LA REINA ESTER
©Escrito por Karen Guerra
PERSONAJES
ABUELO
NIÑA
NARRADOR
ESTER
REY ASUERO
MARDOQUEO
SOLDADO 1
SOLDADO 2
SOLDADO 3
SOLDADO 4
PADRE 1
PADRE 2
PADRE 3
MUCHACHA 1
MUCHACHA 2
MUCHACHA 3
MUCHACHA 4
CIUDADANO
SIERVO HEGAI
ESCENA
1
(Una niña se encuentra con su abuelo pidiéndole que le
cuente una historia.)
NIÑA.
Abuelito, quiero que me cuentes otra historia.
ABUELO.
¿Otra? Pero si ya te he contado muchas…
NIÑA.
Sí, pero yo quiero otra, por fis…
ABUELO. Bueno, te voy a contar una historia más. Es
acerca de una reina muy hermosa. Ella vivió hace mucho tiempo atrás en un reino
muy grande, su nombre fue Ester.
ESCENA
2
(El rey manda que se dé el anuncio de que todas las
jóvenes se reúnan. Los soldados buscan entre las bancas a las doncellas. Hay un retroceso.)
SOLDADO
1. Señoras y señores, niños y niñas, habitantes de Susa y de todas las
provincias del gran imperio Persa. La gran y única reina manda que todos los jóvenes atractivos se
presenten a su palacio inmediatamente y de entre todos ellos se elegirá al
nuevo rey… (Con voz de anuncio y algún sonido de trompetas.)
SOLDADO
2. Vamos, muchachos, la orden es clara: traer a todos los hombres apuestos que
encontremos.
(Los otros soldados no tan convencidos, empiezan a buscar
entre la gente y hacen expresiones como de enojados por la orden.)
NIÑA.
Abuelito, ¿no era una reina que andaban buscando?
ABUELO.
¿Una reina? Sí, era una reina la que buscaban.
NIÑA.
Sí, pero dijiste que mandaron a buscar por todo el reino a muchachos…
ABUELO.
¿Y cómo es?
NIÑA.
Muchachas, mandaron a buscar muchachas, abuelito…
ABUELO.
¿Y yo qué dije?
NIÑA.
¡Ay, abuelito! Me estás molestando, mejor sigue con la historia.
ABUELO.
¡Ja, ja, ja! Sí, mejor sigamos con la historia, pero entonces regresemos al
principio.
(Se hace la regresión; regresan los soldados.)
SOLDADO
1. Señoras y señores, niños y niñas, habitantes de Susa y de todas las
provincias del gran imperio Persa. El gran y único rey Asuero manda que todas
las jóvenes hermosas se presenten a su palacio inmediatamente y de entre todas
las doncellas se elegirá a la nueva reina… (Con
voz de anuncio y algún sonido de trompetas.)
NARRADOR.
Los soldados se apresuraron a cumplir la orden del rey y fueron de pueblo en
pueblo buscando a muchachas bonitas, para llevarlas ante el rey.
SOLDADO
2. Señor, deberá entregarme a su hija; por orden del rey ella debe presentarse
al palacio.
PADRE
1. Será un honor para mí enviar a mi hija al palacio.
MUCHACHA
1. Padre, yo no quiero ir, nunca los volveré a ver, no me importan todas las
riquezas, yo no quiero ir, no dejes que me lleven.
PADRE
1. Lo siento, hija, es una orden del rey y debemos cumplirla; debemos sentirnos
orgullosos de que se te tome en cuenta.
(El Soldado 2 se la lleva.)
PADRE
2. ¡Soldado, soldado! Aquí le traigo a mi hija: la mujer más hermosa de todo el
reino; no hay quién se le compare.
SOLDADO
3. Muy bien, señor, entréguela (la agarra
del brazo bruscamente.)
MUCHACHA
2. ¡Huy…! Pero, soldado igualado, tráteme con respeto, mire que voy a ser su
próxima reina.
SOLDADO
3. Sí, sí claro, andando, ¡camine!
MUCHACHA
2. ¡Huy, no! ¿Cómo es posible? ¿Dónde está el carruaje?
SOLDADO
3. ¡Ja, ja, ja! (Risa burlona.) ¡Camine,
su majestad!
(Él se inclina y ella, de mala manera, camina.)
CIUDADANO.
Mire, soldado, ¿usted anda en busca de muchachas hermosas? Yo le tengo la
mejor. Es la más linda de esta provincia. ¡Uhhhh! No se la imagina, aquí, entre
nos: 90–60–90, ¡perfecta!
SOLDADO
1. ¿De veras? Pues, ¿dónde la encuentro? Me la llevo de una vez, lo mejor para
el rey.
(Le entregan a la Muchacha 4, el soldado la puede ver de
arriba abajo y se la lleva.)
SOLDADO
4. Mire, señor, no gana nada con
negarse, es una orden del rey y quiera o no, yo me llevo en este instante a su
hija. Piense en todo lo que va a tener.
PADRE
3. A mí no me importa eso señor, por
favor, no se la lleve.
MUCHACHA
3. Tenga compasión, no me lleve, por
favor.
SOLDADO
4. Andando, andando…
(La agarra a la fuerza, mientras ella forcejea un poco
con él y llora. Todos los soldados llevan a las muchachas al “palacio” con
Hegai.)
ESCENA
3
(Ester y Mardoqueo hablan en
la casa. Comentan del edicto que se ha mandado a proclamar. Un soldado llega a buscarla.)
NARRADOR. Esa fue la orden del rey Asuero. Debía
elegir una nueva esposa. (Pausa.) Pero,
allá en Susa, la capital del reino, en una casita, muy cerca del palacio, vivía
Hadasa, una hermosa jovencita con muchas cualidades y virtudes.
ESTER.
Primo Mardoqueo, ¿escuchaste a ese soldado diciendo que andan buscando mujeres
hermosas? Ya quiero ver ese desfile, ¿te imaginas ver todas esas hermosas damas
extravagantes y muy ricas? Seguramente será un gran espectáculo.
MARDOQUEO.
Sí, Hadasa, ¿y sabes qué? Yo creo que tú podrías concursar también.
ESTER.
¡Ja, ja, ja! ¿Yo? ¡Jamás! ¿Cómo se te ocurre? ¡Competir contra todas esas
muchachas tan bonitas…!
MARDOQUEO.
Mi primita hermosa, has llegado a ser mi hija, mi princesa, y ahora que ya eres
grande estoy seguro de que Dios tiene un gran plan para tu vida.
ESTER.
¡Ja, ja, ja! No creo, primo Mardoqueo, yo solo soy una muchacha más y no creo
que pueda llegar a hacer algo muy grande.
SOLDADO
1. Todas las doncellas deben asistir al palacio del rey, allí se elegirá a la
nueva reina.
MARDOQUEO.
(Admirado.) ¿Oíste, mi niña? Eso es,
tú serás la reina, eres hermosa y Dios está contigo.
ESTER.
¡Ja, ja, ja! ¿Te imaginas? ¿Yo? ¿Reina? No, Mardoqueo, eso es imposible.
MARDOQUEO.
Prométeme que si vienen por ti nunca dirás que eres judía; es más, dirás que tu
nombre es Ester.
ESTER.
¿Ester? ¿Y qué significa ese nombre?
MARDOQUEO.
Significa “estrella”. Estoy seguro de que Dios quiere que brilles por él.
(Tocan a la puerta.)
SOLDADO
4. (Solo se oye su voz.) Sabemos que
aquí vive una joven.
MARDOQUEO.
(Abre la puerta.) ¿Sí señor? Dígame.
SOLDADO
4. Nos han informado de que aquí vive una jovencita y debe obedecer el mandato
del rey.
NARRADOR.
Ester se puso un poco triste porque no se quería separar de su primo Mardoqueo,
a quien amaba mucho. Mardoqueo la animó y le aseguró que todo iba a salir bien.
ESCENA
4
(Ester sale con el soldado y la lleva al palacio, donde se encuentra con
las otras muchachas.)
NARRADOR. Con un poco de dolor se despidieron.
(Se ven varias a jóvenes y un hombre enseñándoles
diversos artículos de belleza.)
NARRADOR.
Ester llegó a su nueva casa y empezaron los tratamientos de belleza: perfumes,
cremas, vestidos, telas, fragancias…
MUCHACHA
1. ¡Hum! Bueno, ya que estoy aquí, yo quiero lo mejor de las joyas.
MUCHACHA
2. ¡Hum! Yo quiero que me den los mejores perfumes: yo merezco lo mejor.
MUCHACHA
3. (Triste, llorando.) Yo lo único
que quiero es regresar a mi casa con mis padres: este lugar no es para mí.
MUCHACHA
4. Yo también quiero irme, tengo miedo de lo que nos pueda pasar.
(Otras se contagian y se ponen tristes. Ester llega y
pone expresión de compasión. Mientras tanto, Hegai, siempre está viéndolas con
asombro y curiosidad.)
ESTER.
No, no, muchachas, no estén tristes. Yo tampoco estoy muy convencida de estar
aquí, pero yo creo que Dios tiene algo especial para nosotras.
MUCHACHA
1. ¿Dios?
ESTER.
Sí, yo tengo un Dios, es el que creó el cielo y la tierra y Él siempre cuida de
mí, y también las está cuidando a ustedes. No estén tristes.
(Se limpian las lágrimas y se ven una a la otra.)
ESTER.
Miren, ¿por qué no disfrutamos de lo que estamos viviendo? (A la Muchacha 1) Mira, ¡qué hermoso velo! Combina con tus ojos… (A la Muchacha 2) Y a ti, esta crema te
va a encantar…
(Las anima y les pasa cosas. Todas sonríen y salen
felices.)
ESCENA
5
(El concurso ha llegado. Cada dama va a desfilar frente
al rey y sus cortesanos.)
NARRADOR.
Ester era diferente, no había duda. Hegai, el hombre que las cuidaba, vio que era una jovencita con muchas
cualidades hermosas, y se dedicó a ayudarla. Le enseñó a comportarse ante el
rey y cómo lucir más hermosa….
Llegó el día del concurso de belleza. Todos estaban esperando ver a esas
hermosas jóvenes, y saber a quién elegiría el rey como la nueva reina de ese
gran imperio.
SOLDADO
1. ¡Atenciónnnnn! Su Majestad, ¡las jóvenes doncellas están listas para pasar!
REY
ASUERO. (Sentado en el trono.) Que
pasen… (Da la señal con la mano.)
(Música como de trompetas.)
(Las muchachas se pelean por ir primero y Ester se queda
la última.)
SOLDADO
1. Desde la India le presentamos a Ranji (la
muchacha 3) hermosa joven de una
familia muy prestigiosa. (Pasa saludando y haciéndose la linda. Es
una joven orgullosa.)
Desde
Malasia nos deleitamos en presentarle a Maresha (la muchacha 4), utilizando los mejores velos del reino
NARRADOR.
Y así fueron desfilando todas las jóvenes. El rey estaba analizando a cada joven
cuando de repente, sus ojos se enfocaron en una dama. (Ester no ha pasado, ni otras damas, nos preparamos para el segundo retroceso.)
REY
ASUERO. La encontré. Elijo a Lamya de la provincia del Líbano.
NIÑA.
Abuelito, ¿cómo es posible que el rey elija a otra?
ABUELO. Bueno, esa le gustó al rey.
NIÑA.
Pero, no puede ser posible, ¡Ester debe ser la reina! La historia se trata de
ella… (Se dirige a los niños y al público.)
¡Mis amigos! ¿También creen que es Ester, verdad?
ABUELO.
(Dirigiéndose a los niños y al público.) ¿A quién eligió el rey?
(Se espera que la iglesia responda: “¡A Ester!”.)
NIÑA.
¿Ya viste? ¡Ay, abuelito! Yo creo que ya se te están olvidando las historias…
ABUELO.
Yo creo que sí pero, ¡qué bueno que te tengo a ti! Retrocedamos la historia entonces…
NARRADOR. Y así fueron desfilando todas las jóvenes. El
rey estaba analizando a cada joven cuando, de repente, sus ojos se enfocaron en
la última de las doncellas: era Ester. El rey ni siquiera escuchó el nombre, ni
de dónde venía la joven. Ester iluminaba
el salón con su humildad y belleza sencilla. (Ester camina con la cabeza en alto, pero de una manera muy modesta y
tranquila.)
(El Rey Asuero se levanta de su trono con una sonrisa en
sus labios, admirado por la joven. Le extiende el cetro de oro.)
ESTER.
(Toca el cetro y hace reverencia.) Su
majestad.
REY
ASUERO. ¿Cuál es tu nombre?
ESTER.
(Con actitud humilde.) Mi señor: mi
nombre es Ester.
REY
ASUERO. Ester, Ester... Memucán, trae la corona, he encontrado a mi reina.
(Ester admirada sonríe, las otras la miran con envidia y
todos alrededor admirados.)
ESCENA
6
(Mardoqueo envía el mensaje a Ester de que el pueblo
judío está en peligro. Todos se dedican a orar y ayunar.)
NARRADOR. Aquella jovencita judía era ahora la reina de
todo aquel imperio tan enorme. El rey la respetaba mucho y amaba cada una de
sus cualidades. Sin embargo, un día algo malo sucedió. Un hombre que no amaba a
Dios mandó matar a todos los judíos.
NIÑA.
(Asustada.) ¡No puede ser…! ¡Abuelito!
¡Ester era judía!
ABUELO.
Sí, hijita, así que ahora ella debía salvar a su pueblo. Pero, ¿cómo?
SIERVO
HEGAI. Mi reina. Un mensaje de Mardoqueo.
(Ester toma el rollo, lo abre y lee.)
MARDOQUEO.
(En voz en off.) ¿Y quién sabe si
para esta hora Dios te ha hecho llegar al reino?
ESTER.
(Lo lee en silencio y pone cara de asombro.)
No puede ser posible. ¿Cómo ese hombre puede ser tan malvado y querer matar a
nuestro pueblo? Pero, pero… ¿qué puedo hacer yo? (Piensa, camina de un lado a otro como desesperada, sin saber qué hacer.)
(A un soldado.) Envíale este mensaje a Mardoqueo: “Ora tú y todos los
judíos, que yo oraré y ayunaré también con mis doncellas, y en tres días me
presentaré al rey, aun sin ser llamada, y le rogaré que no permita que nos
maten”.
SIERVO
HEGAI. (En tono de angustia.) ¡Mi
reina! ¿Qué dice? La ley es clara, cualquiera que entre al palacio sin ser
llamado, morirá.
ESTER.
No hay otra opción, tengo que intentar salvar a mi pueblo. Mardoqueo debe tener
razón, seguro Dios permitió que fuese reina para este preciso momento. (Con convicción, fuerte, tono decidido pero
con angustia.) Lo haré y si perezco, que perezca.
ESCENA
7
(Se ven dos grupos de personas orando, unos con Mardoqueo
y otros con Ester.)
NARRADOR.
Todos se unieron en oración. ¿Te imaginas? Querían matar a todo un pueblo.
Ester no podía quedarse de brazos cruzados y Dios tenía un plan especial para
ella.
NIÑA.
Y, ¿qué más, abuelito, qué más?
ABUELO.
Mi niña, presta mucha atención a la parte que viene. Es muy importante.
NARRADOR.
Llegó el día, todos estaban a la expectativa. El rey sentado en su trono
hablaba con sus ayudantes. Cuando de repente…
(Ester camina hacia el rey con la frente en alto.)
(El SOLDADO 2 saca la espada, ve al rey, a su alrededor y
hace como que va contra ella a matarla.)
(Se pueden oír voces que digan: “¿cómo se le ocurre?”, “merece
la muerte”, “es una ofensa contra el rey”, “esto va contra la ley”.)
NARRADOR.
Ester siguió caminando, todos se quedaron admirados esperando ver el momento de
su muerte ya que estaba desobedeciendo una ley.
REY
ASUERO. ¡Soldado! Guarde esa espada.
SOLDADO
2. Pero, mi rey, merece la muerte, la ley lo dice. Es una traidora.
REY
ASUERO. Yo soy el rey y la ley también dice que yo puedo extender mi cetro a
quien yo desee. (Extiende el cetro de oro.)
NARRADOR.
Dios hizo un milagro y Ester no recibió el castigo que decía la ley. El rey le
extendió el cetro y le dio permiso de hablar. Ester habló con él en un banquete
que le preparó y le rogó que no permitiera que los mataran. Los malos no se
salieron con la suya y el pueblo judío fue salvado por la valentía de Ester.
NIÑA.
¡Guau, abuelito! Esta historia me encantó. ¡Qué valiente fue Ester!
ABUELO.
Sí, hijita, fue muy valiente y obediente a Dios.
NIÑA.
Yo quiero ser así de valiente como Ester y brillar para Cristo.
FIN
NOTA
FINAL. Invitación final para preguntar a los niños cuántos más desean ser como
Ester: obedientes y brillar para Jesús. “Cada uno de ustedes son hijos del Gran
Rey del universo, por eso hoy queremos entregarles una corona para que siempre
se acuerden de la valentía de Ester y de que somos hijos del Rey. Así que los
invitamos a pasar con el rey y la reina para que les pongan una corona”. (Repartir coronas a los niños.)