.
La historia en realidad empieza con una discusión entre Dios y Satanás porque Dios habla bien de Job, de lo bueno que es y de lo bien que le va.
Pero Satanás mete cizaña y le dice:
SATANÁS. ¡Y sí, si vivís protegiéndolo, le va bien y, por eso, cree en vos! Quítale todo lo que tiene y vas a ver que hace todo por interés no más.
RELATOR. ¡Dios accede a la apuesta! Dios hace que Job pierda todo. ¡Hasta mueren los hijos! ¡Y Job, cuando se entera de todo, bendice a Dios! Dios vuelve a hablar con Satanás…
DIOS. ¿Viste qué bueno que es Job?
SATANÁS. ¡Pero qué va a ser bueno! ¡Déjalo en la calle! ¡Deja que se enferme! ¿Sabes a dónde te va a mandar?
RELATOR. La mujer discute con Job…
MUJER. ¡Pero mándalo a Dios a freír churros y muérete de una vez!
JOB. ¡Pero qué decís! ¡Estás diciendo pavadas! Si aceptamos las cosas buenas de Dios, entonces, hay que aprender a aceptar las cosas malas también.
RELATOR. Resulta que los amigos de Job se enteran de sus desgracias y vienen tres a visitarlo: Elifaz, Bildad y Sofar. ¡Amigos de verdad, eh! Los tres muy religiosos, pero el problema es que cada uno trata de empezar a buscar una explicación para poder entender semejante situación. Todo esto después de unos días porque al principio estaban tan choqueados que no podían ni hablar. Y como suele pasar en estos casos, se metieron en flor de berenjenal porque, al final, en vez de arreglarla la embarraron más todavía. El problema es que empiezan a juzgar a Job.
ELIFAZ. (Lo trata de consolar.) ¡Job, por algo será! ¡Algo habrás hecho! Seguro que hiciste algo mal y Dios te castigó. Fíjate. ¡Entrega tu vida al Señor, y Dios te va a bendecir!
JOB. Mira, yo no soy quién para juzgar a Dios, pero Él no me puede hacer esto. ¡Esto es una desgracia! ¡Mira cómo estoy! ¿Acaso yo nací para sufrir? ¡Esto no es vida!
BILDAD. Mira, Dios sabe lo que hace. Hay que aprender a aguantárselas. Si Dios lo quiso, por algo será. La sabiduría de Dios es profunda. Además, vos sabes: ¡El que las hace, las paga!”
JOB. Bueno, está bien. ¿Pero yo qué hice? Si hice algo malo, está bien. Pero, ¡yo no hice nada! ¡Si Dios me castiga quiero saber por qué! ¡Dios es injusto!
RELATOR. Job no duda de la enorme sabiduría de Dios, pero él siente que Dios le pega y esconde la mano.
JOB. (A Dios.) ¿Quieres probar mi fe? Bueno, pruébame. A ver. ¡Dale!
SOFAR. Mira, lo que pasa es que vos no entiendes nada. ¿Qué vas a hacer? Es así. Vos no puedes entender todo. Él ve cosas que vos no puedes ver.
JOB. (Se enoja con sus amigos.) ¡Que se ponen a defender a Dios! ¿Quién los mandó a ustedes? ¡Déjenme en paz!
RELATOR. Ahora él se pone a discutir con Dios.
JOB. Yo sé que la vida es pasajera. Hoy estamos. Mañana no estamos.
ELIFAZ. (Lo interrumpe y se vuelve a meter.) ¿Cómo te vas a enojar así con Dios? Nadie es perfecto. Todos somos pecadores. ¿Quién te crees que sos?
JOB. Sí, claro. Hablar es fácil. Yo en el lugar de ustedes también me llenaría la boca hablando. ¡Pero el que sufre soy yo!
BILDAD. No te pongas así. No ves que es peor. El que siembra vientos cosecha tormentas.
JOB. (Harto.) ¡Pero, por qué no me dejan en paz de una vez! ¿Si el problema es conmigo qué tenía que ver mi familia?
SOFAR. (Alterado.) ¡Qué soberbia! ¿Sabés cómo vas a terminar vos? ¡Lo único que estás haciendo es empeorar las cosas!
JOB. ¡Pero qué decís! ¿Cuántos viven lo más bien y son unos sinvergüenzas? ¿Cuánta gente buena no progresa nunca en su vida? Al final, terminan todos en un pedazo de tierra y se lo comen los gusanos. ¿De qué justicia me estás hablando?
ELIFAZ. (Insiste.) Job, dí la verdad. Acepta que te equivocaste. Mírate. Fíjate quien sos y acepta que Dios tiene razón. ¡Si vos te arrepentís, Dios te va a perdonar!
JOB. Pero, ¿de qué Dios me estás hablando? Mira todo lo que pasa. Este mundo es un desastre. Fíjate cómo se abusan de los pobres. Esta es la misma historia de siempre. ¿Qué? ¿Me vas a decir que no es así?
BILDAD. Job, ¿acaso es una novedad la maldad de las personas? Pero el poder de Dios no tiene comparación. ¡Dios es más fuerte!
JOB. No. No es así. Dios sabe perfectamente que soy inocente. ¡Yo no tengo que sufrir así como estoy sufriendo!
SOFAR. Está bien. Los ricos y poderosos hacen lo que quieren, cómo, cuándo y con quién quieren pero, ¿cómo viven? Preocupados y angustiados. ¿Eso es vida? ¡Cuando se mueren igual no se llevan nada!
RELATOR. Job sabe que vivir sabiamente es mucho más que poder disfrutar lo que se tiene. Sabiduría es tener fe en Dios y vivir con respeto por la vida sin hacer daño a nadie.
Job empieza a hacer memoria: “Pensar que a mí me iba bien, todo el mundo me saludaba, la gente me respetaba, yo vivía contento, ayudaba a la gente. Jamás me imaginé tener que pasar una cosa así. La gente se me mata de risa. ¡Hasta los huesos me duelen! Siempre fui honesto. Siempre fui fiel a mi mujer. Al que lo pude ayudar lo ayudé sin pedirle nada. No me río del mal ajeno. Nunca me fié en la plata. Nunca oculté mis errores. ¿En qué me equivoqué?
RELATOR. Elihú, un muchacho, vecino de Job, estaba escuchando la conversación hacía rato. Cuando los tres amigos se dan cuenta que Job está convencido de que es inocente se callan.
ELIHÚ. (Se para enojado.) ¡No lo puedo creer! Perdón que me meta pero… ¡esto no puede quedar así!
Primero: ¡Pensé que como ustedes ya tienen sus buenos años iban a poder explicarle a Job como son las cosas, pero me doy cuenta que al final con tantos años no saben nada! En la vida hay que sufrir para aprender a valorar las cosas. ¡El sufrimiento te enseña a vivir! El sufrimiento te enseña a conocer a Dios.
Segundo: Dios es justo. Dios no es injusto. ¡Dios no mira para otro lado ante las injusticias!
Tercero: Dios no escucha a los soberbios que hablan por hablar. Job, ¿cómo es posible que pretendas ser tan justo como Dios? Además, ¿quién sos vos para no tener que sufrir?
Cuarto: El sufrimiento prepara a las personas para escuchar a Dios. Las personas que no tienen interés en Dios sufren en vano. Pero aquellos creyentes que creen en Dios y lo escuchan son bendecidos por Dios. Dios es maravilloso. Dios es todopoderoso y justo. ¡Jamás hace daño a nadie! ¡Esta es la razón por la que tanta gente cree en Dios!
RELATOR. Cuando la discusión pareciera que se cierra, cuando ya nadie tiene más nada que decir, Dios habla.
DIOS. Pero, ¿quién te crees que sos vos para venir a juzgarme a mí acusándome con todas esas cosas sin sentido? Prepárate porque ahora el que va a tener que escuchar sos vos. ¿Quién te crees que creó todo lo que existe en todo el planeta y el universo? ¿Quién te crees que recorre la tierra de una punta a la otra y desde el cielo hasta sus entrañas cada día? ¿Quién te crees que organiza toda la creación para que la vida del mundo se sostenga? ¿Quién te crees que garantiza la vida de todos los animales sobre la tierra? ¿Acaso es tu sabiduría la que se encarga de que todo el mundo tenga vida?”
RELATOR. Job se queda sin palabras.
JOB. ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué soy yo comparado con vos? ¡Nada!
DIOS. ¿Qué? ¿No vas a seguir acusándome? A ver muéstrame cuánta bronca tienes. ¡Dale! ¿Por qué no salís a matar a todos los que se burlan de vos? ¿Acaso no tienes la fuerza suficiente? Dos ejemplos te doy: Mira la tranquilidad y la confianza con que come el hipopótamo en la orilla de la laguna y no hay nada que lo ponga nervioso. Fíjate en la coraza impenetrable del cocodrilo y la ferocidad con que nada por el río.
JOB. (Reflexiona.) Está bien. Es cierto, la verdad que pensé que te conocía pero la verdad que apenas sabía algunas cosas de vos. Ahora recién me puedo dar cuenta de cuántas maravillas en el mundo muestran tu sabiduría. Tienes razón. Perdóname.
DIOS. (A los amigos de Job.) Ustedes que no fueron capaces de hablar bien de mí como lo hizo Job vayan a arrepentirse. Job va a interceder por ustedes, yo voy a escuchar su oración y los voy a perdonar porque le tengo mucho aprecio a Job.
RELATOR. Dios le restituyó a Job varias veces más todo lo que tenía en bienes y animales, también le restituyó una vida de familia, hijas hermosas y varios hijos varones, y sobre todo, Dios le dio muchísimos años de vida para disfrutar de todas sus bendiciones. ¿Qué historia, no? ¿Dónde está Dios cuando Dios no está? Dios está en la sabiduría que nos permite seguir viviendo cada día en la confianza de que Dios es el único dueño de la vida y siempre bendice a quien confía en él aún sin entender jamás la profundidad de la voluntad de Dios que organiza la vida en el mundo. Que en esta lucha de Job con sus amigos y en su discusión con Dios encontremos pistas para enfrentar desde la fe tantas preguntas que surgen en tantos momentos de nuestra vida. Amén.
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