20 Minutos y 4 Personajes. Dios desea llenar el corazón del ser humano pero éste no se lo permite e intenta llenar el vacío que siente con otros medios.
EL VACÍO
PERSONAJES
NARRADOR
DIOS
PACO
PANCHITA
NARRADOR. (Fuera de escena. Inicia narrando muy dramáticamente, después es el narrador amistoso.) En el principio -- bueno, después de un tiempo -- Dios creó a Paco, un hombre ordinario.
(Suben las luces a Paco en plataforma derecha. Hay un gran círculo de cartulina
negro pegado a su camisa con cinta.)
NARRADOR. Ahora Paco no era algo especial, pero Dios lo amaba igual y dijo:
DIOS. (Voz fuera de escena.) Paco, hombre ordinario, juntos podemos ser un buen equipo.
NARRADOR. Pero Paco, hombre ordinario, dijo:
PACO. No. Yo me hice a mí mismo, soy autosuficiente y soy auto controlado.
(Paco acompaña con movimientos las palabras del narrador.)
NARRADOR. Entonces Paco, el hombre ordinario, el hombre autosuficiente, orgullosamente siguió sus propios caminos. Pero, uno mismo más uno mismo sólo equivale a uno mismo. Así que, finalmente, este hombre autosuficiente se fastidió a sí mismo. Todavía más, él comenzó a notar un inconfortable vacío en su vida.
Estaba a punto de cerrar las cortinas (Paco pone su mano en la cabeza en forma de pistola) cuando escuchó una pequeña, quieta voz. Dios le estaba hablando….
DIOS. Oye, Paco, yo puedo llenarte ese vacío. ¿Qué dices?
NARRADOR. Probablemente Paco hubiera dicho que “sí”, si no hubiera pasado Panchita, una mujer ordinaria.
(Panchita entra muy elegante, a la izquierda de la plataforma. Se lanzan miradas coquetas y se enamoran. Panchita también lleva un vacío. Pero cuando se ven, ambos se arrancan los vacíos y se agarran de las manos en el centro de la plataforma.)
NARRADOR. Y usted sabe qué pasa cuando un hombre incompleto se encuentra con una mujer incompleta. Oyen campanas, cohetes explotan alrededor y sus vacíos se llenan -- por lo menos por un rato.
(Panchita y Paco se agarran de los brazos y tocan las primeras notas de la marcha nupcial.)
PACO. Yo, Paco, hombre ordinario, te tomo para ser mi legítima esposa — para tomar tus manos entre las mías desde ahora y para siempre.
PANCHITA. Yo, Panchita, mujer ordinaria, te tomo para ser mi legítimo esposo para verte los ojos desde ahora y para siempre.
NARRADOR. ¡Qué alegría! Pero dos semanas después:
PANCHITA. (Fingiendo contentamiento.) ¿Amor? Por favor, ¿podemos dejar de tomarnos de las manos? Me estás lastimando. (Se sueltan las manos.)
PACO. (Con la misma actitud de fingimiento forzado.) ¿Amor? Por favor, ¿podemos dejar de vernos los ojos? Ya me estás mareando (dejan de verse a los ojos.) Te amo, pero a la verdad...
PANCHITA. Yo sé...
PACO y PANCHITA. Se acabó la luna de miel. (De nuevo se ponen sus vacíos.)
NARRADOR. Entonces ahora, la pareja incompleta busca en otros lados algo para llenar sus vacíos. Dios, con su quieta, pequeña voz, decide intentarlo de nuevo:
(Cada uno hace ademanes de escuchar por su lado la voz de Dios, y de no hacerle caso.)
DIOS. Yo te puedo salvar de mucho dolor si me dejas encargarme de tu vacío.
NARRADOR. Pero Paco y Panchita ya estaban intentando llenar el vacío en dos formas diferentes... (Una vez más se quitan los vacíos.)
PACO. ¡El trabajo! (Comienza a hablar por un teléfono celular.)
PANCHITA. ¡Los niños! (Comienza a recoger juguetitos y ropa de bebé.)
PACO. (Con orgullo.) Voy a trabajar 12 horas al día, 5 días de la semana, y en pocos años si no falto al trabajo, voy a tener el honor de ser supervisor y podré trabajar 16 horas al día, 7 días de la semana.
PANCHITA. (Con orgullo.) Voy a pasar todo mi tiempo levantando tiraderos, cambiando pañales y viendo películas de Barny.
PACO. (Con entusiasmo.) Voy a sentirme importante.
PANCHITA. (Con entusiasmo.) Voy a saber que me necesitan.
PACO. (Sin entusiasmo.) Voy a sentirme cansado.
PANCHITA. (Sin entusiasmo.) Voy a sentirme usada.
NARRADOR. Y de nuevo escuchan una voz familiar.
DIOS. Yo puedo llenar tu vida con lo que verdaderamente es importante y útil, si me dejas...
NARRADOR. Pero Paco y Panchita ya habían encontrado una nueva solución a sus problemas: ¡Las fiestas! (Se quitan los vacíos.)
(Panchita y Paco empiezan a actuar como si tuvieran un encuentro con dos amigos imaginarios en una fiesta. Platican a la vez, Paco a la derecha de la plataforma y Panchita a la izquierda de la plataforma. Casi no tienen tiempo de hablar pero sus amigos se despiden. Solos de nuevo, Panchita y Paco esconden su desilusión diciendo frases positivas de su agitada vida social.)
PANCHITA. ¡Mis amigos me han dado un nuevo sentido de valor propio!
PACO. (De nuevo tiene una actitud de entusiasmo forzado.) ¡Mis amigos han — este… — me han dado un mejor concepto de mí mismo!
PANCHITA. (Con menos entusiasmo.) Mis amigas — no siempre me entienden.
PACO. (Con tristeza.) Y mis amigos no pueden estar conmigo las 24 horas del día.
(Se ponen de nuevo los vacíos.)
NARRADOR. ¡No cabe duda de que Dios es paciente! De nuevo les llama.
DIOS. (Alzando un poco la voz.) ¡Ejem! Te lo estoy advirtiendo. Estás corriendo por el camino equivocado, ¡entiende!
NARRADOR. Pero no, no lo entienden. Ahora ellos escogen otra diversión.
PACO y PANCHITA. ¡Deportes y diversión!
(Hacen los movimientos de diferentes deportes mientras hablan.)
PACO. El fútbol (hace movimientos del fútbol.)
PANCHITA. El volibol (hace movimientos del volibol.)
PACO. ¡Las carreras de bicicletas!
PANCHITA. ¡Correr!
(Tocan el William Tell Overture mientras que Panchita corre alrededor de Paco, quien pretende andar en bicicleta. Pronto se cansan y se tiran al piso.)
PACO. (Cansado.) Dominó.
PANCHITA. Damas chinas.
PACO. (Se dirige a Panchita.) ¿Cómo te sientes?
PANCHITA. ¡Con energía!
PACO. ¡Refrescado!
PANCHITA. Adolorida.
PACO. ¿Satisfecho? (Ellos niegan con la cabeza y van y se ponen el vacío.)
NARRADOR. Bueno, doña Panchita y don Paco hombre ordinario hicieron todo lo que podían, pero ese vacío todavía les molestaba. Y una vez más Dios intenta hablarles con su quieta, pequeña voz.
DIOS. (Muy fuerte mientras que Paco y Panchita se agarran y tiemblan.) ¡Atención! ¡Escuchen esto! Es Dios hablando a Paco y Panchita. ¿Me escuchan Paco y Panchita?
NARRADOR. Es fascinante lo claro que se escucha la voz del Señor en momentos de reflexión silenciosa.
PACO y PANCHITA. Está bien, ¿qué quieres?
DIOS. Les quiero llenar ese vacío.
PANCHITA. ¿Quieres quitar nuestro vacío? Pero es muy solemne cuando está cerca.
DIOS. Eso es porque hasta ahora no he llenado tu vacío.
PACO. ¿Por qué crees que puedes llenar este vacío tan grande?
DIOS. Porque soy un Dios grande.
PANCHITA. Pero no te necesitamos, tenemos nuestro trabajo y a los niños.
PACO. Sí.
PANCHITA. Tenemos nuestros amigos.
PACO. Sí.
PANCHITA. Tenemos los deportes y la diversión.
PACO. Sí.
PANCHITA. Tenemos nuestro matrimonio.
PACO. Sí pues, (con rendimiento) disculpa, Señor, ya es tiempo que dejemos de huir de ti.
DIOS. Eso es precisamente lo que quería oír desde el principio.
(Se acercan a un lado de la cortina donde una mano sale de lo alto y les quita los vacíos. Puede ser alguien subido en una silla o en una escalera. No sale esta persona al escenario, sólo su mano.)
NARRADOR. Entonces Dios llena el centro de las vidas de Paco y Panchita. Ahora ocupa el espacio, y cabe perfectamente.
PACO y PANCHITA. (Se abrazan, mientras se escuchan las notas de un himno y se apagan las luces.)
NARRADOR
DIOS
PACO
PANCHITA
NARRADOR. (Fuera de escena. Inicia narrando muy dramáticamente, después es el narrador amistoso.) En el principio -- bueno, después de un tiempo -- Dios creó a Paco, un hombre ordinario.
(Suben las luces a Paco en plataforma derecha. Hay un gran círculo de cartulina
negro pegado a su camisa con cinta.)
NARRADOR. Ahora Paco no era algo especial, pero Dios lo amaba igual y dijo:
DIOS. (Voz fuera de escena.) Paco, hombre ordinario, juntos podemos ser un buen equipo.
NARRADOR. Pero Paco, hombre ordinario, dijo:
PACO. No. Yo me hice a mí mismo, soy autosuficiente y soy auto controlado.
(Paco acompaña con movimientos las palabras del narrador.)
NARRADOR. Entonces Paco, el hombre ordinario, el hombre autosuficiente, orgullosamente siguió sus propios caminos. Pero, uno mismo más uno mismo sólo equivale a uno mismo. Así que, finalmente, este hombre autosuficiente se fastidió a sí mismo. Todavía más, él comenzó a notar un inconfortable vacío en su vida.
Estaba a punto de cerrar las cortinas (Paco pone su mano en la cabeza en forma de pistola) cuando escuchó una pequeña, quieta voz. Dios le estaba hablando….
DIOS. Oye, Paco, yo puedo llenarte ese vacío. ¿Qué dices?
NARRADOR. Probablemente Paco hubiera dicho que “sí”, si no hubiera pasado Panchita, una mujer ordinaria.
(Panchita entra muy elegante, a la izquierda de la plataforma. Se lanzan miradas coquetas y se enamoran. Panchita también lleva un vacío. Pero cuando se ven, ambos se arrancan los vacíos y se agarran de las manos en el centro de la plataforma.)
NARRADOR. Y usted sabe qué pasa cuando un hombre incompleto se encuentra con una mujer incompleta. Oyen campanas, cohetes explotan alrededor y sus vacíos se llenan -- por lo menos por un rato.
(Panchita y Paco se agarran de los brazos y tocan las primeras notas de la marcha nupcial.)
PACO. Yo, Paco, hombre ordinario, te tomo para ser mi legítima esposa — para tomar tus manos entre las mías desde ahora y para siempre.
PANCHITA. Yo, Panchita, mujer ordinaria, te tomo para ser mi legítimo esposo para verte los ojos desde ahora y para siempre.
NARRADOR. ¡Qué alegría! Pero dos semanas después:
PANCHITA. (Fingiendo contentamiento.) ¿Amor? Por favor, ¿podemos dejar de tomarnos de las manos? Me estás lastimando. (Se sueltan las manos.)
PACO. (Con la misma actitud de fingimiento forzado.) ¿Amor? Por favor, ¿podemos dejar de vernos los ojos? Ya me estás mareando (dejan de verse a los ojos.) Te amo, pero a la verdad...
PANCHITA. Yo sé...
PACO y PANCHITA. Se acabó la luna de miel. (De nuevo se ponen sus vacíos.)
NARRADOR. Entonces ahora, la pareja incompleta busca en otros lados algo para llenar sus vacíos. Dios, con su quieta, pequeña voz, decide intentarlo de nuevo:
(Cada uno hace ademanes de escuchar por su lado la voz de Dios, y de no hacerle caso.)
DIOS. Yo te puedo salvar de mucho dolor si me dejas encargarme de tu vacío.
NARRADOR. Pero Paco y Panchita ya estaban intentando llenar el vacío en dos formas diferentes... (Una vez más se quitan los vacíos.)
PACO. ¡El trabajo! (Comienza a hablar por un teléfono celular.)
PANCHITA. ¡Los niños! (Comienza a recoger juguetitos y ropa de bebé.)
PACO. (Con orgullo.) Voy a trabajar 12 horas al día, 5 días de la semana, y en pocos años si no falto al trabajo, voy a tener el honor de ser supervisor y podré trabajar 16 horas al día, 7 días de la semana.
PANCHITA. (Con orgullo.) Voy a pasar todo mi tiempo levantando tiraderos, cambiando pañales y viendo películas de Barny.
PACO. (Con entusiasmo.) Voy a sentirme importante.
PANCHITA. (Con entusiasmo.) Voy a saber que me necesitan.
PACO. (Sin entusiasmo.) Voy a sentirme cansado.
PANCHITA. (Sin entusiasmo.) Voy a sentirme usada.
NARRADOR. Y de nuevo escuchan una voz familiar.
DIOS. Yo puedo llenar tu vida con lo que verdaderamente es importante y útil, si me dejas...
NARRADOR. Pero Paco y Panchita ya habían encontrado una nueva solución a sus problemas: ¡Las fiestas! (Se quitan los vacíos.)
(Panchita y Paco empiezan a actuar como si tuvieran un encuentro con dos amigos imaginarios en una fiesta. Platican a la vez, Paco a la derecha de la plataforma y Panchita a la izquierda de la plataforma. Casi no tienen tiempo de hablar pero sus amigos se despiden. Solos de nuevo, Panchita y Paco esconden su desilusión diciendo frases positivas de su agitada vida social.)
PANCHITA. ¡Mis amigos me han dado un nuevo sentido de valor propio!
PACO. (De nuevo tiene una actitud de entusiasmo forzado.) ¡Mis amigos han — este… — me han dado un mejor concepto de mí mismo!
PANCHITA. (Con menos entusiasmo.) Mis amigas — no siempre me entienden.
PACO. (Con tristeza.) Y mis amigos no pueden estar conmigo las 24 horas del día.
(Se ponen de nuevo los vacíos.)
NARRADOR. ¡No cabe duda de que Dios es paciente! De nuevo les llama.
DIOS. (Alzando un poco la voz.) ¡Ejem! Te lo estoy advirtiendo. Estás corriendo por el camino equivocado, ¡entiende!
NARRADOR. Pero no, no lo entienden. Ahora ellos escogen otra diversión.
PACO y PANCHITA. ¡Deportes y diversión!
(Hacen los movimientos de diferentes deportes mientras hablan.)
PACO. El fútbol (hace movimientos del fútbol.)
PANCHITA. El volibol (hace movimientos del volibol.)
PACO. ¡Las carreras de bicicletas!
PANCHITA. ¡Correr!
(Tocan el William Tell Overture mientras que Panchita corre alrededor de Paco, quien pretende andar en bicicleta. Pronto se cansan y se tiran al piso.)
PACO. (Cansado.) Dominó.
PANCHITA. Damas chinas.
PACO. (Se dirige a Panchita.) ¿Cómo te sientes?
PANCHITA. ¡Con energía!
PACO. ¡Refrescado!
PANCHITA. Adolorida.
PACO. ¿Satisfecho? (Ellos niegan con la cabeza y van y se ponen el vacío.)
NARRADOR. Bueno, doña Panchita y don Paco hombre ordinario hicieron todo lo que podían, pero ese vacío todavía les molestaba. Y una vez más Dios intenta hablarles con su quieta, pequeña voz.
DIOS. (Muy fuerte mientras que Paco y Panchita se agarran y tiemblan.) ¡Atención! ¡Escuchen esto! Es Dios hablando a Paco y Panchita. ¿Me escuchan Paco y Panchita?
NARRADOR. Es fascinante lo claro que se escucha la voz del Señor en momentos de reflexión silenciosa.
PACO y PANCHITA. Está bien, ¿qué quieres?
DIOS. Les quiero llenar ese vacío.
PANCHITA. ¿Quieres quitar nuestro vacío? Pero es muy solemne cuando está cerca.
DIOS. Eso es porque hasta ahora no he llenado tu vacío.
PACO. ¿Por qué crees que puedes llenar este vacío tan grande?
DIOS. Porque soy un Dios grande.
PANCHITA. Pero no te necesitamos, tenemos nuestro trabajo y a los niños.
PACO. Sí.
PANCHITA. Tenemos nuestros amigos.
PACO. Sí.
PANCHITA. Tenemos los deportes y la diversión.
PACO. Sí.
PANCHITA. Tenemos nuestro matrimonio.
PACO. Sí pues, (con rendimiento) disculpa, Señor, ya es tiempo que dejemos de huir de ti.
DIOS. Eso es precisamente lo que quería oír desde el principio.
(Se acercan a un lado de la cortina donde una mano sale de lo alto y les quita los vacíos. Puede ser alguien subido en una silla o en una escalera. No sale esta persona al escenario, sólo su mano.)
NARRADOR. Entonces Dios llena el centro de las vidas de Paco y Panchita. Ahora ocupa el espacio, y cabe perfectamente.
PACO y PANCHITA. (Se abrazan, mientras se escuchan las notas de un himno y se apagan las luces.)