¿Qué deseo para Año Nuevo?

10 Minutos y 7 Personajes. Que el Señor dirija nuestros propósitos de nuevo año.

¿QUÉ DESEO PARA AÑO NUEVO?
PERSONAJES

MARÍA
LUISA
CARMEN
CARLOS
MARCOS
NARRADORA
VOZ



INTRODUCCIÓN

Es buena la ocasión para desearle a todos felices fiestas. Y es que cada comienzo de año trae consigo nuevas esperanzas y proyectos. Quizás encontramos a la persona que dice que este año sí va ha hacer esa dieta que tiene años prometiéndola, o a la persona que pone sus sueños en mejores oportunidades de trabajo, no falta la pareja que se propone casarse o tener un niño para estas nuevas fechas. Y es que por alguna razón hablar de un año nuevo habla de un nuevo comienzo, como cristianos creo que la meta más nombrada es el estudio del año bíblico o leer la matutina que abandonamos en el mes de febrero por “falta de tiempo” y no podemos olvidar que otro de los propósitos mas nombrado es el estudio sistemático de la biblia. Pero no son estos los mismos propósitos del año pasado, y del antepasado, y del anterior al del antepasado. ¿Qué pasa con nosotros y con nuestras metas? Es que realmente son reales, es que es sinceramente lo que deseamos y lo que deberíamos ser.
¿Lo que deseo para año nuevo? Veamos…


ESCENA 1

(Se consiguen arreglando la sala y tocan la puerta.)

MARÍA. Ya llegaron, voy a abrir

LUISA. ¡Hola! ¿Cómo se encuentran ustedes?

CARMEN. Todo bien, gracias a Dios, y mira, ¿qué es eso que traes en la mano?

LUISA. Traigo las maletas preparadas.

CARLOS. Sí, a Luisa le dio por querer viajar mucho este año.

LUISA. A mi sí, y si lo único que tengo que hacer es salir y arrojar las maletas cuando termine el año lo voy a hacer.

MARÍA. Pero tomen asiento…

(Se sientan.)

CARMEN. Yo no critico a Luisa con lo que quiere hacer, de hecho, yo ya preparé mis lentejas, por eso de que trae prosperidad.

CARLOS. Bueno, para ser sincero, yo pensaba montarme tres veces en una silla, para ver si por fin consigo la mujer adecuada…

MARÍA. Y yo no me quedo atrás, compré mis uvitas para los deseos…

MARCOS. Muchachos, ¿qué pasa con ustedes, creyendo en esas cosas? ¿No somos cristianos? Debemos vivir lo que profesamos.

LUISA. Sí, somos cristianos, pero nadie le va a decir al pastor, así que tranquilo.

NARRADORA. De esta manera transcurrió el tiempo y al llegar las doce en punto cada uno de ellos realizó lo que había planeado; tenían sus deseos claros y la forma de obtenerlos, pero al día siguiente…

LUISA. ¡Qué cansada estoy! Ayer la pasé muy bien.

VOZ. Luisa, ¿qué pasa contigo?

LUISA. ¿Conmigo? ¡Nada! ¿Por qué?

VOZ. Cada día te observo con gran amor, para brindarte todo mi apoyo y cuidados, pero tú no me escuchas y vives en una completa falsedad. Ayer, vi como llena de fe en unas maletas vacías, salías corriendo para que pudieras viajar en este nuevo año.

LUISA. Señor, ¿me vistes?

VOZ. Claro que te vi, y me entristecí mucho, dime, ¿realmente crees que esas maletas pueden realizar tus sueños?

LUISA. Señor, tienes razón, las maletas son creación del hombre y no tienen vida, de ninguna manera ellas podrían siquiera escuchar lo que yo dije.

VOZ. Es así, Luisa, pero, ¿para qué querías viajar?

LUISA. Señor, para conocer el mundo, las culturas y despejarme un poco de todo aquello que me rodea.

VOZ. ¿Sólo para eso?

LUISA. Sí

VOZ. Si tus motivos son solo esos, no sirve de nada viajar. No has pensado en todas aquellas personas que no conocen el evangelio, en todas esas personas que viven sin esperanza, la esperanza que tú, Luisa, conoces. Recuerda: donde tienes tus tesoros, allí tienes tu corazón.

LUISA. Señor, perdóname por mi actitud tan inmadura y egoísta, quiero tener mis tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corroen, voy a viajar este año, pero lo haré por mi vecindario y predicaré tu Palabra. Padre, te pido que vayas delante de mí y prepares el camino que debo recorrer. Gracias por amarme y por cuidarme.

(Carlos se encuentra en un escritorio con su computadora personal.)

VOZ. Carlos, ¿qué hiciste ayer?

CARLOS. ¿Yo? ¿Es conmigo?

VOZ. Sí, es contigo, y sabes quien te habla y a qué me refiero.

CARLOS. Bueno, Señor, lo que pasa es que tú sabes, ya el tiempo como que va pasando y no consigo a la chica adecuada, ya me estoy desesperando.

VOZ. Sí, claro, y ¿tú crees que con ese método, la silla, rápidamente te iba a encontrar a la mujer de tus sueños? Sinceramente, ¿crees que lograste algo con eso?

CARLOS. Sí, Señor, logré ver lo torpe que puedo ser, perdóname por mi impaciencia y por no confiar en ti.

VOZ. Carlos, lo mejor es reconocer el error de tus pasos, Yo me preocupo mucho por ti, sabes que te amo tanto que entregué mi vida por ti, y no importa aunque tus pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. No te impacientes, el que persevera vence. Yo sé que no es bueno que el hombre esté solo y por eso creé ayuda idónea.

CARLOS. Gracias, Señor, por abrir mis ojos y por mostrarme lo tonto que he sido. Te pido que me ayudes a encontrar la persona adecuada para mi vida, y que me llenes de paciencia hasta que aparezca, pero sobre todo te pido fortaleza para trabajar más activamente en tu causa, porque la mies es mucha y los obreros pocos.

(Carmen se encuentra limpiando.)

VOZ. Carmen, hija, ¿que fue lo que hiciste ayer?

CARMEN. Señor, ¿hablas conmigo?

VOZ. Sí, Carmen, es contigo. Yo sé todo de ti, sé que el año pasado fue fuerte y que tuviste muchas necesidades, pero nunca estuviste sola, en cada adversidad, en cada problema, Yo estuve a tu lado; recuerda a mi hijo Job, luego de las pruebas las recompensas son grandes, no olvides que yo no permitiré que te coloquen pruebas más difíciles de las que puedes soportar, pero debes estar firme y ayer no lo demostraste. Pusiste tus esperanzas lejos de mí y tú sabes que separados de mí nada puedes hacer.

CARMEN. Señor, ayer me dejé llevar por las creencias de mi abuela, y me olvidé de ti, te pido que me perdones y me ayudes cada día a recordar la importancia que tiene no separarme de ti. Ayúdame a mantenerme activa en tu iglesia, a estudiar y a orar más diligentemente, y gracias por tanto amor y por hacer de mí una mejor persona.

VOZ. María, ¿qué hiciste ayer?

MARÍA. ¡Ay Dios! ¿Me viste?

VOZ. No solamente te vi, sino también escuché cada uno de los deseos que pediste mientras te comías las uvas. ¿Realmente crees que ellas, que ayer entraron a tu cuerpo y que hoy ya no están, son capaces de cumplirlos?

MARÍA. No, pero… no sé qué decir…

VOZ. María, cada vez que te alejas de mí me duele en gran manera. Cuando pones tus deseos en algo efímero, que tú bien sabes que no tiene ningún tipo de posibilidad siquiera que te escuche, yo sufro, porque te alejas del verdadero camino. Deseo para ti una vida mejor, yo conozco cada una de tus necesidades y sé de esas cosas que eres incapaz de pedírmelas, yo te conozco, sé lo que es lo mejor para ti, pero debes creer y confiar en mí, no en algo que proviene del mal.

MARÍA. Señor, no es sino hasta hoy que me doy cuenta de lo mal que me he portado, y que esta situación solo le hace daño a una persona: a mí. Por eso me coloco en tus manos para que puedas guiarme; ayúdame a hacer tu voluntad y a no separarme de ti. Utilízame y hazme capaz de realizar cada una de las actividades que debo hacer, te ruego que me perdones por todos esos deseos que pedí, que tú sabes cuáles son, y te ruego que permitas que cada día mi vida se limpie en ti.

(Marcos se encuentra arrodillado en su habitación.)

MARCOS. Señor y Padre celestial, te doy gracias por existir y por entendernos mejor de lo que creemos, quiero darte las gracias por mis amigos: Carlos, Luisa, María y Carmen, ayer olvidaron lo importante que es estar a tu lado, pero te agradezco por que sé que con tu infinita misericordia les mostrarás el verdadero camino. Ayúdalos, Señor, para que no te rechacen. En el nombre de Jesús. Amén

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