El diablo en el culto

5 Minutos y 3 Personajes. Un cristiano camino al culto se encuentra con el diablo, el cual también va a la Iglesia... Ocurre algo totalmente desconcertante.


EL DIABLO EN EL CULTO


PERSONAJES

CRISTIANO
DIABLO
VOZ OFF

CRISTIANO. (Dudoso) ¿Tú eres el diablo?

DIABLO. (Con altanería) El mismo, aunque mucho más guapo que en las fotografías.

CRISTIANO. Y ¿qué estas haciendo?

DIABLO. Voy camino a visitar un grupo muy interesante de personas.

CRISTIANO. Y ¿sónde vas?

DIABLO. Voy a la Iglesia

CRISTIANO. (Exaltado.) ¡A la Iglesia!

DIABLO. Sí, me encanta asistir los días de culto. Toda la familia se junta, personas de diferentes lugares se meten como sardinas en una casucha a alabar a su Dios (burla)...

CRISTIANO. Pero, ¿cómo vas a la Iglesia? Allí se te combate... ¿Qué vas a hacer?

DIABLO. Voy a defender mis intereses... ¿O no puedo defenderme donde se me combate?

CRISTIANO. Pero, ¿cómo vas a defenderte si tú eres Satanás?

DIABLO. (Burla) ¡Qué ingenuo eres…! Tengo mil y una maneras de defenderme, recuerda: soy el “Príncipe de este Mundo”.

CRISTIANO. Entonces debes tener algunas estrategias de ataque.

DIABLO. Por supuesto. Mira, por ejemplo... por la mañana, antes de asistir a la iglesia, provoco un contratiempo en la familia, “una cosa cualquiera”: el desayuno retrasado, un botón que se pierde, el cuello de la camisa mal planchado, una mancha en el pantalón o en la falda... Esto es suficiente para poner de mal humor a toda aquella gente que quería ir contenta al culto. Después llegan así a la Iglesia y ¿crees que sacan algún provecho? (Se ríe con sarcasmo.)

CRISTIANO. (Enojado.) Tú sí que eres malo, ¿cómo puedes hacer esto?

DIABLO. Solo cumplo con mi naturaleza.

CRISTIANO. Pero eso solamente puedes hacerlo antes de entrar a la Iglesia, porque dentro de ella no te puedes meter en nada.

DIABLO. (Se ríe.) ¡Qué inocente! “Hasta me siento en el trono de Dios”, crees que no tengo poder. Nada más escucha... Una vez en la Iglesia hago que alguien llegue tarde, que un niño llore, que se caiga un instrumento, que alguien estornude, que otro entre y golpee la puerta al entrar… Esto ya es suficiente para más de la mitad de la Iglesia se dé vuelta a mirar quién ha llegado... ¡Ah! Casi se me olvidaba… Traigo conmigo algunos “pensamientos extraños” que regalo por ahí a los mas distraídos.

CRISTIANO. Eres realmente despreciable.

DIABLO. Gracias, es un halago para mi... Y si quieres amarme más te cuento que cuando el culto termina, realizo algunas maniobras evasivas para que algunos no se saluden y solo con eso ya sembré la semilla del rencor en sus corazones.

CRISTIANO. Porque no nos dejas tranquilos y en vez de estar en la Iglesia te vas a otros lugares.

DIABLO. ¿Para qué? Si todo lo demás ya está bajo mi control: las fiestas, los bailes, estoy en la TV, en la radio, en las revistas, en los amigos, en las drogas, casi todo está bajo mi dominio... Es por eso que vengo a la Iglesia; es justamente el lugar que no tengo el dominio y donde más se me ataca. Solo defiendo mis intereses.

CRISTIANO. Puedes hacer todo lo que quieras. Puedes hacerte llamar “El príncipe de este mundo”, pero en el que nosotros creemos es en el Rey de Reyes y Señor se Señores, el León de la tribu de Judá, el Alfa y la Omega, El principio y el fin... confiamos en aquel que dijo “yo he vencido al mundo” y en él somos más que vencedores.

DIABLO. Lo sé, lo sé, y es por eso que tengo que actuar rápido, mi tiempo se está acabando... Hoy reconozco que has ganado, pero mañana será otro día, y te puedo asegurar que vendré aún con más fuerzas para derrotarte. (Sale corriendo vencido.)

CRISTIANO. (Con autoridad.) Si quieres puedes inténtalo una y mil veces, pero no te resistiré en mis fuerzas, sino en las del Dios Todopoderoso. Puedes venir, pero te venceré...

VOZ OFF. Vestíos de toda armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las acechanzas del Diablo.

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