8 Minutos y 4 Personajes. Cuenta la historia de cómo los tres reyes magos: Gaspar, Baltasar y Melchor, descubren la estrella que señala al nuevo rey.
TRES HOMBRES Y UNA SEÑAL
Escrito por Michele Pitman y traducido con permiso por Loida Somolinos
PERSONAJES
Gaspar
Baltasar
Melchor
Narrador (Si se desea para leer un texto)
ATREZZO
La escena se sitúa en un observatorio envejecido. Hay una ventana al fondo del escenario. Una mesa de madera con varios mapas y una pluma con un tintero. Hay un taburete debajo de la mesa. Hay una o dos estanterías, con una gran cantidad de rollos y parafernalias. Son muy antiguos y están llenos de polvo.
VESTUARIO
Baltasar necesitará unas lentes gruesas que usará como monóculos. Debe sujetarlas en un ojo. No se pueden poner fijas como los monóculos de los siglos posteriores. Todos tienen que llevar ropas de un estilo parecido a la antigua Persia; por ejemplo: turbantes, túnicas blancas o beige con amplios cintos y pantalones largos y voluminosos debajo de los tobillos. Pueden llevar chalecos de colores si se desea. Melchor puede vestir de forma más vistosa. Los pies pueden ir descubiertos si no se encuentran verdaderas sandalias.
ARGUMENTO
(Gaspar está estudiando los cielos a través de una ventana que está arriba del escenario. Va y viene y comprueba un mapa que está en una mesa cerca y hace algunas marcas con una pluma. Vuelve a la ventana. Se para como preguntándose algo. Frunce el ceño concentrado y vuelve a mirar otra vez fuera de la ventana. Se pone en acción. Coge alguno de los rollos de la estantería. Desocupa la mesa de los mapas de estrellas con una barrida de brazo y empieza a desenrollar un rollo. Lo estudia un minuto, cuñando las esquinas con duros objetos para abrirlo. Luego va a mirar los cielos. Lanza una amplia sonrisa. Vuelve a comprobar el rollo. Desenrolla otro. Lee un rato y señala las palabras con sus dedos. Exclama…)
GASPAR. ¡Eureka! (Corre hacia la puerta izquierda del escenario como para llamar abajo.) ¡Baltasar! ¡Melchor! Subid aquí arriba. ¡Daos prisa!
BALTASAR. (Una voz fuera del escenario se oye como en irritación.) ¿Qué pasa ahora, Gaspar?
GASPAR. ¡Ven aquí! ¡Creo que la he encontrado!
BALTASAR. (Voz desde fuera.) ¿Encontrado, el qué? (Pausa.) Está bien, ya voy. (Entra después de un rato desde la parte izquierda del escenario.)
GASPAR. ¡Rápido! ¿Dónde está Melchor?
BALTASAR. Creo que está en una misión en el jardín de las especias. (Con fuerte énfasis.) ¡Otra vez!
GASPAR. (Sonriendo.) ¡Ah! ¡Sí! ¿La doncella de la princesa está recogiendo romero a la luz de la luna otra vez? No se puede negar. Es muy hermosa, amigo Baltasar. (Le guiña un ojo misteriosamente.)
BALTASAR. (Lanza sus manos a lo alto en señal de disgusto.) No quiero hablar de eso. Esa chica nos va a causar a todos dolor. No vamos a terminar nuestro trabajo si Melchor sigue vagando en este nuevo estado de enamoramiento. Hace tres semanas se moría de amor por la hija del capitán de la guardia. Se está volviendo apático en sus estudios, Gaspar. Tendrás que disciplinarle más.
GASPAR. Es joven, Baltasar. Déjalo estar. Y una vez que vea lo que he encontrado te garantizo que ese estado de enamoramiento, como tú lo llamas, se le pasará en un instante. (Vuelve a gritar hacia la parte izquierda.) ¡Melchor! Sube al observatorio AHORA MISMO.
(Melchor entra sonriendo y soplando desde la parte izquierda del escenario. Se para y de pies con las rodillas separadas adopta una pose atlética con las manos en sus rodillas, codos fuera y cabeza baja. No puede parar de reírse o soplar.)
GASPAR. (Riéndose. Se acerca a la mesa y sacude a Melchor.) ¡Ven! ¡Ven! Mi enamorado aprendiz. Mira lo que he encontrado. (Baltasar frunce el ceño no muy contento, con los brazos cruzados al fondo del escenario. Melchor se acerca y se inclina sobre los rollos. Aún no puede respirar bien. Mira interrogativo a Gaspar y vuelve al rollo.)
MELCHOR. ¿Es esto lo que estoy pensando, Gaspar? (Va a mirar el cielo.)
BALTASAR. (Irritado.) ¡Mira, Gaspar! No tengo tiempo de estar aquí arriba en alocadas exclamaciones ¿Podrías explicarte, por favor?
GASPAR. (Señalando a los rollos.) Solo mira, Baltasar. (Baltasar se acerca donde está sentado Gaspar. Coge un monóculo tosco del bolsillo de su chaqueta y lo posa sobre su ojo izquierdo. Traza las líneas de escribir en el rollo con su dedo derecho gimiendo de vez en cuando.)
BALTASAR. (Incrédulo.) Y esto, tú te lo crees, ¿verdad?
GASPAR. ¡Sí, sí! Melchor, por favor, échate a un lado – deja al incrédulo ver la señal. (Melchor está de pie a un lado mientras Baltasar se acerca a la ventana; echa su monóculo a un lado y escudriña el cielo.)
MELCHOR. (Con descarado buen humor, cruza los brazos satisfecho y asiente hacia el cielo.) Yo diría que esto es un capricho, ¿no crees, Baltasar? (Le guiña a Gaspar.)
BALTASAR. (Sin creérselo.) No puede ser. (Se apresura y comprueba los rollos otra vez.) No puede ser.
GASPAR. Lo he comprobado dos veces y vuelta a comprobar otra vez. Yo creo que la señal es cierta.
BALTASAR. (Sin aliento, en admiración.) ¡Es la señal! (Señalando hacia la ventana.) Está allí para que todo el mundo la vea. (Pausa) La Estrella de David. (Pausa.) ¡El Rey ha nacido! (Golpea la mesa con el puño.) ¿Sabéis qué significa?
MELCHOR. (Se acerca desde la venta y se inclina sobre Baltasar para mirar también los rollos. Dice en voz baja: Creo que tengo una buena idea, amigo mío. El que estaba predicho por los antiguos por fin ha llegado.
GASPAR. ¡Sí! ¡Está aquí! Y será la Salvación de todos nosotros. (Pausa.) Vamos, tenemos mucho que hacer. Debemos prepararnos para nuestro viaje.
BALTASAR. (Se pasea de un lado a otro.) Debemos llevarle un regalo, pero, ¿el qué? ¿Qué tipo de regalo le corresponde a un rey de ese calibre? (Camina con la barbilla apoyada en su mano, ensimismado en sus pensamientos un rato; luego echando sus brazos fuera en exasperación.) ¿Para qué sirven las concubinas, los circos, y la carne de caballo para un niño Rey que está a miles de kilómetros de aquí?
GASPAR. (Autoritario.) Todos llevaremos algo que sea fácil de llevar. Que sea útil para el niño ahora y en el futuro. Que sea un regalo que beneficie su reinado. Que cado uno elija por sí mismo qué llevará delante del mismo Rey. Yo llevaré un talento de oro, que se proviene de los tesoros del mismísimo Melquisedek.
MELCHOR. (Entusiasmado como a quien se le revela algo.) ¡Ya lo sé! Tengo lo que llevaré: una jarra con el más fino incienso que nunca ha honrado cabeza real. (Empieza a poner una mirada de enamorado.) Es tan suave y tan fragante como… bueno… (Se da cuenta de que Baltasar le frunce el ceño y al instante se vuelve más oficioso) y con las más finas cualidades curativas del mejor aceite. (Resueltamente.) ¡Sí! Ese será mi regalo. ¡Incienso! (Sale apresurado por la izquierda.) Tengo que irme. (Con esa mirada de enamorado otra vez.) Anabella podría ayudarme a prepararlo. (Sale.)
BALTASAR. (Le reprocha un poco.) ¡Hum! ¿Y cómo va a hacer para conseguir tan cara fragancia?
GASPAR. Baltasar, es mejor no preguntar eso a un muchacho con tales… Esto… conexiones.
BALTASAR. Ese joven sinvergüenza nos va a retrasar en nuestro viaje, Gaspar, y tú lo sabes. ¡O quizá Anabella! ¡Hum!
GASPAR. (Riéndose) Seguro. (Mirando a la parte izquierda del escenario.) Debería ser más serio con él. (Le da una palmadita en la espalda a Baltasar.) Y tú, amigo mío, ¿qué le llevarás al pequeño rey?
BALTASAR. (Inseguro y dubitativo.) Tengo un gran número de frascos de finísima mirra de gran calidad. La estaba guardando como ofrenda de paz para mi buena esposa… se pone de una forma cuando estoy tan absorto en mis deberes (Pausa.) ¿Sabes? Esto no le va a gustar… Que me vaya tan lejos y por tanto tiempo… (Dudando otra vez.) ¿Crees que la mirra es un regalo lo suficientemente bueno para el Rey de Reyes?
GASPAR. (Amablemente.) La mirra es el regalo más adecuado para entregar a un rey destinado a salvar al mundo de su amargura. (Le toma de las manos.) Vamos. Necesitaré ayuda para organizar el viaje. Está muy lejos y necesitaremos muchos suministros para el camino.
(Gaspar se inclina sobre los rollos otra vez. Baltasar coge los objetos del suelo y los aparta. Saca su monóculo y mira los rollos con Gaspar. Parece que se concentran en el estudio. Gaspar se va a la ventana para mirar el cielo otra vez mientras Baltasar saca una herramienta debajo de la mesa y se sienta. Estudia los rollos intensamente. La escena se congela. El texto se puede leer llegado a este punto.)
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© Michele Pitman 1999, todos los derechos reservados.
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GRACIAS NOS SIRVIO MUCHO PARA NUESTROS NIÑOS
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