Cadenas

8 Minutos y 3 Personajes. Una mujer se halla encandenada al mundo. Sólo el buen pastor podrá librarla.
CADENAS
PERSONAJES

MUJER
HOMBRE
PASTOR

(La MUJER entra, camino a través del escenario, cuando de repente se para. Se revela por medio de pantomima que sus brazos y piernas están atados a la tierra. El HOMBRE entra caminando rápidamente. Rebasa a la MUJER sin verla hasta que ella habla.)

MUJER. Disculpe - oye - ¿Señor? Hola. Estuve pensando que tal vez me podría desatar.

HOMBRE. ¿Cómo que desatar? ¿Desatar de qué?

MUJER. Pues, mira: Estoy amarrada por estas cadenas.

HOMBRE. Bueno, yo no veo ninguna cadena. Pareces una paisana muy normal, viviendo en el gozo del sistema.

MUJER. Pues, no lo soy. Estas cadenas… ¡No puedo hacer nada para librarme! ¡Estoy atada a la tierra aquí, y no puedo mover!

HOMBRE. ¿Y cómo te hiciste presa de estas -- eh -- cadenas?

MUJER. No estoy muy segura. Pero hace un año me casé y fue entonces que creo que comenzó.

HOMBRE. Ah, entiendo: tu marido es un verdadero desgraciado, ¿verdad?

MUJER. No, no es así. Parece que una vez casada, todas las energías van para ganarse la vida y mejorarse.

HOMBRE. ¡Pues, claro! ¿No es eso lo que consiste la vida? Para adelantarse en esta vida; ¡has algo de ti! Si una persona quiere ser próspero, será feliz, ¿no es verdad?

MUJER. No. Mi marido y yo somos prósperos. ¡Mi marido tiene una chamba hermosa, tenemos un hogar hermoso, una iglesia hermosa, una familia hermosa, todo hermoso!

HOMBRE. Entonces, ¿cuál es el problema?

MUJER. Estoy atada a la tierra y no me puedo librar.

HOMBRE. Bueno, eso es imposible. Si una persona está viviendo una vida buena, una vida próspera, entonces debe estar feliz. ¡Debes estar libre!

(Entra el PASTOR, que cruza hacia están los dos.)

HOMBRE. (Refiriéndose al pastor.) ¡Mira! Allí va un perdedor por excelencia. Apuesto que tiene una chamba pésima -- si quiera tiene chamba -- y es obvio por mirarlo que no es próspero en esta vida. Apuesto que nunca se adelantará en esta vida; siempre será un don nadie. Ve. Tienes que mirar por el número UNO. No dejes que nadie te camine encima.
¡Tienes que pararte derecho y pelear por tus derechos! (Comienza a ayuda a la MUJER pararse derecho.) ¡Ahora, mírate bien; ten orgullo de ti mismo, y hazte cuenta que eres la persona más importante del mundo! ¡Sí, así es! ¡Bien derecho! Ahora, ¿cómo te sientes?
(Ella lucha contra las cadenas, y las cadenas le jalan hacia la tierra.)

MUJER. ¡Creo que están más apretadas que nunca!

HOMBRE. Entonces no estás pensando en ti lo suficiente.

MUJER. ¡Pero sí lo estoy haciendo! ¡Créeme, lo estoy haciendo! (Lucha, y entonces dice al PASTOR:) Disculpe -- eh -- Hola. Oye: Tal vez no los puedes ver, pero estoy encadenada a la tierra.

PASTOR. Sí, los veo.

HOMBRE. ¿Cómo que "sí, los veo"?

MUJER. Y no puedo librarme. No sé qué hacer.

PASTOR. Tal vez yo pueda ayudar.

HOMBRE. Oye, ¿quién crees que eres?

PASTOR. Soy el Buen Pastor.

HOMBRE. ¿Qué quieres decir por (imita) "Soy el Buen Pastor"?

PASTOR. El Buen Pastor da su vida por sus amigos.

HOMBRE. ¡Tienes que ser un tipo de loco! Nadie da su vida por sus amigos. ¿De dónde sacaste eso? ¿Dónde recibiste tu educación? ¿Eh? ¿Tienes tu maestría o tu doctorado? ¿Y qué de tu bachiller? ¡Hmph! ¡Apuesto que ni has terminado la prepa!

PASTOR. Nunca fui a la escuela; nunca escribí un libro. Pero si sé que no puedes servir a dos amos. No te puedes dar al dinero y a las cosas del mundo, y servir a Dios al mismo tiempo. O amarás al uno y odiarás al otro, o al contrario.

HOMBRE. ¿Quién crees que eres: ¿¡Dios!?

PASTOR. (A la MUJER.) No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo – los deseo de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos. Pero el que pone sus ojos sobre las cosas de arriba, y no las cosas de este mundo, vivirá eternamente.

HOMBRE. Oye, compañero, ¿quién eres?

PASTOR. Soy el Buen Pastor: si eres tan listo, ¿por qué no te acercas y le quitas las cadenas para librarla?

HOMBRE. Ahora, Señor Macho: si eres tan listo, ¿por qué no te acercas TÚ, y le quitas las cadenas, librándola?

PASTOR. Ya lo he hecho.

(Sale el PASTOR. El HOMBRE le sigue, tratando de tener la última palabra, pero no puede pensar en nada que decir, y por fin se da por vencido.)

MUJER. (A sí misma.) Sí, creo que sí me has librado.

(Libre, sale con una sonrisa en la cara.)

HOMBRE. ¡Oye! ¡Lo hiciste! ¡Te libraste! Ve, te dije que lo podías hacer solita. Solo hay que pensar en Número UNO, y enfocarte en quién eres. Sí, señor, tienes que ser próspero para adelantarte en este mundo; ¡no puedes dejar que nadie te camine encima! Eso es. Sigue cuidando a Número Uno. (Comienza a caminar, pero no puede -- vemos por sus acciones que está encadenado) ¡Oye…OYE! ¡Espera un momento -- Auxilio! ¿Alguien me puede ayudar? ¡Oye! Estoy encadenado a este mundo y no puedo librarme. ¡AUXILIO! (Por fin se resigna a su encadenación, y llama humildemente de escena dentro.) Disculpe -- eh -- disculpe, ¿señor Buen Pastor? ¿Tienes un momento?

(Se congela. Sale de la escena.)

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