La cocina del infierno


7 Minutos y 10 Personajes. Los cocineros del Cielo y del Infierno explican el menú que tienen para comer.

LA COCINA DEL INFIERNO

PERSONAJES

OPTIMISTA
COCINERO DEL CIELO
PESIMISTA
JOVEN 1
JOVEN 2
JOVEN 3
JOVEN 4
JOVEN 5
JOVEN 6
COCINERO DEL INFIERNO


OBRA

En el estrado están dos cocineros con sus respectivas mesas; uno en el ala derecha y otro en el ala izquierda. Cada uno de ellos simboliza una cocina: el de la derecha la del Cielo y el de la izquierda la del Infierno. Un grupo de muchachos entra y cada uno se distribuye como quiere: dos en la cocina del Cielo y seis en la del Infierno.

OPTIMISTA. ¿Qué hay para comer, cocinero?

COCINERO DEL CIELO. El menú es hoy muy sencillo pero tiene grandes propiedades alimenticias.

PESIMISTA. ¿Y en qué consiste?

COCINERO DEL CIELO. Pues hoy hay para primero: “Ensalada de alegría con picadillo de paciencia y trocitos de buen humor”.

OPTIMISTA. ¡Ah! Pues está bien. Los trocitos de buen humor le dan un gustillo muy especial a la paciencia.

PESIMISTA. (Con sorna.) “Ensalada de alegría con picadillo de paciencia y trocitos de buen humor” ¡Qué va a estar bien! Siempre es lo mismo. Comprendo que pueda ser muy nutritivo pero ya estoy cansado de comer siempre lo mismo.

OPTIMISTA. ¿Y para segundo?

COCINERO DEL CIELO. Para segundo hay una “Sopita de amor” que te va a hacer chupar los dedos.

JOVEN 1. ¿Ves por qué no quiero ir a esa cocina? Es que siempre dan lo mismo, no cambian nunca de menú.

OPTIMISTA. Pero es normal. Dan siempre lo mismo porque siempre necesitamos lo mismo. ¿Quién no necesita todos los días un poco de alegría o un poco de amor? Además, el “quid” de la cuestión está en saber combinarlos de manera que el menú te parezca todos los días distinto.

JOVEN 2. (Dirigiéndose al Cocinero del Cielo, interesado) ¿Y qué hay de tercero, cocinero?

COCINERO DEL CIELO. Pues hoy tenemos un plato especial: “Dependencia de Dios con salsa de fe”. Os aseguro que estará apetitosísimo.

PESIMISTA. Sí pero siempre está duro. Tenemos que pasarnos tres cuartos de hora masticando para poder digerirlo. Perdemos demasiado tiempo.

COCINERO DEL CIELO. Pero es que de eso se trata. No podemos pretender alimentarnos si no masticamos bien antes. Las cosas de Dios son demasiado importantes como para tragarnos los trozos enteros. Debemos masticar, emplear tiempo en ellas para poder digerirlas bien. Dios no quiere un sí porque sí. Dios quiere que razonemos y digeramos.

JOVEN 3. (Al Cocinero del Infierno.) Y, ¿cuál es hoy nuestro menú, cocinero?

COCINERO DEL INFIERNO. Hoy vais a tener una comida suculentísima. No os preocupéis porque aquí, en mi cocina, nunca hay sinsabores ni quejas por la abundancia. Tenemos de todo y a todas horas.

JOVEN 4. ¡Venga! Abrevia y dinos lo que hay.

COCINERO DEL INFIERNO. Pues hoy tenemos de primer plato “Croquetas de Suficiencia propia” con unas gotitas de “orgullo”.

JOVEN 2. Pues a mí me parece que en esta cocina también hay siempre lo mismo: que si “Suficiencia propia”, que si “orgullo”, que si “envidia”. Estoy llegando a la conclusión de que nosotros también probamos todos los días los mismos sabores. Y desde luego, si las dos cocinas tienen el mismo problema, yo elijo la del Cielo. Allí por lo menos me nutriré mucho mejor.

PESIMISTA. ¡Venga! No digas tonterías y déjale hablar.

COCINERO DEL INFIERNO. (Ruborizado.) Para segundo hoy tenemos como ayer: “Empanadillas de Envidia”.

JOVEN 2. ¿Habéis visto? Lo que os acabo de decir; siempre lo mismo.

OPTIMISTA. No es por meterme donde no me llaman pero todo lo que allí coméis es dinamita pura. Lo cierto es que vuestros menús, aunque abundantes y fáciles de masticar, son demasiado pesados y al final os producirán una grave indigestión.

JOVEN 3. En eso tiene razón. Cuanto más abundante y apetitosa es la comida de este hombre, mayor dolor de estómago me produce por la noche.

JOVEN 4. Es cierto, a mí me ocurre lo mismo. Básicamente me estoy dando cuenta de que estamos cometiendo un error.

JOVEN 1. No digas tonterías. Por mucho valor alimenticio que tenga esa comida, nunca se podrá comparar con el buen sabor y abundancia de la nuestra.

OPTIMISTA. (Dirigiéndose a JOVEN 5 y 6.) Y vosotros, ¿qué? ¿No decís nada?

JOVEN 5 y 6. (A la vez en tono repetitivo.) A nosotros nos da lo mismo. Comemos de todo.

JOVEN 3. Pues a nosotros no nos da lo mismo. Preferimos la comida del Cielo.

OPTIMISTA. (Dirigiéndose a PESIMISTA.) ¿Ves? Hay otros que están deseando comer lo que tú desprecias.

PESIMISTA. ¡Pues que se lo queden si les da la gana! Yo prefiero lo de ellos, así que me paso a la otra Cocina.

JOVEN 2. Pues nosotros hacemos lo mismo.

Se cruzan.

OPTIMISTA. (A JOVEN 2, 3 y 4.) Me alegra que os hayáis decidido por nuestro menú. Quizá os cueste un poquito acostumbraros a este nuevo sabor pero ya veréis como pronto os sentiréis plenamente saludables y llenos de vigor. ¡No hay nada como una buena “Sopita de Amor” para sentirse satisfecho!

Todos van pasando y cada cocinero sirve su comida.

PESIMISTA. (A JOVEN 1, 5 y 6.) ¿Qué hay, compañeros? A comer, que estoy deseando probar vuestra comida. (Al Cocinero mientras le sirve la comida.) Más, más, que quiero atiborrarme de las mieles del Infierno... (Se va.)

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