La juventud que nos rodea

15 Minutos y 10 Personajes. Mostrar a los jóvenes los peligros de las malas compañías y la felicidad duradera que produce la asociación con otros cristianos.

LECTURA BÍBLICA: 1 Samuel 16:7

LA JUVENTUD QUE NOS RODEA

PERSONAJES

PADRE
MADRE
JULIO
MARÍA
GUILLERMO
TOMÁS
PASTOR
SEÑORITA
DIRECTOR JÓVENES
NARRADOR


La juventud actual de la iglesia presenta un verdadero desafío para todo dirigente de jóvenes. La competencia por las mentes de la juventud, es mucho mayor ahora que una generación atrás. Las innumerables atracciones mundanas han rebajado los gustos morales de la juventud y, en gran medida, han relajado también la vida espiritual de muchos de nuestros propios jóvenes. Entre los instrumentos más eficaces que usa Satanás contra los jóvenes figuran las malas compañías. Debemos hacer todo lo que esté de nuestra parte para ayudar a los jóvenes a darse cuenta de la importancia de sus amistades y deducirlos a relacionarse sólo con personas que tengan blancos elevados y que persigan ideales nobles.


ESCENA 1

(Una sala con sillones, mesas, lámparas y otros muebles. Una madre aparece sentada en una de las sillas, mientras lee. El padre lee el periódico. Un joven está sentado y mira ociosamente a su alrededor.)

PADRE. (Hablando a la madre.) ¿Sabes que el mundo se torna cada día un lugar peor para la juventud?

JULIO. Sí; y a veces me parece un lugar no muy interesante.

PADRE. Escuchen dos noticias que acabo de leer en este periódico. (Leer alguna historia de algún periódico local acerca de la delincuencia juvenil, pandillas o cosas así.)

MADRE. Es una pena que esa juventud sana, fuerte e inteligente se entregue a actos tan terribles de violencia. A menudo me preocupo pensando qué podemos hacer para salvar a la juventud de la iglesia. Precisamente leía ahora acerca de la influencia de los compañeros en la juventud. Me doy cuenta cuán tremenda es la influencia de los amigos sobre nuestra vida cuando somos jóvenes. Escuchen: “Los jóvenes que salen de su casa y dejan de estar bajo el cuidado vigilante de los padres, hacen hasta cierto punto solos la elección de sus compañeros. Deberían recordar que está sobre ellos la mirada del Padre celestial, y que él ve cada una de sus necesidades, de sus tentaciones. Siempre se encuentran en las escuelas jóvenes que por su conducta revelan que sus mentes han sido formadas en un molde inferior. La preparación desacertada que han recibido en la niñez no ha desarrollado equilibradamente sus caracteres; y al avanzar ellos en años, sus defectos han permanecido y echado a perder su experiencia. Estas almas hacen desviar por precepto y ejemplo a los que son débiles en fuerza moral. El tiempo es oro, queridos jóvenes. No pongáis en peligro vuestras almas cometiendo los excesos de la juventud. No podéis permitiros el ser descuidados en cuanto a los compañeros que escogéis. Espaciaos en lo que es noble en el carácter de otros, y estos rasgos llegarán a ser para vosotros un poder moral para resistir el mal y escoger el bien. Fijaos un blanco alto. Vuestros padres y maestros, que aman y temen a Dios, podrán seguiros día y noche, con sus oraciones, podrán rogaros y amonestaros, pero todo esto será en vano si escogéis compañeros indiferentes. Si no veis peligro real y pensáis que lo mismo podéis hacer el bien que el mal, según os parezca, no discerniréis que la levadura de impiedad está inficionando y corrompiendo de un modo insidioso vuestra mente”.

PADRE. Es verdad. Cuando recuerdo mi vida pasada más me convenzo de que mis amigos cristianos fueron la mejor influencia de mi vida.

JULIO. Mamá, ¿podrías leer otra vez eso acerca de la mirada del Padre Celestial? ¿Cómo dice?

MADRE. Dice así: “Los jóvenes… deberían recordar que está sobre ellos la mirada del Padre Celestial”.

JULIO. (Se pone de pie para salir.) ¡Y pensar que realmente soy observado por Dios!

(Todos salen. Cantan Himno “Salvador a ti me rindo”.)


ESCENA 2

(Una sala con 5 ó 6 jóvenes, o menos si es necesario. Entra Julio y saluda a sus amigos.)

JULIO. ¿Qué hacen?

MARÍA. Estábamos comentando acerca de cuán muerto es este lugar por la tarde después del servicio matinal. Nuestra Sociedad de jóvenes no presenta reuniones interesantes y fuera de eso no hay nada más que hacer.

TOMÁS. Sé que los muchachos de la escuela secundaria van a jugar fútbol esta tarde. Podemos ir allá y entretenernos un rato.

GUILLERMO. El partido lo transmitirán por radio, por lo menos escuchémoslo.

JULIO. ¡Pero no me explico que les pasa! ¿No se dan cuenta de que somos observados?

MARÍA. ¿Qué somos observados? ¿Por quién?

JULIO. Por nuestro Padre Celestial

(Los jóvenes se quedan por un momento mirando a Julio y luego sueltan la risa.)

GUILLERMO. ¡Vaya Julio, si ya pareces pastor! Probablemente deberíamos nombrarte capellán del grupo.

(Todos celebran la agudeza con risitas.)

JULIO. Es probable que les resulte graciosa mi actitud. No obstante, no creo que lleguemos muy lejos sin altos ideales en nuestra vida. Y el supremo ideal para cada individuo es el de ser buen cristiano. A muchos jóvenes puede parecerles más ilógico dejar el problema de la religión para cuando sean viejos. Sin embargo, no todos los jóvenes llegan a viejos. Por otra parte, esta postergación por regla general no resulta. Ustedes pueden ir a donde deseen o pueden encender la radio y escuchar el partido. Por mi parte, voy a la sociedad de Jóvenes. Ojalá todos ustedes quisieran acompañarme (Julio sale.)


ESCENA 3

(Lo siguiente se oye a través de un micrófono; no aparece ningún personaje.)

NARRADOR. Los padres de Julio conversan en su casa acerca de su hijo.

PADRE. Últimamente, he estado muy preocupado por los amigos de Julio. Siempre me he hecho ilusiones de que nuestro hijo se ponga un ideal elevado en la vida, que elija los mejores amigos y que nunca pierda su confianza en el Señor.

MADRE. A mí me pasa exactamente lo mismo. En estos últimos días he estado siempre muy preocupada por Julio. Ahora mismo me gustaría saber qué está haciendo. Salió con la idea de asistir a la sociedad de jóvenes, pero como tantos jóvenes han perdido su interés en esas reuniones, solamente deseo que Julio tenga el valor de proceder como él sabe que es correcto. ¿Qué te parece si ahora mismo oramos por él?

NARRADOR. Seguramente, puesto que los padres y el hijo están convencidos de la poderosa influencia de las compañías, Julio ha de salir victorioso. Él permanecerá fiel a Dios.

(Himno “Oh que amigo nos es Cristo”.)


PANEL

(Participantes: El Pastor, un joven y una señorita, una madre y un dirigente de jóvenes. Cada uno puede ampliar los puntos sugerentes correspondientes.)

PASTOR. Algunos de los puntos en los cuales la iglesia puede ayudar a la juventud son los siguientes:

La iglesia puede ayudar a la juventud a desarrollar la cualidad superior de la mente humana: la reverencia a Dios.
La iglesia puede indicar a la juventud la paz y seguridad para ahora y la felicidad eterna para el futuro.
La Iglesia puede ofrecer magnificas oportunidades para sus jóvenes en la obra misionera local y en los campos misioneros. Es una tarea que exige la fortaleza de la juventud. La iglesia puede hacer comprender a los jóvenes que ellos le pertenecen.


JULIO. Lo que deseo encontrar en mis compañeros…

SEÑORITA. Lo que yo espero de mis amigas…

MADRE. Cuando mis hijos jóvenes comienzan a buscar amistades, yo trato de encontrar en ellas las siguientes cualidades…

DIRIGENTE DE JÓVENES.
Proveer una oportunidad para que los jóvenes desarrollen la capacidad de dirigir.
Encargar a los jóvenes la responsabilidad de seguir a su Maestro y compartir su fe
Fomentar la camaradería entre jóvenes de la misma fe en una organización que estimula los principios de la verdadera vida cristiana.
La sociedad de jóvenes es un lugar donde la juventud cristiana puede tener compañeros verdaderos, inspiradores y cristianos.

(Para terminar, invítese con mucho tacto a los miembros para mejorar la sociedad de jóvenes y anúnciese los planes para la próxima reunión social, una reunión social para salvar.)

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