Una Navidad

7 Minutos + Villancicos y 13 Personajes. Representación del nacimiento de Jesús para niños.


UNA NAVIDAD
Yolanda Barba Serrano


PERSONAJES

PASTOR 1
PASTOR 2
PASTOR 3
PASTOR 4
PASTORA 1
PASTORA 2
ÁNGEL
ESTRELLA
MELCHOR
GASPAR
BALTASAR
MARÍA
JOSÉ


PRIMER ACTO

(Se abre el telón y aparece en escena un grupo de pastores alrededor de un fuego.)

PASTOR 1. ¡Qué buena noche hace hoy!

PASTORA 1. Un poquito fría, pero las estrellas brillan como nunca.

PASTOR 2. Aquella que se ve por Oriente, es la que más luce.

PASTORA 2. Achucha el fuego, que voy a arrimar el puchero.

PASTOR 3. Sí, que ya tengo hambre.

PASTOR 4. ¿Qué es ese resplandor?

(Se echan todos a un lado como asustados y entra en escena el Ángel.)

ÁNGEL. Buenas noches, pastorcitos, no os asustéis, pues os traigo una buena noticia.

PASTOR 1. ¿Qué quieres de nosotros?

ÁNGEL. Hoy es un día feliz.

PASTORES. ¿Por qué?

ÁNGEL. Ha nacido el niño Jesús, nuestro Señor, venid a adorarle.

(Cada pastor coge su regalo y se levanta.)

PASTORA 1. ¿Dónde debemos ir?

ÁNGEL. Al final de este camino, encontrareis un pobre pesebre, allí está el niño Jesús.

(Los pastores y el Ángel salen de escena. Entran los niños cantores en escena con panderetas y botellas y cantan: ”Corre, corre, al portalico”.)



SEGUNDO ACTO

(Entra en escena la ESTRELLA.)

ESTRELLA. Seguidme, yo os guiaré.

(Entran los 3 Reyes Magos.)

MELCHOR. Es largo el camino.

GASPAR. Sí, pero merece la pena.

BALTASAR. Y dices que queda mucho.

MELCHOR. La estrella va más despacio.

GASPAR. Por allí se ve un claro sendero.

BALTASAR. Preguntémosle a la Estrella.

MELCHOR. Mirad, parece que nos hace señales.

GASPAR. ¿Qué nos querrá decir?

BALTASAR. Señala al final del camino, estará allí nuestro Señor.

MELCHOR. Vamos, que ya queda poco, no nos detengamos más.

(Salen los cantores a escena e interpretan: “Ya vienen los Reyes”.)



TERCER ACTO

(En escena: El portal viviente, en el centro. María, San José y el Niño, detrás. Encima de sillas, la Estrella a un lado y el Ángel al otro.)

ÁNGEL. Pronto llegaran los pastores.

ESTRELLA. Los 3 Reyes de Oriente, ya están llegando.

MARÍA. El niño tiene un poquito de frío.

JOSÉ. No se queja, pero cógelo un ratito.

MARÍA. Le cantaré una canción para que duerma.

(Los cantores se ponen al fondo y cantan: “Ay del chiquirritin”. Luego salen.)

ÁNGEL. Ya llegan los pastores.

(Los pastores entran y se colocan a un lado del Belén. Se van acercando con sus ofrendas de uno en uno las entregan y se retiran al otro lado del Belén.)

PASTOR 1. Aquí te traigo esta mantita, para que te abrigues en estas frías nochecitas.

PASTORA 1. Yo te traigo leche recién ordeñada, para que te la tomes de buena gana.

PASTOR 2. Este pan está un poquito duro, pero con la leche, lo tomarás, seguro.

PASTORA 2. Esta lana es de mi mejor cordero, al que cuido con esmero.

PASTOR 3. Yo te ofrezco mi única boina para que estés calentito de la cabeza a los pies.

PASTOR 4. Y yo estos calcetines para que estés calentito de la cabeza a los pies.

(Los Pastores 3 y 4 hacen juntos la ofrenda y después de decir cada uno el principio de su frase, la terminan juntos.)

ESTRELLA. Los Reyes de Oriente ya llegaron.

(Los reyes se colocan en el lado opuesto de los pastores. Y de uno en uno comienzan la ofrenda. Poniéndose luego al lado de los pastores.)

MELCHOR. Oro te vengo a ofrecer, digno de los grandes Reyes.

GASPAR. Incienso te traigo yo, para alabarte, mi Señor.

BALTASAR. Mirra es mi presente, porque todo te lo mereces.

(Todos en escena, entran los niños cantores y todos juntos cantan: ”Catatumba”.)

La perla

5 Minutos y 2 Personajes. Jesús requiere un compromiso total. Esta obra ilustra qué significa comprometer todas nuestras posesiones a Jesús.

LA PERLA
Escrito por John Hastings y traducido con permiso por Loida Somolinos

Mateo 13:45-46 “También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró”.


PERSONAJES

VICTORIA. Joyera
SIMÓN. Hombre de negocios


ATREZZO
Una perla
Una calculadora



(Se supone que el escenario es una joyería pero un escenario sencillo es todo lo que se necesita. Se necesitará algo para representar la perla. Nosotros usamos una pelota blanca que nos sirvió. La obra es humorística. Victoria entra al escenario.)

SIMÓN. Buenos días, Victoria.

VICTORIA. Buenos días, Simón. Estaba esperando que llamases. Tengo algo muy especial para enseñarte. Tú estás muy interesado en la colección de perlas que tienes, ¿verdad?

SIMÓN. Sí, quiero que mi colección sea lo más delicada posible.

VICTORIA. Bueno, pues mira a esto (le enseña la perla).

SIMÓN. (Reacciona.) Victoria, es... es increíble. Es magnífica. Es la perla más grande y hermosa que he visto en mi vida.

VICTORIA. Es la mejor de todas, Simón.

SIMÓN. Es perfecta. Es impoluta.

VICTORIA. ¿La quieres?

SIMÓN. ¿Que si la quiero? Naturalmente que la quiero. (Pensándolo otra vez.) Pero, costará mucho. Nunca me podría permitir comprar una perla como ésta.

VICTORIA. No estoy tan segura. Sólo depende de lo mucho que la quieras y cuánto estés preparado para pagar.

SIMÓN. Claro que la quiero. Es fabulosa.

VICTORIA. Pues, ¿cuánto dinero tienes?

SIMÓN. Bueno, esto... en total, con el dinero de los bancos, sobre… pero seguro que no será suficiente.

VICTORIA. No, pero, ¿no tienes ninguna inversión?

SIMÓN. Sí, las he revisado esta mañana y por el momento tienen valor.

VICTORIA. Bien, ahí está tu colección de perlas. Si tuvieras esta perla, sería mejor que todas las otras perlas juntas.

SIMÓN. Tú sabes tanto como yo cuánto vale. Pero, ¿será suficiente?

VICTORIA. (Coge una calculadora.) Veamos. Todavía no es suficiente, Simón. Esta perla vale mucho dinero. ¿Cuánto vale tu casa?

SIMÓN. ¿Mi casa? Los vecinos vendieron la suya por… hace unos meses.

VICTORIA. Eso está mejor pero aún así necesitarás encontrar más.

SIMÓN. Tengo un coche, bueno, en realidad, dos.

VICTORIA. ¡Hum! Veamos un momento… (usa la calculadora) Todavía no es suficiente.

SIMÓN. Si te quedas la casa, ¿qué pasa con todos los muebles?

VICTORIA. Eso está mejor, pero todavía necesito más.

SIMÓN. Espera un momento. Si vendo mi casa y los muebles, ¿dónde voy a vivir? ¿Qué le pasará a mi mujer y a mis hijos?

VICTORIA. ¿Tu familia? No te preocupes, de eso me encargo yo. ¿Sabes lo que la mujer de negocios de hoy necesita? Una esposa. Te daré un buen precio por ella. Cuando estás en la tienda todos los días y por las noches te ocupas de la contabilidad… es bastante difícil hacerte cargo de la compra, de cocinar y limpiar. (Usa la calculadora.) Esto tiene mejor pinta, Simón, pero todavía no es suficiente. ¿Tienes algo más que ofrecer?

SIMÓN. Si tienes todo mi dinero, mi casa, mis coches y todo lo demás. Lo único que me queda es la ropa que llevo puesta ahora.

VICTORIA. Tu ropa. ¡Hum! Ese es un traje muy bonito y me gusta la corbata, y los zapatos. (Usa la calculadora.) Sí, creo que así estaría todo. ¿Todavía quieres la perla?

SIMÓN. Sí, claro que sí.

VICTORIA. Pues aquí la tienes. (Se la da a Simón.) Y puedes guardarte todo lo demás también.

SIMÓN. ¿Cómo?

VICTORIA. Sí, pero recuerda: todo me pertenece. Si necesito algo de suelto acudiré a ti, si necesito un coche, usaré el tuyo; cuando tenga visitas, los alojaré en tu casa. Recuerda, todo lo que tienes me pertenece a mí.

(Se quedan en toc.)

(Nos parece de gran ayuda la lectura de Mateo 13:45-46 al final de la obra, de esta forma se refuerza la enseñanza de Jesús.)

El cuarto regalo

8 Minutos y 3 Personajes. Llega un cuarto visitante con un regalo después de que se han ido los otros reyes magos. Su regalo, una vela, señala a Jesús como la luz del mundo y como la resurrección.


EL CUARTO REGALO
Escrito por John Fewings y traducido con permiso por Loida Somolinos

PERSONAJES

JOSÉ
MARÍA
VISITANTE


OBRA

JOSÉ. Ya ha pasado otro día y necesitarás descansar todo lo que puedas.

MARÍA. (Un poco abatida.) Cuesta un poco acostumbrarse a cuidar un bebé.

JOSÉ. Así como a las visitas.

MARÍA. Lo sé. Hemos tenido más visitas aquí que en todo el tiempo que hemos estado en Nazaret.

JOSÉ. (Dubitativo.) Quizá sea un poco pronto pero, ¿crees que recuperarás las fuerzas pronto para ponernos en marcha?

MARÍA. ¿Estás todavía preocupado por el sueño, verdad?

JOSÉ. Sí, lo estoy. No quiero que le pase nada al bebé.

MARÍA. Yo tampoco pero no te preocupes porque estará bien.

(Alguien llama a la puerta. Ambos reaccionan.)

MARÍA. (Susurrando, un poco preocupada.) ¿Crees que...?

JOSÉ. (Preocupado pero reaccionando.) No te preocupes, va a estar bien. (José se acerca a la puerta.) ¿Quién es?

VISITANTE. Una visita... del Este.

JOSÉ. ¿Del Este?

VISITANTE. Vengo a ver al bebé. Este es el lugar, ¿no?

JOSÉ. (Abriendo la puerta con cuidado.) Sí... pero... los otros.

VISITANTE. (Un poco desilusionado, entra.) ¿Ya han estado aquí?

JOSÉ. Sí, ya se han ido.

VISITANTE. (Interrumpiendo.) Con lo que me he esforzado en alcanzarles.

MARÍA. ¿Quiere decir que los conoce?

VISITANTE. Sí. Bueno... no. He oído hablar de ellos. Tenía la intención de venir con ellos pero me he entretenido ya que me costó un poco encontrar el regalo adecuado.

MARÍA. ¿Otro regalo?

JOSÉ. Es muy amable de su parte.

VISITANTE. Es un regalo que tiene un significado. Me imagino que ya lo sabrán.

MARÍA. (Amablemente.) Eso es lo que los otros dijeron.

VISITANTE. ¿Les explicaron los significados?

JOSÉ. (Dudando.) No, pero hemos estado hablando de esto.

MARÍA. ...Y creo que sabemos lo que significan...

JOSÉ. O por lo menos el de alguno de ellos.

VISITANTE. Entonces, se imaginarán lo especial que es este niño, ¿no?

JOSÉ y MARÍA. Sí.

VISITANTE. Discúlpeme si les hago una pregunta pero, ¿qué es lo que le regalaron los sabios?

JOSÉ. Fueron muy generosos. Uno de ellos trajo oro. Más oro del que yo haya visto nunca. (Reflexionando.) Si hubieran venido un poco antes podría haber ofrecido un cordero por el niño, en vez de dos tórtolas. Pero quizá, semejante regalo hubiera parecido un poco sospechoso para un humilde carpintero... y no necesitamos más problemas. Parece que vamos a necesitar el dinero para escapar sanos y salvos a Egipto.

VISITANTE. ¿Escapar?

JOSÉ. El Rey Herodes sabe que el bebé ha nacido para ser un rey.

MARÍA. Eso es lo que el oro significa. Es el símbolo de un rey.

VISITANTE. Ya veo. ¿Qué es lo que los otros trajeron?

MARÍA. Incienso. El símbolo de adoración. No va a ser un rey cualquiera. El mensajero del Señor nos dijo que era un “niño de Dios”. Le he dado muchas vueltas a estas palabras y creo que nuestro pequeñín será un día un rey diferente de todos los demás. Será un rey al que la gente se le postrará en adoración.

VISITANTE. Entiendo. Y, ¿el tercero?

(Hay una pequeña pausa – un silencio embarazoso.)

JOSÉ. El tercero... trajo mirra.

VISITANTE. (Sorprendido.) ¡Mirra!

JOSÉ. El símbolo de la muerte. (Hay una pausa pequeña antes de que José intente cambiar de conversación para no preocupar a María.) Me imagino que será un error. Podría significar cualquier otra cosa.

VISITANTE. (Intentando tranquilizarles.) Sí, sí, seguro.

MARÍA. (Con firmeza y calma.) No. Significa la muerte.

VISITANTE. (Con tristeza.) Me temo que tiene razón. Se me dijo muy claro lo que debería traer y estoy seguro de que también fue así con los otros. Es poco probable que se hayan equivocado.

MARÍA. Y, ¿significa muerte?

VISITANTE. (Encogiéndose de hombros.) Para aquellos que son diferentes el camino no es fácil. ¿Para tu hijo...?

JOSÉ. Oro... Incienso... Mirra. Un rey... Adoración... (Hace una pausa.) Muerte.

VISITANTE. Lo siento, no sé qué decir.

JOSÉ. (Un poco nervioso.) Perdónenos... no deberíamos molestarle con nuestros problemas. ¿Ha venido de muy lejos? (Se da cuenta de que ha hecho una pregunta estúpida.) Naturalmente que sí. ¿Cómo supo dónde estábamos?

VISITANTE. Por la estrella.

JOSÉ. Por supuesto... Lo siento... No sé dónde tengo la cabeza.

MARÍA. (Con calma.) ¿Le gustaría ver al niño?

VISITANTE. Sí, me encantaría y creo que es hora de entregarle el regalo.

(El visitante va a coger el regalo. Regresa con una vela encendida que entrega a María.)

MARÍA. Gracias. ¿También es un símbolo?

VISITANTE. Se me dijo lo que tenía que traer.

(Hay una pausa y todos miran la vela.)

JOSÉ. (Mencionando las Escrituras.). ¡Levántate, resplandece, porque llega tu luzy la gloria del Señor brilla sobre ti!

MARÍA. Jesús – “la luz del mundo”.

(El visitante da unos pasos y sopla la vela. José se burla. María está en calma. Unos segundos después, la vela se vuelve a encender.)

JOSÉ. Oro... Incienso... Mirra.

MARÍA. Un rey... Adoración... Muerte.

(Los tres se dan cuenta del significado de la vela. José y María se miran, sus ojos están llorosos pero llenos de paz y felicidad.)


Nota: La completa comprensión de la obra “El cuarto regalo” depende de que la vela se vuelva a encender. Hay que prestar particular atención a este elemento. Este tipo de velas se pueden encontrar en las tiendas de broma o en las que venden complementos para decorar pasteles. Es probable que sólo encuentren velas muy pequeñas (me refiero para las tartas de cumpleaños): en ese caso, será necesario construir una vela falsa más grande para que la velita de cumpleaños haga de llama.

Atención: Deberían practicar cómo soplar la vela de forma que se vuelva a encender después. Tendrá que dejar a la vela que se queme por un rato para concentrar el suficiente calor que permita encender el efecto químico que hace el truco.
Pueden preferir utilizar una falsa vela eléctrica que puedan apagar con un interruptor. He visto la obra con esta fórmula pero personalmente creo que le falta el impacto que se consigue con una vela de verdad.

Copyright John fewings, todos los derechos reservados.
Esta obra se puede poner en escena gratuitamente con la condición de que sus copias no se vendan para sacar ningún provecho; no se debe cobrar ninguna entrada. A cambio de usar libremente la obra, el autor agradecería que se le informara cuando se quiera poner en escena y con qué propósito se lleva a cabo. Se le puede escribir a la siguiente dirección: 50 Howdale Road, Hull, HU8 9JZ, UZ

¿Me estás hablando a mí, Señor?

10 Minutos y 2 Personajes + Coro. Un coro está cantando enfrente de la congregación un himno: “Santo, santo, santo”. Dios llama la atención de Julia y entablan una conversación. Nadie más puede oírle. Le habla con voz tan potente que piensa que alguien del coro le está interrumpiendo.

¿ME ESTÁS HABLANDO A MÍ, SEÑOR?
Escrito por Kathy Graff y traducido con permiso por Loida Somolinos


PERSONAJES
CORO
JULIA
DIOS


OBRA
El coro está cantando “Santo, santo, santo” con unos himnarios.

DIOS. ¿Qué estás haciendo?

Julia mira a uno de los miembros del coro. Se dirige a éste mientras el coro sigue cantando.

JULIA. ¿Cómo que qué estoy haciendo? Estoy cantando.

MIEMBRO 1. Le mira con cara de asombro. Perdón, yo no he dicho nada.

Continúan cantando. Hay una pequeña pausa.

DIOS. Julia.

JULIA. Mira a otro miembro del coro. ¿Qué?

MIEMBRO 2 la mira extrañado.

JULIA. ¿No ha oído nada?

MIEMBRO. No, nada. Por favor, déjeme tranquilo. Estoy intentando adorar al Señor.

Continúan cantando. Hay otra pequeña pausa. Cuando empiezan a hablar el resto del coro canta cada vez más bajo y se va fuera del escenario lentamente y dejan a Julia hablando con Dios.

DIOS. Julia.

JULIA. Está bien, ¿quién es?

DIOS. Soy yo.

JULIA. ¿Eres tú... Señor?

DIOS. ¿Qué estás haciendo?

JULIA. Estoy cantando una canción. Ya sabes, para ti.

DIOS. ¿De verdad?

JULIA. Bueno, Señor, me parece que no es el mejor momento para discutirlo ahora... Estoy en el medio de la adoración.

DIOS. ¿Me estás adorando?

Llegados a este punto la música se deja de oír y los otros personajes salen lentamente del escenario.

JULIA. Hombre, pues sí. Cantamos todos los domingos esta canción antes de la ofrenda. Es una gran tradición en esta iglesia. Mira, me la sé de memoria, sin mirar el himnario.

DIOS. ¿Por qué estás aquí?

JULIA. Leo me llamó y me preguntó si podía ocupar el sitio de Aurora en el coro porque no se encontraba bien; si no, estaría sentada en mi banco. Lo señala. Ese de allí...

DIOS. No. ¿Por qué estás AQUÍ?

JULIA. ¿Quieres decir, aquí, en la iglesia? Pausa. Pues vengo desde hace tanto que ya me he acostumbrado. Me gusta. Me hace sentir bien. Y es una buena medicina para la semana que empieza.

DIOS. ¿Dónde está tu corazón?

JULIA. Pues, no sé dónde está mi corazón pero sí sé dónde está mi mente. En esos 1500 euros que le debo a hacienda. En el capó de mi coche... sólo tú sabes lo que me va a costar. La lavadora está rota. Ya sabes qué ocupada he estado con los programas últimamente y además he tenido que hacer de canguro las pasadas noches. ¡Estoy agotada!

DIOS. Entonces, no te has preparado mucho para venir esta mañana aquí a adorarme.

JULIA. ¿Prepararme?

DIOS. ¿Por qué no me has dicho nada de tus problemas esta semana?

JULIA. ¿Cuándo? No he tenido tiempo. He estado tan ocupada... duda... preocupándome por estas cosas que...

DIOS. ¿Te has olvidado de la promesa que he hecho a través de mi hijo?

JULIA. ¿Cuál?

DIOS. “Venid a mí todos los que estáis cansados y cargados y yo os haré descansar”

JULIA. Sí que me acuerdo. Esa es una de esas promesas que sentía que estabas hablando directamente. Pero Señor, las cosas son diferentes ahora. Mi vida está tan llena de obligaciones...

DIOS. ¿Y qué hay de tus obligaciones conmigo? ¿De amarme y adorarme con todo tu corazón, mente y alma?

JULIA. Pausa. Tienes razón, Señor. Quiero estar cerca de ti pero me he olvidado de cómo. Quiero verte en mi corazón pero no puedo dejar todo a un lado y centrarme en ti. Eso no puede ser. ¿Qué hago?

DIOS. Pausa. Intenta pedirme ayuda.

Hay una pausa. Julia inclina su cabeza, cierra sus ojos y empieza a orar en silencio.

DIOS. Déjame encargarme de tus preocupaciones.

Se empieza a escuchar la canción “I see the Lord”.

DIOS. Ahora, ya puedes darme alabanzas.

Se escucha la letra de la canción “I see the Lord”.
Veo al Señor sentado en su trono, alabadle
Y el velo de su túnica, llena el templo con su gloria
Y toda la tierra se llena de su gloria.

Santo, Santo, Santo, Santo
Santo es el Señor
Santo, Santo, Santo, Santo
Santo es el Señor

…………………………………

© Kathy Graff 1998, todos los derechos reservados. Esta obra se puede representar gratuitamente con la condición de que no se saque ningún beneficio económico de la misma ni se cobre por la entrada. La autora agradecería que se le notificara cuándo y con qué propósitos se van a llevar a cabo con la representación de la obra. Se puede contactar con ella en:
katgraff@cpurity.com
Esta obra es una traducción del inglés “Are you talking to me, Lord?” y se encuentra en www.dramatix.org

Ensayo Final

30 Minutos y 9 Personajes. Caos en el ensayo general de una obra de Navidad antes de su estreno. Todos han llegado tarde y muchos de los personajes se han visto forzados a coger un papel.


ENSAYO FINAL
Escrito por Annette Wetherbee y traducido con permiso por Loida Somolinos


PERSONAJES

Directora
Ángel
Mesonero
Pastor
Rey Mago 1
Rey Mago 2
Rey Mago 3
María
José
Coro


MÚSICA

Después de la Escena I “O Come Emmanuel”.
Después de la Escena II: “The First Noel”.
Después de la Escena III: “We three kings”.
Después de la Escena IV: “Isn’t he?” o “Joseph’s song”
Para la Escena final: “Go tell it on the mountain”.



OBRA

ESCENA I

Estamos en la noche anterior a la representación de una obra de Navidad en una iglesia. Se supone que el ensayo general tendría que haber empezado hace un rato pero la gente todavía no ha llegado. La directora está bastante nerviosa y quiere abandonar la obra. Está arreglando la parte trasera del escenario.

DIRECTORA. Aparece con un puñado de disfraces y objetos de atrezzo. Los cuelga rápidamente y deja sobre la mesa los objetos. Está dando vueltas por ahí intentando poner orden para el ensayo general que se supone que tenía que haber empezado ya. Habla entre dientes sobre lo irresponsables y poco comprometidos que son los demás. ¿Por qué al final me toca hacer todo a mí? Mira al reloj. ¿Dónde se habrán metido? Tendrían que estar aquí ya. Sale enfadada.

ÁNGEL. (Entra por la dirección opuesta a la que ha salido la directora.) ¿Hola? ¿Hay alguien aquí? Siento llegar tarde. ¿Hola? ¡Hum! (Mira el reloj.) Quizá me he equivocado de hora pero creo que el ensayo tendría que haber empezado ya. (Mira alrededor.) El caso es que alguien ha estado aquí y ha puesto un poco de orden en todo este lío. (Ve el disfraz de ángel.) ¡Aquí está mi traje! Bien, voy a empezar a vestirme antes de que se haga más tarde. Me pregunto si podría ir sin las alas. Oye, ¿por qué no? Un ángel alérgico a las plumas.

DIRECTORA. (Entra con más trajes y objetos. Todavía sigue murmurando entre dientes.) Al año que viene paso de ocuparme del programa de Navidad. Y ya veremos lo que pasará con el programa de Semana Santa. (Está tan cargada que no puede ver al Ángel.)

ÁNGEL. ¿Puedo ayudarte?

DIRECTORA. Con sarcasmo. ¡Hombre! Por fin alguien se decide a aparecer.

ÁNGEL. ¿Quieres decir que soy el primero?

DIRECTORA. No, la primera fui yo. Tú eres el segundo. (Deja las cosas sobre la mesa y empieza a ordenarlas.)

ÁNGEL. Y, ¿dónde están los demás?

DIRECTORA. Eso mismo me pregunto yo.

ÁNGEL. No te preocupes, estoy seguro de que llegarán de un momento a otro. Es que, ya sabes que estas fechas son muy malas y hay un montón de cosas que hacer.

DIRECTORA. Oye, que yo también tengo cosas que hacer. Tengo la casa llena de visitas, el árbol a medio decorar, los regalos sin envolver e incluso algunos sin comprar y una obra de Navidad que sacar adelante.

ÁNGEL. No suena muy bien, no.

DIRECTORA. No sería tan malo si la demás gente fuera consciente también de lo que hay que hacer y estuviera dónde tuviera que estar y a la hora que se supone que tenía que estar. Es...

ÁNGEL. ¿Frustrante?

DIRECTORA. Sí, hay momentos en que una se siente...

ÁNGEL. ¿Como la única que se preocupa cuando hay cosas que hacer?

DIRECTORA. Sí, así es. Me estoy volviendo loca intentando tener todo listo mientras que otros no se dan cuenta de lo que cuesta tener una “Feliz Navidad”.

ÁNGEL. Y, ¿eso es todo?

DIRECTORA. ¿Cómo?

ÁNGEL. ¿Qué es lo que cuesta tener una Feliz Navidad?

DIRECTORA. Bien, uhhhh, ummm. (Murmurando y alzando los brazos.) En este momento, no lo sé, ni me importa; lo único que quiero es que pase todo cuanto antes.

ÁNGEL. ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?

DIRECTORA. Bueno, necesito arreglar algunas cosas en el portal.

ÁNGEL. Entonces vamos y no perdamos más tiempo.

DIRECTORA. Saliendo. Espero que los demás se dignen a aparecer.

ÁNGEL. No te preocupes, ya verás como aparecen y si no fuera así, ¿qué es lo peor que podría pasar?

DIRECTORA. ¿Que el programa se cancelaría debido a la falta de participación?

ÁNGEL. No. Se encontraría otra fecha.
(Salen los dos.)


ESCENA II

R.M. 1. Creo que es una buena idea.

R.M. 2. ¡Pues yo creo que es una locura!

R.M. 1. Le iba a dar más autenticidad.

R.M. 2. ¡Se armaría un lío tremendo!

R.M. 1. ¡Haría la escena como más viva, más real!

R.M. 2. Que sería un lío.

R.M. 1. Sería estupendo. Aparte de una oveja, creo que podría conseguir un burro y quizá un camello. (Se dirige al Rey Mago 3.) ¿Qué opinas tú?

R.M. 3. ¡No me metáis en esto! Yo sé cuándo me tengo que estar callado.

R.M. 2. ¿Desde cuándo?

R.M. 3. Desde que mi último comentario hizo que me metiera en este jaleo.

R.M. 2. ¡Vaya!

R.M. 1. ¿Qué dijiste?

R.M. 3. Me estaba quejando de la pobreza del programa de Navidad que se estaba preparando, que no había mucho compromiso en la iglesia.

R.M. 2. Déjame averiguar: Marta, te oyó por casualidad.

R.M. 3. ¡Sip! Y antes de que me diera cuenta salía con un papelito para la obra de Navidad.

(Los otros dos reyes magos asienten. R.M. 1 ve los trajes de los reyes magos.)

R.M. 1. ¡Eh! Ahí están nuestros trajes. ¿Creéis que nos los tenemos que poner ahora?

R.M. 2. Es el ensayo general.

R.M. 3. Y aquí están nuestros presentes.

R.M. 1. ¡Yo quiero el oro!

R.M. 2. No, lo quiero yo que tú lo llevaste el año pasado. (Dirigiéndose al Rey Mago 3.) ¿A que sí?

R.M. 3. Ya os he dicho que yo no digo nada.

R.M. 2. Está bien. Qué pena que no sea real. Un poco de ayuda no me vendría mal para pagar todas las compras que tengo que hacer en esta Navidad. Me parece que la cuenta de mi tarjeta de crédito debe de estar creciendo a la vez que hablamos.

R.M. 1. Vaya.

R.M. 2. Es que mi mujer está haciendo ahora las últimas compras.

R.M. 1. ¡Ou! Eso duele. ¿Qué te voy a contar? Estoy seguro de que cuando acabe de pagar todo lo que gastemos estas fiestas tendré que empezar a pagar a Hacienda. (Dirigiéndose al Rey Mago 3.) ¿Verdad?

R.M. 2. ¿Ya no te acuerdas de que hoy está muy calladito?

R.M. 3. ¡Hombre! Tampoco es eso.

R.M. 2. Si el chico tiene una opinión.

R.M. 1. ¿Qué tienes que decir?

R.M. 3. Hace algunos años, Vanesa se quejaba del materialismo que existía en estas fechas y yo me quejaba porque gastábamos mucho. Así que al año siguiente nos sentamos con los chicos para fijar unos límites en lo que íbamos a gastar a partir de entonces.

R.M. 2. Y, ¿funcionó?

R.M. 3. No sin poco esfuerzo.

R.M. 1. No me imagino a mis hijos aceptando esa propuesta.

R.M. 3. Todos nosotros la aceptamos con mucha ilusión y nos obligó a ser más personales y creativos en nuestros regalos. Incluso al resto de la familia le pareció bien y empezó a imitarnos.

R.M. 1. ¿No se sintieron, quizá, un poco ofendidos?

R.M. 3. Es posible, pero nosotros no les dijimos lo que debían o no debían hacer, solo que en lugar de haber cuatro o cinco regalos nuestros les íbamos a hacer uno o dos.

R.M. 2. Me gustaría pertenecer a tu familia. Me sentiría aliviado de no tener que matarme la cabeza con los regalos.

R.M. 3. Hace algunos años, Sonia, nuestra hija más pequeña, sugirió que hiciéramos algo juntos, como una familia, para llevar la alegría de Navidad a otros.

R.M. 1. ¿Qué hicisteis?

R.M. 3. El primer año visitamos una residencia de ancianos en el Día de Navidad y llevamos algunos motivos navideños para que decoraran sus cuartos. Otro año visitamos un hospital infantil y les llevamos regalos. En fin, cosas diferentes.

R.M. 1. ¿Qué vais a hacer este año?

R.M. 3. Este año vamos a invitar a una familia de pocos recursos para que pase con nosotros ese día.

R.M. 2. Pero todas estas cosas os costarán mucho, ¿no?

R.M. 3. Todos decidimos juntar el dinero que utilizábamos para hacernos los regalos y comprar o preparar algo para estas personas. Empieza a mirar a su alrededor. Oye pero, ¿dónde está el resto de la gente?

R.M. 2. La verdad es que no he visto a nadie cuando llegamos.

R.M. 1. Eso no puede ser, se habrán metido en algún otro sitio.

R.M. 2. Si no es así es que llegan tarde.

R.M. 1. ¿Más tarde que nosotros? Marta nos va a echar una cantada...

R.M. 3. Vamos a ver si están en el pesebre. Quizá estén allí.

R.M. 2. (Dirigiéndose al Rey Mago 1.) Y ni se te ocurra mencionar lo de los animales, ¿eh?
(Salen.)


ESCENA III

PASTOR. Todavía estoy alucinado con el partido. No me puedo creer que en el último minuto metieran ese gol y ganaran.

MESONERO. Sí pero a Marta esos minutos de prórroga no le van a servir de excusa.

PASTOR. Pero oye, que era el partido entre el Real Madrid y el Barça.

MESONERO. Pues sí y, gracias por invitarme.

PASTOR. Ha sido una buena idea para olvidarse un poco de la locura de estos días. (Mirando a su alrededor.) ¿Hola? ¿Hay alguien aquí?

MESONERO. ¡Qué extraño! Ya pensaba que íbamos a ser los últimos.

PASTOR. No sabes eso de que los últimos serán los primeros...

MESONERO. No podemos ser los únicos aquí.

PASTOR. Aunque no me extrañaría nada que lo fuéramos.

MESONERO ¿Por?

PASTOR. Porque en estas fechas todo el mundo tiene que hacer muchas cosas. ¿Te puedes creer que no he visto casi a mis hijos en esta semana?

MESONERO. Me ha pasado a mí también... En estas fiestas que se supone que tendrían que estar más orientadas hacia la familia sucede casi lo contrario.

PASTOR. (Dirigiéndose a la mesa de los objetos, coge los instrumentos del pastor.) Mira, aquí están nuestras cosas. Se pone algunas de las ropas para enseñárselas al mesonero para ver qué tal le quedan pero se ha puesto algo al revés. ¿Qué pasa?

MESONERO. En que tengo suerte de no ser una de tus ovejas. Mueve un poco las ropas que están colgadas. Parece como si yo fuera el único que va a tener un solo traje.

PASTOR. ¿Te esperabas más?

MESONERO. Pues sí, hago de pastor y de mesonero que ofrece su establo a José y a María.

PASTOR. Me imagino que Marta no habrá encontrado suficiente gente para hacer todos los papeles.

MESONERO. Nadie se dejó engañar. Yo me ofrecí voluntario.

PASTOR. ¿Estás loco? No te ofendas pero sólo es un programa de Navidad y tú bastante ocupando estás con tus negocios.

MESONERO. Sí, lo sé, pero me apetecía participar especialmente haciendo el papel de mesonero.

PASTOR. ¿Y eso?

MESONERO. Este es el primer año en el que he hecho un poco de hueco en mi corazón a Jesús.

PASTOR. Pero, ¿qué estás diciendo? Desde que yo entré en la iglesia tú siempre has sido un miembro muy activo; incluso has dado estudios bíblicos.

MESONERO. ¿Has visto como puedo hacer un buen papel? Sé cómo parecer un buen siervo de Dios. En mi vida no le he dejado que me dirigiera sino que era yo el que lo hacía. Me sentía autosuficiente aunque en realidad, era un ingenuo.

PASTOR. Y, ¿qué es lo que cambió?

MESONERO. Mi corazón. Se lo entregué al verdadero Jesús y no al que yo había inventado para parecer religioso. Pausa. Mi familia se daba cuenta de la vida tan hipócrita que llevaba y yo me daba cuenta del caos en que les había sumido.

PASTOR. ¿Te refieres a tu hijo Óscar?

MESONERO. En parte. Mi hijo se rebeló contra la mentira en la que estaba viviendo y además se crearon barreras muy altas en mi matrimonio. No pensé que Cristina iba a quedarse conmigo incluso después de que decidí cambiar.

PASTOR. No tenía ni idea.

MESONERO. Las cosas van mejor ahora pero sólo desde que caí de rodillas ante el señor y le entregué mi vida. Pensativo. Es posible que Óscar venga al programa de Navidad. Estoy ansioso por compartir el Evangelio de un modo distinto como nunca antes lo había hecho.

PASTOR. Nunca me había planteado el compartir el Evangelio así, vistiéndome con un disfraz, bajo las sofocantes luces de los focos y con un puñado de ovejas de mentira.

MESONERO. Para mí, nuestro mensaje está claro. El nacimiento de Cristo es real. Y sólo si le haces un poquito de hueco en tu corazón hará toda la diferencia en este mundo. Y como pastor, tú fuiste el primero en escuchar las gloriosas nuevas que fueron dichas a otros.

PASTOR. Me parece que esto es más importante de lo que pensaba. Creo que tendríamos que buscar a los otros. No podemos ser los únicos aquí.
(Salen.)


ESCENA IV

MARÍA. (Entra.) ¿Quieres darte prisa? Ya llegamos bastante tarde.

JOSÉ. (Fuera de escena.) Relájate. Ya sabes que no pueden empezar sin nosotros.

MARÍA. Ya sabes lo que odio llegar tarde. Está en el centro del escenario mirando alrededor pero no ve a nadie. ¿Hay alguien?

JOSÉ. (Entra cargando una caja muy grande.) Ya estoy aquí, ya estoy aquí... He tenido que sacar algo de la furgoneta. Deja la caja en el suelo. ¿Dónde está todo el mundo?

MARÍA. No lo sé. Deben de estar en alguna otra parte. (Se da cuenta de la caja.) ¿Qué es eso?

JOSÉ. ¿Qué es qué?

MARÍA. ¡Eso!

JOSÉ. ¡Oh! ¿Esto? Una sorpresita.

MARÍA. ¿Para mí?

JOSÉ. Es un tipo de regalo prenavideño pero ahora tenemos que ensayar una obra así que mejor lo dejo en la furgoneta.

MARÍA. ¡Pare usted ahí! Si es un regalo para mí, no va a ir a ninguna parte. (Abre la caja y encuentra una cuna hecha a mano.) ¡Oh, cariño!

JOSÉ. Bueno, ya sé que no es un pesebre pero pensé que lo podríamos utilizar esta noche. La hice yo mismo.

MARÍA. ¿Cuándo?

JOSÉ. La empecé hace algún tiempo... Antes de que... Bien, ya sabes. La iba a poner en el cuarto del niño para cuando tú regresaras del hospital...

MARÍA. Es muy bonita. (Empieza a llorar.)

JOSÉ. No, cariño, por favor...

MARÍA. Ahora tendría 18 meses.

JOSÉ. Lo sé.

MARÍA. Nunca pudimos traerlo a casa para que pudiera dormir en su cunita...

JOSÉ. No la había terminado del todo. No tenía una razón para hacerlo hasta ahora.

MARÍA. Lo tuve antes de tiempo. Pausa. Estaba tan furiosa contigo, conmigo misma e incluso con Dios.

JOSÉ. Tenía miedo.

MARÍA. ¿Miedo? ¿Por qué?

JOSÉ. Porque no quería perderte. Parecías tan ausente en ese tiempo que pensé que nunca volvería a ser todo igual.

MARÍA. Pero no fue así.

JOSÉ. Gracias a Dios.

MARÍA. Sí, gracias a Dios. ¿Sabes? Se acaricia la barriga. Esto significa que tenemos que dar a todos las buenas nuevas, ¿no crees?

JOSÉ. Pero primero tenemos que encontrar a alguien. Vamos a ver si los encontramos...


ESCENA V

(La Directora entra con todos los demás pero el Ángel está en toc.)

DIRECTORA. No vamos a meter animales de verdad en el portal.

R.M. 1. Sería estupendo.

TODOS. ¡Sería un desastre!

DIRECTORA. No puedo creer que vayamos tan retrasados. He tenido que empujar a la gente. Por favor, vestíos y empecemos.

(Los personajes se preparan pero están tonteando con los objetos y entre ellos...)

MESONERO. Mientras se pone su túnica. ¿Dónde está el coro? ¿No se supone que tenían que estar aquí también?

DIRECTORA. El coro. Me había olvidado del coro. Tendrían que haber llegado hace una hora. ¿Dónde está el coro?

R.M. 2. ¿Falta el coro?

MARÍA. No se han perdido. Me parece que uno de ellos dijo que se iban a preparan un poco para el ensayo yendo a cantar villancicos al hospital.

DIRECTORA. ¿A cantar villancicos? ¿Ahora!!!!

JOSÉ. Es Navidad. ¿En que otro momento del año irías a cantar villancicos si no es en Navidad?

DIRECTORA. ¡Podrían haber ido en cualquier otro momento pero no ahora! Alza las manos al cielo y se sienta en el suelo. Lo abandono. ¿Por qué razón íbamos a continuar?

ÁNGEL. (Entra con su disfraz puesto, con un pequeño artículo en su mano. Coloca el podio, sube sobre él y dice en viva voz.) “No temáis porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo, el Señor”. Se baja del podio. ¿Sabéis? Ese mensaje tiene tanto valor hoy como en el pasado. Jesús nació, vivió, murió, resucitó...

R.M. 3. En Él hay vida nueva.

MARÍA. Y curación.

MESONERO. Y perdón... si sólo le invitas a pasar.

ÁNGEL. ¡Esa es la razón!

CORO. En la distancia. ¿Alguien necesita un coro por aquí? Sentimos llegar tarde...

DIRECTORA. Está bien. Vamos a empezar. ¡Cada uno en su puesto!
(Los personajes se han terminado de vestir y en un frenesí de actividad, el escenario cobra más luz y se convierte en el portal. Los personajes se colocan en su lugar representando un belén y el coro se sitúa al final y canta el último villancico.)

Copyright Annette Wetherbee, todos los derechos reservados.

La maravillosa estrella

20 Minutos y 9 Personajes. Obra muy sencilla de cuatro sabios que vieron la estrella. Uno, Claudus, no se creerá que les lleve al Mesías prometido y se perderá el nacimiento de Jesús. La obra es muy adecuada para aquellos que son escépticos sobre la verdad de Cristo y el sentido real de la Navidad.

LA MARAVILLOSA ESTRELLA
Escrito por Tracy Sue Gimpel y traducido con permiso por Loida Somolinos



PERSONAJES

EMAÚS
MARCOS
BENJAMÍN
CLAUDUS
DÉBORA
REY HERODES
SIRVIENTA
JOSÉ
MARÍA



OBRA
ACTO I – Escena 1

(Es de noche y las estrellas brillan.)

EMAÚS. (Mirando por un telescopio y hablando consigo mismo) ¡Mira que están bonitas las estrellas esta noche! El cielo parece un cristal transparente. ¡Débora! ¡Ven aquí y echa un vistazo!

DÉBORA. (Apresurándose.) Sí, maestro, ¿qué sucede?

EMAÚS. ¡Mira el cielo esta noche! ¿No te parece una maravilla?

DÉBORA. (Mirando.) ¡Sí! Está precioso… (Pausa.) Y, ¿esa estrella que brilla tanto al oeste?

EMAÚS. (Mirando.) Déjame ver… ¡Hum! Sí que es extraña. No me acuerdo del nombre de ninguna estrella que sea tan brillante y se encuentre en esa posición. Tendré que añadirla a mi lista de observaciones para las noches siguientes.

DÉBORA. Sí, bueno… Buenas noches, maestro. ¿Hay algo que pueda hacer por usted antes de que me vaya a dormir?

EMAÚS. (Todavía mirando.) ¡Hum! No… Esta estrella es MUY interesante…

DÉBORA. Buenas noches, maestro.

(Débora se marcha.)

EMAÚS. (Sigue observando y hablando consigo mismo.) Sí que es rara esa estrella… en realidad, no he visto ninguna estrella así antes. Mañana le preguntaré a Marcos para ver si él ha visto una estrella como ésta antes. Ahora estoy demasiado cansado para darle vueltas a este asunto. ¡Tengo mucho trabajo para mañana!



ACTO I – Escena 2

(Dos sabios, turnándose para mirar por el telescopio. Marcos está mirando por el telescopio cuando Emaús comienza a hablar.)

EMAÚS. ¿La ves? Centra la atención al oeste.

MARCOS. Sí, ya la veo. La he estado observando desde hace unas noches desde mi casa. Con todos mis años de estudios, nunca había visto una estrella como ésta.

EMAÚS. Ni yo tampoco. He estado todo el día buscando entre mis libros y todavía no lo tengo claro. De todas formas, le he echado un vistazo a un antiguo libro que quizá pueda ayudarnos en algo.

MARCOS. ¿Qué libro?

EMAÚS. Es uno de mis libros de historia. Comenta que se iba a dar una señal en los cielos para decir al mundo que un gran líder iba a nacer.

MARCOS. Nunca he oído una cosa así.

EMAÚS. Ni yo tampoco pero el libro decía que Dios le haría saber al mundo todos los eventos importantes con una señal en los cielos.

MARCOS. Muy interesante.

EMAÚS. Yo también pienso eso. (Mirando por el telescopio.) Está muy brillante esta noche, ¿no te parece?

MARCOS. Sí. Me pregunto si Benjamín o Claudus se han dado cuenta de la estrella.

EMAÚS. Deberíamos averiguarlo. Cuanta más gente esté ayudándonos a averiguar su significado, más información lograremos reunir.

MARCOS. Sí, mañana continuaremos con la investigación y a ver si podemos encontrar alguna respuesta para esta misteriosa estrella.



ACTO I – Escena 3

(Es de noche. Hay un telescopio. Los cuatros sabios están presentes. Emaús y Marcos están estudiando un libro juntos y discutiendo sobre éste. Benjamín y Claudus se turnan para mirar por el telescopio. Benjamín está mirando en este momento.)

BENJAMÍN. Es la misma estrella que había visto yo también. Ha estado brillando mucho durante las pasadas noches… ¡Es preciosa! Lo increíble es que parece brillar más cada noche.

CLAUDUS. No lo sé… A mí me parece una estrella normal.

BENJAMÍN. Esta estrella no es normal y en esa localización, todavía menos.

EMAÚS. Eso es exactamente lo que hemos estado discutiendo Marcos y yo. Este libro te cuenta las señales que con frecuencia se han dado cuando ha nacido un gran personaje.

MARCOS. No tengo ni idea de qué líder puede ser, o dónde está, pero podría ser un evento que podría cambiar la vida.

BENJAMÍN. ¡Sí! ¡Ahora me acuerdo! Mi padre, que era un gran astrónomo, me dijo hace muchos años que los misterios del cielo eran con frecuencia señales de Dios. Mis orígenes se remontan a los judíos, y ellos siguen los mandamientos de Dios. Esa es la razón de que me pusieran por nombre Benjamín.

CLAUDUS. Personalmente, creo que es sólo otra estrella más. Os estáis emocionando por nada.

EMAÚS. Hay algo especial en esta estrella y no queremos pasarlo de largo. Creo que tenemos que continuar observándola durante una semana más y ver qué pasa.

(Benjamín y Marcos asienten.)

MARCOS. Reunámonos en una semana y discutamos sobre lo que hemos observado.

(Claudus se encoge de hombros y se marcha solo. Los otros tres sabios salen hablando muy entusiasmados.)



ACTO I – Escena 4

(Una semana después. Es de noche. Está el telescopio. Los cuatro sabios están presentes.)

EMAÚS. No me puedo creer que la estrella brille de igual forma que al principio. Incluso me parece que brilla más.

BENJAMÍN. He hablado con mi hermano y él también se acuerda de cuando nuestro padre nos hablaba de unos escritos especiales de los judíos. Y finalmente hemos encontrado el libro hoy. Dice que una estrella saldrá de Jacob y un cetro saldrá de Israel.

MARCOS. Ese es el área exacta en el que la estrella está brillando. Esos escritos parecen decir que un gran rey o príncipe ha nacido.

EMAÚS. Los judíos sólo sirven a un Dios. Sus escritos profetizan que un Mesías los guiará y reinará sobre ellos. Esto es lo que la estrella nos puede estar diciendo. Este puede ser el mayor evento de la historia.

CLAUDUS. De acuerdo, de acuerdo, no os entusiasméis tanto. ¿Os habéis olvidado de que NO somos judíos? ¡Nosotros tenemos nuestros propios dioses! Los judíos se han separado siempre de nosotros. Ellos sirven sólo a un Dios, que supuestamente ha hecho muchos milagros por su pueblo elegido. Y si me preguntáis, me parece todo un poco exagerado.

BENJAMÍN. Sí, Claudus, pero no podemos negar la señal de los cielos. Las evidencias de que un rey ha nacido son más fuertes cada día. Es más, creo que tenemos que ir y verlo con nuestros propios ojos.

CLAUDUS. ¡No seáis ridículos!

EMAÚS. Estoy de acuerdo contigo, Benjamín. Todos somos lo suficientemente inteligentes para saber que esta es la oportunidad de nuestras vidas.

MARCOS. ¡Imaginad! ¡Nosotros yendo a ver al nuevo rey de Israel!

CLAUDUS. Y qué viaje tan largo y cansado sería. Sigo pensando que esta idea es absolutamente ridícula.

BENJAMÍN. Yo no pienso eso. No hay nada que nos impida ir a ver al rey.

EMAÚS. Todas las evidencias están delante de nosotros. ¡Vayamos!

CLAUDUS. ¡No contéis conmigo! No gastaré mi tiempo, ni mis energías en semejante viaje tan atolondrado.

MARCOS. Esa es una decisión tuya, Claudus, pero yo no me lo perdonaría si perdiera una oportunidad así.

CLAUDUS. Ya he tomado mi decisión y creo que es un viaje sin sentido. Estoy seguro de que todos vendréis muy decepcionados.

BENJAMÍN. Cuenta conmigo. Me habéis convencido ¿Cuándo nos vamos?

MARCOS. ¡En seguida! (Pausa.) ¡Esperad un minuto! ¡Nos olvidamos de algo muy importante! ¡No podemos ir a ver a un rey sin un regalo para Él!

EMAÚS. Tienes razón, Marcos. ¿Qué podemos llevarle a un rey?

CLAUDUS. Bien, yo me voy a casa. Podéis quedaros discutiendo sobre este ridículo viaje toda la noche. Espero que cambiéis vuestra opinión antes de que os aventuréis en este viaje tan ridículo.

BENJAMÍN. Buenas noches, Claudus. Nosotros nos vamos y espero que cambies de opinión.

(Claudus sale.)

EMAÚS. Bien, sobre los regalos… Creo que tendremos que llevar lo mejor para este rey… Yo llevaré oro. Eso es adecuado para un rey.

MARCOS. Incienso será un regalo aceptable para un rey. Es un incienso que todo el mundo busca. ¡No tiene precio!

BENJAMÍN. Estoy pensando que yo podría llevar mirra. ¡Es lo mejor en el mundo!

EMÁUS. Entonces, ya está. ¡Qué regalos tan maravillosos para un rey! Oro, incienso y mirra. ¡Estará muy contento con nosotros!

MARCOS. Con esto ya resuelto, planeemos cuándo vamos a marcharnos.

EMAÚS. Yo podré estar listo en dos días. ¿Y vosotros?

BENJAMÍN. Mis camellos estarán cargados y listos para el largo viaje.

MARCOS. Esto es tan emocionante. Os veo dentro de un par de días y empezaremos nuestro viaje.

(Salen todos.)



ACTO II – Escena 1

(Es de noche. Están de camino siguiendo a la estrella.)

EMAÚS. Este no es un viaje cualquiera, amigos míos. Es bastante difícil preparar las cosas para un viaje de mil millas en camello…

MARCOS. Pero tenemos arriba la hermosa estrella brillando para guiarnos.

BENJAMÍN. Estoy muy cansado. ¿Paramos aquí para pasar la noche?

EMAÚS. Sí, buena idea. Hemos estado viajando desde hace dos meses y todavía nos queda un largo camino.

(Desempaquetan sus mantas y las tienden.)

MARCOS. Buenas noches, amigos míos. Debemos alzarnos al rayar el alba para continuar con el viaje.

EMAÚS. Sí, Marcos, durmamos un poco. La mañana está a la vuelta de la esquina.



ACTO II- Escena 2

(Un año después. Los Tres Reyes Magos se levantan después de haber dormido.)

BENJAMÍN. ¡Señores! Es hora de levantarse. Un día menos para nuestro destino final.

MARCOS. Sí y la estrella continúa guiándonos.

EMAÚS. Ahora sabemos con toda seguridad que es una señal de los dioses. Realmente ha sido una estrella milagrosa, la que se nos ha enviado.

BENJAMÍN. Pongámonos de camino. Ya hemos casi completado la parte más larga del viaje.

(Salen todos y continúan su viaje.)



ACTO III – Escena 1
(Los magos están hablando enfrente de la puerta de Herodes. Están cansados pero muy entusiasmados.)

EMAÚS. ¡Por fin estamos en Jerusalén! Anoche estaba tan emocionado que no pude dormir. Me preocupa que la estrella no esté donde solía estar.

MARCOS. ¿Y no os parece extraño que ninguno sepa dónde está el rey recién nacido? Más bien, la gente parece un poco contrariada con la idea de otro rey.

BENJAMÍN. Creo que tendríamos que ir al rey de Israel y preguntarle dónde está el recién nacido rey.

EMAÚS. Si alguien lo sabe, ese debe ser Herodes. Es muy poderoso y ha construido aquí un gran reinado.

MARCOS. Aquí estamos.

(Llaman a la puerta.)

SIRVIENTA. (Abre la puerta y los ve con dificultad). ¿Sí?

EMAÚS. Buscamos el permiso del rey Herodes, señora. Somos magos que hemos viajado desde el lejano Oriente para ver al recién nacido rey.

BENJAMÍN. Hemos seguido una estrella que nos traído hasta aquí. Esperamos que vuestro rey pueda decirnos dónde está.

SIRIVIENTA. Bien, no lo sé. No estoy segura que el rey Herodes sepa de otro rey. No creo que le guste la idea de que otro rey le quite su lugar…

MARCOS. ¡Oh, vaya! ¿No cree vuestra gente en la llegada de un Mesías? Nosotros también queremos honorar a ese rey, le traemos costosos presentes.

SIRVIENTA. Pues no lo sé… Tendré que enviarle un mensaje ahora mismo al rey Herodes.

MARCOS. Gracias, es muy amable.

(La sirvienta los deja afuera y se marcha.)

EMAÚS. Nadie parece muy entusiasmado con la idea de este nuevo rey. No parece que Herodes sea un tipo muy agradable. Quizá no nos tendríamos que haber parado aquí…



ACTO III – Escena 2

(Se abre con la escena después de que Herodes ha escuchado el mensaje de la sirvienta.)

HERODES. (Furioso.) ¿QUÉ? ¿Un nuevo rey? ¡Completamente ridículo! ¿Y quieren ir a honrarle? ¿Y a mí no? ¿Me han traído algún regalo? Yo soy digno de honra y no otro rey…

SIRVIENTA. Lo siento, señor, pero desean hablar con usted ahora mismo.

HERODES. He escuchado algunos rumores similares en la ciudad. Parece que estos (sarcásticamente) “sabios” intentan mover a toda la ciudad con sus vanas palabras.

SIRIVIENTA. ¿Qué debo decirles, señor?

HERODES. Diles que vengan esta noche. Tengo que hacer algunas averiguaciones antes de recibirlos.

SIRVIENTA. Sí, señor.

HERODES. Y reúne a todos los sacerdotes y escribas de la ciudad. ¡Debo encontrar respuestas a varias preguntas antes de esta noche! ¡Todo esto es un ultraje!

SIRIVIENTA. Sí, señor.

(Las luces se apagan. Se vuelven a encender las luces. Los magos están esperando. La sirvienta está hablando con Herodes.)

SIRVIENTA. Ya están aquí los hombres del Oriente, señor.

HERODES. Muy bien, mándalos entrar. Me gustaría estar a solas con ellos.

SIRVIENTA. Sí, señor.

(Se marcha y vuelve a entrar con los magos. Se inclinan delante de Herodes. La sirvienta se marcha.)

EMAÚS. Muchas gracias por recibirnos, rey Herodes.

HERODES. ¿Qué les ha traído a mi gran ciudad?

EMAÚS. Hemos venido a ver al recién nacido rey, el Mesías de su pueblo. ¿Sabéis dónde está?

MARCOS. Nos gustaría adorarle y presentarle nuestros regalos.

HERODES. Ya veo… Bien, mis sacerdotes y escribas me han informado de que el Mesías ha de nacer en Belén. No está muy lejos de aquí. ¿Van a ir a verlo?

MARCOS. ¡Claro que sí! Creemos que va a ser un rey especial.

BENJAMÍN. Muchas gracias por ayudarnos. ¿Cómo podemos agradecérselo?

HERODES. Ha sido un placer. Pero me gustaría pedirles un pequeño favor. Cuando encuentren al Mesías me lo hagan saber para que yo también pueda ir a adorarlo.

EMAÚS. ¡Naturalmente! Es lo mínimo que podemos hacer. No nos gustaría abusar más de su tiempo. Tenemos que ponernos de camino a Belén.

MARCOS. De nuevo, muchas gracias por su ayuda.

(Los magos se van.)

HERODES. (Muy nervioso.) Si encuentro a ese recién nacido rey, yo mismo terminaré con él. En este país sólo hay sitio para un rey y ese soy yo.

(Las luces se apagan alrededor de Herodes. Se muestra cómo los magos se van marchando.)

EMAÚS. La verdad es que parecía muy majo. Y estoy muy contento por la información que nos ha dado. ¡Belén, allá vamos!

MARCOS. Sí, ha sido un viaje muy largo y ya estamos casi llegando a nuestro destino.

BENJAMÍN. ¡Mirad! ¡La estrella! ¡Ha vuelto!

(Los hombres se regocijan; gran alegría.)

EMAÚS. ¡Debemos estar en la dirección correcta! ¡La estrella nos guiará el resto del camino! ¡Alabado sea el Rey de los Judíos!



ACTO IV – Escena 1

(Los magos están en Belén.)

EMAÚS. ¡Mirad! ¡La estrella parece que se posa sobre esa pequeña casa!

MARCOS. Se ha parado y nos muestra exactamente cuál es la casa del nuevo Rey.

BENJAMÍN. ¡Daos prisa! Después de dos años, ya tengo ganas de ver a este importante Rey.

(Golpeando en la puerta. José responde.)

JOSÉ. ¿Puedo ayudarles?

EMAÚS. Señor, hemos venido aquí para honrar al Rey que vive aquí.

JOSÉ. ¿El Rey? Por favor, pasen. ¿Quiénes son ustedes y de dónde vienen?

EMAÚS. Soy Emaús. Estos son mis amigos Marcos y Benjamín. Somos astrónomos del Oriente. La estrella que está brillando sobre su casa nos ha guiado durante todo el camino hasta aquí. Ha sido un viaje muy largo.

JOSÉ. Nos sentimos muy honrados de tenerlos a todos en nuestra humilde casa.

(María entra y se sorprende de ver a los extraños.)

MARÍA. Perdonen. No sabía que teníamos huéspedes.

JOSÉ. María, estos hombres han viajado miles de kilómetros desde el Oriente para honrar a nuestro hijo.

MARCOS. Sí, y hemos traído bonitos y costosos regalos para Él.

MARÍA. Todavía es un niño muy pequeño, pero el ángel me dijo que Él era el Prometido y ustedes son muy inteligentes de haber seguido la estrella hasta su casa.

JOSÉ. Por aquí está el niño. Se llama Jesús.

(Los tres reyes magos, susurrando su nombre, se inclinan de rodillas en reverencia y lo honran. Luego, toman sus regalos uno a uno para dárselos. Música de fondo durante esa parte de la escena.)



ACTO IV – Escena 2

EMAÚS. ¡Qué viaje tan excitante! ¡Hemos sido guiados por una estrella hasta el hogar de un Rey! ¡Es como un sueño!

MARCOS. Verdaderamente ha sido un milagro. Sólo desearía que Claudus lo hubiera creído también.

BENJAMÍN. Es una pena que no viniera con nosotros. Él no se lo creía… Es… Es una pena.

EMAÚS. Tengo la impresión de que muchos no van a comprender a este Rey. Hay algo diferente en este niño. ¿Os disteis cuenta?

MARCOS. Sí. ¡Era como estar en la misma presencia de Dios! No podía hacer otra cosa que adorarle.

BENJAMÍN. Quedamos en que informaríamos al Rey Herodes sobre todo, pero no estoy muy seguro…

EMAÚS. No podemos hacerlo. Un ángel me habló anoche mientras dormía y me avisó de que el Rey Herodes quería hacerle daño a este nuevo Rey. Aunque, no me cae de nuevas…

MARCOS. Entonces, todo está dicho. ¡Viajaremos a casa por otra ruta!

EMAÚS. ¿Sabéis? Realmente no importa el camino que cojamos de vuelta. Pienso que nuestras vidas han sido tocadas para siempre después de haber estado en la presencia del Rey. ¡Qué honrados hemos sido de haber visto al Mesías en persona! ¡Debemos decirle a todo el mundo las buenas nuevas!

(Los magos salen muy contentos.)


© Tracy Sue Gimpel, todos los derechos reservados.

El viaje de los Reyes Magos

10 Minutos y 10 Personajes + Extras. Comitiva de los Reyes Magos para conocer al Salvador. Está escrita como poesía.

EL VIAJE DE LOS REYES MAGOS

José Rogelio Fernández Lozano

INTRODUCCIÓN

(Esta representación está pensada para que sea hecha por niños comprendidos entre 8 y 12 años. Lo que no es obstáculo para que la puedan hacer los de mayor o menor edad. En Teatro Leído, también cumplirá mí deseo de acercarnos más a las figuras de los Reyes Magos.)

(La escenificación se desarrolla en tres lugares distintos: En los palacios de cada uno de los Reyes; en un oasis del desierto y en el Portal de Belén.)

(El primer decorado puede ser compartido por los tres Reyes, con juego de luces y sombras y con tules portados por los niños auxiliares. Se usarán también los tules para aparentar distintos tiempos y lugares.)

(El vestuario de Reyes y pajes debe ser suntuoso. El de los Ángeles Narradores y Auxiliares de los tules, sencillo pero elegante, así como el de la Virgen y San José.)

(Una gran estrella movible, portada por un niño auxiliar, dominará el fondo del escenario.)

(Los niños auxiliares colocarán también los distintos elementos del decorado que se requieran: almohadones, palmera, regalos, de las distintas escenas.)

(La música de fondo ayudará a los cambios de escena y completará el ambiente navideño que se desea crear. Las luces que producirán el día, la tarde o la noche, meterán al espectador en el mundo maravilloso de la ilusión.)

El autor



PERSONAJES

Ángel Narrador
Ángel Narradora
Rey Melchor
Paje 1
Rey Gaspar
Paje 2
Rey Baltasar
Paje 3
San José
Virgen María
Ocho auxiliares: 6 para los tules, 1 para la palmera, 1 portaestrella



PRESENTACIÓN

(Los narradores, vestidos de ángeles, se situarán a ambos lados del escenario y elevados sobre el suelo. Los tules, en línea, simularán el fondo. Música al correrse el telón).

NARRADOR.
Aunque soy un angelito,
voy a hacer de narrador,
y si les diera algún grito
es para que oigan mejor.

NARRADORA.
Vamos a contar la historia
de los tres Magos de Oriente,
si me falla la memoria
¿me apuntarás de repente?

(Música de fondo)

NARRADOR.
Ahora a Melchor verán,
creo que prepara un viaje

NARRADORA.
con las toses que le dan
y está haciendo el equipaje.

(Música de fondo. Melchor entra tosiendo por derecha, los tules lo encuadran).


EN CASA DEL REY MELCHOR

MELCHOR.
Este resfriado que tengo,
que no paro de moquear,
ya no sé sí voy o vengo,
o me tengo que acostar.

Me llamo Melchor el Mago,
y vivo aquí, en Oriente,
no sé muy bien lo que hago,
pero soy muy obediente.

Debo marchar a Belén
con mis gentes y camellos,
con otros magos también
a ver si diera con ellos.

(Entra la Estrella por derecha portada por un niño auxiliar seguida del PAJE 1.)

PAJE 1.
Mi señor, todo está listo,
ha aparecido la Estrella.
Es la mejor que haya visto,
es muy hermosa, ¡qué bella!

MELCHOR.
¿Has echado alguna manta,
cataplasmas y edredón?
Este resfriado me espanta,

PAJE 1.
Emprenderemos camino
por la ruta del desierto,
las monedas de oro fino
no se olvide, se lo advierto.

MELCHOR.
A mi edad pongo ilusión
en emprender este viaje.
Lo hago de corazón.
Voy a cambiarme de traje.
¡A Belén! ¡A Occidente!
¡A perseguir esa Estrella!
Cuando vaya por Poniente,
sabré seguro que es ella.

(Sale la Estrella seguida de Melchor, estornudando, y del Paje 1 por izquierda. Música de fondo. Entra Gaspar por derecha, quejándose y cojeando. Los tules lo encuadran).

NARRADOR.
Ese que tanto se queja
es el Rey Mago GASPAR.

NARRADORA.
Podéis estirar la oreja,
que le vamos a escuchar.

(La Estrella aparece por derecha).


EN CASA DEL REY GASPAR

GASPAR.
El reumatismo me da,
el invierno ha llegado.
Esa Estrella viene y va
llevándonos un recado.

Es artrosis, es artritis,
es lo uno, es lo otro.
Puede ser apendicitis.
¡Tener que montar en potro!

(Entra Paje 2 por derecha).

PAJE 2.
Está todo prevenido.
El equipaje cargado.
El lucero ya ha venido,
y el incienso preparado.

GASPAR.
Gaspar el Mago me llaman
por mi poder y riqueza,
y mis súbditos me aman:
los saqué de la pobreza.

Este viaje hacia Belén
me ha llenado de alegría,
los dolores `no me den,
qué sí no, me quedaría.

PAJE 2.
Mí señor, ¡perded cuidado l
ya preparé una untura,
con pomada os he dado
para salir con premura.

GASPAR.
Conviene que preparemos
mejunjes y pomadillas,
porque, si no, ya veremos,
usaré las zapatillas.

¡Que resuenen los clarínes!
¡En marcha los camelleros!
¡A Belén en los confines!
¡Hay que llegar los primeros!

(Sale la Estrella, seguida de Gaspar, dolorido, y del Paje 2 por izquierda. Música de fondo).

NARRADOR.
En su palacio, su casa,
Baltasar está molesto
por no sé qué que le pasa,
oigamos qué dice de esto.

(Entra Baltasar, tocándose la cabeza, por la derecha. Los tules le encuadran).


EN CASA DEL REY BALTASAR

BALTASAR.
Cuarenta años seguidos
que me duele la cabeza.
Tengo los sesos ya idos,
el viaje me da pereza .

Baltasar el gran Rey Mago
me dicen en mi nación.
Y esta aventura la hago
con sorpresa y emoción.

(Entra la Estrella y Paje 3 por derecha).

PAJE 3.
Que fue ayer cuando vino
esta conductora Estrella.
Nos va a indicar el camino.
¡Hay que ver cómo destella!

BALTASAR. ¿Fuiste a la perfumería?

PAJE 3. De allí vengo, mi señor.

BALTASAR. ¿La mirra tú comprarías?

PAJE 3. De calidad no hay mejor.

BALTASAR.
Echa también una toalla
para paños de agua fría.
Sí la cabeza me falla,
como turbante se lía.

La Estrella han avistado
otros magos del Oriente.
Prepararé el visado,
partiré con el relente.

¡Dad las órdenes precisas!
¡Los caballos! ¡La trompeta!
Que ya nos comen las prisas
por seguir ese cometa.

Es esto algo divino,
que una Estrella, en su vuelo,
nos enseñe el camino.
¡Es grande el poder del Cielo!

(Sale la Estrella seguida de Baltasar, con dolor de cabeza, y Paje 3 por izquierda. Música de fondo. Los auxiliares colocan los tules. Otro trae una palmera simulando un oasis).



EN EL OASIS

NARRADOR.
Han andado muchos días
por caminos polvorientos
persiguiendo a la Estrella.
Tienen que venir sedientos

NARRADORA.
A este tranquilo oasis
puede que lleguen los tres.
Otea con la mirada
y avísanos si nos ves

NARRADOR.
¡Oh, ya llegan!
¡Oh, que vienen!
Cada uno por su lado.

Lo más seguro es que tienen
el sitio apalabrado.

(Música de fondo. Entran Melchor y Baltasar por derecha y Gaspar por izquierda. Van seguidos de sus pajes, que portan unos almohadones).

MELCHOR. Soy MELCHOR.

GASPAR. Y yo, GASPAR. Hagamos presentaciones.

BALTASAR.
Yo me llamo BALTASAR.
Y estas son mis intenciones.
Sentaos aquí primero.

Iniciaré una historia.
Y su atención les requiero,
que me la sé de memoria.

(Entra la Estrella por derecha y sale por. izquierda).

MELCHOR. ¡Esa Estrella!

GASPAR.
¡Blanca Estrella!
Allá en el firmamento...'

BALTASAR.
Quisiera hablaros de ella.
Apareció de momento...

MELCHOR.
Yo contemplaba la luna,
llegándome un resplandor.
No apareció más que una.
Era la luz del amor.

GASPAR.
A mí me dio un arrechús
al entender que decía
algo de un Niño, Jesús,
y de una Virgen, María...

MELCHOR.
de una burra y de José,
de un portal en la Judea.

BALTASAR.
de un buey. Ya me lo sé,
no hace falta que lo vea.

(Aparece de nuevo la Estrella por la derecha)

MELCHOR. Está de nuevo llegando.

GASPAR. Ahora se para, espera.

BALTASAR.
Pues continuemos hablando
debajo de la palmera.

MELCHOR.
Será ese Niño, al fin,
Dios y hombre a la vez.
Su Estrella, desde el confín,
nos ha enseñado quien es.

(Se sientan en los almohadones que han colocado los pajes debajo de la palmera).

GASPAR.
El día aquí pasaremos
nuestras fuerzas reponiendo,
descansados partiremos,
que nos estamos durmiendo.

BALTASAR.
Mañana, al atardecer,
nos tendremos que marchar,
y al Niño Dios ofrecer
los presentes., y adorar.

(Música de fondo. Simulan que duermen. Se oscurece la escena y salen todos. Se ilumina la escena. Los tules enmarcan el Portal. Entran por derecha la Virgen, con el Niño en brazos, y San José; a continuación, la Estrella y la Palmera, que se colocarán junto al Portal).


ANTE EL PORTAL

NARRADOR.
El veinticinco nació,
cumpliendo la profecía,
la Estrella se apareció
sobre el Portal de María.

NARRADORA.
¡Qué lujo! ¡Qué esplendor!
¡Qué vistosos los ropajes!
¡La estrella, qué resplandor!
¡Qué elegantes van los pajes!

NARRADOR.
Todo eso por un Niño,
que en un pesebre ha nacido
y no en pañales de armiño.
¡Tan pobre! ¡Tan desvalido!

NARRADOR.
Algo tiene que tener
por encima de las leyes
para venir a ofrecer
su amor a pastores y reyes

(Música de fondo entran los reyes por derecha con su cortejo. Los pajes portan regalos y se sitúan todos junto al Portal)

José.
Habéis de lejos venido
a postraros a sus pies.
La Estrella os ha traído
porque supisteis quien es.

MELCHOR. Esta mirra, como hombre.

BALTASAR. Pues como rey, este oro.

GASPAR. Y ahora, en mi nombre, incienso al Dios que adoro.

José.
Mirra, oro e incienso
son regalos para un Dios,
un gracias es poco,
pienso, tenemos que daros dos.

María.
Quiero decir, de momento,
que también os felicito.
Mi Niño está muy contento
y se ha chupado un dedito.

El Niño, Jesús de nombre,
duerme un sueño profundo.
En cuanto se haga hombre
será el Salvador del mundo

(Los reyes se levantan, adelantándose al público, acompañados de sus pajes).

BALTASAR.
¡Oh, qué Niño más gracioso!
¡Qué sonrisa nos ha echado!
¡Es un chavalín hermoso!
¡Creo que nos ha soplado!

MELCHOR.
Es su espíritu, que aquí
en el rostro me ha dado,
y que, penetrando en mí,
el resfriado me ha curado.

GASPAR.
El reuma se fue con tino.
Salto y brinco sin temor.
¡Será el vaho divino!
¡No tengo ningún dolor!

BALTASAR.
¡No me duele la cabeza!
¡No tengo la cefalea!
¡Ahora veo la belleza
de lo que aquí me rodea!


MELCHOR.
Nosotros, con gran poder,
riqueza y sabiduría,
no hemos sabido entender
que la fe nos sanaría.

GASPAR.
Estos apreciados dones,
estos regalos del Cielo,
abren nuestros corazones...

BALTASAR. Como descorrer un velo.

GASPAR.
Con oro y piedras preciosas,
de nuestros palacios llenos ...

MELCHOR.
Compraremos muchas cosas
a los niños, que son buenos.

(Reyes y pajes se dirigen de nuevo al Portal y adoran al Niño. Música de fondo).

NARRADOR.
Dos mil años han pasado
del hecho aquí referido.
¡La Navidad ha llegado!
¡Seis de enero, bienvenido!

NARRADORA.
Un mensaje me han dado
prestadme mucha atención
como del cielo enviado.
¡Jamás perdáis la ilusión!

(Música de fondo mientras, lentamente, se corre el telón)

Los tres nuevos magos

15 Minutos y 19 Personajes. Unos jóvenes estudiantes se burlan de otros compañeros suyos por ser cristianos. Los primeros acuden al programa de Navidad y sus corazones serán tocados por el niñito de Belén.


LOS TRES NUEVOS MAGOS
Allen Bedia

PERSONAJES

NARRADOR
HEIDY
ERNEST
ROBERT
DAVID
LILY
ELÍSABET
MARÍA
JOSÉ
VOCERO
POSADERO
POSADERA
PASTOR 1
PASTOR 2
PASTOR 3
MAGO 1
MAGO 2
MAGO 3
PASTOR

ESCENA I

NARRADOR. Llegó el mes doce, con aires fríos caen las hojas del calendario, se desempolvan viejos árboles y sus luces anuncian la Navidad. Es aire de fin de semestre, sobrevuelan ideas diversas en esta universidad, procedentes de la facultad de ingenierías, humanidades, medicina. Olor a conocimientos y sed de ciencia, espacios del saber, orgullos personales invaden el ambiente. Con ademanes de científicos y toque de dioses conversan sus estudiantes sobre la cuarta estación.

(Abre el telón, aparecen en escena tres muchachos conversando en un banco y dos en otro.)

HEIDY. ¡Qué rico este tiempo de Navidad! Es lo mejor que hay para dormir y vaguear a la n potencia. (Se estira.) Tal vez estrenarse un vestido de los largos o darle durísimo a las comidas de la abuela.

ERNEST. Estas mujeres siempre están pa’ lo mismo: la dormidera y sus vestimentas. Pa´ mí la Navidad es la misma onda de siempre, lo único que me gusta de ellas son los feriados y los fietucones que meten en la calle.

ROBERT. Para mí son muy importantes porque nació Dios en un pesebre (irónicamente). (Comentarios de sus amigos.) ¡Ja, ja, ja! Era un chiste family… ¿Tú crees que un tipo como yo no sabe de cuentecitos? Eso na ma´ que se lo tragan los christian brothers. Yo en Navidad aprovecho para vaciar mis botellitas de la buena curda y así me caliento el alma ¡ja, ja, ja!

ERNEST. Oye, hablando de cuentos y navidades… Mira quiénes están allí: los Christian brothers, vamos a trajinarlos que ellos se creen que son los únicos que saben de religión y esos inventos. Yo les voy a demostrar que soy un monstruo en los eventos del pasado.
¡Ey, muchachos! ¿No nos van a felicitar por la navidad? Andaba uno de los magos preguntando por ustedes para ver dónde se cogen los bicitaxis a Belén.

(Los cristianos se dirigen hacia ellos y los saludan.)

DAVID. (Ignorando el chiste.) Pues sí, todo bien, disfrutando la bendición de la Navidad.

ROBERT. Socio, de eso estábamos hablando, nosotros sí sabemos lo que es la Navidad: fiesta, comida y adornos tocaos.

HEIDY. Sí y dicen que en las iglesias meten programas que ni en el teatro nacional…

LILY. De verdad que es un mes de alegría, adornos y celebración pero ¿sabes a qué se debe todo esto?

ERNEST. Sííííí, claro, nació el nene Jesús… ¡Ja, ja, ja! Esto es más cómico que una tanda de cosquillas. ¿De verdad que tú estando en la universidad crees en eso?

LILY. Pero claro, la salvación de este mundo vino a habitar entre nosotros para dar cumplimiento al mejor proyecto que jamás se haya planeado sobre este universo.

ROBERT. ¿Quieren un traguito?

CRISTIANOS. No, gracias.

HEIDY. Ahora sí no entiendo, ¿ustedes no celebran? (Con mirada de malicia.)

LILY. Sí y de hecho queremos invitarles al culto del 25, tenemos preparado algo especial. Bueno, debemos seguir. Adiós.

ROBERT. (Burlándose de Lily.) Queremos invitarlos al culto especial... ¡Qué loca es! Yo sí que no me trago eso.

ERNEST. Mira, tengo una idea: vamos a ir y de vez en cuando, le tiramos un chistecito a los “hermanitos”… Además, Robert, yo no sé qué tendrá la iglesia pero como hay chicas lindas…

HEIDY. Yo me voy a leer bien el cuento de los magos y todo eso para que no se me hagan los más pillos y los que más saben. Y sí voy; para ver si meten la pata en algo… ¡Ja! ¿Te imaginas cómo me voy a reír?



ESCENA 2

NARRADOR. Esta vez la estrella de Navidad se levantó bien alto y resplandeció sobre el smog de la convulsa ciudad. Otra vez su luz volvería a ser guía pero no de sabios magos sino de ignorantes almas perdidas que vagan hacia una eternidad de muerte. Tal vez su última oportunidad de vida estaría en esta humilde iglesia, pesebre de miles de almas que nacieron tras encontrar a su Salvador, entendiendo que HAY VIDA EN JESÚS.

(Aparecen Elísabet y María conversando. Los muchachos de la escena 1 se sientan en la congregación como parte del público.)

ELÍSABET. Pero, cuéntame prima, ¿qué fue lo que te sucedió?

MARÍA. Estaba yo en mi cuarto cuando de pronto una luz invadió el lugar, por encima de esa gloria vi la imagen de un ángel, por nada me desmayo del miedo hasta que con voz fuerte pero tierna me dijo: “No tengas miedo que traigo para ti la mejor noticia que una mujer pueda recibir, darás a luz un hijo, engendro del E. Santo y le llamarás Emanuel, Dios con nosotros, porque Él ha de traer la luz de este mundo. Será grande y llamado Hijo del altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David y su reino no tendrá fin”.

ELÍSABET. Bendita eres, mujer, por haberte escogido Dios pero, ¿qué ha dicho José de todo esto? ¿Te ha abandonado?

MARÍA. Bueno, no creas, al principio medio que se asustó pero luego le apareció un ángel en sueños y ya tiene la carpintería casi cerrada pues sólo habla de eso.

(Se apagan las luces sin cerrar el telón, voz en off.)

VOCERO. ¡Ey! A todos los ciudadanos: por orden de Augusto César, todos deben ir a su ciudad de origen para ser empadronados. Duro será el castigo para quien no se presente en la fecha fijada.

(Aparecen en escena María y José.)

JOSÉ. Tuve que parquear el burro porque ya no puede más con sus patas y yo estoy peor que él. No hay lugar donde dormir en esta ciudad. Llamemos en esta posada que tal vez encontremos un buen lugar donde puedas descansar, María. (La abraza.)
Buenas noches, la paz sea con ustedes.

POSADERO. Sí, pero no será con ustedes si despiertan a uno de mis hospedados (con cierta mala forma.) ¿Qué quieren ustedes a estas horas de la noche, forasteros?

JOSÉ. Necesito un lugar donde mi esposa y yo podamos dormir, temo que pueda dar a luz esta misma noche.

POSADERO. Lo siento pero aquí ya no cabe ni una cucaracha así que no los demoramos más, buenas noches…

MARÍA. Señor, estamos muy cansados y no tenemos a donde ir.

POSADERA. Anda pipo, vamos a dejarle entrar aunque sea en el pesebre.

POSADERO. ¡Hum! Bueno, está bien, pero al primer bramido extraño de mi vaca van para afuera sin misericordia…

JOSÉ. Muchas gracias, señor.

MARÍA. ¡Ay! Creo que está por nacer el nene… Sí…

(Se pagan las luces, fondo tenue, llanto de niño. Aparecen los pastores. Prender dos luces.)

PASTOR 1. Buenas noches….

PASTOR 2. Yo con este olor a ovejas no hubiera venido pero ese gran coro de ángeles ha encendido una pasión en mi corazón que no he podido apagar.

PASTOR 3. Yo creo que no hay nadie sino vacas y ovejas… ¡Buenas nocheeeeees!

JOSÉ. La paz sea con ustedes.

PASTOR 1. Gloria a Dios, sabía que le encontraríamos. Estábamos cuidando las ovejas cuando apareció un ángel a darnos las Buenas Nuevas. Tal fue el susto que no he recobrado el color…

PASTOR 2. Apareció el mejor coro de todo el universo y su música hacía vibrar. Una multitud en las huestes celestiales decía: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”

PASTOR 3. Recibe Jesús, toda nuestra adoración.

(Se arrodillan, se apagan las luces, luz roja. Aparecen desde el fondo los magos.)

MAGO 1. En este momento es cuando más extraño yo a mi camello Palmiche.

MAGO 2. Yo prefiero ir a pie que porque las jorobas me tienen la columna maltratada.

MAGO 3. Yo nada más pienso en la cara que pondrá ese muchacho cuando vea el regalo.

MAGO 1. Será la cara de José porque ni siquiera sabemos si el niño habrá abierto los ojos.

MAGO 2. Miren ya la estrella, tiene la punta en mi cabeza.

MAGO 3. Pues debe ser aquí.

MAGO 1. Lo sabíaaaaa, encontré el mayor tesoro de mi vida. Toma mi rey, recibe este oro como símbolo de tu eterna y gloriosa realeza.

MAGO 2. Toma este incienso.

MAGO 3. Mirra.

MARÍA. Mi alma alaba al Señor por este día en que el Verbo se hizo carne y llegó para habitar entre nosotros y vemos su gloria, llena de gracia y verdad, salvación y vida sobre este oscuro mundo. Vengan todos, abiertas están las puertas de este humilde lugar para adorar a mi hijo y mi Rey, mi paz, mi luz y mi Salvación.

(Todo el escenario se arrodilla con las manos en alto… Se cierra el telón. Por delante del telón aparece el pastor de la iglesia.)

PASTOR. Ha sido bueno vivir entre nosotros este pedazo de historia, pero no es de pasado que quiero hablar, sino de presente. Navidad significa nacimiento, bienvenida de salvación; se trata de nosotros que aun siendo viejos podemos volver a nacer en el Espíritu. Por nosotros dejó Jesús su reino de inmensa majestad y gloria para vivir entre nosotros, sufrir el castigo de toda la humanidad; él fue molido por nuestras transgresiones y lejos de bajarse de la cruz, prefirió morir por nosotros antes que vivir sin nosotros. De los muertos se levantó y él vive. Es el acceso directo a Dios, camino al Padre con sólo una decisión: aceptarlo como tu único Señor y Salvador.



ESCENA 3

NARRADOR. Hay mensajes que llegan y golpean el corazón de los hombres, taladran sus sentimientos y quebrantan orgullos. ¿Cómo resistirse a aceptar el plan de Dios? El fuego del Espíritu tocó corazones de piedra y sus primeros síntomas de convertidos en carne fueron escuchados en el mismo lugar que antes fue testigo de burlas, murmuraciones y engañosas palabras.

HEIDY. Lily, David tenía gana de verlos para conversar con ustedes. Me pareció bastante interesante el cuento de Navidad y hasta quisiera saber más de ese niño. ¿Qué hizo tan importante que a pesar de haber pasado (?) años aún se celebra ese nacimiento y los años se cuentan a partir de él, como una huella imborrable de su paso por la tierra?

ERNEST. ¿No oíste tú que fue Rey de los judíos? Supongo que en su vida tuvo más dinero que Bill Gates, carruaje del año y tremendos vestidos.

ROBERT. ¡Pero qué ignorante eres! Ahí es donde empieza el dilema, que nadie se cree que un Rey nacería en un pesebre, que una estrella guiaría a magos muchos kilómetros y que un niño de meses es la salvación del mundo.

(Interrumpe David.)

DAVID. Basta ya de dilemas y les explico todo. Durante muchos años esperó Israel la redención de su pueblo. Muchos esperaron un rey político que gobernara en el ámbito social y tuviera riquezas, como piensa Ernest, pero no fue así, sino que dejó el trono celestial de Dios para venir a nacer en la mayor humillación. Hasta los animales tienen lugar seguro donde dormir pero Jesús nació en un pesebre.

LILY. Una estrella fue guía de los magos porque a Jesús está sujeta toda creación y su luz alumbra a todo hombre. Su vida entera fue de servicio a la humanidad, vivió entre pobres, ciegos, leprosos y desamparados, vino al rescate de todos pero muchos no lo recibieron sino que pagaron con odio su profundo amor y le llevaron a la cruz.

HEIDY. Entiendo que fue un gran hombre pero otros muchos han vivido entre pobres e incluso han muerto por su nación y sólo se le recuerda en algún que otro libro de historia. ¿Por qué impactó tanto Jesús?

DAVID. Por el hecho de que nosotros somos los culpables de su crucifixión y él aún nos ama. Es el camino a Dios.

ERNEST. Eso sí no lo puedo entender, ¿qué tengo que ver yo en la muerte de “ese”? Yo no soy ningún asesino.

DAVID. Sí, lo matamos nosotros por nuestros pecados pero Él lo hizo por amor a ti y ¿sabes qué? La historia no acaba ahí pues Él se levantó de los muertos y reina por los siglos de los siglos, y lo más importante, te quiere perdonar.

HEIDY. ¿Qué se supone que debemos hacer en este día para que nos perdone?

ERNEST. Pues regalar a los niños pobres ropa y darles de comer.

LILY. Sí, eso sería muy bueno pero Dios lo que quiere es que le entregues tu corazón, arrepintiéndote de tu vida llena de errores y pidiéndole que ponga la estrella en tu camino para que su luz te guíe a la morada celestial.

HEIDY. Sería bueno yo poder conocerle y como hicieron esos magos decir: “Jesús, te entrego mi corazón para que lo transformes”.

ROBERT. Dios, yo también te entrego mi vida pues yo sé que Tú podrás conducirla mejor que lo que yo pueda hacer por mi propias fuerzas.

ERNEST. ¡Qué confusión la mía! Pensé que la alegría estaba en fiestas, bebidas y dinero. Jesús, toma todo mi ser y haz de mí un siervo útil.

NARRADOR. Tres nuevos reyes magos entregaron hoy sus regalos, y con el mayor agrado los recibió su Salvador. Hoy es día de nacimiento, de empezar a vivir, de sentir el gozo de la Navidad y exaltar al creador. Día de agradecer a aquel que vino a nacer en Belén pero también en nuestro ser. Toda alma alabe a Dios y gritemos a una voz.
(Todos los que están en la plataforma) ¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!

¿Qué signfica la Navidad?

15 Minutos y 13 Personajes + Extras. Versión moderna del nacimiento de Jesús.

¿QUÉ SIGNIFICA LA NAVIDAD?
Jorge Ritter

PERSONAJES

RELATOR
JOSÉ
MARÍA
DUEÑA
ANCIANO
PEÓN 1
PEÓN 2
PEÓN 3
ÁNGEL
PRESIDENTE
ASTRÓNOMO
EVANGELISTA
EMPRESARIO



RELATOR. Navidad significa que la palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros. Navidad significa que Emanuel ha venido, que el pueblo andaba en tinieblas. Significa que nuestro pasado con sus fracasos puede ser borrado por su sacrificio de su cruz, y que podemos llegar a ser miembros de la familia de Dios, heredero de Dios y ciudadanos del cielo.

Navidad Significa que Dios llega en medio de la noche de nuestros sufrimientos y penas diciendo: “Estaré contigo; déjame compartir tus cargas”. Dios vino a un mundo en el que había problemas muy similares a los que enfrentamos. A menudo imaginamos que el mundo al que vino Jesús no era complicado y que sus problemas no eran complejos. Pero los historiadores nos dicen otra cosa. Nos dicen que Jesús vino a un mundo muy perturbado. La gente enfrenta las complejidades de la vida con dificultad. Se sentían quebrantados por el desgaste, se suicidaban, buscaban formas de escapar de los problemas que los tenían perplejos. El crimen iba en aumento y el Medio Oriente estaba bajo la bota de Roma. En pleno centro de este mundo vino Jesucristo.

Siempre imaginamos el nacimiento de Jesús como nos dice la Biblia. Pero esta noche haremos algo distinto, echaremos a volar nuestra imaginación. Jesús nacerá esta noche. Los invito a imaginar a cada uno; seguramente todos lo haremos de forma distinta ya que no todos tenemos la misma forma de pensar e imaginar. ¿Cómo lo imaginan al nacimiento de Jesús? Ahora a soñar despiertos.

Bueno, yo los imagino a José y María como una pareja joven y sin mayores problemas. A ella la veo joven y bonita dentro de su sencillez, pareciendo fuerte dentro de su aspecto humilde. La imagino como si algo la sostuviera interiormente, como si olas incomodidades no existieran para ella. A José como un joven trabajador y capaz. Lo imagino de buena contextura física, hasta se podría decir que su rostro era bello, una persona de escasos recursos, con ropa sencilla y algo gastada. Llegan a una gran ciudad. Esa mañana, en un ómnibus desde el interior, luego de muchas horas de un viaje cansado llegaron, muy agotados, aunque interiormente estaban rebosantes, pues esperaban un hijo, alguien especial y único, del cual la gente hablaría por siglos. Llegaron en busca de trabajo, como tantas personas que hoy buscan nuevos horizontes, tal como nuestros inmigrantes lo hicieron décadas atrás.



PRIMER ACTO

MARÍA. José, estoy cansada, quisiera recostarme.

JOSÉ. Ya sé que estás cansada, buscaremos una pensión, pues no nos podemos dar el lujo de un hotel.

MARÍA. No importa dónde, pero siempre que estemos juntos, José.

RELATOR. Gente viene, gente va, todos apurados, sin prestar atención a esa pareja de aspecto humilde. Luego de caminar un buen rato, llegan a una pensión, donde lo atiende una señora que tiene cara poco amigable.

JOSÉ. Buenos días señora, perdone la molestia, buscamos una habitación para pasar el día y la noche.

DUEÑA. Lo siento, pero no hay habitación libre, pues estamos en plena época de turismo. Bueno, ahora tengo que seguir trabajando, así que...

JOSÉ. ¿Nos podría indicar otra pensión?

DUEÑA. Hay una a cinco cuadras.

RELATOR. Hasta el anochecer estuvieron buscando albergue, pero todo era en vano todos estaban completos. Llegaron hasta una plaza y se sentaron en un banco. Agotados ven la gente pasar. De entre los peatones ven venir a un anciano, con su caminar lento, José se anima y preguntó al anciano.

JOSÉ. Perdón, buen señor, ¿me podría indicar un lugar donde pasar la noche? Mi esposa necesita descansar en su estado.

ANCIANO. Lo comprendo joven, yo también pase lo mismo en mis años de juventud. Lo podría invitar a mi habitación pero es tan pequeña. Pero sé de un lugar donde podrán pasar la noche sin gastar nada.

JOSÉ. ¿Me lo podría indicar?

ANCIANO. Por supuesto, joven. Queda en las afueras de la ciudad. Son unas casitas abandonadas. Aquí tiene la dirección y un poco de dinero para el remis.

MARÍA. Gracias, buen hombre. Dios lo bendiga.

ANCIANO. A usted, Señora.

RELATOR. Luego de viajar un rato, el remis se detiene en una gran villa, pobre, abandonada para construir un complejo habitacional. José toma al azar una casita. Les da igual una u otra, pues todas están en un estado deplorable. Llegan a su interior. María toma unas ramas y se pone a limpiar la pared y el piso. José busca a su alrededor una caja o algo por el estilo que podrá servir de cuna, pues María tuvo los primeros dolores de parto. Le pone algo de pasto en la caja y arriba pone un pañal. Ahora sólo tendrán que esperar.



SEGUNDO ACTO

RELATOR. Ya es plena noche, en otro lugar, no muy lejos de donde se encuentran María y José. Tres peones están sentados alrededor de una fogata, están charlando y tomando un terere. Están cuidando el ganado, últimamente rondan los cuatreros a orillas del Paraná, hay que tener cuidado. De repente una luz brilla, una estrella distinta, uno de ellos dice:

PEÓN 1. ¡Una estrella!

PEÓN 2. No, no es un cometa, es el cometa Haley.

PEÓN 3. No, es un Ovni (Aparece el Ángel.)

ÁNGEL. Soy el mensajero de Dios y les traigo un mensaje. Ha nacido el Salvador, el hijo de Dios, aquel que salvará al mundo del peligro y el pecado. Ha nacido aquél que muchas personas no pensaban que nacería. ¡Vayan y cuídenlo!

RELATOR. Y así el ángel desapareció. Los peones, no salían de su asombro. Cuando llegaron encontraron al niño envuelto en pañales y a su madre recostada a su lado. En sus rostros se notaba una gran alegría.



TERCER ACTO

RELATOR. En otra parte del país tres hombres decidían seguir la luminosidad de la gran estrella. Uno de ellos era un Astrónomo, otro un evangelista y el último un empresario. El Astrónomo que había leído leyendas de los ancianos que comentaban mucho últimamente que iba a nacer un niño pródigo, un niño muy especial, un niño único, y que una gran estrella les iba a mostrar el camino para encontrarlo. Primero creyó que la leyenda era cuento de viejos, luego cuando apareció la estrella inmediatamente la asoció a la leyenda.
Pero antes de partir, el presidente los llamó y les dijo:

PRESIDENTE. Vayan y avísenme donde se encuentra el niño, pues es mi deber cuidarlo.

RELATOR. Los tres partieron, mientras el presidente pensaba que ese niño no debía interponerse en sus planes ahora que tenía el poder sobre el pueblo. Estos tontos le dirían dónde está el niño. ¡Él deseaba matarlo!

Luego de varias horas de viaje siguiendo la estrella, llegaron donde estaba el niño, lo vieron, también a sus padres y a los peones.

ASTRÓNOMO. Nació tan pobre siendo tan rico…

EVANGELISTA. Tiene frío y es el sol.

EMPRESARIO. Tiene hambre y es el pan.

(Canción “La noche de los pobres” por un grupo de ángeles.)

RELATOR. Sí. Encontramos a Jesús, pero no para hacerles daño sino para dejarlo entrar en nuestro corazón, busquémosle y aceptémosle para siempre.
Algunos de nosotros podemos imaginar que así sería el nacimiento de Jesús hoy, otros lo harán de otra forma… Tal vez en esta época navideña, muchas personas se sientan solas, sientan que la vida es una carga, que sus ilusiones y el entusiasmo desaparecieron. A ellas les pedimos que tengan fe y confianza en Dios, el Padre.
Nosotros sabemos que en medio de todo esto que sucede a nuestro alrededor, la paz de Cristo llega hasta nosotros, en las alegrías de esta feliz época navideña, donde nuestra fe y confianza en Dios se renuevan.
Recibamos a Cristo resucitado en nuestros corazones ahora mismo y tendremos el don de la eternidad que es el verdadero significado de la navidad.